SIOUXSIE AND THE BANSHEES
Passenger...
jueves, septiembre 10, 2009
All that little failures...
the jobs we didn't get
the ones that didn't love us
the trains we lost
the words that we didn't say on time..
All that stuff,
in the solitude of our own special night of each shaking night,
sounding like some weird kind of soft crazy saxos and trombones,
dancing around our warm perplexity,
like dreams that inevitably come true,
like dreams that paradoxicalle banish sleep
deepening the distance that separates what we really are from what we would like to be,
but always with a friendly smile on their faces,
but always understanding better than us what we really are,
but always in love with our narrow circunstance,
that one that we can never understand.
the jobs we didn't get
the ones that didn't love us
the trains we lost
the words that we didn't say on time..
All that stuff,
in the solitude of our own special night of each shaking night,
sounding like some weird kind of soft crazy saxos and trombones,
dancing around our warm perplexity,
like dreams that inevitably come true,
like dreams that paradoxicalle banish sleep
deepening the distance that separates what we really are from what we would like to be,
but always with a friendly smile on their faces,
but always understanding better than us what we really are,
but always in love with our narrow circunstance,
that one that we can never understand.
miércoles, septiembre 09, 2009
martes, septiembre 08, 2009
La ciudad está llena de oficinistas que pelean desesperadamente
por el último asiento vacío en el último tren de la mañana...
los que quedan en pie revisan su fracasada estrategia,
planean nuevas formas y maneras
como si la vida les fuera en ello
(y en verdad se les va),
mientras los que pudieron sentarse
malgastan el efímero éxito
descansando la mirada perdida
en la misma ninguna parte de todas las mañanas
(y en verdad se les va).
domingo, septiembre 06, 2009
A la deriva
Demoledor artículo de El Pais sobre nuestro gobierno y su politica económica... Imagino que no será todo verdad... una ya no puede fiarse al 100% de nada de lo que se publica... pero el panorama es tremendo en el fondo y en la forma.
sábado, septiembre 05, 2009
TRES LANCEROS BENGALÍES
Hay algo, un espíritu, en el cine clásico que ya no existe en el cine moderno.
Seguramente se trata de la autenticidad natural de los pioneros... Por el mismo motivo por el que no es lo mismo ir a un festival de música que se celebra en una localidad llamada Woodstock, que ir a Woodstock, las viejas películas tienen el encanto de que nada se interpone entre el público y la historia. Se trata de contar y las primeras generaciones de cineastas se limitaban a relatar. A partir de la década de los 50, algunos de los niños cuya mirada quedó atrapada por el brillo cambiante y ardiente de las imágenes proyectadas se dedicaron a lo que más amaban, a hacer cine y entre el público y la historia interpusieron ese amor... Ya no sólo se contaban historias sino que también se hacía cine, se revisitaban historias, se resucitaban imágenes... Y apareció la retórica. El cine empezó a hablar de sí mismo, a convertirse en un punto de referencia desde el que abordar una narración. Las imágenes perdieron esa pureza primordial, porque empezarón a referir a otras imágenes. Ese amor por el cine también se relataba en esas historias, se desplegaba por entre los resquicios de los planos y las secuencias. Ya no se contaban historias usando imágenes. Se hacía cine.
Por eso es imposible volver a hacer películas como "Tres lanceros bengalíes", directas, potentes, emocionantes, llenas de vida, en la que parece que no se cuenta nada pero en la que, por contra, se habla de todo, de grandes sentimientos como el amor, la amistad, la fuerza de voluntad, la valentía y el honor, que son los que hacen posible la aventura.
Ver "Tres lanceros bengalíes" es reencontrar la irrepetible pureza del cine.
Encontrarse cara a cara con la mayor de sus verdades... la capacidad de construir algo muy parecido a la vida... pero diferente por su carácter inspirador y trascendente.
La primera mirada del Otoño atravesando la verde frondosidad de los árboles como un hidra de mil cabezas que se confunde fácilmente con la transparencia del viento.
Invisibles heraldos vistiendo un negro y cristalino escalofrío.
Veloces trenes que aúllan devorados por la niebla mientras heladas manos afiladas nos palpan los costados.
Y la repentina necesidad de un poco más abrigo con que alimentar un repentino de espasmo de hambre sentido en la interminable saciedad de un eterno instante.
Invisibles heraldos vistiendo un negro y cristalino escalofrío.
Veloces trenes que aúllan devorados por la niebla mientras heladas manos afiladas nos palpan los costados.
Y la repentina necesidad de un poco más abrigo con que alimentar un repentino de espasmo de hambre sentido en la interminable saciedad de un eterno instante.
viernes, septiembre 04, 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)