Es fácilmente entendible que el cinematográfico productor Jerry Bruckheimer sintiera interés por un fallido formato televisivo británico llamado Eleventh Hour.
Producida por la Granada Televisión para la británica ITV, y protagonizada por Patrick Stewart, "Eleventh Hour" sólo sobrevivió cuatro episodios, de enero a febrero del año 2006.
Recuperar el formato para Estados Unidos le permite continuar con el exitoso filón de sus diferentes CSI centrándose de manera más evidente y clara en un aspecto del cóctel CI que, en mi opinión, ha sido fuente importante de su éxito: la investigación científica como fuente de suspense.
Después de todo, gran parte del éxito de la franquicia de la policía científica se basa en una simple secuencia de pregunta-respuesta... La pregunta siempre la plantea uno varios cadáveres, preguntas difíciles y rebuscadas en su totalidad, y la conveniente respuesta la da la policía investigando, procesando pruebas, haciendo hipótesis y finalmente respondiendo a la pregunta de una forma no menos espectacular... pero siempre basada en el conocimiento y la ciencia.
Los personajes protagonistas, especialmente Gil Grissom -el primero de todos- son foco de atención por su capacidad, con su saber casi enciclopédico, de dar respuesta a esa pregunta planteada cada semana, pero también fascinarnos con todo su repertorio de extraños saberes.
En este sentido, el Dcoctor Hood (Rufus Sewell) que protagoniza "Eleventh Hour" en su versión americana es una exagerada variante de Grissom. Sus conocimientos enciclopédicos abarcan desde la física cuántica hasta las últimas investigaciones acerca del autismo y siempre nos sorprende con un dato, con un planteamiento ignorado por el público.
"Eleventh Hour" utiliza como soporte la investigación policial, en este caso el FBI, para convertirse en una especie de revisión de una serie de temas candentes que están presentes en el imaginario de la opinión pública. Cada capítulo toca un tema sensible: productos transgénicos, investigaciones con humanos, virología... Y en cada capítulo, de la mano del doctor Hood, se nos presentan datos e informaciones que resultan interesantes por sí mismas y que sirven de paso para atrapar al culpable de turno.
Quizá se trate de una variante retorcida y perversa de la televisión educativa o más bien de un nuevo tipo de formato propio de las sociedades avanzadas del conocimiento: la información y el saber convertidos en el centro de las tramas y los tipos que están informados y saben (tipos incapacitados para la acción, sólo para el pensamiento y la deducción) convertidos en protagonistas.
Quizá algún día podemos ver una serie que sólo consista en la resolución de ecuaciones sobre una pizarra.
Bien mirado, "Eleventh Hour" se parece bastante a éso.