miércoles, agosto 19, 2009

ENEMIGOS PÚBLICOS

Para mi gusto, le falta algo a "Enemigos públicos" para ser la obra maestra que casi todo el mundo dice que es.

Tengo la impresión de que "Enemigos públicos" quiere contar demasiadas cosas. Hay demasiados ejes narrativos desarrollándose en el espacio que define la duración de la película... La personalidad controvertida del propio Dillinger, la figura del ladrón de bancos como adalid de las clases humildes en la época de la Gran Depresión, la relación romántica de Dillinger, la evolución del crimen organizado y su consolidación como negocio, la profesionalización de los perseguidores, la siniestra presencia de Hoover, la oposición de personalidades entre Purvis y Dillinger... Afortunadamente la película termina bien y Michael Mann tiene un enorme talento para narrar pero, y "por en medio" la película no termina de entrar en casi ninguno de los temas que plantea. Algunos personajes simplemente desaparecen, algunas situaciones simplemente cambian y la historia avanza dejándolos atras porque apenas hay tiempo para explicarlas.

No está bien explicada la razón por la que el agente Purvis consigue el contacto de la madame rumana que finalmente traicionará a Dillinger. Uno tiene que imaginar que es porque los tiempos han cambiado y porque Dillinger se ha convertido en una recalcitrante molestia para un crimen organizado que ya es un negocio. Y si bien existe la escena en que Dillinger es rechazado por la mafia falta una secuencia que explique la razón puntual por la que los antiguos amigos deciden traicionarle y le dan a Purvis el contacto de la madame. Pero, y sin embargo, el Hoover que tan bien interpreta Billy Cudrup goza de una sobrerepresentación dentro de la historia. Hoover se limita a nombrar a Purvis y a presionarle para que le detenga. Todo lo demás sobra.

Estos desequilibrios de estructura y de objetivo en el guión creo que lastran la película y la impiden despegar hacia la lírica y la épica de este bandido adolescente.

Algunas cosas distraen.

La historia pasa de un eje a otro como un saltimbanqui con sindrome de Tourette y no deja tiempo al espectador para que las emociones maduren y la historia trascienda y termine respirando por los pulmones del espectador que la ha hecho suya.

Son detalles que marcan la diferencia entre una buena película y un clásico.

Se busca reemplazar la intensidad de la calidad por el abrumador peso de la cantidad de impresiones, situaciones, momentos, dialogos, disparos que se acumulan a lo largo de la duración de la película sin un claro propósito vertebrador.

Imagino que un proyecto tan caro no podía descansar sobre la insoportable levedad de una historia mucho más sencilla, al modo de Gun Crazy, Dark Passage, Badlands o They live by night, historias de héroes románticos que se abren paso a tiros en busca de un imposible mar, y por eso, y al final, la historia de Dillinger no es una de esas que nos sigue hasta casa.

Esa es la diferencia.

La historia de Dillinger aparentemente lo tiene todo como para que uno se la lleve a casa y lo curioso es que ya apenas la recuerdo...

Tiemblo pensando lo que Peckinpah habría hecho con una historia con tantas posibilidades...

Resumiendo.... "Enemigos públicos"... Entretenida pero, y para mi gusto, no está entre las mejores películas de Michael Mann... Es más... Lo único que hay en ella de Michael Mann como presunto autor es todo lo que rodea al agente especial Winstead (Stephen Lang) que, por cierto, tiene mucho que ver con el final de la película.

No hay comentarios:

Publicar un comentario