lunes, diciembre 27, 2010

"En la época de los antiguos griegos había un gran afán de comprensión. El nacimiento de la filosofía no hizo ninguna distinción entre la religión y la ciencia; todo surgía de la misma fuente de admiración y asombro. La filosofía se preocupaba por el origen, fuente y naturaleza de todas las cosas, por el modo de obtener conocimientos determinados, por los funcionamientos de la razón y el leguaje, por la buena conducta del individuo y el funcionamiento correcto de la sociedad. La filosofía era un todo donde se podían explorar todas las cosas y todas las preguntas. Su intención era enriquecer la mente humana y proporcionarle una mayor libertad.
Sin embargo, con el paso de los siglos, la ciencia empezó a separarse de la filosofía hasta tal punto que, actualmente, pocos científicos tienen tiempo para las especulaciones filosóficas. Del mismo modo, la ciencia se fragmentó en una hueste de temas y especialidades diferentes, y la filosofía se dividió en distintos campos académicos restringidos. La comprensión hoy en día ha cedido el paso a la acumulación de conocimientos, y el conocimiento mismo está dividido en una miríada de especializaciones. Así pues, a medida que nuestro conocimiento del universo y de nosotros mismos se vuelve cada vez más detallado y diferenciado empieza a perder todo sentido de su contexto más amplio. Se convierte en el conocimiento sin significado y sin comprensión. Pero está claro que todos los distintos campos del conocimiento moderno deben tener, en un nivel más profundo, correlaciones significativas."
(Sincronicidad, David Peat)
MACHETE

Menos mal que Robert Rodriguez no se toma a si mismo y a su pasión por el exploit demasiado en serio. Es de esos cineastas que hacen las películas que quisieran seguir viendo en los cines y no le importa mucho más... ni siquiera mejorarlas, hacerlas trascender o utilizar las claves del género para expresar algo más, una mirada, una visión de las cosas.

Y digo todo esto porque viendo este tipo de películas que hace Robert Rodriguez siempre acabo teniendo la sensación de haberlo visto ya todo antes y no termino de entender muy bien dónde está la gracia de imitar algo de un género que hace de la propia copia infinita su razón de ser. Seguramente me faltan claves para comprender mejor todo ésto. No lo he hecho ni creo que lo haga porque hay un millón de cosas que me interesan mucho más... y las seguirá habiendo.

Aunque, y tengo que reconocerlo, de vez en cuando apetece ver una tontería... Y no se... Puede que tampoco sea fácil hacerlas.


Es curioso lo pequeña que puede volverse una persona en la cama de un hospital...
ARBOL


CIELO

domingo, diciembre 26, 2010

STANDSTILL

Adelante Bonaparte...



SURVEILLANCE

Los agentes del FBI Anderson (Julia Ormond) y Hallaway (Bill Pullman) llegan a la oficina del sheriff de un perdido pueblo de Nebraska para investigar lo que puede ser el nuevo crimen de unos piscópatas que persiguen por todo el país.

Una pareja ha sido asesinada y la mujer sigue desaparecida... Y para realizar su investigación los agentes del FBI disponen del relato fragmentario de tres testigos: una joven politoxicómana, una niña pequeña y un policía. Los tres empezarán a construir un relato fragmentario que terminará de una forma insospechada para todos.

"Surveillance" es una magnífica película, una película de acción y de personajes, una historia que consigue sorprender (y eso ya es un gran mérito por si) con su insospechado giro final.

Está dirigida por Jennifer Lynch, la hija del genial e inclasificable director norteamericano David Lynch y está claro que Jennifer ha heredado la pasión de su padre por las pesadillas, por los relatos complejos y morbosos, porque "Surveillance" termina revelándose ante el asombro del espectador como un tortuoso juego en que la verdad o la mentira no tienen valor por si mismos sino por la ventaja estratégica que permiten, si bien, y a diferencia de su padre, en su superficie, y durante la mayor parte del metraje, se mantiene liso y tranquilo como las llanuras de Nebraska donde sucede buena parte de la historia.

Además de lo inteligente de la historia y de lo ajustado a esa inteligencia de su desarrollo, buena parte del éxito de la película descansa en el trabajo de los actores, destacando especialmente Bill Pullman y Julia Ormond, capaces de transformarse de manera sorprendente e insospechada ante los ojos del espectador como los auténticos dueños de las llaves que guardan las puertas de la verdad y de la mentira para componer una inolvidable pareja cinematográfica.

Magnífica.



SKYLINE

Entretenida y poco más.

Enésima invasión alienígena que pone más énfasis en los efectos especiales que en una historia, por otro lado bastante rutinaria y previsible; una historia que es más el desarrollo de una situación, la de los protagonistas encerrados en su apartamento a la búsqueda de una posibilidad de escape, que el desenvolvimiento de una narración, la propia invasión de unos alienígenas de los que apenas sabemos nada, lo justo para resultar amenazantes y terribles.

En cualquier caso, en nada ayuda a la historia la presentación de unos personajes anodinos y planos, que nada parecen tener que decir y que se limitan a esconderse o a correr como conejos ante las criaturas del espacio exterior.

Faltan pinceladas que ayuden a incrementar el interés de un espectador que asiste al exterminio de la especie humana sin demasiada tensión y que eviten que la película resulta fácilmente olvidable.

El trailer está mucho mejor. Dónde va a parar...



sábado, diciembre 25, 2010

Puesta de sol en Marte...

KING CURTIS

Memphis soul stew...


viernes, diciembre 24, 2010

BRONSON

He leído un poco sobre el Bronson real y resulta que es el preso más peligroso en toda la historia del sistema penitenciario británico es artista, poeta y escritor... Por lo visto es todo un personaje en el Reino Unido, como una especie de versión transfigurada del hooligan. No he leído sus poemas ni visto sus obras pero lo cierto es que el disco de Charles Manson, otro histórico criminal, no está mal e imagino que si algo tienes en la cárcel es tiempo para encontrar una voz propia y empezar a hablar...

En lo que se refiere a la película, tengo que decir que "Bronson" no termina de funcionar. Constantemente estalla ante los ojos del espectador, pero sus explosiones son de fogueo. No conducen a nada que no sea la representación de un protagonista locamente enfrentado al mundo, protagonizando diferentes situaciones presuntamente extraídas de la vida del personaje en que se inspira. Pero esa representación resulta caótica, incluso caprichosa y termina por resultar repetitiva. Parece que el objetivo es totemizar la animalidad de Bronson, una animalidad que se enfrenta al sistema penitenciario británico, pero también a la vida, en todo momento, en toda situación. Y la película termina pareciéndose a un perro persiguiendose la cola. Dando vueltas una y otra vez sobre si misma sin terminar de llegar a ninguna parte de manera clara y concreta.

De algún modo, Bronson se convierte en una suerte de idealización de una determinada forma de ser que en parte se manifiesta en el hooliganismo y que es el lado oscuro de esos working class heroes que cantaba John Lennon.

Esa animalidad salvaje e irredenta de Bronson, constantemente apaleada y encerrada en jaulas, incansablemente desafiante en cuanto las magulladuras le permiten ponerse en pie, apela a un discurso sobre la energía esencial que se esconde tras el impulso vital de cada ser vivo; una energía que puede tener un empleo erótico (constructivo) o tanático (destructivo) y que Bronson parece no poder controlar convirtiéndose en un juguete, un barco a merced de una tormenta de incontrolables y contradictorios impulsos hacia la creacción o hacia la destrucción.

"Bronson" no entra demasiado profundamente en temas tan interesantes. Se limita a sobrevolar su superficie quizá considerando que basta con mostrar, con abuso de retórica narrativa, el espectáculo del animal desplegando toda su naturaleza (y también, al mismo tiempo siendo desplegado/justificado por ella) para que todo se explique por sí mismo... pero la mayor parte de las imágenes que se materializan en esa superficie no son lo suficientemente poderosas como para bastarse a sí mismas.

Mucho ruido, pocas nueces.

Poco más.

Fallida.


DAVID RUFFIN

I'm so glad i fell for you...

(amo esta canción)



Pasaron las horas.
Volaron los minutos de unas manos
que, ebrias, se creyeron para siempre rebosadas.

Y el despertar es en la misma habitación,
en la misma cama despeinada,
pero son otras las circunstancias:
afuera, el día aguarda,
desde el olvido, los relojes claman.

Ya hay tiempo y se les acaba.
Sobran miradas, caricias,
un pesado batir metálico de garras
merodea impaciente
al otro lado de la puerta cerrada.

Y volverán a ser tenue sombra sin cuerpo,
incomprensible silencio pequeño,
torpe tropiezo,
mirada extraviada.
DAVID RUFFIN

My whole world ended...



TRAILERS

Lo nuevo de Jeff Bridges y los hermanos Cohen... True grit



El original... con John Wayne....

JOHN CALE

Child's Christmas In Wales...



Había pasado el tiempo
y ya no quedaba nada,
había sucedido silencioso,
como si nada pasara,
oculto tras el cotidiano prender de los días,
disfrazado con el humear de las madrugadas,
en apariencia inofensivo, transparente,
agitando los visillos,
enredandose las copas de los árboles,
alimentando el incesante hambre de los relojes,
vaciando de palabras las bocas,
los huesos de carne
y de memoria las miradas.

jueves, diciembre 23, 2010


DESCARGAS

Es cierto lo que escribe Jesus Encinar en El Pais, que no se pueden poner puertas al campo. Las propias características de los soportes digitales en que se presentan los productos culturales en esta era digital favorecen su copia, su constante replicado de una forma incontrolada y en un mundo de consumidores consumidos en una intrincada selva de incesantes estímulos es inevitable que se busquen los atajos, que se cruce la línea que separa lo legal de lo ilegal.
La tentación está ahí y las propias características de los soporten la favorecen.
Y si existen las webs de descargas es porque hay una demanda, una realidad paralela emergente que la industria del ocio no podrá reprimir basándose en el planteamiento simplista de disfrutar todas las ventajas y tratar de evitar todos los inconvenientes que ofrece una determinada tecnología, inconvenientes cuyo calado va más allá de lo legal y se sitúa en el ámbito sociológico de generación de una nueva realidad a la que el derechod ebe adaptarse.
Y estaría bien medir la cantidad de estímulos, de llamadas al consumo que un consumidor de ocio cultural recibe al día por parte de una industria o industrias que sólo ha o han buscado el cortoplacismo, evitando en todo momento prever o invertir en nuevos modelos de negocio, innovando nuevos canales, nuevas posibilidades y nuevos productos. Han preferido esconderse detrás de los autores, victimas/tontos útiles y detrás de una labor legisladora de trazo grueso de la que la fracasada Ley Sinde es el último hito.
Y no es cierto que no existan alternativas.
La industria de la música, obligada por lo inevitable de las circunstancias que sugiero, se está reinventando, adaptándose a la nueva realidad de los nuevos consumidores, de los nuevos formatos y será cuestión de tiempo, las cosas terminarán volviendo a un cauce razonable.
Seguirá existiendo la inevitable piratería, pero los modelos de negocio serán viables.
El resto de industrias del ocio tienen ejemplos más constructivos que la mera legislación contra la carne que, como todos sabemos bien, es débil; aspecto que los consumidores de ocio también, yo el primero, deberíamos hacernos mirar.
Porque el consumidor no solo tiene derechos. También tiene deberes. Y se me antoja que uno de ellos ha de ser la obligación de retribuir de alguna manera a los autores con cuyas creaciones disfruta para hacer posible que siga produciendo más.
Al Cesar lo que es del Cesar y al autor lo que es del autor


HECHIZO EN LA RUTA MAYA

A veces las historias, como las personas, necesitan suerte.

Para su desgracia no siempre encuentran quién las comprenda de una manera clara y completa o, habiéndolas entendido, tenga el suficiente talento como para trasladarlas al gran o pequeño público. Y éste es, a mi entender, el principal problema que tiene "Hechizo en la ruta maya": los encargados de desarrollarla en guión y trasladarla a la gran pantalla no han sido capaces de hacerlo con la suficiente y necesaria brillantez.

Basada en un relato de James Hadley Chase, "Hechizo en la ruta maya" es una historia complicada pese a su aparente sencillez. A medio camino entre lo fantástico, lo poético, la aventura y la comedia romántica puede resultar complicado encontrar el tono narrativo adecuado, qué tomar y qué dejar en cada momento, en qué proporción presentarlo buscando evitar transiciones bruscas entre lo que es real y lo que es fantástico, lo que es poético y lo que es romántico. Y de todo punto los encargados de realizar tan complicado trabajo no han dado con la tecla correcta convirtiendo la película en un complicado edificio de naipes que a duras penas se sostiene.

Magia y realidad, poesía y romanticismo no mezclan en "Hechizo en la ruta maya". Suceden superpuestos en diferentes capas dentro de las imágenes que se nos muestran, aislados, sin dialogar entre sí. Y es una pena porque, a pesar de todo, quién les escribe intuye una historia llena de posibilidades miserablemente desaprovechada por un planteamiento excesivamente rutinario y mecánico, incapaz de reservar al corazón mágico y poético que la historia tiene un lugar central, a la altura de sus posibilidades y necesidades.

La historia de Myra (una Bridget Fonda tan sosa como siempre), una ayudante de mago a punto de casarse con un senador norteamericano, y su viaje, iniciado con una promesa realizada a su mágico mentor, que será un viaje al interior de ella misma con ayuda de una shaman de la selva guatemalteca, se pierde lastimosamente en una anodina tierra de nadie.

Si Buñuel hubiese querido hacer una película de aventuras, éste habría sido un perfecto guión para él.

Malograda.