martes, noviembre 07, 2006

Escuchado a Concha Márquez Piquer en uno de esos programas de la tele en los que le ponen a la gente el micrófono en la cara y a propósito de una gira de Isabel Pantoja por Rusia:

"Cuando Dios te cierra una puerta, te abre una ventana... para tirarte"

lunes, noviembre 06, 2006

"¿Quién puede en el curso de una vida
remover toda la sombra de que está hecho?
En esa cama de sombra me acuesto,
y ciego me levanto como dormí.
Pero insisto en la insistente empresa
de llenar los ojos ciegos con la certeza
de que también hay sol dentro de mí. "
(Miguel Torga)
INCERTIDUMBRE

En el "Tio Vania" de Anton Chejov, el médico pronuncia la siguiente frase: "Cualquier cosa menos la incertidumbre".

Aún no la he olvidado y hoy la recuerdo más que nunca.

La incertidumbre -creo- es uno de los sentimientos más difíciles de sentir.

Sintiéndolo, uno se sabe en manos de otros y -principalmente- del tiempo. Quizá, se pueda hacer algo para mejorar la propia situación, pero -y se haga lo que se haga- el demonio de nuestra propia levedad se nos aparece sonriente y moviendo su larga cola como un malvado gato de Cheshire.

En la incertidumbre uno siempre aguarda. Acontecimientos, palabras, miradas o una simple llamada telefónica... En algún momento ocurrirán o quizá nunca sucedan.

El individuo se convierte en el sujeto (im)paciente de un proceso cuyo intrincado mecanismo ignora.

Espera.

Espera y sólo puede limitarse a desear que las cosas sucedan... o no, pero -lo más importante- la decisión nunca le corresponde a él.

No es tan dueño de su destino como cree. Nadie lo es.

Una espera puede volvernos locos o también hacernos más humildes.
De vez en cuando es bueno que la vida nos haga esperar.

---------------------------------
Fotografía: Incertidumbre Violenta
Fractal Art by Vicky Brago-Mitchell
---------------------------------

domingo, noviembre 05, 2006

VIBRACIONES NOCTURNAS

LITTLE MIS SUNSHINE

Me gusta esta película.

Quizá porque la mayoría del tiempo sucede en la carretera, durante un viaje... Seguramente, porque uno sale contento, vistiendo la media sonrisa de los buenos momentos, cuando sale del cine.

No lo se...

El caso es que "Little Miss Sunshine" es una "road-movie" protagonizada por una familia disfuncional que se encuentra varada en la playa a donde van a parar todos los naufragios del mundo de ganadores y perdedores en que vivimos inmersos. Es en sí misma una reflexión agridulce sobre los efectos que sobre las personas ejerce ese diario desayuno de los campeones que en algunos momentos -o quizá constantemente- todos nos vemos obligados a tomar.

A mi modo de ver, lo más interesante de "Little Miss Sunshine" es la idea de que uno mismo siempre es dueño de su éxito y de su fracaso. De que todo pasa por la decisión personal e intransferible de lo que se quiere hacer y no por la imposición pura y dura de formas de comportarse y vivir.

Las raíces del éxito siempre crecen allí, en la parte más íntima de nosotros mismos donde late nuestra más profunda semilla, la que -desarrollada- nos hará ser lo que verdaderamente queremos/debemos ser o hacer.

No hay fracaso posible si uno escucha esa voz.

Por éso, al final de la película y cuando la familia regresa a su casa, ni se me pasa por la cabeza pensar que las cosas les hayan salido mal y que el largo viaje no haya merecido la pena. Después de todo, se han encontrado a sí mismos. Han hecho justo lo que han querido hacer y lo han descubierto justo a tiempo.

Ese es siempre es el más importante de los triunfos.

"Preferiría no hacerlo", decía Bartleby, el maravilloso y fascinante personaje de Herman Melville. Un casi valleinclanesco esperpento de la necesidad y el esfuerzo por ser constantemente uno mismo.

Seguramente nadie querría ser Bartleby. Sólo él... Y de eso se trata.

domingo, octubre 29, 2006

"Es por prudencia por lo que un Dios nos oculta el futuro en la sombra y se ríe del que se preocupa por el más allá de su destino mortal. Es feliz, dueño de sí mismo, el que cada día puede decir: he vivido. Qué me importa que mañana se oscurezca o brille el sol"
(Horacio, Odas, III. XXIX. 29 a 32 y 40 a 44)
HOJAS DE OTOÑO

SCOOP


Desde 1992, Woody Allen viene obsequiando a sus innumerables fans con, al menos, una película anual.

La entrega correspondiente al 2006 es "Scoop".

A la sombra de "Match Point", su predecesora, "Scoop" resulta una película menor, una suerte de divertimento policiaco en el que -y por encima de todo- brilla el talento de Allen para plantear historias con presupuestos muy originales (un periodista muerto recibe una exclusiva de otra fallecida mientras cruza el Leteo en compañía de la propia Muerte). Así como de su enorme inteligencia para llenar esas historias con dialogos llenos de réplicas ingeniosas ("Fui educado en el judaísmo, pero cuando crecí me pasé al narcisismo").

"Scoop" se deja ver con agrado y uno se ríe lo suficiente durante sus 96 minutos de duración como para salir contento del cine... Lo que no es poco. Pero adolece del mismo defecto que el que escribe detecta en la mayoría de las últimas películas de Allen.

Uno las olvida pronto.
Y, si acaso, sólo permanece la impresión de haber pasado un buen rato.

Mientras uno se llevaba a casa "Match Point", una de las mejores películas que Allen ha rodado nunca, "Scoop" no va más allá de las puertas del cine, como si se tratara de un habitante de "Shangri-La" incapacitado para atravesar los lindes de su territorio bajo la pena de envejecer y morir.

Hablamos de comedia de baja intensidad.... lo que por otro lado es normal, puesto que en la prolijidad el talento suele disiparse. Aunque Allen siempre tiene a su favor el hecho de que nos hace reir, y solemos perdonar casi todo a aquellos elegidos que tienen la capacidad o el don de arrancarnos una sonrisa.

Juega con esa ventaja para seguir haciendo lo que más le gusta: rodar películas.



viernes, octubre 27, 2006

INOLVIDABLE

El incompetente y desubicado Hrundi V. Bakshi, maravillosamente interpretado por Peter Sellers, se convierte en la pesadilla del equipo que rueda una nueva versión del clásico "Gunga Din".

La desastrosa sucesión de catastrofes protagonizadas por el actor hindú culminan con la accidental voladura del fuerte, una de las escenas más importantes del film y que compromete el futuro de tan cara producción.

Apoyando el pie sobre el detonador, Bakshi entra en una lista negra que, por error, es en realidad una lista de invitados a un sofisticado guateque.

Como no podía ser menos, Bakshi llevará el desastre a las colinas de Hollywood, pero también con él habrá sido invitado un punto de vista alternativo, hippie y naif que salvará a una bella aspirante a actriz de un pequeño desastre personal.

Con la ayuda de un ballet ruso y un elefante sucio, Bakshi llenará de espuma y locura una envarada fiesta de poderosos y elegidos.


Como repite varias veces durante la película y sin que venga mucho a cuento, "la sabiduría es la virtud de los adultos, pero el corazón de un niño es puro".

Unas palabras que en realidad son una amable y bondadosa sonrisa que Bakshi nos dedica con timidez.

El guateque.
VERANOS

"El oficio de vivir" es el diario del escritor italiano Cesare Pavese, el día a día de una sensibilidad maldita siempre a flor de piel.

Su lectura me parece siempre recomendable y de cuando en cuando regreso a él para zambullirme al azar en cualquiera de sus entradas.

Hoy he abierto el libro por el final.
Mis ojos vagabundean por las páginas de pensamientos tachados por el propio Pavese en alguna de las entradas de este diario.

Me fascinan los tachados.
No se por qué.

Los fantasmas terribles de mis dos últimos veranos están de pie, haciendo guardia siniestra y oscura de mi fracaso.
Se que no me van a dejar nunca.

Y de pronto mi mirada emerge del libro con un tesoro cuya sugerente belleza de melancolía y paz quiero compartir con vosotros (aunque no tengáis maldita idea de la razón de ser de este escrito):

"24 de octubre (de 1940)
Es el inmóvil verano de los ojos cerrados. Tu vida continúa en los días idos como un mar de mediodía. Disfrutas del cielo con tu cuerpo de entonces"

Y recupero la alegría del verano que les precedió, el primer verano de todos mis veranos, cuando la alegría temblaba entre mis manos.

Mi fracaso se enrosca como un gato alrededor de mis pies.
Está tranquilo.
Sabe que ya no podré morir nunca.
ROSA AL VIENTO

FANTASMAS

La fotografía que véis fue realizada por el antropólogo Edward S. Curtis a principios del pasado siglo XX. se llama "La danza del eclipse" y me parece maravillosa... por eso la pongo.

Alguna vez ya he escrito en este blog sobre las viejas fotografías y la fascinación que ejercen sobre mi. No me importa repetirme... Es inevitable. Uno siempre tiene que ser uno mismo, aunque resulte aburrido. Para eso estamos aquí.

Ninguno de los guerreros fotografiados por Curtis hace casi cien años existe ya. Todos han pasado. Más pronto o más tarde, sus vidas terminaron... pero ahí están congelados en un momento de sus pequeñas vidas. Permanecen encerrados en un instante de dos dimensiones que se prolonga en el tiempo.

Una parte de su alma está ahí, ha quedado atrapada en el corto intervalo de una exposición al ojo de la cámara.

Los fantasmas existen.

Viven en la eterna medianoche de las viejas fotografías.
LLUVIA

martes, octubre 24, 2006

DISTANCIA

No quiere que le den las gracias.

Lo ha decidido.

Que le den un beso, que le hagan un guiño,
que le administren una caricia,
que le sonrían
o que, simplemente, no le digan nada...
pero que no le den las gracias.

Nunca más.

Es una palabra maldita.

Proyecta a millones de kilómetros de distancia
a las personas que la pronuncian...
aunque sigan estando a su lado.

Hace que se sienta sólo y extraño.

lunes, octubre 23, 2006

THE SEARCHERS
Si por algo destaca el cine de John Ford -a mi entender- es por una enorme capacidad para estilizar las imágenes y hacerlas significar, trascender.

Esta imagen procedente de "Centauros del desierto" (The searchers) es un magnífico ejemplo.

Por sí misma es bella: Dos jinetes y una montura cabalgando hacia el crepúsculo mientras continúa la infructuosa búsqueda de la niña raptada por los indios.

En sí misma encierra una belleza interior llena de silencio y poesía.

La odisea eterna del hombre atrapado entre el cielo y la tierra, convertido en apenas una insignificante y vulnerable contingencia que escasamente perturba la eterna monotonía rectilínea del horizonte.

La belleza de ese esfuerzo por existir y, lo que es más importante, por ser en ese espacio tan reducido, un espacio angosto compuesto de un número incierto de años y nacido de la proximidad entre esas dos inmensidades que constantemente amenazan con aplastarlo todo.

El cine de John Ford es un cine con alma.
HISTORIAS

I
El que desarrolla Wim Wenders es un interesante punto de vista acerca de las historias y el poder hipnótico que desde el principio de los tiempos aquellas ejercen sobre nosotros, los seres humanos:

"Pero, por supuesto, las historias tienen su interés. Son poderosas e importantes para la humanidad. Proporcionan a la gente lo que buscan y lo hacen en un nivel muy profundo -son mucho más que entretenimiento, acción y suspense. Uno de las necesidades principales de la gente es que cierta cantidad de coherencia les sea proporcionada de alguna forma y las historias proporcionan a quienes las escuchan el sentimiento de que existe un sentido. Al final y en el fondo existe un orden por debajo de la increíble y caótica confusión de las sensaciones y los fenómenos que les rodea y ese orden es lo que la gente necesita más que ninguna otra cosa. Casi diría que el concepto de orden y de historia está directamente relacionado con la idea de Dios. Las historias la substituyen o se tratan de otra forma de llamar a la misma cosa.

(...)

Las historias son mentiras. Pero son increiblemente importantes para nuestra superviviencia. Sus estructuras artificales nos yudan a superar nuestros peores miedos: la ausencia de un Dios, la idea de que no somos nada más que un conjunto de pequeñas partículas vibrantes dotadas de percepción y conciencia, pero perdidas en un universo que en su mayor medida permenece más allá de nuestra comprensión. Produciendo coherencia, las historias hacen que la vida sea soportable y combaten nuestros miedos. Esa es la razón que lleva a los niños a querer escuchar un cuento antes de dormir y también que hace de la Biblia una historia muy larga y también la razón que explica el final feliz de casi todas ellas."
(Historias imposibles, Wim Wenders)

III
Necesitamos constantemente escuchar historias.
Su mentira encierra una poderosa verdad que nos permite, a su vez, sustentar en ellas nuestra propia certeza.

La capacidad de generar un sentido, un mundo, puesta por obra ante nuestros ojos.


domingo, octubre 22, 2006

CIELO DE MADRID... AZUL

FAVORITOS




Cuando uno se pasa la vida mirando una brújula con 360 nortes es complicado poder precisar los favoritismos.

Ser un diletante de tantas cosas -y las que quedan por llegar- tiene ese pequeño inconveniente.

No obstante, y para cada regla, siempre hay excepciones. También las hay para mí.

En algunas cosas, tengo mis rotundos favoritos y, por lo que respecta a la poesía, a mis cuarenta años de vida estoy en condiciones de afirmar que siempre incluiría "El muerto" de José Hierro entre mis poemas favoritos.

Mucho tiene que cambiar todo para que sea capaz de traicionarme tan profundamente... aunque peores cosas se ven caídas sobre la corteza de este pan nuestro de cada día con cada vez menos miga.

Han pasado veinte años y aún sigue gustándome:

"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca.

Yo lo veo muy claro en mi noche completa.
Me costó muchos siglos de muerte poder comprenderlo,
muchos siglos de olvido y de sombra constante,
muchos siglos de darle mi cuerpo extinguido
a la hierba que encima de mí balancea su fresca verdura.
Ahora, el aire, allá arriba, más alto que el suelo que pisan los vivos
será azul. Temblará estremecido, rompiéndose,
desagarrado su vidrio oloroso por claras campanas,
por el curvo volar de los gorriones,
por las flores doradas y blancas de esencias frutales.
(Yo una vez hice un ramo con ellas.
Puede ser que después arrojara las flores al agua,
puede ser que le diera las flores a un niño pequeño,
que llenara de flores alguna cabeza que ya no recuerdo,
que a mi madre llevara las flores:
yo querría poner primavera en sus manos.)

¡Será ya primavera allá arriba!
Pero yo que una vez en sentido en mis manos temblar la alegría
no podré morir nunca.
Pero yo que he tocado alguna vez las agudas agujas del pino
no podré morir nunca.
Morirán los que nunca jamás sorprendieron
aquel vago pasar de la loca alegría.
Pero yo que he tenido su tibia hermosura en mis manos
no podré morir nunca.

Aunque muera mi cuerpo, y no quede memoria de mi"
(El Muerto, poema perteneciente a "Alegría", José Hierro)




Hace veinte años éste se me antojó el poema que siempre hubiera querido escribir... y aún me lo sigue pareciendo.

Estremecedor canto pronunciado más allá de la vida, desde la muerte.

Una vida recordada en su ausencia, sin resentimiento porque el sabor que ha dejado en esos labios borrados perdurará siempre.

Una heterodoxa visión de un extraño paraíso de sombras y olvido donde sólo existe el recuerdo de haber sido feliz y cierto.

Cielo azul bajo la negra tierra.

José Hierro fue un gran poeta... y aún lo sigue siendo, en la alegría de reencontrarse una y otra vez con su obra eterna.

miércoles, octubre 18, 2006

INOLVIDABLE

The searchers

Ethan, el personaje que interpreta Wayne, ha cumplido con su promesa. Ha devuelto la niña raptada por los indios a su hogar.



Él nunca ha podido permitirse algo semejante a un lugar al que regresar.

Lo único que le queda es hacer lo que siempre ha hecho... Marchar.