viernes, julio 24, 2009

Fe, s. Creencia sin pruebas en lo que alguien nos dice sin fundamento sobre cosas sin paralelo.
(Diccionario del diablo, Ambrose Bierce)
WARREN ZEVON

Back in the high life...




"And well drink and dance with one hand free
And have the world so easily
And oh well be a sight to see
Back in the high life again"

jueves, julio 23, 2009

"Ayer, s. Infancia de la juventud, juventud de la madurez, el pasado entero de la ancianidad."
(Diccionario del diablo, Ambrose Bierce)
THE WIRE

Las cinco temporadas en cinco minutos... Fantástico!


La interminable danza sobre la línea del horizonte...
GRITO






MIENTRAS NUEVA YORK DUERME

No es extraño que el director alemán considerase a esta película como una de las mejores de su extensa filmografía. "Mientras la ciudad duerme" es una película cuya principal virtud es el absoluto interés que despierta desde el primer momento.

Un asesino psicópata despierta el terror en la ciudad, pero también despierta una loca cerrera por el poder dentro de un gran grupo mediático.

La amoralidad que es evidente en el comportamiento del psicópata tendrá su paralelismo en la falta de escrúpulos con la que tres periodistas (Thomas Mitchell, George Sanders y James Craig) pelean entre si por el puesto de director general. Poco a poco, las sucesivas exclusivas que va produciendo la investigación policial alrededor del asesino se convertirán en elemento decisivo en la resolución de ese cruel juego de poder.

De forma evidente, "Mientras Nueva York duerme" nos muestra el lado oscuro del sueño americano.

La sociología que nos presenta la película no es nada habitual en el Hollywood de la época. Familias desestructuradas en las que el hijo del magnate de la prensa odia al magnate de la prensa o el hijo psicópata odia a la la madre, hombres con una actitud evidentemente cínica y corrosiva hacia el matrimonio y la familia, mujeres que engañan a sus maridos sin el menor sonrojo, maridos que engañan a sus mujeres o que se dejan engañar, periódicos en los que la busqueda de la noticia no es lo más importante, amigos que se traicionan, policias que favorecen a sus amigos....Y todo junto, compartiendo el mismo espacio dramático con perfecta precisión narrativa.

En este sentido, "Mientras Nueva York duerme" es una película muy moderna que en la mejor vocación del cine negro muestra la oscuridad de un mundo en el que el hombre apenas es algo más que un animal vencido a sus instintos.

Casi todos los personajes cojean moralmente y cuando no están realizando acciones reprobables mantienen una actitud cínica y nada positiva tanto hacia sí mismos como hacia el mundo que les rodea.

Hay como una especie de vocación documental propia del mejor cine negro como "La ciudad desnuda" de Jules Dassin, de riguroso inventario de las debilidades humanas que abarca a toda la sociedad, desde sus estratos más bajos hasta los más altos y de las que nadie está libre puesto que incluso el apolineo protagonista interpretado por Dana Andrews es capaz de socavar la sacrosanta institución del noviazgo traicionando durante unas horas a su perfecta novia.

Y todo ello dentro de una historia que combina con éxito dos niveles aparentemente muy diferentes: la parte criminal del asesino psicópata con la parte laboral de la lucha por el poder dentro del grupo mediático; una historia que el genial Fritz Lang dirige con su habitual brio y maestría para producir las images justas y necesarias.

Mientras la ciudad duerme, que es el título real de la película, las pesadillas de esa sociedad que se sueña mejor y perfecta cobran vida y el genial maestro alemán nos las presenta servidas sobre una sucia bandeja de metacrilato.

Magnífica.

miércoles, julio 22, 2009

En la balsa,
sobre los días,
bajo el sol.

Flotando.

Carne de luz,
corazón abismado
y en la mirada... estrellas.
DON HENLEY

The last worthless evening...





GLENN FREY

True love...




EXTERIOR NOCHE

martes, julio 21, 2009

HARRY POTTER Y EL PRINCIPE DE MESTIZO

Lo confieso... No esperaba mucho de esta sexta entrega de la saga del mago gafotas.

Y tampoco es que en la película sucedan muchas cosas, salvo la muerte final de uno de los personajes que han sido clave en el desarrollo de la saga. Vida cotidiana en Hogwarts casi como de instituto adolescente, la oscura sombra de Draco Malfoy constantemente airado, planeando su venganza y la ladina y taimada presencia de Severus Snape cuya presencia se revelará más y más importante... De algún modo, esta quinta entrega ocupa una posición intermedia entre el resto de la traga y su final, algo así como "El imperio contrataca" en la primera trilogía de "La guerra de las galaxias". Su sentido es dependiente de lo que vendrá y por ello no es posible ningún cierre, ningún punto y aparte que permita cerrar un sentido de una forma general.

Pero, y ciento cincuenta minutos despúes, la película termina y uno tiene la sensación de que apenas han pasado veinte minutos. "Harry Potter y el principe mestizo" funciona. Es la primera vez que no tengo esa incómoda sensación de aburrimiento "porenmedio" que me ha acompañado en la visión de las cinco predecesoras... y curiosamente es la película que menos cuenta de todas. Casi nada termina de pasar. La mayor parte del tiempo de la narración se dedica a presentar líneas y argumentales y situaciones que se desarrollarán más adelante. Y, sin embargo, y como sucedía en "El imperio contrataca", esta característica no es un "handicap".

También es cierto que cada momento de la saga es más ocuro que el anterior y esta sexta entrega lo es aún más... Y hasta cierto punto toda la historia de Potter, sus siete novelas, están convirtiendose en un largo viaje desde el radiante día que, para J.K. Rowling, es la infancia hasta la oscura noche que es la madurez.

Ahora ese viaje está a punto de terminar.. y ya nada queda en los tres personajes principales de la brillante ilusión con que encaminaban sus pasos a Hogwarts. Algo han perdido y ese algo está directamente relacionado con el descubrimiento de un mundo adulto con su juego de intereses y cuentas pendientes en el que sin saberlo tienen un lugar asignado como adultos.

La responsabilidad de ocupar un lugar en una adulta lucha por el control del mundo de la magia en la que el principe mendigo cuya identidad que descubrimos al final de la película seguramente tendrá reservado un importante papel.

La imposibilidad de continuar al margen del mundo y sus circunstancias heredando un papel que por derecho les corresponde.

Poco a poco, el niño ha ido quedando sepultado bajo una totalidad de exigencias, responsabilidades, obligaciones, que son la principal materia de la que está hecho el mundo de los adultos. Y descubrir quién es uno supone entender el lugar que se debe ocupar en la inflexible lógica de esa mecánica. La identidad definida por el roce con un mundo que pide y da.

No es tan divertido como navegar con cien cañones por banda, viento en popa a toda vela... y a veces duele, porque, entre otras cosas, cuando hay sangre, es de verdad.

Por fuerza el final tiene que ser oscuro.

En este sentido, y por todo, "Harry Potter y el príncipe mestizo" se me antoja una entretenida obertura que nos prepara para el próximo gran final en el que, quizá, a nuestro querido Harry se le rompan las gafas.



FLASH

INOLVIDABLE

The wire... The king stay the king


lunes, julio 20, 2009

NANCY WILSON

Willie & Laura Mae Jones...




Groovy!
"Le estaba diciendo que en aquel sótano, mientras le besaba los pies, había entendido por primera vez qué era el amor, y no con las palabras de otros, sino con la sangre del corazón. La amaba más que a su pasado, más que a su madre, más que a Alemania, más que a su futura vida con María... Se había enamorado. Los muros levantados por los estados, la furia racista, la cortina de fuego de la artillería pesada no significaban nada, eran impotentes ante la fuerza del amor... Daba gracias al destino porque, a las puertas de la muerte, le había permitido comprenderlo."
(Vida y destino, Vasili Grossman)

domingo, julio 19, 2009














LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS

Dirigida por Don Siegel en 1958, "La invasión de los ladrones de cuerpos" es uno de los máximos exponentes de una de las épocas doradas del género de ciencia ficción, la década de los cincuentas del pasado siglo XX.

En ella, y mediante un flashback contado por su desesperado protagonista, se nos narra los primeros momentos de una invasión extraterrestre que elije como lugar el pequeño pueblo californiano de Santa Mira. Allí algunos de sus vecinos comienzan a desconocer a algunos de sus familiares más allegados. Lo que parece ser un episodio de histeria colectiva comienza a revelar su verdadera condición ante los incrédulos ojos del doctor Miles Bennel (Kevin McCarthy) y su antigua novia Becky (Dana Winter). Muy pronto la ciudad estará en manos de los extraterrestres y sólo quedará la opción de escapar para alertar al resto de humanos de la amenaza que se cierne sobre sus despreocupadas vidas.

"La invasión de los ladrones de cuerpos" es puro cine. Una historia de intensidad creciente que emerge desde la cotidianidad de la vida en comunidad para convertirse en una pesadilla de la que, y en su magnífico final abierto, quizá ya sea demasiado tarde despertar. En este sentido, resulta pasmoso el modo en que, contraponiendo escenas y personajes, se va dibujando un escenario que, de pronto, revelará su siniestra condición.

Es uno de los grandes trabajos de Don Siegel, un gran dominador del lenguaje cinematográfico y bajo cuya tutela comenzaron las carreras de dos grandes genios del cine como Clint Eastwood y Sam Peckinpah

Mucho se ha escrito sobre la oculta intención crítica contra el macartismo de una historia que, en realidad, juega con el ancestral miedo de convertirse en un extranjero dentro de la propia tierra. De la noche a la mañana los que son tuyos se convierten en otros y el individuo se ve privado de una intimidad que le es vital. A ese eje básico, que apela casi a lo pulsional, se añade otro que vertebra las características de esa nueva comunidad: la ausencia de cualquier clase de emoción y afecto y su sustitución por una absoluta racionalización de la existencia que reprime aquello que de esencial tiene el individuo y que, para los guionistas, no es otra cosa que la capacidad de sentir.

El mensaje, suponiendo que exista (y no lo ponga la mente de algún espectador que necesita algo más que entretenerse para justificar una visita al cine), es bastante básico y simplista, pero se basta para inspirar una historia que tampoco es un prodigio de complejidad y que fudamentalmente brilla por el modo magistral en que nos es contada.



"Qué horrible es el éxito,
peor que ver tu casa en llamas,
y las vigas cayendo, una tras otra,
mientras asistes, sin testigos, a tu condena.

La fama, como una borrachera, consume lo mejor de ti mismo
y, sórdida, te muestra que sólo trabajaste para ella.
Ojalá que nunca me hubiera besado esa puta,
y haber seguido siempre en las sombras de la destrucción y el fracaso"
(Después de la publicación de Bajo el Volcán.
El trueno más allá del Popocatépetl, Malcol Lowry)

"El anciano parecía haber superado los ochenta años, pero frágil y canoso no eran las primeras palabras que uno emplearía para describirle. Su paso seguía siendo firme y seguro y la energía brillaba en sus ojos, exhibiendo más de un vestigio de la fuerza que había tenido en otro tiempo. Estaba en medio de un gran número de oficiales de Marina y del Cuerpo de Infantería de Marina, relajándose después de un extenso programa de reuniones. Bebían y contaban anécdotas de sus días de servicio.
De pronto, alguien le vio y una voz grave y profunda se oyó claramente por encima del intenso murmullo de los presentes.
--- ¡Atención! ¡Marine de la Isla de Wake en cubierta!
--- Todo el mundo dejó de hablar --- dijo el oficial naval que presenció el incidente. --- Nos pusimos en posición de firmes, miramos al marine y saludamos"
(Pacific Alamo, John Wukovits)

sábado, julio 18, 2009

TOUS LES MATINS DU MONDE

Seguramente, la vida no sea una cuestión de duración sino de intensidad. Probablemente se trate de llegar a la clara convicción de un "algo" crucial, lo que sea, a cuya luz todo queda justificado...

"Tous les metins du monde" comienza con el rostro atormentado de un anciano Marin Marais (Gerard Depardieu) y casi termina con el desencajado rostro de ese mismo hombre incapaz de contener el asombro que siente ante la revelación de una verdad cuya huidiza esencia siempre se le había negado.

Al final, el viejo Marais comprende el misterio que para siempre y durante toda su vida fue el huraño y genial Saint Colombe, inolvidablemente encarnado por Jean Pierre Marielle. Un misterio directamente relacionado con la música a la que ambos han entregado sus vidas.

El misterio de Saint Colombe es el encierro de su inmenso talento para la composición y la interpretación entre las cuatro paredes de su casa, un talento del que un joven Marais querrá aprender para entregarlo al mundo y que siempre le será negado. Por siempre, y hasta el final, Saint Colombe será celoso guardián de un inaccesible secreto que Marais ni siquiera llegará a sospechar.

Marais se conformará con las migajas y, aun así, éstas, acompañadas de su propio talento, le servirán para llegar lejos en el mundo, hasta ese maravilloso final en que el músico comprende con los ojos llenos de lágrimas la primera lección de todas, el sentido de la música como un acto de expresión intima y privada, alejado del mundo, en el que el artista se convierte en una hoja abandonada al viento de las propias emociones, de la propia verdad. Y esa capacidad, esa actitud no es algo que se pueda aprender, es algo que se lleva dentro, que se tiene o no se tiene.

Solo en el final de su vida, atormentado por las punzantes resonancias del recuerdo del trájico destino de Madeleine y por primera vez en su larga vida, Marais interpretará al gusto de su maestro comprendiendo que nadie le quiso como aquella mujer.

Entre lágrimas habrá comprendido y éso será suficiente.

El instrumento hará el resto convirtiéndose en mera caja de resonancia de ese sentimiento.

"Tous les matins del mundo" es una entrañable joya que nos habla entre renglones, acompañándola de la maravillosa música de Saint Colome y Marin Marias, del asombroso milagro del descubrimiento de la propia autenticidad, un milagro para el que jamás hay palabras y que sucede para justificar con plenitud una existencia.

Sin ella no hay música.. ni nada... que merezca realmente la pena.

En todos los sentidos de la palabra, el viejo Saint Colome está en lo cierto... una certeza de la que forma constituye parte esencial el callado y hermoso fantasma de su mujer.