jueves, agosto 28, 2014

Sobre el fundamento del carácter utópico de la economía de mercado:

“Para la economía de mercado el crecimiento económico es un dogma. Sin ello, a medio plazo, no hay acumulación posible, o sea, no hay vida para el capital. La vida del capital, sin embargo, implica la amenaza de la vida del planeta. Solo tenemos un planeta, pero la economía neoclásica no toma en cuenta los límites de nuestra naturaleza. Conforme continúe el crecimiento y tenga vida el capital, la economía de mercado puede acabar hoy en día con la vida en la tierra y/o ahogarse en su propia racionalidad. Para la economía neoclásica, la naturaleza y la reproducción de la vida natural constituyen un dato extra-económico ya que solo son riqueza por su contenido. La reproducción de la vida humana aparece por el mismo motivo como un proceso extraeconómico. Al tener ojo exclusivo para el proceso de reproducción en términos de valor, el capital se pone ciego para lo que sucede con la vida de las mayorías y de la naturaleza… Toda la vida se sacrifica para que tenga vida la acumulación a corto plazo. Lo que sucede mañana es problema para mañana. Esta racionalidad es ciega también para la suerte de la mayoría de los seres humanos. La concentración de riqueza implica una política de exclusión de las mayorías y condena a las clases media a acercarse a las líneas de pobreza. Lo que importa es hacer valor y más valor a pesar de la vida natural y humana”.

miércoles, agosto 27, 2014

De la necesidad de supervisar y controlar el mercado:

“Permitir que el mecanismo del mercado dirija por su propia cuenta y decida la suerte de los seres humanos y de su medio natural, e incluso que de hecho decida acerca del nivel y de la utilización del poder adquisitivo, conduce necesariamente a la destrucción de la sociedad. Y esto es así porque la pretendida mercancía denominada ≪fuerza de trabajo≫ no puede ser zarandeada, utilizada sin ton ni son, o incluso ser inutilizada, sin que se vean inevitablemente afectados los individuos humanos portadores de esta mercancía peculiar.
Al disponer de la fuerza de trabajo de un hombre, el sistema pretende disponer de la entidad física,, psicológica y moral ≪humana≫ que está ligada a esta fuerza. Desprovistos de la protectora cobertura de las instituciones culturales,los seres humanos perecerían, al ser abandonados en la sociedad: morirían convirtiéndose en víctimas de una desorganización social aguda, serian eliminados por el vicio, la perversión, el crimen y la inanición. La naturaleza se vería reducida a sus elementos, el entorno natural y los paisajes serian saqueados, los ríos polucionados, la seguridad militar comprometida, el poder de producir alimentos y materias primas destruido… No obstante, ninguna sociedad podría soportar, incluso por un breve lapso de tiempo, los efectos de semejante sistema fundado sobre ficciones groseras, a no ser que su sustancia humana y natural, así como su organización comercial, estuviesen protegidas contra las devastaciones de esta fabrica del diablo”.
“Es cierto que ninguna sociedad puede existir sin que exista un sistema, de la clase que sea, que asegure el orden en la producción y en la distribución de bienes, pero esto no implica la existencia de instituciones económicas separadas, ya que, normalmente, el orden económico es simplemente una función al servicio del orden social en el que esta operativamente integrado. Como hemos mostrado, no ha existido ni en el sistema tribal ni en la feudalidad o en el mercantilismo un sistema económico separado de la sociedad. La sociedad del siglo XIX, en la que la actividad económica estaba aislada y funcionaba por móviles económicos muy diferentes, constituyó de hecho una innovación singular. Este modelo institucional únicamente podía funcionar sometiendo de alguna manera a la sociedad a sus exigencias, pues una economía de mercado no puede existir más que en una sociedad de mercado”.

martes, agosto 26, 2014

El forajido

Dirigida por Joseph Losey en 1950, "El Forajido" es una de esas películas que no gustaban al senador McCarthy y a sus cruzados anti-comunista.

Nos cuenta la historia de un conflicto racista en un pequeño pueblo californiano que tiene como protagonista a un bracero mejicano quién por una serie de desafortunadas circunstancias se convierten en el principal enemigo público de la ciudad.

Sólo Larry Wilder, el director del periódico local, se interpondrá entre el fugitivo y la masa que lo persigue creyendo en su inocencia.

Entre finales de la década de los cuarentas y principios de los cincuentas, y con el cine negro como excusa, sucedió una explosión de películas de temática social que la izquierda intelectual norteamericana puso en jugo en las pantallas cinematográficas.

Películas como "Encrucijada de odios" de Edward Dmytrik o esta "El Forajido" hablaban de situaciones complejas y conflictivas que introducían un elemento distorsionante sobre la sociedad norteamericana.

Las desigualdades sociales y raciales afloraban en las pantallas cinematográficas de unos Estados Unidos colocado en la rampa de lanzamiento de la pax opulenta que se inició en la década de los cincuentas.

A este grupo de productores, escritores, directores y actores fue a quienes presentó batalla el senador McCarthy y su tristemente conocido Comité de Actividades Americanas. Entre ellos estaba Joseph Losey quién sólo un año después viajaría a Europa y no regresaría jamás a su país de origen

En "El Forajido" aparecen elementos atípicos dentro del cine norteamericano de la época, especialmente inmigrantes mejicanos y, lo que es más importante, su punto de vista al respecto de la situación que viven en las explotaciones agrarias californianas. Pero sin duda lo más relevante es la presentación de un ambiente de racismo y discriminación entre americanos comunes y corrientes, capaces de convertirse en una turba peligrosa e irracional con la eficaz ayuda de los medios de comunicación.

Sin duda, la visión de la injusticia puesta por obra en el seno de una sacrosanta e idílica comunidad rural norteamericana debió de poner a prueba la paciencia de más de un macartista.

Interesante.


domingo, agosto 24, 2014

Dodeskaden

Dirigida en 1970 por Akira Kurosawa, "Dodeskaden" es una película importante dentro de la filmografía del maestro japones.

No sólo porque se trate de su primera película en color ni porque sea, para mi gusto, una de las mejores, sino fundamentalmente porque supuso un punto y aparte fundamental en su vida y obra. Basada en un libro de un autor japonés llamado Shigoro Yamamoto, "Dodeskaden" presenta un retrato coral de la vida en un suburbio marginal de una ciudad japonesa

"Dodeskaden" supone un cambio radical con respecto al cine que el japonés había venido realizando, un cambio radical que pilló a su público con el paso cambiado.

Pareciera como si Kurosawa quisiera renovarse a sí mismo, una especie de seppuku artistico en el que el maestro japones abandona su controlado discurso narrativo para, situándose en un mísero barrio de chabolas del Japón presente, dar rienda suelta a su concepción nihilista del ser humano hasta unos extremos tan hiperrealistas que hacen que la película sea dura de ver.

Esta especie de nouvelle vague de sí mismo supuso a Kurosawa el fracaso de público de un proyecto para el que se había empeñado hasta las cejas. El resultado fue la ruina económica y posteriormente una profunda depresión que le llevó a cometer un intento de suicido.

"Dodeskaden" le mantuvo cinco años retirado del mundo del cine hasta que en 1975 la Unión Soviética le produjese la maravillosa "Dersu Uzala".

No obstante, el paso del tiempo ha dejado las cosas en su sitio reservando a "Dodeskaden" un lugar importante dentro de la filmografía del director japonés, siendo seguramente una de las más personales.

Como ya he comentado se trata de una película coral que se sitúa en un barrio marginal, entre escombros y basura, a las afueras de una gran ciudad japonesa.

El titulo de la película hace referencia a la onomatopeya con la que uno de los protagonistas simula el sonar del tranvía que en su locura cree conducir por todo el villorrio.

Y al final el tomar esa onomatopeya por titulo explica muy bien lo que la historia hace: mostrar el ruido que como el tranvía hacen los personajes que la protagonizan, al pasar, al vivir sus en mayor o menor medida difíciles vidas.

En este sentido, "Dodeskaden" presenta con la frialdad casi científica del naturalismo decimonónico un retablo de todas las limitaciones y miserias del ser humano, un retablo en el que lo locura, el alcohol o un exceso autodestructivo de fantasía parecen ser la única escapatoria posible, aspecto que anticipa la locura de Hidetora cuando su castillo es tomado por los ejércitos de sus hijos, una de las piedras angulares de "Ran" una de sus obras maestras.

No es de extrañar que fuese un fracaso comercial.

Terminando la década, "Dodeskaden" fue toda una pedrada en el espléndido escaparate de la mentalidad acomodada de los sesentas.

Obra maestra.

sábado, agosto 23, 2014

The man who haunted himself

Antes de ser devorado para siempre por el personaje de James Bond que interpretó durante casi quince años, Roger Moore fue un exitoso actor de televisión que buscaba pegar el salto al mundo del cine.

Entre "El Santo", la serie que le dio fama mundial y "Los Protectores", serie televisiva que le mantuvo ocupado los años 1971 y 1972, Moore protagonizó "The man who haunted himself" en 1970, que sería su última película antes de tomar el personaje de Bond de un cansado Sean Connery en 1973 para protagonizar "Live and Let die".

Basada en un guión de la serie televisiva Alfred Hitchcock presenta, "The man who haunted himself" es una historia de corte fantástico en la que un conservador ejecutivo de la City londinense interpretado por Moore descubre cómo su propio doble va apoderándose de manera lenta pero segura de toda su vida.

La historia que data de los años cincuentas en los que el psicoanálisis fue toda una revolución en la sociedad norteamericana encierra un importante fondo psicoanalítico.

Un accidente de tráfico provocado por ese otro yo de Harold Pelhalm permitirá que aquel se libere, se haga realidad dando rienda suelta a un Pelhalm diferente, opuesto en su manera de ser y actuar al conservador ejecutivo de la city.

Pronto Pelhalm descubrirá que hace cosas y llega a compromisos con personas que no recuerda llegando a dudar de su propia salud mental.

El ordenado y racional Pelhalm se verá enfrentado a los desmanes que en su vida genera la presencia viva de un Perlhalm más agresivo y emocional, pero las cosas no terminarán en el simple desorden. Su sombra querrá mucho más.

La fantasía de la liberación del instinto convertida en pesadilla porque solo uno puede permanecer.

Sin ser una obra maestra y no demasiado bien interpretada (especialmente por el elenco actoral femenino), "The man who haunted himself" resulta entretenida siempre y cuando uno acepte las premisas sobre las que se basa la narración y se deje llevar por la pesadilla que enfrenta al protagonista contra sí mismo.

Pura serie B de la mejor calidad.


viernes, agosto 22, 2014

Blow-up

No es casualidad que Michelangelo Antonioni escoja a un fotógrafo para protagonizar "Blow-up".

Después de todo, el fotógrafo se constituye en su oficio en una suerte de sumo-sacerdote de esta sociedad de consumo. Su capacidad para crear imágenes les convierte en uno de los ejecutores de una estrategia de dominación en el que el Narciso que somos todos y cada uno de nosotros no perece ahogado en la persecución de su propio reflejo en el fondo del estanque, sino perdido para siempre en un bosque de espejos persiguiendo la estela de su propio reflejo.

Al final, las imágenes son esas sagradas formas a través de las cuales el misterio de la cosa misma se nos da como sentido y, por supuesto, no de cualquier manera.

El encuadre siempre implica una posición no sólo física sino también moral ante aquello que se fotografía. Así, a través de las imágenes la realidad nos es presentada con una determinada intención.

En este sentido, es fundamental el comienzo de la película, cuando vemos a su protagonista saliendo de una fábrica, pareciendo un obrero más, para luego convertirse de manera sorprendente en el exitoso artista visual que cabalga el Swinging London de la década de los sesentas con la silla de montar d esu flamante Rolls Royce.

Antonioni aplica al espectador la misma medicina narrativa que posteriormente aplicará a su propio personaje

Un simple cambio de perspectiva o de eje basta para que la realidad se vea alterada en el modo en que se nos presenta.

Sucesivamente, la omnipotente mirada del espectador y la de Thomas, el fotógrafo protagonista, son puestas a prueba... y vencidas.

Thomas descubrirá que su visión de esa apacible mañana de verano en el parque que ha cosificado convenientemente en sus fotografías no será tal.

Algo en la estructura de esa narración de imágenes fijas le lleva a la sospecha y, posteriormente, a través de un proceso de cuestionamiento, de blow-up (sucesivas ampliaciones de la imagen), descubrirá que esa paz que creía estar presenciando encierra una realidad más terrible y oscura: la de un asesinato.

Otra narración oculta, subliminal, y de carácter muy diferente a la que suponía, se revela ante la mirada asombrada de Thomas.

Las imágenes que creía domadas, controladas, cosificadas, se revelan, se vuelven indómitas y líquidas.

Hay otro sentido y no estoy seguro si el asombro que siente Thomas, la explosión (esta es la otra acepción del término blow-up) emocional que el fotógrafo experimenta tiene más que ver con la constatación de esa pérdida de control sobre las imágenes que él mismo ha creado que con el hecho de haber descubierto un asesinato y un cadáver.

Asi, "Blow-up" se nos muestra como lo que es: una película-ensayo que pone en su punto de mira la posibilidad de la verdad en la imagen y el carácter de esa verdad misma.

Y puede decirse que el dominante y controlador Thomas, así se muestra a lo largo de la película, experimenta una suerte de proceso de liberación de ese papel de cifrador de realidad en el que comprende que siempre hay algo más que su propia mirada: la profundidad propia y fantástica del mundo que le rodea.

Sólo así puede sumarse a esa partida de tenis imaginaria que es la maravillosa secuencia final de "Blow-up" y quizá ser aún mejor fotógrafo.

Obra maestra.

Foley

Nadie puede confrontar a la modernidad sin ser destruido por ella. Entre otras cosas porque por definición la modernidad trae la razón consigo a donde quiera que vaya en el tiempo y en el espacio.

El resto de culturas y pueblos que habitan el mundo y que la globalización todavía no ha domesticado sólo se defienden de nosotros. Algunos lo hacen desde la barbarie como es el caso de Foley, mientras otros lo hacen desde la inteligencia.

La razón, la libertad, la democracia son las nuevas cruces tras de las que nos ocultamos, pero detrás de tantas buenas palabras funciona la misma realidad de siempre, el mismo entramado de intereses económicos imperialistas que a velocidad uniformemente acelerado está acabando con todo, incluso con nosotros, sus abanderados.

No podemos aceptar que seamos los malos de toda esta historia, pero lo cierto es que al final nunca terminamos de estar a la altura de nuestro discurso de igualdad y libertades porque con nosotros, los occidentales, siempre hay dinero de por medio y tras él llega nuestra fuerza.

En este aspecto, las cosas no han cambiado demasiado en los últimos cuatrocientos años.

Antes era la religión verdadera y ahora es la libertad auténtica y genuina de la democracia, pero no queremos verlo.

Como mínimo, la neurosis nos domina porque tan bárbara es la muerte de Foley como que cada día mueran de hambre millones de personas sin que los países ricos nos pongamos de acuerdo para resolverlo... Es igual de bárbaro o peor, pero a esas muertes que nos quedan lejos de tanto repetidas ya nos hemos acostumbrado.

Y al final, casi sin quererlo juzgamos a nuestras victimas por los peores de ellos, como el asesino de Foley, para tranquilidad de nuestra conciencia.

Por eso no deja de ser consolador que realidades tan terribles como la muerte de Foley nos sigan mostrando que estamos en lo cierto y que nosotros nunca haríamos eso y que en el fondo podemos pensar si queremos que todos ellos son unos bárbaros.

Mejor así.

La razón, nuestro monstruo favorito, nos asistirá siempre. Después de todo, somos sus más preciados engendros.

jueves, agosto 21, 2014

“A partir de 2001, Saddam Hussein vendió el petróleo de Irak en euros e invitó a los países de la OPEC a hacer lo propio, lo que de concretarse hubiera significado una aceleración en la caída del dólar. No es extraño que en este período se dé la invasión norteamericana en Irak. El precio de petróleo subió instantáneamente y con ello la demanda relativa de dólares. Como resultado, el tipo de cambio prácticamente no varía y oscila entre 2004 y 2006 alrededor de $1.24 por Euro. Es a partir de 2007, sin embargo, que el dólar de nuevo comienza a perder terreno frente al Euro. Es en esta coyuntura que amenaza de nuevo la guerra y esta vez contra Irán.
Mientras los países continúan vendiendo el petróleo en dólares, y los bancos centrales conservan y extiendan sus reservas internacionales en igual moneda, EEUU podrá manipular la demanda de su propia divisa. A pesar de su creciente deuda privada y pública, y a pesar del costo enorme de la guerra, la demanda de la divisa se pudo mantenerse estable. La demanda subió a partir del alza constante en el precio de petróleo que pasó entre 2002 y abril de 2008 de $20 dólares el barril a $120. La consecuencia fue una sextuplicación de la demanda de dólares por compra de petróleo. Lo anterior pudo evitar una devaluación aguda del dólar hasta en 2007.
Una brusca reducción en la demanda de la divisa estadounidense significaría una fuerte caída de su precio en el mercado de divisas. Lo anterior sucedería si los países productores de petróleo cotizarían el crudo en otra moneda. Esa fue una de las consideraciones estratégicas para emprender la guerra contra Irak. Hoy es uno de los argumentos para amenazar con una posible guerra a Irán. La amenaza de guerra crece cada vez que este país proceda, como lo hizo el 13 de julio de 2007, exigir la cancelación del crudo en otra moneda”.
“El descubrimiento más destacable de la investigación histórica y antropológica reciente es el siguiente: por lo general las relaciones sociales de los hombres engloban su economía. El hombre actúa, no tanto para mantener su interés individual de poseer bienes materiales, cuanto para garantizar su posición social, sus derechos sociales, sus conquistas sociales. No concede valor a los bienes materiales más que en la medida en que sirven a este fin. Ni el proceso de la producción ni el de la distribución están ligados a intereses económicos específicos, relativos a la posesión de bienes. Más bien cada etapa de ese proceso se articula sobre un determinado número de intereses sociales que garantizan, en definitiva, que cada etapa sea superada. Esos intereses son muy diferentes en una pequeña comunidad de cazadores o de pescadores y en una extensa sociedad despótica, pero, en todos los casos, el sistema económico será gestionado en función de móviles no económicos”.

miércoles, agosto 20, 2014

Guardianes de la Galaxia

Si se mira bien, y en cuanto a la historia que se nos relata, no hay nada diferente en esta "Guardianes de la Galaxia" de cualquier otro producto cinematográfico basada en la superpoblada cuadra del mundo del comic.

Hay uno o varios villanos que en su afan agresivo se producen con violencia contra un mundo o parte de él. Contra ese villano, se oponen uno o varios héroes, hiperbólicos portadores precisamente de lo mejor de ese mundo en riego.

Las cosas no han cambiado mucho desde Gilgamesh.

Las culturas se miran en el espejo de sus mitos y para la sociedad occidental de consumo el mundo del comic ha explotado este esquema con la misma personalidad masiva e industrial con la que ha explotado (y ecxplota) todas las demás cosas.

En este sentido, y cinematográficamente hablando, esta "Guardianes de la Galaxia" no se diferencia mucho en su estructura esencial de todo ese conjunto de películas que la industria cinematográfica produce como milmillonarias rosquillas: espectáculos planos y previsibles, basadas en un operístico esfuerzo de efecto especial y que pasan sin dejar demasiada huella en la mirada del espectador.

Y sin embargo, "Guardianes de la Galaxia" tiene un algo especial, la magia del perfecto simulacro que muchas de sus antecesoras han intentado ser sin acercarse tanto a conseguirlo.

Y sin duda buena parte del éxito no es lo que se cuenta que, como comento, no es realmente diferencial con respecto a otras historias y personajes del mundo Marvel. Lo verdaderamente importante es el modo en que se nos cuenta: siendo consciente de la propia levedad intrínseca como producto de entretenimiento, desde la explosiva ingenuidad y el desenfado.

Lo mejor de "Guardianes de la Galaxia" es que parece no tomarse en serio de modo que, se cuente lo que se nos cuente en la trama, una muy buen conseguida troncalidad de comedia empapa cada plano que se nos muestra.

Sin duda buena parte de ese mérito corresponde a su director, James Gunn, quién formado en el seno viscoso y verde de la productora neoyorquina Troma consigue trasladar ese desenfado de la serie Z, por el que Troma fue famosa en los ochentas y noventas del siglo pasado, a uno de los muy costosos blockbusters del año.

Así y sin excesos que no puedan ser accesibles a todos los públicos, excesos que también forman parte de la marca Troma, "Guardianes de la Galaxia" exhibe ese especial mirada contracultural convertida en una técnica, una manera de contar historias naif, que parte desde los personajes al efecto especial y que, sin hacerse trampas en el solitario, concibe lo que se cuenta como un mero e intrascendente entretenimiento.

Evitando el mal gusto tan propio y tan buscado por esa Serie Z, en "Guardianes de la Galaxia" está presente esa relación tan desenfadada con el material narrativo tan propia de Troma, desenfado que se extiende al modo en que se construyen los personajes y se desarrolla la historia, desenfado que llegue hasta el punto de momentos que lindan casi con la comedia musical como la secuencia primera tras el prólogo.

En resumidas cuentas. "Guardianes de la Galaxia" no es un producto cualquiera, funciona plenamente, de verdad.

Un magnífico ejemplo de las bondades del cine como espectáculo de entretenimiento y también de del cine como industria incorporando dentro de la corriente mainstream una determinada sensibilidad para procesar lo cultural.

No es que se cuente mejor, se cuenta desde una mirada diferente.

Imprescindible.

lunes, agosto 18, 2014

"A finales de los años cuarenta se puso en marcha un vasto proyecto en los Estados Unidos para aplicar las ideas del psicoanálisis a las masas. Centros de orientación psicológica se establecieron en cientos de ciudades. Fueron atendidos por psiquiatras cuyo trabajo era controlar las fuerzas ocultas dentro de las mentes de millones de estadounidenses comunes y corrientes. Al mismo tiempo, miles de asesores fueron capacitados para aplicar el psicoanálisis a la orientación del matrimonio, y trabajadores sociales fueron enviados a visitar las casas de la gente para formarles sobre la estructura psicológica de la vida familiar. Detrás de todo esto subyacía la idea fundamental de Anna Freud '-si se anima a la gente a cumplir con los patrones aceptados de la vida familiar y social, su ego se vería reforzada y serían capaces de controlar las fuerzas peligrosas dentro de ellos.

Pero fue sólo el comienzo de la subida al poder del psicoanálisis en Estados Unidos. Los psicoanalistas estaban a punto de entrar en un gran negocio con el uso de sus técnicas no sólo para crear ciudadanos modelo, sino también consumidores modelo. Edward Bernays había sido el primero en convencer a las empresas estadounidenses que podían vender productos conectando con los sentimientos inconscientes de la gente. Ahora un grupo de psicoanalistas retomó lo comenzado por Bernays para inventar toda una serie de técnicas con la finalidad de entrar y manejar la mente inconsciente del consumidor. Fueron dirigidos por Ernest Dichter. Dichter había practicado al lado de Freud en Viena, pero había llegado a Estados Unidos y había creado el Instituto para la Investigación de la Motivación en una antigua mansión al norte de Nueva York. "

El Pasado

Tiene un punto muy bergmaniano esta última película del iraní Asghar Farhadi.

Desde finales de la década de los sesentas del siglo pasado el cineasta sueco derivó a un cine pesimista y amargo en el que el paso del tiempo y el fracaso de las relaciones interpersonales siempre centradas en el asfixiante espacio cerrado de sus matrimonios configuraban una espacio discursivo entre nihilista y existencialista que dejaba traslucir la para él evidente imposibilidad de una comunicación satisfactoria entre seres humanos y, como inevitable consecuencia, la imposibilidad de esas mismas relaciones, convirtiendo lo sentimental en el terreno donde se juega ese siniestro juego de poder en el que lo sentimental sólo es la parte bonita que oculta los bastidores de ese juego siniestro.

Con "El Pasado" Farhadi se adentra en ese mismo territorio de geografía cambiante y compleja donde se conjugan esas limitaciones de lo humano para estar a la altura de su propio mito.

En un escenario coral de relaciones interpersonales irrumpe Ahmad que ha viajado desde Teherán a Paría para divorciarse de su mujer, Marie, magnífica Berenice Bejo.

La presencia del pacífico y tranquilo Ahmad será un insospechado factor desequilibrante de todo un sistema de relaciones que ha mantenido vinculados a una serie de personajes, padres,hijos, hermanos, amigos y empleados.

El orden de las cosas se muestra tan frágil como una hoja de papel cuando aquellos que participan en él vuelven a sentirlo y/o a pensarlo y esa fragilidad procede de la imposibilidad que los personajes tienen para contemplar con lucidez aquello que les rodea.

Los traumas, los miedos, los errores, las frustraciones agrupadas en un concepto llamado "Pasado", que siempre está presente, les imposibilita la paz y la felicidad que buscan, y desde la que intentan mirar un futuro, que pesa mucho menos que el pasado que no cesa de tirar de ellos hacia lo que realmente son.

Brillante.



viernes, agosto 15, 2014

Bernays es casi completamente desconocido hoy, pero su influencia en el siglo 20 es casi tan grande como la de su tío. Bernays fue la primera persona en tomar las ideas de Freud acerca de los seres humanos y utilizarlas para manipular a las masas. Mostró por primeras vez a las corporaciones estadounidenses cómo podrían hacer que la gente quisiera cosas que no necesitaba al vincular los bienes producidos en masa a sus deseos inconscientes.
 Como consecuencia de esto vendría una nueva idea política para el control de las masas. Satisfaciendo los deseos egoístas de la gente se hacía posible hacerlas felices y dóciles. Fue el comienzo del yo que todo lo consume, que ha llegado a dominar el mundo de hoy.
“Nuestras reflexiones sobre el orden de la sociedad—al igual que sobre el orden de la naturaleza están dominadas aún por la imagen newtoniana del poder masivo ejercido por una instancia soberana mediante la aplicación de una fuerza principal, de manera que hemos perdido la sensibilidad hacia todos los aspectos en los que los logros sociales y políticos dependen más del influjo que de la fuerza”.

miércoles, agosto 13, 2014

In the loop

Fantástico descubrimiento esta película británica, producida por la BBC en el año 2009.

"In the loop" nos cuenta la historia de la metedura de pata de Simon Foster, Ministro de la Corona para el Desarrollo Internacional, en un contexto de política internacional en el que los Estados Unidos están cocinando uno de sus ataques preventivos que antes, como dice la canción, sólo pertenecían a la URSS.

Con demasiado serrín en la cabeza como para pensar con la suficiente claridad, Foster se convertirá en territorio de disputa para un variopinto grupo de personajes cuyas actitudes, motivaciones y comportamientos componen un retablo ácido de la política en sus más altos niveles.

Uno de ellos será Marshall Tucker, responsable de comunicación del Primer Ministro Británico, maravillosamente interpretado por Peter Capaldi, quién intentará mantener la línea política del gabinete frente a los intentos de manipulación que unos y otros, interesados o no en la guerra, miembros todos de la administración americana, realizaran para convertir a Foster en mascaron de proa de su propia posición.

"In the loop" es otra muestra más de ese humor astuto, inteligente y ácido del que los británicos llevan haciendo gala desde siempre tanto en cine como en televisión.

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con unos diálogos tan brillantes que se convierten en vehículo para mostrar una visión de la política nada clemente, sino todo lo contrario. Una política en la que la verdad de los hechos es sólo un elemento más a combinar dentro de un escenario mayor definido por intereses y necesidades.

Personajes como Tucker son los encargados de velar por mantener a sangre y fuego de la paz de ese orden establecido.

Y convertido en un autentico guardián, Tucker hará lo que sea necesario para restablecer un orden que Foster en su estupidez ha subvertido.

"In the loop" es un bien conseguido espectáculo en el que fondo y forma se relacionan de una manera equilibrada, potenciándose el uno a la otra desde la mayor de las inteligencias.

La comedia convertida en una de las bellas artes.

Imprescindible.

Cosmópolis

“Para los humanistas del siglo xvi, la exigencia principal fue que nuestro pensamiento y nuestra conducta fueran razonables. Por una parte, esto significaba practicar la modestia ante la capacidad de uno mismo y desarrollar la autoconciencia en el momento de presentarse a los demás; es decir, todas esas cosas que Stephen Greenblatt llama la «autorremodelación renacentista». Por la otra, se exigía tolerancia ante la diversidad social, cultural e intelectual.

Era irrazonable condenar sin más a personas que tenían instituciones, costumbres o ideas distintas a las nuestras y tacharlas de heréticas, supersticiosas o bárbaras. Era preciso, antes bien, reconocer que nuestras prácticas podían parecer no menos extrañas a los demás y suspender el juicio no fuera que esas otras personas hubieran llegado a sus conclusiones a través de una reflexión sincera, lúcida y crítica de su propia experiencia. Sólo podemos juzgar las ideas o costumbres de otras gentes si conocemos no sólo a dónde han llegado, sino también (en el lenguaje de la década de los sesenta) «de dónde vienen».

La sana retórica exige que hablemos a la condición de nuestro auditorio; la sana comprensión humana exige que escuchemos a su condición con igual atención.

Después de 162o, a muchos europeos esta tolerancia intelectual y práctica les pareció estéril, permisiva y abierta a posibles abusos, y decidieron adoptar otros ideales, más estrictos, de racionalidad.

Para Descartes, el pensamiento racional no podía basarse en la tradición heredada. Los procedimientos empíricos, con base en la experiencia y no en la teoría, estaban, en su opinión, condenados al fracaso pues perpetuaban el folclore de una cultura y época dadas y descansaban en última instancia en la superstición, no en la razón… Así pues, siempre que fuera posible, lo más «racional» era empezar de cero e insistir en la certeza de la inferencia geométrica y la «logicidad» de las pruebas formales.

Sólo así podría encontrarse una solución definitiva para evitar tanto las querellas interminables de los teólogos dogmáticos como las incertidumbres y contradicciones implícitas en el escepticismo de Montaigne. Los ideales de la razón y la racionalidad característicos de la segunda fase de la modernidad fueron, así, intelectualmente perfeccionistas, moralmente vigorosos y humanamente inexorables. Independientemente de la clase de problemas a la que uno se enfrentara, había un procedimiento supuestamente único para alcanzar la solución correcta.

Ese procedimiento sólo se podía alcanzar eliminando lo accidental de un núcleo abstracto de conceptos «claros y distintos», necesarios para su solución. Pero, por desgracia, muy pocas cosas se prestaban plenamente en la vida humana al análisis lúcido y ordenado de la geometría de Euclides o de la física de Descartes”.

lunes, agosto 11, 2014

Il Divo

"Il Divo" es una película oscura y turbadora pero al mismo tiempo maravillosamente cristalina en su afán por ofrecernos un retrato del cuarto oscuro de la verdadera política.

Sin seguir una línea narrativa clara y específica, el italiano Paolo Sorrentino nos hace un retrato conceptual de ese misterio llamado Giulio Andreotti, un auténtico superviviente de la escabechina casi diaria que fue la política italiana en el último cuarto del siglo pasado.

Un fragmentado panorama multipartidista que las sucesivas elecciones nunca terminaban de resolver generaba una situación volátil en la que presidentes de gobierno y de la república iban y venían como consecuencia de una espuma cuántica en eterna efervescencia de alianzas y distancias.

Y por si todo ésto ya no fuese complicado de por sí, este panorama tan mutable devino poco a poco en superficie bajo cuya incesante marejada sucedía un oscuro y abisal fondo de intereses y corrupción en el que la Mafia se daba la mano con los intereses económicos y los geoestratégicos dentro de una dinámica propia de la todavía vigente Guerra Fría.

Dentro de este panorama que no hacía más que cobrarse victimas tanto mortales como simplemente profesionales, Andreotti fue un auténtico superviviente en el que la propia supervivencia por si sola ya le otorgaba una posición preeminente conociendo las verdaderas historias de todo.

Siempre he pensado que desde un punto de vista holístico, como intuición, la propia longeva supervivencia de Andreotti en un escenario tan peligroso y contaminado ya hacía de él culpable, pero esa es otra historia.

En cualquier caso, Sorrentino nos presenta un retrato satírico y un tanto inquietante de un Andreotti que merced a las talentosas capacidades camaleónicas de ese gran actor llamado Tony Servillio nos recuerda a ese ingrávido y casi transparente Nosferatu de Murnau. Un ser impenetrable y oscuro, casi una sombra que termina por resultar un sorprendente extraño incluso para sus más allegados.

Y este retrato se convierte en una brillante metáfora para explicar la política en las democracias de mercado occidentales.

La necesidad de mantener a toda costa un orden del que se extrae siempre un beneficio que resulta transparente para la ciudadanía. Unos extraen beneficios económicos y otros, como Andreotti, el beneficio de detentar una posición de poder desde la que hacer y deshacer, ocupando esa delicada posición de interfaz entre esa trama oculta de intereses que constituyen el poder real y esa superficie pública donde se desarrolla la política tal y como la conocemos.

Un nivel no puede existir sin el otro.

Y en este sentido "Il Divo" se convierte en el retrato del político perfecto, alguien para el que los intereses de la ciudadanía son una variable más y no precisamente de las más relevantes, porque lo importante siempre es el mantenimiento de un orden, de un status quo cuya existencia tiene prioridad sobre cualquier bella idea o sentimiento.

Brillante.

domingo, agosto 10, 2014

Boabdil y el PSOE

Resultan patéticos los esfuerzos que el PSOE realiza desde el punto de vista de comunicación pública para escapar a su responsabilidad en el fracaso de estos 36 años de régimen constitucional del 78 en los que ha gobernado más del 50% de los años.

Y digo yo que alguna responsabilidad tendrá en que las cosas estén como estén.

Pero no.

Con la cara más dura del mundo se postulan como los únicos que pueden revertir esta situación convirtiéndola en un asunto puramente electoral olvidando que si cuarenta años de gestión cuajan en el segundo país más desigual del europa no estamos hablando de legislaturas sino ya de pura historia económica, de tendencias estructurales a cuya imposición, siendo optimistas y otorgándoles el comodín de la duda, como tontos útiles han colaborado a instituir.

Pero no.

Se propugnan como únicos defensores y aglutinadores de una izquierda a la que han sido los primeros en traicionar (recordemos que es el PSOE quién trae la cultura del pelotazo y las ETT's) y, creyéndose sus propias mentiras, reivindican aquella frase de Guerra que defendían que la acción política del PSOE iba a dejar el país, desde un punto de vista social, que no lo iba a reconocer ni la madre que lo parió... pero lo cierto es que, a fecha de hoy, todos esos esfuerzos, bastantes de ellos ciertos, culminan desgraciadamente en estos datos económicos que construyen un panorama tercermundista de desigualdad.

Al final todos esos esfuerzos nos conducen a este escenario de desigualdad neoliberal que afecta cada vez más a las vidas de más y más personas.

Y la gente no es tonta.

No es posible tirar el corner y rematarlo, estar en misa y repicar.

Y el destino de los Partidos Socialistas del Sur de Europa es claro... Desaparecidos en Italia, en trance de desaparecer en Grecia, por debajo de Podemos en intención directa de voto en España.

No hay más ciego que el que no quiere ver.

La leyenda dice que Aixa, la madre de Boabdil el Chico, le dijo a su hijo al rendir la ciudad de Granada a los cristianos que lloraba como una mujer la perdida de aquello que no supo defender como hombre. Y algo parecido puede suceder al PSOE. Porque, tal y como están las cosas, la verdadera posición de izquierdas pasa por la confrontación política con un sistema que genera estas posiciones de desigualdad frente al egoísmo narcisista de defender una imagen irreal, cada vez menos cierta conforme la revolución neoliberal avanza y pasa el tiempo.

Cambiando de logo, cambiando de líder, incluso haciendo que este se deje barba y coleta no van a cambiar radicalmente las cosas por una sencilla razón: las consecuencias de la crisis empiezan a afectar las vidas de cada vez unas personas que detectan que hay una gran diferencia entre lo que les pasa y lo que se les cuenta.

Al final lo que queda del PSOE es esa imagen de un gordo Felipe Gonzalez fumándose un puro en la parte de atrás de su yate.


sábado, agosto 09, 2014

El Ebola y el Buen Pastor

Teniendo en cuenta que, a cambio de la vida eterna, la Iglesia Católica nos demanda que no abortemos o que no usemos un condón, llama la atención que en situaciones que afectan directamente a sus miembros estos siempre encuentren un punto de fuga por el que escapar a las que pudieran ser consecuencias negativas de seguir al pie de la letra su fe.

En este sentido, el Padre Pajares ha dado un magnífica y estupenda lección de lo que no debe ser un buen pastor aprovechando un privilegio, el de ser europeo, que no tienen las monjas africanas y aceptando ser evacuado para ser tratado de su infección de Ebola en Europa.

Cito textualmente del evangelio de Lucas:

"En aquel tiempo, dijo Jesús:
—Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
»Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
»Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
»Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre."

Un buen Pastor, un pastor con mayúsculas, no abandona a sus ovejas. Más bien comparte su destino con ellas tal y como han hecho otros muchos sacerdotes. Por ejemplo, el Padre Kolbe, el martir de Autchwitz, que enfermo de tuberculosis se ofreció a ocupar en lugar de otro hombre para ser represaliado en el campo de concentración.

No se que pensarían todos esos millones de africanos, que han muerto al contraer el SIDA tras practicar el sexo sin un condón que la Iglesia severamente ha estado decenios desaconsejando, con esta escapada del padre Pajares en busca de unos pocos años más de vida, como si la eterna todavía pudiese esperar.

Con su radicalización, la Iglesia Católica no pierde ocasión de hacer patente su posición moral con respecto a todos los temas controvertidos que afectan a nuestras sociedades y lo ha hecho, en bastantes ocasiones, sin tener en cuenta las consecuencias prácticas de vidas destrozadas que esa obediencia pueda tener. Y digo esto teniendo especialmente en mente el tema del aborto y, muy especificamente, el tema del SIDA en Africa... Pero si parece empeñada en dejar de pasar las oportunidades de predicar con el ejemplo, especialmente cuando el ejemplo realmente exige un verdadero sacrificio.

No digo que Pajares se condenase a sí mismo a morir, no quiero llegar tan lejos ni proporcionar un argumento para la crítica fácil, pero la repercusión pública de su contagio hubiera sido una ocasión perfecta para expresar un "o todos o ninguno" que le convertiría en algo más que un funcionario de la caridad, que haría de él en un auténtico hombre santo que cree en un Dios verdadero y que se aplica a sí mismo el esfuerzo que para los demás pide o exige.

Pero ya sabemos que la carne es débil, sobre todo la propia cuando hay hipocresía moral de por medio.

De llegar a sobrevivir, no se con qué cuajo Pajares va a pedir a una mujer que quiera abortar que no lo haga y asuma las consecuencias de sus actos por negativas que sean... por poner un ejemplo extremo e hipotético porque lo único cierto es que la hermana Chantal Pascaline, compañera del sacerdote incluso en la foto que acompaña este texto, ha fallecido esta madrugada en Liberia a causa del virus del ébola.

Pajares por ahora ha tenido más suerte.