sábado, noviembre 16, 2019

Amos

Igual me vuelve a empezar a apetecer escribir ¡Quién sabe!

El presente por el presente es la pura descontextualización y esa pura descontextualización es la base de la forma más perfecta de dominación que es esta sociedad de consumo que lentamente va consumiendo lo poco que de seres humanos nos va quedando.

Sin un pasado del que responsabilizarse y un futuro en el que enmarcarse en este eterno posible todo es posible y ese todo no es otra cosa que la fantasía adictiva que la sociedad de consumo. El reino estructural de la diferencia, un paraíso artificial en donde todo es posible, donde nadie se debe a nada ni nada se debe a nadie.

No hay un anclaje en algo que pueda llamarse real, algo ajeno, no amoldable al deseo individual que a todos nos consumo y contra el que podamos medir el grado de nuestra locura.

Es el reino de los signos, de la pura diferencia, donde impera el valor de cambio, las meras y simples relaciones basadas en la repetición y en la diferencia.

La moda convertida en ontología que nos explica.

Sin pausa, sin límites, el animal que todos llevamos dentro campa a diestro y siniestro.

Convertidos en el embrutecido amo de la dialéctica hegeliana del amo y esclavo, esperando que la historia continúe a pesar de nosotros, por encima de nuestro deseo, que ciego ya cree que todas las cosas están disponibles en el mercado y pueden comprarse, incluso las que nunca podrán estar y nunca podrán comprarse.

Es una pena que ya no exista un afuera del que algún día pueda llegarnos los ecos de la triste canción de nuestra decadencia.

(Aunque seguro que no la escucharíamos definitivamente convertidos en un moderno Narciso perdido en el laberinto de todos los infinitos reflejos posibles)

sábado, agosto 10, 2019

La gran transformacion, Karl Polanyi

"¿No indicaba esto claramente que había también una forma menos cara de obligar a los pobres a ganarse el sustento, en lugar de recurrir a la parroquia? La solución se encontraba en la abolición de la legislación Isabelina sin remplazaría por ninguna otra. Que no se subsidiaran los salarios, ni se ayudara a los desempleados que pudieran trabajar, pero que tampoco hubiera salarios mínimos ni una salvaguardia del derecho a vivir. Debería tratarse a los trabajadores como lo que eran: una mercancía que debe encontrar su precio en el mercado. Las leyes del comercio eran las leyes de la naturaleza y en consecuencia las leyes de Dios. ¿Qué era esto sino una apelación del magistrado más débil al más fuerte, del juez de paz a los omnipotentes dolores del hambre? Para el político y el administrador, el laissez-faire era simplemente un principio del aseguramiento de la ley y el orden, con el mínimo de costo y esfuerzo. Que el mercado se encargue de los pobres, y las cosas se arreglarán por sí solas."

sábado, noviembre 10, 2018

Infiltrado en el Klan

En su nueva película "Infiltrado en el Klan", Spike Lee apuesta sobre seguro.

Porque a quién puede no gustarle una historia que ridiculiza la sinrazón,que se pone del lado del sentido común dentro siempre de las coordenadas ilustradas y progresistas.

Especialmente a través de ese personaje borracho, estúpido y degenerado llamado Ivanhoe, que perversamente encarna el estereotipo que los progresistas tenemos del soporte electoral del norteamericano Tea Party.

La respuesta es clara: A nadie

Y sin embargo, y dejando de lado las cualidades cinematográficas de la película (que tampoco son demasiados), la película me deja una amarga sensación de tristeza.

Tristeza que, por un lado, tiene que ver con la perversa sensación de superioridad intelectual que Lee busca en el espectador para conectar con ella, conexión sobre la que sin duda descansa el éxito de la película y para cuya existencia Lee lo da todo, haciendo que la película discurra construyendo con desigual acierto unos poco estables carriles de comedia que a duras penas se sostienen sobre un terreno tan cenagoso y pantanoso como el tema racial.

Pero todo se basa en esa sensación de superioridad que seguro sería la misma que tendrían los ciudadanos romanos de pura cepa sobre los bárbaros que se apoderaban de su imperio.

Una sensación de superioridad basada en la posesión de una ética y unos valores cada vez más virtualizados y dejados de lado por una realidad que los bárbaros cada vez más reconducen a su medida.

Porque lo cierto es que serán todo lo estúpidos y ridiculos que creamos pero lo cierto es que su voto vale lo mismo.

Y por eso "Infiltrado en el Klan" no me hace tanta gracia.

La virtualización se nos ha ido de las manos, tanto que creo que se nos ha olvidado procesar desde la inteligencia algo en lo que Lee insiste mucho, en que uno de esos tipos miserables y ridiculos actualmente se encuentra ejerciendo la presidencia de los Estados Unidos, uno de los cargos con más poder de este planeta.

Tan superiores no seremos.

No tiene ninguna gracia imaginar que la realidad empieza a transcurrir por vericuetos que la alejan de la utopía ilustrada de los derechos de las personas, convirtiéndonos en conservadores, en guardianes de algo que empieza a convertirse en un antiguo régimen.

Por eso no me hace tanta gracia.

Nos tenemos que refugiar en la oscuridad de la sala de cine para disfrutar la ridiculez de los otros enfrentados al poderoso valor de verdad de lo que consideramos justo y verdadero, pero bajo la fria luz del día todo empieza a ser más discutible. Su poder disminuye. Para demasiados, los bárbaros, y por lo tanto para todos (porque todos los votos valen lo mismo,) empieza a ser menos verdadero.

La autocomplacencia que destila a chorros "Infiltrado en el klan" me produce rechazo, me escandaliza.

Hecho de menos otra historia, otra película en la que los ridiculizados quizá debiéramos ser nosotros, los progresistas que arrugando el entrecejo vivimos en un mundo donde un tipo como Trump gobierna, pero seguramente no tendría tanto éxito ya que el ojo de la critica está más dedicado a ver la viga en el ojo ajeno más que las toneladas de acero en el propio.

domingo, noviembre 04, 2018

Sobre la ofensa

Tengo que confesar que en los años de vida que llevo vividos jamás he visto ofendida a una persona cuya inteligencia gozase de mi estimación.

Ante lo que para otros bien pudiera resultar ofensivo esas personas siempre se defendían recurriendo a la ironía o el sentido del humor (ambas, buenas armas de destrucción masiva de la estupidez); en casos más extremos, se acababa en el cinismo, siempre buscando la oferta del otro, nunca la propia porque después de todo el sentirse ofendido es un acto de debilidad de la inteligencia.

Como el niño que no puede encajar el triangulo en la forma del cuadrado, la ofensa es la rabieta de la inteligencia que no da más de sí y cede su lugar a la cuesta abajo que es el animal irracional para el ser humano.

No me tengo en mucha estima cuando mi carne se debilita y me ofendo.

Tampoco tengo en mucha estima a los que llevan la ofensa por bandera.

Deberíamos exigirnos un poco más porque al final la ofensa no es otra cosa que una forma de violencia.

Al final, buscamos que el otro como mínimo se calle y sea nuestra airada voz la única que clame en el desierto de la inteligencia en que el debate se ha convertido.

Nada bueno surge de la ofensa porque su razón de ser está en las propias limitaciones: No saber, no querer aceptar los límites de la propia creencia, temer la sola posibilidad del cuestionamiento y de la incertidumbre.

Mejor que el otro, el que nos ofende, se calle, que se desvanezca.

"No hay bestia tan feroz" titulaba el novelista Edward Bunker una de sus obras, refiriéndose al ser humano.

Y esa ferocidad empieza por conductas como la ofensa. conducta muy común porque siempre es y será más fácil dejarnos llevar por el animal que todos llevamos dentro, traicionar lo mejor de nosotros mismos: la humanidad y la inteligencia.

Mejor rebajarse y perder los papeles, que intentar elevarse sobre este mundo feroz de bestias con forma humana.

sábado, junio 23, 2018

Capitalismo Global, Jeffry A. Frieden

Ese "ajuste" por lo civil y/o lo criminal hacia la derecha de la política europea que sucedió en los primeros años posteriores a la segunda guerra mundial...

"En gran parte de Europa la izquierda dominaba la política de posguerra. Los socialistas mejoraban sus posiciones ya poderosas. mientras que los comunistas convertían los deseos populares de cambio socio-económico y el respeto hacia los logros soviéticos (y en muchos lugares la resistencia comunista) durante la guerra en apoyo en las urnas y en los sindicatos. Las primeras elecciones después de la guerra dieron en muchos países una mayoría, incluso absoluta, a la suma de socialistas y comunistas. Los partidos comunistas se incorporaron a la coalición gobernante en Francia, Italia y Bélgica. Esto no se podía mantener una vez iniciada la Guerra Fría, y los comunistas fueron expulsados del gobierno en 1947, mientras que a muchos convictos de colaboración con los fascistas, purgados en los primeros meses de posguerra, se les permitió regresar a sus negocios y al gobierno. Aun así, el movimiento obrero y los partidos socialistas y comunistas siguieron siendo un factor decisivo en la nueva política de Europa occidental".

sábado, junio 09, 2018

Behemoth, pensamiento y acción en el nacionalismo-socialismo. Franz Neumann

Museo de ideas que en general no interesan:

“Algunos llegan a sostener que el ciudadano es ya --o debería ser-- sujeto de derecho internacional y está, por ende, obligado con respecto a dos organizaciones, el estado y la comunidad internacional En esta opinión, caso de que, por ejemplo, la comunidad internacional aplicase sanciones, la acción punitiva no iría encaminada contra el estado, sino sólo contra el gobierno infractor de las normas jurídicas internacionales. El ciudadano podría entonces sublevarse contra el gobierno sin violar por ello la fidelidad política que debe al estado.” Al crear esta división de lealtades, la dicotomía resultante aportaría la base psicológica de la solidaridad internacional.”

sábado, mayo 26, 2018

Limonov, Emmanuel Carrere

“Cinco años antes, Yeltsin declaró fuera de la ley a este partido. Se creía definitivamente terminada la experiencia aterradora y grandiosa que se llevó a cabo con la especie humana en la Unión Soviética. Pues bien, al cabo de cinco breves años de experiencia democrática, todos los sondeos coinciden y hay que rendirse a esta perturbadora evidencia: la gente está tan harta de la democracia, del mercado y de la injusticia consiguiente que se dispone a votar en masa al partido comunista. Su líder, Ziugánov, no propone reabrir el gulag o reconstruir el Muro de Berlín. Bajo la etiqueta de «comunista», este político prudente y sin brillo vende menos la dictadura del proletariado que la lucha contra la corrupción, un poco de orgullo nacional y la misión espiritual de la Rusia ortodoxa frente al nuevo orden mundial. Dice que Jesús fue el primer comunista. Promete que si le votan los ricos serán menos ricos, los pobres menos pobres, y como mínimo todo el mundo debería estar de acuerdo en la segunda parte de este programa: ¿quién es realmente partidario de que los viejos mueran de hambre y de frío? “

sábado, mayo 19, 2018

Tres pájaros de un tiro.

Primero

Hace tiempo que no escribo en el blog.
Hace tiempo que caí en el convencimiento de que ya no tiene sentido exhibir la propia opinión. La alargada sombra de una sociedad ilustrada se extiende con la legitimidad justificadora de un mítico relato de orígenes para respaldar un circo romano mucho más sucio y pedestre.
Los años no me permiten ver de otra forma el corral de ruido y furia en el que se ha convertido algo tan sagrado y valioso como la opinión pública, corral especialmente expresado de manera metafórica en las redes sociales.
Y no puedo ver esa agresividad de otra forma que como expresión de una impotencia.
La impotencia que sentimos todos al comprobar la insustancialidad que como toda sombra contiene la alargada ausencia de una sociedad ilustrada de hombres rectos y justos, capaces de sobreponerse al propio interés en beneficio del colectivo.
Nuestra opinión, la de cada uno, en realidad no cuenta donde verdaderamente debiera contar.
Y en el fondo lo sabemos cuando troleamos y nos trolean.
Al matar toda posibilidad de construcción colectiva, el capitalismo también ha matado ésto.
Por eso prefiero no participar.

Segundo

Todos desempeñamos roles en las sociedades complejas.
Es de primero de sociología.
Y en las sociedades patriarcales también hay un rol de macho.
Si alguien tiene duda de su existencia (casi todos hombres, por supuesto), no tiene más que hacer el esfuerzo de leer entre líneas la ya tristemente famosa sentencia del caso de La Manada.
La posición de la mujer genera dudas porque al principio mostró un cierto nivel de colaboración con sus futuros violadores.
Cuando la mujer desafía a los hombres y despierta en ellos ese rol de macho que a ella le convierte en hembra ya no puede volverse atrás. Mucho peor. Asustarse, dudar, querer volverse atrás la convierte en culpable.
Nada puede oponerse al principal misterio de la sociedad patriarcal.
Cuando se convoca al dios Priapo que casi siempre e manifiesta en forma de erección, la criminal es aquella que ha provocado su presencia.
Priapo no puede ser convocado para nada.
El rol del macho debe ser ejecutado hasta el fin.
Debe hacerse lo correcto y todos aquellos que no contribuyen al buen fin de la ceremonía son culpables precisamente de eso.
De aquí viene tanto matiz, tanta carga del detalle sobre la chica.
De aquí el ignorar lo esencial.
El valor que tiene como relación sexual la relación que se mantiene con alguien que cierra los ojos, que no se mueve, que se abandona a la voluntad del otro y se convierte en cosa.
Y como consecuencia de esto la reflexión que debiera llevarnos a la conclusion de que el único placer que se obtiene es el placer de la violación.
La sentencia analiza la situación desde el rol del hombre y pone en duda a la mujer por el simple hecho de desafiar a Priapo convocándole en vano.
Ninguna mujer es inocente cuando se vuelve atrás ante Priapo, una presencia que siempre justifica al macho porque lo natural de su necesidad lo ampara.
Todo muy patriarcal-tribal en la Europa del Siglo XXI.

Tercero

Y también hay un rol de consumidor.
Un rol que nos sale a todos intentando compaginar la vida de pensamiento con la vida material del dinero y las cosas que día a día se nos mete por los ojos.
Cualquier cosa para evitar la disonancia entre ser y tener. Mejor dicho. Somos lo que tenemos, pero ser y tener guardan una relación simbiótica por la que lo que soy legitima todo lo que tengo.
Es por este mecanismo por el que cada vez se ve con más naturalidad que alguien de izquierdas pueda ser millonario o, por extensión, que alguien que no está conforme con esta sociedad pueda disfrutar a tope de las bondades de la misma.
No se percibe contradicción precisamente porque el objetivo es no percibir contradicciones.
Y a final uno puede sentir que es cualquier cosa, teniendo siempre cualquier cosa en la cantidad que se estime oportuna. Faltaría mas!
Si sirviese para algo animaría a la gente a que leyera los escritos de Pier Paolo Pasolini reivindicando para la pobreza una espacio entre la riqueza y la miseria, el espacio que ocupaban los opositores al sistema capitalista cuando de verdad eran oposición y no retorica vacía que se lleva el río de un centro comercial.
Pero no sirve para nada.
La derrota es total.
Y por eso aquellos que te dicen que quieren cambiar las cosas siempre te mienten: O a ellos mismos y a ti o sólo a tí.
Elige a opción que menos te duela, que más te guste.
Se nos ha olvidado que lo que de verdad nos hacía poderosos era precisamente no querer ser ricos.
Tener otros valores, unos valores que precisamente los planteamientos de crecimiento sostenible nos piden a gritos recuperar.
Pero, claro, para eso, hay que dejar de querer tener.
En este sentido, la hipoteca de 600.000 euros de la familia Iglesias no me ha decepcionado. Iglesias ya me había decepcionado antes.
Lo relevante es que el principal adalid de un mundo mejor que la vieja política nos pone sobre la mesa como nueva opción del decepcionante menú quiera tener tanto, tanto que elija hipotecar su vida al sistema que critica por lo menos durante 30 años comprando una hipoteca que está cinco veces por encima de la media que compran aquellos a los que ha venido a salvar.
Pablo tambien tiene miedo, confunde pobreza con miseria.
Te miente.
No puede salvarte en los términos que el mismo plantea.
Lo único que le diferencia del resto que no te ha salvado es que es nuevo y joven.

Y me duele concluir que, a estas alturas de la película, encuentre más honesto a quien, como Rajoy, te dice que no se puede hacer nada que a alguien como Iglesias que te dice que se puede hacer todo.

sábado, marzo 24, 2018

Historia Intelectual del Siglo XX, Peter Watson

H.R. Tawney o la premonitoria decencia de la sensibilidad moral cristiana...

"Tawney era un hombre muy religioso, y en su opinión, el consumismo violaba el transcurso natural de los acontecimientos; en particular, saboteaba «el instinto de servicio y solidaridad» que constituye la base de la sociedad civil tradicional. El capitalismo, a la larga, sería incompatible con la cultura. Influida por el capitalismo, escribió, la cultura se vuelve más privada, menos compartida, y ésta es una tendencia que atenta contra la vida en común de la humanidad, pues el individualismo acarreaba inevitablemente la falta de igualdad. Esto suponía un cambio en el propio concepto de cultura, pues se alejaba cada vez más de su condición de estado mental interno para relacionarse con los bienes de cada individuo. Por si fuera poco, Tawney también opinaba que el capitalismo, en el fondo, era incompatible con la democracia. Sospechaba que las desigualdades que venían asociadas de manera endémica al capitalismo (y que se hacían más evidentes que nunca por la acumulación adquisitiva de productos de consumo) acabarían por suponer una amenaza para la cohesión social. Por lo tanto, pensaba que su deber era colaborar en la creación de un contraataque moral de relieve en contra del capitalismo, en nombre de las muchas personas que, como él, estaban persuadidas de que éste había sido responsable, al menos en parte, de la guerra.·

La pasión de Michel Foucault, James Miller

“En toda sociedad, los gobernantes explotan su poder para regular y castigar, y graban códigos de lógica y tablas de la ley "en cosas e incluso dentro de los cuerpos" y así dan origen a un "universo de normas que de ningún modo pretenden suavizar la violencia sino satisfacerla." Una sociedad puede parecer en paz, pero sólo la "promesa de sangre", aunque velada, neutraliza el constante peligro de desorden y crea un patrón de combate latente en "las instituciones sociales, en las desigualdades económicas, en el lenguaje" y, no por último menos importante, "en los cuerpos mismos de cada uno de nosotros”."

sábado, marzo 17, 2018

La filosofia de Martin Heidegger, A. de Waelhens


“Por lo que hace a este abismo, no hay más remedio que enmudecer. No podemos tocar el hecho en bruto, sino bajo la vestidura de inteligibilidad que nosotros mismos le hemos impuesto. Fuera de este ropaje de inteligibilidad no hay sino la noche del caos.”

La Imaginación dialéctica. Una historia de la escuela de Frankfurt. Martin Jay


“Como explicaría Adorno más tarde, la frase «industria cultural» fue escogida por Horkheimer y él mismo en La dialéctica de la Ilustración debido a sus connotaciones antipopulistas. A la Escuela de Francfort le desagradaba la cultura de masas, no porque fuera democrática, sino precisamente porque no lo era. La noción de cultura «popular», afirmaba, era ideológica; la industria cultural suministraba una cultura falsa, reificada, no espontánea, en vez de la cosa real. La vieja distinción entre cultura alta y baja prácticamente se había desvanecido en la «barbarie estilizada» de la cultura de masas. Incluso los ejemplos más «negativos» del arte clásico habían sido absorbidos en lo que Marcuse denominaría más tarde su fachada «unidimensional». La tragedia, que antiguamente significó protesta, ahora significaba consolación. El mensaje subliminal de casi todo lo que pasaba por arte eran e] conformismo y la resignación… Cada vez más, el Institut llegó a la conclusión de que la industria cultural esclavizaba a los hombres mucho más sutil y eficazmente que los rudos métodos de dominación practicados en eras anteriores. La falsa armonía de lo particular y lo universal era en algunos aspectos más siniestra que el choque de las contradicciones sociales, a causa de su habilidad para inducir a las víctimas a la aceptación pasiva. Con la decadencia de las fuerzas de mediación en la sociedad —aquí el Institut se apoyaba en sus estudios anteriores sobre la disminución del rol de la familia en el proceso de socialización— las posibilidades de desarrollo de una resistencia negativa quedaban seriamente limitadas. Más aún, la difusión de la tecnologia servía a la industria cultural en Estados Unidos así como había ayudado a ajustar el control de los gobiernos autoritarios en Europa. La radio, afirmaban Horkheimer y Adorno, era para el fascismo lo que la imprenta había sido para la Reforma… La decadencia de la cultura «negativa», tradicional, no era sólo un problema para intelectuales. La cultura de masas era la sementera del totalitarismo político”.

sábado, marzo 03, 2018

El hombre y lo sagrado. Roger Caillois

"Es imposible durar sin desgaste, sin desperdicio; imposible inmovilizarse en el ser (…) Y es imposible también ser únicamente metamorfosis, puro desgaste, actividad total"

sábado, enero 27, 2018

La pasión de Michel Foucault, James Miller

"Al revés del poder de la soberanía, espectacularmente violento (como atestigua la dolorosa muerte de Damiens), el de la disciplina es ligero, humano, e insidioso, precisamente porque se ejerce invisiblemente mediante discreta vigilancia y no por abierta coerción. Esta supervisión, como la describía Foucault, "disocia el poder de el cuerpo", lo deja sumiso, "normalizado" (otro de los influyentes neologismos de Foucault), dispuesto a aceptar órdenes de arriba, como soldado de un ejército moderno. El resultado, en principio, fue un "funcionamiento automático del poder", una "perfección del poder" que, paradójicamente, propendía "a volver inútil su ejercicio concreto" (lo cual no es un rasgo digno de alabanza a ojos de un nietzscheano)"

domingo, enero 14, 2018

A day in the afterlife, Phiññip K. Dick

El pensamiento del afuera, Michel Foucault

"Si estuviera presente en el fondo de uno mismo, la ley ya no sería la ley sino la suave interioridad de la conciencia"

sábado, enero 13, 2018

La pasión de Michel Foucault, James Miller

"En términos muy generales, explicaba, este estudio histórico, como todos sus anteriores, abordaba, con gran dificultad por cierto, el "problema de la verdad". La dificultad consiste en saber de qué historia se trata, ya que todos sus estudios han demostrado, entre otras cosas, que las distinciones y categorías del "conocimiento" en tanto tal, sobre todo la distinción entre lo que es verdadero y lo que es falso, eran en sí mismos productos transitorios y cambiantes de costumbres e instituciones transitorias y cambiantes: "¿Qué conocimiento histórico es posible de una historia que produce la distinción verdadero/falso de la cual depende ese conocimiento"

sábado, octubre 21, 2017

La filosofia de Martin Heidegger, A. de Waelhens

“El Dasein se ve entonces en su finitud radical, una finitud que le inspirará la más completa y generosa tolerancia. Sólo el Dasein auténtico tendrá fuerza para dejar a los otros ser lo que son, porque sólo él está persuadido de la infinita vanidad del ser. El que se hace ilusiones sobre el valor del ser y de su ser tendrá siempre la tendencia a inmiscuirse y a tiranizar, porque no puede aceptar que el otro sea de distinta manera de como es él, o que se haga cosa distinta de lo que él mismo juzga digno de ser o de hacerse. Si, por el contrario, poseo la revelación de la precaria indignidad de todo lo que es, entonces toleraré fácilmente que el otro sea como mejor le parezca. Incluso en el mismo aislamiento de Ja existencia auténtica, hay todavía una existencia en común, auténtica también, y es el dejar a cada uno ser lo que es.”

sábado, octubre 14, 2017

Nuestra obsoleta mentalidad de mercado, Karl Polanyi

“El mito del salvaje individualista fue derribado hace mucho tiempo. No existe ninguna prueba del egoísmo primitivo, ni de la apócrifa propensión al trueque, al intercambio o al comercio, ni tampoco de la tendencia a abastecerse a sí mismo. También quedó desacreditada la leyenda de la psicología comunista del salvaje, de su presunta indiferencia a sus intereses personales. (En esencia, el hombre ha sido idéntico en todas las épocas. Si se consideran sus instituciones no aisladamente sino en su interrelación, se constata que el hombre se comportaba en una forma completamente comprensible para nosotros). Lo que parecía "comunismo" era el hecho de que el sistema productivo o económico estaba organizado en tal forma que ningún individuo quedaba expuesto a la amenaza de la indigencia. Cada quien tenía asegurado su lugar alrededor de la lumbre y su cuota de recursos comunes, cualquiera que hubiese sido su contribución a la caza, al pastoreo, al cultivo de la tierra o a la horticultura. Veamos algunos ejemplos: en el sistema kraal del Kaffir, "la privación es imposible; quien necesita ayuda la recibe en forma automática" [Mair, L. P. An African People in the Twentieth Century]. Ningún kwakiutl "ha corrido jamás el riesgo de padecer hambre" [Loeb, E. M. The Distribution and Function of Money in Early Society]. "En las sociedades que viven al margen de la subsistencia no existe el hambre" [Herskovits, J. M. The Economic Life of Primitive Peoples]. En efecto, el individuo no corre el riesgo de padecer hambre, excepto cuando la comunidad en su conjunto se encuentra en esa situación. Esta ausencia de miseria individual en la sociedad primitiva en cierto sentido la hace más humana y, al mismo tiempo, menos "económica" que la del siglo diecinueve.”

sábado, octubre 07, 2017

La filosofia de Martin Heidegger, A. de Waelhens

“Estos datos se reducen a tres datos capitales: el Dasein se manifiesta como una existencia ya arrojada y abandonada en el mundo, derelicción ante la cual el Dasein experimenta la angustia». En segundo lugar, esta misma existencia se manifiesta como obligada a elegir entre dos posibilidades fundamentales: o asumir un destino personal (cuya naturaleza está todavía por precisar) o bien ocultarse esta posibilidad abandonándose al mundo inmediato. La angustia nos revela el ser-en-el-mundo ante todo como un poder-ser, un In-der-Welt-seinkónnen”