CAPITALISM: A LOVE STORY
De todos los documentales que he podido ver de Michael Moore, éste es el que más me gusta.
Desde sus inicios en 1989 como documentalista, con "Roger & me", Michael Moore ha centrado todos sus esfuerzos en describir el deterioro de un estilo de vida americano en el que él mismo se ha criado.
En "Roger & me" Moore cuenta su inútil esfuerzo durante tres años por entrevistarse con el presidente de General Motors. Su objetivo es pedirle explicaciones del cierre de la planta que la compañía tenía en Flint, la localidad natal de Moore. Y no es casualidad que en"Capitalism: a love story" Moore haga referencias a este suceso porque este documental proporciona el marco en el que debe ser entendido todo su trabajo.
La obra de Michael Moore es la crónica de los desmanes que el extremo capitalismo neoliberal ha venido produciendo sobre la sociedad norteamericana desde la época del presidente Ronald Reagan hasta nuestros días.
Y seguramente "Capitalism: a love story" es uno de sus mejores trabajos.
Tengo que reconocer que no soy un fan entregado a Moore. Hay aspectos de su modo de hacer documentales que no terminan de gustarme, especialmente su excesivo amarillismo demagógico a la hora de presentar sus argumentos, centrándose siempre en casos puntuales y extremos, aspecto que -considero- obra en contra de la teoría general que -a mi entender- justifica todos y cada uno de sus documentales.
En este sentido, soy mas partidario de productos como "Inside job" basados en enfoques más mesurados, pero igual de críticos, en los que el protagonista es el propio tema y no el narrador.
No me gusta el show personalista que monta Moore en torno a temas que son muy, muy serios, y que a veces le elevan a un nivel protagónico excesivo, pero tengo que reconocer que en "Capitalism: a love story" la presencia del cineasta no se me hace insoportable. Es mucho más importante lo que se cuenta, si bien ese amarillismo demagógico, que siempre veo en Moore y que cuestiono, permanece en esta obra puesto que, y en pos de construir un retrato del presidente Obama, a medida de la leyenda que sus magníficos asesores de imagen han conseguido construir, Moore olvida que el equipo económico del presidente está formado por algunas de las personas que han desencadenado todo el desastre que su documental critica.
Moore tiene estas cosas... estas sombras de trazo grueso que se convierten en vulnerables puntos de ataque para los sofistas a la caza de argumentos que invaliden sus planteamientos.
En cualquier caso, la visión de "Capitalism: a love story" resulta tan aterradora como la visión de la más mesurada "Inside job".
En ella se vierten algunos planteamientos más que interesantes: la fábula del sueño americano como perverso relato nacido para garantizar un orden establecido (nadie cuestiona la realidad a cambio de creer en la posibilidad de que en algún momento tendrá su oportunidad) o el carácter anticristiano del capitalismo reivindicado por curas y obispos o, una vez más, la disonancia entre la imagen controlada y racional que se quiere proyectar de los mercados con la irracional realidad de avaricia incontrolada e irresponsable que en realidad los sustenta o la constatación de la existencia de un poder real al que los poderes políticos se pliegan cuando no se hayan en corrupta connivencia o el impune cinismo con el que esas personas que están haciendo tanto daño existen o se expresan... Aterrador, muy aterrador... Principalmente, porque al otro lado y pese a los demagógicos esfuerzos de Moore por concluir en ese sentido, no hay una respuesta organizada que se les oponga.
Interesante y en ocasiones brillante y alguna vez demagógica, especialmente en lo que se refiere a la posición que Moore concede a Obama en su relato.
sábado, abril 23, 2011
viernes, abril 22, 2011
LA CINTA BLANCA
Como apunta el rocoso y firme pastor en un momento de la película, la cinta blanca que decide hacer llevar visiblemente a sus dos hijos mayores como castigo deberá servirles para recordar la inocencia, la pureza y la bondad que el color blanco representa.
En "La cinta blanca" se contraponen claramente dos mundos: el de los niños y el de los adultos; dos mundos que parecen suceder paralelos en la tranquila vida de este pueblo de la Alemania profunda cuyo nombre ahora no recuerdo.
Y en esta revisión de esta película genial de Michael Haneke se me aparece con mayor claridad la idea de que "La cinta blanca" quiere mostrarnos los puntos de fricción entre ambos: el modo en que los adultos se relacionan, educan y socializan a sus menores y el modo en que estos reciben el impacto de un mundo en absoluto simple, contradictorio, lleno de rincones, recovecos, violencia y perversiones.
Sobre la quieta superficie de ese pueblo que Haneke fotografía con bella precisión, se esconde una incómoda e interminable vibración sombría compuesta por todo lo "no dicho", por todo aquello que se manifiesta de manera incontrolable y pulsional... la cara oculta de la apariencia ordenada y justificada con que los adultos pretenden presentarse ante sus menores, una cara que también forma parte de lo individual y de los social y que de algún modo encarna el médico con cuyo inexplicable accidente comienza la historia.
Los niños no necesitan que nadie les ponga ninguna cinta blanca, ya la llevan puesta, pero esa cinta se oscurece hasta volverse negra al contacto con las contradicciones que vienen escondidas dentro del mundo que se les ofrece.
"La cinta blanca" quiere mostrarnos ese proceso de introducción de la violencia de toda una sociedad estamental, una violencia que adopta la forma de una inflexible educación inflingida como una herida por todos y cada uno de los adultos que la viven -y hacen posible- sobre su descendencia.
El mundo que nos muestra "La cinta blanca" es un mundo opresivo y oscuro en el que la única luz posible es una oscuridad menos densa.
Magnífica.
Como apunta el rocoso y firme pastor en un momento de la película, la cinta blanca que decide hacer llevar visiblemente a sus dos hijos mayores como castigo deberá servirles para recordar la inocencia, la pureza y la bondad que el color blanco representa.
En "La cinta blanca" se contraponen claramente dos mundos: el de los niños y el de los adultos; dos mundos que parecen suceder paralelos en la tranquila vida de este pueblo de la Alemania profunda cuyo nombre ahora no recuerdo.
Y en esta revisión de esta película genial de Michael Haneke se me aparece con mayor claridad la idea de que "La cinta blanca" quiere mostrarnos los puntos de fricción entre ambos: el modo en que los adultos se relacionan, educan y socializan a sus menores y el modo en que estos reciben el impacto de un mundo en absoluto simple, contradictorio, lleno de rincones, recovecos, violencia y perversiones.
Sobre la quieta superficie de ese pueblo que Haneke fotografía con bella precisión, se esconde una incómoda e interminable vibración sombría compuesta por todo lo "no dicho", por todo aquello que se manifiesta de manera incontrolable y pulsional... la cara oculta de la apariencia ordenada y justificada con que los adultos pretenden presentarse ante sus menores, una cara que también forma parte de lo individual y de los social y que de algún modo encarna el médico con cuyo inexplicable accidente comienza la historia.
Los niños no necesitan que nadie les ponga ninguna cinta blanca, ya la llevan puesta, pero esa cinta se oscurece hasta volverse negra al contacto con las contradicciones que vienen escondidas dentro del mundo que se les ofrece.
"La cinta blanca" quiere mostrarnos ese proceso de introducción de la violencia de toda una sociedad estamental, una violencia que adopta la forma de una inflexible educación inflingida como una herida por todos y cada uno de los adultos que la viven -y hacen posible- sobre su descendencia.
El mundo que nos muestra "La cinta blanca" es un mundo opresivo y oscuro en el que la única luz posible es una oscuridad menos densa.
Magnífica.
jueves, abril 21, 2011
"La creciente importancia de las ideas en la esfera comercial produce un espectro preocupante. Cuando el pensamiento humano se convierte en una mercancía tan importante, ¿qué le ocurre a otras ideas que aun siendo importantes puede que no sean comercialmente atractivas? ¿Queda sitio para las opiniones, las consideraciones y los conceptos no comerciales en una civilización en la que las personas se ven abocadas crecientemente a la esfera comercial para conseguir las ideas con las que viven sus vidas? En una sociedad en la que todos los tipos de ideas están atrapadas en la forma de propiedad intelectual controlada por las megacorporaciones, ¿cuál puede ser el efecto que pro-duzca esto en nuestra conciencia colectiva y en el futuro del discurso social?"
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
"Estos patrones dinámicos o "haces de energía", son los que forman las estructuras nucleares, atómicas y moleculares, que constituyen la materia y le dan su aspecto sólido macroscópico, aspecto estable que induce a creer que está formada por algún tipo de substancia material. A nivel macroscópico este concepto de substancia es una aproximación muy útil, sin embargo a nivel atómico carece ya de sentido. Los átomos se componen de partículas y estas partículas no están hechas de substancia material alguna. Cuando las observamos nunca vemos ninguna substancia; lo que observamos son modelos dinámicos que continuamente cambian de uno a otro: una danza continua de energía."
(El Tao de la física, Fritjof Capra)
(El Tao de la física, Fritjof Capra)
THE WAY BACK
Es curioso.
Aún siendo una excelente película, el aspecto que principalmente me estimula de "The way back" es el debate que se ha generado en torno a la veracidad de la historia en que se basa.
A finales de la década de los años treintas del siglo pasado, y en pleno stalinismo, una serie de presos de uno de los cientos de gulags que el régimen construyó en la inhóspita e inmensa Siberia consiguió escapar. Andando miles de kilómetros los fugados consiguieron llegar a la India superando imponentes obstáculos naturales (desiertos, bosques, frio, calor, hambre, sed...) y, por encima de todo, las limitaciones personales que siempre surgen ante semejante prueba.
Y me resulta curioso como síntoma que seamos capaces de cuestionar las raíces de la ficción cuando somos incapaces de poner en tela de juicio el sentido de la propia realidad en la que vivimos. Nos dicen que una realidad es real y lo asumimos. Nos dicen que una ficción se basa en una realidad y enseguida intentamos probarlo. Los cuestionamientos no tardan en aparecer.
Y es pura naturaleza humana el hecho incontrovertible de doblegarse ante el mas fuerte y ser duro con el débil.
Vivimos en un mundo triste en el que las ficciones se han convertido en débiles, cuando durante miles de años nos han acompañado otorgando sentido a nuestra existencia e incluso idealizándolo. Ahora es el crédito y el consumo el que nos justifica.
O mejor dicho, una ficción ha podido con todas, las ha arrinconado consiguiendo su propósito de convertirse en realidad.
Y éste es otro síntoma de lo mal que están las cosas: la ficción de seres humanos que se pretenden realistas, con los pies en el suelo de una realidad que no es tal, que es una nube de cuyos efectos deshumanizadores sólo la capacidad de construcción de sentido y de idealización que poseen las ficciones pueden protegernos... pero esta es otra historia.
"The way back", sea verdad o no, es en cualquier caso un fascinante relato que muestra el espectáculo del ser humano en lucha con los elementos y otro espectáculo más fascinante, el del esfuerzo que los personajes hacen casi sin quererlo por no caer en la animalidad.
En algún momento, la bondad que Slavomir Rawicz (Jim Sturgess) muestra es definida por sus compañeros como un acto de debilidad del que en algún momento podrán beneficiarse, pero sucederá lo contrario. Será la capacidad para la entrega y la idealización de las situaciones de Rawicz la que tirará del grupo de escapados en situaciones y momentos críticos.
Porque el ser humano no es sólo la capacidad para reconocer el rigor de las circunstancias y las cosas sino también la capacidad y el entusiasmo para verlas de otra forma e intentar cambiarlas.
Y eso se nos ha olvidado.
No siempre es bueno ser realista... pero el poder siempre nos quiere así, realistas, responsables y como consecuencia de ello formales.
Me ha gustado "The way back".
Es curioso.
Aún siendo una excelente película, el aspecto que principalmente me estimula de "The way back" es el debate que se ha generado en torno a la veracidad de la historia en que se basa.
A finales de la década de los años treintas del siglo pasado, y en pleno stalinismo, una serie de presos de uno de los cientos de gulags que el régimen construyó en la inhóspita e inmensa Siberia consiguió escapar. Andando miles de kilómetros los fugados consiguieron llegar a la India superando imponentes obstáculos naturales (desiertos, bosques, frio, calor, hambre, sed...) y, por encima de todo, las limitaciones personales que siempre surgen ante semejante prueba.
Y me resulta curioso como síntoma que seamos capaces de cuestionar las raíces de la ficción cuando somos incapaces de poner en tela de juicio el sentido de la propia realidad en la que vivimos. Nos dicen que una realidad es real y lo asumimos. Nos dicen que una ficción se basa en una realidad y enseguida intentamos probarlo. Los cuestionamientos no tardan en aparecer.
Y es pura naturaleza humana el hecho incontrovertible de doblegarse ante el mas fuerte y ser duro con el débil.
Vivimos en un mundo triste en el que las ficciones se han convertido en débiles, cuando durante miles de años nos han acompañado otorgando sentido a nuestra existencia e incluso idealizándolo. Ahora es el crédito y el consumo el que nos justifica.
O mejor dicho, una ficción ha podido con todas, las ha arrinconado consiguiendo su propósito de convertirse en realidad.
Y éste es otro síntoma de lo mal que están las cosas: la ficción de seres humanos que se pretenden realistas, con los pies en el suelo de una realidad que no es tal, que es una nube de cuyos efectos deshumanizadores sólo la capacidad de construcción de sentido y de idealización que poseen las ficciones pueden protegernos... pero esta es otra historia.
"The way back", sea verdad o no, es en cualquier caso un fascinante relato que muestra el espectáculo del ser humano en lucha con los elementos y otro espectáculo más fascinante, el del esfuerzo que los personajes hacen casi sin quererlo por no caer en la animalidad.
En algún momento, la bondad que Slavomir Rawicz (Jim Sturgess) muestra es definida por sus compañeros como un acto de debilidad del que en algún momento podrán beneficiarse, pero sucederá lo contrario. Será la capacidad para la entrega y la idealización de las situaciones de Rawicz la que tirará del grupo de escapados en situaciones y momentos críticos.
Porque el ser humano no es sólo la capacidad para reconocer el rigor de las circunstancias y las cosas sino también la capacidad y el entusiasmo para verlas de otra forma e intentar cambiarlas.
Y eso se nos ha olvidado.
No siempre es bueno ser realista... pero el poder siempre nos quiere así, realistas, responsables y como consecuencia de ello formales.
Me ha gustado "The way back".
1
"En El Capital, Marx ve el esfuerzo continuo por construir industrias más y más grandes como un rasgo característico del capitalismo: Como fanático de la valorización del valor, el capitalista constriñe implacablemente a la humanidad a producir por producir (...)Acumulación por la acumulación, producción por la producción misma... la producción a través del trabajo asalariado crea un proceso de acumulación compulsiva que ignora las necesidades humanas y los deseos individuales"
(La locura del mercado, Chris Harman)
Los mercados como manifestación esencial de nuestro mundo capitalista contemporáneo son también compulsivos, buscan la acumulación por la acumulación... La última crisis económica global es un buen ejemplo.
Son inhumanos e irracionales, esencialmente irresponsables con la sociedad a la que pertenecen.
Y el modo de insertar a los trabajadores en esa dinámica es domesticarlos mediante el crédito, la deuda y el deseo. Y lo peor de todo es que ha sido la propia izquierda "mainstream" la que ha puesto la última piedra de esa cárcel con su visión antropológica buenista del ser humano, despreciando la ética del sacrificio y el esfuerzo que fue el verdadero capital moral de la izquierda de los siglos precedentes. Y esta visión autocomplaciente y utópica privó al ser humano de sus armas más poderosas y aquel no tardó en ser contaminado por el hedonismo venenoso, derivando rápidamente hacia el deseo indiscriminado que ata al individuo a la máquina.
¿Por qué no merezco tener lo mismo (más bien sucedáneos)?
Con una respuesta positiva a esa pregunta empieza el camino de la esclavitud. Comienza todo.
Marx sigue vigente.
2
"El capitalismo se basa en un sistema de producción social que actualmente cuenta con una "plantilla" mundial de unos tres mil millones de personas. Sin embargo, la organización de la producción la llevan a cabo empresas separadas y rivales (algunas privadas, otras propiedad de estados nacionales) motivadas sólo por la necesidad de mantenerse a la cabeza de la competencia. El hecho de que todas las empresas exploten a sus asalariados significa que ninguna puede dormirse en los laureles. No importa cuánto éxito haya tenido una compañía en el pasado, siempre vive con el miedo de que una rival invierta sus beneficios en instalaciones y maquinaria nueva y más moderna. Por eso cada empresa debe estar continuamente preocupada por mantener sus beneficios más altos que las demás. Y eso significa que cada una intenta que sus trabajadores produzcan lo más posible por lo menos posible. Ningún capitalista se arriesga a estabilizarse, ya que eso significaría quedar detrás de sus competidores y, con el tiempo, quebrar.
Esto es lo que explica el dinamismo del capitalismo, la presión sobre cada capitalista por mantenerse por encima de los demás lleva a una renovación continua de las instalaciones y la maquinaria, y a una presión permanente sobre los trabajadores para crear los beneficios que hacen que la mejora sea posible. Pero esto es también lo que hace que el sistema sea inhumano.
En un mundo racional, la introducción de equipos que ahorran trabajo llevaría automáticamente a una mejora de los niveles de vida y una reducción de la jornada laboral. Pero eso no pasa bajo el capitalismo, donde cada empresa intenta reducir sus costes para mantenerse a flote, lo que significa mantener bajos los niveles de vida de los trabajadores.
La inhumanidad e irracionalidad de la toma de decisiones bajo el capitalismo son tan grandes que ni siquiera los jefes son libres para hacer lo que quieran. Pueden decidir explotar a sus trabajadores de una manera u otra, pero no pueden elegir no hacerlo, ni hacerlo en menor medida que otros capitalistas, a no ser que quieran quebrar. Ellos mismos están sujetos a un sistema que persigue su implacable objetivo sean cuales sean los sentimientos de los individuos. El capitalismo es una carrera de ratas. Cualquier empresario que no sea una rata, que intente tratar bien a sus trabajadores, poniendo sus necesidades por encima de la competitividad, no durará mucho tiempo."
(La locura del mercado, Chris Harman)
Es un Frankenstein que nos devora... y su mejor aliado es el animal que todos llevamos dentro y ese animal nunca está lo suficientemente seguro, nunca tiene suficiente alimento, nunca hace el suficiente calor en su cobijo durante el invierno.
El capitalismo es la manifestación cultural mas sofisticada de nuestra más pura animalidad, un sistema complejo movido por impulsos y en el que nuestra parte racional y moral sólo existe para justificarlos.
No es en absoluto un avance.
Es la peor parte del ser humano dominando a la mejor, el egoísmo imponiéndose al altruismo.
El capitalismo por encima de todo y en su origen es una enfermedad del alma que nos lleva al desastre de un mundo peor, a una paradoja de riqueza material y de miseria moral de la que todos somos cómplices.
3
La sociedad de consumo es el perfecto mecanismo de dominación.
La respuesta definitiva de la clase dominante a dos siglos de enfrentamiento.
Ahora pueden producir y acumular en paz... Y vaya si lo están haciendo, hasta niveles absurdos de riqueza que consisten en tener siete casas en lugar de cuatro o tres aviones en lugar de uno.
E inocentemente los humillados y ofendidos pensamos que van a tener suficiente, que nos van a dejar un pequeño lugar a cada uno de nosotros mientras nos drogamos entrando y saliendo de tiendas, supermercados y tiendas de ocio como si fueran fumaderos de opio, pero la verdad es que lo quieren todo. Es así de irracional el tema... si pudieran tener veinte casas las tendrían.
4
Como mínimo, y como dice Stephane Hèssel, deberíamos desconfiar, indignarnos.
"En El Capital, Marx ve el esfuerzo continuo por construir industrias más y más grandes como un rasgo característico del capitalismo: Como fanático de la valorización del valor, el capitalista constriñe implacablemente a la humanidad a producir por producir (...)Acumulación por la acumulación, producción por la producción misma... la producción a través del trabajo asalariado crea un proceso de acumulación compulsiva que ignora las necesidades humanas y los deseos individuales"
(La locura del mercado, Chris Harman)
Los mercados como manifestación esencial de nuestro mundo capitalista contemporáneo son también compulsivos, buscan la acumulación por la acumulación... La última crisis económica global es un buen ejemplo.
Son inhumanos e irracionales, esencialmente irresponsables con la sociedad a la que pertenecen.
Y el modo de insertar a los trabajadores en esa dinámica es domesticarlos mediante el crédito, la deuda y el deseo. Y lo peor de todo es que ha sido la propia izquierda "mainstream" la que ha puesto la última piedra de esa cárcel con su visión antropológica buenista del ser humano, despreciando la ética del sacrificio y el esfuerzo que fue el verdadero capital moral de la izquierda de los siglos precedentes. Y esta visión autocomplaciente y utópica privó al ser humano de sus armas más poderosas y aquel no tardó en ser contaminado por el hedonismo venenoso, derivando rápidamente hacia el deseo indiscriminado que ata al individuo a la máquina.
¿Por qué no merezco tener lo mismo (más bien sucedáneos)?
Con una respuesta positiva a esa pregunta empieza el camino de la esclavitud. Comienza todo.
Marx sigue vigente.
2
"El capitalismo se basa en un sistema de producción social que actualmente cuenta con una "plantilla" mundial de unos tres mil millones de personas. Sin embargo, la organización de la producción la llevan a cabo empresas separadas y rivales (algunas privadas, otras propiedad de estados nacionales) motivadas sólo por la necesidad de mantenerse a la cabeza de la competencia. El hecho de que todas las empresas exploten a sus asalariados significa que ninguna puede dormirse en los laureles. No importa cuánto éxito haya tenido una compañía en el pasado, siempre vive con el miedo de que una rival invierta sus beneficios en instalaciones y maquinaria nueva y más moderna. Por eso cada empresa debe estar continuamente preocupada por mantener sus beneficios más altos que las demás. Y eso significa que cada una intenta que sus trabajadores produzcan lo más posible por lo menos posible. Ningún capitalista se arriesga a estabilizarse, ya que eso significaría quedar detrás de sus competidores y, con el tiempo, quebrar.
Esto es lo que explica el dinamismo del capitalismo, la presión sobre cada capitalista por mantenerse por encima de los demás lleva a una renovación continua de las instalaciones y la maquinaria, y a una presión permanente sobre los trabajadores para crear los beneficios que hacen que la mejora sea posible. Pero esto es también lo que hace que el sistema sea inhumano.
En un mundo racional, la introducción de equipos que ahorran trabajo llevaría automáticamente a una mejora de los niveles de vida y una reducción de la jornada laboral. Pero eso no pasa bajo el capitalismo, donde cada empresa intenta reducir sus costes para mantenerse a flote, lo que significa mantener bajos los niveles de vida de los trabajadores.
La inhumanidad e irracionalidad de la toma de decisiones bajo el capitalismo son tan grandes que ni siquiera los jefes son libres para hacer lo que quieran. Pueden decidir explotar a sus trabajadores de una manera u otra, pero no pueden elegir no hacerlo, ni hacerlo en menor medida que otros capitalistas, a no ser que quieran quebrar. Ellos mismos están sujetos a un sistema que persigue su implacable objetivo sean cuales sean los sentimientos de los individuos. El capitalismo es una carrera de ratas. Cualquier empresario que no sea una rata, que intente tratar bien a sus trabajadores, poniendo sus necesidades por encima de la competitividad, no durará mucho tiempo."
(La locura del mercado, Chris Harman)
Es un Frankenstein que nos devora... y su mejor aliado es el animal que todos llevamos dentro y ese animal nunca está lo suficientemente seguro, nunca tiene suficiente alimento, nunca hace el suficiente calor en su cobijo durante el invierno.
El capitalismo es la manifestación cultural mas sofisticada de nuestra más pura animalidad, un sistema complejo movido por impulsos y en el que nuestra parte racional y moral sólo existe para justificarlos.
No es en absoluto un avance.
Es la peor parte del ser humano dominando a la mejor, el egoísmo imponiéndose al altruismo.
El capitalismo por encima de todo y en su origen es una enfermedad del alma que nos lleva al desastre de un mundo peor, a una paradoja de riqueza material y de miseria moral de la que todos somos cómplices.
3
La sociedad de consumo es el perfecto mecanismo de dominación.
La respuesta definitiva de la clase dominante a dos siglos de enfrentamiento.
Ahora pueden producir y acumular en paz... Y vaya si lo están haciendo, hasta niveles absurdos de riqueza que consisten en tener siete casas en lugar de cuatro o tres aviones en lugar de uno.
E inocentemente los humillados y ofendidos pensamos que van a tener suficiente, que nos van a dejar un pequeño lugar a cada uno de nosotros mientras nos drogamos entrando y saliendo de tiendas, supermercados y tiendas de ocio como si fueran fumaderos de opio, pero la verdad es que lo quieren todo. Es así de irracional el tema... si pudieran tener veinte casas las tendrían.
4
Como mínimo, y como dice Stephane Hèssel, deberíamos desconfiar, indignarnos.
miércoles, abril 20, 2011
martes, abril 19, 2011
"Otro elemento que favorece a la “gobernabilidad” es el consumismo. La cultura transmitida por los medios de comunicación no es una cultura solidaria sino una cultura que promueve el hedonismo individualista.
A nivel de las grandes masas se logró con éxito convertir lo superfluo en necesidad y al hacerlo y promover la compra a plazos se creó, como dice Tomás Moulián, un nuevo mecanismo de domesticación. El endeudamiento masivo no solo sirve para mantener o ampliar el mercado interno sino que opera también como un dispositivo de integración social.Es necesario asegurar el puesto de trabajo y hacer méritos que permitan lograr el ascenso profesional para lograr nuevas oportunidades de consumo: conseguir la casa propia, el automóvil, el más reciente equipo de audio, el último modelo de televisor.
El actual modelo a diferencia del modelo mercado-internista, no recurre a políticas populistas, recurre a someter al trabajador al cautiverio de sus deudas esclavo de la perpetua seducción de objetos que se ofrecen a sus ojos como realización de la verdadera vida. ¿Qué energía participativa, movilizadora, qué capacidad de riesgo puede tener un trabajador enfrentado tanto a la inestabilidad de su empleo como al cumplimiento religioso del pago de sus cuotas de crédito, cuyo incumplimiento lo transforma en un sub-hombre, alguien a quien le están negados los sueños futuros del confort?"
(Reconstruyendo la izquierda, Marta Harnecker)
A nivel de las grandes masas se logró con éxito convertir lo superfluo en necesidad y al hacerlo y promover la compra a plazos se creó, como dice Tomás Moulián, un nuevo mecanismo de domesticación. El endeudamiento masivo no solo sirve para mantener o ampliar el mercado interno sino que opera también como un dispositivo de integración social.Es necesario asegurar el puesto de trabajo y hacer méritos que permitan lograr el ascenso profesional para lograr nuevas oportunidades de consumo: conseguir la casa propia, el automóvil, el más reciente equipo de audio, el último modelo de televisor.
El actual modelo a diferencia del modelo mercado-internista, no recurre a políticas populistas, recurre a someter al trabajador al cautiverio de sus deudas esclavo de la perpetua seducción de objetos que se ofrecen a sus ojos como realización de la verdadera vida. ¿Qué energía participativa, movilizadora, qué capacidad de riesgo puede tener un trabajador enfrentado tanto a la inestabilidad de su empleo como al cumplimiento religioso del pago de sus cuotas de crédito, cuyo incumplimiento lo transforma en un sub-hombre, alguien a quien le están negados los sueños futuros del confort?"
(Reconstruyendo la izquierda, Marta Harnecker)
"El ideal clásico de la ciencia, el descubrimiento de un mundo inteligible pero sin memoria, sin historia, remite a la pesadilla anunciada por Kundera, Huxley y, sobre todo, Orwell: en «1984» la propia lengua está desgajada de su pasado, y por consiguiente también de su poder de invención de futuros, contribuye a hacer prisioneros a los hombres en un presente sin recurso ni alternativa. Esta pesadilla es la del poder, no ya la de la racionalidad científica. Esta no permite ya definir la supresión de la memoria, la eliminación de los relatos, la reducción de la imaginación como purificaciones, precio legítimo para la constitución de la sociedad en objeto de ciencia; por el contrario, ella lleva a caracterizarlas como mutilaciones destructoras de lo que se intenta comprender."
(Tiempo y eternidad, Ilya Prigogine)
El poder nos quiere única y exclusivamente centrados en el presente, sin ambiciones ni memoria.
(Tiempo y eternidad, Ilya Prigogine)
El poder nos quiere única y exclusivamente centrados en el presente, sin ambiciones ni memoria.
GOODBYE BAFANA
"Goodbye Bafana" narra la evolución personal de James Gregory, el carcelero del lider africano Nelson Mandela durante la mayor parte de los 30 años que estuvo preso en las cárceles sudafricanas. "Goodbye Bafana" es una película sobre la conciencia, sobre los ojos que miran y quieren ver una realidad injusta.
Poco a poco, Gregory (interpretado de manera correcta por el correcto "low profile" de Joseph Fiennes) va siendo consciente de lo injusto de una situación. Determinados sucesos puntuales marcan la evolución de Gregory hacia el cuestionamiento de una realidad desde dentro del sistema del Apartheid, toma de conciencia modesta que pondrá en cuestión su carrera hasta que la suerte y el propio desarrollo político de la situación sudafricana sacarán a Gregory del ostracismo devolviéndole al otro lado de la puerta que encierra a Mandela.
"Goodbye Bafana" tiene el defecto de ser quizá demasiado fría. La mirada de su director Bille August resulta demasiado distanciada, aspecto que perjudica a la película de manera ostensible porque esa frialdad se combina con la frialdad de su protagonista. En ciertos momentos de la película la mirada de Fiennes debería decir más, entre otras cosas porque es la única ventana que Bille August deja abierta para que el espectador se asome al verdadero contenido de la película, al emocional.
Claramente, y para mi gusto, esa doble frialdad lastra las posibilidades de la película.
Interesante, pero desaprovechada.
"Goodbye Bafana" narra la evolución personal de James Gregory, el carcelero del lider africano Nelson Mandela durante la mayor parte de los 30 años que estuvo preso en las cárceles sudafricanas. "Goodbye Bafana" es una película sobre la conciencia, sobre los ojos que miran y quieren ver una realidad injusta.
Poco a poco, Gregory (interpretado de manera correcta por el correcto "low profile" de Joseph Fiennes) va siendo consciente de lo injusto de una situación. Determinados sucesos puntuales marcan la evolución de Gregory hacia el cuestionamiento de una realidad desde dentro del sistema del Apartheid, toma de conciencia modesta que pondrá en cuestión su carrera hasta que la suerte y el propio desarrollo político de la situación sudafricana sacarán a Gregory del ostracismo devolviéndole al otro lado de la puerta que encierra a Mandela.
"Goodbye Bafana" tiene el defecto de ser quizá demasiado fría. La mirada de su director Bille August resulta demasiado distanciada, aspecto que perjudica a la película de manera ostensible porque esa frialdad se combina con la frialdad de su protagonista. En ciertos momentos de la película la mirada de Fiennes debería decir más, entre otras cosas porque es la única ventana que Bille August deja abierta para que el espectador se asome al verdadero contenido de la película, al emocional.
Claramente, y para mi gusto, esa doble frialdad lastra las posibilidades de la película.
Interesante, pero desaprovechada.
miércoles, abril 13, 2011
ARO TOLBUKHIN: EN LA MENTE DEL ASESINO
No es que el director mallorquín Agustín de Villaronga haga comedias precisamente. Su cine es oscuro y complejo, intenta profundizar en los aspectos sombríos del ser humano, en los sótanos y en los desvanes de nuestro yo racional, descorriendo cortinas y abriendo baúles en busca de los motivos que explican el sufrimiento y el dolor. Y en este sentido, la infancia y la adolescencia como territorios donde las cosas siempre suceden por primera vez -y las huellas que dejan esos primeros acontecimientos permanecen para siempre guardadas en esos lugares de olvido- son los lugares donde se resuelve lo esencial de su cine.
Con "Aro Tolbukhin", Villaronga conjura de nuevo a todos sus demonios preferidos y sus obsesiones. Valiéndose de un formato documental combinado con dramatizaciones, el mallorquín intenta comprender las razones que llevaron al hungaro Aro Tolbukhin a convertirse en un asesino en serie en la Guatemala de principios de la década de los ochentas del siglo pasado.
Y como no podía ser de otra forma, la explicación siempre se encuentra al principio de todo, cuando todo comienza, con una historia heterodoxa y extrema que sucede más allá de los límites definidos socialmente para los sentimientos y con la familia convertida en fábrica de tullidos como terreno de juego.
Como una vez dijo Hunter S. Thompson, sólo los que han estado más allá de la línea saben en qué consiste estar allí... pero jamás regresan y el protagonista de esta película es uno de esos personajes que fueron más allá y no pudieron regresar. Y Villaronga quiere mostrarnos sus razones, describirnos los tonos que componen el aroma corrupto destilado por esta flor del mal con aspecto de ser humano.
No se trata de si este personaje existió o no, que es un debate que acompaña a esta película desde su estreno. El interés de Villaronga es mostrar las causas del mal infringido: el insoportable dolor, la traicionera soledad que a veces lleva a las personas a convertirse en monstruos casi sin quererlo, poco a poco, a base de mucha ausencia de amor y de mucha presencia del sufrimiento.
En las raíces del mal, siempre hay un mal infringido.
Su planteamiento nunca será mayoritario.
Brillante.
No es que el director mallorquín Agustín de Villaronga haga comedias precisamente. Su cine es oscuro y complejo, intenta profundizar en los aspectos sombríos del ser humano, en los sótanos y en los desvanes de nuestro yo racional, descorriendo cortinas y abriendo baúles en busca de los motivos que explican el sufrimiento y el dolor. Y en este sentido, la infancia y la adolescencia como territorios donde las cosas siempre suceden por primera vez -y las huellas que dejan esos primeros acontecimientos permanecen para siempre guardadas en esos lugares de olvido- son los lugares donde se resuelve lo esencial de su cine.
Con "Aro Tolbukhin", Villaronga conjura de nuevo a todos sus demonios preferidos y sus obsesiones. Valiéndose de un formato documental combinado con dramatizaciones, el mallorquín intenta comprender las razones que llevaron al hungaro Aro Tolbukhin a convertirse en un asesino en serie en la Guatemala de principios de la década de los ochentas del siglo pasado.
Y como no podía ser de otra forma, la explicación siempre se encuentra al principio de todo, cuando todo comienza, con una historia heterodoxa y extrema que sucede más allá de los límites definidos socialmente para los sentimientos y con la familia convertida en fábrica de tullidos como terreno de juego.
Como una vez dijo Hunter S. Thompson, sólo los que han estado más allá de la línea saben en qué consiste estar allí... pero jamás regresan y el protagonista de esta película es uno de esos personajes que fueron más allá y no pudieron regresar. Y Villaronga quiere mostrarnos sus razones, describirnos los tonos que componen el aroma corrupto destilado por esta flor del mal con aspecto de ser humano.
No se trata de si este personaje existió o no, que es un debate que acompaña a esta película desde su estreno. El interés de Villaronga es mostrar las causas del mal infringido: el insoportable dolor, la traicionera soledad que a veces lleva a las personas a convertirse en monstruos casi sin quererlo, poco a poco, a base de mucha ausencia de amor y de mucha presencia del sufrimiento.
En las raíces del mal, siempre hay un mal infringido.
Su planteamiento nunca será mayoritario.
Brillante.
martes, abril 12, 2011
EN UN MUNDO MEJOR
La ganadora del Oscar y del Globo de Oro a la mejor película extranjera es una película más que estimable.
"En un mundo mejor" cuenta varias historias que se entrecruzan a lo largo de su duración. Esta la historia de un padre y de su hijo bajo el impacto de la muerte de la esposa y de la madre por un cáncer, también se nos narra la historia de una pareja de médicos en crisis, separados por la dedicación de él como cooperante en Africa y por último está la historia que une a estas dos historias, la que sucede en el colegio al que acuden Christian, el hijo sin madre e Iván, el hijo mayor del matrimonio de médicos.
Y lo más importante que presente "En un mundo mejor" es el modo casi documental en que todos y cada uno de estos personajes se enfrentan a su propia situación en un mundo complicado, lleno de estímulos negativos basados en la frustración y la violencia que lo hacen todo aún más complicado. A lo largo de su duración, "En un mundo mejor" nos muestra el esfuerzo individual por encontrar un sentido, una situación de equilibro por encima de las circunstancias que todos y cada uno de los personajes viven.
Y en este sentido, el personaje de Anton, el médico cooperante, resume en si mismo el esfuerzo de los personajes elevándolo a los laicos altares de la condición humana, porque Anton es el perfecto y medido retrato de un hombre bueno, esforzándose constantemente por hacer lo que considera correcto pese a los obstáculos que constantemente sus propias imperfecciones y las de un mundo -que en absoluto es mejor-, le plantean.
La clase de seres humanos a la que pertenece Anton son los que hacen que este mundo sea mejor y en su triunfo descansa la utópica posibilidad de que así sea.
Y si algo queda claro tras la visión de "En un mundo mejor" es la responsabilidad individual que cada uno tenemos en el día a día para que las cosas mejoren. El esfuerzo de Anton y del resto de personajes, contra si mismos y sus circunstancias, así lo demuestran.
"En un mundo mejor" es una crónica casi documental que nos muestra la escasa distancia que separa el encontrarse del perderse.
Lo importante no es la constatación de un entorno hostil y violento al que hay que enfrentarse, sino la posibilidad real de seres humanos como Anton, en su actitud descansa la posibilidad de un mundo mejor.
Brillante.
La ganadora del Oscar y del Globo de Oro a la mejor película extranjera es una película más que estimable.
"En un mundo mejor" cuenta varias historias que se entrecruzan a lo largo de su duración. Esta la historia de un padre y de su hijo bajo el impacto de la muerte de la esposa y de la madre por un cáncer, también se nos narra la historia de una pareja de médicos en crisis, separados por la dedicación de él como cooperante en Africa y por último está la historia que une a estas dos historias, la que sucede en el colegio al que acuden Christian, el hijo sin madre e Iván, el hijo mayor del matrimonio de médicos.
Y lo más importante que presente "En un mundo mejor" es el modo casi documental en que todos y cada uno de estos personajes se enfrentan a su propia situación en un mundo complicado, lleno de estímulos negativos basados en la frustración y la violencia que lo hacen todo aún más complicado. A lo largo de su duración, "En un mundo mejor" nos muestra el esfuerzo individual por encontrar un sentido, una situación de equilibro por encima de las circunstancias que todos y cada uno de los personajes viven.
Y en este sentido, el personaje de Anton, el médico cooperante, resume en si mismo el esfuerzo de los personajes elevándolo a los laicos altares de la condición humana, porque Anton es el perfecto y medido retrato de un hombre bueno, esforzándose constantemente por hacer lo que considera correcto pese a los obstáculos que constantemente sus propias imperfecciones y las de un mundo -que en absoluto es mejor-, le plantean.
La clase de seres humanos a la que pertenece Anton son los que hacen que este mundo sea mejor y en su triunfo descansa la utópica posibilidad de que así sea.
Y si algo queda claro tras la visión de "En un mundo mejor" es la responsabilidad individual que cada uno tenemos en el día a día para que las cosas mejoren. El esfuerzo de Anton y del resto de personajes, contra si mismos y sus circunstancias, así lo demuestran.
"En un mundo mejor" es una crónica casi documental que nos muestra la escasa distancia que separa el encontrarse del perderse.
Lo importante no es la constatación de un entorno hostil y violento al que hay que enfrentarse, sino la posibilidad real de seres humanos como Anton, en su actitud descansa la posibilidad de un mundo mejor.
Brillante.
domingo, abril 10, 2011
LA LEGIÓN DEL AGUILA
Entretenida película de aventuras con la Britania ocupada por Roma de fondo.
Marco Aquila regresa como comandante de un puesto avanzado, sobre su familia cae la vergüenza y el deshonor y su objetivo principal es lavar esa mancha. Veinte años antes, su padre estaba al mando de la Novena Legión que desapareció sin dejar rastro en tierras bárbaras, incluyendo el águila que representa el honor de Roma. Con ayuda de su esclavo Esca, Aquila emprenderá la aventura de recuperar ese águila y con ella el perdido honor de su familia.
Por encima de todo, "La legión del águila" es una película de aventuras de corte clásico, que sin pretensiones de ningún tipo resulta entretenida hasta su final, si bien éste resulta demasiado previsible y fácil, no estando a la altura de la historia que culmina y lastrando la impresión que deja la película.
Se agradece la ausencia de efectos especiales, descansando todo el peso de la misma en los personajes, en los sentimientos buenos o malos que aquellos albergan y las situaciones dramáticas a cuyos rigores sus respectivos intereses les exponen. Y lo mejor que se puede decir de "La legión del águila" es que se trata de una de esas historias que bien puede uno encontrarse en alguna película antigua en cinemascope y technicolor.
Entretenida.
Entretenida película de aventuras con la Britania ocupada por Roma de fondo.
Marco Aquila regresa como comandante de un puesto avanzado, sobre su familia cae la vergüenza y el deshonor y su objetivo principal es lavar esa mancha. Veinte años antes, su padre estaba al mando de la Novena Legión que desapareció sin dejar rastro en tierras bárbaras, incluyendo el águila que representa el honor de Roma. Con ayuda de su esclavo Esca, Aquila emprenderá la aventura de recuperar ese águila y con ella el perdido honor de su familia.
Por encima de todo, "La legión del águila" es una película de aventuras de corte clásico, que sin pretensiones de ningún tipo resulta entretenida hasta su final, si bien éste resulta demasiado previsible y fácil, no estando a la altura de la historia que culmina y lastrando la impresión que deja la película.
Se agradece la ausencia de efectos especiales, descansando todo el peso de la misma en los personajes, en los sentimientos buenos o malos que aquellos albergan y las situaciones dramáticas a cuyos rigores sus respectivos intereses les exponen. Y lo mejor que se puede decir de "La legión del águila" es que se trata de una de esas historias que bien puede uno encontrarse en alguna película antigua en cinemascope y technicolor.
Entretenida.
"Entonces, hace unos 10.000 años, en diferentes partes del mundo, el trabajo humano empezó a incluir el cultivo y la domesticación de animales. Pero la organización del trabajo aún no implicaba que un grupo social ganduleara inactivo mientras todos los demás trabajaban. Aún existía una cierta igualdad entre todos los hombres y mujeres, con una redistribución de la comida, el refugio y la ropa de acuerdo con las necesidades de la gente, una situación que se mantuvo en muchas partes del mundo hasta las conquistas coloniales del siglo XIX.
En esas sociedades no encontramos ningún rastro del "egoísmo", la "avaricia" y la "competitividad" de la "naturaleza humana" que damos por hecho bajo el capitalismo. Así, un observador del siglo XVIII de los cultivadores iroqueses explicó:
Si una cabaña de iroqueses hambrientos encuentra a otra con las provisiones no totalmente exhaustas, los últimos comparten con los recién llegados lo poco que les queda sin esperar a que se lo pidan, aunque así se estén exponiendo ellos mismos a los mismos riesgos de morir que aquellos a quienes ayudan.
Sobre otro grupo, los Montagnais, un jesuita escribió:
La ambición y la avaricia no existen en los grandes bosques (...) se contentan con el mero hecho de vivir, ninguno de ellos se ha vendido al diablo para conseguir riqueza.
Y un estudio clásico de los ganaderos Nuer de África del Este informaba que "En general podemos decir que nadie muere de hambre en un poblado Nuer a no ser que todos se estén muriendo de hambre"."
(La locura del mercado, Chris Harman)
En esas sociedades no encontramos ningún rastro del "egoísmo", la "avaricia" y la "competitividad" de la "naturaleza humana" que damos por hecho bajo el capitalismo. Así, un observador del siglo XVIII de los cultivadores iroqueses explicó:
Si una cabaña de iroqueses hambrientos encuentra a otra con las provisiones no totalmente exhaustas, los últimos comparten con los recién llegados lo poco que les queda sin esperar a que se lo pidan, aunque así se estén exponiendo ellos mismos a los mismos riesgos de morir que aquellos a quienes ayudan.
Sobre otro grupo, los Montagnais, un jesuita escribió:
La ambición y la avaricia no existen en los grandes bosques (...) se contentan con el mero hecho de vivir, ninguno de ellos se ha vendido al diablo para conseguir riqueza.
Y un estudio clásico de los ganaderos Nuer de África del Este informaba que "En general podemos decir que nadie muere de hambre en un poblado Nuer a no ser que todos se estén muriendo de hambre"."
(La locura del mercado, Chris Harman)
sábado, abril 09, 2011
THE LAST STATION
Todo un descubrimiento esta película de Michael Hoffman.
Centrada en los últimos meses de la vida del genial escritor ruso Leon Tolstoy, "The last station" utiliza este soporte histórico real para hacer un discurso hermoso sobre esa cosa extraña que llamamos amor, poniendo el tiempo de por medio.
Valentin un jóven admirador del escritor ruso es enviado como secretario personal a su casa de campo, allí conocerá de primera mano la conflictiva relación que existe en el anciano matrimonio Tolstoy. Al mismo tiempo se enamorará de la joven Masha.
Amor en la juventud y amor en la vejez, siempre complicados, porque nos toca aquello que casi nunca suele tocarse, pero siempre también abriéndose paso por encima de todas las circunstancias y por el simple hecho del misterioso poder vinculante entre seres humanos que encierra este inmarcesible y proteico sentimiento.
Extraordinaria.
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