martes, noviembre 20, 2007


THE ROAD TO GUANTANAMO
Como ya he escrito alguna vez, y aunque su filmografía me parezca desigual, Michael Winterbottom es a mi entender uno de los mejores directores del cine actual.
En fondo y forma sus propuestas siempre son estimulantes salvo desagradables sorpresas como Nine Songs que resultan necesarias para que el público no se entregue incondicionalmente a su talento.
Quizá lo haga a propósito. Quién sabe.
Lo único cierto es que, y con independencia de los aspectos políticos, The road to Guantanamo es una obra maestra sobre la inocencia, una obra maestra excelentemente narrada desde un punto de vista ajustado que se mueve con precisión entre el documental y la dramatización.
Nada sobra. Nada falta.
Es empezar a verla y no poder parar hasta que nuestros ojos se estrellan con el espectáculo de la inocencia asediada.
La victoria sobre los carceleros en un sueño utópico, casi sesentayochista, convertido en realidad una vez que se produce la liberación de los prisioneros.
Y la sensación de que allá en Guantánamo alguien ha quedado preso en su propia mentira.

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