lunes, abril 04, 2011

SUNSHINE CLEANING


El llamado "cine independiente norteamericano" explora (y explota) hasta la extenuación la "long tail" del sueño americano.

Personajes heterodoxos, cuando no directamente marginales, protagonizan historias sencillas, basadas en la palabra, en las que de algún modo intentan sobrevivir y sobrevivirse en los callejones y suburbios de la vida norteamericana.

No descubro nada nuevo si digo que ese cine independiente tiene cada vez menos ese carácter independiente que en un principio tenía. La industria lo ha fagocitado reproduciendo una estructura a la división existente en la gran época de los estudios entre las películas A y las B.

El cine independiente se ha convertido en una especie de serie B donde historias pequeñas y de bajo presupuesto, basadas en las emociones y en los diálogos principalmente compiten con las grandes producciones.

"Sunshine cleaning" es un nuevo ejemplo de este cine, si bien tengo que decir que no se encuentra entre los más aplicados.

Esta historia de dos hermanas procedentes de una familia funcional que intentan reconducir sus vidas pasando por encima del caos que tienen dentro del alma y fuera, alrededor de sus vidas, tiene un perfil bajo, casi monótono. Y uno tiene la impresión de que la historia tiene más posibilidades de las que muestra, de que sucede desaprovechada, como narrada por un funcionario de fomento insomne.

La historia carece de vida, un aspecto que debería ser una característica diferencial y esencial del cine independiente, pareciendo una pálida copia de otras películas similares y limitándose a recitar unas situaciones y diálogos que parecen conocidos de memoria.

El esfuerzo por salir adelante de los protagonistas debería dar para mucho más.

Tibia y distante.

ERIC CLAPTON

Don't think twice, it's all right


Habla,
tiende un cálido y cristalino
puente de precisas palabras
que quiebre con medido acierto
esta distancia inmensa
sucediendo en el escaso espacio
que separa dos silencios.

Recuerda que existe el tiempo,
que nada es eterno,
que todo tiene su momento
y que los momentos pasan,
se evaporan de la copa,
vuelan casi sin quererlo.
CLINT EASTWOOD

¿Es Clint Eastwood un autor?

No me cabe la menor duda.

Su cine plantea siempre un conflicto entre el bien y el mal y tanto uno como otro siempre son consecuencia de las decisiones que los individuos toman. Siempre existe una pulsión para hacer lo correcto o lo incorrecto que convierte a los individuos en buenos o malos. El oficial Ybarra en "Changeling" pudo obedecer las ordenes de su corrupto capitán y olvidarse de la confesión del chico, pero decide que lo correcto es comprobar si hay veinte cadáveres de niños en esa polvorienta granja.

En este sentido, las historias del Eastwood suceden en un entorno complejo, deteriorado, en el que es difícil mantenerse intacto: la época inmediatamente posterior a la guerra de secesión en "The outlaw Josie Welles" o la situación de marginalidad que afecta al barrio donde vive el protagonista de "Gran Torino". Este entorno, como la vida misma, pone a prueba a los personajes que protagonizan la historia. Les exige situarse a un lado o a otro de la línea que separa lo correcto de lo incorrecto dentro de sus propias conciencias. Y el conflicto exterior siempre es una consecuencia de la resolución de un conflicto interior a través de la toma de una decisión que a veces es tan simple como no hacer caso de las amenazas y quedarse, como sucede en "El jinete pálido".

Y este conflicto casi siempre es presenciado por un personaje como el que interpreta Morgan Freeman en "Million Dollar Baby", aunque Eastwood suele preferir que ese papel lo desempeñen niños, niños que ya pueden ser adultos como los hijos de la protagonista de "Los puentes de Madison" o pueden ser el chaval que sigue a Kevin Costner por las carreteras del Sur de los Estados Unidos en "Un mundo perfecto". La mirada de estos personajes proporciona un necesario elemento sublimador de las decisiones morales de los protagonistas, los hace trascender con la admiración y el respeto que proyectan al espectador.

Porque Eastwood reivindica la necesidad de individuos sólidos, con criterio y ética propia, capaz de decidir desde la moral y con su ejemplo enfrentarse a un mundo cruel, lleno de intereses materiales en el que los individuos se pierden.

En este sentido, "Intercambio" es reveladora. Una de las mejores cosas que tiene la película es la sucesión de personajes que aparecen en el camino que la protagonista toma en busca de la verdad de su hijo. Estos personajes aparecen y desaparecen. Son el dentista, la profesora, la prostituta encerrada en el psiquiátrico, el reverendo, el abogado... Todos ellos toman decisiones altruistas, en favor de la verdad y de la protagonista y en contra de un sistema policial ante el que otros, como el médico psiquiatra, se pliegan. Y resultan conmovedores la entereza y el valor con el que asumen su pequeño gran papel dentro de la historia. La pulsión hacia la verdad les puede y son consecuentes con ella sin tener en cuenta otra cosa, sin calcular o temer los posibles perjuicios.

La injusticia está ahí y su presencia es simplemente insoportable. Debe ser combatida.

Y en este sentido, el cine del viejo Eastwood nos habla directamente al corazón. Sus personajes nos emocionan por la inevitable franqueza moral con el que se enfrentan al conflicto dramático que despliega la historia.

Los personajes de Eastwood no pierden nunca la cara a una realidad injusta que intenta aplastarles. Tienen la grandeza moral de sobreponerse a esa realidad, de luchar contra ella para intentar cambiarla, una grandeza que sale de un puro interior que les impide ser de otra forma.

Son responsables. Tienen claro que la batalla por un mundo mejor siempre empieza en el interior de cada uno y se manifiesta en las decisiones que diariamente cada uno toma.
JON LAJOIE

Jajajjajjajja... Brillante!



"They want another stupid motherfucking lame cock sucking cookie cutter radio friendly song..."

Do do-do do do dodoo...
PELLE EL CONQUISTADOR


Dirigida por Bille August en 1987, "Pelle el conquistador" cuenta la historia de Lasse y Pelle, un padre y su hijo que emigran desde su natal Suecia a la vecina Dinamarca en busca de una vida mejor. Allí serán contratados en condiciones casi de esclavitud para trabajar en una explotación agraria.

Pelle y su padre serán el núcleo central en torno al que se desplegarán una serie de historias, de mayor o menor dramatismo, que los tendrán como protagonistas o testigos. En este sentido, hay una línea narrativa que es el paso del tiempo en la granja, la sucesión de las estaciones y en torno a este discurrir natural se irán sucediendo los personajes y situaciones para constituir un folletín de inspiración dickensiana en toda la extensión de la palabra.

En este sentido, sentimentalismo y acerada critica social se combinan en "Pelle el conquistador" para componer la crónica de la forja de una carácter, el de su niño protagonista. Todas esas historias que Pelle vive o ve como espectador contribuyen a componer un determinado punto de vista hacia el mundo y las cosas que harán inevitable su primera decisión, una decisión con la que la historia termina aunque esta claro que la verdadera historia de Pelle empieza en ese mismo momento.

Inolvidable.

domingo, abril 03, 2011

""El país entero se vio atrapado en una burbuja. La banca experimentó un desarrollo repentino, algo que ahora vemos como algo estúpido e irresponsable. Pero la gente hizo algo parecido. Las reglas normales de las finanzas quedaron suspendidas y entramos en la era del todo vale: dos casas, tres casas por familia, un Range Rover, una moto de nieve. Los salarios subían, la riqueza parecía salir de la nada, las tarjetas de crédito echaban humo", explica Ásgeir Jonsson, ex economista jefe de Kaupthing. El también economista Magnus Skulasson asume que esa locura colectiva llevó a un país entero a parecer dominado por los valores de Wall Street, de la banca de inversión más especulativa. "Los islandeses hemos contribuido decisivamente a que pasara lo que pasó, por permitir que el Gobierno y la banca hicieran lo que hicieron, pero también participamos de esa combinación de codicia y estupidez. Los bancos merecen sentarse en el banquillo y nosotros nos merecemos una parte del castigo: pero solo una parte", afirma en el restaurante de un céntrico hotel."
(Islandia enjaula a sus banqueros, El Pais)

La responsabilidad es colectiva... La locura fue colectiva.

sábado, abril 02, 2011

1
"La producción cultural refleja la etapa final del modo de vida capitalista, cuya misión esencial ha sido siempre la de incorporar cada vez mayor parte de la actividad humana al terreno del comercio. La progresión que conduce las prioridades económicas de los bienes manufacturados a la provisión de los servicios básicos, a la comercializa-ción de las relaciones humanas y finalmente a vender el acceso a las experiencias culturales es un testimonio de la determinación unilateral de la esfera comercial que acaba por convertir todas las relaciones en relaciones económicas..."

2
"La marcha capitalista, que comenzó con la mercantilización del espacio y de los materiales, terminará con la mercantilización del tiempo y la duración de la vida humana. La venta creciente de cultura en forma de actividad humana como pago por evento conduce rápidamente a un mundo en el cual los tipos pecuniarios de relación humana sustituyen a las relaciones sociales tradiciona-les. Imaginemos un mundo en el cual prácticamente toda actividad exterior a los límites estrictos de las relaciones familiares se convierte en una experiencia de pago, un mundo en el cual las obliga-ciones y expectativas de reciprocidad —mediadas por sentimientos de confianza, empatía y solida-ridad— se sustituyen por relaciones contractuales de pago en la forma de adscripciones, suscrip-ciones, tasas de admisión, cuotas y contratos..."

3
"Pensemos por un momento cuántas de nuestras interacciones cotidianas con otros seres humanos cercanos ya están unidas a relaciones estrictamente comerciales. De manera creciente compramos el tiempo de otros, su afecto y cuidado, su simpatía y atención. Compramos la diver-sión y la información culta, la elegancia y el aspecto, y en medio otras muchas cosas —incluso el mismo discurrir del tiempo ya es una forma de control y fichaje—. La vida resulta cada vez mas mercantilizada y desaparecen las diferencias entre comunicación, comunión y comercio..."

4
"Ahora la economía ha puesto sus miras en la última esfera de la actividad humana que restaba por mercantilizar: la cultura. Los rituales culturales, las actividades comunitarias, las reuniones socia-les, el arte, los deportes y los juegos, los movimientos sociales y la actividad cívica, todo resulta invadido por la esfera comercial. El gran tema para los años venideros es ver si la civilización pue-de sobrevivir a una amplia reducción de la esfera estatal y cultural en la cual el ámbito comercial queda como mediador exclusivo y primordial de la vida humana."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
Palabras proféticas...

"Tres estadísticas nos dicen todo lo que hay que decir en el paso del final de la era industrial al inicio de la era de la información y desde las cuales se pueden plantear tres preguntas.
Actualmente hay mil millones de personas subempleadas o desempleadas en este planeta: ¡mil millones! Eso es lo mejor que pudo hacer la revolución industrial. Mi pregunta, dirigida a muchos de los economistas y políticos, es: si esto fue el mayor logro de la revolución industrial, basada en fuerza laboral masiva, ¿hay alguien que realmente crea que la era de la información será mejor que la anterior en la creación de puestos de trabajo, cuando nos movemos hacia la fuerza laboral de élite?
Una segunda estadística a la que quiero hacer referencia nos dice que el 75 % de los empleos de nuestra economía global son tareas sencillas y repetitivas; que se pueden sustituir con la tecnología existente. Ni siquiera hemos empezado esta revolución tecnológica, nos encontramos apenas en sus primeras etapas.
La tercera estadística es la más escalofriante y proviene de un dato señalado por el Financial Times: si combinamos la riqueza de las 356 personas más ricas del planeta, el día de hoy, ésta sería igual a la que tiene el 40 % de la humanidad, a saber, 2.500 millones de personas.
Estas estadísticas nos dicen dónde nos encontramos exactamente. Así que, si queremos evitar un mundo peligrosamente polarizado —que en realidad ya está aquí—, hay que preguntarse qué vamos a hacer con los millones de jóvenes que van a ser menos o para nada requeridos en una economía global automatizada. Es la primera pregunta.
La segunda pregunta sería, en cada país: ¿cómo podemos propiciar un debate acerca de cómo compartir mejor las vastas ganancias potenciales de la productividad de esta revolución tecnológica, de modo tal que beneficie no sólo a una élite sino que beneficie a todos en México?
Éstos son los problemas políticos más importantes que tienen que enfrentar todas las naciones. Y deben ser considerados prioritarios porque cuanto más sigamos negando esta realidad y nos sigamos escondiendo en nuestros antiguos supuestos, veremos más desesperación, angustia y frustración; y, si esperamos demasiado, en algunos años la rabia puede ser tan fuerte y el disenso tan amargo, que quizá nunca se pueda llegar a tener un debate racional y sobrio, ya que la política del odio extremo será demasiado fuerte.
Entonces debemos aprovechar este momento, al entrar en el siglo XXI y en la era de la información, para plantearnos estas dos preguntas. Creo que podría haber un renacimiento, que podríamos liberar a cientos de millones de personas del trabajo de mercado. Pero es necesario preguntarse cómo lograrlo."
(Tiempos -pos-modernos. Entrevista con Jeremy Rifkin)
"¿Qué ha entendido del ser humano?
En los campos de concentración las personas reaccionaban de dos maneras: estaban los que luchaban por su vida, los que se protegían y lo querían todo para ellos; y estaban los que ayudaban a los demás.
¿Y?
Morían antes los egoístas que los altruistas. Y este es un mensaje para todos nosotros: hacer algo por los demás nos hace bien; sólo mirar por uno mismo nos hace caer, pero pensamos que es al contrario. Sé que lo que digo parece muy ético y moral, pero para mí fue una experiencia vital."
(Morían antes los egoístas que los altruistas, Stéphane Hessel)

Yo, yo, yo, yo...

Y mi dolor y mi pena
 y mi alegría y mi rabia
 y mi ambición y mis necesidades
 y mis gustos y mis disgustos...

¿De dónde voy?
¿Dónde estoy?
¿Hacia dónde me dirijo?

Yo, yo, yo, yo

Mientras el vino aguarda,
sobre la mesa,
bajo la luz de la luna
y lo importante
siempre ha sido
los ojos que nos beben
cuando lo bebemos.
INVASIÓN A LA TIERRA

La creatividad siempre implica la capacidad de combinar cosas y conceptos ya existentes de manera diferente.

No me cabe la menor duda de que "Invasión a la tierra" nos propone la creativa combinación del cine bélico con el cine de ciencia ficción.

A lo largo de sus trepidantes dos horas de acción, la película nos muestra el combate de un pelotón de marines contra una invasión alienígena por las calles de una Los Angeles convertida en campo de batalla. Pero la ciencia ficción es el contexto, porque el corazón de la película está en el modo en que los soldados se enfrentan al combate, el efecto que produce en ellos la propia situación y las consecuencias que en sí misma acarrea.

De todo modo, "Invasión a la tierra" recupera el subgénero de las "Hazañas bélicas" en un contexto de acción trepidante, efectos especiales y ciencia ficción. El subgénero nació durante la II Guerra Mundial con clásicos como "They were expendables", "Objetivo Birmania", "Bataan", "A walk by the sun" o "The sands of Iwo Jima" y su razón de ser fue consecuencia del papel que ocupó el cine como vehículo de propaganda para mantener la moral en el frente interior.

En todas estas películas, el conflicto es un lugar catárquico. Los soldados se enfrentan a la guerra y a la muerte mostrándose primero como seres de carne y hueso para, y como consecuencia de la acción, transfigurarse posteriormente en héroes a los que admirar en la intima oscuridad de los cines y por los que hacer un esfuerzo a la luz del día en los campos y las fábricas.

Posteriormente, y tras el final de la guerra mundial, la industria no quiso perder el impulso de un género exitoso y conservó el cine bélico si bien las películas fueron teniendo un giro más psicológico y menos propagandístico, centrándose en mayor medida en el impacto que sobre los soldados tiene el conflicto. Un ejemplo es "Fuego en la nieve" de William A. Wellman.

Como consecuencia de todo ésto la industria cinematográfica fue creando un género, el bélico, cuyas narrativas y estilemas se han venido repitiendo hasta nuestros días. "Invasión a la tierra" recupera toda esta estructura narrativa y la traslada a un entorno de ciencia ficción.

Los soldados no deben luchar contra nazis sino contra una invasión alienígena, pero el planteamiento es el mismo. Hay un espacio inicial para la presentación de unos personajes, especialmente al veterano sargento Nantz (estupendamente interpretado por el habitualmente tibio Aaron Erckhardt) y posteriormente los lanza a un trepidante combate en el que las motivaciones y psicologías afloran puntuando dramáticamente situaciones que ya de por si lo son. Tampoco es que estemos hablando un tratamiento profundo y dramático de esas psicologías, pero desde luego los apuntes que se van dando de cada personaje permiten generar nodos emocionales durante la narración que hacen que ésta sea algo más que una simple película de efectos especiales.

En "Invasión a la tierra" hay un héroe como en toda película de hazañas bélicas que se precie, un héroe atormentado por su pasado que con sus actos se reivindica y da ejemplo, generando un grupo unido donde antes no lo había.

No es una película más de efectos especiales. Posiblemente es una de los mejores películas de acción que la industria del cine ha producido en los últimos tiempos y lo es porque tiene su pequeña alma, un alma en la que alguno de los espíritus del cine clásico ha encontrado una salida para reencarnarse.

Algo más que entretenida.

Se dibuja la mañana serena,
desenredándose la fragante melena
sobre las copas de los árboles,
las calles y las aceras,
los tejados y las azoteas
y el nuevo día huele a limpio
y parece sobrar el tiempo
que posado sobre cornisas y alféizares
despreocupadamente se despereza,
sin tener demasiada prisa por alzar el vuelo,
por transformar con el silencioso batir de sus alas
la remansada eternidad de este instante
en puro y cristalino recuerdo.

viernes, abril 01, 2011

POETRY

Hay muchas cosas interesantes en esta película coreana dirigida por Lee Chang Dong.

Por encima de todo, "Poetry" es la historia de una mujer enfrentada de pronto a una desgracia familiar, a las dificultades de su vida ordinaria en un mundo donde nadie parece preocuparse por nadie, pero también, y en paralelo, la película es la historia de su esfuerzo por encontrar la belleza en ese entorno inhóspito y desagradable en el que Yang Mija se encuentra. Ese esfuerzo se manifestará en su necesidad de escribir poesía, necesidad que le llevará a inscribirse en un taller donde intentará canalizar esa energía, ese ansia de vida que la lleva a ser diferente al resto de mujeres de su edad.

Poco a poco, con la manera parsimoniosa y delicada con que avanza la película, la emoción que Yang necesita irá creciendo merced al contacto con una realidad para cuyos habitantes lo importante no es la emoción o el sentimiento sino la satisfacción material, una realidad donde no parece haber lugar para la poesía que ella busca. En este sentido, resulta especialmente clave la escena en que se tasa en dinero la satisfacción de una madre por una hija muerta.

Por toda la película, Yang se mueve con su cuaderno de notas, buscando ese poema perdido, su primer poema, mientras la realidad, con sus demandas groseras, la espanta, la entristece. Se fija en las plantas, en los árboles, en los ríos, en las flores mientras que a la espalda de su entendimiento el poema que terminará escribiendo crece a sus espaldas como una enredadera hasta terminar abrazándola.

Está muy bien "Poetry".

Arde en la distancia su sueño
y lo hace con el fulgor del sol,
imprimiendo una luminosa huella
en la oscuridad de su mirada,
una marca ígnea
que permanece indeleble
recordándole lo que es,
su descuidada levedad en el existir,
el siempre peligroso olvido del tiempo
y las mil y un maneras que tiene éste
de hacerse inevitablemente patente.

jueves, marzo 31, 2011

NOTAS AL PIE

notas al pie

miércoles, marzo 30, 2011

LOS MUNDOS DE CORALINE

Es una interesante y estimulante premisa la idea sobre la que se basa esta brillante película de animación: el mal se oculta tras la mejor versión del bien para conseguir sus propósitos. Y esto es lo que le sucede a Coraline, la protagonista de la historia.

La niña se muda con sus padres a una casa en medio de ninguna parte. Caroline no está contenta con esa situación: la casa es demasiado vieja, sus padres no la hacen demasiado caso ocupados en su trabajo.

Caroline se siente sola, explora la casa y descubre una pequeña puerta que cuando está dormida se abre a una realidad que es la mejor la versión de la vida que desearía. Ella es el centro, sus padres son cariñosos y perfectos. Si fuera por ella, Caroline se quedaría en ella, pero... esa realidad paralela es en realidad una trampa que una malvada bruja tiende a los niños para quedarse con sus almas y devorarlas.

Está muy bien "Los mundos de Coraline".

Merece la pena verla tanto si se tiene la mirada de un niño como la de un adulto.


INOLVIDABLE

Orfeo negro...

EL DESENCANTADO

Fitzgerald, Dos Passos, Hemingway, Faulkner y Steinbeck... La llamada "Generación perdida" de escritores norteamericanos que a principios del siglo XX que vivieron el inicio de sus carreras literarias en el Paris de la década de los veintes, entre el final de la I Guerra Mundial y los inicios de la Gran Depresión.

Esta generación se debate entre la preocupación social y un nihilismo provocado por la visión de los desastres de la guerra en Europa, muchos de ellos participaron en ella de forma directa, que llevó a la mayoría de ellos a una actitud vital hedonista, extrema, que incluso llegó a acabar de forma prematura con la vida de alguno de ellos como es el caso de Scott Fitzgerald.

El protagonista de "El desencantado", Manley Halliday, es una especie de presentación hiperbólica de la actitud de toda esa generación hacia la vida y hacia su trabajo... y sobre todo es una presentación de las dramáticas consecuencias que acarrea ese estilo de vida enloquecido, que vive el presente enredados en la zarza punzante de sus propias pasiones y con la intensidad del que ha dejado de creer en la posibilidad de un futuro.

En la mayor parte de sus capítulos la novela transcurre a finales de la década de los treintas, en un Hollywood industrial al que los escritores han de recurrir para continuar viviendo de su pluma escribiendo por encargo historias que no sienten, pero también presenta una serie de excursos situados en la década anterior en los que se explican las causas vitales que conducen al Manley Halliday que vemos estrellarse contra sus propios demonios intentando escribir un guión que detesta.

Nada es gratis en la vida. Todas las decisiones que se toman tienen sus consecuencias. Y en este sentido "El desencantado" se revela como un preciso libro de contabilidad que explica las abrumadoras facturas que Halliday tiene que pagar.

"El desencantado" no sólo es una novela sobre Hollywood. La industria del cine es el paisaje donde sucede el naufragio de Halliday de una manera inevitable y, lo que resulta aún más conmovedor, necesaria.

Para Halliday la fiesta ha terminado, esa fiesta en que se convirtió Paris para toda esta generación que este personaje representa, y "El desencantado" no es otra cosa que la hermosa y melancólica crónica de una mañana de carnaval.

Imprescindible.

martes, marzo 29, 2011

TRON: LEGACY

Revisar una historia como "Tron" a la luz de las nuevas tecnologías digitales ha resultado ser suficiente razón para que el proyecto se pudiera en marcha.

No me voy a poner estupendo. Es una razón como otra cualquiera desde el punto de vista de las necesidades de una industria que necesita constantemente producir para perpetuarse.

Pero tengo que decir que me han interesado pocas cosas de "Tron", que en realidad, y si le quitas la brillante cáscara de efectos digitales, es una película que todos hemos visto millones de veces. Podríamos perfectamente levantarnos del sofá y hacer la cocina... al volver no tardaríamos en reconstruir lo sucedido.

Y además, y puestos a aceptar las premisas del producto, la presentación de una experiencia, de un ambiente, el resultado no termina de funcionar, especialmente el personaje de Clue al que se le ven los hilos y el cartón, mostrando con sus carencias el espectacular avance en animación digital de rostros que ha supuesto "Avatar".

Normal y corriente.


SOMBRA