lunes, mayo 19, 2008
La Fundación Telefónica expone actualmente una retrospectiva del trabajo de Horacio Coppola, centenario fotográfico argentino.
Coppola no es un fotógrafo de personas sino de espacios. Por las populosas avenidas de la capital argentina, su mirada detecta las líneas de fuga, los puntos de encuentro, las geometrías mudas que sólo parecen hablarle a él.
Coppola es un cazador de encuadres, de formas y geometrías que parecen descansar en un segundo plano componiendo el entramado plano que hace posible las caprichosas trayectorias de los individuos que lo habitan.
Y aún siendo interesante esta visión de delineante, que además encierra el valor testimonial de una época, lo que más me fascinó fue la continua proyección de unos mudos rollos de película que recogen los domingos en el parque de los argentinos.
¿Quién dice que no existen los fantasmas?
Esos rollos rebosan de ellos.
Polvo de hombres y mujeres paseando, volando cometas o simplemente disfrutando de la mañana sentados en un banco. Momentos perdidos que permanecen intactos, guardados al otro lado del espejo al que ahora, tres cuartos de siglo después, nos asomamos.
Inquietante la memoria conservada en imágenes en movimiento.
domingo, mayo 18, 2008
viernes, mayo 16, 2008
Aunque bajo la apariencia de cine independiente, "Broken English" es una comedia romántica (sin demasiada comedia) que nos cuenta el largo viaje hacia el amor de una treinteañera neoyorquina sin demasiada suerte con sus parejas.
Escrita y dirigida por Zoe Cassavetes, hija del legendario John Cassavettes, "Broken english" centra todo su esfuerzo en la construcción del personaje protagonista, en la presentación de sus frustraciones y miedos, y lo hace con éxito, de una forma atractiva y convincente que capta al espectador y, lo que es más importante, a su corazón.
Buena parte de ese éxito, junto a un guión lleno de verdad, es la interpretación de Parker Posey, su protagonista, que sabe dar la justa medida a cada situación y sentimiento, sin caer en los excesos al que su personaje oudiera estar abonado.
El tono general es suave y tranquilo y la película se deja ver porque casi siempre interesa lo que está sucediendo en la pantalla. Y éso ya es suficiente éxito para esta modesta película cuya única ambición es la de contar una historia con personajes creíbles que sienten emociones próximas y reconocibles.
jueves, mayo 15, 2008
las esperanzas del futuro
son las horas que descuidadamente bailan
alrededor del herrumbroso reloj de su presente.
Al compás de su cadente parpadear,
lentamente se desvanecen
mientras avanza la sombra del sueño
sobre un paisaje poblado de quimeras y fantasmas
que con desgana regresan a su familiar oscuridad.
miércoles, mayo 14, 2008
No le veo el punto yo a este biopic sobre la vida de la escritora británica de libros infantiles Beatrix Potter. Y tampoco me ayuda el hecho de que su protagonista sea René Zellweger, una actriz cuyos extraños pucheros tanto para reir como para llorar me producen un rechazo casi físico que llega a la más profunda nausea metafísica.
Probablemente exista un mensaje edificante en la vida de Beatrix Potter pero la transmisión de esa energía, de esa fuerza, de ese mensaje se queda en el intento. El tono de la narración se contagia un poco de la flemática frialdad victoriana que exhiben los personajes hasta el exceso y no consigue transmitir la energía y la fuerza que Beatrix Potter debió desplegar para hacer su camino en la Inglaterra de finales del siglo XIX.
En cualquier caso, el esfuerzo queda del lado del espectador, pero la película tampoco le lleva a implicarse más allá del tópico de creer en uno mismo y en el fruto de sus propio esfuerzo... Mensajes que llenan cientos de películas en las estanterías de cualquier gran superficie.
El único aspecto que pudiera haber hecho la película especial e interesante, el hecho de que los dibujos de la Potter cobrasen vida y se convirtieran en apoyo y testimonial réplica de su esfuerzo, pasa totalmente desapercibido limitándose a algún pequeño guiño. Lo cual me parece una lástima, porque llendo por ese camino hubiéramos podido tener una cierta personalidad diferente de la que sin ninguna duda la película, a mayor gloria de los pucheros de la Zellweger, se hubiera beneficiado.
(Las noches del Uro, Dalton Trumbo. Notas)
martes, mayo 13, 2008
(Michel Foucault y la arqueología de los saberes-poderes, Gilbert Hottois)
El saber tiene un alto componente de dominio. Se quiere saber de las cosas, para poseerlas y poderlas usar. Esta necesidad también es aplicable a las personas cuando el saber las busca, quiere conocerlas, objetivarlas y clavarlas con un afilar en la corchera.
lunes, mayo 12, 2008
"FBI Director James Grace: You know, Westmoreland made all of us officers write our own obituaries during Tet, when we thought The Cong were gonna end it all right there. And, once we clued into the fact that life is finite, the thought of losing it didn't scare us anymore. The end comes no matter what, the only thing that matters is how do you wanna go out, on your feet or on your knees? I bring that lesson to this job. I act, knowing that someday this job will end, no matter what. You should do the same"
(The kingdom)
EL VERDUGO
No es la primera vez que veo esta obra maestra de ese genio del cine español llamado Luis García Berlanga, ni tampoco será la última.
Mucho se ha escrito sobre ella.
Preferentemente lo político y lo social, la crítica de una españa negra (de la que afortunadamente cada vez estamos más lejos) en el inicio del largo camino hacia otra mejor, han sido los vértices del debate. Comparto todos esos planteamientos, pero, y de siempre, lo que más me conmueve de esta película es el inclemente retrato de una España llena de miseria y mezquindad.
La escena en que Nino Manfredi y Emma Penella aprovechan una música que escuchan para bailar y la forma desairada en que, el propietario de la radio, se marcha impidiéndoles escuchar la música de su aparato siempre me ha conmovido en lo más profundo. me deja espantado. Sin habla.
"Que se traigan su propia radio los caraduras" les espeta al marcharse ese personaje terrible y brutal.
En "El verdugo", y salvo honrosas excepciones, todos los personajes se gritan, están malhumorados, se producen sin respeto y de forma desagradable en sus relaciones. Nadie está dispuesto a hacer nada por nadie y todo a cambio de un justo precio.
Constantemente tengo la sensación de estar en un mundo cruel y negro lleno de gente cruel y negra que todavía está luchando en el día por su propia supervivencia.
Y vuelvo a hora sobre ese personaje cuya mezquindad me obsesiona, que prefiere marcharse antes de permitir que otros escuchen su radio, que no está dispuesto a compartir su música en la libertad del aire, que parece más preocupado por impedir el placer de los otros que por procurarse el suyo propio y que probablemente buscará un lugar solitario para escuchar esa maldita radio.
Hay algo de aguafuerte goyesco en esa actitud tan agresiva y destemplada hacia el otro, tan contrastada y de trazo grueso.
La España terrible que el genio aragonés pintó también asoma por ahí... y no estoy seguro de que hoy en día no siga asomando, pero esa es otra historia.
oscurece el verde clorofílico de los árboles
y no hay palabra alguna que pueda alcanzarlos en su desconsuelo,
en su abandono entre las sombras de los que no tienen voz.
El destino es ésto,
un momento como los otros,
tan irrepetible como los anteriores
sucediendo de forma irreparable...
Sólo su oscura carne es diferente.
domingo, mayo 11, 2008
E LA NAVE VA
La filmografía de Federico Fellini encierra, en mi opinión, un progresivo abandono de la realidad en favor de un mundo interno y propio, rebosante de hermosas locuras y rayantes obsesiones.
Cada nueva película del director nacido en Rimini se convertía en una complicada apuesta. Fellini proponía al espectador atravesar, como Alicia, el espejo y zambullirse en su profundo mundo de obsesiones personales.
En este sentido, sólo puedo hablar de mí y he de decir que siempre me gustó nadar en Fellini, que aún sigue gustándome bucear en su abigarrado mundo de imágenes sugerentes y situaciones excesivas. Un mundo en el que siempre terminaba apareciendo la belleza que destilaba su brillante mirada de creador único.
"Ocho y medio" y "Giulietta de los Espíritus" suponen, a mediados de la década de los 60, la ruptura de Fellini con la realidad y la inversión definitiva de los términos. El inicio del viaje interior, libre de ataduras, del creador hacia el final de sus propias obsesiones e intereses.
"E la nave va" es una muestra emblemática de esta segunda época. Para mi gusto tan importante como pudiera serlo "Amarcord" o su "Casanova".
El cine de Fellini es eminentemente poético y supone siempre un reto para el espectador acostumbrado a descansar su mirada y su entendimiento en la confortabilidad de un hilo narrativo.
En el cine donde predomina lo poético la historia no es tan importante como los sucesivos hallazgos de interesante belleza que el espectador puede encontrar a lo largo de la historia y en "E la nave va" Fellini ofrece la garantía de suficientes encuentros, momentos inolvidables como el funeral de la diva Edmea Tetua, el hitchcockiano "macguffin" que convoca a todos los personajes en el barco:
Es inolvidable este momento en que la ceniza es arrastrada suavemente por el viento mientras suena por última vez la voz de la gran diva.... Pero hay más... La princesa ciega, el lord celoso, el rinoceronte enamorado, los inmigrantes serbios, el romántico fan de la diva que prefiere ver una vez más sus viejas películas antes que salvarse, la absurda entrevista con el Gran Duque, el final con el narrador escapando con la única compañía del rinoceronte enamorado, los cuidadosamente escogidos nombres de los divos (Edmea Tetua, Ildebranda Cuffari, Aureliano Fuciletto).... hallazgos fascinantes que suceden en un entorno escenográfico brillante.. Un trasatlántico de proporciones imposibles y colosales, inaprensible en su operística totalidad... Y la belleza de la opera... Y el Claro de Luna de Debussy.
Obra maestra.
sábado, mayo 10, 2008
Tiene su interés está película dirigida por el desconocido Sean Ellis.
Siendo originalmente un cortometraje nominado a los premios Oscar del año 2004, "Cashback" terminó convirtiéndose en una película filmada en el 2006 y que nos llega con casi dos años de retraso.
La historia transcurre en el espacio de tiempo que su protagonista Ben Willis, estudiante de arte y aspirante a pintor, precisa para desalojar a una mujer de su corazón y llenarlo con otra. Una consecuencia colateral de esa ruptura será una falta de sueño que llevará a Willis a trabajar en un supermercado poblado de peculiares personajes. Su vida cambiará.
Narrada en primera persona y con un cierto y exquisito sentido de realismo mágico, la película es la voz de Willis, su percepción de sus propias emociones encontradas y de las situaciones que el continuar con su propia vida va proporcionándole. A mi entender, es en este aspecto donde reside el punto fuerte y débil de esta película.
El interés de las situaciones y reflexiones de Willis resulta desigual. La genialidad y el tópico conviven en "Cashback" de una forma natural y cotidiana impidiendo que la película alcance el grado de genialidad que quizá mereciera por tratarse de una propuesta a contracorriente e interesante, muy felliniana en ciertos aspectos y rebosante de un sentido masculino de lo erótico que personalmente me reconforta haber encontrado.
Lástima de esa desigualdad de los dialogos y de las situaciones, que a veces me distancian de la película con su obviedad folletinesca de amores hallados y perdidos. Quizá, y sólo a mi entender, la película se hubiera beneficiado por una apuesta más decidida por lo poético. Hermanar al argentino Eliseo Subiela con el italiano Fellini podría haber resultado una mezcla muy explosiva.
Es evidente que en "Cashback" se combinan las claves del melodrama romántico más comercial con propuestas y planteamientos más sofisticados, de creador con mundo y mirada propia. Y no estoy muy seguro de que la mezcla termine de funcionar. La banalidad del estereotipo termina convirtiéndose en el fondo de un relato que, durante el mismo, ha venido apuntando reflexiones y maneras más alejadas del espejo de obviedades en que se ha convertido el mundanal ruido del cine comercial.