Celtic new year...
martes, febrero 24, 2009
domingo, febrero 22, 2009
SLUMDOG MILLIONAIRE
Lo mejor que tiene "Slumdog millionaire" es que se trata de un canto a la vida.
La vida no entendida en su realidad física, independiente de los seres humanos, puro mecanismo ciego de continuidad y perpetuación sino concebida como algo que nace de la sentida expresión personal de un concreto individuo, como un sentido acto de afirmación de un modo de estar y existir contra todo riesgo y situación... Y en este aspecto radica la magia de esta película, una fabula sobre la ciega voluntad de esperanza y la inflexible firmeza en la propia convicción.
Su protagonista en un romántico en toda la extensión de la palabra, una extensión que no se reduce a lo meramente sentimental (perspectiva absolutamente empobrecedora del concepto) sino a un actitud mucho más total que tiene que ver con el hecho de subordinar toda su presencia en el mundo a un sentimiento, a una idea de cómo debieran ser las cosas. Y lo pone todo en juego a la luz de esa idea, pero de forma ciega, sin importarle otras consecuencias... porque ni siquiera puede verlas.
Por eso, la escena que más emociona de la película es ésa en que el inspector de policía libera al muchacho por considerarle... veraz. Ya no se habla de verdades y de mentiras, de tácticas, sino de autenticidad o falsedad como impresión global, de estrategias, modos de vivir. Y para el policía, el chaval es auténtico y, tras escucharle, esa autenticidad, efecto inevitable de un relato directo y transparente, se le antoja como razón suficiente para liberarle.
Las fábulas siempre tienen un carácter moralizante y suelen estar protagonizadas por animales, en este caso un perro de los suburbios, ofreciéndonos retratos de conductas morales censurales y/o reprobables. Y el retrato de este perro callejero es un ejemplar perfil sobre la verdad concebida como consecuencia cristalizada de una actitud mantenida de forma inflexible e incansable.
La música de este canto a la vida que es "Slumdog millionaire" emana de la recalcitrante ilusión de su protagonista.
La letra es su historia narrada a través de las diferentes preguntas que le van siendo formuladas por el conductor del concurso ¿Quién quiere ser millonario? en el transcurso del mismo. Y en este sentido la película ofrece mucha imaginación en el modo de desplegar la historia de este muchacho que se convierte en la esperanza de tantos, un héroe cuya condición radica en haber llevado más lejos que ninguno la ciega voluntad de su esperanza.
Porque la esperanza es el principal componente de la vida, sin ella sólo hay una vasta extensión de polvo de días que se recorre arrastrando los pies y con la cabeza gacha.
Maravillosa.
sábado, febrero 21, 2009
jueves, febrero 19, 2009
THE READER
Supongo que al final acabamos siendo un enigma.
La vida y sus rigores sentidos en el esfuerzo por existir terminan por modelar nuestra personalidad a base de aciertos y fracasos y resultamos seres complicados, difíciles de comprender y difíciles de ser explicados.
"The reader" es el misterio de Hanna Schmitz y el efecto demoledor y venenoso que sobre la vida de Michael Berg termina ejerciendo.
La verdad es que me interesa mucho más este aspecto que elementos mucho más evidentes relacionados con el nazismo. De algún modo, "The reader" me recuerda a "Herida", la estupenda película del francés Louis Malle.
Parafraseando una vieja frase de Ingmar Bergman, el amor es a veces una lanza arrojada hacia una oscuridad que nos contempla, una oscuridad de la que no estamos seguros si verdaderamente nos mira o somos nosotros mismos quienes nos imaginamos mirados tal y como quisiéramos serlo, como en un perverso y traidor espejo.
Y lo peor no es arrojar esa lanza sino pretender ir a por ella... Intentar comprender una vida que se nos muestra en un determinado momento, como la pequeña punta de un enorme iceberg cuyo verdadero tamaño se nos escapará siempre.
Nunca terminará de haber una respuesta... ni para Hannah ni para la nación alemana que durante un tiempo vivió entre las cenizas de cuerpos asesinados que antes fueron mucho más que eso.
domingo, febrero 15, 2009
EL DESAFIO: NIXON VS. FROST
Prescindiendo de lo histórico... En su momento Nixon significó lo que significó y también en su momento el documento que Frost fue capaz de producir también tuvo la importancia que tuvo....
En esta película de Ron Howard late la mecánica intemporal de un ser humano enfrentándose a un desafío que le pone a prueba.
No está mal titulada la película.
"El desafío: Nixon vs. Frost" es la maravillosa crónica de un enfrentamiento, un duelo que termina siendo un combate por la supervivencia mantenido entre dos contendientes que se encuentran en una situación desesperada.
Nixon ya lo estaba. Como primer presidente en la historia de los Estados Unidos obligado a dimitir Nixon precisaba más que nada en el mundo de una tribuna pública desde la que reivindicarse salvando el poco prestigio con el que contaba. Y creyó encontrar esa oportunidad en un presentador de variedades que parecía estar mordiendo más de lo que podría masticar.
La situación de Frost no era tan complicada. Simplemente, necesitaba más éxito, una plataforma lo suficientemente interesante como para poder planificar un nuevo asalto a la televisión norteamericana.... No lo necesitaba, pero el debate con Nixon terminó convirtiéndose en un peligroso callejón sin salida que termino exigiéndole lo mejor de si mismo para poder salir.
Y ambos coincidieron ante el implacable ojo que no perdona de las cámaras.
En este sentido, la película es un memorable ejercicio narrativo que va creciendo en intensidad conforme la historia avanza hacia su final resultando interesante en todo momento.
Además, y como no podía ser de otra forma, Frost vs. Nixon es una película de actores y tanto Frank Langella como Michael Sheen están perfectos en sus personajes... pero también el resto de actores colaboran a que la película sea un ejercicio dramático emocionante y creíble.
El resultado es extraordinario.
Aunque quizá está pasando desapercibida en la guerra de la publicidad cinematográfica, nadie debería perderse "El desafío: Frost vs. Nixon", una de las opciones más interesantes actualmente disponibles en la cartelera.
CAPTURING THE FRIEDMANS
Hay algo terrible en las imágenes que vierten esos super 8 a través de los cuales los Friedman qusieron dejar constancia de la brutal y total descomposición de su propia familia.
A lo largo del documental esas imágenes van apareciéndose como impacables fantasmas de las navidades pasadas para situar las cosas en su justo lugar: el ruido y la furia de un idílico estereotipo que por todas partes se resquebraja atacada tanto por sus contradicciones internas (modo de ser de sus integrantes) como externas (la acusación de pederastia de la que el padre y el hijo mayor han de dar cuenta.
Sobrecoge ser el espectador de semejante intimidad delicada. Un poco es como estar leyendo el destino de los Friedmans en el calor de sus entrañas desplegadas sobre un mediático altar de sacrificios.
Pero también hay un algo inconfesable... aquella fascinación a la que Georges Bataille se refería cuando hablaba de todo aquello que nos está prohibido ver, tocar y probar y que probamos, vemos y tocamos cuando casi nadie nos ve.
El dios familiar contemplado en su humana intimidad.
Esto por un lado, pero por otra existe una no menos interesante vertiente que tiene que ver con el hecho de que, al final, y con el paso del tiempo, el pasado se convierte en un material moldeable cuyo objetivo es justificarnos en nuestro presente.
En este sentido, todos los que de alguna forma tuvieron algo que ver en esta terrible historia tienen su propio relato, su propio sentido que en muchos casos contradice al de otros actores.
La vida misma.
sábado, febrero 14, 2009
AUGUST RUSH
No estoy del todo seguro de que películas como August Rush me gusten realmente.
Vaya por delante que la película es un emocionante melodrama construído con la perversa intención de hacernos llorar, de emocionarnos con sus asépticas y perfectas emociones empaquetadas al vacío como las pechugas de pollo o las zanahorias.
El hecho de perseverar contra todo y todos en el propio afán, en la propia misión, que uno no se da sino que le hace a uno... y lo que es más importante la apoteosis final del éxito del soñador ante una realidad que se confunde con el mejor de sus sueños es un escenario que por si solo tiene el poder de conmovernos cuando en la oscuridad de la sala prsenciamos la película cogidos de la mano con los más hermosos de nuestros fracasos.
August Rush repite enésimamente esa fórmula de emocionante éxito inagotable y hay que decir que lo hace con eficacia y calidad.
El producto funciona... con baladita final incluída.
No se a vosotros, pero a mi fracaso le hacen gracia mis lágrimas plastificadas, basadas en pálidos reflejos de auténticas emociones y de cuyas alargadas sombras, convertidas en telúricos ecos, extraen su fuerza.
Sonríe mientras me las limpia con las yemas de sus dedos.
Sabe que la tristeza es algo mucho más serio, una pesada oscuridad que se queda con el personaje que interpreta Robin Williams mientras August Rush realiza su sueño ante nuestras miradas emocionadas.
Sabe que, cuando llega, no hay música que valga.
jueves, febrero 12, 2009
lunes, febrero 09, 2009
domingo, febrero 08, 2009
Y EL MUNDO MARCHA
Dirigida en 1928 por King Vidor, "Y el mundo marcha" es una de las últimas obras maestras que el cine mudo produjo antes de echarse en brazos de la comercialidad del cine sonoro.
Sólo viendo el modo genial en que Vidor rueda algunas escenas... Por ejemplo, el travelling con que la cámara acompaña a Johnny Simms entrando en la zona de partos del hospital... uno se da cuenta del enorme atraso que supuso para la parte visual del lenguaje narrativo cinematográfico la llegada del cine sonoro. Las limitaciones técnicas, principalmente la necesidad de fijar las escenas en un espacio casi teatral para que los diálogos pudieran ser registrados, detuvieron el libre vuelo de la cámara durante décadas...
Pero esta es otra historia...
"Y el mundo marcha" es una película atípica porque hace descender la magia del cine a la realidad del patio de butacas. Quizá por eso no tuvo el éxito que mereció entre un público que esperaba de las salas oscuras cualquier cosa menos un espejo en el que verse reflejados.
Sus personajes son seres normales y corrientes, que tienen una vida complicada, llena de apuros, pero también de alegrías y en la que, aparentemente, no hay ninguna grandeza heroica. Trabajan, se divierten, se enamoran, se casan, sufren alegrias y tragedias y continúan adelante con sus vidas intentando mantener el delicado equilibrio entre las esperanzas y las realidades de la mejor manera posible.
En este sentido, las esperanzas de su protagonista, Johnny Simms, son grandes. Pasa los días soñando con esa oportunidad que le llegará... una oportunidad que se hace esperar mientras la vida de Simms transcurre por los mismos caminos por donde pasa la de todos aquellos que le rodean... Poco a poco, descubriremos que la heroicidad de Simms, como la de todos, no está en acometer ímprobas tareas especiales sino en asumir la propia realidad... la belleza y la tragedia que encierra una vida cualquiera.
"Y el mundo marcha" es una película que convierte en héroes a todos aquellos que están al otro lado de la pantalla, que reivindica una realidad de pequeñas cosas que terminan convirtiéndose en grandes por sí mismas.
Una celebración de la vida, en sí misma y pese a todo, que culmina en un maravilloso e inolvidable final.
MALAS CALLES
Lo que me resulta increíble de "Malas calles" es que treinta años después la película resulte tan moderna, tanto en fondo como en forma.
En ella late el germen de todas las buenas películas que Scorsese ha realizado con el tema de la mafia como fondo... "Uno de los nuestros", "Casino"... Los personajes que Joe Pesci interpreta en ambas son meras extensiones del Johnny Boy que De Niro viste como un guante con brillantez y los personajes que intepreta De Niro pueden leerse a la luz del Charlie que Harvey Keitel borda.
Ambas tipologías son dos caras de la misma moneda, violencia y control, músculo y cabeza.
En toda esta serie de historias centradas en la mafia Scorsese nos presenta el complejo paisaje de las difíciles relaciones que entre ellos mantienen así como las fascinantes formas de ser que cada uno de ellos manifiestan.
De alguna forma, la cordura que Charlie (Keitel) intenta mantener pugna por sobrevivir, por no ser arrastrada hacia abajo por personajes que no son capaces de procesar la vida de otra forma que mediante el descontrolado enfrentamiento con una lógica de las cosas que les supera.
En estas historias hay un componente eminentemente biológico, un discurso sobre la necesidad constante de adaptación a un medio cruel que a cada segundo demanda un esfuerzo de reflexión, de comprensión por parte del sujeto agente.
La no adaptación termina significando la destrucción para todos aquellos que no tienen la intuición suficiente para comprender la realidad resultante de los continuos vaivenes que la jungla de asfalto presenta.
Asi, y mientras Charlie intenta adaptarse, comprende qué es lo importante y lo que no, Johnny Boy vive el segundo a segundo de una suicida carrera sin frenos en la que sin quererlo arrastra a Charlie que desesperadamente intenta salvarle y que, llevado por el sentimiento de la amistad, no entiende que no se puede salvar a nadie que no quiere ser salvado.
Seguramente, Scorsese conoció en su adolescencia a muchos tipos que encajaban en algún lugar de ese continuo de personalidad cuyos extremos representan Charlie y Johnny Boy.
Seguramente les vió vivir y morir en las calles de Little Italy.
Y seguramente también acabó comprendiendo que las emociones siempre son el primer rival que uno debe vencer si quiere sobrevivir.
Asi nació Johnny Boy, como encarnación de la tanática amenaza de autodestrucción que todos llevamos dentro, un principe de la ciudad que la ciudad misma termina destronando en conspiración con el tiempo.
El tránsito de la adolescencia a la madurez implica comprender la necesidad de esa adaptación a la lógica de las cosas. De alguna forma entrar en un engranaje, adaptarse a su mecánica para evitar ser destrozado pero Johnny Boy se empeña en continuar hacia delante siguiendo un irresponsable impulso de adolescencia eterna del que Charlie intenta apartarle.
Y este es el segundo tema que más me gusta de "Malas calles"... La amistad llevada hasta el último extremo. La amistad vivida incluso contra el mundo y contra el tiempo. Y en este sentido, la poética que exhala "Malas calles" es tremenda y conmovedora.
Charlie y Johnny Boy siempre merecieron una de esas canciones que sólo Tom Waits sabe componer.
sábado, febrero 07, 2009
Test de asturianía superado...
Este es el resultado:
"Yes el/la primer/a asturianu/a del universo. Nun te fae falta escanciar porque pegues una voz y tienes a cutro chigreros escanciando por ti. Esti test quedósete pequeñu antes de velo porque no hay ni dios más grandón/a que tú. Nun te voy decir na más porque vas contame tú a mí cómo son les coses!"
¡jajajjajjja!
Es correcto.
Este es el resultado:
"Yes el/la primer/a asturianu/a del universo. Nun te fae falta escanciar porque pegues una voz y tienes a cutro chigreros escanciando por ti. Esti test quedósete pequeñu antes de velo porque no hay ni dios más grandón/a que tú. Nun te voy decir na más porque vas contame tú a mí cómo son les coses!"
¡jajajjajjja!
Es correcto.
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