lunes, enero 04, 2010

"No investigues, pues no es lícito, Leucónoe,
el fin que ni a mi ni a ti los dioses destinen;
a cálculos babilonios no te entregues.
¡Vale más sufrir lo que haya de ser!
Te otorgue Júpiter varios inviernos, o sólo el de hoy,
que destroza el mar Tirreno contra las rocas,
prudente sé, filtra el vino
y en nuestro breve vivir la esperanza contén.
Mientras hablo, el tiempo celoso ya habrá escapado:
goza del día y no jures que otro igual vendrá después"
(Odas y épodos, Horacio)

SOLOMON KANE

Parece que uno de los lugares donde sigue descansando la imaginación del cine es el mundo del comic. De allí viene "Solomon Kane", un guerrero del siglo XVI especializado en combatir cara a cara el mal y en todas sus formas.

Resultan atractivas, por lo novedoso del entorno donde suceden, las peripecias de Kane y la película se me antoja por encima de la media, dentro del cine como producto, en cuanto a su capacidad de entretener, especialmente en su primera parte donde hay momentos ciertamente sorprendentes, pero, y por desgracia, la resolución es bastante convencional y rutinaria, perdiendo fuelle la película en su última parte entre líos generacionales y enormes monstruos incandescentes recién invocados desde el infierno.

James Purefoy, el inolvidable Marco Antonio de la no menos inolvidable serie de televisión "Roma", resulta una presencia interesante y buena parte de las bondades de la película descansan en su trabajo eficaz, transparente y relativamente matizado (teniendo en cuenta el tipo de película de la que estamos hablando), apuntando condiciones como protagonista de cine de acción.

Poco más se puede decir... Entretenida y punto.

Ya la he olvidado.

domingo, enero 03, 2010

BRIAN ENO

Just another day...





GOLDEN SMOG

Love & mercy...




EL ERIZO

No me dice mucho esta película.

Desde la heterodoxia de los personajes principales, una niña, una portera y un viudo japonés, intuyo un discurso sobre la vida y cómo debe ser vivida para que realmente cuente. No obstante, la conclusión final me deja un poco frío. Me recuerda a uno de esos libros que Paulo Coelho escribe como rosquillas, un final como de figurita de Lladró, como para colocarlo en la salita para que las visitas lo admiren.

Las reflexiones desde el margen deberían dar para más. Conclusiones tan heterodoxas como la reflexión y, en este sentido, "El erizo", como el libro en que se basa, no está a la altura de lo que se propone.

La película resulta amable, incluso atractiva en algunos momentos, especialmente en los momentos de expresión artística de la niña y aquel en que la misma niña le dice a la portera que en la portería ha encontrado el perfecto escondite.

Y es una pena que la película deseche lo que hubiera podido ser, para mi gusto, su principal punto de interés... La necesidad que los personajes tienen de un lugar en el que estar tranquilos y en paz. La heterodoxia de la distancia y el exilio de ese mundanal ruido que rechazan y les rechaza. La rigurosa investigación de las causas que llevan a la niña y a la mujer a ese escondite perfecto, pero la historia las obliga a salir, a intentar emular a los otros igualándose por las emociones. Y es ahí donde la historia pierde su diferencia al negarse a llevar hasta las últimas consecuencias las dinámicas emocionales de los personajes principales, como si no pudieran ser diferentes ni perpetuar su mirada crítica por más tiempo y tuvieran que integrarse, ser útiles tras haber entendido la moraleja del correspondiente libro de autoayuda. Como si ser diferente fuera una caprichosa impostura que es bastante fácil de desenmascarar... En el caso de la mujer, bastan unas palabras galantes y un caro traje de noche.

Necesitan muy poco para cambiar, para ver las cosas de otra forma más mainstream.

Al final, todos somos iguales en "El erizo".

Decepcionante.
"Inicialmente Zeus no estaba a buenas con los hombres, pues Prometeo se había puesto de parte de ellos. Zeus hizo que el herrero Vulcano formara una mujer hermosa con barro, Pandora, y la puso entre los hombres. Ella fue quién abrió la caja en la que Prometeo precavidamente había encerrado todos los males. En medio de una gran nube escapó todo cuanto desde entonces tortura a los hombres: edad, enfermedades, dolores de nacimiento, locura, vicios y pasiones. El prudente Prometeo también había escondido en la caja la engañosa esperanza. Así, los atormentados hombres desistieron de poner fin a su sufrimiento con una muerte voluntaria."
(El mal, Rüdiger Safranski)

sábado, enero 02, 2010

LOS OLVIDADOS

Dirigida en 1950 por Luis Buñuel, "Los Olvidados" es una de las películas importantes de la etapa mejicana del director aragonés.

"Los olvidados" es una película fascinante que se mueve en dos niveles. Uno primero y superficial que es la crónica, aparentemente realista, de la difícil y desesperanzada vida en los estratos más bajos de la sociedad mejicana. A este nivel, la película nos muestra los demonios de la miseria de una forma directa, casi apoderándose de los estilemas del documental y lo hace de una forma natural y directa, todavía impactante sesenta años y después mostrando, si es que ya cabe alguna duda, el talento de Buñuel para contar historias-

Pero lo más increíble de la película es la existencia de un segundo nivel que actúa con las formas y maneras del inconsciente freudiano que constantemente aparece y desaparece en la superficie del relato. Ese segundo nivel es la presentación del deseo como agente catalizador de las conductas de la práctica totalidad de los personajes.

Ese oscuro desear también está presente entre los que apenas nada tienen y Buñuel pone un interés especial en mostrarlo. No sólo en el par de brillantes escenas oníricas que la película muestra sino a través de miradas, palabras y silencios.

Se dice que, en contra de su apariencia, "Los olvidados" no es una película realista. No olvidemos que 1950 era el momento del cine neorrealista y su obsesión de bajar del cielo de los estudios a la realidad palpable y terrestre de una Europa destrozada por la guerra y podría pensarse que "Los Olvidados" es la respuesta que el cine mejicano da a esa tendencia que se extiende de forma global por todas las cinematografías globales. Y quizá en su intención lo fuera, pero la genial mirada de Buñuel transforma esa intención en un acto cinematográfico que resulta más rico e interesante. Porque "Los Olvidados" es, a mi entender, una lúcida y brillante reflexión sobre aquello que todos llamamos realidad, una reflexión que la revela como una superficie incapaz de explicarse por sí misma. Todos los actos detectable y mensurables como conductas que son tienen su inicio en una mirada, en un silencio, en una palabra donde se agitan emociones inexplicables.

El robo del cuchillo con mango plata que El Jaibo hace en la herrería donde trabaja Pedro es un buen ejemplo. Parece un impulso por el que El Jaibo se deja llevar casi sin pensarlo, un impulso que será decisivo en la culminación del relato y que afectará de forma irrevocable al destino de muchos de ellos.

No sabemos muy bien por qué El Jaibo se hace con el cuchillo. La lógica superficial del argumento que "Los olvidados" nos cuenta no lo hace necesario... Y sin embargo sucede. Simplemente lo coge y se lo mete en el bolsillo. Se deja llevar por su instinto, como siempre ha hecho a lo largo de la historia, convirtiéndose en una metáfora del deseo sin límites que todo lo destruye (hasta a si mismo), que de algún modo debe ser controlado y que, en realidad, sólo puede ser aplacado con la muerte.

De todo modo, esa realidad que tan descarnadamente Buñuel nos muestra no es una causa, sino un efecto tras el que se encuentra una huidiza verdad que siempre se esconde tras la alargada sombra protagónica de sus consecuencias.

No es de extrañar que, dentro de su etapa mejicana, Buñuel se sintiera tan a gusto dentro de géneros como el folletín o el melodrama, géneros donde de forma al mismo tiempo exacerbada y evidente el deseo esta sobrerepresentado como agente explicador de las conductas y motivaciones de los personajes.

Para el genial aragonés había mucha verdad en ello, una verdad que quiere poner de manifiesto en un terreno aparentemente tan hostil como el territorio donde sucede "Los Olvidados".

Obra maestra.













Una larga entrevista con David Simon, creador de "The wire"... Pincha aquí

Traduzco la introducción por su fanático interés:

"David Simon es responsable de uno de los más grandes hitos de la narración de historias del pasado siglo: las cinco temporadas de la serie de televisión The Wire. Si te suena exagerado es que aún no has visto la serie. The wire es una intrincada red de carácter, motivación, agudeza, acción, resonancias y emoción como jamás se ha visto antes en televisión, una red cuyos iguales son las grandes novelas del final del siglo 19, época en que las novelas tenían habitualmente alcance y envergadura.
Más exageraciones, pero es inevitable. Tanto yo como la mayoría de sus fans tenemos la misma relación con The Wire que los cristianos con Jesucristo o los yonquis con la droga. Básicamente nos encontramos ante el jodido Dios en persona. Quizás me estoy pasando con las exageraciones, pero a que me estás entendiendo?"

Yo le entiendo perfectamente... y lo que más siento es no poder ver ya The wire por primera vez.
SMOG

Hit the ground running...

















AÑO NUEVO/AÑO VIEJO

En una fecha como la de hoy viene a mi memoria el recuerdo de una olvidada película de 1978 llamada "Caravanas".

Basada en una novela del olvidado escritor de best seller James A. Michener, "Caravanas" nos cuenta la peripecia de un empleado de la embajada de los Estados Unidos en el Irán del Sha, interpretado por el olvidado Michael Sarrazin, quién debe internarse en lo más profundo de las montañas de Persia en busca de la hija de un senador norteamericano, interpretada por la olvidada Jennifer O'Neill.

He olvidado también las razones, pero el caso es que esta mujer forma parte de la caravana de un líder tribal, interpretado por el no tan olvidado Anthony Quinn, en un papel a la medida de su inmenso talento para el exceso.

Como no podía ser de otra forma las autoridades iraníes persiguen y hostigan a la caravana buscando recuperar a su manera a la hija del senador y en un momento determinado Zulfigar, que así se llama al personaje que interpreta Anthony Quinn, llama al funcionario y le muestra un inmenso valle. Mientras se lo enseña le pregunta qué es lo que hay, si ve algo. No recuerdo qué es lo que responde el funcionario, pero sí recuerdo la respuesta de Zulfigar... Por ese valle discurre una frontera.

Vi "Caravanas" hace mucho tiempo.... en uno de esos cines de programa doble en que acabaron convirtiéndose los cines de barrio que tuvieron primero su razón de ser como un circuito secundario de distribución al que más tarde llegaban las películas de la Gran Vía. Más tarde, y buscando una imposible supervivencia parecida a aquella por la que luchaban los nómadas como Zulfigar, terminaron siendo cine estudios que años más tarde acabaron convertidos en sucursales bancarias, bingos, salones de banquetes o grandes almacenes... pero ésta es otra historia... El caso es que vi "Caravanas" hace mucho tiempo y esa secuencia permanece grabada en mi memoria con las inevitables consecuencias deformantes que acarrea el paso del tiempo, que no sólo afecta al físico de las personas sino también a sus recuerdos que terminan deformados por el uso, por las situaciones que los invocan y los hacen necesarios.

Situaciones como ésta en la que en el eterno continuo del tiempo se traza una frontera que separa un año de otro, una frontera que como Zulfigar no veo.

El paisaje no ha cambiado.
















"Las canciones son sólo contenedores emocionales de cosas abstractas. Nadie sabe realmente lo que son... Es como tallar diamantes o cazar osos o bajar de un árbol. A veces, es como el ping-pong. Otras veces es como operar un flamenco. Cada canción es diferente. Algunas son como piscinas vacías, y tú tienes que ser el agua".
(Tom Waits)

viernes, enero 01, 2010

INOLVIDABLE

Rumble fish...




Patterson the Cop: Someone ought to get you off the streets.
The Motorcycle Boy: Somebody ought to put the fish in the river.


GYÖRGY LIGETI

Atmospheres...






















SAM PECKINPAH

El 28 de diciembre de 1984 se cumplieron 25 años de la muerte de Sam Peckinpah, el poeta de la violencia.

Rescato un texto de la maravillosa biografía que David Weddle escribió sobre uno de mis directores favoritos, "If they move, kill'em!". El texto es una declaración del propio Peckinpah a propósito del personaje que protagoniza "Perros de paja" y resume la heterodoxa posición de Peckinpah con respecto a la violencia en el ser humano.

Por ser año nuevo los traduciré...

"El no sabe quién es, de qué va. Todos tendemos a intelectualizar las razones que nos llevan a hacer las cosas, pero son puramente nuestros instintos animales los que constantemente nos llevan a hacerlas. David descubre esos instintos en él y los rechaza, le ponen increíblemente enfermo, pero, y al mismo tiempo, tiene los suficientes redaños como para levantarse y hacer lo que tiene que hacer... No es un cobarde. Ser pacífico es de hombres. De hecho, es la forma mas hermosa de masculinidad. Pero si un tipo viene hacia ti y te corta una mano, no le ofreces la otra. No si lo que más te gusta en el mundo es tocar el piano. No lo haces. No estoy diciendo que la violencia es lo que hace a los hombres ser lo que son. Lo único que digo es que, cuando el momento de la violencia llega, no puedes huir de él. La reconoces como una parte de ti, y una parte de los otros, y te quedas a enfrentar la situación. Si corres, estás muerto... o deberías estarlo."

La contradicción entre racionalidad y animalidad siempre está presente en Peckinpah, un cineasta que como ningún otro comprende al ser humano en toda su complejidad mostrándolo tal y como es, no proyectando una imagen del modo en que debiera ser, siempre en conflicto y siendo la principal victima de ese conflicto.
No es agradable ni para moralistas bien pensantes la visión de Peckinpah, pero ayuda bastante a entender lo que sucede en las calles y en los telediarios.




jueves, diciembre 31, 2009

KAKA DE LUXE

El hospital... Alguno ya tiene el alta.

















Ha muerto Iván Zulueta y, ahora mismo, recuerdo que lo mejor que se podía decir en los ochentas de "Arrebato", su magnífica obra cumbre, es que no parecía española.

Por encima de sus problemas con las drogas, la figura de Zulueta es la reivindicación de un personaje imposible en este país, la del creador libre y sólo fiel a sí mismo en un país que constantemente pide ponerse las cadenas de las dos españas (siempre con minúscula). Un miembro más de ese territorio leve y frágil que es la república de la tercera españa (la buena) que, y parafraseando al poeta Blas de Otero, vive siempre con el corazón helado.

Coherente con su esencia, "Arrebato" sigue ahí, al margen pero vigente con su contenido provocador y brillante que es una continúa y estimulante fuente de ideas y discursos sobre el ser humano y la relación con las imágenes que produce.

Mezcla de formatos, mezcla de géneros, reflexión poética y semiótica sobre la verdadera naturaleza de las imágenes... Han pasado casi treinta años y, para "Arrebato" sigue siendo hoy.

La inquietud que transmite es eterna.
















MAL DÍA PARA PESCAR

Durante una época de mi vida leí mucho a Onetti, casi todo y nunca demasiado. Me acompañó durante la adolescencia con su romántico pesimismo ante el sinsentido de la vida, que era el sinsentido de Santa María, su especial región, el kantiano a priori espacio-temporal donde sucedían todas sus historias, largas y cortas, en las que, curiosamente, todo estaba escrito.

Los días pasan y unos escritores reemplazan a otros en el tiempo del lector, pero los importantes siempre permanecen en el recuerdo como viejos amores... Conrad, Sheppard, Greene, Dostoyevsky, Capote, Scott Fitzgerald, García Márquez... y Onetti, por supuesto.

"Mal día para pescar" se basa en uno de sus cuentos cortos. En ella dos estafadores llegan a Santa María dispuestos a organizar un combate amañado de lucha libre entre el campeón del mundo Jacob van Oppen (Jouko Ahola) y algún valiente local. El Príncipe Orsini (Gary Piquer), manager de van Oppen y organizador, se encargará como siempre que la victoria de su luchador se produzca, pero en Santa María las cosas no le resultarán tan fáciles.

Y es una película correcta, pero incapaz de transmitir en toda su intensidad lo descarnado de la situación que la historia plantea.

"Mal día para pescar" resulta demasiado fría y confía demasiado en las capacidades de Gary Piquer como actor, que son limitadas y en absoluto le colocan en disposición de cargar con la película a sus espaldas. Su interpretación resulta demasiado débil y transparente, plana y sin matices, siempre en el mismo registro "yo soy Orsini" y como confiando demasiado en la apariencia física a la hora de componer un personaje que exige más trabajo y verdad en su constante ejercicio de la mentira.

La película se resiente porque descansa sobre un Orsini sin carne ni sangre, que no siempre resulta creíble en su confusión de interpretación con figuración y que siempre resulta patético incluso cuando le miran aquellos a los que quiere engañar.

No basta con parecerse al personaje para interpretarlo. Hay que entenderlo. Vivirlo. Y el Orsini al que Piquer presta voz y apariencia con corrección, pero sin talento, carece del magnetismo que merece y que es necesario para que la historia prenda verdaderamente porque a través de él, en la interacción, suceden los restantes personajes.

Aceptable.


lunes, diciembre 28, 2009

¿Alguna duda?


Son los rostros, los gestos, las miradas los que traspasan...
SILVIO RODRIGUEZ

Casiopea...



domingo, diciembre 27, 2009

















LITTLE DEE

Toda una delicia.

Ternura, inteligencia, humor... No soy un ávido lector de comics, pero "Little Dee" tiene la capacidad de atraparme.

Creada en 2004 por Chris Baldwin y publicada únicamente online, "Little Dee"reproduce en internet el formato de tira cómica tan propio de la prensa norteamericana para contarnos las peripecias de la pequeña Dee y de sus amigos animales Ted (un oso), Vachel (un buitre) y Blake (un perro).

Ted encuentra a Dee perdida en el bosque y junto con sus amigos Vachel y Blake asumirá la doble tarea de cuidar a la niña y devolverla junto a sus padres. Esta situación permite a su autor, Chris Baldwin, hacer gala de un raro y precioso sentido del humor, basado en la empatía, la inteligencia y la sensibilidad, que casi siempre resulta brillante y que busca la sonrisa con su precisa finura muy alejada de la desconsiderada brutalidad del trazo grueso.

En "Little Dee" coinciden la blancura del relato infantil con la carga moral de la fábula para generar una arcadia donde nada malo puede suceder, un pequeño teatro de los sueños donde el misterio de lo humano se pone en valor encarnado por tres animales y su esfuerzo por hacerse cargo de la traviesa Dee.

Imprescindible.