martes, diciembre 08, 2009

DEATHPROOF

Como su propio nombre indica el "exploit" es un género cinematográfico que busca explotar en sus argumentos una serie de aspectos que, como la violencia o el sexo, están más allá de línea que traza la moral entre lo aceptado y aquello que no lo está. El principal atractivo del exploit es convertirse en correa de transmisión de ese inconfesable alimento para los más salvajes instintos. Así, los argumentos no importan tanto por sí mismos como por el grado en que sirven de vehículo de ese alimento para la mirada hambrienta.

En "Deathproof", Quentin Tarantino se permite hacer un homenaje a las películas de este género y, en concreto, a un tipo específico llamado "muscle cars" que vehiculizaba el sexo y la violencia a través de persecuciones automovilisticas a gran velocidad.

La película consta de dos partes. En la primera de ellas, el cazador -un especialista llamado Mike (Kurt Russell)- persigue y elimina a un grupo de cinco chicas usando su coche como arma homicida. En la segunda, el cazador es cazado por otro grupo de chicas y recibe un, como no podía ser de otra forma, sangriento y violento merecido.

Argumentalmente no hay nada más. Chicas y violencia. Puro exploit. Pero Tarantino añade un plus a esta estructura básica dando lo mejor de sí mismo, que es mucho, a la hora de construir una sucesión de secuencias llenas de monólogos y diálogos brillantes, vacilones y sabrosos que son siempre marca de la casa.

En alguna ocasión ya he escrito que, para mi gusto, el principal talento de Tarantino descansa en la dramaturgia de los diálogos y "Deathproof" es una buena prueba de ello.

Lo que se dice es tan importante como lo que sucede e incluso, a veces, más importante.

"Deathproof" es una sucesión en dos partes de brillantes secuencias basadas en diálogos y monólogos "made in" Tarantino, cada una de las cuales culmina en una no menos brillante secuencia de acción, destacando especialmente la larga y tremenda persecución final en la que el cazador termina resultando cazado.

No creo que Tarantino sea el genio que algunos dicen ser. Su talento es muy limitado, muy local. De algún modo se limita a hacer las películas que ha visto y que le gustaría seguir viendo. Pero carece de reflexión, de distanciamiento... No hay trascendencia en Tarantino, sólo inmediatez. Le importa más bien poco el sentido de la violencia o del sexo que muestra, posicionarse desde un determinado punto de vista que no sea el del simple espectador que unicamente se limita a reproducir y, como máximo, a destilar la esencia del cine que disfruta y admira. Nunca podrá hacer algo parecido a "Grupo Salvaje", pero ésto no quiere decir que no sepa hacer bien lo que sabe hacer... cuando lo hace. Ser un "moviegoer's digest" que sabe hacer diálogos. Y es que, después de cien años de cine, hay tantas películas y tantas imágenes que al espectador le viene bien un intermediario que filtre y consolide, que destile las esencias de los géneros y que los combine, dioses menores en el Olimpo de los creadores.

Y en este sentido, "Deathproof" es Tarantino en estado puro, en su mejor versión, sin conservantes ni aditivos.

Interesante.

domingo, diciembre 06, 2009

THE DIVINE COMEDY

Gin soaked boy


"I'm the genius in the gene
I'm the beauty in the beast..."
















AVATAR

La palabra "avatar" procede del sánscrito y significa "una manifestación de una misma e inalterable mismidad". Esencialmente se emplea en la religión hindú para designar a las diferentes manifestaciones, encarnaciones, de la divinidad, Vishnú, que regresa a la tierra para guiar a la humanidad.

A lo largo de la historia de la humanidad, Vishnú ha adoptado diferentes avatares. Los diez más importantes se denominan Desavatara y se ordenan en orden creciente según la antigüedad. El penúltimo más moderno es Buda y luego, después del décimo la cosa se desmanda y los avatares son innumerables.

Este concepto no debería ser extraño para nosotros puesto que el Jesucristo de nuestra tradición judeo-cristiana no es otra cosa que una versión complicada del concepto de avatar. Inicialmente es el hijo de dios, pero, y a través del concepto de Santisima Trinidad, son una y la misma persona. Es decir, su palabra es la palabra de Dios y todos sabemos, permitaseme la herejía, que un verdadero hijo siempre se define en contra de su padre.

Asimismo, la teoría platónica de las ideas convierte a las cosas tangibles en manifestaciones de las ideas que permanecen intocables y perfectas en algún lugar más allá del espacio y del tiempo. De algún modo, cada cosa es una especie de pequeño avatar que contiene, en una determinada proporción, la esencia que se manifiesta en ella, en su existir.

Y escribo todo ésto porque una cosa es la voluntad del pueblo español de ser soberano y organizarse en democracia y otra muy diferente la plasmación de esa voluntad en la Constitución de 1978 que hoy, 6 de diciembre, volvemos a conmemorar, de un tiempo a esta parte, con renovada desilusión.

Lo realmente válido, lo divino e ideal, es esa voluntad del pueblo español de dotarse a sí mismo de un sentido y un orden.

Lo finito y mutable es la manifestación de esa voluntad aprobada y sancionada un 6 de diciembre de 1978.

Es evidente que las cosas han cambiado. El paso del tiempo está mostrando el desgaste y las costuras de una Constitución que cumplió eficazmente su función y que, a la luz de la historia, y para mi gusto, tuvo un esencial carácter transitorio y contemporizador en un momento complicado de nuestra historia.

Y no me extraña que sean nuestros políticos quienes principalmente se opongan a ese cambio. Por un lado, este avatar de 1978 les ha permitido erigirse en una aristocracia que no ha dudado en forzar los límites de esa constitución una y otra vez, siempre que ha chocado con sus intereses cortoplacistas de permanecer en el poder y por otro ese reto, el de encarnar verdaderamente a la voluntad popular, está por encima claramente de sus posibilidades.

Supongo que es mucho más fácil mantener la constitución de 1978 como un intocable icono congelado, representativo de la voluntad popular, y generar por debajo de él, poco a poco, un aparato de leyes orgánicas que la contradicen presionando al Tribunal Constitucional u ocupándolo políticamente. Y por supuesto negar esa evidencia cada vez que se ponga de manifiesto recurriendo a la responsabilidad y buscando una sesuda legitimación en una versión reducida y con ilustraciones de "El Principe" de Maquiavelo.

Supongo que es mucho más fácil... para ellos, que para parecerse a Obama se pintan la cara de negro y para ser como Fidel Castro se dejan barba y fingen que fuman un enorme veguero.

Pero si hay algo verdadero por encima de la recurrente mentira de nuestra realidad virtual es la certeza del cambio. El cambio existe. Las sociedades evolucionan. Se mueven. Los regímenes envejecen y mueren, como murieron los dioses griegos. Es ley de vida. Las obras del hombre reciben, al ser creadas, la propia maldición de su creador: la finitud. Pero, y si hay algo que debe morir en último lugar, es la voluntad de los pueblos que sólo desaparece cuando desaparecen estos.

Y el cambio es necesario porque implica la mejora, el haber aprendido de los errores al someter a la prueba del tiempo las decisiones tomadas en el pasado. Es inevitable si esa voluntad es una voluntad libre que reflexiona sobre sus actos y su validez en el tiempo... porque no hay decisiones que duren 100 años y mucho menos en textos tan exhaustivos y largos.

Y no me extraña que nuestros partidos políticos se muestren unánimes -como siempre que se tocan sus intereses como grupo- a la hora de descartar el cambio constitucional.

Después de todo, y por sus acciones y omisiones, ellos empiezan a aparecerse como otro de los errores a corregir en un nuevo y futuro avatar. Porque, y en buena parte, son ellos los responsables de ese desgaste con su total y completa falta de responsabilidad, principalmente expresada en la no existencia de un sentido de estado que les haga pasar de simple político al grado superior de estadista.

Si algo caracteriza a los políticos de la transición con respecto a los actuales es su sentido del estado, su carácter de estadistas, seguramente forzado por las circunstancias pero puesto de manifiesto en el consenso y en una importante capacidad para el pacto basada en la no menos importante capacidad de reconocer aspectos que deben permanecer al margen de la batalla política, zonas de acuerdo y estabilidad que con su verdad tangible generan la legitimidad de un régimen que ahora basa su legitimidad en el desconocimiento, la dejadez y el olvido por parte de la soberanía popular.

Y cada vez que se conmemora la constitución también se recuerda éso, su espíritu dialogante, transversal e integrador. No sólo de palabra. Esencialmente, de facto.















EL TESTAMENTO DE ORFEO

Es difícil explicar el contenido de esta película de Jean Cocteau.

De forma evidente es un viaje por las obsesiones de Cocteau como creador, las tensiones internas que dan lugar a su obra, los temores y las fascinaciones que la producen siempre en relación directa con las propias quimeras que su imaginar creador produce. A través de esos sucesivos encuentros que forman este viaje de Cocteau en busca de sí mismo, el autor entra en una especie de coloquio interior que pone en evidencia su propio e intransferible misterio, matriz ignota e inabarcable de la que surgen las palabras y las imágenes que conectadas las unas con las otras componen la acabada obra.

"El testamento de Orfeo" nos narra la constatación de un misterio que no es otro que el del propio Jean Cocteau como autor.

Sólo hay lugar para las preguntas... y también para fascinantes y bellas imágenes, para inteligentes y hermosas palabras que hacen de "El testamento de Orfeo" un hermoso camino que el espectador sigue sin que le importe demasiado el lugar a donde lleva. Las preguntas se bastan por si solas para interesar. No necesitan de respuestas satisfactorias y convenientes para justificar su existencia. Es suficiente con escuchar y ver el modo en que Cocteau las formula convertido en una suerte de maestro de ceremonias que nos acerca hasta su propio asombro, mostrándonos su dudar con el absoluto convencimiento que da el saber que lo alegórico y lo simbólico es la única herramienta que tenemos para expresar nuestras más profundas verdades. Lanzas arrojadas hacia una colosal oscuridad inmensa.



Imprescindible.




sábado, diciembre 05, 2009

THE DIVINE COMEDY

Tonight we fly...



TRAFALGAR

"Trafalgar" es la novela que abre los "Episodios Nacionales", un conjunto de 46 novelas históricas con la que su autor, Benito Pérez Galdós, pretendió contar de forma dramatizada los principales hitos históricos del siglo XIX español.

Los episodios se dividen en cinco series, la primera de las cuales narra todo lo relacionado con la Guerra de la Independencia y que comienza con la narración de lo sucedido en la importante batalla naval de Trafalgar, que nada tiene que ver con la mencionada guerra, a través de lo que su protagonista, Gabriel Araceli, puede ver y escuchar como testigo de primera mano de la historia.

Con relación al propósito de la primera serie de novelas de los Episodios, "Trafalgar" supone una extraña introducción que sólo sirve para presentarnos a Gabriel Araceli, protagonista de esa serie de novelas, y relatarnos, con maneras de la mejor novela de aventuras, la crónica de la derrota de la flota combinada hispano-francesa.

Y por encima de todo "Trafalgar" es una novela de aventuras que sucede en un trágico paisaje de decadencia que augura como inevitable el resultado final de la batalla. La desastrosa alianza con Francia, el estado de la flota, la resignada y obediente tristeza de los mandos... De todo modo se respira en el aire aventado por las páginas de esta novela la decadencia del barroco español, la tristeza por el irremediable desmoronamiento de una posición hegemónica de España como primera potencia mundial; un irremediable desmoronamiento del cual la propia alianza con Francia es un hito más.

Así, Galdós utiliza la narración de la derrota de Trafalgar para entroncar sus episodios nacionales en el barroco suelo de decadencia que ha venido sucediéndose, y agravándose, durante todo el siglo anterior. Toda esa decadencia culmina con una desastrosa, para los intereses españoles, alianza con la Francia napoleónica que tendrá en la batalla naval de Trafalgar otro momento más. No es casual por tanto que Galdos empiece su serie de novelas históricas allí. Además de ser un atractivo evento histórico, Trafalgar es la perfecta puerta para entrar en el siglo diecinueve español.

Son especialmente memorables los capítulos en que la "Santisima Trinidad", la nave más grande que por aquel entonces surcaba los mares, y que de todo modo encarna en su descomunal tamaño toda la pasada grandeza de la historia de España, es rodeada y asediada hasta la rendición por un número superior de barcos ingleses.

También destacan los pasajes que Galdos dedica a la noche posterior a la batalla, en la que se desencadena una terrible tormenta que convierte a españoles, franceses e ingleses en aliados ante un enemigo superior y que el novelista utiliza, desde su pensar progresista, para minimizar hasta el absurdo la recién sucedida batalla.

Merece la pena leer "Trafalgar"


viernes, diciembre 04, 2009

THE DIVINE COMEDY

National express ...



Retiran la palabra a un joven en el Congreso por criticar a los sindicatos...
THE PACIFIC


Tiene que parar.
Siente la asfixia, la falta de aire.
Su corazón no puede procesar el loco esfuerzo.
Hasta en éso se ha hecho viejo.
Ya no puede correr y correr,
el cansancio es ahora un severo enemigo
que constantemente le mide,
que hace que la distancia cuente,
que no se marcha,
que se queda
como si ya formara parte de su ser,
como si en algún desprevenido momento de su pasado
hubiera llegado para quedarse,
para agrandarle los espacios,
para reducirle el tiempo.

jueves, diciembre 03, 2009

ARETHA FRANKLIN

Share your love with me...




miércoles, diciembre 02, 2009













THE ANDERSON TAPES

Las películas de atracos perfectos son uno de mis géneros favoritos.

En este género un grupo de tipos, especializado cada uno de ellos en una parte esencial del trabajo que compone el perfecto plan, son reunidos por el cerebro organizador, a quién corresponde la autoria del plan, para conseguir el objetivo, siempre complicado, a veces imposible, de dar el gran golpe, el "big heist" como dicen los americanos.

En algunos casos, el gran golpe es la línea recta, la distancia más corta que separa a los ladrones de sus sueños y deseos personales, en otros casos se trata de un nuevo reto profesional para el plantel de expertos, en otros es una pura y simple venganza, pero siempre, y en todos ellos, se desarrolla la liturgia del plan perfecto, su definición y desarrollo siguiendo siempre una sincronización y un "timing" justos pero también delicados.

De algún modo, ese plan perfecto es el órdago que el genio racional y calculador del ser humano plantea a la irracionalidad caótica de la vida. Las películas de "big heist" oponen el orden racional del plan al azaroso caos de la vida cotidiana y forma parte del suspense de la propia historia el modo en que ese orden se mide constantemente contra ese caos.

Y siempre esa capacidad de ordenación y control, esa voluntad organizadora encuentra un límite que convierte a ese plan en imperfeto. Siempre sucede un imprevisto, algo falla en el minuto siguiente. Adelantos, retrasos, apariciones, desapariciones suceden para complicar un suspense que inicialmente está basado en el ritmo y el timing.

Y casi nunca hay planes perfectos y no precisamente porque el criminal merezca un castigo. El problema no es de orden moral sino de orden metafísico... El plan perfecto es imposible porque el intelecto humano es incapaz de procesar las infinitas variables que constituyen el futuro. El plan perfecto siempre es una predicción con mayor o menor porcentaje de error, pero, y sin embargo, por nuestra naturaleza, necesitamos planear, definir un objetivo, organizar nuestras conductas y habilidades, dividir el trabajo, conseguir las mayores garantías para la consecución de esa finalidad... y esperar siempre lo inesperado mientras la sombra del fracaso se alarga y alarga hasta amenazar con rozarnos.

De esta tensión esencial extrae este género la riqueza de su atractivo. El mejor de los hombres, ese "criminal mastermind" que es todo inteligencia, intuición y racionalidad, se ve sometido a las más grandes de las pruebas: el control del futuro, su conversión progresiva en un presente deseado y esperado bajo la forma del objetivo conseguido.

Y es un héroe siempre... idealizado y apolíneo cuando triunfa, humano y trágico cuando fracasa... porque, y de algún modo, su propósito es un imposible extremo, la dramatización de una tendencia esencial y propia de la naturaleza humana: controlar el presente y el futuro, dominar la realidad y someterla al dictado de la propia voluntad, del deseado propósito.

Rodada en 1971 y dirigida por Sidney Lumet, "The anderson tapes" es un magnífico ejemplo de este género.

En ella y recien salido de la cárcel, , Duke Anderson (Sean Connery) planea el más ambicioso de sus golpes: desvalijar el lujoso edificio de apartamentos neoyorkino donde vive su novia (Dyan Cannon) .

He leído en la crítica que Roger Ebbert hizo a la película que el libro de Lawrence Sanders en que se basa estructuraba la narración en el uso de diferentes grabaciones y filmaciones tomadas a los implicados de forma fragmentaria, en diferentes investigaciones de las que eran objeto, para construir la trama como un puzzle tal y como refleja el propio titulo de la película. Sin duda este aspecto no se refleja bien en una historia que constantemente hace referencias al espionaje electrónico sin que en ningún momento se le de sentido dentro del relato. Así, resulta una presencia incomprensible e injustificada (si uno no conoce la novela) que perjudica el desarrollo de la historia de una forma innecesaria.

No obstante, y pese a esta fallida traslación, "The anderson tapes" resulta una película de atracos interesante y atractiva, probablemente de las mejores y más representativas del género, que se sigue en todo momento con atención.

A destacar que supone el debut ante las cámaras del fantástico Christopher Walken.

Estupenda.
INOLVIDABLE

Breakfast at Tiffany's....



martes, diciembre 01, 2009

Era consciente de que la gota que colmaba su vaso era cada vez más pequeña.
Era consciente de que la distancia que le separaba de los otros crecía y crecía,
de que cada vez era mayor haciéndole más y más incomprensible...
pero no podía evitarlo.

Simplemente, la gota caía.
Simplemente, el vaso rebosaba

lunes, noviembre 30, 2009

INOLVIDABLE

La pantera rosa....


CELDA 211

Tengo que reconocer que no soy un fiel seguidor del cine español. Por éso, probablemente, mi impresión sea equivocada, pero considero que lo más interesante que se hace últimamente tiene que ver con el cine de género... "La noche de los girasoles", "Rec", "La caja Kovak"... "Celda 211" está en la línea de ese cine español que se dedica a contar historias y nada más.

Es algo que nos falta y creo que se trata de una cuestión generacional que, a medio plazo, hará que la comunidad del cine español se libere de ese corsé ideológico que llena de presuntos Ken Loach las salas oscuras y que la ha alejado de la realidad de la sociedad española, confundiéndola en el espejismo de una propia visión ideológica alimentado infinitamente en el circuito cerrado de las subvenciones...

Creo... Cruzo los dedos... pero éste no es el tema.

"Celda 211" nos narra la dramática situación en que un funcionario de prisiones, recién llegado a su nuevo trabajo en la cárcel de Zamora. Accidentalmente, Juan Oliver (Alejandro Ammann) se verá inmerso en un motín provocado por los presos más violentos encabezados por el peligroso Mala Madre (Luis Tosar). La necesidad de sobrevivir le llevará a confundirse con los presos y encontrar un destino absolutamente inesperado.

Sin duda alguna, lo mejor tiene "Celda 211" es un planteamiento inicial que consigue atrapar el espectador con un ritmo y una dosificación de la tensión bien medidas. La angustia de Juan Oliver ante el infierno que se desencadena a su alrededor y el descubrimiento del fascinante Mala Madre en el apogeo de su bestialidad.

La historia atrapa e interesa en el enfrentamiento de los dos personajes protagonistas, rodeados de un interesante paisaje zoológico de secundarios llenos de personalidad e interés, pero empieza a perder fuerza cuando surgen diferentes líneas argumentales paralelas, algunas de ellas no del todo necesarias teniendo en cuenta el peso que se les da, que terminan por sepultar lo más interesante de la película en un intrincado laberinto de dimes y diretes, idas y venidas, que tienen una desproporcionada presencia.

Hay distracción (personajes como el primer negociador que tienen más peso del que debieran) y confusión, situaciones inverosímiles y forzadas (como la imposible acción del vigilante Antonio Resines en la manifestación), que complican y apartan la historia de su esencia, desnaturalizándola.

No era necesaria tanta enrevesada trama para desencadenar la situación final... o quizá la historia debiera haber dejado respirar toda esa complejidad en una duración mayor que evitara la importante sensación de montaña rusa que "Celda 211" transmite en el nudo de su trama.

Afortunadamente, "Celda 211" termina bien e importa muy poco quién hacia esta o aquella cosa o qué hacía tal o cual personaje, algunos de los cuales como el rehén tomado por los presos al inicio del motín queda directamente olvidado.

Y por encima de todo brilla el talento de Luis Tosar en la impecable composición de un personaje tan terrible como Mala Madre. La película también respira a través de él, de su talento capaz de oscurecer las complejidades y contradicciones de una historia que quizá hubiera necesitado una vuelta más para alisarla y aligerarla de polvo y paja.

Sin su arrolladora presencia, las costuras mal terminadas de la historia serían insoportables y evidentes.

No tan buena como se dice, pero entretenida a pesar de sus defectos.
"El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, ha asegurado que el Gobierno de Zapatero "está haciendo lo que debe hacer" en el caso de la saharaui Aminatu Haidar y ha subrayado que los intereses generales del país "no pueden ser subordinados a querencias individuales o grupales, por muy legítimas que sean"."

En este caso los intereses generales no pueden subordinar a los intereses particulares, pero, y para el caso del Alakrana, los intereses particulares del armador y los tripulantes primaron sobre los intereses generales.

Seguro que hay una diferencia y lo peor es que, si se lo preguntamos, nos lo van a explicar... aunque lo más probable es que se esté haciendo una interpretación restrictiva del concepto "interés general" para referirlo a los intereses de ellos, como gobierno... Es decir, se está haciendo lo que se puede dentro de lo que más conviene a los intereses de nuestro gobierno en lo que atañe al mantenimiento de sus puestos de trabajo.
ANTHONY NEWLEY

Who can i turn to...


SHORTBUS

No cabe la menor duda de que "Shortbus" es la película que más ha mostrado sexo explícito fuera de lo pornográfico, pero sería un error dejar la película en éso, en una propuesta llena de impostura que busca escandalizar. Porque "Shortbus" es mucho más. Tras los árboles del sexo explícito, de las penetraciones y las eyaculaciones tanto hetero como homosexuales se esconde un terrible y oscuro bosque donde casi todos los personajes que la protagonizan vagan buscando de una forma desesperada encontrarse en la verdad de sí mismos.

En un momento determinado el depresivo James lamenta amargamente haber dejado de ser el adolescente que fue, ha perdido esa identidad en la que sabía qué es lo que debía hacer y todo estaba claro y en su lugar ha quedado una desorientación y vacío que le aplasta y le puede. De algún modo, la desorientación de James es la misma desorientación que viven la mayor parte de los personajes que protagonizan "Shortbus".

Y todos ellos coinciden en un lugar llamado "Shortbus", un espacio utópico (valga la contradicción) en donde gozan de una total libertad para intentar conocerse y explorar. El sexo forma parte de esa exploración, pero no es el único camino a seguir. En muchos casos, se trata de sentarse y esperar a que algo diferente y distinto suceda. Y ese especial encuentro sólo puede suceder en un espacio como "Shortbus" que, de algún modo, llama a esos espíritus inquietos y los reúne... y casi siempre con sexo de por medio ¿Es más divertido, no?

Sólo el que siente la necesidad de buscar, puede encontrar y "Shortbus" procura la posibilidad del encuentro a todos aquellos que sienten la necesidad de buscar, de rebelarse contra su propio "establishment" personal haciendo una revolución que pretende situar al yo más cerca de una autenticidad tan inalcanzable como el propio horizonte.

Esto es lo más interesante de "Shortbus"... La insatisfacción metafísica sentida y la posibilidad de una cura que sólo es posible través de los otros, que actúan como agentes catalizadores, en una suerte de mercado de cuerpos y almas donde los afines se reconocen... para siempre mientras dure.

Muy interesante.



Y cito...

"La abogada de la activista ha explicado que Haidar ha rechazado la propuesta del Ministerio de Exteriores de concederle la ciudadanía española para regresar al Sáhara porque no quiere "ser extranjera en su propia casa". Añadió que Haidar está "muy decepcionada" y lamenta "mucho" la propuesta del Gobierno de España de ofrecerle la nacionalidad española, así como las otras opciones, que, si bien las ha agradecido, insiste en que "jamás esperaba que un Gobierno democrático donde el Estado de Derecho debe cumplirse pudiera actuar de esta manera"."

Han encontrado la horma de su zapato... alguien ajeno totalmente a sus planteamientos en los que el fin justifica los medios. La nobleza moral de la activista saharaui Haidar será un incomprensible misterio para ellos y por eso nuestro ministro de Asuntos Exteriores se sorprende de que no quiera formar parte de la mascarada...
Hay cosas que no son negociables, planteamientos esenciales y finales que no se juzgan por su valor de cambio en un mercado persa donde todo tiene un precio y nada se toma realmente en serio salvo el propio hecho del intercambio.
Haidar es una mujer que real y firmemente cree en algo... hasta el punto de poner su vida en riesgo en su defensa.
Haidar será siempre un interlocutor difícil y complicado para todos aquellos que no creen en nada.