La historia continúa, eterna.
En el pasado, en el presente y en el futuro, la interminable lucha de John Connor contra las máquinas (que algo "chungo" habrán visto en nosotros, los humanos, para conceptualizarnos como una amenaza) no se detiene.
Bueno... Y eso que no conocen a los políticos españoles... La revuelta comenzaría antes. En fin... La cuarta entrega de esta saga cinematográfica ha llegado a nuestras pantallas y las cosas no han mejorado, siguen tan complicadas como siempre, con los humanos al borde del extermino por una civilización maquinizada que no se sabe muy bien qué hará y a qué se dedicará cuando terminen con nosotros.
En este caso, la maquinas rizan el rizo en su eterno objetivo de acabar con John Connor (Christian Bale) y crean un terminator mitad hombre-mitad máquina (Sam Worthington) con un secreto objetivo que hasta el propio terminator ignora.
En la línea de sus predecesoras, y en mi opinión mejorando incluso alguna de las más recientes, la película no decepciona. Ofrece lo que se espera de ella, espectacularidad y acción vertiginosa desde el primer momento dentro de una historia que, contada de forma eficaz, discurre por caminos ya transitados sin que importe demasiado, principalmente porque todo sucede en el tiempo y la forma justa, sin recordarse a si mismo como un cliché.
Además, y ya a titulo personal, me encanta el punto cíclico de una historia que, y por lo que el Terminator respecta, termina en la misma situación donde empezó aunque, y por mor de lo sucedido, con un sentido completamente diferente.
En esta cuarta entrega hay una corriente narrativa centrada en las segundas oportunidades y en la redención que aparece y desaparece entre las persecuciones, duelos y explosiones que componen la corriente principal invistiendo a la película de un cierto atractivo diferencial.
A mi entender esta parte de la historia está un poco desaprovechada, o quizá es que mis ojos se fija demasiado en ella porque su forma y fondo les llaman... En cualquier caso, y aunque lo que de verdad importe sean los efectos especiales, añade a la película una inesperada guinda final de emoción.
En definitiva, el resultado es bueno, por encima del nivel de mierda habitual con que el cine comercial nos llena la mirada.
Si tuviera que buscar una palabra en mis bolsillos para describirla, "entretenida" aparecería en mi mano y enseguida se la llevaría el viento.