martes, julio 23, 2013

Portrait of Jennie

David O. Selznick fué quizá el único productor independiente que consiguió descollar en la época dorada de los grandes estudios junto con Walt Disney.

Éxitos como "Rebeca" y "Lo que el viento se llevó" por los que su Selznick International Pictures consiguió de manera consecutiva en 1939 y 1940 el Oscar a la mejor película le colocaron en una posición envidiable, que ningún productor independiente había alcanzado hasta el momento en un mercado monopolizado por los cinco grandes estudios: 20th Century Fox, Paramount, Warner Bros, Columbia y Universal.

El nombre de Selznick es un magnífico ejemplo de la figura del productor creador, una figura que se ha dado con cierta frecuencia en el negocio del cine desde el legendario Irving Thalberg hasta nuestro recientemente desaparecido Elias Querejeta.

A las manos de Selznick llegó una novela titulada "Portrait of Jennie" que contaba una imposible historia de amor entre un pintor y una mujer muerta. En ella Selznick vió una hermosa historia llena de posibilidades, pero también un vehículo para su mujer Jennifer Jones, a cuya promoción como gran estrella cinematográfica dedicó buena parte de sus esfuerzos a partir de mediados de la década de los cuarentas del siglo pasado.

La película se estrenó en 1948 y el resultado es una historia fantástica en la que el romanticismo más excesivo rima con el exceso absoluto que es lo imposible en sí.

Eben Adams (Joseph Cotten), un pintor solitario que lucha sin éxito por abrirse paso en su profesión vivirá una serie de misteriosos y mágicos encuentros con una hermosa mujer llamada Jennie (Jennifer Jones).

En cada uno de esos encuentros, el tiempo será diferente para los dos puesto que los que son meses para Adams parecen ser años para Jennie, que va pasando de niña a mujer ante la mirada asombrada de Adams quién descubrirá el destino trágico de Jennie y sólo saldrá de su asombro para enamorarse de ella, entrando en una relación más allá del tiempo y del espacio que sucede con toda naturalidad ante la mirada del espectador.

"Portrait of Jennie" era una de las películas favoritas de Luis Buñuel, sin duda el maestro de Calanda disfrutaría con toda esa irrealidad, casi onírica, sucediendo en un entorno tan realista como la ciudad de Nueva York magnificamente fotografiada en blanco y negro por Joseph H. August.

Y esa es la mayor virtud de la película, su capacidad de saltar de lo real a lo irreal de una manera sútil, sin grandilocuencias, revelando lo extraordinario en el brillo de pequeños detalles que llenan de encanto una historia distinta y especial en la que el amor va más lejos que el tiempo, el espacio, la vida y la muerte.

Casi nada...

PD: "Portrait of Jennie" haría un gran programa doble con "Pandora and the Flying Dutchman", otra maravillosa y fascinante película del mismo corte fantastic-romance.





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