Pedro Sanchez
Vaya por delante que no me gusta Pedro Sánchez. Como buen político que es marca blanca, a la búsqueda del éxito que pudiera acarrearle la defensa de una causa y su contraria, es un tremendo oportunista. Su trayectoria está ahí y yo estaba allí escuchándole decir una cosa y su contraria, según la circunstancia y el interés. Nadie me va a convencer de que no lo hiciera, aunque quizá sí puedan convencerme de que lo soñé. Otra cosa bien distinta es que se haya ganado mi respeto por haber sido capaz de jugárselo todo en el momento de la que podía haber sido su última oportunidad. Él mismo lo dijo. Había sido capaz de irse al paro cosa que va directamente en contra de la actual definición de lo que es la política: el arte de mantener y mejorar el puesto de trabajo. Y su valor ha sido de subirse al carro del descontento general. El mensaje de resignación que la perezosa e interesada política "mainstream" transmite está teniendo su contrapartida en una ciudadanía que inte...