sábado, enero 09, 2016
La ciudad está llena de oficinistas
que, suspirantes, simplemente suspiran por suspirar
mientras, para su siempre ignorada desgracia,
tan honestos y formales como les supone
la vigente legislación,
muy sesudamente confunden
el pájaro con la jaula,
las piscinas vacías con el mar en calma,
caer con volar.
que, suspirantes, simplemente suspiran por suspirar
mientras, para su siempre ignorada desgracia,
tan honestos y formales como les supone
la vigente legislación,
muy sesudamente confunden
el pájaro con la jaula,
las piscinas vacías con el mar en calma,
caer con volar.
miércoles, enero 06, 2016
Steve Jobs
Nada malo podía salir de la colaboración entre dos genios: Aaron Sorkin a cargo de las palabras y Danny Boyle, de las imágenes.
El resultado de su trabajo conjunto es esta magnífica "Steve Jobs" quién a su vez está consagrada a componer el retrato de uno de los genios de la sociedad de la información en la que los estratos más privilegiados del planeta vivimos.
El enfoque me parece genial.
La película está estructurada en tres actos que se corresponden con el lanzamiento de los tres primeros productos de cuya conceptualización Jobs fue responsable: Macintosh, Next y el definitivo iMac que devolvió a Apple a una posición de liderazgo que ya no ha abandonado.
En cada uno de esos tres momentos, y a través de una serie de personajes que salen al paso firme del protagonista, Sorkin aprovecha para pasar revista a la compleja personalidad de Jobs, la personalidad de un genio que resulta difícil e incomprensible para todos aquellos que le rodean.
Todo es brillante en "Steve Jobs", la manera en que se cuenta (Sorkin vuelve a resultar excepcional componiendo diálogos llenos de inteligencia) pero también, y fundamentalmente, lo que se cuenta. En este aspecto, la película pone por obra el fenómeno de eso que se llama genio en estado puro.
Una genialidad que se manifiesta en lo que en un momento de la película se llama "campo de distorsión de la realidad" y que no es otra cosa que a manera especial, heterodoxamente enfocada de ver las cosas que Jobs tiene. Una manera que sirve para producir lo que Jobs produce pero también complica su propia vida y sus relaciones con lo demás.
En este sentido, para bien o para mal, Jobs no puede disociarse de sus "visiones", de su manera peculiar de entender las cosas que le lleva a pensar el hardware y el software para internet antes de que este llegue, pero también le conduce a complicadas e inexplicables relaciones con todos aquellos que le rodea, especialmente con Lisa, la hija de su primera relación.
Con estos mimbres, Sorkin juega de manera excepcional para componer un Steve Jobs fascinante, propietario de un peligroso encanto que se apodera del espectador del mismo modo que lo hace con todos esos personajes que pululan a su alrededor y que constantemente son repelidos y atraídos por su compleja personalidad.
Para Sorkin, los designios de la genialidad son inescrutables y ese es precisamente su encanto... cuando dejan de serlo y se revelan con resultados precisos y perfectos.
El magnífico final de la película se construye en torno a ese poderoso efecto.
De lo mejor del año cinematográfico que ya ha terminado.
El resultado de su trabajo conjunto es esta magnífica "Steve Jobs" quién a su vez está consagrada a componer el retrato de uno de los genios de la sociedad de la información en la que los estratos más privilegiados del planeta vivimos.
El enfoque me parece genial.
La película está estructurada en tres actos que se corresponden con el lanzamiento de los tres primeros productos de cuya conceptualización Jobs fue responsable: Macintosh, Next y el definitivo iMac que devolvió a Apple a una posición de liderazgo que ya no ha abandonado.
En cada uno de esos tres momentos, y a través de una serie de personajes que salen al paso firme del protagonista, Sorkin aprovecha para pasar revista a la compleja personalidad de Jobs, la personalidad de un genio que resulta difícil e incomprensible para todos aquellos que le rodean.
Todo es brillante en "Steve Jobs", la manera en que se cuenta (Sorkin vuelve a resultar excepcional componiendo diálogos llenos de inteligencia) pero también, y fundamentalmente, lo que se cuenta. En este aspecto, la película pone por obra el fenómeno de eso que se llama genio en estado puro.
Una genialidad que se manifiesta en lo que en un momento de la película se llama "campo de distorsión de la realidad" y que no es otra cosa que a manera especial, heterodoxamente enfocada de ver las cosas que Jobs tiene. Una manera que sirve para producir lo que Jobs produce pero también complica su propia vida y sus relaciones con lo demás.
En este sentido, para bien o para mal, Jobs no puede disociarse de sus "visiones", de su manera peculiar de entender las cosas que le lleva a pensar el hardware y el software para internet antes de que este llegue, pero también le conduce a complicadas e inexplicables relaciones con todos aquellos que le rodea, especialmente con Lisa, la hija de su primera relación.
Con estos mimbres, Sorkin juega de manera excepcional para componer un Steve Jobs fascinante, propietario de un peligroso encanto que se apodera del espectador del mismo modo que lo hace con todos esos personajes que pululan a su alrededor y que constantemente son repelidos y atraídos por su compleja personalidad.
Para Sorkin, los designios de la genialidad son inescrutables y ese es precisamente su encanto... cuando dejan de serlo y se revelan con resultados precisos y perfectos.
El magnífico final de la película se construye en torno a ese poderoso efecto.
De lo mejor del año cinematográfico que ya ha terminado.
martes, enero 05, 2016
Transformar el mundo. Neil Davidson
“Como vimos en el capítulo 6, Adam Smith, que era amigo de Hume, también basaba su apoyo a la sociedad comercial en una hipótesis referida a los probables efectos positivos comparados con los del absolutismo feudal. La esperanza que Lukacs calificaba acertadamente como universal entre los intelectuales burgueses de la época de que esa libertad democrática burguesa y la supremacía de la economía conducirían un día a la salvación de la humanidad no se ha visto ni se verá nunca cumplida.
Los pensadores revolucionarios de la burguesía afrontaban un fenómeno nuevo y se les puede perdonar por eso no entender plenamente su alcance. Pero ahora que las consecuencias del capitalismo realmente existente han sido experimentados durante más de 200 años y ha quedado claro para la mayoría de la humanidad los efectos deshumanizadores de la división del trabajo ya especificados por Adam Smith no eran un subproducto desafortunado sino la propia esencia del sistema hay menos excusas para ese desconocimiento…. Las expectativas que los economistas políticos como Hume y Smith tenían con respecto al capitalismo se han visto defraudadas y las predicciones que hicieron desmentidas.”
Los pensadores revolucionarios de la burguesía afrontaban un fenómeno nuevo y se les puede perdonar por eso no entender plenamente su alcance. Pero ahora que las consecuencias del capitalismo realmente existente han sido experimentados durante más de 200 años y ha quedado claro para la mayoría de la humanidad los efectos deshumanizadores de la división del trabajo ya especificados por Adam Smith no eran un subproducto desafortunado sino la propia esencia del sistema hay menos excusas para ese desconocimiento…. Las expectativas que los economistas políticos como Hume y Smith tenían con respecto al capitalismo se han visto defraudadas y las predicciones que hicieron desmentidas.”
Transformar el mundo. Neil Davidson
“La distinción entre la razón y las pasiones era muy anterior a Hume y la Ilustración. En la tradición británica de la filosofía política esos dos términos eran habitualmente considerados opuestos:; tanto Hobbes, como sus críticos, por ejemplo, pensaban que sucumbir a las pasiones significaba renunciar a la capacidad de razonar, aunque eso los llevara a conclusiones políticas muy distintas. Para Hume la relación era muy diferente. Entendiendo las pasiones como necesidades o deseos, Hume escribió que la razón es, y no podría ser de otra forma, esclava de las pasiones, y nunca puede pretender otra función que servirlas y obedecerlas… En cierto sentido Weber iba a reformular más tarde la distinción de Hume entre la razón y las pasiones como la que hay entre la racionalidad instrumental y la racionalidad del valor. Para Weber, los valores (fines) eran creencias fundamentales que pueden ser de por sí irracionales, pero a los que uno se puede adherir por medios racionales”
lunes, enero 04, 2016
The Walk
Lo mejor que tiene "The Walk" creo que pasa desapercibido a la mirada del espectador que, simplemente y merced al gran trabajo del equipo de producción de la película, dan por hecha su existencia.
Lo mejor que tiene "The Walk" es que, merced a un magnífico trabajo de efectos especiales, las torres gemelas del World Trade Center vuelven a existir.
En este sentido, la película cierra el circulo de los efectos especiales, un circulo que va desde su existencia para mostrar lo que no es posible, lo irreal, a su presencia para construir una realidad que fue.
Ni monstruos ni galaxias ni naves estelares.
Zemeckis utiliza los efectos especiales digitales para construir una imagen cotidiana del pasado, resucitar el contexto sobre el que Philippe Petit, el equilibrista cuya historia da razón de ser a la película, realiza ese espectacular paseo que yo mismo recuerdo haber visto por televisión.
Y el resultado es perfecto.
Pero además y por si esto fuera poco, la película maneja los efectos especiales con la suficiente maestría narrativa como para hacer que el espectador se suba con Petit a lo más alto de las torres gemelas.
Hacía tiempo que el cine no me despertaba una respuesta tan física, que no me hacía temer la posibilidad de cualquier error o paso en falso que produjese la consiguiente caída al vacío.
No puedo imaginar como serán esos interminables diez minutos en los que Petit se mueve de una torre a otra en 3D, pero seguro que acercarán al cine a ese componente de atracción de feria que forma parte de su código genético.
En esta ocasión, "The Walk" convierte lo circense, que tanto he criticado en el cine industrial, en algo positivo.
La tensión y la emoción están ahí... a punto de caer al vacío.
Y también está la preciosa Charlotte Le Bon... una presencia a seguir.
Zemeckis es uno de los grandes.
Porque, y aunque con trazo grueso suele ser calificado como un director de efectos especiales, lo cierto es que como ninguno de sus colegas de generación y posteriores se las ha arreglado para dotar de un cierto corazón a toda esa digital mecánica celeste de ingenios y fascinaciones.
Excitante.
Lo mejor que tiene "The Walk" es que, merced a un magnífico trabajo de efectos especiales, las torres gemelas del World Trade Center vuelven a existir.
En este sentido, la película cierra el circulo de los efectos especiales, un circulo que va desde su existencia para mostrar lo que no es posible, lo irreal, a su presencia para construir una realidad que fue.
Ni monstruos ni galaxias ni naves estelares.
Zemeckis utiliza los efectos especiales digitales para construir una imagen cotidiana del pasado, resucitar el contexto sobre el que Philippe Petit, el equilibrista cuya historia da razón de ser a la película, realiza ese espectacular paseo que yo mismo recuerdo haber visto por televisión.
Y el resultado es perfecto.
Pero además y por si esto fuera poco, la película maneja los efectos especiales con la suficiente maestría narrativa como para hacer que el espectador se suba con Petit a lo más alto de las torres gemelas.
Hacía tiempo que el cine no me despertaba una respuesta tan física, que no me hacía temer la posibilidad de cualquier error o paso en falso que produjese la consiguiente caída al vacío.
No puedo imaginar como serán esos interminables diez minutos en los que Petit se mueve de una torre a otra en 3D, pero seguro que acercarán al cine a ese componente de atracción de feria que forma parte de su código genético.
En esta ocasión, "The Walk" convierte lo circense, que tanto he criticado en el cine industrial, en algo positivo.
La tensión y la emoción están ahí... a punto de caer al vacío.
Y también está la preciosa Charlotte Le Bon... una presencia a seguir.
Zemeckis es uno de los grandes.
Porque, y aunque con trazo grueso suele ser calificado como un director de efectos especiales, lo cierto es que como ninguno de sus colegas de generación y posteriores se las ha arreglado para dotar de un cierto corazón a toda esa digital mecánica celeste de ingenios y fascinaciones.
Excitante.
sábado, enero 02, 2016
La Confesión
Dirigida en 1970 por Costa Gavras, una de las máximas figuras del cine político europeo, "La Confesión" presenta una crónica terrible y exhaustiva de los peores horrores del estalinismo soviético.
La película se basa en un guión de Jorge Semprun que, a su vez, se basa en la biografía de Artur London, un dirigente comunista checo que en el año 1952 fue parte (y victima) del llamado proceso de Praga. Este proceso también se llama el proceso Slansky puesto que la máxima figura del proceso fue Rudolf Slansky, secretario general del partido comunista checo hasta que dejó de serlo.
Todos los juzgados formaban parte del comité central que comandaba Slansky y fueron acusados de partidarios del comunismo que preconizaba el dirigente yugoslavo Tito y fueron considerados traidores por las autoridades sovieticas que por aquel entonces rompieron relaciones con el mariscal yugoslavo.
La mayoría de los juzgados fueron condenados a muerte y solo unos pocos, entre los que se encontraba London, lograron sobrevivir por ocupar posiciones secundarias en el comité central caído en desgracia.
El proceso Slansky es sólo un jalón más dentro de las complejas relaciones que la Unión Soviética tuvo con su área de influencia europea, conseguida por conquista militar y mediante accesos al poder nada democráticos-
En los estados que habían surgido de los restos de la vieja Prusia y del aun mas viejo imperio austro-hungaro, el comunismo no se impuso de manera natural sino por necesidad. En la mayoría de ellos se hicieron elecciones democráticas que los partidos comunistas jamás ganaron de manera clara, pero con la ayuda de la URSS se las arreglaron para acabar en el poder.
Y dentro de ese area de influencia soviética, Yugoslavia, Checoslovaquia y Hungria eran sociedades complejas y cultas, puramente centroeuropeas que nunca se llevaron bien con el totalitarismo asiático que la Unión Soviética proponía y como escribo las relaciones siempre fueron difíciles (por decirlo con fineza) con ellas,
En cualquier caso, "La Confesión" nos propone un viaje a las profundidades de la locura totalitaria estalinista.
La mayor parte de la película se centra en el proceso de detención, aislamiento y tortura del protagonista al que da magníficamente vida un estupendo Ives Montand.
Y nos muestra la especial locura de estos juicios de los que el ex-seminarista Stalin era muy partidario y que consistía en una confesión pública de los errores y delitos cometidos, errores y delitos que por supuesto el acusado no había cometido pero que terminaba confesando merced a los procesos de lavado e cerebro y tortura.
Así, el espectador contempla con horror como, poco a poco, la resistencia de Gerard, el protagonista, va siendo quebrada hasta que este termina firmando todo los papeles que le llegan permitiendo a sus captores construir una realidad alternativa y política por servir a los intereses del partido.
Vuelvo a repetir que la interpretación de Montand es espectacular, llegando a perder quince kilos en el real y mostrando el proceso de consunción al que como individuo es sometido.
En este sentido, "La Confesión" resulta interesante también por mostrar precisamente la fragilidad del individuo y guarda una lección que aprender en esta época donde la reivindicación del individuo parece un incontestable asunto de fe.
No es bueno que el hombre esté solo y el hombre como individuo aislado siempre lo está.
En cualquier caso, "La Confesión" tiene ese toque especial que Costa Gavras tiene para contar las historias, un toque siempre muy cinematográfico y directamente relacionado con el "thriller", resultando siempre sus películas interesantes de ver no sólo por lo que narra sino por la manera en que este francés de origen griego las cuenta.
Y "La Confesión" se encuentra entre las mejores de su comprometida filmografía.
Imprescindible.
La película se basa en un guión de Jorge Semprun que, a su vez, se basa en la biografía de Artur London, un dirigente comunista checo que en el año 1952 fue parte (y victima) del llamado proceso de Praga. Este proceso también se llama el proceso Slansky puesto que la máxima figura del proceso fue Rudolf Slansky, secretario general del partido comunista checo hasta que dejó de serlo.
Todos los juzgados formaban parte del comité central que comandaba Slansky y fueron acusados de partidarios del comunismo que preconizaba el dirigente yugoslavo Tito y fueron considerados traidores por las autoridades sovieticas que por aquel entonces rompieron relaciones con el mariscal yugoslavo.
La mayoría de los juzgados fueron condenados a muerte y solo unos pocos, entre los que se encontraba London, lograron sobrevivir por ocupar posiciones secundarias en el comité central caído en desgracia.
El proceso Slansky es sólo un jalón más dentro de las complejas relaciones que la Unión Soviética tuvo con su área de influencia europea, conseguida por conquista militar y mediante accesos al poder nada democráticos-
En los estados que habían surgido de los restos de la vieja Prusia y del aun mas viejo imperio austro-hungaro, el comunismo no se impuso de manera natural sino por necesidad. En la mayoría de ellos se hicieron elecciones democráticas que los partidos comunistas jamás ganaron de manera clara, pero con la ayuda de la URSS se las arreglaron para acabar en el poder.
Y dentro de ese area de influencia soviética, Yugoslavia, Checoslovaquia y Hungria eran sociedades complejas y cultas, puramente centroeuropeas que nunca se llevaron bien con el totalitarismo asiático que la Unión Soviética proponía y como escribo las relaciones siempre fueron difíciles (por decirlo con fineza) con ellas,
En cualquier caso, "La Confesión" nos propone un viaje a las profundidades de la locura totalitaria estalinista.
La mayor parte de la película se centra en el proceso de detención, aislamiento y tortura del protagonista al que da magníficamente vida un estupendo Ives Montand.
Y nos muestra la especial locura de estos juicios de los que el ex-seminarista Stalin era muy partidario y que consistía en una confesión pública de los errores y delitos cometidos, errores y delitos que por supuesto el acusado no había cometido pero que terminaba confesando merced a los procesos de lavado e cerebro y tortura.
Así, el espectador contempla con horror como, poco a poco, la resistencia de Gerard, el protagonista, va siendo quebrada hasta que este termina firmando todo los papeles que le llegan permitiendo a sus captores construir una realidad alternativa y política por servir a los intereses del partido.
Vuelvo a repetir que la interpretación de Montand es espectacular, llegando a perder quince kilos en el real y mostrando el proceso de consunción al que como individuo es sometido.
En este sentido, "La Confesión" resulta interesante también por mostrar precisamente la fragilidad del individuo y guarda una lección que aprender en esta época donde la reivindicación del individuo parece un incontestable asunto de fe.
No es bueno que el hombre esté solo y el hombre como individuo aislado siempre lo está.
En cualquier caso, "La Confesión" tiene ese toque especial que Costa Gavras tiene para contar las historias, un toque siempre muy cinematográfico y directamente relacionado con el "thriller", resultando siempre sus películas interesantes de ver no sólo por lo que narra sino por la manera en que este francés de origen griego las cuenta.
Y "La Confesión" se encuentra entre las mejores de su comprometida filmografía.
Imprescindible.
viernes, enero 01, 2016
Capitalismo Global. Jeffry A. Friedman
“Este énfasis en la justicia social reflejaba ciertamente
las obsesiones personales de Soros, pero también la preocupación de que el
capitalismo global no se podía sostener si las masas quedaban excluidas de los
beneficios de la vida económica y política. ‘El sistema capitalista global -decía Soros- ha dado lugar a un campo de
juego muy desigual. La distancia entre ricos y pobres se está ampliando. Esto
es peligroso, porque un sistema que no ofrece cierta esperanza y protección a
los perdedores puede verse trastornado por actos de desesperación.’ Soros
defendía enérgicamente las sociedades abiertas por razones de principio y
pragmáticas, creyendo que el nuevo orden económico internacional precisaba un
compromiso con la justicia social.”
martes, diciembre 29, 2015
Jesus de Montreal
Producida en 1989, "Jesus de Montreal" es la segunda película del canadiense Denys Arcand.
Tras la espectacular "El declive del imperio americano" (1985), Arcand prolonga en esta historia el cuestionamiento de los valores de toda una generación, la que era joven en la contracultural década de los sesentas del siglo pasado, y. lo que es más importante, de la sociedad que aquella finalmente ha producido: fundamentalmente material y nada espiritual, egoísta y nada altruista, táctica y nada estratégica.
Y como en la primera, Arcand empieza constituyendo un grupo de personajes, en este caso actores reclutados por Daniel para realizar una representación de la pasión de Cristo en los jardines de una iglesia de Montreal.
Poco a poco la historia va mostrándose de manera general como una nueva pasión de Cristo pues progresivamente Daniel se revelará como un nuevo Jesucristo enfrentado a las mentiras e hipocresías de una sociedad que cuestione su visión de la religión del mismo modo que la sociedad judía cuestionaba la visión rupturista del que se decía hijo de Dios.
Tengo que decir que por esta especificidad tan católica "Jesús de Montreal" no es una película que me interese demasiado, especialmente su primera hora prácticamente centrada a la construcción del grupo de actores y a la representación de esa pasión que muestra esa visión tan heterodoxa.
A partir de entonces es cuando aparece el conflicto, el cuestionamiento de Daniel y, a su vez, el cuestionamiento de este a aquellos que le censuran.
De todos modos, Arcand es un inteligente constructor de personajes, de diálogos, de posicionamiento y "Jesús de Montreal" ofrece a quien les escribe varias oportunidades para la reflexión, cosa que siempre agradece.
Y al final no deja de tener su gracia esta prolongación de ese declive del imperio americano centrada en la religión, en el corazón espiritual de este mundo que siempre se ha creído mucho mejor de lo que es.
Aceptable.
Tras la espectacular "El declive del imperio americano" (1985), Arcand prolonga en esta historia el cuestionamiento de los valores de toda una generación, la que era joven en la contracultural década de los sesentas del siglo pasado, y. lo que es más importante, de la sociedad que aquella finalmente ha producido: fundamentalmente material y nada espiritual, egoísta y nada altruista, táctica y nada estratégica.
Y como en la primera, Arcand empieza constituyendo un grupo de personajes, en este caso actores reclutados por Daniel para realizar una representación de la pasión de Cristo en los jardines de una iglesia de Montreal.
Poco a poco la historia va mostrándose de manera general como una nueva pasión de Cristo pues progresivamente Daniel se revelará como un nuevo Jesucristo enfrentado a las mentiras e hipocresías de una sociedad que cuestione su visión de la religión del mismo modo que la sociedad judía cuestionaba la visión rupturista del que se decía hijo de Dios.
Tengo que decir que por esta especificidad tan católica "Jesús de Montreal" no es una película que me interese demasiado, especialmente su primera hora prácticamente centrada a la construcción del grupo de actores y a la representación de esa pasión que muestra esa visión tan heterodoxa.
A partir de entonces es cuando aparece el conflicto, el cuestionamiento de Daniel y, a su vez, el cuestionamiento de este a aquellos que le censuran.
De todos modos, Arcand es un inteligente constructor de personajes, de diálogos, de posicionamiento y "Jesús de Montreal" ofrece a quien les escribe varias oportunidades para la reflexión, cosa que siempre agradece.
Y al final no deja de tener su gracia esta prolongación de ese declive del imperio americano centrada en la religión, en el corazón espiritual de este mundo que siempre se ha creído mucho mejor de lo que es.
Aceptable.
Dónde dejar al final del día
todas esas piezas que no encajan.
La razón del que pide,
del que llora,
del que le quitan
o simplemente no tiene,
o cae para siempre ante tu impotente mirada.
Donde guardar al final del día
sus voces,
sus rostros,
sus llantos,
sus rabias.
Donde guardarlos
cuando la oscuridad revienta
y en la impaciente espera
de algo parecido a la paz y la calma
uno hace lo que puede
tejiendo a duras penas un sentido
que componga un poco la cordura despeinada.
Donde dejarlas lo justo para dar tiempo al esquivo sueño
sin poder evitar sentir que por el momento la suerte nos es favorable,
que por ahora nos alcanza
porque, al menos, hoy el que quiere dormir
no ha sido uno de aquellos.
Mañana ese dios que no existe dirá,
tuya no será la última palabra.
todas esas piezas que no encajan.
La razón del que pide,
del que llora,
del que le quitan
o simplemente no tiene,
o cae para siempre ante tu impotente mirada.
Donde guardar al final del día
sus voces,
sus rostros,
sus llantos,
sus rabias.
Donde guardarlos
cuando la oscuridad revienta
y en la impaciente espera
de algo parecido a la paz y la calma
uno hace lo que puede
tejiendo a duras penas un sentido
que componga un poco la cordura despeinada.
Donde dejarlas lo justo para dar tiempo al esquivo sueño
sin poder evitar sentir que por el momento la suerte nos es favorable,
que por ahora nos alcanza
porque, al menos, hoy el que quiere dormir
no ha sido uno de aquellos.
Mañana ese dios que no existe dirá,
tuya no será la última palabra.
domingo, diciembre 27, 2015
La historia de España sigue acabando mal
Escribe el poeta Gil de Biedma que la historia de España es la más triste de las historias de la historia porque acaba mal.
Y todavía no ha dejado de acabar mal a la luz de las corrientes de opinión pública que recientemente han suscitado la eliminación de las calles que llevan los nombres de generales golpistas por parte del ayuntamiento de Madrid.
Y acaba mal porque para algunos esos generales son golpistas cuyos nombres van a ser borrados (y me alegro) son golpistas mientras que para otros siguen siendo honrados y abnegados luchadores por la patria cuya memoria debe ser preservada
Las consecuencias de los acontecimientos históricos se extienden en el tiempo como ondas sobre la quieta superficie de un lago y la falta de vergüenza con la que algunos reivindican los actos y posiciones de quienes fueron totalitarios y golpistas no es más que un efecto colateral de la propia historia que nos sigue salpicando.
Es un demonio al que debemos enfrentar.
Es por esto y no por otra cosa que la historia de España acaba mal para el poeta.
La victoria del franquismo y la derrota de la República han hecho posible la introducción de una perversidad ponzoñosa dentro de la historia de nuestro país: los totalitarios tuvieron 40 años para construir... y, como suele suceder, porque la gente tiene que vivir y quiere mejorar su vida, aprovecharon su oportunidad.
Los fascistas construyeron un país, su país, con la ayuda de nuestro entorno más cercano.
Los fascistas tuvieron el suficiente tiempo para construir una prosperidad, para imbricarse positivamente en la historia de una nación.
Esto es un hecho incontrovertible que todos deberíamos asumir por más que pueda dolernos.
La derrota en el campo de batalla unida a las circunstancias favorables en el contexto de la política exterior permitieron que el fascismo haya construido y sumado dentro de la historia de España.
Por eso nuestra historia acaba mal y lo hace en una realidad que unos quieren obviar mientras otros reivindican.
La derrota de la República permitió al franquismo mientras mataba y fusilaba construir las bases de una estabilidad social, generó una clase media, permitió el industrialismo generando un polvo de franquismo sociológico del que proceden estos lodos que se manifiestan en algunas cartas y declaraciones.
La guinda fue la transición sin ruptura que dio aun mas legitimidad a esa construcción histórica y social del franquismo.
Todo esto ha sucedido y sus consecuencias llegan hasta el día de hoy.
Todo esto constituye una perversa peculiaridad dentro de los países de nuestro entorno puesto hasta las naciones surgidas de las repúblicas socialistas tuvieron un mayor o menor proceso de ruptura que les permitió distanciarse de su propia historia más reciente haciendo difíciles apoyos y declaraciones que en nuestro país suceden todos los días.
Por no hablar de Portugal y Grecia países que han gestionado mejor su pasado totalitario y fascista, incluyendo en nuestro vecino una revolución preconizada por un ejército de izquierdas.
Pero aquí no ha pasado nada.
Y eso es lo malo de que no se produjera la ruptura, que su ausencia de algún modo o de todos legitima.
El tirano murió en la cama y casi cuando quiso.
El primer presidente del gobierno de la España democrática fue máximo responsable del partido del movimiento franquista.
Podemos engañarnos si queremos.
Por eso sólo en España, y para vergüenza de nuestra historia, hay corrientes de opinión, respaldadas incluso desde la política, que respetan y agradecen a los fascistas su dedicación en la construcción de una paria que excluyó y mató a una buena parte del país.
Y cuando escribo esto no me refiero a la guerra sino a la sanguinaria represión posterior sobre la que los defensores de las excelencias de esos patriotas siempre pasan de puntillas.
Por no hablar de las decenas de miles de desaparecidos que aun llacen enterrados por nuestras carreteras que son auténticos cementerios erigidos a otra vergüenza: la de nuestro fracaso como proyecto de país moderno
Por eso nuestra historia termina mal.
A estas alturas no tenemos ni idea de quienes somos como nación.
Seguimos casi medio siglo después de la muerte del dictador con dos relatos: uno, el de los vencidos, que cuenta con el respaldo moral que dan la ética y la razón y el otro, el de los vencidos, que cuenta con el respaldo práctico del tiempo, un tiempo que ya es más que los cuarenta años del tirano porque también son este tiempo de la constitución de 1978.
Y como todos sabemos el tiempo en derecho otorga precisamente derecho.
Y en realidad quienes piensan así (que todavía son unos cuantos) tampoco se han enfrentado a un cuestionamiento estructurado y ordenado, canalizados desde las instituciones, que por lo menos les haga sentir vergüenza de decir ciertas cosas.
Y lo peor es que ellos se saben y sienten con razones casi cien años después.
Esa va a ser la principal consecuencia de la derrota de la Republica en la guerra civil.
¿Duele?
Pues si.
Pero lo cierto es que nuestra historia, al menos en lo que al tema de la guerra civil atañe, acaba desgraciadamente mal.
Y eso no va a haber manera de remediarlo.
Ha sucedido ya.
La vida sigue y como nos descuidemos los muertos se confundirán con el olvido en las cunetas donde quedaron va ya para el siglo.
Si alguien tiene alguna duda de nuestro radical fracaso como nación que piense en esto... y llegados a esto un buen español siempre echará la culpa al resto porque él siempre está en lo correcto.
Y todavía no ha dejado de acabar mal a la luz de las corrientes de opinión pública que recientemente han suscitado la eliminación de las calles que llevan los nombres de generales golpistas por parte del ayuntamiento de Madrid.
Y acaba mal porque para algunos esos generales son golpistas cuyos nombres van a ser borrados (y me alegro) son golpistas mientras que para otros siguen siendo honrados y abnegados luchadores por la patria cuya memoria debe ser preservada
Las consecuencias de los acontecimientos históricos se extienden en el tiempo como ondas sobre la quieta superficie de un lago y la falta de vergüenza con la que algunos reivindican los actos y posiciones de quienes fueron totalitarios y golpistas no es más que un efecto colateral de la propia historia que nos sigue salpicando.
Es un demonio al que debemos enfrentar.
Es por esto y no por otra cosa que la historia de España acaba mal para el poeta.
La victoria del franquismo y la derrota de la República han hecho posible la introducción de una perversidad ponzoñosa dentro de la historia de nuestro país: los totalitarios tuvieron 40 años para construir... y, como suele suceder, porque la gente tiene que vivir y quiere mejorar su vida, aprovecharon su oportunidad.
Los fascistas construyeron un país, su país, con la ayuda de nuestro entorno más cercano.
Los fascistas tuvieron el suficiente tiempo para construir una prosperidad, para imbricarse positivamente en la historia de una nación.
Esto es un hecho incontrovertible que todos deberíamos asumir por más que pueda dolernos.
La derrota en el campo de batalla unida a las circunstancias favorables en el contexto de la política exterior permitieron que el fascismo haya construido y sumado dentro de la historia de España.
Por eso nuestra historia acaba mal y lo hace en una realidad que unos quieren obviar mientras otros reivindican.
La derrota de la República permitió al franquismo mientras mataba y fusilaba construir las bases de una estabilidad social, generó una clase media, permitió el industrialismo generando un polvo de franquismo sociológico del que proceden estos lodos que se manifiestan en algunas cartas y declaraciones.
La guinda fue la transición sin ruptura que dio aun mas legitimidad a esa construcción histórica y social del franquismo.
Todo esto ha sucedido y sus consecuencias llegan hasta el día de hoy.
Todo esto constituye una perversa peculiaridad dentro de los países de nuestro entorno puesto hasta las naciones surgidas de las repúblicas socialistas tuvieron un mayor o menor proceso de ruptura que les permitió distanciarse de su propia historia más reciente haciendo difíciles apoyos y declaraciones que en nuestro país suceden todos los días.
Por no hablar de Portugal y Grecia países que han gestionado mejor su pasado totalitario y fascista, incluyendo en nuestro vecino una revolución preconizada por un ejército de izquierdas.
Pero aquí no ha pasado nada.
Y eso es lo malo de que no se produjera la ruptura, que su ausencia de algún modo o de todos legitima.
El tirano murió en la cama y casi cuando quiso.
El primer presidente del gobierno de la España democrática fue máximo responsable del partido del movimiento franquista.
Podemos engañarnos si queremos.
Por eso sólo en España, y para vergüenza de nuestra historia, hay corrientes de opinión, respaldadas incluso desde la política, que respetan y agradecen a los fascistas su dedicación en la construcción de una paria que excluyó y mató a una buena parte del país.
Y cuando escribo esto no me refiero a la guerra sino a la sanguinaria represión posterior sobre la que los defensores de las excelencias de esos patriotas siempre pasan de puntillas.
Por no hablar de las decenas de miles de desaparecidos que aun llacen enterrados por nuestras carreteras que son auténticos cementerios erigidos a otra vergüenza: la de nuestro fracaso como proyecto de país moderno
Por eso nuestra historia termina mal.
A estas alturas no tenemos ni idea de quienes somos como nación.
Seguimos casi medio siglo después de la muerte del dictador con dos relatos: uno, el de los vencidos, que cuenta con el respaldo moral que dan la ética y la razón y el otro, el de los vencidos, que cuenta con el respaldo práctico del tiempo, un tiempo que ya es más que los cuarenta años del tirano porque también son este tiempo de la constitución de 1978.
Y como todos sabemos el tiempo en derecho otorga precisamente derecho.
Y en realidad quienes piensan así (que todavía son unos cuantos) tampoco se han enfrentado a un cuestionamiento estructurado y ordenado, canalizados desde las instituciones, que por lo menos les haga sentir vergüenza de decir ciertas cosas.
Y lo peor es que ellos se saben y sienten con razones casi cien años después.
Esa va a ser la principal consecuencia de la derrota de la Republica en la guerra civil.
¿Duele?
Pues si.
Pero lo cierto es que nuestra historia, al menos en lo que al tema de la guerra civil atañe, acaba desgraciadamente mal.
Y eso no va a haber manera de remediarlo.
Ha sucedido ya.
La vida sigue y como nos descuidemos los muertos se confundirán con el olvido en las cunetas donde quedaron va ya para el siglo.
Si alguien tiene alguna duda de nuestro radical fracaso como nación que piense en esto... y llegados a esto un buen español siempre echará la culpa al resto porque él siempre está en lo correcto.
Transformar el mundo: Revoluciones burguesas y revolución social. Neil Davidson.
“En segundo lugar, Cliff aceptaba que la caracterización de
la URSS como estado obrero degenerado fue válida hasta 1928, mientras quedaban
algunos elementos cada vez más mediados del dominio de la clase obrera; pero, a
partir de esa fecha el estado se había convertido en un arma contra la clase
obrera y el campesinado al mismo tiempo que las relaciones de propiedad habían
cambiado decisivamente por el programa de nacionalización plena. Lo que decía Cliff
es que deberíamos preocuparnos, no por las relaciones de propiedad, no por la
ilusión jurídica, sino por las relaciones de producción, que estaban ahora
constituidas por trabajo asalariado y capital, y donde los gestores del estado
habían asumido el papel de capitalista colectivo…. Rusia fue la excepción, el
único país que experimentó por un tiempo una revolución socialista triunfante y
la subsiguiente contrarrevolución burocrática.”
Citizen four
Por encima de todo "Citizen Four" es un documental en todo el sentido de la palabra.
Nos documenta la historia real de un hombre valiente y eticamente responsable, algo cada vez menos habitual en un mundo, el nuestro, en el que los comportamientos desviados se están convirtiendo en norma
Este hombre es Edward Snowden y su denuncia es ya bien conocida: el gobierno de los Estados Unidos, y por extensión, buena parte de sus gobiernos aliados crearon un monumental y global sistema de escucha de las comunicaciones privadas de sus ciudadanos.
Esa escucha ya no se produce como consecuencia de la sospecha de la consecución de un delito sino de manera general y preventiva.
Además, y lo que es más grave, la seguridad y el terrorismo se convierten en la perfecta excusa para utilizar ese sistema de escucha para otros motivos, entre ellos beneficiar a las empresas norteamericanas.
Frente a esta clara violación de los derechos de las personas se erige heroicamente la figura de un ciudadano responsable y comprometido de verdad con el futuro de la sociedad en que vive.
Enfrentado al conocimiento de este proceso de control porque forma parte de él como anaista de la CIA, Snowden tiene claro con quién está su lealtad. Prefiere convertirse en un espía y un traidor para aquellos que realmente traicionan a los suyos en lugar de un colaborador dentro de un proceso perverso de poder y control que anula los fundamentos esenciales de una democracia: la privacidad.
El documental revela de manera puntual y precisa todo el proceso de filtración de la información que Snowden realiza a un periodista independiente que circunstanciamente trabaja para The Guardian.
Y si algo queda claro de la visión de "Citizen Four"son las razones de Snowden y el tremendo coste personal que esta decisión le supone.
Todavía quedan héroes y no son precisamente los que obedecen a nuestros carceleros de este mundo feliz en que vivimos.
Edward Snowden es uno de ellos, un ciudadano en toda la extensión de la palabra y, lo que es más importante, un ejemplo a seguir.
Pero de lo que tampoco debe quedarnos ninguna duda es que ya estamos camino de esa dictadura perfecta de la que hablaba Aldous Huxley en su preclara "Un mundo feliz".
La apariencia de democracia, aunque las libertades son más completas y extensas cuando se trata de comprar y vender.
Una cárcel sin muros a la que una mezcla de deseo y miedo nos ata: el deseo de tener más mañana y el miedo a perder las cosas que ya tenemos.... Y de la cual ni se nos ocurriría soñar evadirnos.
Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y entretenimiento, los esclavos amaremos nuestro confinamiento.
No se yo si al final nos saldrá a cuenta haber salido de las cavernas hace miles de años.
¡Planazo!
Nos documenta la historia real de un hombre valiente y eticamente responsable, algo cada vez menos habitual en un mundo, el nuestro, en el que los comportamientos desviados se están convirtiendo en norma
Este hombre es Edward Snowden y su denuncia es ya bien conocida: el gobierno de los Estados Unidos, y por extensión, buena parte de sus gobiernos aliados crearon un monumental y global sistema de escucha de las comunicaciones privadas de sus ciudadanos.
Esa escucha ya no se produce como consecuencia de la sospecha de la consecución de un delito sino de manera general y preventiva.
Además, y lo que es más grave, la seguridad y el terrorismo se convierten en la perfecta excusa para utilizar ese sistema de escucha para otros motivos, entre ellos beneficiar a las empresas norteamericanas.
Frente a esta clara violación de los derechos de las personas se erige heroicamente la figura de un ciudadano responsable y comprometido de verdad con el futuro de la sociedad en que vive.
Enfrentado al conocimiento de este proceso de control porque forma parte de él como anaista de la CIA, Snowden tiene claro con quién está su lealtad. Prefiere convertirse en un espía y un traidor para aquellos que realmente traicionan a los suyos en lugar de un colaborador dentro de un proceso perverso de poder y control que anula los fundamentos esenciales de una democracia: la privacidad.
El documental revela de manera puntual y precisa todo el proceso de filtración de la información que Snowden realiza a un periodista independiente que circunstanciamente trabaja para The Guardian.
Y si algo queda claro de la visión de "Citizen Four"son las razones de Snowden y el tremendo coste personal que esta decisión le supone.
Todavía quedan héroes y no son precisamente los que obedecen a nuestros carceleros de este mundo feliz en que vivimos.
Edward Snowden es uno de ellos, un ciudadano en toda la extensión de la palabra y, lo que es más importante, un ejemplo a seguir.
Pero de lo que tampoco debe quedarnos ninguna duda es que ya estamos camino de esa dictadura perfecta de la que hablaba Aldous Huxley en su preclara "Un mundo feliz".
La apariencia de democracia, aunque las libertades son más completas y extensas cuando se trata de comprar y vender.
Una cárcel sin muros a la que una mezcla de deseo y miedo nos ata: el deseo de tener más mañana y el miedo a perder las cosas que ya tenemos.... Y de la cual ni se nos ocurriría soñar evadirnos.
Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y entretenimiento, los esclavos amaremos nuestro confinamiento.
No se yo si al final nos saldrá a cuenta haber salido de las cavernas hace miles de años.
¡Planazo!
viernes, diciembre 25, 2015
House of cards
Los que seguíamos esta serie en sus dos primeras temporadas ya sabíamos que su protagonista, Francis Underwood, no era una buena persona pero en esta tercera temporada la verdad es que las cosas van demasiado lejos.
Y no tanto por lo que haga o deje deje de hacer, que también, sino por las personas que se ven afectadas por su ambición sin limites.
Porque tras un comienzo un tanto titubeante en el que confieso que me costó encadenar la visión de los capítulos, la serie entra aproximadamente en su mitad, específicamente con el primer capítulo que dirige RobinWright, en una vertiginosa rampa de lanzamiento que convierte en una más que recomendable adicción la visión de la tercera temporada de House of Cards.
La postulación de Underwood como candidato demócrata en contra de sus propios planteamientos unida a la contratación de un fascinante y enigmático escritor para la redacción de un libro que venda su programa de empleo son factores desencadenantes que llevan a la serie a una nueva dimensión.
Y no es una casualidad que ese capítulo dirigido por Robin Wright empiece con la renovación de los votos del matrimonio Underwood, porque a partir de ese momento todo va a ir dirigido al compromiso de algo que en anteriores temporadas era intocable: el sagrado vinculo de ambición y complicidad que mantenía unidos a los Underwood.
Proceso que queda en abierto para una más que inevitable y necesaria cuarta temporada con uno de los cliff hanger más potentes que recuerdo.... y no creas que se trata de explosiones, asesinatos ni muertes.
Es todo más perverso y sutil.
Pura lucha por el control y el poder.
Ya está tardando la cuarta temporada y es una lastima que ese estupendo personaje del escritor que hace saltar todo por los aires no pueda escribirla.
Iimprescindible.
Y no tanto por lo que haga o deje deje de hacer, que también, sino por las personas que se ven afectadas por su ambición sin limites.
Porque tras un comienzo un tanto titubeante en el que confieso que me costó encadenar la visión de los capítulos, la serie entra aproximadamente en su mitad, específicamente con el primer capítulo que dirige RobinWright, en una vertiginosa rampa de lanzamiento que convierte en una más que recomendable adicción la visión de la tercera temporada de House of Cards.
La postulación de Underwood como candidato demócrata en contra de sus propios planteamientos unida a la contratación de un fascinante y enigmático escritor para la redacción de un libro que venda su programa de empleo son factores desencadenantes que llevan a la serie a una nueva dimensión.
Y no es una casualidad que ese capítulo dirigido por Robin Wright empiece con la renovación de los votos del matrimonio Underwood, porque a partir de ese momento todo va a ir dirigido al compromiso de algo que en anteriores temporadas era intocable: el sagrado vinculo de ambición y complicidad que mantenía unidos a los Underwood.
Proceso que queda en abierto para una más que inevitable y necesaria cuarta temporada con uno de los cliff hanger más potentes que recuerdo.... y no creas que se trata de explosiones, asesinatos ni muertes.
Es todo más perverso y sutil.
Pura lucha por el control y el poder.
Ya está tardando la cuarta temporada y es una lastima que ese estupendo personaje del escritor que hace saltar todo por los aires no pueda escribirla.
Iimprescindible.
jueves, diciembre 24, 2015
Más reflexiones sobre el 20D... O la misma
Será interesante ver el modo en que los cuatro grandes partidos políticos en los que los españoles hemos depositado nuestra confianza se entienden.
Por un lado, el PP y el PSOE entienden a negociación como la han venido entendiendo desde los principios de esta democracia. Es decir, poniendose el bigotito franquista para entender la negociación como un procedimiento en el que el otro expone lo que quiere pero al final está en la obligación de plegarse completamente a mi deseo.
Negociar es obedecer a cambio de determinados puestos, lugares y posiciones.
Por otro, Ciudadanos y Podemos van a tener una gran presión de cara a la conformación de mayorías. A la primera negativa a ese ordeno y mando no tardaremos a escuchar llamadas a la responsabilidad y a la necesidad de configurar la estabilidad necesaria para poder gobernar.
En este sentido, los dos grandes partidos políticos siguen teniendo la sarten por el mango aunque los dos hayan caído.
Siguen siendo los más votados y en buena lid sobre ellos debe recaer la iniciativa de formar gobierno y no van a desaprovechar la ocasión para, pudiendo obtener el beneficio del poder, de paso puedan desactivar el marcado carácter reformista de los dos partidos emergentes, especialmente Podemos.
Así, y aunque no lo parezca, la posición de los dos partidos emergentes es mucho más difícil de lo que parece enfrentados a una posición claramente "win-win" de los dos partidos tradicionales.
La única opción que les queda, especialmente a Podemos (porque los otros están locos por pactar), es mantener la personalidad lo que debe traducirse en una agenda que se transparente de manera clara y evidente en las negociaciones porque no tengo la menor duda de que las presiones para alcanzar un acuerdo entre las izquierdas (aceptando pulpo como animal de compañía y PSOE como partido de izquierdas) van a ser muy grandes.
Y no se si los cuadros dirigentes de Podemos tienen tanta experiencia en la política práctica como para sobrevivir a un PSOE que estará prácticamente luchando entre la espada y la pared siendo un escenario más probable una propuesta de alianza para que gobierne Pedro Sanchez al ser el candidato de la lista más votada.
El riesgo será aparecer como irresponsable e intransigente, enfrentados a unas posibles nuevas elecciones con la consecuente paralización irresponsable del país y tal y esas cosas.
Además, jugará en contra de Podemos la mayor flexibilidad para el pacto por parte de Ciudadanos, especialmente con el PP, que puede hacer posible un discurso de facilitación de cuatro años más de gobierno de la derecha por una cerrazón utópica a un acuerdo
Y si en algo es bueno el PSOE es en poner en marcha el ventilador de la mierda,
No lo dudéis.
Va a requerir mucha astucia para Podemos sobrevivir a este proceso postelectoral de negociaciones en el que la verdad y la razón son sólo un par de variables más a considerar.
Bienvenidos a la política real.
Por un lado, el PP y el PSOE entienden a negociación como la han venido entendiendo desde los principios de esta democracia. Es decir, poniendose el bigotito franquista para entender la negociación como un procedimiento en el que el otro expone lo que quiere pero al final está en la obligación de plegarse completamente a mi deseo.
Negociar es obedecer a cambio de determinados puestos, lugares y posiciones.
Por otro, Ciudadanos y Podemos van a tener una gran presión de cara a la conformación de mayorías. A la primera negativa a ese ordeno y mando no tardaremos a escuchar llamadas a la responsabilidad y a la necesidad de configurar la estabilidad necesaria para poder gobernar.
En este sentido, los dos grandes partidos políticos siguen teniendo la sarten por el mango aunque los dos hayan caído.
Siguen siendo los más votados y en buena lid sobre ellos debe recaer la iniciativa de formar gobierno y no van a desaprovechar la ocasión para, pudiendo obtener el beneficio del poder, de paso puedan desactivar el marcado carácter reformista de los dos partidos emergentes, especialmente Podemos.
Así, y aunque no lo parezca, la posición de los dos partidos emergentes es mucho más difícil de lo que parece enfrentados a una posición claramente "win-win" de los dos partidos tradicionales.
La única opción que les queda, especialmente a Podemos (porque los otros están locos por pactar), es mantener la personalidad lo que debe traducirse en una agenda que se transparente de manera clara y evidente en las negociaciones porque no tengo la menor duda de que las presiones para alcanzar un acuerdo entre las izquierdas (aceptando pulpo como animal de compañía y PSOE como partido de izquierdas) van a ser muy grandes.
Y no se si los cuadros dirigentes de Podemos tienen tanta experiencia en la política práctica como para sobrevivir a un PSOE que estará prácticamente luchando entre la espada y la pared siendo un escenario más probable una propuesta de alianza para que gobierne Pedro Sanchez al ser el candidato de la lista más votada.
El riesgo será aparecer como irresponsable e intransigente, enfrentados a unas posibles nuevas elecciones con la consecuente paralización irresponsable del país y tal y esas cosas.
Además, jugará en contra de Podemos la mayor flexibilidad para el pacto por parte de Ciudadanos, especialmente con el PP, que puede hacer posible un discurso de facilitación de cuatro años más de gobierno de la derecha por una cerrazón utópica a un acuerdo
Y si en algo es bueno el PSOE es en poner en marcha el ventilador de la mierda,
No lo dudéis.
Va a requerir mucha astucia para Podemos sobrevivir a este proceso postelectoral de negociaciones en el que la verdad y la razón son sólo un par de variables más a considerar.
Bienvenidos a la política real.
Hay más oscuridad en esos ojos
que desde su inaccesible emboscadura
te miran salvajes e inciertos
que allá afuera,
en la más pura y profunda noche
de cuyo intrincado y selvático seno
como un afilado destello de sombra surgieron.
Y una vez más no lo sabes.
Quizá la sagrada desnudez de la vida
y toda su eterna promesa
severamente racionada
desde el principio de los tiempos
y según los inescrutables designios de la dirección
silenciosas se transparentan
en ese interrogante estar
capaz de transmutar dos trayectorias en un encuentro.
Y todo será como siempre: intentar saber,
perseguir a tientas
las huellas que descuidado
va dejando el propio deseo al avanzar.
que desde su inaccesible emboscadura
te miran salvajes e inciertos
que allá afuera,
en la más pura y profunda noche
de cuyo intrincado y selvático seno
como un afilado destello de sombra surgieron.
Y una vez más no lo sabes.
Quizá la sagrada desnudez de la vida
y toda su eterna promesa
severamente racionada
desde el principio de los tiempos
y según los inescrutables designios de la dirección
silenciosas se transparentan
en ese interrogante estar
capaz de transmutar dos trayectorias en un encuentro.
Y todo será como siempre: intentar saber,
perseguir a tientas
las huellas que descuidado
va dejando el propio deseo al avanzar.
Los origenes de la posmodernidad. Perry Anderson.
“De manera análoga, la posmodernidad -que estéticamente era
poco más que una vuelta menor de la espiral descendiente de la modernidad, si
bien de mucho mayor importancia ideológica- se había de entender como producto
de la derrota política de la generación radical de finales de los años sesenta.
Una vez frustradas sus esperanzas revolucionarias, esa hueste había encontrado
compensación en un hedonismo cínico que halló salida abundante en el boom del
sobreconsumo de los años ochenta.
Los orígenes de la posmodernidad. Perry Anderson.
“En un ensayo sobre los orígenes del arte moderno de la belle époque europea, sugerí una vez que se entendía mejor como resultado de un campo de fuerzas triangulado por tres coordenadas: una economía y una sociedad que aún eran industriales sólo a medias y en las que el orden dominante seguía siendo en gran medida agrario o aristocrático; una tecnología de inventos espectaculares, cuyo impacto era todavía reciente o incipiente, y un horizonte político abierto, en el que muchos esperaban o temían algún tipo de levantamientos revolucionarios contra el orden dominante. En el espacio así delimitado podía desencadenarse una gran variedad de innovaciones artísticas: el simbolismo, el imaginismo, el expresionismo, el cubismo, el futurismo, el constructivismo; algunos explotaban la memoria clásica o los estilos patricios, otros se sentían atraídos por una poética de la nueva maquinaria, otros aún se entusiasmaban con visiones de la revuelta social, pero nadie vivía en paz con el mercado como principio organizador de una cultura moderna: en este sentido, eran prácticamente sin excepción antiburgueses.
La Primera Guerra Mundial, al destruir los antiguos regímenes de Rusia, Austria-Hungría y Alemania y debilitar a los terratenientes de otras partes, modificó esas condiciones pero no las abolió. Las clases altas europeas y su train de vie seguían más o menos como antes; las formas avanzadas de organización industrial y consumo de masas -el fordismo de Gramsci- permanecían restringidas en gran medida a los Estados Unidos; la revolución y la contrarrevolución se enfrentaban en batalla abierta desde el Vístula hasta el Ebro. En tales condiciones, continuaban surgiendo formas y movimientos de vanguardia de gran vigor: la Opojaz de Rusia, la Bauhaus en Alemania, el surrealismo en Francia. La censura vino con la Segunda Guerra Mundial, cuyo desenlace destruyó en la mayor parte del continente las viejas élites agrarias y su modo de vida, instaló en el Oeste unas democracias capitalistas estables y los bienes de consumo estandarizados, y destripó los ideales de la revolución en el Este. Una vez desaparecidas todas las fuerzas que lo habían estimulado históricamente, el élan del arte moderno se agotó. Había vivido de lo asincrónico, de lo que era pasado o futuro dentro del presente, y murió con la llegada de lo puramente contemporáneo: el monótono estado de estabilidad del orden atlántico de la posguerra. De ahí en adelante, todo arte que aún quería ser radical estaba destinado rutinariamente a la integración comercial o a la cooptación institucional.”
La Primera Guerra Mundial, al destruir los antiguos regímenes de Rusia, Austria-Hungría y Alemania y debilitar a los terratenientes de otras partes, modificó esas condiciones pero no las abolió. Las clases altas europeas y su train de vie seguían más o menos como antes; las formas avanzadas de organización industrial y consumo de masas -el fordismo de Gramsci- permanecían restringidas en gran medida a los Estados Unidos; la revolución y la contrarrevolución se enfrentaban en batalla abierta desde el Vístula hasta el Ebro. En tales condiciones, continuaban surgiendo formas y movimientos de vanguardia de gran vigor: la Opojaz de Rusia, la Bauhaus en Alemania, el surrealismo en Francia. La censura vino con la Segunda Guerra Mundial, cuyo desenlace destruyó en la mayor parte del continente las viejas élites agrarias y su modo de vida, instaló en el Oeste unas democracias capitalistas estables y los bienes de consumo estandarizados, y destripó los ideales de la revolución en el Este. Una vez desaparecidas todas las fuerzas que lo habían estimulado históricamente, el élan del arte moderno se agotó. Había vivido de lo asincrónico, de lo que era pasado o futuro dentro del presente, y murió con la llegada de lo puramente contemporáneo: el monótono estado de estabilidad del orden atlántico de la posguerra. De ahí en adelante, todo arte que aún quería ser radical estaba destinado rutinariamente a la integración comercial o a la cooptación institucional.”
lunes, diciembre 21, 2015
20D: Algunas reflexiones
Intentando superar las ganas de exiliarme, escribo estas reflexiones sobre las recientes elecciones del 20D.
1
No está tan claro que el bipartidismo haya terminado.
La bestia siempre es más difícil de matar de lo que el héroe imagina y ahora es cuando las cosas se ponen realmente difíciles, cuando la bestia parece herida.
Los partidos del turnismo han caído pero no lo suficiente mientras que los partidos ascendentes tampoco han ascendido lo suficiente.
El problema es que tradicionalmente, el sistema bipartidista ha sido muy eficiente en devorar a los partidos bisagra de carácter nacional.
Al final, el pez grande siempre terminó devorando al chico (CDS, IU...), perdido bajo la alargada sombra de su socio mayoritario. Estos pequeños partidos estuvieron siempre privados de una necesaria capacidad para proyectar personalidad (y por lo tanto supervivencia) como consecuencia de no tener el suficiente peso político y electoral como para imponer una agenda.
Ahora, tanto Ciudadanos como Podemos tienen un mayor poder político, y poder electoral, pero serán presionados de igual manera por los dos grandes partidos para obtener compromisos y acuerdos de gobernabilidad.
Su obligación es mantener la personalidad... algo que estoy convencido sus votantes quieren y desean.
Ambos, especialmente Podemos, deben tener mucho cuidado de no mancharse en el juego de la pragmática política y su mayor preocupación debe ser intentar imponer una agenda que les permita mantener esa personalidad que les permita sobrevivir intactos, manteniendo esa diferencia esencial que las necesidades prácticas de gobernabilidad pueden comprometer.
En este terreno de juego, los nuevos partidos emergentes se van a jugar la vida, esa diferencia que en principio les ha llevado donde están.
Un apoyo a corto plazo puede significar la muerte a largo plazo.
En este sentido, yo no infravaloraría a los partidos del régimen que serán lo que queramos que son pero también son perfectos expertos en lo suyo: sobrevivir casi siempre de manera vil
Al régimen le interesa más nunca ser capaz de poder devorar a los partidos bisagra, o por lo menos ponerles en una situación difícil... y encima en este caso todo va a ser a cambio del bien más preciado: gobernar.
Yo no esperaría por tanto que PP y PSOE no fuesen el máximo de eficientes en intentar conseguir, por lo civil o por lo penal, un apoyo que no sólo les puede reportar beneficios a corto plazo sino también a medio y largo si consiguen hacer a sus nuevos socios cómplices de sus pecados.
Sólo un tonto esperaría otra cosa diferente y a veces la inexperiencia puede confundirse con la tontería
2
Por otro lado mi segunda reflexión está relacionada con la primera.
No tengo claro que el bipartidismo haya terminado.
No tengo claro que no estemos ante un cambio generacional que implique el mantenimiento del bipartidismo aunque con un cambio de jugadores.
PP y PSOE pueden tender a morir como lo están haciendo sus votantes hablando de cosas que ya no atañen tanto a las nuevas generaciones y, lo que es peor, expresandolas en un lenguaje que ni llega ni traspasa a los españoles que no han conocido a Franco ni a la ETA asesina.
Esa falta de flexibilidad y renovación en PP y PSOE está permitiendo la aparición de dos nuevos jugadores que en realidad, y nos digan lo que nos digan, quizá solo aspiran a reemplazar a un jugador dentro del gran juego.
Y tengo claro que el modo en que se gestione la preocupación que da lugar a mi primera reflexión nos servirá de guía para dar respuesta a esta segunda.
Desgraciadamente no somos tan libres como queremos y buena prueba de ello es que el hecho de que todo cambie para seguir igual nos parezca lo más grande.
En este sentido no descartaría un cambio de jugadores dentro del juego del bipartidismo.
Estas elecciones tan tristes no me inspiran más ideas.
Veremos de qué materia están hechos Ciudadanos y Podemos... aunque la materia de Ciudadanos la tengo mucho más clara.... empieza por m...
1
No está tan claro que el bipartidismo haya terminado.
La bestia siempre es más difícil de matar de lo que el héroe imagina y ahora es cuando las cosas se ponen realmente difíciles, cuando la bestia parece herida.
Los partidos del turnismo han caído pero no lo suficiente mientras que los partidos ascendentes tampoco han ascendido lo suficiente.
El problema es que tradicionalmente, el sistema bipartidista ha sido muy eficiente en devorar a los partidos bisagra de carácter nacional.
Al final, el pez grande siempre terminó devorando al chico (CDS, IU...), perdido bajo la alargada sombra de su socio mayoritario. Estos pequeños partidos estuvieron siempre privados de una necesaria capacidad para proyectar personalidad (y por lo tanto supervivencia) como consecuencia de no tener el suficiente peso político y electoral como para imponer una agenda.
Ahora, tanto Ciudadanos como Podemos tienen un mayor poder político, y poder electoral, pero serán presionados de igual manera por los dos grandes partidos para obtener compromisos y acuerdos de gobernabilidad.
Su obligación es mantener la personalidad... algo que estoy convencido sus votantes quieren y desean.
Ambos, especialmente Podemos, deben tener mucho cuidado de no mancharse en el juego de la pragmática política y su mayor preocupación debe ser intentar imponer una agenda que les permita mantener esa personalidad que les permita sobrevivir intactos, manteniendo esa diferencia esencial que las necesidades prácticas de gobernabilidad pueden comprometer.
En este terreno de juego, los nuevos partidos emergentes se van a jugar la vida, esa diferencia que en principio les ha llevado donde están.
Un apoyo a corto plazo puede significar la muerte a largo plazo.
En este sentido, yo no infravaloraría a los partidos del régimen que serán lo que queramos que son pero también son perfectos expertos en lo suyo: sobrevivir casi siempre de manera vil
Al régimen le interesa más nunca ser capaz de poder devorar a los partidos bisagra, o por lo menos ponerles en una situación difícil... y encima en este caso todo va a ser a cambio del bien más preciado: gobernar.
Yo no esperaría por tanto que PP y PSOE no fuesen el máximo de eficientes en intentar conseguir, por lo civil o por lo penal, un apoyo que no sólo les puede reportar beneficios a corto plazo sino también a medio y largo si consiguen hacer a sus nuevos socios cómplices de sus pecados.
Sólo un tonto esperaría otra cosa diferente y a veces la inexperiencia puede confundirse con la tontería
2
Por otro lado mi segunda reflexión está relacionada con la primera.
No tengo claro que el bipartidismo haya terminado.
No tengo claro que no estemos ante un cambio generacional que implique el mantenimiento del bipartidismo aunque con un cambio de jugadores.
PP y PSOE pueden tender a morir como lo están haciendo sus votantes hablando de cosas que ya no atañen tanto a las nuevas generaciones y, lo que es peor, expresandolas en un lenguaje que ni llega ni traspasa a los españoles que no han conocido a Franco ni a la ETA asesina.
Esa falta de flexibilidad y renovación en PP y PSOE está permitiendo la aparición de dos nuevos jugadores que en realidad, y nos digan lo que nos digan, quizá solo aspiran a reemplazar a un jugador dentro del gran juego.
Y tengo claro que el modo en que se gestione la preocupación que da lugar a mi primera reflexión nos servirá de guía para dar respuesta a esta segunda.
Desgraciadamente no somos tan libres como queremos y buena prueba de ello es que el hecho de que todo cambie para seguir igual nos parezca lo más grande.
En este sentido no descartaría un cambio de jugadores dentro del juego del bipartidismo.
Estas elecciones tan tristes no me inspiran más ideas.
Veremos de qué materia están hechos Ciudadanos y Podemos... aunque la materia de Ciudadanos la tengo mucho más clara.... empieza por m...
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