lunes, junio 16, 2008
Subirse sobre un encendido caballo alado de "noes" y "porqués"
y cabalgar contra los cañones del cómodo destino
que ya está cuidadosamente establecido para él.
Deconstruirse,
ponerse patas arriba y abajo,
ascender hasta el cielo y reventar
hurgando hasta el fondo del barril
con la secreta esperanza ciega
de encontrar algo diferente y nuevo en su inalcanzable fondo.
Seguramente, un satisfactorio pedazo de mismidad
domingo, junio 15, 2008
"Áyax Telemonio tirole un bote de lanza a Simoisio, hijo de Antemión, que se hallaba en la flor de la juventud. Su madre habíale parido a orillas del Simois, cuando con los padres bajó del Ida a ver las ovejas. Por eso le llamaron Simoisio. Más no pudo a los progenitores la crianza ni fue larga su vida porque sucumbió vencido por la lanza del magnánimo Ayax. "
(La Iliada, IV, 473-487)
En "La Iliada" todos son héroes, también los caídos. Con ellos no muere el momento desafortunado de un golpe mal medido sino toda una historia, la culminación de generaciones entregada en el campo de batalla por una causa que se cree justa.
El genio poético de Homero va más allá de las simples palabras, se mueve en el áereo terreno de la sugerencia.
Los individuos que miden sus filos en el desorden de la batalla no son meros contendientes, también -y sobre todo- son hijos, padres o maridos. Son la superficie de una historia más o menos larga que Homero quiere traer a la luz cuando su vida es sesgada, cobrada por el contrario (que también es hijo, padre o marido) en justo combate.
Siempre hay identidad y pertenencia, en la vida y en la muerte.
Y ello hace aún más conmovedora la pérdida, más absurda la guerra, porque nos hace saber que cuando un filo arranca de cuajo la vida que llenaba un cuerpo inmediatamente está desencadenando un vacío en algún lugar al otro lado del Egeo, arrancando abruptamente una figura de un paisaje que antes no podía pasar sin ella.
"Cayó el guerrero en el polvo como el terso álamo nacido en la orilla de una espaciosa laguna y coronado de ramas que corta el carrero con el hierro reluciente, para hacer las pinas de un hermoso carro, dejando que el tronco se seque en la ribera"
(La Iliada, IV, 473-487)
Y algunas miradas ciertas la buscarán, acudiendo a su cita convenida de siempre, y ya no volverán a encontrarla.
El omnipresente peso de la prolongada vigilia le carga el pecho con enormidad.
Y aunque ya nada sea como antes, no se resigna.
Ha decidido sentirse joven por encima de todo y del tiempo.
Especialmente se empeña en desafiar la creciente tiranía incesante de su cuerpo
Imagina que hay dos tipos de personas.
Por un lado están las que prefieren esperar a mañana y deciden parar.
Y él no es uno de ellos.
sábado, junio 14, 2008
La última película del más que veterano Sidney Lumet es uno de esos dramas intensos que siempre han sido parte de su reconocible marca.
Pulso, dureza, intensidad, .... Desde "Doce hombres sin piedad" hasta "La noche cae sobre Manhattan", pasando por joyas como "La colina", "Network" o la olvidada "El principe de la ciudad". El cine de Sidney Lumet es un ring donde las voluntades compiten y pugnan, cada una con su razón, por sobrevivir en un mundo que es una incesante y continua conflagración de intereses cuya suma jamás es cero.
Sus personajes, hombres y mujeres, son miradas masculinas que se encaran desafiantes ante un instisfactorio orden de las cosas, que buscan siempre el camino más recto "against all dodds" para conseguir sus objetivos.
"Before the devil knows you are dead" es un buen ejemplo de su mirada briosa, que bebe de la tradición tan anglosajona en la que el hombre siempre es un lobo para el hombre y en la que prima el esfuerzo por el desarrollo de la individualidad por encima de todas las cosas.
El cine de Lumet se sitúa en los límites de esa idea, los explora en busca del drama y la tensión, queriendo mostrar las contradicciones, los sinsentidos, la luz negra que brilla en el fondo de todos nosotros.
Las películas de Lumet tiene algo de la violenta crueldad de los documentales de fauna en acción. Quizá, su interés sea mostrar lo cerca que siempre está el animal que todos llevamos dentro de tomar el control... y sobre todo, las consecuencias de ese éxito... casi siempre el infierno.
En "Before the devil.." Lumet explora la intocable intitución familiar. Nos quiere mostrar, bajo ciertos esquemas narrativos propios del cine negro, lo terrible y brutal de su descomposición en un final tremendo e inesperado, apoteósis de la animalidad que quizá sea un terrible y desesperanzado culmen de una obra llena de escepticismo y dudas sobre las bondades de la naturaleza humana.
La mirada octogenaria de Lumet se nos muestra más extrema y desesperanzada que nunca, en un final en el que el padre camina como un zombi hacia una blanca luz que parece consumirle como seguramente harían las llamas del propio infierno.
"Before the devil knows you are dead" no está, para mi gusto, entre las mejores películas de Lumet, pero tampoco es desdeñable. Acusa algunos problemas de ritmo "por en medio", escenas y situaciones anodinas que quieren sumar en la historia pero que solamente restan y que apartan al espectador del "geist" transgresor de la historia.
Afortunadamente el tremendo final borra ese recuerdo haciendo que "Before the devil..." sea una historia que uno se lleva consigo cuando las luces se encienden. Aspecto que es de agradecer y que resulta poco frecuente en el cine de hoy en día.
martes, junio 10, 2008
"En las plazas de toros todo se inclina ante la voluntad del pueblo soberano; en su sangriento redondel el pueblo reina. El gobierno manda con mano de hierro, pero su autoridad termina en el umbral de la plaza, y allí empieza de verdad la libertad de la que tanto presumen los españoles. La libertad que existe dentro de la plaza es inversamente proporcional a la que existe fuera."
("A las cinco de la tarde. Una historia social del toreo". Adrian Shubert, cita de un texto de un viajero británico escrito a mediados del siglo XIX)
Y es que a veces, por pasarnos o por no llegar, nos empeñamos en vivir... más de lo necesario.
Del mismo modo que uno es dueño de su vida, debería serlo de su muerte, pero, normalmente, no solemos poseer ni la una ni la otra. Es complicado... y quizá se trate de otra historia, pero no solemos pertenecernos tanto, aunque se nos llene la boca de palabras como libertad y libre albedrío.
En cualquier caso, "Mar adentro" se me antoja la mejor película de Alejandro Amenabar, su minusvalorado director.
Sin duda alguna, el principal valor de la película como artefacto narrativo es haber convertido la historia de Ramón Sampedro, que tanto se presta para ser convertida en una lacrimógena película para televisión de esas que ponen en las sobremesas, en algo mucho más potente y trascendente.
Como solemos vivir de espaldas a la vida, también vivimos de espaldas a la muerte y el sólo planteamiento de la necesidad de morir como un derecho nos sorprende, nos pilla con el paso cambiado entre nuestro trabajo y el Carrefour.
Y también, como para todos los heterodoxos y Sampedro es uno de ellos, nuestro mundo de la media aritmética no tiene respuestas... porque tanto para vivir como para morir cada uno debe encontrar preguntas y respuestas que son, personales e intransferibles, de su absoluta propiedad, a diez mil kilómetros de distancia de la más atrevida página de Paulo Coelho.
Bien dirigida, bien escrita y bien interpretada... No sólo por Javier Bardem, que está espectacular, sino por todo el elenco de ilustres desconocidos, actores secundarios del cine español como el eminente Celso Bugallo... "Mar adentro" es una película emocionante y redonda que tiende suavemente su mano firme a todo aquel que quiera estrecharla.
sábado, junio 07, 2008
BAJO LAS ESTRELLAS
Tiene mucho de western esta hermosa película española.
El desarraigo del protagonista principal (espléndidamente interpretado por Alberto Sanjuan), su llegada a un lugar que en realidad es un regreso al pasado, la trompeta que es su medio de vida y que siempre le acompaña sustituyendo a la pistola, el imponente cielo nocturno y las estrellas enmarcando el deambular de los personajes,.... Con acierto, "Bajo las estrellas" bebe de los estilemas de un género que encierra claves profundas y universales y que, sin duda, ha hecho grande al cine como forma artística de expresión.
Como en aquellos grandes espacios del oeste, en los pequeños donde sucede esta sencilla historia, hay lugar suficiente como para perderse y permanecer perdido, pero también para que los perdidos se encuentren en el entremado de sus propios e intransferibles laberintos y decidan no estar sólos en esa oscuridad, bajo las estrellas, por el tiempo que dure.
El instante de lucidez, el cambio cualitativo, el sacrificio y la redención, ... pero también en"Bajo las estrellas" se habla de los que deciden seguir viviendo, pese a todo, y los que deciden morir, porque carecen de esa lucidez suficiente, porque sus lagrimas no les dejan ver esas estrellas.
No es sencillo el oficio de vivir.
Quizá su secreto sea seguir adelante siempre, como si nada hubiera sucedido... Quién sabe!
Emocionante y hermosa película.
viernes, junio 06, 2008
domingo, junio 01, 2008
sábado, mayo 31, 2008
viernes, mayo 30, 2008
Mucho se ha hablado del cine soviético como vehículo de expresión de un mundo y unas ideas, pero el cine norteamericano de la década de los treintas y de los cuarentas del pasado siglo jugó un papel similar para la gran potencia en ciernes de confirmar ese poder.
Parte importante de este esfuerzo, entre aleccionador y motivador, son todas las películas que Hollywood produjo durante la II Guerra Mundial como contribución al sostén del esfuerzo bélico. "Air Force" es una de ellas y sin duda se encuentra entre las mejores.
La historia que se nos cuenta es la de la tripulación del bombardero B-26, Mari Anne, el mismo nombre que la Libertad tiene para los franceses. Su vuelo hacia el interior del Pacífico es un viaje que llevará a sus tripulantes desde la tranquila paz de sus vidas hacia el interior de una guerra que caerá por sorpresa sobre cada uno de ellos, esperando una respuesta.
Uno tiene la impresión de que el vuelo que comienza en la noche del 7 de diciembre de 1941 y que les conduce a un amanecer de Pearl Harbour en llamas sólo terminará cuatro años después sobrevolando, atómico, el cielo del Japón.
Como en todas las películas de su tipo, "Air Force" pone el acento en los personajes y en sus respuestas emocionales a una tragedia que, en este caso, inesperadamente cae sobre sus desprevenidas espaldas. Cada uno de los miembros de la tripulación del bombardero encontrará en su interior la forma de dar su propia respuesta, pero también en el colectivo, como agente catalizador de ese encuentro con uno mismo.
El mensaje es el de la inflexible unidad de un potente grupo compuesto por individuos fuertes, porque cada uno de ellos tiene muy claro por qué están luchando y lo que se espera de ellos.
Simplemente, continúando hacia delante, cada uno de los tripulantes del Mary Anne se convierten en héroes ante los ojos del espectador.
No hay que hacer nada especial para convertirse en un héroe, sólo aguantar en pie tras la ametralladora intentando derribar al siguiente avión japonés. Heroicidad al alcance de todos. Necesaria e imprescindible para ganar una guerra.
Mención especial para el veterano Harry Carey y para un joven John Garfield que compone uno de sus personajes oscuros con su habitual maestría.
Magnífica película.