domingo, febrero 16, 2014

Sentirse observados,
analizados,
medidos por un frío cálculo,
con manos frías tocados,
pero al mismo tiempo necesitados,
no como un todo que tiene sentido por si mismo,
sino como algo que es tomado por interés;
no por ese todo por el que cada mañana intenta entenderse,
si no por alguna de sus partes,
las Intercambiables,
las comunes,
las que sirven
las que no se distinguen las unas de las otras,
esas que pueden comprarse y venderse
y que por lo tanto no nos diferencian los unos de los otros,
nos hacen en realidad prescindibles,
decimales,
parciales,
yuxtapuestos,
a duras penas conjugando la existencia a intervalos,
desmemoriados,
desubicados,
progresivamente inciertos,
queriendo siempre recordar
cuándo y donde empezó
la interminable e impuesta justificación de los días,
La insoslayable y perpetua deuda de existir.
la impagable factura que crece y crece del sólo esto.


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