miércoles, mayo 04, 2005

Entristecido planteamiento
1
Escuchado en una tertulia política:
"Hablaría hasta con el diablo para conseguir la paz"

Y el diablo... ¿dejará de ser diablo?

2
Escuchado en otra tertulia política:
"La realidad está por encima de cualquier ley"

Y la realidad... ¿Quién la define? ¿Qué es la realidad?

Pesimista conclusión
Cada vez estamos más perdidos en el bosque de nuestras propias palabras.
La política lo invade todo.
Sofística, argumentaciones esgrimidas como afiladas dagas desde distintos puntos de vista.
La palabra justa en el momento adecuado.
La puñalada precisa seguida del buscado enmudecimiento del adversario.
El intercambio de golpes tomado como diálogo.
El búscado silencio final confundido con la verdad.

jueves, abril 28, 2005

Heart of Darkness

Una nueva relectura del texto escrito por Joseph Conrad no ha cambiado mi opinión al respecto de este relato (que una vez más convierte en verdad absoluta el viejo aserto de Gracián: "Lo bueno si breve dos veces bueno").

Sigo siendo el mismo, siguen fascinándome las terroríficas sombras que amenazantes se insinúan tras la espesa y densa selva que componen todas y cada una de las palabras que componen el texto.
Y me alegro de no haber cambiado.

Kurtz sigue hablándome de la vasta oscuridad que le posee y yo sigo escuchándo sus febriles balbuceos con la misma fascinación con que Marlow le escucha en el texto.

Después de todo, Kurtz fue lo suficientemente hombre como para enfrentarse a esa oscuridad. La inasequible materia de la que todos estamos hechos.

miércoles, abril 27, 2005

"I was within a hair's-breadth of the last opportunity for pronouncement and i found with humiliation that probably i would have nothing to say. This is the reason why i affirm that Kurtz was a remarkable man. He had something to say. He said it."
(Heart of darkness, Joseph Conrad)

martes, abril 19, 2005

"A fella told me
This here road leads to Cairo
I got to get me a ride
I got to go back
Go back to my children
I got to see my little bride

I been travellin'
Gone a long long time
Don't know what I'll find
Scared of what I'll find
But I just got to see them again
Hey thanks for stoppin'
Are you headed down to Cairo?
I wrecked my Lincoln in Saint Jo
Why to little old Cairo?
No special reason
Look up some folks
I used to know

Me I travel some
Have my share of fun
Now that's a life a man can live
Sure I've played and lost
But who minds the cost
You got to take more than you give
Hey you got another cigar?
Son I sure like this car
Oh from your daddy as a gift
Say on second thought
There's gifts I haven't bought
Just drop me here
Thanks for the lift

Yes I've travelled some
Yes I've been a bum
Never have a dime for gin
Left to make my way
Told her I can't stay
To see my children poor as sin
I know this road
It leads straight into Cairo
Twenty-two miles straight ahead
I can't I can't walk down this road to Cairo
They're better thinkin'
I'm dead I been travellin'
Gone a long long time
Don't know what I'd find
Scared of what I'd find
I can't I just can't walk down this road"
(David Ackles "Road to Cairo")

David Ackles, sobre todo su primer disco, es uno de nuestros grandes olvidos.

Siempre recordamos las mismas cosas.
Constantemente nos las repetimos los unos a los otros.
Quizá porque también queremos encontrarnos,
no sentirnos solos,
reconocermos como parte de algo incluso en el pasado.
Los lugares comunes.
Beatles, Animals, Rolling Stones...
La pereza de la memoria.

lunes, abril 18, 2005

El cinismo es una enfermedad degenerativa que afecta a las almas/espíritus más sensibles, un extremo mecanismo de defensa para sobrevivir en este mundo tan fascinante y hermoso como peligroso y cruel.
La ironía ya no es suficiente.

miércoles, abril 13, 2005

Si no reconoces tu futuro en tu presente, será mejor que dejes de pensar en uno de los dos.

viernes, abril 08, 2005

Sobre la muerte del Papa:

"Nadie, a mi alrededor, da muestras de haber sufrido una gran pérdida, pero debe ser un efecto óptico porque los telediarios hablan de un duelo universal, que afecta a todos y cada uno de los habitantes del planeta. Me rindo, mamá, y en este acto abomino del condón y me adhiero al discurso único."
(Juan José Millás)

Leer todo el artículo

No hay más que hablar. Algún día habrá que escribir sobre el curioso efecto que produce la muerte sobre los meapilas.

jueves, abril 07, 2005

Me fascina este concepto:

"Donald Richie ha destacado en el cine de Mizoguchi la presencia de esa cualidad que en la estética japonesa se denomina shibui: la elegancia pausada. Dicha condición deriva, de acuerdo a ese valor, de una serenidad entristecida." (leído en Internet)

Elegancia pausada como consecuencia de una serenidad entristecida... Quizá, la belleza de quién acepta y asume su destino. El erotismo de la aceptación frente a la pornografía de una ambición de rostro tan desencajado como el propio deseo aún por satisfacer... y jamás satisfecho (the grass is always greener on the other side of the hill)... Y las colinas son infinitas.

Siempre recuerdo a Paul Bowles, su comienzo de "El cielo protector", su pequeño cuento llamado "Te en el Sáhara"... La historia de tres niñas que acaban irremediablemente perdidas en el desierto.
Buscan una duna en la que poder tomar el te, pero no buscan cualquiera. Necesitan una que les proporcione además una buena vista del ondulado y ocre horizonte. Y cuando llegan a la que han elegido siempre descubren una mejor y hacia ella se dirigen sin darse cuenta de que se adentran más y más en el desierto.

Me seduce la idea que subyace en el concepto "shibui".
El distanciamiento ascético como consecuencia de una intuición acerca de la perversidad del mecanismo del propio deseo.
Una intuición que lleva a la relativización e incluso al completo abandono del menor afán.
Una relativización y un abandono que sitúan al individuo al margen del mundo, de su ruido y de su furia (consecuencias directas de la loca persecución de lo inalcanzable), convirtiéndole en una suerte de mortal dios de las pequeñas cosas.

Elegancia y tristeza.
Elegancia como consecuencia del abandono de todo aquello que no es esencial, como manifestación desnuda de la propia mismidad cuajada a golpes y deslumbramientos.
Tristeza como resultado de la soledad, como condena para quién ha sido capaz de asomarse a la profunda oscuridad incomprensible (mitad animal, mitad racional) que nos constituye... y ha vuelto.

Y como siempre, la belleza habla por sí misma.
Nos llama con su voz transparente para que la contemplemos.

martes, abril 05, 2005

"They were men enough to face the darkness"
(Heart of darkness, Joseph Conrad)

lunes, abril 04, 2005

"Corro el peligro de convertirme en un hombre bueno."
(Matías Antolín, periodista)

sábado, abril 02, 2005

"The life aquatic with Steve Zissou" me tiene loco. Nadie debe perdérsela.

Aún no lo tengo claro. No se por qué me ha emocionado tánto, por qué he reído tánto con esta historia tan extravagante y triste.
Las emociones y las ideas estallan y pasan como relámpagos en la noche de mi agotamiento insomne.

Está claro que tengo que volver a escribir de ella, aún tengo que hurgar sobre las cenizas de este sentido entusiasmo que ahora siento y que me reconcilia con la auténtica experiencia de ir al cine: encontrar una nueva mirada que te susurra al oído esas palabras justas que no encontrabas. Unas palabras que se esconden en la estólida expresión triste de Bill Murray, en el loco viaje a ninguna parte de la tripulación del Belafonte en busca de un animal que quizá sea imaginario..
Aunque no lo parezca, se trata de la vida misma.

Scientist: [regarding the shark Zissou is hunting] What would be the scientific purpose of killing it?
Steve Zissou: Revenge.

jueves, marzo 31, 2005

Siento una enorme lástima por este papa intubado que ni siquiera puede ya hablar.

No entiendo su razón de estar todavía allí. Tampoco comprendo a los fieles que se congregan a su alrededor ufanos y orgullosos, empujando al anciano a dar un pasito más en su cuesta abajo hasta el último aliento.
No entiendo nada.

Se me escapa lo edificante y moralizante de su gesto. Y enseguida pienso que todo, hasta las vidas ejemplares de los santos, tienen su momento.

¿Debemos admirar al conductor ciego que aún quiere seguir conduciendo su autobús?
¿El arquitecto enfermo de Alzheimer que en sus pocos instantes de lucidez aún quiere seguir construyendo debe merecernos un aplauso?

¿Dónde está su Dios en todo ésto?
¿Cuál es el mensaje?

Yo sólo escucho su silencio, un triste espectáculo de fervor sádico ante el dolor ajeno, un circo romano de blanqueados sepulcros que quiere más y más, el martirio en directo.

martes, marzo 29, 2005

Cuidado con las víboras del Gabón... Su picadura es tremendamente acertada y a veces muy venenosa.

miércoles, marzo 23, 2005

Más leña para el fuego de la izquierda:

"Bueno, es que son ridículos. Son tan reaccionarios, tan reaccionarios, Dios mío… Su pensamiento no ha progresado desde 1945. La figura del intelectual tiene prácticamente un siglo de vida. El término fue creado por el francés Clemenceau para designar a los escritores, los artistas, los que creaban. Ahora, la palabra intelectual se ha desvinculado de lo que supone un logro intelectual; un intelectual es un consumidor de ideas, ya no hace falta ser un creador. "

"Como dijo McLuhan, la indignación moral es la estrategia adecuada para revestir de dignidad al idiota. Y eso es lo que hace la mayoría de los que se dicen de izquierdas: en lugar de pensar –lo cual es duro, lleva tiempo, hay que leer–, se indignan por algo, y eso les reviste de dignidad. Siempre han escogido las opciones equivocadas. "

"Me llaman conservador, pero nadie sabe decirme qué es lo que pienso, qué es lo que quiero. Me lo llaman porque me burlo de la gente que valora la indignación moral por sí misma. Es lo que uno tiene que hacer cuando es progresista: tiene que estar siempre indignado por alguna cosa. "

(Tom Wolfe)

martes, marzo 22, 2005

I
Billie Holliday no sólo era una personalidad cuando cantaba, sino también cuando escribía...
Esta es la sensación que tengo cuando termino de releer "Lady sings the blues", su maravillosa autobiografía escrita en colaboración con el pianista y también amigo William Duffy.

Con ácido sentido del humor y desde la tristeza, Billie Holliday compone un minimal y austero retrato de una vida desdichada. Un retrato que sorprende por una rotunda capacidad evocadora que atrapa al lector con la profunda intensidad que parece emanar de las cosas mismas, de lo narrado:

"Papá siempre quiso tocar la trompeta, pero nunca tuvo la oportunidad. Antes de que lográramos comprarla, el Ejército lo cogió y lo embarcó a Ultramar. Tuvo la mala suerte de ser uno de los que respiraron gases tóxicos, lo que le estropeó los pulmones. Sospecho que si hubiera tocado el piano le hubieran dado en las manos"

o

"Recuerdo Zürich, donde paramos en un hermoso hotel rodeado únicamente de nieve y con cisnes grandes como ponies flotando en un lago delante de nuestras ventanas"

Pero siempre hay una mirada, la suya, imprimiendo la propia impronta al texto.

Recordando a Ruben Blades, la suya es una mirada de "ojos de perro azul". Bellamente sospechando la mala suerte que regirá el destino de su padre, mágicamente caracterizando a los cisnes como si fueran ponies.
La magia de la contingencia.
El atractivo de la voz única e irrepetible, una voz que habla desde un cierto punto de vista y desde una cierta sensibilidad y que está capacitada para hacerlo, para llamar nuestra atención con la fascinante riqueza de un mundo propio:

"Si lo único que esperas son dificultades, tal vez se presenten algunos días dichosos. Si esperas tiempos felices, ten cuidado"

En definitiva, el poder de una irrepetible personalidad que uno no sólo puede escuchar, sino también leer... y sin apenas notar la diferencia.

II
Me gusta el título del libro.
"Lady sings the blues" se ajusta perfectamente al contenido que el lector va a encontrar en sus páginas.

La señora canta blues... y vaya si lo hace. Incluso cada capítulo está titulado de una forma concisa, como si fueran canciones (Too hot for words, I must have that man, ....) que perfectamente ella pudiera cantar acompañada de su amigo Duffy al piano.

viernes, marzo 18, 2005

Mi amigo R. tiene razón.
A ciertas edades una persona sólo puede llegar borracha.
En relación con la entrada anterior:

"Leve es la parte de la vida
Que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
Sordamente en la entraña
Toda hiel sempiterna del español terrible,
Que acecha lo cimero
Con su piedra en la mano."
(Luis Cernuda. A un poeta muerto. Fragmento)

jueves, marzo 17, 2005

Han pasado ya casi 30 años y aún estamos a vueltas con el dictador y sus estatuas.

Dos cosas me sugiere este tema:

1
Por un lado, que junto a la más o menos exitosa transición política algunas personas (pertenecientes a la derecha o a la izquierda) debieron hacer una TRANSICIÓN MENTAL que en absoluto han realizado.
Igual que algunos escritores y dramaturgos, como Alfonso Paso, escribían mejor "contra Franco" que en democracia; algunas personas -especialmente políticos- se encuentran mejor pensando "contra Franco" (aunque sean ya seis lustros los que les contemplan).
Como si se tratasen de personajes de alguna perdida novela de García Márquez, el tirano sigue viviendo en sus mentes y desesperadamente permanecen alerta esperando que algún día regrese para intentar sojuzgarles.
Una lástima construida a partes iguales de miedo a la libertad y vaguería de pensamiento.
La izquierda cerril que aún tiene cuentas pendientes con la historia y que sin el menor escrúpulo intenta pastorear un inconsciente colectivo de miedo y odio buscando el beneficio momentáneo de unos votos.

Lo tengo muy claro.
Ahora, el problema de este país es la izquierda.
¿Republicana o Monárquica? ¿Federalista o Centralista? ¿Fundamentalista o Revisionista? ¿Rica o pobre?
La derecha siempre lo ha tenido más claro. Entre otras cosas, porque este mundo en el que vivimos es su mundo. El otro, la alternativa, se pudrió al otro lado del telón de acero... pero ¿Y la izquierda? ¿En dónde ha clavado su bandera para intentar reagruparse?
No me cabe la menor duda. Algunos lo han hecho sobre el cadaver podrido del dictador y aún tienen tiempo para pensar en retirar una estatua olvidada, llena de óxido y verdín, en la que nadie se fijaba hasta que ellos nos obligan a fijarnos, quizá a recordar...

2
Recuerdo un poema de Cernuda.
El poeta lloraba por las rotas y olvidadas estatuas pertenecientes a dioses de cultos olvidados en el tiempo y pienso que, mucho mejor que quitar una estatua, es olvidarla. Así, pasa a ser un monumento al olvido de aquello que representa.
No hay crítica más demoledora que la que hacen el óxido y la herrumbre, el desvanecimiento de las palabras escritas en las placas y las inscripciones hasta llegar a un imposible: el olvido del nombre del jinete.

Quizá, quienes han quitado esa estatua, no quieren ese olvido.
Me pregunto si los motivos que les impulsan son de ley o perversos.

sábado, marzo 12, 2005

Relacionado con la entrada anterior, hipertextualizando...

One way or another we all work for our vice.
(Doc, La Jungla de asfalto)

viernes, marzo 11, 2005

Leo la entrada del blog de Alejándro Gándara, leo los comentarios a sus palabras (¡GANAREMOS EL FUTURO!) y le contesto.

Escribe, a propósito de la matanza del pasado 11 de Marzo, y dice que la tristeza "es un pájaro que vuelve". Sigo leyendo (yo, mi mujer, mi hijo, todos nosotros) y continúo teniendo la misma sensación. Las víctimas están desvanecidas, difuminadas... ¿Dónde diablos están?

La tristeza (la mía y la suya) es un pájaro que vuelve, pero la tristeza de alguién que perdió a un ser querido en aquel bárbaro atentado es un árbol que permanece, petrificado, en el mismo lugar ónde quedó consumido por aquel relámpago atroz.
Y sobre ese árbol es donde mi tristeza y la suya se posan de cuando en cuando.

Llega el momento de la tristeza, de los grandes discursos... El terrible momento de la poesía, pero nadie habla de las víctimas. Leo la prensa on line y apenas las veo. Están como escondidas debajo de todos los dolores, asombros; sepultadas debajo de las grandes palabras o de las palabras hermosas.

Me pregunto cómo están ellas y no puedo saberlo. Puedo saber lo que siente el señor Gándara, pero no escucho la voz de las víctimas.

¿Se han cumplido todas las promesas? ¿Tienen toda la asistencia que precisan? ¿Quienes han faltado a su palabra? ¿Quienes han cumplido? ¿Necesitan algo más? ¿Podemos dárselo? No encuentro las respuestas a esas preguntas, auqnue aún no he llegado a la letra pequeña del día de hoy.

Le escribo al señor Gándara y le digo que el dolor y la poesía están bien. Nos humanizan. Pero también le digo, para terminar, que casi siempre nos quedamos ahí, volando de rama en rama.