jueves, julio 10, 2008

No puede concentrarse en la lectura.
Las páginas del libro se han convertido en un indeseable espejo que inflexiblemente refleja sus pensamientos.
La lectura entre líneas es él mismo, sus dudas y desconfianzas, todos los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras se enredan en los punzantes filos de las letras, difuminan las palabras con sus alargadas sombras transparentes.
No puede escapar tan fácilmente.
BILLY BRAGG & WILCO

California stars.....

PORTISHEAD

Roads....

miércoles, julio 09, 2008

BREAKING AND ENTERING

Esta película póstuma de Anthony Minghella podría considerarse, dentro de su filmografía, como un film menor. Carente de la grandiosidad de superproducciones como "El paciente inglés" o "Cold Mountain", "Braking and entering" sucede en un Londres cotidiano, muy alejado de las postales para turistas para contarnos una historia intimista de preguntas que no tienen respuesta.

Si por algo se reconoce el cine de Minghella, además de por el pulido y perfecto acabado de todos sus trabajos, es por las emociones. Las películas de Minghella rebosan de sentimientos vehiculados através de palabras y miradas captadas en el momento preciso y en este sentido "Breaking and entering" ofrece al espectador el mismo emocionante y palpitante corazón de trabajos anteriores... sólo que carente del grandilocuente envoltorio de superproducción al que minghella parecía abonado desde "El paciente inglés" (salvo la excepción que supuso "Play" en el 2000).

En este sentido, hay algo del fantasma de David Lean en la capacidad de Anthony Minghella para pasar del espacio "micro" de las emociones individuales al escenario "macro" de los grandes momentos, propios de las grandes historias. La capacidad de Minghella para insertar los sentimientos en una exhuberante retórica cinemascópica y hacerlos destacar es una cualidad similar a la, en mayor medida, poseída por el cineasta británico.

"Breaking and Entering" nos cuenta un conflicto casi geométrico. Las trayectorias que los humanos trazamos en el espacio de nuestra vida práctica (familia, trabajo, relaciones,....) no siempre coinciden con las que puede trazar nuestro corazón, sobre ese mismo espacio, si le permitimos tomar el control. El resultado será siempre el conflicto, el melodrama, las preguntas sin respuesta y las decisiones entre opciones, por diferentes motivos, igualmente dolorosas.

Seguramente llega un momento en nuestras vidas, en las de todos y cada uno, en que dejarse llevar por los sentimientos se convierte en una pura y absoluta heterodoxia, una acción tanática y destructiva que socava los en mayor o menor medida firmes cimientos del edificio de nuestra vida... nuestro trabajo real de cada día, que no es otro que tener una vida sobre cuyos brazos confortables descansar cada noche.

A veces, el corazón nos susurra constantemente al oído que no estamos contentos, que algo nos falta, que hay otros mundos y que debemos salir como piratas, banderas al viento, a abordar la belleza que envidiamos en algunos de ellos y éso es lo que Will Francis (Jude Law), su protagonista, termina haciendo casi y de alguna forma rechazado por determinados aspectos de su propia vida que le resultan insatisfactorios, especialmente el cerrado núcleo que forman su pareja (Robin Wright Penn) y su hija autista.

Persiguiendo a un ladrón adolescente terminará encontrando en su madre (Juliette Binoche) aquello que cree le falta para ser feliz... pero las cosas nunca son tan fáciles.

Eternamente instisfechos, porque hemos nacido para desear, siempre perseguimos fantasmas que nos miran desde el otro lado del espejo en el que desesperadamente nos reflejamos.

Esa es parte de nuestra conflictiva naturaleza.

Transferimos a lo que deseamos un valor de realidad que no se corresponde con el justo valor de aquella cosa o persona a la que nos acercamos o, lo que es lo mismo, nos queremos por lo que no somos y nos dejamos por lo que en realidad somos, porque, y hasta cierto punto, caminamos por la vida como sonámbulos viviendo el sueño de nuestro deseo.

De todo ésto creo que habla "Breaking and entering" y por eso, también creo, se trata de una espléndida película.

Hecharemos de menos el talento de Minghella para construir y contar historias sobre las rojas tinieblas del humano corazón.

martes, julio 08, 2008

COUNTING CROWS

Friend of the devil...














En el Orfeo de Cocteau la muerte no es una, sino que hay tantas como personas. La identidad de la muerte se define por el nombre de la persona que va a morir. Así, la muerte es la muerte de Orfeo o la muerte de Euridice.

En el Orfeo de Cocteau la muerte es una funcionaria que obedece una ordenes dictadas desde tiempo inmemorial, unas órdenes que ya nadie recuerda quién las dió. Simplemente, se limitan a administrar ese orden ciego del destino cumpliendo fielmente su cometido sin hacerse más preguntas.
Son una suerte de ángeles negros, encarnaciones de una orden dictada casi mecánicamente.

En el Orfeo de Cocteau la muerte de Orfeo se enamora de su razón de existir. Apoyada por su fiel esclavo Hertebise, le dejará escapar. Le permitirá regresar contraviniendo de alguna forma antinatural desde lo intemporal su esencia, que no es otra que no dejarle marchar.

Su castigo será el más terrible de todos... Por supuesto, Heurtebise la seguirá ciegamente allá dónde vaya.

domingo, julio 06, 2008

ORFEO

"Te estoy haciendo partícipe del secreto de los secretos. Los espejos son puertas a través de las que la muerte va y viene. Te diré más.. Si durante toda tu vida te miras en un espejo verás a la muerte trabajar del mismo modo que verías a unas abejas trabajar en una colmena de cristal"
(Heurtebise)

La revisitación que el genial Jean Cocteau hizo en 195o del antiquísimo mito de Orfeo es una obra maestra llena de poesía e intensidad.

Para muestra el botón de la frase con que comienzo este post.

Rebosando inteligencia, sensibilidad, imaginación, el "Orfeo" de Cocteau es una absoluta obra maestra.

Especialmente fascinante es su visión de la muerte como un kafkiano ministerio en el que las órdenes llegan desde arriba y desde muy lejos, de un lugar que quizá siquiera exista o el imaginativo sentido visual con que Cocteau expresa lo fantástico: personajes que atraviesan espejos o que flotan en el aire o la visión del sueño como vigilia donde suceden cosas o el asombro que siente la muerte (magnificamente interpretada por María Casares) cuando se descubre esperando o sintiendo, aspectos esencialmente mortales... Por todo ésto y por todo lo demás, absolutamente recomendable.
Del mismo modo que la comedia, el drama es una cuestión de timing.

The counting crows

boomp3.com
CAOS CALMO

El titulo de la película hace referencia a los sentimientos que su protagonista experimenta tras la accidental perdida de su mujer.

Estupendamente interpretada por Nanni Moretti, poco dado a trabajar en proyectos que no estén bajo su directa responsabilidad, "Caos calmo" es un drama sobre las consecuencias que esta desaparición tiene sobre la vida de un alto ejecutivo de una cadena privada de televisión italiana... lo cual no deja de tener su gracia si uno tiene en cuenta que Moretti es una de las pocas voces críticas contra Berlusconi que nos llegan a España desde el pais transalpino.

La película quizá se haga un poco larga, pero en general es un emocionante relato sobre los esfuerzos de un hombre por buscarse a sí mismo, sentado en el parque que hay en frente del colegio de su hija.

También es una película de personajes (y, por lo tanto, de actores) que tiene un punto de relato coral con todas esas trayectorias que se cruzan en ese parque alrededor de su protagonista quién, por una razón u otra, termina por convertirse en una suerte de referente para todos ellos.

Me ha gustado mucho la sinceridad y la sencillez con que "Caos calmo" habla del corazón del ser humano.

La materia volátil por excelencia.

La materia de la que están hechos todos nuestros sueños y fracasos.



(Por cierto, el único lunar que tiene la película es una escena de sexo injustificadamente larga ¡jajajajjajjaja! Hacía mucho tiempo que no veía sexo innecesario en el cine.)
LAS CRÓNICAS DE NARNIA: EL PRINCIPE CASPIAN

Aunque se deje ver, nada nuevo aporta esta segunda entrega narniana con respecto a su predecesora.

Ha pasado el tiempo, cientos de siglos narnianos en el lapso de tiempo terrestre de un año, y los cuatro monarcas supremos son ahora personajes mitológicos llamados para restaurar un orden perdido.

El destino de esa tierra virtual dependerá de sus jóvenes manos una vez más y asistiremos durante algo más de dos horas a sus esfuerzos denodados por evitar el desastre.

Nada más.

Uno sale de cine y enseguida ha olvidado incluso los rostros de los personajes.

Otra muestra más del cine como producto de ocio. La tercera dimensión de profundidad que pudiera aportar la poesía de C.S. Lewis, su creador, ha sido sacrificada para producir un relato bidimensional que sólo aspira a resultar entretenido, cosa que además sólo consigue a medias.
RESCUE DOWN

Ya he escrito alguna vez sobre este tema.

Las historias siempre son contadas por un sujeto. Tienen un propósito, un interés que las hacen susceptibles de ser contadas y, por extensión, de ser escuchadas.
De entre todas las posibilidades el narrador elige esa que nos está contando y siempre tiene una razón para ello, un propósito que le lleva a contarnosla.

Desde el principio de los tiempos, cuando nuestros antepasados se agrupaban, rodeados de la peligrosa oscuridad, en torno a la leve luz de la hoguera, las historias siempre se han contado por y para algo.

El entretenimiento siempre es una consecuencia del estilo, de la forma de contar, de transmitir ese sentido que es la razón principal de ponerse a narrar.

Algo muy parecido pasa con las imagenes... El encuadre define la imagen y ese encuadre es siempre una decisión subjetiva, porque siempre hay un sentido que el sujeto que piensa ese encuadre quiere transmitir.

Escribo todo ésto porque "Rescue Down", la tardía incursión del complicado cineasta alemán Werner Herzog en el cine comercial, es una película con la que en ningún momento he conseguido conectar... y la principal razón de esa desconexión es que se me antoja una historia sin sujeto detrás, una narración que carece de un sentido que interiormente la estructure.

En ningún momento me queda claro el punto de anclaje, qué es lo que Herzog me quiere contar, aquello de la epopeya del aviador norteamericano que la protagoniza con el suficiente interés para justificar la narración de sus penalidades en el interior de las selvas laosianas.

La cámara, el narrador se limitan a describirnos con precisa puntualidad los eventos que jalonan el viaje del Dieter que protagoniza Christian Bale... un personaje que, por cierto, resulta bastante parecido al chaval que interpretara para Speilberg en "El Imperio del sol".

No hay nada más que éso, una puntual sucesión de eventos engarzados en una narración leve, carente de fuerza y emoción, de intensidad, precisamente porque carece de ese sentido estructurador que es la principal fuente de energía emocional a la hora de poner el relato en los ojos del espectador.

A este respecto, "Rescue down" es una película que pasa de puntillas ante mis ojos, como escondiendo sus mejores galas para no molestarme, cosa que en absoluto le agradezco porque no ha hecho otra cosa que hacerme perder el tiempo quedándose a medio camino de todas las rutas por las que, en potencia, esta historia pudiera haberme llevado.

sábado, julio 05, 2008

THE KILLERS

Mr. Brightside...




For reasons unkonwn...

THE WIRE



"Det. James 'Jimmy' McNulty: I got to ask you. If every time Snotboogie would grab the money and run away, why'd you even let him in the game?
Witness: What?
Det. James 'Jimmy' McNulty: If Snotboogie always stole the money, why'd you let him play?
Witness: You got to, this is America, man."
(Introducción. Primera Temporada. Primer capítulo. The wire)
Es curioso.
En "In tratment" todos los pacientes tienen una primera ola de expresión en la que manifiestan un discurso sobre sí mismos que en absoluto es la verdad sobre ellos... "su" verdad.
Es maravilloso el trabajo de algunos actores, porque puedes ver que hay algo más en el final de su mirada.
El terapeuta también lo sabe, también lo ve.
Aguanta estólido ese primer embate en el que se intenta mantener el control de la situación y según pasa su mirada entrenada descubre las fracturas, las grietas de ese discurso racionalizador, pacificador y se agarra a ellas para empezar a romper y rasgar haciendo con precisión quirúrgica la pregunta perfecta.
Nadie escapa a su propia verdad si habla el tiempo suficiente, si es escuchado el tiempo necesario.
Termina saliendo sóla.
Como siguiendo las leyes inexorables de una desconocida física de las emociones.

miércoles, julio 02, 2008

SEI GRANDE, RENATO!



IN TREATMENT


Sólo llevo un par de capítulos, pero creo que estoy ante una serie maravillosa, intensa y terrible como todas esas emociones que nos hacen arrastrarnos por el sucio pavimento de nuestra tristeza.

"In treatment" es una joya.

Apenas un único escenario, la consulta de un pasicoanalista maravilosamente interpretado por Gabriel Byrne y la intensidad de las emociones vehiculadas por sus pacientes mediante palabras ardientes desmentidas por unas miradas apunto de reventar en lágrimas.

La propia verdad siempre un poco más allá de la última y más atrevida de las palabras pronunciadas.

Afrontarse, confrontarse en busca de un cierto acuerdo satisfactorio para las dos partes, la luminosa y la oscura.

Un paciente cada día, uno cada capítulo y cada capítulo una única sesión.... Ésto de Lunes a Jueves, porque los Viernes es el propio Byrne quién acude al psicoanalista para enfrentar los demonios que las consultas le despiertan.

Maravillosa... No tengo palabras.

The Wire, Deadwood, The Shield y ahora In tratment.

La televisión puede con el cine como fábrica de ficción para adultos. No descubro nada.

martes, julio 01, 2008

Paul Weller

boomp3.com

lunes, junio 30, 2008















NO OS OLVIDÉIS DE DIVERTIROS

Hay una pélícula de Clint Eastwood detrás de todo ésto, de toda esta alegría, de toda esta victoria.

En el pasillo de los vestuarios, instantes antes de que comenzara el decisivo partido de cuartos contra Italia, el viejo Luis le recuerda a sus jugadores que bajo ningún concepto olviden que deben divertirse.

Y eso fue lo que hicieron.

Recuerdo haber percibido esa diversión. Recuerdo también haberlo comentado con asombro... Esos chicos se estaban divirtiendo. Habían dejado de lado la presión lógica del momento y disfrutaban como si estuvieran jugando en el patio de un colegio.

Hugo Gatti fue un portero argentino legendario durante tres décadas del siglo pasado. Heterodoxo y estrafalario, continuó defendiendo el arco de Boca hasta bien entrada la década de los setentas del pasado siglo. Fue pionero en muchas cosas. Por ejemplo, en jugar fuera del marco. Pero, y sobre todo, es grande por su sentido y visión del fútbol.

Frente a todos aquellos que ponen el énfasis en otros aspectos del deporte rey, Gatti siempre mantiene que este deporte es por encima de todo un juego. Al final, dice, "cuando eramos pequeños no decíamos vamos a correr al fútbol. Decíamos vamos a jugar al fútbol".

Este es el mensaje.

Sencillo y directo... cualidad intrínseca a todas las verdades que nos tocan el pecho hiriéndonos con su magia para hacernos sangrar un poco de esa luz que todos llevamos dentro.

Las cosas se han complicado mucho, pero, y por mucho que se compliquen con intereses y dineros, el fútbol sigue siendo un juego en el que, como en todo juego, quienes lo juegan deben divertirse.

Y ésto fue lo que el viejo sabio de Hortaleza, desde su inaccesible distancia, les recordó a los jugadores de la selección española aquella maravillosa noche... No os olvidéis de divertiros... Simplemente.

Nada de recordar movimientos defensivos u ofensivos, de recordar marcajes y jugadas, cifras y letras....

Y ante la atenta mirada atravesada y escéptica del viejo profesor, sus chicos convirtieron aquel terreno de juego en la arrolladora locura de un patio de colegio hasta llegar a la final y ganarla.

Algo me dice que el viejo Clint podría hacer esta historia suya para conmovermos con la profunda intimidad de esa verdad valerosamente pronunciada por un profesor que conoce la importancia de todo lo que se ventila cuando se olvida que el deporte, por encima de todo, es un juego.

Luis Aragonés tiene razón.

Nunca dejemos de divertirnos.

Nos irá mejor... aún perdiendo.

Paul Weller

boomp3.com