Orlando
Orlando es obediente. "No te desvanezcas, no te marchites, no envejezcas", le dice una Reina Isabel, interpretada por el escritor Quentin Crisp, y así hará, obedecerá a su reina dando inicio a un viaje de casi 400 años por la historia de Inglaterra. Un viaje en el que Orlando entrará en contacto con todos los grandes hechos de la vida (el amor, la muerte,...) y llegará hasta cambiar de sexo convirtiéndose, a mitad de su camino, en una mujer. Pese a ese cambio, Orlando seguirá siendo la misma persona, la misma intención y propósito en el tiempo, si bien sufrirá los inconvenientes de ser mujer en la machista y paternalista sociedad británica, y este es a mi entender el principal encanto de la historia narrada por maestría por la escritora Virginia Woolf: la ausencia de diferencia en lo esencial, la superficialidad que supone la diferenciación entre hombre y mujer y, como consecuencia de ésto, lo absurdo de hacer diferencias entre los seres humanos según su sexo. La dir...