domingo, julio 15, 2007
sábado, julio 14, 2007
Siempre me emociono viendo "Toro salvaje", llevo casí veinte años haciéndolo y ayer también me emocioné espiando a La Motta persiguiendo a su hermano Joey para abrazarle y pedirle perdón.
"Toro salvaje" es una película sobre el boxeo... mejor expresado, "Toro salvaje" cuenta a lo largo de sus casi dos horas de metraje el combate que Jake La Motta libra contra si mismo por entenderse, llegar a un cierto acuerdo y alcanzar la paz.
Para mi gusto, esa escena, la de la persecución del hermano, es la culminante de la película. La Motta por fin está en condiciones de acercarse y pedir perdón por todos sus errores cometidos. Mucho más culminante que la oscura escena de soledad en la cárcel donde La Motta se reprocha brutalmente su propio ser y, como directa e inevitable consecuencia, todo su estar en el mundo. Escena que, aún siendo importante, necesita -a mi entender- el complemento de la plasmación real de esa culpabilidad asumida en una disculpa.
La Motta está en paz consigo mismo y por éso el espectador -al final- simpatiza con un personaje que, a lo largo, de la historia ha mostrado con ostentación brutal un comportamiento terrible y enloquecido cuya recompensa es el alejamiento progresivo de todos aquellos que le quieren.
"Toro salvaje" cuenta la historia del ascenso y la caída del boxeador italo-americano Jake La Motta, pero también nos muestra el surgimiento de La Motta de entre el marasmo de sus propias cenizas ("las caídas hondas de los cristos del alma" de la que habla César Vallejo) para ser un hombre nuevo... Aparentemente un fracasado, pero en realidad un absoluto triunfador porque la victoria sobre uno mismo es siempre la más difícil de todas.
Después de todo, todo el sistema de capitalismo consumista en que vivimos se sustenta sobre esa constante derrota que nos hace ceder y seguir deseando lo que en realida dno necesitamos... pero esa es otra historia.
"I remember those cheers
They still ring in my ears
And for years they'll remain in my thoughts
Cuz one night I took off my robe
And what'd I do
I forgot to wear shorts.
I recall every fall, every hook, every jab
The worst way a guy could get rid of his flab
As you know, my life was a jab...
Though I'd rather hear you cheer
When I delve into Shakespeare
"A Horse, a Horse, my Kingdom for a Horse,
"I haven't had a winner in six months
(he lights his cigar)...
I know I'm no Olivier
But if he fought Sugar Ray
He would say
That the thing ain't the ring
It's the play.
So gimme a stage
Where this bull here can rage
And though I can fight
I'd much rather recite
That's entertainment!
That's entertainment."
Uno detrás de otro, La Motta derrotaba a sus rivales en el cuadrilatero sin comprender que su principal y más peligroso rival era él mismo.
Ninguna de aquellas victorias sirvió de mucho al no haber obtenido la más importante de todas.
el tiempo se le escapa de entre las manos
en un incesante goteo de instantes
que se ha impuesto a sí mismo recordar.
El pasado crece a sus espaldas,
mientras el río en cuyas aguas
se bañan con despreocupación
constantemente deja de ser él mismo.
Su corazón late con fuerza.
Intenta atrapar con una sonrisa
el último y más reciente reflejo oscuro de sus cabellos.
Disfruta la vigorosa posesión del propio cuerpo.
Es sólo un gesto,
que las aguas ya arrastran y se llevan.
martes, julio 10, 2007
Mucho se ha dicho y escrito sobre esta tremenda película dirigida por ese también tremendo director llamado Nicholas Ray, pero -y por encima de todo- "Johnny Guitar" es para quién ahora escribe una película sobre ese extraño mecanismo humano llamado deseo y los efectos que su maquinaria causa sobre las personas que no pueden evitar sentirlo porque les hace ser lo que son.
Vienna (Joan Crawford) desearía no amar a Johnny Guitar, pero se conforma con desear que haya cambiado mientras no puede evitar llamarle, mientras desea que la ruleta de su local siga girando a la espera del ferrocarril.
Johnny Guitar (Sterling Heyden) desearía haber olvidado a Vienna en los ojos de otras mujeres, pero se conforma con volver a ella deseando poder volver a quererla como siempre la quiso. Mientras también quisiera ser un otro diferente a Johnny Logan, el pistolero que es.
Dancing Kidd (Scott Brady) desea encontrar oro y también desea que Vienna le desee mientras quisiera que Johnny Guitar jamás hubier apuesto los pies en su salón.
Emma Small (Mercedes McCambridge) desea a Kidd y, llena de loco y brutal odio, desea que Vienna, su competidora por el corazón de Kidd, desaparezca.
Practicamente todos los personajes de "Johnny Guitar" persiguen la alargada sombra de un objeto de deseo que siempre se les escapa. Constantemente se estrellan contra un invisible cristal que les separa de la plenitud de un buscado encuentro.
Ninguno tiene lo que busca y persiguiéndolo todos se cruzan en una telaraña de caminos entrelazados que en su conjunto compone un brillante drama lleno de melancólica poesía.
En "Johnny Guitar" todos los personajes aparecen teñidos de una evidente melancolía, como si supieran por sentido común y experiencia que el fracaso fuera ser con toda probabilidad la única recompensa a obtener. Pero, y aún así, en todos ellos late la loca obstinación autodestructiva por perseverar en el error de perseguir lo imposible. Una obstinación que incluso les lleva, como en el caso de Emma (probablemente el personaje que más ama en la película) al más desenfrenado y loco de los odios en un evidente -en mi opinión- caso de extremos que se tocan.
De esta materia esta compuesto el propio laberinto en el que todos y cada uno de los personajes viven encerrados, un laberinto del que el pequeño valle en que sucede la historia (y del que fisicamente no se podrá escapar conforme las obras del ferrocarril avance) se convierte en metafórico trasunto.
En mi mirada "Johnny Guitar" es un manjar que siempre se deshace en una locura de sabores amargos y dulces:
- El hombre concebido como una contradictoria fragilidad capaz de desear ferreamente lo imposible.
- El suicidio emocional (cuando no físico) en que a veces se convierte ese férreo deseo de lo imposible.
- Y el misterio del éxito encarnado en el beso final de los amantes existiendo con la insinuación d etoda su promesa para tentarnos a seguir jugando en la ruleta rusa del deseo mientras nos queden latidos en el corázón.
jueves, julio 05, 2007
Tal y como dice la publicidad de la película, "Steve Mc Queen es Bullitt".
No hay que darle más vueltas.
Rodada en el apogeo de su carrera, y además de ser un apasionante "thriller" de acción, "Bullitt" es un artefacto construído para el lucimiento de Mc Queen. En ella, el actor norteamericano tiene ocasiones más que sobradas para mostrar sus silencios, su turbia y enigmática mirada y sus dotes para interpretar escenas de acción. Escenas que Mc Queen protagoniza sin dobles ya sea conduciendo coches a toda velocidad por las calles de San Francisco (secuencia emblemática de la película) o persiguiendo al criminal de turno por entre los aviones del aeropuerto de San Francisco.
No puedo evitar pensar que en el personaje de Bullitt hay algo de los silenciosos personajes del polar francés que tan bien solía filmar el maestro Melville... Incluso la puesta en escena tiene un aire nítido y frío, destacando especialmente la fotografía depurada y diáfana de William A. Fraker.
Tampoco quiero dejar de imaginar a McQueen protagonizando en lugar de Alain Delon ese clásico de Melville llamado "Le Samurai" que aquí se llamó "El silencio de un hombre"... Hubiera estado tan perfecto como el propio Delon... aunque, seguramente, la estrella Mc Queen no habría permitido al director que su personaje muriera y hubiera sido otra película... En fin.
Sin duda, y a mi entender, "Bullitt" retoma para el cine americano ciertos modos y formas procedentes de la forma específica en que el cine francés entendió el género policiaco y negro. Incorporaciones que enriquecerán su capacidad narrativa colocándola en una nueva dimensión, diferente a la dimensión en que habitan clásicos como "Forajidos".
Y la música del argentino Lalo Schifrin... Que no se me olvide... Maravillosa y que escucho a menudo desde hace bastantes años.
Sin pretensiones, "Bullitt" es un clásico.
Muchas series de televisión de la siguiente década vivirán de su ejemplo poniendo por obra constantemente tanto su sentido de la acción como su música... entre otras cosas.
lunes, julio 02, 2007
Esta película rodada en 1946 por el europeo, experto en B-Movies, Robert Siodmak es uno de los títulos emblemáticos del Cine Negro hollywoodiense.
Basada en un relato corto de Ernest Hemingway, "Forajidos" es una historia compleja, narrada mediante once flashbacks y que cuenta con la rareza de que su protagonista muera tiroteado al comienzo de la película.
Se encuentra en el punto de intersección de dos universos: el del escritor norteamericano, pamplonica y parisino de adopción, (protagonistas complejos, nihilistas y atormentados por esa misma complejidad, mujeres fascinantes que con su belleza hacen saltar por los aires la poca cordura que aquellos les restaba, desesperado romanticismo) y el del propio cine negro (atracos perfectos, personajes en continuo tráfico de ida y vuelta por la frontera que separa el bien del mal, mujeres fatales, deseperado materialismo...) .
Al principio de la película dos pistoleros se presentan en un pequeño pueblo dispuestos a matar al empleado de la gasolinera, Ole Andersen, "El sueco" (Burt Lancaster) y lo consiguen.
La investigación llevada a cabo por un eficiente inspector de seguros (interpretado por Edmond O'Brien con su brio habitual) como consecuencia de un seguro de vida dejado por Andersen conducirá la historia por una compleja trama de flashbacks en busca del pasado. En ella, y por boca de diversos personajes en algún momento relacionados con Andersen, iremos conociendo la trágica historia de su fracaso y de su condición de victima tanto del malvado y manipulador Colfax (Albert Deeker) como de la hermosa y fatal Kitty Collins (Ava Gardner).
Como artefacto narrativo, "Forajidos" es un complejo mecanismo que funciona a la perfección y que en sus escasos 80 minutos de duración interesa y fascina.
Todo un referente para los fanáticos del cine negro.
"mi padre está desconocido, frágil,Es curioso.
mi padre es una víspera.
Lleva, trae, abstraído, reliquias, cosas,
recuerdos, sugerencias.
La mañana apacible le acompaña
con sus alas blancas de hermana de la caridad"
(Enereida, fragmento perteneciente al libro Los heraldos Negros. Cesar Vallejo)
La primera vez que leí a Cesar Vallejo me vino demasiado grande.
Necesitaba hacerme bastante más mayor para entenderle, pero sún así disfrutaba con una extraña música que dimanaba de sus versos como un profundo perfume de sombras. Todavía conservo aquel libro, una edición Alianza Tres en tonos negros y verdes presidida en su portada por un retrato del poeta adusto y serio en su laberinto de carne y sangre.
Ahora soy otro y lo leo con otros ojos.
El río en que te bañas nunca es el mismo, pero los ojos que lo miran tampoco lo son.
Llegó el momento para mi de entender lo que se quiere decir cuando se dice que Cesar Vallejo es un gran poeta.
"Las piedras no ofenden: nada
codician. Tan sólo piden
amor a todos, y piden
amor aún a la Nada.
Y si alguna de ellas se
van cabizbajas, o van
avergonzadas, es que
algo de humano harán..."
(Truenos, fragmento perteneciente al libro Los heraldos Negros. Cesar Vallejo)
Vallejo tiene el talento de convertir su palabra en aviso, llamada y caricia.
Su poesía es hondamente humana, doliente y compasiva ante el misterio del hombre encerrado -y encerrándose- en la celda de su propia contradicción.
No hay cantos a la rosa en sus versos sino a la sangre que mana de las heridas abiertas por sus espinas.
Es una lástima que el mundo viva dando la espalda al cincelado trabajo atinado de su extrema sensibilidad.
¡Aspero mundo!
no permitas que el día y sus rigores
te arrebaten el infinito tesoro de la sonrisa.
Con pies descalzos,
su bendición se ha acercado hasta tí
para vestirte todo entero
y sentarte a un banquete de invitados amados
y mesa infinita
Quizá, no sepas cómo ha llegado
pero, seguro, conoces las mil y un formas
que la vida y sus rigores tienen de arrebatártela.
Defiendela como una causa perdida,
hasta la última gota de sangre,
hasta el último grado de fuerza.
Después de todo, y si la derrota sucede,
no será tampoco ésta la primera vez que pierdas.
No dejes que la noche pase.
y tu abandonada cena se enfríe sobre la mesa.
"Cuando la opción es llegar virgen al matrimonio o morir, creo que la postura de
la Iglesia Católica es insostenible: ante la epidemia de SIDA, entre la muerte y
el sexo, prefieren la muerte. Especialmente, teniendo en cuenta que la
proporción de habitantes que no tiene relaciones sexuales antes del matrimonio y
las tiene luego sólo con su cónyuge sólo cuando quiere tener hijos, es
insignificante en Kenia o en cualquier parte del mundo."
Seguir leyendo.
De existir, seguro que Dios no querría éso.
No permitiría el genocidio, la elección entre cambiar o la muerte... aunque, y a lo largo de la historia, se han cometido muchos crímenes en nombre de los dioses, todavía vivos y ya muertos.
Los dioses... Probablemente, y junto a la Certeza, una de las mejores coartadas para la consecución de todo tipo de crímenes.
Los dioses... Otra voz más sonando en la cabeza de los locos y también de los cuerdos.
domingo, julio 01, 2007
sábado, junio 30, 2007
En su momento ya escribí sobre ella y sigo manteniendo lo que escribí. Alatriste no es la brillante superproducción de acción que quiso venderse, sino una brillante película llena de oscuridad. Un amargo viaje sobre la decadencia y el fracaso, sobre lo inevitable y su inevitabilidad...
"No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera."(Coplas por la muerte de su padre, Jorge Manrique)
No me extraña que no gustara, como si nadie quisiera recordar que todo está pasando, que todo -incluidos nosotros mismos- terminará un día de pasar.
El sistema nos necesita moderadamente felices, con vocación de eternidad, añadiendo arroz con leche al chocolate, buscando un restaurante nuevo, saliendo de la hipoteca y entrando en el Carrefour, secuestrados por nuestros propios deseos y empleando el tiempo en financiarnos el próximo, ignorando que en cuanto lo consigamos más pronto o más tarde nos dejará de interesar.