martes, febrero 19, 2008

NO TEAM FOR OLD MEN













Lo estoy intentando.

Mis amigos G. y A. siempre han pensado que por trayectoria personal y planteamientos vitales debería ser del Atlético de Madrid y no el maldito madridista que soy. Seguramente tienen razón y por eso lo estoy intentando.

La primera lección es no ver ciertos partidos como los jugados contra el Bolton y el Athletic de Bilbao. Hay una cierta intuición atlética que te aparta de su visión para evitar sufrimientos innecesarios, una intuición que yo no tengo (el Real Madrid suele ganar muchos más partidos) y que, por carecer de él, no me impidió sentarme ante esos dos delitos futbolísticos de primer grado.

Debe doler preparar el partido durante toda la semana y luego salir al campo y que pasen esas cosas tan inexplicables: errores defensivos, expulsiones, penalties no forzados... Imagino que no lo harán a propósito.

Seguramente, en el vestuario del atleti, ese que desde la época de Jesus Gil sigue triturando grandes futbolistas y convirtiéndoles en mediocres, hay un polo energético de magia negra o algo así que ejerce su negativo influjo sobre el entendimiento de los futbolistas que lo habitan.

No se me ocurre otra explicación irracional plausible.

Si algo he aprendido es que lo racional no tiene cabida en el "sentimiento atlético". Cada partido es como una carga de la brigada ligera contra un destino que se empeña en poner las cosas difíciles cuando precisamente parece que se han puesto mejor... Por ejemplo, el equipo está jugando bien, figura en puestos de Copa de Europa y de pronto desaparece.

Una experiencia sadomasoquista en primer grado.

No team for old men.

Seguiré intentándolo.

lunes, febrero 18, 2008

SWEENEY TODD

Sin duda alguna, esta sangrienta historia de venganza llevada a cabo en el Londres sucio y oscuro que no tardará en pasear Jack "The Ripper" se encuentra entre las mejores películas que Tim Burton ha rodado hasta el momento.
Por lo visto, Todd es un personaje de ficción cuya primera aparición ha sido fechada en 1846 y cuya leyenda llegó hasta los oídos de ese maravilloso compositor llamado Stephen Sondheim, quién en 1979 parió un musical basada en la historia de este barbero cuya religión verdadera es la venganza.
Era pura cuestión de tiempo que Todd y Burton se conocieran. La mirada entre delicada y siniestra del director norteamericano resultaba perfecta para abordar este perfil de Conde de Montecristo gore en el marco incomparable de un brutal Londres dickensiano donde las personas sobrevivían hacinadas en la estrecha grisura de sus calles siempre húmedas.
Hay bastante literatura sobre las condiciones de vida en aquella ciudad por aquel entonces capital del mundo y seguramente -y en estos casos- la realidad siempre superará a la ficción, pero lo único cierto es que se trataba el perfecto caldo de cultivo para la producción de brutales monstruos humanos como Mrs. Lovett y el propio Todd.
La vida era algo que se perdía y se ganaba día a día en una dura pugna por la supervivencia en la que los poderosos como el malvado juez Turpin siempre habían ganado antes de empezar a jugar. Es en ese Londres donde Karl Marx fraguó la mayor parte de su magna obra, "El Capital". Sintiendo el despiadado latir selvático de una ciudad que no era otra cosa que una inequívoca metáfora de todo un estado de cosas que merecía ser cambiado.
En este sentido, me parecen fantásticos esos pasteles rellenos de carne humana que todos comen devorándose, en realidad, los unos a los otros sin saberlo. Pura metáfora de esa sociedad capitalista que generaba horrores como el pulgoso y mugriento Londres.
Canibalismo social.
La mano invisible del mercado empuñando desde la mañana hasta la noche una navaja barbera.
Pero, y volviendo a la película, hay que decir que en ella conviven lo terrible de esa historia de venganza con la delicada belleza de las canciones de Sondheim y eso también resulta fascinante. Fondo terrible y forma bella que confluyen y se confunden para producir un relato mágico e intenso que Tim Burton sabe narrar en tiempo y medida y que también sabe acompañar con una imaginería casi perfecta.
A la vuelta de cualquier esquina uno tiene al impresión de poderse cruzar con otras historias. Tropezarse con Oliver Twist escapando con alguna cartera o escuchar el gruñón murmurar de Mr. Scrooge.
Perfecto.
En cuanto a los actores, todos resultan eminentes destacando la pareja compuesta por Helena Bonham Carter y Johnny Depp cuyo talento fuera de toda duda les convierte en un inolvidable tandem interpretativo.
En definitiva, Sweeney Todd ya es un clásico.

domingo, febrero 17, 2008

Es curioso.

Veo un reportaje sobre la nueva edición de ARCO y escucho cómo varios entrevistados valoran las obras que ven en función de si podrían ponerlas en su casa o no.

Y me da que pensar.

Ya no se trata de ponerlas en tu vida, porque te aportan u ofrecen el descubrimiento de una verdad trascendente, sino de ponerlas en tu casa. Que no desentonen con el resto de los objetos, puro valor simbólico, de cambio en el sistema de mis objetos, de las cosas que poseo.

Nada de valor de uso intelectual, inspirador de poderosas verdades eternas.

Un objeto más degradado al efecto de llamar la atención en el bosque de objetos que le rodean y que también buscan llamar la atención.

Reclamo y publicidad.

Puro mercado con una coartada en mayor o menor medida intelectual.

Arte disminuido a la condición de pura mercancía, para poner o para coleccionar.

Sensación, no impresión.

Opinión, no discurso.

Industria.

Palabra efímera que se pretende así porque deben existir muchas más palabras que pronunciar el año que viene.
"Las lecciones no se dan, se toman"
(El oficio de vivir, Cesare Pavese)
INOLVIDABLE



Con una imaginería de pintura romántica, asistimos al pausado desarrollo de la perfecta metáfora de una decadencia.
La traducción se manifiesta en espacios brumosos, como paralizados en un eterno instante de dejadez.

Rodeada de abandono, aún brilla una luz que poco a poco se apaga.
Plano a plano, el espectador se acerca a ese agonizante brillar.
Llega a tiempo para escuchar de sus labios la lacónica enunciación del misterio que siempre será Kane.

Rosebud.
Mi fracaso siempre ha estado ahí,
siguiéndome silencioso como un fantasma de John Nash.

Creo que me respeta,
mi resistencia a entregarme a él
ha durado mucho más de lo que quizá el pensaba debiera.

Desde la distancia me sonríe.
Tranquilamente espera.

sábado, febrero 16, 2008

EL CASTILLO DE ARENA

Todo un descubrimiento esta película japonesa del año 1973 que pasa por ser -y quizá lo sea- una de las mejores películas del cine japonés.

La investigación de un aparentemente vulgar asesinato conduce de una forma cuidadosa al descubrimiento de una terrible historia encerrada en el corazón del asesino.

"El castillo de arena" combina lo policial con el melodrama de una forma precisa y sabia, como si las preguntas pertenecieran a un lado y las respuestas al otro.

Y al final el propio destino es lo que uno ha sido, lo que uno es. No hay vuelta de hoja a ese respecto.

La cosa es tan sencilla o tan compleja como queramos verla, pero el melodrama siempre está ahí, en el esfuerzo de las almas que luchan, que se rebelan.

JOHNNY CASH

Personal Jesus...

DEPECHE MODE

Home...

"Cuando esto sucede aparecen factores comunes entre los superdotados (ansiedad, inseguridad, impresión de aislamiento, sentimiento de torpeza manual y física, sufrimiento al sentir que sus intereses son muy distintos a los de sus compañeros, deseo incesante de leer...). Estos rasgos se acentúan en proporción a su grado de habilidades intelectuales."
CIUDADANO KANE

Mucho se ha escrito sobre esta brillante primera película realizada por Orson Welles, pero cada vez que la veo tengo más claro que el personaje de Kane es un trasunto del propio Welles.

Me decanto por esta escuela de pensamiento... si es que existe.

Después de todo, y como se comenta en algún momento de la película, el esfuerzo por conocer la realidad de Kane es un complejo puzzle que quizá jamás tenga resolución. Entre otras cosas, porque no hay un patrón que reproducir y sobre el que colocar las piezas.

Siempre que me acerco a "Ciudadano Kane", el sentimiento que en mayor prendida prende en mi es la sensación de que, siempre, todos somos un misterio los unos para los otros. Nos observamos, sacamos conclusiones, esperamos conductas, suponemos comportamientos, pero la sorpresa siempre existe en las relaciones humanas. Probablemente, porque los primeros en la cola de nuestro propio misterio somos nosotros mismos.

Muchas veces la identidad y la racionalidad son una esforzada muralla contra la que percute todo aquello que dejamos fuera, precisamente para poder construir un interfaz razonable, practicable para los otros... pero lo cierto es que también somos aquello que dejamos fuera y que constantemente intenta manifestarse. El psicoanálisis se construye precisamente sobre ese eterno intento de regreso, sobre sus esporádicas y extrañas manifestaciones en el trillado y medido terreno de la conciencia.

Pero esa es otra historia...

Lo importante es que en "Citizen Kane" asistimos a la investigación de un misterio, el misterio de una persona fascinante y especial a la que las fascistas llaman comunista y los comunistas, fascista.

Todos los personajes que son entrevistados por el periodista se debaten entre la frustración y la impotencia de no haber podido comprender. Charles Foster Kane será siempre como un puñado de arena que inexorablemente se les escapa de las manos.

Y por encima de todo Kane es Welles: Un heterodoxo, un superdotado que constantemente presenta a los demás el desafío de decisiones y actuaciones misteriosas e incomprensibles, un eterno misterio para sí mismo y para los demás porque -y principalmente- la materia con la que está construída su éxito social es su propio fracaso personal.

Y por encima de todo "Citizen Kane" es un sadomasoquista monumento a esa diferencia erigido a mayor gloria del propio Welles, aspecto que por cierto -creo- es una constante en todo su cine:
La reivindicación de si mismo en su diferencia.

En sus propias películas o en las de otros, Welles es una presencia que siempre se pretende brillante, genial; que siempre busca seducirnos con imágenes atractivas y heterodoxas o con interpretaciones suntuosas y "granguiñolescas".

La principal obra de Welles es su personaje cinematográfico, un diletante e inconformista genio como Kane.

La grua final sobrevolando el inmenso desierto de objetos muertos que Kane ha venido acumulando a lo largo de su vida ya terminada es también una vuelta atrás en el tiempo en busca de Rosebud, una especie de respuesta que busca un cierre emocional sobre la superficie ardiente de un trineo.

El guiño final que cierra el cuidadosamente construído círculo de nuestra propia seducción.

viernes, febrero 15, 2008

Un pequeño momento absurdo es suficiente. Se basta para abrasar todo el sentido, para pulverizarlo y convertirlo en el polvo que todos terminamos siendo.

Son pocos los finos hilos que nos atan a esa ficción compartida que llamamos realidad (mientras de soslayo nos miramos desconfiados los unos a los otros deseando que no surjan heterodoxas disensiones inoportunas).

Es más. Ni siquiera sabemos cuáles.
La respuesta siempre esa posteriori.

Cuando de un preciso parpadeo se cortan en un sólo momento de absurdo.

lunes, febrero 11, 2008


NO COUNTRY FOR OLD MEN
Me ha entusiasmado.

La última película de los hermanos Cohen bien podría haberla filmado el propio Sam Peckinpah y eso para mi ya es suficiente para elevarla a los altares.

Por encima de todo, "No country for old men" es una película llena de magníficos diálogos. Desesperados, absurdos, pero siempre llenos de inteligencia.

Llewelyn Moss: If I don't come back, tell mother I love her.
Carla Jean Moss: Your mother's dead, Llewelyn.
Llewelyn Moss: Well then I'll tell her myself.

Diálogos afilados, expresados de la mejor de las maneras posibles por magníficos actores y que ejercen un magnífico contraste con una clásica trama de búsqueda y captura llena de descarnada y brutal violencia. Una trama que en sí misma también resulta interesante .

Pero "No country for old men" tiene algo que me entusiasma: la expresión de sentimientos y emociones profundas a través de la acción. No es en absoluto una simple pleícula de acción sembrada con diálogos "cool" según el superficial rollo clicheico de Tarantino. "No es un país para viejos" es una película sobre el paso del tiempo y la insoportable levedad del ser.
Emocionalmente la película no se construye sobre el brutal personaje que interpreta Javier Bardem sino sobre el cansado sherif que con magistral suavidad sincera interpreta Tommy Lee Jones.
Son otros valores y otros tiempos.
La constatación de ese nuevo mundo con sus nuevas reglas supone también de forma directa la constatación del paso del tiempo a través de la clara consciencia de pertenecer a otra época. La inflexible y transparente máquina del tiempo sigue su curso pulverizador. Quizá sea el momento de hacerse a un lado y refugiarse en la confortabilidad de un sueño tranquilizador, un sueño cuyo relato pone fin a la película de una forma maravillosamente abrupta.
No puedes pretender que el tiempo no pase por ti, le dice un buen amigo.
Es vanidad.
Todos tenemos nuestro tiempo y éste siempre termina por pasar.

domingo, febrero 10, 2008

"Arcadio la había visto muchas veces, atendiendo la tiendecita de víveres de sus padres, y nunca se había fijado en ella, porque tenía la rara virtud de no existir por completo sino en el momento oportuno."
(Cien años de soledad, Gabriel García Márquez)

BAND OF BROTHERS

Producida por Steven Spielberg y Tom Hanks, y sin lugar a dudas sirviéndose de toda la estructura de producción que generó la maravillosa "Saving private Ryan", "Band of brothers" es -apara mi gusto- una de las mejores series de ficción de toda la historia de la televisión.

Utilizando como soporte las estructuras simbólicas del género de hazañas bélicas que tuviera su mejor momento en la década de los 40 y 50 del siglo pasado con obras como "Sands of Iwo-Jima" (Allan Dwan) o "A walk in the sun" (Lewis Milestone), "Band of brothers" nos cuenta la historia de los hombres de la compañía Easy, perteneciente al 506 regimiento de la 101 división aerotransportada norteamericana. Desde el Dia-D hasta la toma de Berteschgaden, el refugio favorito de Hitler, los hombres de la compañía Easy vivirán de primera mano los principales hitos del frente oeste en la guerra contra los alemanes.

Los personajes que interpretan los actores son hombres de carne y hueso que al principio de cada uno de los diez capítulos aparecen para introducir las historias con su punto de vista. Es muy conmovedor comprobar cómo alguno de ellos se siguen emocionando cuarenta años después al son de determinados recuerdos.

Como si para algunas cosas el tiempo jamás pudiera pasar y permanecieran indelebles en su memoria de ancianos por encima de la riada de años vividos con posterioridad.

La intensa experiencia de la guerra les unió y quizá no haya otra verdad más potente e importante para el ser humano que el silencioso acuerdo de las almas por seguir adelante juntos y ante las pruebas que la vida va poniendo.

Al final, el carácter social del hombre le lleva a la pulsión de buscarse y encontrarse en los otros, a generar un grupo, una banda de hermanos en cuyo elemenatal calor de visceras y sangre refugiarse del frío exterior... from this day to the ending of the world.

" And Crispin Crispian shall never go by,
From this day to the ending of the world,
But we in it shall be remember;
We few, we happy few, we band of brothers;
For he to-day that sheds his blood with me
Shall be my brother; be he never so vile,
This day shall gentle his condition:
And gentlemen in England now a-bed
Shall think themselves accursed they were not here,
And hold their manhoods cheap whiles any speaks
That fought with us upon Saint Crispin's day. "
(Enrique V, Acto IV, Escena 3. William Shakespeare)

Aquel que derrame su sangre a mi lado será para siempre mi hermano.

Nada tan hermoso, pero también nada tan precario como ese lugar donde entre los otros, los iguales, encontramos una cierta paz.
1
"La Escuela de Francfort no niega la utilidad y la necesidad de la razón instrumental. Forma parte de la condición humana. Razonar y actuar eficazmente, inventar herramientas e instrumentos, determinar la vía más segura y más rápida con vistas al resultado, trabajar y organizar: todo eso es indispensable en un mundo que no es un paraiso. La supervivencia de la humanidad tiene ese precio. Pero la simple y pura supervivencia no basta para definir una vida verdaderamente humana. Garantizar las condiciones de la supervivencia no dice nada acerca del sentido de la vida ni de los fines de la existencia. Ahora bien, los representantes de la Escuela de Francfort comprueban que hoy en día la razón y la actividad instrumental se han extendido a tal extremo que ya no dejan espacio a otras formas de pensamiento y acción"

2
"Lo característico de la razón instrumental es que sólo versa sobre el cálculo de medios. Se trata de una delimitación sensata mientras no aspire a reducir a ella toda la razón, como si ésta sólo pudiera ocuparse legitimamente de los medios. El triunfo de la razón instrumental es peligroso porque excluye la razón de discursos y prácticas que no versan de los medios sino sobre los fines, los valores, las elecciones y las decisiones. Si se confina la razón a la cuestión de cómo realizar, ¿qué instancia definirá qué debemos realizar y por qué?"

3
"Se acepta como evidente que el desarrollo tecnológico tiene como finalidad el progreso humano y que fuera de él no hay salvación. La verdad es que en una civilización tecnológica ya no queda espacio para discutir racionalmente sobre fines y valores"
(La Escuela de Fráncfort: teoría crítica y filosofía de la comunicación)

Parece una tontería, pero el hombre ha desaparecido tras su capacidad para el progreso tecnológico. Una parte de él, la capacidad de fabricarse instrumentos y tecnologías que le permitan habitar con más confortabilidad un mundo lleno de peligros, incluso intentar dominarlo, ha eclipsado otras, las que podían dar razón del por qué, para qué o hacia dónde debe llevarnos ese progreso.

La razón instrumental no nos va a servir de nada cuando tengamos que afrontar temas como el agotamiento al que nuestro progreso tecnológico esta sometiendo al planeta o el agotamiento que las estructuras organizativas sociales subsumidas al esfuerzo productivo ciego están produciendo en el propio ser humano... Ya empezamos a tener que afrontar el problema.

La consigna es crecer y crecer, producior y producir, trabajar y trabajar, consmuir y consumir, pero cuál es el límite.

Por ahora, sigue funcionando la apelación a las indudables mejoras que el progreso tecnológico ha introducido en nuestras vidas. Es cierto que nuestras vidas están llenas de aparatos, organizaciones e instrumentos que hacen mucho más fáciles y cómodas nuestras vidas. La razón instrumental nos ha funcionado para hacernos un lugar más cómodo en el mundo, pero el debate no debe terminar ahí.

El ser humano es mucho más que la fantástica suma de objetos de los que ha sabido dotarse.

Hay preguntas que responder.

Preguntas tan difíciles como ¿cuál es el propósito o el sentido de todo ésto? o ¿hasta dónde podemos llegar en el esfuerzo de crecimiento? ¿podemos ser todos igual de ricos o debemos ser todos igual de pobres? ¿el mundo puede sostenernos? ¿es un buen sitio para el hombre el mundo que estamos construyendo?

Tenemos muchas cosas, muchos objetos, pero carecemos de grandes ideas que estructuren intelectual y mentalmente ese proceso, que le den un sentido y un lugar.

La ciencia y la tecnología no tienen respuestas para éso.

sábado, febrero 09, 2008

RECUERDOS



OCIO PREVISTO

RAÍCES PROFUNDAS

La figura del pistolero errante es una figura relevante dentro del altar iconográfico del western.

"Raíces profundas", dirigida por George Stevens en 1953, ha contribuido como ninguna otra en la generación de este personaje que siempre llega de ninguna parte para regresar a esa misma nada de la que un día surgió como un espectro.

En la figura de este personaje late el lado oscuro del sueño americano, que reta al individuo a dar lo mejor de sí mismo en el afán de ser el mejor, de conseguir triunfar y hacerse un lugar en el mundo.

No hay paz tampoco en el éxito.

Una vez que el pistolero consigue llegar arriba a golpes de revolver y la fama le precede, ésta se convierte en su más infatigable y cruel perseguidora. El pistolero se convierte en el rival a batir porque todos saben que derrotando al número uno se accede a ese lugar de forma natural.

La sucesión está clara.

Así, todos quieren ser el hombre que consiguió matar al hombre más rápido del territorio y la vida se convierte en un continuo e interminable duelo en el que el pistolero defiende su lugar en la cumbre... Y será cuestión de tiempo el que aparezca alguién más rápido y todo acabe con la misma rapidez con que empezó.

Así, el pistolero errante deviene como Shane en un vagabundo que escapa de su propia fama en busca de un lugar donde pueda encontrar esa paz.

Shane incluso intentará cambiar de vida en ese valle perdido donde los primeros colonos sufren las iras de los ganaderos, pero las cosas no funcionarán. Terminará comprendiendo la más triste lección de todas, que no se puede dejar de ser tan fácilmente quién es.

Seguramente, cuando era adolescente Shane soñaba con ser la pistola más rápida del territorio. Se propuso serlo y lo consiguió, pero, y como escribe Truman Capote, a veces no hay nada peor que una plegaria atendida.

Quizá ya es demasiado tarde para cambiar y Shane se encuentra definitivamente atrapado en sus propias circunstancias de modo, tiempo y lugar

"Raíces profundas" es mucho más que un western.

Una pesadillesca sombra de existencialismo arrojada sobre la inagotable luz idealista que emana del sueño americano.
PAUL WELLER

Changingman....




Una de mis canciones favoritas de los 90's...