ON THE ROAD
jueves, septiembre 28, 2006
miércoles, septiembre 27, 2006
miércoles, septiembre 20, 2006
TEORÍAS CONSPIRATORIAS
No puedo más con el "rollo" conspiratorio del 11-M.
1.
Es probable que los terroristas como, llamemosles, grupo social compartan determinados entornos, lugares, proveedores y cualquier otra cosa que les ayude a conseguir sus fines... pero de esa coincidencia no se puede deducir que quienes comparten un mismo proveedor estén implicados en una misma trama.
Compartir un mismo proveedor, por ejemplo de explosivos o móviles, no genera complicidad en la comisión de delitos concretos. Simplemente, ambos delincuentes tienen un mismo proveedor.
Todos los yonquis de La Celsa no son cómplices del crimen cometido por uno de ellos. El compartir camello no les hace cómplices.
Probar que un etarra y un islamista estuvieron en un mismo sitio o utilizaron un mismo proveedor no prueba nada más que eso.
2.
Los defectos en la instrucción de los sumarios afectan a todos los demás y no sólo a éste.
Los errores en la instrucción del sumario del 11-M serían relevantes si se demostrara que en los demás sumarios no se cometen errores.
Esto se aplica también para las investigaciones policiales.
Los defectos e incongruencias de los sumarios e investigaciones son válidos para sacar conclusiones siempre y cuando estemos seguros de que no se producen errores en las instrucciones de otros sumarios.
3.
¿Por qué un terrorista islámico iba a inmolarse para favorecer los intereses de una organización independentista vasca?
Para los islamistas, todos los occidentales estamos en el mismo saco, seamos españoles o vascos. Ellos tienen sus propios objetivos e intereses... y les va la vida en ello. Aunque sean unos fanáticos, han llegado a la conclusión de matarse para defender su causa y nada se puede poner en el otro lado de la balanza que equilibre o compense la pérdida de la propia vida.
¿Qué puede poner ETA en el otro lado de la balanza?
Pensar que ETA puede arreglárselas para convencerles es propio de una mentalidad colonialista que analiza las cosas desde el punto de vista occidental.
4.
En el supuesto de que ETA se las hubierra arreglado para utilizar a los islamistas y estuviera detrás del atentado, que ya es mucho pensar... ¿Por qué desperdiciar tanto esfuerzo y trabajo no reivindicándolo?
Y suponiendo que estuviera detrás y no lo hubiera reivindicado públicamente, para qué diablos lo ha hecho... si jamás lo sabremos.
5.
La esencia del terrorismo es la comisión del atentado y la publicitación del mismo. En el fondo, todo acto terrorista es un acto de comunicación... ¿Qué quería comunicar ETA con el 11-M en el caso de estar detrás de él?
Si lo que busca es llamar la atención para negociar desde una posición más favorable, desde el momento en que se cometiera sería muy difícil para cualquier gobierno vender una negociación de cualquier tipo con ellos... Sería poner las cosas más difíciles.
6.
El atentado del 11-M supone un cambio cualitativo grande.
Pasamos de una ETA que, desde hacía unos años, sólo era capaz de poner bombas en polígonos deshabitados de Avila a otra que de pronto es capaz de moverse con éxito en el corazón de Madrid.
Salvo excepciones, los atentados de ETA siempre se han caracterizado por ser simbólicos y selectivos: policias, militares, periodistas, casas cuartel de la guardia civil... El 11-M es indiscriminado y brutal, tanto como cualquiera que se está produciendo en Irak o Afganistan.
La firma es de otro interlocutor.
7.
El discurso de una ETA débil y repleta de confidentes se aplica para defender una solución policial del problema terrorista y se olvida -generalmente por los mismos- para hacer posible la teoría conspiratoria.
¿En qué quedamos?
Si pensamos que ETA está débil, tendrían que haberse producido filtraciones en una operación tan compleja que requeriría tiempo de preparación: reclutar a los islamistas, manipularlos, proveerlos, colocarlos en disposición de cometer el atentado, ... Y dicho así, parece fácil..
Acabaremos viendo a Zaplana en el programa de Iker Gimenez.
Muchas cosas tienen que pasar para que el futuro del PP pase por el 11-M.
No puedo más con el "rollo" conspiratorio del 11-M.
1.
Es probable que los terroristas como, llamemosles, grupo social compartan determinados entornos, lugares, proveedores y cualquier otra cosa que les ayude a conseguir sus fines... pero de esa coincidencia no se puede deducir que quienes comparten un mismo proveedor estén implicados en una misma trama.
Compartir un mismo proveedor, por ejemplo de explosivos o móviles, no genera complicidad en la comisión de delitos concretos. Simplemente, ambos delincuentes tienen un mismo proveedor.
Todos los yonquis de La Celsa no son cómplices del crimen cometido por uno de ellos. El compartir camello no les hace cómplices.
Probar que un etarra y un islamista estuvieron en un mismo sitio o utilizaron un mismo proveedor no prueba nada más que eso.
2.
Los defectos en la instrucción de los sumarios afectan a todos los demás y no sólo a éste.
Los errores en la instrucción del sumario del 11-M serían relevantes si se demostrara que en los demás sumarios no se cometen errores.
Esto se aplica también para las investigaciones policiales.
Los defectos e incongruencias de los sumarios e investigaciones son válidos para sacar conclusiones siempre y cuando estemos seguros de que no se producen errores en las instrucciones de otros sumarios.
3.
¿Por qué un terrorista islámico iba a inmolarse para favorecer los intereses de una organización independentista vasca?
Para los islamistas, todos los occidentales estamos en el mismo saco, seamos españoles o vascos. Ellos tienen sus propios objetivos e intereses... y les va la vida en ello. Aunque sean unos fanáticos, han llegado a la conclusión de matarse para defender su causa y nada se puede poner en el otro lado de la balanza que equilibre o compense la pérdida de la propia vida.
¿Qué puede poner ETA en el otro lado de la balanza?
Pensar que ETA puede arreglárselas para convencerles es propio de una mentalidad colonialista que analiza las cosas desde el punto de vista occidental.
4.
En el supuesto de que ETA se las hubierra arreglado para utilizar a los islamistas y estuviera detrás del atentado, que ya es mucho pensar... ¿Por qué desperdiciar tanto esfuerzo y trabajo no reivindicándolo?
Y suponiendo que estuviera detrás y no lo hubiera reivindicado públicamente, para qué diablos lo ha hecho... si jamás lo sabremos.
5.
La esencia del terrorismo es la comisión del atentado y la publicitación del mismo. En el fondo, todo acto terrorista es un acto de comunicación... ¿Qué quería comunicar ETA con el 11-M en el caso de estar detrás de él?
Si lo que busca es llamar la atención para negociar desde una posición más favorable, desde el momento en que se cometiera sería muy difícil para cualquier gobierno vender una negociación de cualquier tipo con ellos... Sería poner las cosas más difíciles.
6.
El atentado del 11-M supone un cambio cualitativo grande.
Pasamos de una ETA que, desde hacía unos años, sólo era capaz de poner bombas en polígonos deshabitados de Avila a otra que de pronto es capaz de moverse con éxito en el corazón de Madrid.
Salvo excepciones, los atentados de ETA siempre se han caracterizado por ser simbólicos y selectivos: policias, militares, periodistas, casas cuartel de la guardia civil... El 11-M es indiscriminado y brutal, tanto como cualquiera que se está produciendo en Irak o Afganistan.
La firma es de otro interlocutor.
7.
El discurso de una ETA débil y repleta de confidentes se aplica para defender una solución policial del problema terrorista y se olvida -generalmente por los mismos- para hacer posible la teoría conspiratoria.
¿En qué quedamos?
Si pensamos que ETA está débil, tendrían que haberse producido filtraciones en una operación tan compleja que requeriría tiempo de preparación: reclutar a los islamistas, manipularlos, proveerlos, colocarlos en disposición de cometer el atentado, ... Y dicho así, parece fácil..
Acabaremos viendo a Zaplana en el programa de Iker Gimenez.
Muchas cosas tienen que pasar para que el futuro del PP pase por el 11-M.
SPINOZA (II)
I
"Estar alienado es ser extraño a si mismo . El deseo se aliena cuando se orienta por normas o valores exteriores al individuo o cuando se deja guiar por una mala comprensión que un individuo tiene de sí mismo. En los dos casos, el individuo ya no desea en conformidad a su propia y verdadera ley: no es autónomo y no puede expandirse en la verdadera alegría"
II
(Con respecto a la orientación conforme a normas y valores exteriores el individuo)
"El individuo que sigue una ética y una ley que le vienen de afuera -impuestas, ya por la violencia dogmática, ya por la persuasión engañosa- está alienado"
III
(Con respecto a la mala comprensión que un individuo tiene de si mismo)
"A menudo nuestra afectividad, o mejor, nuestro deseo, es confuso, contradictorio, ambivalente; se bloquea o se entusiasma detrás de quimeras, se autodestruye y engendra depresión allí donde se esperaba alegría. Lo que nos conduce a esos callejones sin salida es el conocimiento adecuado de nosotros mismos, de nuestra naturaleza íntima y de nuestro deseo profundo"
IV
"Cuando vivimos nuestro deseo directamente, según nuestra naturaleza auténtica, no lo padecemos (como padecemos las pasiones), sino que actuamos con el sentimiento de la libertad, la alegría, la expresión de nosotros mismos"
(Historia de la filosofía: del Renacimiento a la Postmodernidad. Gilbert Hottois)
I
"Estar alienado es ser extraño a si mismo
II
(Con respecto a la orientación conforme a normas y valores exteriores el individuo)
"El individuo que sigue una ética y una ley que le vienen de afuera -impuestas, ya por la violencia dogmática, ya por la persuasión engañosa- está alienado"
III
(Con respecto a la mala comprensión que un individuo tiene de si mismo)
"A menudo nuestra afectividad, o mejor, nuestro deseo, es confuso, contradictorio, ambivalente; se bloquea o se entusiasma detrás de quimeras, se autodestruye y engendra depresión allí donde se esperaba alegría. Lo que nos conduce a esos callejones sin salida es el conocimiento adecuado de nosotros mismos, de nuestra naturaleza íntima y de nuestro deseo profundo"
IV
"Cuando vivimos nuestro deseo directamente, según nuestra naturaleza auténtica, no lo padecemos (como padecemos las pasiones), sino que actuamos con el sentimiento de la libertad, la alegría, la expresión de nosotros mismos"
(Historia de la filosofía: del Renacimiento a la Postmodernidad. Gilbert Hottois)
FANTASMAS DEL VERANO...
que ya se marcha y nos deja abandonados, a merced de nuestras vidas, las reales, las que cuentan por el momento.
El verano siempre es deseo o recuerdo, sueño y fantasma que nos atormenta con su inalcanzable belleza en las largas noches de invierno.
Tiempo comprado, espejismo irresistible en el desierto que cada uno habita sólo y apenas sin tiempo.
martes, septiembre 19, 2006
SPINOZA
"Todo ser particular (todo individuo) es una expresión (un modo) de la sustancia. Por tanto, todo ser prolonga por sí mismo la fuerza desbordante de la naturaleza creadora. El ser humano no escapa a esta ley. Por eso Spinoza ha podido decir que:
La esencia del hombre es el deseo (Ética)
La afectividad no es otra cosa que la modulación del deseo: cuando el deseo, entendido como potencia individual de existir cada vez más de acuerdo con la naturaleza propia de cada uno, se expresa y se realiza, sentimos alegría; cuando se ve contrariado, experimentamos tristeza (...) Así, lo bueno para un ser es lo que le permite existir cada vez más en conformidad con su naturaleza y que experimenta como una necesidad positiva (es decir, como liberación, actualización del potencial que hay en él) (...) Dice Spinoza:
No deseamos una cosa porque sea buena, sino lo contrario: porque la deseamos, decimos que es buena (Ética)"
(Historia de la filosofía: del Renacimiento a la Postmodernidad. Gilbert Hottois)
"Todo ser particular (todo individuo) es una expresión (un modo) de la sustancia. Por tanto, todo ser prolonga por sí mismo la fuerza desbordante de la naturaleza creadora. El ser humano no escapa a esta ley. Por eso Spinoza ha podido decir que:
La esencia del hombre es el deseo (Ética)
La afectividad no es otra cosa que la modulación del deseo: cuando el deseo, entendido como potencia individual de existir cada vez más de acuerdo con la naturaleza propia de cada uno, se expresa y se realiza, sentimos alegría; cuando se ve contrariado, experimentamos tristeza (...) Así, lo bueno para un ser es lo que le permite existir cada vez más en conformidad con su naturaleza y que experimenta como una necesidad positiva (es decir, como liberación, actualización del potencial que hay en él) (...) Dice Spinoza:
No deseamos una cosa porque sea buena, sino lo contrario: porque la deseamos, decimos que es buena (Ética)"
(Historia de la filosofía: del Renacimiento a la Postmodernidad. Gilbert Hottois)
lunes, septiembre 18, 2006
NO PITY (IN THE NAKED CITY)
Mientras repaso un capítulo del relato que estoy escribiendo, escucho a Jackie Wilson cantar con su prodigioso desgarro vocal una de sus mejores canciones: "No pity (in the naked city)".
Ahora mismo no me interesa escuchar otra canción.
Estoy pinzado, con el reproductor en bucle continuo, drogándome con las emociones que me despierta escucharla interminablemente...
Ain't no pity in the naked city ... La fotografía pertenece a una estupenda película norteamericana de principios de la década de los cincuentas... "The naked city", cine negro del puro, Jules Dassin, Nueva York, un golpe casi perfecto, pero ahora no toca hablar de cine.
Ain't no pity in the naked city...
Siempre me lo he preguntado: ¿Por qué ya no se hace la música soul que se hacía en los 50, 60 y principios de los 70?; y nunca he encontrado una buena respuesta: ¿Por una cuestión generacional o socio-cultural? ¿Por qué ya no hay un Berry Gordy o un Phil Spector o unos Temptations o una Motown?
No tengo ni pajolera idea...
Lo único cierto son dos cosas: que ya no se componen -ni cantan- canciones como esta y, por supuesto que no hay piedad en la ciudad desnuda.
Nunca la ha habido ni la habrá.
A veces la desnudez puede ser terrible, especialmente si lo que se desnuda es la realidad para mostrarnos su verdad.
El personaje que aparece en la imagen lo sabe perfectamente.
Mientras repaso un capítulo del relato que estoy escribiendo, escucho a Jackie Wilson cantar con su prodigioso desgarro vocal una de sus mejores canciones: "No pity (in the naked city)".
Ahora mismo no me interesa escuchar otra canción.
Estoy pinzado, con el reproductor en bucle continuo, drogándome con las emociones que me despierta escucharla interminablemente...
Ain't no pity in the naked city ... La fotografía pertenece a una estupenda película norteamericana de principios de la década de los cincuentas... "The naked city", cine negro del puro, Jules Dassin, Nueva York, un golpe casi perfecto, pero ahora no toca hablar de cine.
Ain't no pity in the naked city...
Siempre me lo he preguntado: ¿Por qué ya no se hace la música soul que se hacía en los 50, 60 y principios de los 70?; y nunca he encontrado una buena respuesta: ¿Por una cuestión generacional o socio-cultural? ¿Por qué ya no hay un Berry Gordy o un Phil Spector o unos Temptations o una Motown?
No tengo ni pajolera idea...
Lo único cierto son dos cosas: que ya no se componen -ni cantan- canciones como esta y, por supuesto que no hay piedad en la ciudad desnuda.
Nunca la ha habido ni la habrá.
A veces la desnudez puede ser terrible, especialmente si lo que se desnuda es la realidad para mostrarnos su verdad.
El personaje que aparece en la imagen lo sabe perfectamente.
viernes, septiembre 15, 2006
EL NUEVO MUNDO
Termino de verla con la certidumbre de que la última película de Terrence Malick es una auténtica obra maestra, una obra hermosa rebosante de pureza y sensibilidad.
La película se sitúa en los primeros años del siglo XVII y tiene lugar en Virgina, en uno de los primeros intentos colonizadores británicos de la Costa Este del territorio que todavía llamaban Indias. En este marco se sitúa la historia de amor entre la princesa Pocahontas y el capitán John Smith, ambos respectivamente interpretados por la desconocida Q'orianka Kilcher y el más que conocido -y un poco cargante- Colin Farrell.
Este es el punto de partida de una historia intensa y bella que Malick cuenta a su particular y poética manera.
El cine de Malick no es fácil.
Evocador y envolvente, lleno de matices y momentos inolvidables. Uno no puede degustarlo con prisa porque es tan extenso y narrativo como intenso o poético. Para Malick cada imagen y cada segundo del metraje de la historia que está contando importan porque son elementos de un todo armónico construído con un determinado propósito.
Su forma de narrar puede parecer morosa, planos de animales, de árboles, de veredas recorridas en cámara subjetiva, pero tiene su razón de ser. Malick se detiene en el entorno para que éste se convierta en un personaje más, una especie de coro de tragedia griega que simplemente se limita a existir.
La naturaleza envuelve a los personajes y uno puede detectar en este planteamiento ecos del panteísmo de los grandes poetas americanos como Whitman o Frost a cada momento que se va sucediendo conforme la historia avanza.
A Malick le interesa tanto la historia que cuenta como la inserción de la misma en el entorno natural. El resultado es un cine que busca trascender las dos dimensiones del formato cinematográfico en una tercera y profunda que busca el imposible de hablar a los cinco sentidos.
Con Malick más que con ningún otro autor, uno tiene la impresión de que aquel no se dirije al espectador como tal sino que está buscando conmover e impresionar al ser humano colocado momentaneamente en la situación de espectador con la belleza de un mundo en el que sucede la historia que está relatando, un entorno natural ascendente y gótico en el que todo merece un segundo de atención:
"Toda pulgada cúbica de espacio es un milagro"
(Walt Whitman)
Y el hombre por tanto, como parte integrante de ese espacio, también merece atención.
En el cine de Malick aparece el ser humano en todo su esplendor para brillar en una absoluta y continua contradicción antropológica, siempre debatiéndose entre la oscuridad y las sombras.
En muchos casos, los personajes de Malick son seres que sufren en medio de un paraíso que a veces no están capacitados para ver y apreciar. Y esa es la principal contradicción, como si a los ojos de Malick el hombre no supiera nunca qué es realmente lo importante... lo que sucede con el personaje de John Smith, que comprenderá demasiado tarde dónde estaba lo esencial, que suele estar lejos de la cultura, de la sociedad y cerca de la naturaleza, de un carpe diem de buenos salvajes entregados a los dictados de su yo interior.
En el cine de Malick, la cultura y las obligaciones sociales se convierten en peligrosos enemigos cuando el ser humano se deja llevar por la locura de ser él mismo. La pareja que formaban Martin Sheen y Sissy Spacek en "Badlands", su primera película, el complicado y antibelicista personaje de Jim Caviezel en "La delgada línea de roja" o la pareja que forman Q'orianka Kilcher y Colin Farrell en "El nuevo mundo", todos se mueven en una difícil cuerda floja muy complicada de atravesar y uno tiene la impresión de que serían felices si estuvieran solos, sin tener que dar cuentas a nadie sobre su conducta.
El drama siempre está en la elección y en aguantar hasta el final las últimas consecuencias de esa elección, que en la mayoría de los casos suponen la muerte y la aniquilación directa o indirecta del sujeto por parte de esa sociedad... y todo, como ya he comentado, dentro de un mundo maravilloso, regalo de Dios, que sin embargo, el ser humano parece antropológicamente incapacitado para disfrutar.
"Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tu debes ser humillada ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras,
ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.
Recuerdo cómo yacimos juntos cierta
diáfana mañana de verano,
cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera
y suavemente te volviste hacia mí,
y apartaste la camisa de mi pecho, y
hundiste la lengua hasta mi corazón
desnudo,
y te extendiste hasta tocar mi barba,
y te extendiste hasta abrazar mis pies.
Prontamente crecieron y me rodearon
la paz y el saber que rebasan todas
las disputas de la Tierra,
y sé que la mano de dios es mi prometida,
y sé que el espíritu de Dios es mi propio hermano,
y que todos los hombres que alguna
vez vivieron son también mis
hermanos, y las mujeres mis
hermanas y amantes,
y que el amor es la sobrequilla de la creación,
y que son incontables las hojas rígidas
o lánguidas en los campos,
y las hormigas pardas en los pequeños
surcos,y las costras de musgo en el cerco
sinuoso, las piedras apiladas, el saúco,
la hierba carmín y la candelaria"
(Walt Whitman)
Y si a todo ésto se le añade la maravillosa partitura de James Horner siempre moviéndose entre la delicadeza romántica y el esplendor fulgurante de una obertura wagneriana es como para ponerse a escribir y no parar.
"El nuevo mundo" es una obra mayor, una experiencia poética y estética no apta para paladares con prisa y sin la necesaria pausa que la contemplación de una verdad -la de Malick en este caso- siempre requiere.
Ha pasado más de un lustro desde su último trabajo, "la delgada línea roja", y ha merecido la pena esperar.
Termino de verla con la certidumbre de que la última película de Terrence Malick es una auténtica obra maestra, una obra hermosa rebosante de pureza y sensibilidad.
La película se sitúa en los primeros años del siglo XVII y tiene lugar en Virgina, en uno de los primeros intentos colonizadores británicos de la Costa Este del territorio que todavía llamaban Indias. En este marco se sitúa la historia de amor entre la princesa Pocahontas y el capitán John Smith, ambos respectivamente interpretados por la desconocida Q'orianka Kilcher y el más que conocido -y un poco cargante- Colin Farrell.
Este es el punto de partida de una historia intensa y bella que Malick cuenta a su particular y poética manera.
El cine de Malick no es fácil.
Evocador y envolvente, lleno de matices y momentos inolvidables. Uno no puede degustarlo con prisa porque es tan extenso y narrativo como intenso o poético. Para Malick cada imagen y cada segundo del metraje de la historia que está contando importan porque son elementos de un todo armónico construído con un determinado propósito.
Su forma de narrar puede parecer morosa, planos de animales, de árboles, de veredas recorridas en cámara subjetiva, pero tiene su razón de ser. Malick se detiene en el entorno para que éste se convierta en un personaje más, una especie de coro de tragedia griega que simplemente se limita a existir.
La naturaleza envuelve a los personajes y uno puede detectar en este planteamiento ecos del panteísmo de los grandes poetas americanos como Whitman o Frost a cada momento que se va sucediendo conforme la historia avanza.
A Malick le interesa tanto la historia que cuenta como la inserción de la misma en el entorno natural. El resultado es un cine que busca trascender las dos dimensiones del formato cinematográfico en una tercera y profunda que busca el imposible de hablar a los cinco sentidos.
Con Malick más que con ningún otro autor, uno tiene la impresión de que aquel no se dirije al espectador como tal sino que está buscando conmover e impresionar al ser humano colocado momentaneamente en la situación de espectador con la belleza de un mundo en el que sucede la historia que está relatando, un entorno natural ascendente y gótico en el que todo merece un segundo de atención:
"Toda pulgada cúbica de espacio es un milagro"
(Walt Whitman)
Y el hombre por tanto, como parte integrante de ese espacio, también merece atención.
En el cine de Malick aparece el ser humano en todo su esplendor para brillar en una absoluta y continua contradicción antropológica, siempre debatiéndose entre la oscuridad y las sombras.
En muchos casos, los personajes de Malick son seres que sufren en medio de un paraíso que a veces no están capacitados para ver y apreciar. Y esa es la principal contradicción, como si a los ojos de Malick el hombre no supiera nunca qué es realmente lo importante... lo que sucede con el personaje de John Smith, que comprenderá demasiado tarde dónde estaba lo esencial, que suele estar lejos de la cultura, de la sociedad y cerca de la naturaleza, de un carpe diem de buenos salvajes entregados a los dictados de su yo interior.
En el cine de Malick, la cultura y las obligaciones sociales se convierten en peligrosos enemigos cuando el ser humano se deja llevar por la locura de ser él mismo. La pareja que formaban Martin Sheen y Sissy Spacek en "Badlands", su primera película, el complicado y antibelicista personaje de Jim Caviezel en "La delgada línea de roja" o la pareja que forman Q'orianka Kilcher y Colin Farrell en "El nuevo mundo", todos se mueven en una difícil cuerda floja muy complicada de atravesar y uno tiene la impresión de que serían felices si estuvieran solos, sin tener que dar cuentas a nadie sobre su conducta.
El drama siempre está en la elección y en aguantar hasta el final las últimas consecuencias de esa elección, que en la mayoría de los casos suponen la muerte y la aniquilación directa o indirecta del sujeto por parte de esa sociedad... y todo, como ya he comentado, dentro de un mundo maravilloso, regalo de Dios, que sin embargo, el ser humano parece antropológicamente incapacitado para disfrutar.
"Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tu debes ser humillada ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras,
ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.
Recuerdo cómo yacimos juntos cierta
diáfana mañana de verano,
cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera
y suavemente te volviste hacia mí,
y apartaste la camisa de mi pecho, y
hundiste la lengua hasta mi corazón
desnudo,
y te extendiste hasta tocar mi barba,
y te extendiste hasta abrazar mis pies.
Prontamente crecieron y me rodearon
la paz y el saber que rebasan todas
las disputas de la Tierra,
y sé que la mano de dios es mi prometida,
y sé que el espíritu de Dios es mi propio hermano,
y que todos los hombres que alguna
vez vivieron son también mis
hermanos, y las mujeres mis
hermanas y amantes,
y que el amor es la sobrequilla de la creación,
y que son incontables las hojas rígidas
o lánguidas en los campos,
y las hormigas pardas en los pequeños
surcos,y las costras de musgo en el cerco
sinuoso, las piedras apiladas, el saúco,
la hierba carmín y la candelaria"
(Walt Whitman)
Y si a todo ésto se le añade la maravillosa partitura de James Horner siempre moviéndose entre la delicadeza romántica y el esplendor fulgurante de una obertura wagneriana es como para ponerse a escribir y no parar.
"El nuevo mundo" es una obra mayor, una experiencia poética y estética no apta para paladares con prisa y sin la necesaria pausa que la contemplación de una verdad -la de Malick en este caso- siempre requiere.
Ha pasado más de un lustro desde su último trabajo, "la delgada línea roja", y ha merecido la pena esperar.
miércoles, septiembre 13, 2006
LA JOVEN DEL AGUA
Uf!
Cleveland Heep (interpretado por el estupendo Paul Giamatti) es el portero de una comunidad de vecinos que una noche es rescatado por una jóven mujer de la piscina a la que cae inconsciente. Poco a poco irá descubriendo que ella es un ser procedente del mágico mundo azul y que tiene un importante cometido. Portero e inquilinos se encargarán de protegerla e intentarán devolverla al lugar de donde ha venido.
Lo primero que tengo que decir es que el resultado final no está a la altura de los planteamientos de su director, el indio M. Nighy Shyamanlan, si bien estos tienen su interés:
- contar un cuento de hadas que cuenta la historia de un cuento de hadas que se hace real según va siendo contado por los personajes.
- la inserción de un mundo mágico en el mundo no tan mágico y anodino de una comunidad de vecinos.
Pero todo se queda en deseo...
La película es aburrida y fallida. No voy a entrar en muchos detalles... Me da mucha pereza pensar en ella:
- los personajes no consiguen en ningún momento resultan interesantes, porque no terminan de ofrecer lo que prometen... pese el esfuerzo que Paul Giamatti hace para que su personaje no sea decepcionante
- todo resulta demasiado anodino y frio... falta intensidad y emoción en una historia que en ciertos momentos requiere de estas emociones para resultar creíble
- shyamanlan es un actor pésimo... alguien debería decirselo. Me presento voluntario.
- la historia se hace demasiado complicada principalmente porque no despierta en el espectador el suficiente interés como para que este siga con el necesario cuidado la interminable lista de cargos y procedimientos necesarios para devolver a la doncella de agua a su país azul... que espero no sea la Valladolid de los años 40.
En definitiva, una película más y otras dos horas de vida menos.
Uf!
Cleveland Heep (interpretado por el estupendo Paul Giamatti) es el portero de una comunidad de vecinos que una noche es rescatado por una jóven mujer de la piscina a la que cae inconsciente. Poco a poco irá descubriendo que ella es un ser procedente del mágico mundo azul y que tiene un importante cometido. Portero e inquilinos se encargarán de protegerla e intentarán devolverla al lugar de donde ha venido.
Lo primero que tengo que decir es que el resultado final no está a la altura de los planteamientos de su director, el indio M. Nighy Shyamanlan, si bien estos tienen su interés:
- contar un cuento de hadas que cuenta la historia de un cuento de hadas que se hace real según va siendo contado por los personajes.
- la inserción de un mundo mágico en el mundo no tan mágico y anodino de una comunidad de vecinos.
Pero todo se queda en deseo...
La película es aburrida y fallida. No voy a entrar en muchos detalles... Me da mucha pereza pensar en ella:
- los personajes no consiguen en ningún momento resultan interesantes, porque no terminan de ofrecer lo que prometen... pese el esfuerzo que Paul Giamatti hace para que su personaje no sea decepcionante
- todo resulta demasiado anodino y frio... falta intensidad y emoción en una historia que en ciertos momentos requiere de estas emociones para resultar creíble
- shyamanlan es un actor pésimo... alguien debería decirselo. Me presento voluntario.
- la historia se hace demasiado complicada principalmente porque no despierta en el espectador el suficiente interés como para que este siga con el necesario cuidado la interminable lista de cargos y procedimientos necesarios para devolver a la doncella de agua a su país azul... que espero no sea la Valladolid de los años 40.
En definitiva, una película más y otras dos horas de vida menos.
martes, septiembre 12, 2006
BREAKFAST ON PLUTO
De entrada vaya por delante que me declaro un fan absoluto del cine de Neil Jordan. Fundamentalmente, por la heterodoxa sensibilidad con que relata historias que protagonizan personajes especiales siempre persiguiendo sus sueños por el paisaje árido de un mundo lleno de seres que se han dejado de perseguir los suyos. Desde "Mona Lisa" (1986) donde el chófer interpretado por Bob Hoskins se enamora perdidamente de una call girl hasta la infravalorada "The good thief" (2002), revisión del clásico de Jean Pierre Melville "Bob Le Flambeur, donde el ladrón interpretado por Nick Nolte busca realizar su posibilidad de escape pergeñando un plan perfecto contra todo y todos. En las películas de Jordan hay magia, pero siempre una magia terrenal procedente de las miradas y actitudes de sus personajes
"Desayuno en Plutón" es su último trabajo y, desde luego, está a la altura de las mejores dentro de su no muy extensa filmografía, lo primero es ya decir mucho y lo segundo es una auténtica lástima porque siempre me ha gustado escuchar lo que un autor como Neil Jordan tiene que decir.
La película cuenta la historia de Patrick "Kitten" Brady, un travestido irlandés empeñado en encontrar a su verdadera madre. Es la historia de un viaje que llevará a Brady por la convulsa Irlanda hasta Londres de mediados de la década de los 70, donde está seguro que ella se encuentra.
Lo que más me llama la atención es el recalcitrante optimismo con que Brady vive un destino que en la mayor parte de las ocasiones le resulta adverso. Pese a todo, Brady jamás se rinde siendo su principal arma la capacidad de fabulación sobre su propia vida. Así, ésta se convierte en una especie de ficción oral que Brady continuamente se cuenta a sí mismo y a cualquiera que quiera escucharle, una ficción en la que él es un extraño héroe en busca de imposibles fantasmas. Así, y pese a que el tono de la película es amargo, curiosamente resulta dulce en muchos momentos sobre todo por la capacidad que el personaje protagonista tiene de distanciarse y aislarse, contra todo y todos, de una realidad que casi siempre le es esquiva.
En este sentido, Brady se convierte en una suerte de David Copperfield moderno en busca de si mismo y de su futuro... Al final, y como siempre, importará mucho más el viaje que el propósito desencadenante de su comienzo... entre otras cosas porque el viajero que sale del punto de partida jamás es aquel que llega al lugar propuesto.
El viaje siempre cambia al viajero... Todo lo demás es turismo.
El trabajo de Cillian Murphy como Patrick Braden es estupendo y, junto a él, otros grandes actores como Liam Neeson, Stephen Rea, Brendan Gleeson, Ian Hart o, incluso, los cantantes Gavin Friday y Brian Ferry (tan estupendo como siempre) hacen aún más interesante con sus presencias el camino de la gata por el espacio y el tiempo por una Gran Bretaña demasiado "seria", inmersa en pleno conflicto del Ulster, y con demasiado poco tiempo para entender a alguien tan diferente como Brady.
Y no me olvido de los petirrojos... Todo un hallazgo...
"- Petirrojo 1: Ella no se parece en nada a Mitzi Gaynor!
- Petirrojo 2: Y qué sabes tú de Mitzi Gaynor?
- Petirrojo 1: Nada. Pero como dijo Oscar Wilde, "Me encanta hablar de nada en concreto. Es la única cosa de la que se algo."
Un gran diálogo para tratarse de dos pájaros.
De entrada vaya por delante que me declaro un fan absoluto del cine de Neil Jordan. Fundamentalmente, por la heterodoxa sensibilidad con que relata historias que protagonizan personajes especiales siempre persiguiendo sus sueños por el paisaje árido de un mundo lleno de seres que se han dejado de perseguir los suyos. Desde "Mona Lisa" (1986) donde el chófer interpretado por Bob Hoskins se enamora perdidamente de una call girl hasta la infravalorada "The good thief" (2002), revisión del clásico de Jean Pierre Melville "Bob Le Flambeur, donde el ladrón interpretado por Nick Nolte busca realizar su posibilidad de escape pergeñando un plan perfecto contra todo y todos. En las películas de Jordan hay magia, pero siempre una magia terrenal procedente de las miradas y actitudes de sus personajes
"Desayuno en Plutón" es su último trabajo y, desde luego, está a la altura de las mejores dentro de su no muy extensa filmografía, lo primero es ya decir mucho y lo segundo es una auténtica lástima porque siempre me ha gustado escuchar lo que un autor como Neil Jordan tiene que decir.
La película cuenta la historia de Patrick "Kitten" Brady, un travestido irlandés empeñado en encontrar a su verdadera madre. Es la historia de un viaje que llevará a Brady por la convulsa Irlanda hasta Londres de mediados de la década de los 70, donde está seguro que ella se encuentra.
Lo que más me llama la atención es el recalcitrante optimismo con que Brady vive un destino que en la mayor parte de las ocasiones le resulta adverso. Pese a todo, Brady jamás se rinde siendo su principal arma la capacidad de fabulación sobre su propia vida. Así, ésta se convierte en una especie de ficción oral que Brady continuamente se cuenta a sí mismo y a cualquiera que quiera escucharle, una ficción en la que él es un extraño héroe en busca de imposibles fantasmas. Así, y pese a que el tono de la película es amargo, curiosamente resulta dulce en muchos momentos sobre todo por la capacidad que el personaje protagonista tiene de distanciarse y aislarse, contra todo y todos, de una realidad que casi siempre le es esquiva.
En este sentido, Brady se convierte en una suerte de David Copperfield moderno en busca de si mismo y de su futuro... Al final, y como siempre, importará mucho más el viaje que el propósito desencadenante de su comienzo... entre otras cosas porque el viajero que sale del punto de partida jamás es aquel que llega al lugar propuesto.
El viaje siempre cambia al viajero... Todo lo demás es turismo.
El trabajo de Cillian Murphy como Patrick Braden es estupendo y, junto a él, otros grandes actores como Liam Neeson, Stephen Rea, Brendan Gleeson, Ian Hart o, incluso, los cantantes Gavin Friday y Brian Ferry (tan estupendo como siempre) hacen aún más interesante con sus presencias el camino de la gata por el espacio y el tiempo por una Gran Bretaña demasiado "seria", inmersa en pleno conflicto del Ulster, y con demasiado poco tiempo para entender a alguien tan diferente como Brady.
Y no me olvido de los petirrojos... Todo un hallazgo...
"- Petirrojo 1: Ella no se parece en nada a Mitzi Gaynor!
- Petirrojo 2: Y qué sabes tú de Mitzi Gaynor?
- Petirrojo 1: Nada. Pero como dijo Oscar Wilde, "Me encanta hablar de nada en concreto. Es la única cosa de la que se algo."
Un gran diálogo para tratarse de dos pájaros.
lunes, septiembre 11, 2006
UNITED 93
Pensando en esta más que interesante película me viene a la cabeza la famosa frase pronunciada en la película de Jhon Ford, "El Hombre que mató a Liberty Valance":
- "This is the west, sir. When the legend becomes fact, print the legend."
Aunque los papeles oficiales dicen lo contrario seguramente el vuelo número 93 de United Airlines fue derribado por los aviones del mando de defensa áerea para evitar males mayores... Siempre existirá esa sombra, pero -y para cada sombra- siempre existe una leyenda que con su brillo arrasador intenta -y casi siempre consigue- empalidecerla.
"United 93" nos cuenta entonces la leyenda.
Siguiendo al pie de la letra el informe oficial del congreso de los Estados Unidos sobre el 11-S, la película relata en un muy acertado tono semi-documental tanto la generalidad de ese acontecimiento histórico como la particular peripecia del quinto y último vuelo secuestrado por los terroristas islámicos.
El resultado resulta muy, muy atractivo y termina constituyendo una obra sorprendente y llena de ritmo que mantiene el interés hasta el último instante.
Uno de los retos más complicados de un narrador es contar a la audiencia algo que, en mayor o menor medida, ya conoce y "United93" sale airosa de ese trance. Desde el pequeño detalle de un avión que no responde a las llamadas de su controlador aéreo hasta la esencia de las torres gemelas ardiendo, "United93" es un magnífico "crescendo" de tensión en el que asistimos, casi como privilegiados "voyeurs", a la constatación del inevitable desastre en los rostros de todos sus protagonistas.
Mención especial para el perfecto trabajo de los actores, en los que se mezclan individuos no profesionales reviviendo aquel día y el papel más o menos crucial que jugaron durante aquellos momentos que sacudieron al mundo. No se distinguen unos de otros y ello principalmente merced al talento de unos y de otros para transmitir sensación de vida y realidad.
El resultado es la interesante y bien contada crónica de una leyenda.
Pensando en esta más que interesante película me viene a la cabeza la famosa frase pronunciada en la película de Jhon Ford, "El Hombre que mató a Liberty Valance":
- "This is the west, sir. When the legend becomes fact, print the legend."
Aunque los papeles oficiales dicen lo contrario seguramente el vuelo número 93 de United Airlines fue derribado por los aviones del mando de defensa áerea para evitar males mayores... Siempre existirá esa sombra, pero -y para cada sombra- siempre existe una leyenda que con su brillo arrasador intenta -y casi siempre consigue- empalidecerla.
"United 93" nos cuenta entonces la leyenda.
Siguiendo al pie de la letra el informe oficial del congreso de los Estados Unidos sobre el 11-S, la película relata en un muy acertado tono semi-documental tanto la generalidad de ese acontecimiento histórico como la particular peripecia del quinto y último vuelo secuestrado por los terroristas islámicos.
El resultado resulta muy, muy atractivo y termina constituyendo una obra sorprendente y llena de ritmo que mantiene el interés hasta el último instante.
Uno de los retos más complicados de un narrador es contar a la audiencia algo que, en mayor o menor medida, ya conoce y "United93" sale airosa de ese trance. Desde el pequeño detalle de un avión que no responde a las llamadas de su controlador aéreo hasta la esencia de las torres gemelas ardiendo, "United93" es un magnífico "crescendo" de tensión en el que asistimos, casi como privilegiados "voyeurs", a la constatación del inevitable desastre en los rostros de todos sus protagonistas.
Mención especial para el perfecto trabajo de los actores, en los que se mezclan individuos no profesionales reviviendo aquel día y el papel más o menos crucial que jugaron durante aquellos momentos que sacudieron al mundo. No se distinguen unos de otros y ello principalmente merced al talento de unos y de otros para transmitir sensación de vida y realidad.
El resultado es la interesante y bien contada crónica de una leyenda.
"Llegará un día que ya habremos vivido"
Con esta frase casi termina "Mala Sangre", la inolvidable película de Leos Carax que a mediados de los 80 dió a conocer a la maravillosa y preciosa Juliette Binoche al resto de Europa... Han pasado veinte años, pero la fuerza poética de esta pequeña joya del cine difícil mantiene intacto su poder conmovedor.
En "Mala sangre" se transparentan viejos y agradables fantasmas pertenecientes a los eternos esquemas narrativos del cine negro.Modos de narrar historias que con su loco romanticismo nihilista siguen atrapando con su fascinante abrazo de paraíso artificial hoy, más que nunca, cuando la nada está cada vez más presente en un mundo donde lo peor que se puede preguntar es el "por qué" de cada cosa.
"Llegará un día que ya habremos vivido"
Me enamoré de esa frase a los veinte años, en cuanto la escuché brotar como una rara flor del mal de los labios moribundos de Alex y aún sigo queriéndola, cuando ya he vivido algún día que ya viví y soy veinte años más viejo que entonces.
Con esta frase casi termina "Mala Sangre", la inolvidable película de Leos Carax que a mediados de los 80 dió a conocer a la maravillosa y preciosa Juliette Binoche al resto de Europa... Han pasado veinte años, pero la fuerza poética de esta pequeña joya del cine difícil mantiene intacto su poder conmovedor.
En "Mala sangre" se transparentan viejos y agradables fantasmas pertenecientes a los eternos esquemas narrativos del cine negro.Modos de narrar historias que con su loco romanticismo nihilista siguen atrapando con su fascinante abrazo de paraíso artificial hoy, más que nunca, cuando la nada está cada vez más presente en un mundo donde lo peor que se puede preguntar es el "por qué" de cada cosa.
"Llegará un día que ya habremos vivido"
Me enamoré de esa frase a los veinte años, en cuanto la escuché brotar como una rara flor del mal de los labios moribundos de Alex y aún sigo queriéndola, cuando ya he vivido algún día que ya viví y soy veinte años más viejo que entonces.
domingo, septiembre 10, 2006
sábado, septiembre 09, 2006
CORRUPCION EN MIAMI
La película lleva a la gran pantalla las aventuras de los inspectores de la policía de Miami, Sonny Crockett y Ricardo Tubbs, protagonistas de la serie del mismo nombre que tuvo gran éxito en la década de los 80; principalmente por lo cuidado de la producción y de las historias mostradas a lo largo de sus siete temporadas.
El resultado fue un producto muy diferente de las series policiales al uso por aquel entonces, destacando por ofrecer una experiencia visual y narrativa muy cercana a la cinematográfica.
Michael Mann -en mi opinión uno de los directores más interesantes del parque de profesionales actualmente en activo- es el responsable de este proyecto revividor y nadie debería estar más capacitado para hacerlo puesto que Mann fue el productor ejecutivo de la serie durante sus primeras cinco temporadas, las mejores por cierto.
De ahí, Mann pasó al cine para no volver más a la televisión, dirigiendo "El último de los Mohicanos" en 1992.
No obstante ya había escrito y dirigido en 1986 "Manhunter", la primera adaptación cinematográfica de las aventuras del entrañable Hannibal Lecter.
La adaptación cinematográfica de "Corrupción en Miami" tiene poco que ofrecer en lo que se refiere a la historia.
El contenido no se diferencia mucho de un viejo capítulo de la serie: traficantes chungos, interiores espaciosos y luminosos, vida nocturna, deportivos a mil por hora por las avenidas, malos que deben morir, relamidos agentes del FBI, amores imposibles que se balancean en la cuerda floja que separa el bien del mal, justicias y venganzas... Nada nuevo bajo el sol de Miami quince años después.
Lo diferencial -para mi gusto- está en la forma en que Mann cuenta esa sucesión de tópicos pertenecientes a la propia serie.
Me refiero a su talento para rodar, su sensibilidad para el encuadre componiendo imágenes de gran belleza y su maestría para narrar cinematográficamente combianado esas imágenes estupendas.
"Corrupcíón en Miami" es una película de director en la que Mann muestra todo lo que su inmenso talento puede dar y que de no ser por esas sobresalientes capacidades naufragaría en la mayor de las mediocridades.
Mención especial para esos primeros planos en gran angular directamente extraídos del western clásico en el que, por ejemplo, uno puede ver el rostro atormentado de un personaje mientras un relámpago estalla al fondo. En este sentido, Mann utiliza mucho el gran angular para dar a la película una inmensa profundidad de campo que en pocas ocasiones tiene un sentido dramático y que en la mayor parte obecece a motivos -mas que fundados- de carácter estético.
El resultado es visualmente fascinante.
Recuerdo un primer término de Colin Farrell despidiendo un amor imposible con un fondo de palmeras agitadas por el viento...
Por otor lado, uno de los grandes temas presentes a lo largo de la filmografía de Michael Mann, la fascinante reinvindicación del profesional que sabe hacer bien su trabajo, también está presente en "Corrupción en Miami".
La forma en que Mann aborda las peligrosas andanzas de Crockett y Tubbs no es otra que ésta, la del profesional que sabe hacer bien su trabajo. En esta película, la mayoría de los personajes se preocupan por su negocio y lo hacen hasta las últimas consecuencias y sólo el mejor termina venciendo.
En el mundo de Mann no hay nada más importante que cumplir la función que uno tiene asignada o que se ha asignado a si mismos... hasta los guardaespaldas que van a ser tiroteados dan la impresión de tener un trabajo que hacer y, lo que es más importante, de saber hacerlo.
En el mundo de Mann, las intenciones no son suficientes. Lo importante son los resultados siendo en todo momento las palabras "resultados" y "éxito" términos sinónimos.
En el mundo de Mann las emociones son peligrosas. Si sus personajes se dejan llevar por ellas terminan volviéndoles vulnerables. Se convierten en un lastre de cara a la consecución del objetivo. Enamorarse, sentir envidia o estar simplemente cansado no es profesional y el resultado jamás será satisfactorio.. Recordemos "Collateral", el cansado personaje que interpretaba Tom Cruise.
En cuanto a los actores, Jamie Foxx está eficaz y creíble como Ricardo Tubbs, tampoco el papel da para más.
Colin Farrell está a la altura de su compañero si bien en ciertos momentos resulta demasiado sobrerevolucionado, un poco del método rayaslawsky, haciéndose acreedor -como bien sugiere mi amigo G.- de una buena e interminable mano de bofetadas.
Los demás están correctos con menciones especiales para la estupenda Gong Li (tan buena actriz como bella como siempre por más que los años hayan pasado sobre ella) y para Luis Tosar cuya primera aventura en Hollywood no pasará a la historia. Su visión bergmaniana del traficante colombiano resulta demasiado minimal y monótona ¡incluso cuando tiene a Gong Li en la cama!
En definitivas cuentas, una película mas y dos horas de vida menos.
La película lleva a la gran pantalla las aventuras de los inspectores de la policía de Miami, Sonny Crockett y Ricardo Tubbs, protagonistas de la serie del mismo nombre que tuvo gran éxito en la década de los 80; principalmente por lo cuidado de la producción y de las historias mostradas a lo largo de sus siete temporadas.
El resultado fue un producto muy diferente de las series policiales al uso por aquel entonces, destacando por ofrecer una experiencia visual y narrativa muy cercana a la cinematográfica.
Michael Mann -en mi opinión uno de los directores más interesantes del parque de profesionales actualmente en activo- es el responsable de este proyecto revividor y nadie debería estar más capacitado para hacerlo puesto que Mann fue el productor ejecutivo de la serie durante sus primeras cinco temporadas, las mejores por cierto.
De ahí, Mann pasó al cine para no volver más a la televisión, dirigiendo "El último de los Mohicanos" en 1992.
No obstante ya había escrito y dirigido en 1986 "Manhunter", la primera adaptación cinematográfica de las aventuras del entrañable Hannibal Lecter.
La adaptación cinematográfica de "Corrupción en Miami" tiene poco que ofrecer en lo que se refiere a la historia.
El contenido no se diferencia mucho de un viejo capítulo de la serie: traficantes chungos, interiores espaciosos y luminosos, vida nocturna, deportivos a mil por hora por las avenidas, malos que deben morir, relamidos agentes del FBI, amores imposibles que se balancean en la cuerda floja que separa el bien del mal, justicias y venganzas... Nada nuevo bajo el sol de Miami quince años después.
Lo diferencial -para mi gusto- está en la forma en que Mann cuenta esa sucesión de tópicos pertenecientes a la propia serie.
Me refiero a su talento para rodar, su sensibilidad para el encuadre componiendo imágenes de gran belleza y su maestría para narrar cinematográficamente combianado esas imágenes estupendas.
"Corrupcíón en Miami" es una película de director en la que Mann muestra todo lo que su inmenso talento puede dar y que de no ser por esas sobresalientes capacidades naufragaría en la mayor de las mediocridades.
Mención especial para esos primeros planos en gran angular directamente extraídos del western clásico en el que, por ejemplo, uno puede ver el rostro atormentado de un personaje mientras un relámpago estalla al fondo. En este sentido, Mann utiliza mucho el gran angular para dar a la película una inmensa profundidad de campo que en pocas ocasiones tiene un sentido dramático y que en la mayor parte obecece a motivos -mas que fundados- de carácter estético.
El resultado es visualmente fascinante.
Recuerdo un primer término de Colin Farrell despidiendo un amor imposible con un fondo de palmeras agitadas por el viento...
Por otor lado, uno de los grandes temas presentes a lo largo de la filmografía de Michael Mann, la fascinante reinvindicación del profesional que sabe hacer bien su trabajo, también está presente en "Corrupción en Miami".
La forma en que Mann aborda las peligrosas andanzas de Crockett y Tubbs no es otra que ésta, la del profesional que sabe hacer bien su trabajo. En esta película, la mayoría de los personajes se preocupan por su negocio y lo hacen hasta las últimas consecuencias y sólo el mejor termina venciendo.
En el mundo de Mann no hay nada más importante que cumplir la función que uno tiene asignada o que se ha asignado a si mismos... hasta los guardaespaldas que van a ser tiroteados dan la impresión de tener un trabajo que hacer y, lo que es más importante, de saber hacerlo.
En el mundo de Mann, las intenciones no son suficientes. Lo importante son los resultados siendo en todo momento las palabras "resultados" y "éxito" términos sinónimos.
En el mundo de Mann las emociones son peligrosas. Si sus personajes se dejan llevar por ellas terminan volviéndoles vulnerables. Se convierten en un lastre de cara a la consecución del objetivo. Enamorarse, sentir envidia o estar simplemente cansado no es profesional y el resultado jamás será satisfactorio.. Recordemos "Collateral", el cansado personaje que interpretaba Tom Cruise.
En cuanto a los actores, Jamie Foxx está eficaz y creíble como Ricardo Tubbs, tampoco el papel da para más.
Colin Farrell está a la altura de su compañero si bien en ciertos momentos resulta demasiado sobrerevolucionado, un poco del método rayaslawsky, haciéndose acreedor -como bien sugiere mi amigo G.- de una buena e interminable mano de bofetadas.
Los demás están correctos con menciones especiales para la estupenda Gong Li (tan buena actriz como bella como siempre por más que los años hayan pasado sobre ella) y para Luis Tosar cuya primera aventura en Hollywood no pasará a la historia. Su visión bergmaniana del traficante colombiano resulta demasiado minimal y monótona ¡incluso cuando tiene a Gong Li en la cama!
En definitivas cuentas, una película mas y dos horas de vida menos.
Por una vez el hombre del tiempo tiene razón.
Los vientos racheados de velocidad superior a los noventa kilómetros por hora ya han llegado,
inflexibles le azotan el rostro,
le revuelven los cabellos,
chocan con la opacidad de su cuerpo
ofrecido a su invisible capricho de par en par.
(Espera,
no pierde la esperanza.
Si no es la ráfaga recién pasada,
será la siguiente...)
Sonríe,
abiertos los brazos
como un crucificado auténtico.
Desea que le arrebaten de una vez
la maldita tristeza que siente
y se la lleven lejos, muy lejos.
Los vientos racheados de velocidad superior a los noventa kilómetros por hora ya han llegado,
inflexibles le azotan el rostro,
le revuelven los cabellos,
chocan con la opacidad de su cuerpo
ofrecido a su invisible capricho de par en par.
(Espera,
no pierde la esperanza.
Si no es la ráfaga recién pasada,
será la siguiente...)
Sonríe,
abiertos los brazos
como un crucificado auténtico.
Desea que le arrebaten de una vez
la maldita tristeza que siente
y se la lleven lejos, muy lejos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)