sábado, diciembre 29, 2007
Seguramente, el declive de Wim Wenders comienza con esta suerte de futurista de road movie en el que todos los personajes se persiguen los unos a los otros hasta encontrarse en el final del mundo, las tierras interiores de la australia aborigen.
Demasiado larga, demasiado dispersa, demasiado diletante, ... No puedo negar que las críticas que esta película suele recibir sean ciertas, pero siento un gran cariño por esta película, por la historia que Wenders intenta contar con el planeta como marco.
No se cuántas veces la he visto, pero cada nueva vez tengo que esforzarme un poco más para quererla como la quise la primera vez que la ví. Hace ya veintitantos años.
No obstante, la parte final continúa conservando la capacidad de emocionarme, porque sigo creyendo en la historia de ese científico loco de amor (Max von Sydow) que ha consagrado su vida a devolver la vista a la mujer que ama (Jeanne Moreau), en la historia de ese hijo (William Hurt) que busca por el mundo buscando la imposible aprobación de un padre, en la historia de esa mujer (Solveig Dommartin) que se busca a sí misma persiguiendo la fascinante estela de ese hijo, la historia de ese escritor (Sam Neill) que busca una historia o la historia de Winter, ese detective-poeta (Rüdiger Vogler) que por una vez está dispuesto a hacer las cosas por amor al arte.
"Hasta el fin del mundo" no es una película fácil y, desde luego, no es una película redonda, pero sigue teniendo cosas que me emocionan y veinticinco años después siguen llenándome los ojos de lágrimas.
La solidez de los vinculos que se establecen entre los personajes conforme el viaje avanza, las imágenes de los sueños, el esfuerzo de los hermanos aborígenes velando por la salud espiritual de los perdidos personajes occidentales en el laberinto de sus propios sueños, la extraña belleza de la recientemente fallecida Solveig Dommartin, el amor con que el personaje interpretado por Jeanne Moreau acaricia tanto a su marido como a a su hijo, la paz con que se entrega a la muerte, las rimas de Winter... Detalles y más detalles, porque lo importante de esta película son, precisamente, esas pequeñas cosas que jalonan el viaje haciendolo trascender con su brillo esencial.
Lo importante es siempre el camino.
Estamos hechos para desear eternamente, para emprender un nuevo viaje una recién hemos alcanzado el anhelado destino.
Esa es nuestra maldición y también nuestra bendición....
Insatisfechos e insaciables hasta alcanzar el fin del mundo, que nunca es un lugar sino siempre un momento en el tiempo, el momento final.
Pura y finita contradicción.
viernes, diciembre 28, 2007
Jamal es un joven afgano que malvive en un campo de refugiados situado en la frontera de su país con Pakistán, el país que les acoge. Circunstancias de la vida le colocan en situación de viajar a Londres: la familia de su primo Enyatullah se ha puesto en contacto con una mafia para que lleve a éste a Europa buscando mejores oportunidades para él.
Jamal no desaprovechará la oportunidad de acompañar a su primo en un viaje complicado y peligroso por un embarrado camino de baldosas amarillas.
"In this world" es una película potente y espectacular.
La narración se mueve a la perfección entre las dos aguas de la ficción y el documental para contarnos la historia de un viaje de los cientos que cada día se hacen desde todos los lugares del mundo en busca de una mejor posibilidad de vida en la Europa de la abundancia.
Metonimia perfecta del difícil destino que miles de personas abordan diariamente, "In this world" se convierte en un homenaje y reconocimiento de todos esos seres invisibles con los que cada día nos cruzamos por las calles de nuestra ciudad.
Probablemente, tras cada uno de ellos, hay una historia tan dura como la que Michael Winterbottom nos cuenta a través del cuerpo y la sangre de Jamal
La difícil narración de un éxodo desde la nada hacia la abundancia en busca de un pedazo grande o pequeño, un salto al vacío en la que no hay ninguna garantía de éxito.
En todo este sentido, "In this world" es una película necesaria, que todo el mundo debiera ver y que reivindica el papel del cine como medio de expresión artística y también como simple medio de comunicación.
Como en los viejos tiempos, Dziga Vertov y compañía, escaso presupuesto y cámara al hombro para revelar a los ojos que contemplan aspectos esenciales y diferentes del mundo en que viven.
El cine agoniza en un quirófano lleno de efectos digitales y virtualidad, pero aún no ha muerto del todo.
jueves, diciembre 27, 2007
miércoles, diciembre 26, 2007
Se trata de una entretenida muestra de cine comercial que en absoluto dejará insatisfecho a todo aquel que sólo busque pasar un buen rato con niños o sin ellos.
La historia es una de esas narraciones en las que un héroe tiene que salvar a todo un mundo de un importante peligro. El héroe es una niña llamada Lyra Belacqua y el importante peligro está encarnado por una organización llamada Magisterio.
La película ha venido precedida de la clásica polémica de marketing que permite a un producto de cuyas cualidaes intrínsecas se duda impulsarse con ayuda del debate social... aunque -y como todos hemos comprobado alguna vez escuchando a los demás- no hace falta experimentar las cosas por uno mismo para opinar. En este caso se asociaba al Magisterio con la Iglesia Católica... En fin... Demasiado fácil. Después de todo, las actitudes oscurantistas y controladoras son bastante comunes en todas las organizaciones empezando por el Club de fans de Michael Jackson pasando por cualquier partido político y terminando en la propia iglesia católica, pervivencia decadente de otros tiempos.
Tengo que confesar que por ahí la película no me ha "pillado", pero otras cosas sí me han fascinado.
Por un lado, el hecho de que en toda esta clase de relatos cuasi-míticos las filas de los héroes siempre se nutren de los heterodoxos que regresan de los propios laberintos en que se encuentran encerrados para instaurar una nueva ortodoxia que otros, los ortodoxos, se encargarán de administrar hasta la nueva crisis.
Interesante.
Quizá sean los heterodoxos, los distintos y diferentes, los agentes encargados de desencadenar el cambio. Y una vez que este se produce ya no son precisos y vuelven a ser deterrados por los nuevos y formales hombres que se encargaran de administrar ese orden nuevo.
Después de todo, lo suyo no es obedecer las normas sino hacer todo lo posible instaurarlas.
Su función es decir y hacer cosas nuevas y diferentes. Y aparecen cuando la necesidad de una diferencia resulta patente porque el viejo orden establecido resulta insatisfactorio en algún aspecto esencial y clave.
En este sentido, y en este relato, tenemos un hada enamorada de un mortal, un oso acorazado en busca del reino del cual ha sido deterrado, un vaquero que navega los aires, ... Me gusta la panda
Los diferentes crean mundos que los iguales disfrutan y administran.
También resulta un hallazgo el tema de los DIMON. Animales que son la encarnación física del alma del ser humano a quién acompañan durante toda su vida.
Me pregunto cuál sería el mío.
Por último, el mundo en que esos personajes es un espectáculo fascinante, una cuajada fantasía tecnológica que parece nacida de la imaginación del mejor Julio Verne.
Bastantes alicientes para tratarse de una película navideña.
martes, diciembre 25, 2007
domingo, diciembre 23, 2007
martes, diciembre 18, 2007
España (punto naranja) se encuentra por debajo de la recta de regresión, lo que implica que su nivel tecnológico es inferior al que le correspondería según su nivel económico... Yo diría que el nivel es bastante inferior.
El gasto total en tecnologías de información es uno de los más bajos de los países de la OCDE
No nos vendría mal un poco de I+D +i...
Fuente: Informe de Telefónica sobre la Sociedad de la Información en España. Año 007.lunes, diciembre 17, 2007
En sus manos queda la responsabilidad social y económica de reinvertir una parte de ellos para reactivar la economía del país. Pero, por ahora y deseando equivocarme, sólo están inviertiendo medrósamente en eléctricas y negocios seguros que ya existen, que administran riqueza y no la crean.
¿Dónde están todos esos beneficios?
¿Por qué no se mueven en el mercado y generan un panorama económico dinámico, con visión de futuro?
No todo va a ser responsabilidad de los empleados y sus salarios y un poco de I+D+i no le vendría mal a este país.
Me gustaría que sucediera algo así, pero en este país nuestros empresarios y nuestros liberales también son de cartón piedra. Invertir en una eléctrica debe ser, en bolsa, lo más parecido a querer ser funcionario.
Todo lo demás serán acusaciones y disculpas.
Comentarios a un post de Martin Varsavsky en su blog sobre la crisis de la vivienda:
1
"... recuerde que si es propietario de un piso que vale 300.000 euros, sólo tiene este dinero si lo consigue vender, y si sólo tiene uno, no se va a ir a vivir debajo de un puente,por tanto si está en paro o gana poco dinero aunque tenga un piso sigue siendo pobre..."
2
"....Es mucho más fácil sobornar al alcalde y construir una urbanización idéntica a otras tantas que pensar en una idea original para fundar una empresa..."
3
"...Creo que una democracia es algo más que garantizar la libertad de los ciudadanos para votar a quien quieran en las elecciones. También hace falta un tejido social fuerte que tenga capacidad para exigir sus derechos con autocontrol y energía y una clase política consciente de sus deberes y temerosa de un sistema judicial verdaderamente independiente que aplique la ley en los casos de corrupción..."
4
"... Los mismos que os incitan al consumismo son los peores para no perdonar vuestras deudas..."
5
"... Cuando mis empleados me consultaban en los últimos 2 años yo les decía que alquilaran, que no se compraran una vivienda y algunos me escucharon, otros se endeudaron hasta el cuello sintiendo que era lo mejor que podían hacer en su vida. Todo esto para tener la “tranquilidad” de ser dueños de una vivienda. ¿Pero qué tranquilidad es vivir con una mega hipoteca?..."
sábado, diciembre 15, 2007
Es difícil hablar del cine de John Ford porque uno de sus principales encantos consiste en la generación de un estado de ánimo. Su talento para colocar la cámara en el único lugar posible para filmar el plano de la forma más natural se combina con su capacidad para sugerir en todas sus películas una experiencia íntima de humanidad que abarca a la totalidad de sus personas e historias.
"Pasión de los fuertes" es un buen ejemplo de ese único e incomparable modo de narrar.
La reyerta que los hermanos Earp acompañados de Doc Holliday libraron contra los hermanos Clanton ha dado para unas cuantas películas a lo largo de la historia del cine. Unos destacaron la violencia, otros la épica del Oeste, pero sólo Ford convierte este pequeño acontecimiento en un drama emocionante e intimista donde lo más importante no son las pistolas sino las palabras y las miradas de los personajes.
Ya se encuentren en la lado luminoso o en el lado oscuro de la vida, todos tienen su razones. Y Ford maneja los tiempos y los espacios de forma que todos puedan expresarse. Muestra su humanidad con independencia de la moralidad de sus actos.
Al final, uno tiene la impresión de que lo que sucede ante tus ojos es algo real.
Los personaje sy las situaciones traspasan las dos dimensiones proyectándose en una tercera hacia el corazón del espectador que no tiene otro remedio que emocionarse ante el espectáculo del embravecido oleaje de la vida, un oleaje en el que los personajes -como el espectador-intentan mantenerse a flote con mayor o menor fortuna.
Si las películas de Ford tienen un mensaje, éste no es intelectual sino emocional.
"Pasión de los fuertes", como todas las películas del maestro irlandés, está llena de momentos que resultan inolvidables, como si uno los hubiera vivido en propia carne. Yo siempre recuerdo aquel en que el Earp magistralmente interpretado por Henry Fonda le pregunta al viejo camarero si ha estado enamorado alguna vez. Como quién no quiere la cosa, y desde el otro lado de la barra, el tipo simplemente le contesta que no, que ha sido camarero toda su vida.
Para los dos, y para el espectador que a veces siente pudor porque se sabe espiando la conversación de dos amigos sin haber sido invitado, la respuesta tiene sentido.
Observando... Siempre desde el otro lado de la barra.
Todo lo que no se ha dicho, lo que queda en el silencio del sobreentendimiento que flota entre los dos, le otorga ese sentido que parece no tener.
La respuesta resulta perfecta, emocionante.
Es la verbalmente inexplicable magia de Ford.
Poesía.
Vaya por delante que no me entusiasma mucho esta vertiente de la moderna animación cinematográfica que busca producir imágenes lo más cercanas posibles a la realidad. Para mi gusto, su único interés radica en la mera demostración de la capacidad de acercarse más y más al imposible momento en que no se pueda distinguir una imagen basada en la carne de otra basada en los píxeles.
Ni que decir que tiene que en Beolwulf son evidentes los avances que dejan a la animación por ordenador más cerca de su imposible objetivo, pero los personajes se me siguen antojando máscaras vacías, atracciones de feria desprovistos de una vida que sus creadores intentan desesperadamente imitar. Esto es evidente en las miradas. Los ojos de todos los personajes son simples cristales que transparentan una nada imposible de disimular y la evidencia de esa nada me aleja de la historia y de los propios personajes.
No se qué haran los programadores para animar toda esa vida que llena los ojos de los actores reales y que es un contribuyente siempre esencial a la credibilidad de sus interpretaciones. No se si será posible crear la ilusión de la intensidad de una vida, de una emoción, ... pero por el momento los personajes resultan meros autómatas que repiten frases que un demiurgo ha puesto en sus labios sin parecer sentirse afectados por su significado y eso no ayuda a que la historia traspase la piel del espectador. La, mía desde luego, no.
En cuanto a la historia, Beowulf es, por lo visto, es un poema épico anglosajón escrito en inglés antiguo y, también por lo visto, las líneas generales de la narración se trasladan intactas a la película.
Entre tanto virtuosismo tecnológico uno llega a intuir el interés subyacente de un relato sapiencial que enfrenta de manera simbólica al hombre con sus propias limitaciones... Un relato cíclico en el que los hijos de relaciones espúreas con la ventral ambición tarde o temprano regresan desde lo más profundo para pedir cuentas a sus muy formales padres.
Lo espectacular, para mi gusto, no está en los estupendos efectos de animación sino en la propia historia.
El hombre tropezando una y otra vez en la misma hermosa piedra, la bella y tentadora reina de las profundidades enpixelada en la imagen de Angelina Jolie.
El hombre siempre perdido en su laberinto de ilusión y deseo, inasequible al desaliento, soñando con que será él quién primero salga victorioso de una lucha contra un enemigo mucho más poderoso.
miércoles, diciembre 12, 2007
Dirigida por el brillante Robert Rossen, "El político" narra el ascenso de Willie Stark desde la nada hasta convertirse en gobernador de un inconcreto estado de la cuenca del Missisispi.
Por encima de todo, la historia que se nos cuenta es la historia de un arribista, el lado oscuro de ese sueño americano en el que un hombre puede hacerse a sí mismo.
Algunos piensan que Stark termina por corromperse buscando conseguir lo mejor para sus votantes, pero yo creo que su maldad del personaje siempre estuvo allí. La escena en que ignora su mujer y devora la comida que ella ha hecho para él le denotan al menos como un ser egoísta e hipócrita desde el principio de la historia.
Stark no necesita corromperse. Desde el principio es una víctima de su propia ambición y el hecho de que deba enfrentarse al poder establecido para dejar vacío ese lugar y poder ocuparlo simplemente le hace parecer lo que no es.
Stark reúne las condiciones para triunfar y sólo necesita aprender.
"El político" es una película entretenida por sí misma y también intelectualmente estimulante presentando una visión crítica de la política y los políticos que en absoluto ha perdido vigencia y que por cada uno de sus fotogramas invita a la reflexión.
Para los griegos, todos los regímenes políticos tenían un gemelo oscuro y el gemelo de la democracia era la demagogia.
Un tema muy actual.
domingo, diciembre 09, 2007
jueves, diciembre 06, 2007
Es cierto que hay mucho Shakespeare en esta obra que, en su momento, por su temática y dada la avanzada edad de Kurosawa, fue considerada como su testamento cinematográfico.
De hecho, el productor francés Serge Silbermann le ayudó a sacar un proyecto para el que el cineasta japonés encontraba muchos problemas de financiación en su propio país. Ayuda exterior que Kurosawa recibió para posteriores proyectos, como Kagemusha (donde contó con el soporte económico de Francis Ford Coppola), y que le permitieron prolongar su carrera casi una década más.
Como decía, es cierto que hay mucho Shakespeare en Ran, pero quizás la presencia de ciertas líneas discursivas, intertextualidades y personajes claramente pertenecientes al dramaturgo inglés no sea el punto esencial sobre el cual incidir para arrojar luz sobre esta obra maestra que por si sola reivindica el carácter del cine como arte.
Ran es una palabra japonesa que significa "caos", el perfecto titulo para la historia del derrumbamiento de un orden, el que trabajosamente, a golpes de carne y sangre, el gran señor Hidetora Ichimonji ha construído durante toda su vida.
Apenas tiene tiempo para disfrutarlo. La vejez llega para cansarle y hacerle tomar la decisión de compartir ese orden con sus hijos. A partir de entonces, llega el desmoronamiento, el desorden y la destrucción de su clan.
La retirada de Ichimonji pone en juego los deseos e intereses de todos aquellos que, hijos incluídos, permanecieron subordinados a su poder.
El resultado es el conflico, la lucha, la práctica aniquilación y la instauración de un nuevo orden por encima de las cenizas del clan Ichimonji. Un nuevo orden cuyo destino seguramente será el mismo, cuando llegue la debilidad encarnada en la vejez o en la incompetencia o en la constatación de la mayor fuerza de otro.
Ran es entonces un relato pesimista y brutal sobre la vida misma y su constante tendencia al caos, a la entropía. La dificultosa construcción de un orden por parte de los hombres es un trabajo siempre condenado al fracaso.
La derrota, el fracaso será siempre una vista segura, bien de la mano de los otros y a traves de sus propias virtudes, bien de la mano de uno mismo mediante las propias debilidades.
En este sentido, Ichimonji se convierte en un caso extremo, una reducción al absurdo.
No hay nadie invencible, porque al final los años tarde o temprano acaban derrotando.
La esencia amarga y desesperanzada de Ran es ontológica, profunda y esencial. Todo esfuerzo por construir, por hacer, siempre está amenazado. Se convierte en un acto precario y de carácter caduco... Y sin embargo el hombre constantemente se esfuerza y lucha contra sí mismo y contra los otros por hacerse un lugar lo más confortable posible en un mundo donde la materia esta limitada.
Ran es una mirada amarga y desengañada, la conclusión definitiva de un hombre viejo a quién las buenas palabras no pueden engañar porque ha visto demasiada vida suceder brutal ante sus ojos.
Y esa mirada también está en Shakespeare quién pone en boca de uno de sus personajes que "La vida es como un cuento relatado por un idiota; un cuento lleno de palabrería y frenesí, que no tiene ningún sentido."
No obstante, el hombre siempre intenta dárselo.
Todos lo intentamos y casi siempre lo conseguimos, pero es un edificio precario. Como el señorío de Ichimonji, se erije amenazado desde fuera, pero también, y eso es lo más importante, desde dentro.
Nuestro esfuerzo viene con el tiempo, siempre está en trance de pasar. Nuestro esfuerzo siempre sucede entre los esfuerzos de los otros.
Y se trata de algo puramente existencial, casi biológico, de lucha por la supervivencia.
La paradoja y el misterio del hombre.
Quizá, el animal más dotado de todos.
Seguramente, lo suficientemente capaz como para engañarse a sí mismo sobre su propia condición ignorando el barro de la charca primigenia de la que salió y que nunca dejará de empapar y cubrir sus pies.
El talento de Kurosawa y Shakespare es el de contarlo en su propia y talentosa manera respectiva, pero esa visión es una cualidad intríncesa a la propia vejez.
En toda alegría siempre hay unas gotas de desesperación. Una desesperada carga heroica contra los cañones del tiempo.
Why not?