Nos perjudica que todo se politice.
Aunque, y si acudimos a la física, seguramente la realidad no existe como tal, es necesario que exista una cierta realidad, entendida por todo aquello en y sobre lo que todos estamos de acuerdo, que no es discutibe y a lo que simplemente nos adherimos como si se tratara de una antigua historia que los ancianos relataran en la hoguera.
Antes del debate siempre tiene que existir un acuerdo, un suelo firme sobre el que asentarse a buscar soluciones y en este sentido no vale todo.
Las bocas y los oídos, como el papel, todos lo aguantan.
Seguramente ni entonces, cuando las cosas nos iban bien en lo económico, estábamos tan bien, ni ahora, cuando nos va mal, el desastre nos amenaza.
Vivimos en el exceso, en la dialéctica de la exageración y de la oportunidad, en un mundo en que la politica ha dejado de ser el arte de lo posible para convertirse en la técnica de lo oportuno y las primeras víctimas somos todos nosotros que nos escuchamos constantemente los unos a los otros diciendo exactamente lo contrario sobre diferentes temas.
No hay un lugar común que mantenga el equilibrio del discurso social.
Todo es un incesante tiroteo cruento de mensajes, formulas, consignas y, de cuando en cuando, argumentos que hace imposible toda racionalidad, donde sólo es posible la irracional adhesión a los tuyos frente a ellos y su mentira.
El mercado también ha llegado a las ideas y al debate social.
No importa el valor de uso de lo que se dice, su valor de verdad o, mucho peor, su propio sentido sintáctico y/o semántico.
Importa el valor de cambio.
La oportunidad con que se pronuncia.
Su relación con respecto a las otras ideas que están en juego: Si suman o si restan, si sirven o no... No importa el tema.
La crisis económica, el calentamiento global, los arbitrajes en baloncesto, las nuevas tendencias en la moda, .....
Nunca se habla de algo sino contra alguien.
Y el resultado es la incoherencia, la desestructuración y la apertura a lo irracional del debate, de cualquier debate público. Después de todo, somos seres racionales y deseamos comprender y el grado mínimo de comprensión es la inquebrantable adhesión a los tuyos, en su turno de palabra, digan lo que digan.
Es lo único que nos queda para entender, para comprender lo que sucede.
La pura irracionalidad que nos lleva a la locura y a la exageración.
jueves, octubre 30, 2008
"Entonces Lefteris, que estaba aparte liando un cigarro, resignadamente, como si hubiera cargado con toda la impotencia del universo, se volvió y le dijo: Sargento, ¿por qué te haces mala sangre? Los encargados de los arenques y del jalvá siempre estarán en lo mismo. Como esos otros con su papeleo interminable, y los de las camas mullidas que sólo se las hacen pero no las dominan. Pero fíjate lo que te digo, sólo el que combate la oscuridad en su interior tendrá mañana un lugar propio en el sol. Y Zoí: ¿Pues qué, te crees que no tengo yo también mujer y campos y problemas que me atormentan, como para estar montando guardia aquí, en este destierro?. Le replicó Lefteris: Lo que uno no ama, hermano, eso es lo que tiene que temer, que lo ha perdido de entrada, ya puede aferrarse a ello. Pero las cosas del corazón, puedes estar tranquilo, no hay forma de que se pierdan, y para éso están los destierros. Tarde o temprano los que han de encontrarlas las encontrarán. Le preguntó a su vez el Sargento Zoí: Y, según tú, ¿quién las encontrará?. Y entonces Lefteris, lentamente, señalando con el dedo: Tú y yo, hermano, y todo aquel marcado por este momento que nos escucha.
(Odysseas Elytis, Dignum Est y otros poemas)
(Odysseas Elytis, Dignum Est y otros poemas)
martes, octubre 28, 2008
lunes, octubre 27, 2008
domingo, octubre 26, 2008
MOONFLEET
Siempre es un placer para mi regresar a esta película llena de belleza y lirismo.
Creo que ya he escrito unas cuantas veces sobre ella, pero su maravilloso final siempre me sobrecoje.... El joven Mohune abriendo las puertas de la mansión familiar porque su amigo Jeremy Fox deberá encontrarlas abiertas el día lejano que decida regresar... aunque le hayamos visto partir en la barca, herido de muerte, mar adentro, y sepamos que jamás regresará.
Es emocionante comprobar como Fox permanecerá vivo en el agradecido corazón del joven Mohune.
Es emocionante comprobar la redención en el último momento del libertino Fox y el meticuloso cuidado con que deja de existir, con que se disuelve ante los inocentes ojos llenos de sueños del joven Mohune.
"Los contrabandistas de Moonfleet" es una obra maestra que me hace pensar en el mar como algo más que una inabarcable extensión de agua y que convierte a la esperanza en un sentimiento emocionante por la fragilidad eminentemente humana de los elementos que la constituyen.
ALUCINACIÓN
La eternidad del mar no tardará en engullir
la pequeña isla de su tiempo.
Abre los brazos,
las pequeñas olas le acarician los pies descalzos
como un cariñoso anticipo de esperanza.
Todos sus recuerdos le acompañan,
bailan y cantan su propia canción
alrededor de una hoguera en la que arden sus propios huesos,
su propia carne,
sus propios miembros
mientras el horizonte permanece intacto,
inaccesible y recto.
El abrazo de la gran ola aún no ha llegado.
Impaciente espera su venida,
con maneras de enamorado.
sábado, octubre 25, 2008
LA NOCHE DE LOS GIRASOLES
Para mi gusto (que no trato de imponer a nadie) una de las mejores películas españolas de los últimos años.
En "La noche de los girasoles" confluyen un género tipicamente español como es el drama rural con aspectos directamente relacionados con el cine negro.
En un apartado pueblo de la vieja Castilla los destinos de una serie de personajes se entrecruzarán como consecuencia de la casualidad y las circunstancias. A partir de ahí, y con la tragedia como escenario, todos ellos se verán sometidos al dilema moral y a la necesidad de decidir qué hacer y qué es lo correcto.
Las posibilidades de escape ante situaciones determinadas que la realidad les impone se convertirán en pruebas que les harán descubrir quiénes son y de qué son capaces por conseguir y/o mantener aquellos que más desean.
La película cuenta con una estructura narrativa interesante y muy conseguida. A través del punto de vista de una serie de personajes, se nos va contando una historia principal de la que todos los relatos son componentes parciales, piezas de un puzzle que poco a poco va componiéndose ante los ojos del espectador.
Merece la pena verla.
LIFE ON MARS
Gene: I think you’ve forgotten who you’re talking to.
Sam Tyler: An overweight, over-the-hill, nicotine-stained, borderline-alcoholic homophobe with a superiority complex and an unhealthy obsession with male bonding?
Gene: You make that sound like a bad thing.
No está mal la primera temporada de "Life on Mars".
Desde el coma en que se encuentra, el inspector Sam Tyler viaja en el tiempo, dentro de su mente, al Manchester del año 1973 para comprender ciertos aspectos de su vida relacionados con su infancia y la desaparición de su padre.
Comprobará que las cosas no pueden ser de otra forma diferente a aquella en la que sucedieron y se liberará de su deseo de cambiarlas... porque a veces confundimos la felicidad con la facilidad e intentamos que las cosas no se compliquen. Preferimos la felicidad, la tranquilidad, pero la vida no es éso.
Es mucho más.
La complejidad está en todas partes y hay que aceptar esa complejidad con todas sus consecuencias.
Y éso es lo que hace Sam Tyler mientras Bowie canta "Life on Mars". Aceptar el hecho de que las cosas no pueden ser tal y como las desea.... porque, y entre otras cosas, hay otros deseos diferentes en juego.
La felicidad es un sentimiento sobrevalorado.
El último sentimiento antes de tirar la toalla, hacernos a un lado y envejecer, porque la vida es lucha, sorpresa, alegría, fracaso, éxito, cosas que no nos gustan y cosas que nos gustan, una escapada loca hacia el mar al modo de Antoine Doinel.
Y por supuesto también está el Inspector Hunt....
Gene: I think you’ve forgotten who you’re talking to.
Sam Tyler: An overweight, over-the-hill, nicotine-stained, borderline-alcoholic homophobe with a superiority complex and an unhealthy obsession with male bonding?
Gene: You make that sound like a bad thing.
viernes, octubre 24, 2008
LA CAJA KOVAK
La sombra de Alfred Hitchcock es alargada y esta película de Danial Monzón vive y se alimenta de muchos estilemas que están presentes en las películas del director inglés. Principalmente, una trama en la que el héroe se convierte en víctima de un incomprensible puzzle que poco a poco deberá ir desentrañando tirando del hilo que van componiendo la sucesión de indicios que la historia pone a su paso.
Pero además "La Caja Kovak" encierra en el fondo de su músculo de "thriller" el interesante corazón de una trama "granguiñolesca" y literaria... la de un personaje que pretende dictarle a un autor la historia que éste debe escribir.
Sobre el papel la propuesta me parece impecable, pero, y sin embargo, algo falla, para mi gusto, en el momento de llevarla a escena. Seguramente, toda la carga emocional con que Hitchcock rellenaba la trama de sus "thrillers", generalmente relaciones sádicas y perversas basadas en la dominación y el poder, que sublimaban de múltiples y tortuosas maneras lo sexual... Siempre había un grado mayor o menor de morbo en las historias que Hitchcock relataba y, por ejemplo, la relación entre Kovak y el protagonista se queda en un mero ejercicio de antagonismo superficial. Daba para muchos más matices que los que apenas muestra mediante unos diálogos que suenan siempre manidos y familiares.
Esa carga emocional está ausente en "La caja Kovak", que resulta una película demasiado fría. Entretenida sin más, pero que jamás llega a superar el umbral de interesar realmente a la mirada del espectador. Daniel Monzón, su director, muestra sufrir la misma enfermedad que Jose Luis Garci: la enfermedad del cliché cinematográfico. La autocomplacencia de saberse rodando las mismas películas que él, como crítico, ha visto y amado sin aportar nada más que la mera combinatoria de géneros, imágenes y situaciones. No se trata de interpretar a Shakespeare sino de imitar a Olivier o Gielgud interpretando a Shakespeare y en ese matiz desaparece toda la verdad e intensidad que pueden tener todas sus propuestas cinematográficas.
En alguna parte la verdad del original se ha perdido y se toma la copia, la versión que otros han producido de esa verdad para intentar construir con ello algo auténtico.
En este sentido, "La caja Kovak" resulta correcta, seguramente entretenida, pero carece por completo de la verdad que hace que las películas traspasen la pantalla.
No es un original.
La sombra de Alfred Hitchcock es alargada y esta película de Danial Monzón vive y se alimenta de muchos estilemas que están presentes en las películas del director inglés. Principalmente, una trama en la que el héroe se convierte en víctima de un incomprensible puzzle que poco a poco deberá ir desentrañando tirando del hilo que van componiendo la sucesión de indicios que la historia pone a su paso.
Pero además "La Caja Kovak" encierra en el fondo de su músculo de "thriller" el interesante corazón de una trama "granguiñolesca" y literaria... la de un personaje que pretende dictarle a un autor la historia que éste debe escribir.
Sobre el papel la propuesta me parece impecable, pero, y sin embargo, algo falla, para mi gusto, en el momento de llevarla a escena. Seguramente, toda la carga emocional con que Hitchcock rellenaba la trama de sus "thrillers", generalmente relaciones sádicas y perversas basadas en la dominación y el poder, que sublimaban de múltiples y tortuosas maneras lo sexual... Siempre había un grado mayor o menor de morbo en las historias que Hitchcock relataba y, por ejemplo, la relación entre Kovak y el protagonista se queda en un mero ejercicio de antagonismo superficial. Daba para muchos más matices que los que apenas muestra mediante unos diálogos que suenan siempre manidos y familiares.
Esa carga emocional está ausente en "La caja Kovak", que resulta una película demasiado fría. Entretenida sin más, pero que jamás llega a superar el umbral de interesar realmente a la mirada del espectador. Daniel Monzón, su director, muestra sufrir la misma enfermedad que Jose Luis Garci: la enfermedad del cliché cinematográfico. La autocomplacencia de saberse rodando las mismas películas que él, como crítico, ha visto y amado sin aportar nada más que la mera combinatoria de géneros, imágenes y situaciones. No se trata de interpretar a Shakespeare sino de imitar a Olivier o Gielgud interpretando a Shakespeare y en ese matiz desaparece toda la verdad e intensidad que pueden tener todas sus propuestas cinematográficas.
En alguna parte la verdad del original se ha perdido y se toma la copia, la versión que otros han producido de esa verdad para intentar construir con ello algo auténtico.
En este sentido, "La caja Kovak" resulta correcta, seguramente entretenida, pero carece por completo de la verdad que hace que las películas traspasen la pantalla.
No es un original.
jueves, octubre 23, 2008
NO TEAM FOR OLD MEN
¿Y el partid0?
Difícil de explicar. Jeckyll y Hide, un tiempo para cada personaje.
La primera parte pareció un partido de esos que se llaman de fin de ciclo... Los jugadores salen al campo como almas en pena, desdibujados, sin creer lo que en el vestuario les ha dicho un entranador que no cree ya en sí mismo. Y el equipo plantea un juego lento, sin ritmo... Y el contrario ni suda, bien colocado se dedica a esperar pacientemente a recuperar el balón, cosa que casi siempre no tarda en producirse.
¡Un horror!
El caso es que el Liverpool sólo consiguió marcar un gol... en fuera de juego, bien es cierto y los equipos regresaron a los vestuarios, como sin haber entrado en calor, mientras el estadio era un clamor contra ciertos jugadores y, principalmente, contra un entrenador que ya no goza de crédito (como todos en esta época de crisis global).
La segunda parte, inesperadamente, fue otra historia.
A mi modo de ver, el punto crítico del partido estuvo en lo psicológico. Lo importante esta vez no tuvo nada que ver con el juego sino con determinadas decisiones que tomaron los respectivos entrenadores... Mientras Aguirre introducía la referencia, la luz en el campo, metiendo al Kun, Benitez se la quitaba a su equipo retirando a Gerrard.
Si durante todo el partido el Liverpool se habia limitado a estar bien colocado y a racanear esperando el error de la defensa del Atlético, sin Gerrard, los ingleses perdieron un poco más de presencia que los jugadores atléticos aprovecharon con más voluntad que juego para terminar empatando un partido que sus rivales, hay que aceptarlo, dejaron escapar confiados en los números y en la especulación... Después de todo, tenemos que ir a Anfield y a Marsella... y ellos ya han ganado en este último campo y confian sacar un resultado positivo en su casa.
En fin, otro episodio más de decepción y desconcierto con, para variar, un relativo final feliz... Un punto para cada equipo.
Y dejando de lado el partido, lo que en absoluto es para viejos es el frio que hizo ayer en el campo. El invierno llegó mientras Seitaridis se pensaba si debía subir o no por su banda y yo, reciente atlético, cometí la imprudencia de no ir lo suficientemente abrigado. Es decir, como para una expedición en busca del reloj perdido de Amundsen.
Otra cosa... La gente del Liverpool es maravillosa. Auténticos working class heroes, la puta sal de la tierra, muchos de ellos con pinta de medio apertura de la seleción inglesa de rugby pero grandes tipos.... si no te pasas de la raya y te metes en sus asuntos... cosa que yo mismo practico. Asi que no hubo problemas.
Y es verdad... Parece que nunca están solos, como en su canción.
¿Y el partid0?
Difícil de explicar. Jeckyll y Hide, un tiempo para cada personaje.
La primera parte pareció un partido de esos que se llaman de fin de ciclo... Los jugadores salen al campo como almas en pena, desdibujados, sin creer lo que en el vestuario les ha dicho un entranador que no cree ya en sí mismo. Y el equipo plantea un juego lento, sin ritmo... Y el contrario ni suda, bien colocado se dedica a esperar pacientemente a recuperar el balón, cosa que casi siempre no tarda en producirse.
¡Un horror!
El caso es que el Liverpool sólo consiguió marcar un gol... en fuera de juego, bien es cierto y los equipos regresaron a los vestuarios, como sin haber entrado en calor, mientras el estadio era un clamor contra ciertos jugadores y, principalmente, contra un entrenador que ya no goza de crédito (como todos en esta época de crisis global).
La segunda parte, inesperadamente, fue otra historia.
A mi modo de ver, el punto crítico del partido estuvo en lo psicológico. Lo importante esta vez no tuvo nada que ver con el juego sino con determinadas decisiones que tomaron los respectivos entrenadores... Mientras Aguirre introducía la referencia, la luz en el campo, metiendo al Kun, Benitez se la quitaba a su equipo retirando a Gerrard.
Si durante todo el partido el Liverpool se habia limitado a estar bien colocado y a racanear esperando el error de la defensa del Atlético, sin Gerrard, los ingleses perdieron un poco más de presencia que los jugadores atléticos aprovecharon con más voluntad que juego para terminar empatando un partido que sus rivales, hay que aceptarlo, dejaron escapar confiados en los números y en la especulación... Después de todo, tenemos que ir a Anfield y a Marsella... y ellos ya han ganado en este último campo y confian sacar un resultado positivo en su casa.
En fin, otro episodio más de decepción y desconcierto con, para variar, un relativo final feliz... Un punto para cada equipo.
Y dejando de lado el partido, lo que en absoluto es para viejos es el frio que hizo ayer en el campo. El invierno llegó mientras Seitaridis se pensaba si debía subir o no por su banda y yo, reciente atlético, cometí la imprudencia de no ir lo suficientemente abrigado. Es decir, como para una expedición en busca del reloj perdido de Amundsen.
Otra cosa... La gente del Liverpool es maravillosa. Auténticos working class heroes, la puta sal de la tierra, muchos de ellos con pinta de medio apertura de la seleción inglesa de rugby pero grandes tipos.... si no te pasas de la raya y te metes en sus asuntos... cosa que yo mismo practico. Asi que no hubo problemas.
Y es verdad... Parece que nunca están solos, como en su canción.
miércoles, octubre 22, 2008
NO TEAM FOR OLD MEN
Mañana el Atlético juega un partido importante para su destino de Europeo. La victoria es media clasificación y seguro que pasarán cosas: Alguna expulsión inexplicable de Perea o Antonio López, algún gol en propia puerta de Pablo o Heitinga, alguna lesión de algún jugador clave, alguna jugada desafortunada (resbalones, encontronazos, caidas) que ponga en ventaja en marcador al equipo contrario, alguna decisión desafortunada del arbitro en algun momento crucial del partido y un más que seguro planteamiento erróneo de Javier Aguirre su entrenador.
Seguro que mañana algo pasa y las cosas se ponen en contra, como si a los dioses les complaciera enviar desgracias al Vicente Calderón a falta de un héroe mejor a quién plantear peligros y pruebas.
Más difíciles.
Cuesta arriba.
Parece increíble, pero algo sucederá.
Es el destino... y ser atlético es luchar contra la constante amenaza de un oscuro sino que, como una tentación de fracaso, permanece indeleble cada vez que el equipo sale al campo.
Como si toda la buena suerte la acumulara el vecino y, cada domingo y cada miercoles, sólo pudiera haber lo que ahora en realidad hay...
La posibilidad del fracaso como amenaza tangible y permanente. La incansable y romántica lucha de público y afición persiguiendo un destino mejor.
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