lunes, octubre 15, 2012

“La capacidad autoafirmativa de hombres y mujeres individualizados en general no alcanza los requerimientos de una genuina autoconstitución. Como observa Leo Strauss, la otra cara de la libertad sin frenos es la insignificancia de la elección, y ambas caras se condicionan mutuamente: ¿por qué prohibirse lo que no tiene, en definitiva, mayores consecuencias? Un observador cínico podría decir que la libertad llega cuando ya no importa. Existe una desagradable mosca de impotencia en la sabrosa copa de la libertad, cocida en la olla de la individualización; ésa impotencia resulta tanto más odiosa, molesta y ofensiva en vistas del poder que la libertad nos debería conferir”
(Zygmunt Bauman, La modernidad líquida)

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