domingo, junio 09, 2013

FANTASMAS EN ROMA

Dirigida en 1961 por el italiano Antonio Pietrangeli, "Fantasmas en Roma" es una de esas películas que no consiguen gustarme pero que me encantaría que lo hiciera.

También, y para mi gusto, es un claro ejemplo de buena idea desgraciadamente estropeada en su desarrollo.

La historía que nos cuenta es la de un viejo príncipe, magnificamente interpretado por el dramaturgo, director y actor Eduardo dei Filippo, que vive en su destartalado palacio romano rodeado literalmente por los fantasmas de alguno de sus antepasados.

En paralelo, y ante la mirada del espectador, el mundo real y el mundo fantasmal desarrollan sus propias dinámicas con algún momento de interconexión... Conocemos la historia de cada uno de los fantasmas: un fraile glotón, un casanova de tres al cuarto.... y también la historia del propio principe, la historia de una decadencia viv ida con sentido del humor y sin dramáticas trascendencias.

Porque fundamentalmente "Fantasmas en Roma" se mueve dentro de los esquemas convencionales de una narración que contrapone el pasado que se pierde con el presente que llega, con una inclinación bastante clara en favor del pasado y presentando el presente como un mundo descarnado donde prima el dinero y el valor económico.

Desgraciadamente, y aun con algún hallazgo reseñable, "Fantasmas en Roma" resulta una película demasiado espesa, demasiado marmórea, excesivamente fría, como mirada desde muy lejos, lo que hace que cualquier encanto posible se diluya en un espectáculo lánguido, sin pulso y  meramente teatral... en el peor sentido de la palabra, que linda peligrosamente con el cartón piedra del aburrimiento en varios momentos..

Le falta chispa y encanto a "Fantasmas en Roma"... y lo peor es que siempre he tenido la impresión, y sigo teniéndola de que hay material para hacer algo mejor.

Y uno de esos encantos es la presencia de Marcelo Mastroianni y Vittorio Gassmann, juntos y en la misma película.

No quiero pensar lo que habría hecho el maestro Fellini con semejante material.

Una pena... una vez más.




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