domingo, noviembre 02, 2008
Ya no conecto tanto.
Uno de los dos ha cambiado... O la película o yo... y lo más probable es que se trate de mí.
Siempre me pareció que la pelicula omite precisamente el momento más trascendente en la evolución emocional del personaje protagonista. Al principio no me importaba tanto, con mis veinte años gozaba cada segundo de esa impostura vital que el personaje, magnificamente interpretado por Dario Grandinetti, exhibe ante todo y contra todos, como un pendón, pero, y conforme voy haciéndome mayor, la idea de que la historia me hurta la parte más valiosa ha ido creciendo y creciendo hasta generar una distancia cada vez más grande entre la película y yo.
Me parece que a "El lado oscuro del corazón" le sobran poemas de amor y le faltan, precisamente, poemas que hablen de ese lado oscuro donde van a parar nuestros fracasos. Ana le ilumina ese lugar a Oliverio, le indica su existencia rechazándole pero el autor, Eliseo Subiela, pasa demasiado de puntillas sobre ese momento, sobre ese lugar.
Todo se reduce a una frase de ella y a un agradecimiento de él, pero Subiela no se introduce en absoluto en ese lado oscuro... y no por falta de poesía y de poetas..
¡Fueron largos y ardientes los veranos!
Estábamos desnudos junto al mar,
y el mar aún más desnudo. Con los ojos,
y en unos cuerpos ágiles, hacíamos
la más dichosa posesión del mundo.
Nos sonaban las voes encendidas de luna,
y era la vida cálida y violenta,
ingratos con el sueño transcurríamos.
El ritmo tan oscuro de las olas
nos abrasa eternos, y eramos sólo tiempo.
Se borraban los astros al amanecer
y, con la luz que fría regresaba,
furioso, y delicado se iniciaba el amor.
Hoy parece un engaño que fuésemos felices
al modo inmerecido de los dioses.
¡Qué extraña y breve fue la juventud!
(Lo veranos, Francisco Brines. El Otoño de las rosas)
Ya no conecto tanto como tampoco leo en la misma medida a Benedetti... He ido creciendo, envejeciendo y descubriendo a otros poetas que precisamente no se quedan en las puertas de ese lado oscuro que conforme nos hacemos mayores va creciendo y creciendo.
No es la película, soy yo.
sábado, noviembre 01, 2008
viernes, octubre 31, 2008
"Comprendo el chasco y la indignación de las organizaciones de homosexuales. Comprendo la desolación nacional, porque esto rebasa lo tolerable. ¡Hasta aquí podíamos llegar! ¡Una reina de derechas! ¿Qué será lo próximo? ¿Un obispo antidivorcista?"
(Enric Gonzalez)
Más
No entiendo.
Hay miembros de ciertos colectivos que viven de sacar las cosas de quicio, que confunden el respeto por una opción con la obligatoriedad de expresar siempre una opinión favorable hacia ellos.
Se puede respetar una opción y no compartirla.
Esa es la gracia de la democracia y la convivencia... seguir conviviendo aunque no estemos de acuerdo en todo y hay ciertos individuos que sólo están dispuestos a convivir si son aceptados.
Si no hay discrepancia ni diferencia, la tolerancia y el respeto no aplican en toda esa intensidad que los convierte siempre en difíciles retos.
No tiene sentido hacer un esfuerzo por coincidir, por construir puentes y buscar acuerdos con aquellos con quienes ya coincides, con los tuyos.
El problema y el reto siempre lo plantean los otros... los monárquicos, los madridistas, los hijos, los homosexuales, los clientes, los progresistas, los del departemento de marketing, los liberales, los taxistas o las señoritas de Avinyó.
No les basta con ser respetados.
Por eso se montan estos "pollos" ridículos que se montan de cuando en cuando.
No es suficiente con el respeto, exigen la adhesión y, por supuesto, ninguna crítica es posible... porque entonces toman el todo por la parte y, con el gatillo fácil que la caracteriza, reparten titulación de, por ejemplo, homófobo.
Y, por supuesto, la otra dirección en el debate no es posible.
Exigen la adhesión pero se permiten cuestionar otros valores. Incluso hacen ostentación de su rechazo con descuidadas palabras irónicas.
En pocas palabras... Me permito cuestionar a una persona que es monárquica y heterosexual, pero no permito que cuestionen mi homosexualidad republicana.
Aceptadme, pero yo tengo mucho cuidado en aquello y a aquellos a quienes acepto... porque, y por supuesto, la verdad está de mi parte.
La ley del embudo.
Un planazo en la disneylandia de la hipocresía.
jueves, octubre 30, 2008
Aunque, y si acudimos a la física, seguramente la realidad no existe como tal, es necesario que exista una cierta realidad, entendida por todo aquello en y sobre lo que todos estamos de acuerdo, que no es discutibe y a lo que simplemente nos adherimos como si se tratara de una antigua historia que los ancianos relataran en la hoguera.
Antes del debate siempre tiene que existir un acuerdo, un suelo firme sobre el que asentarse a buscar soluciones y en este sentido no vale todo.
Las bocas y los oídos, como el papel, todos lo aguantan.
Seguramente ni entonces, cuando las cosas nos iban bien en lo económico, estábamos tan bien, ni ahora, cuando nos va mal, el desastre nos amenaza.
Vivimos en el exceso, en la dialéctica de la exageración y de la oportunidad, en un mundo en que la politica ha dejado de ser el arte de lo posible para convertirse en la técnica de lo oportuno y las primeras víctimas somos todos nosotros que nos escuchamos constantemente los unos a los otros diciendo exactamente lo contrario sobre diferentes temas.
No hay un lugar común que mantenga el equilibrio del discurso social.
Todo es un incesante tiroteo cruento de mensajes, formulas, consignas y, de cuando en cuando, argumentos que hace imposible toda racionalidad, donde sólo es posible la irracional adhesión a los tuyos frente a ellos y su mentira.
El mercado también ha llegado a las ideas y al debate social.
No importa el valor de uso de lo que se dice, su valor de verdad o, mucho peor, su propio sentido sintáctico y/o semántico.
Importa el valor de cambio.
La oportunidad con que se pronuncia.
Su relación con respecto a las otras ideas que están en juego: Si suman o si restan, si sirven o no... No importa el tema.
La crisis económica, el calentamiento global, los arbitrajes en baloncesto, las nuevas tendencias en la moda, .....
Nunca se habla de algo sino contra alguien.
Y el resultado es la incoherencia, la desestructuración y la apertura a lo irracional del debate, de cualquier debate público. Después de todo, somos seres racionales y deseamos comprender y el grado mínimo de comprensión es la inquebrantable adhesión a los tuyos, en su turno de palabra, digan lo que digan.
Es lo único que nos queda para entender, para comprender lo que sucede.
La pura irracionalidad que nos lleva a la locura y a la exageración.
(Odysseas Elytis, Dignum Est y otros poemas)
martes, octubre 28, 2008
lunes, octubre 27, 2008
domingo, octubre 26, 2008
Es emocionante comprobar como Fox permanecerá vivo en el agradecido corazón del joven Mohune.
Es emocionante comprobar la redención en el último momento del libertino Fox y el meticuloso cuidado con que deja de existir, con que se disuelve ante los inocentes ojos llenos de sueños del joven Mohune.
"Los contrabandistas de Moonfleet" es una obra maestra que me hace pensar en el mar como algo más que una inabarcable extensión de agua y que convierte a la esperanza en un sentimiento emocionante por la fragilidad eminentemente humana de los elementos que la constituyen.
sábado, octubre 25, 2008
Gene: I think you’ve forgotten who you’re talking to.
Sam Tyler: An overweight, over-the-hill, nicotine-stained, borderline-alcoholic homophobe with a superiority complex and an unhealthy obsession with male bonding?
Gene: You make that sound like a bad thing.