viernes, agosto 07, 2009

ZUCCHERO

Hai scelto me...




Le gusta lanzar los dados sobre le verde superficie de la mesa.
Una y otra vez.
No va más.
Comprobar la magnitud de su mala suerte,
ver cómo se materializa en el controlado entorno de un juego.
Retarla.
Forzar sus límites.
Enfrentarse a su verdadero y ajado rostro.
Mirarla a los ojos cada vez que se pasa o no llega.
Tener la visión.
Comprenderlo todo.
Una y otra vez.
Around the clock.
No va más.
Los dos solos.
CARTOLA

O sol nascerá...


ESTUDIOS DE PSICOLOGÍA PRIMITIVA

Siempre me ha hecho mucha gracia esta foto de Bronislaw Malinowski, el autor del libro que acabo de terminar de leer... El blanco polaco rodeado de oscuros indígenas del Pacífico... Y siempre me ha hecho gracia porque no puedo imaginarme como el bueno de Malinowski s elas arreglaba para pasar inadvertido y estudiar las costumbres de las sociedades indígenas de las Islas Trobiand.

Bronislaw Malinowski es uno de los padres de la antropología, en concreto, de la rama funcionalista que estudia las sociedades como sistemas cerrados en los que cada elemento cumple una determinada función. Su gran libro es "Los argonautas del Pacífico Occidental". En él analiza, desde esa perspectiva funcional, todos los aspectos de las sociedades indigenas que habitan las Islas Trobiand o Kiriwina situadas al Este de Nueva Guinea.

"Estudios de psicología primitiva" también se basa en esas sociedades indigenas, pero su objetivo es lo que siempre lo ha hecho muy interesante para mi. Ese objetivo no es otro que extender los planteamientos del psicoanálisis freudiano, especificamente el esencial Complejo de Edipo a una sociedad diferente de la Viena que Freud conoció.

En este sentido, lo que hace aún más interesante el planteamiento de Malinowski es el hecho de que, mientras la Viena de Freud es una sociedad patrilineal (el parentesco se define a través del linaje del padre), la sociedad tronbiandesa es matrilineal.

En las sociedades matrilineales, el padre apenas tiene peso simbólico y autoridad dentro de la familia, estos recaen sobre la madre y el hermano de la madre. El padre es poco más que un compañero que ayuda a la educación de los hijos, que se convierte en una especie de amigo de mayor edad que convive con los hijos ayudándolos y alimentándolos, pero siempre lejos de un rol con una carga simbólica social... No es el padre dominante y castrador que monopoliza a la madre y domina a la familia.

Lo que Malinowski descubre es que el papel que en la Viena freudiana desempeña el padre, un papel que representa el primer encuentro serio del niño con el castrador principio de realidad (tenerlo todo no es posible, el deseo debe reprimirse o d elo contrario se produce la sanción y/o el castigo), en las sociedades matrilineales es desempeñado por el hermano de la madre con quien ésta mantiene la relación más estrecha más allá de la carnalidad del sexo que la madre mantiene con el padre biológico.

Es el hermano de la madre la persona contra la que los jóvenes trobiandeses chocan, la encarnación de ese principio de realidad que lleva a la socialización mediante la inflexible obligación de seguir las primeras normas de conducta.

La sociedad no es posible si el individuo no se ve limitado en su deseo y ese disciplinamiento del irrefrenable deseo empieza poco a poco, norma a norma y, primero, en el nucleo familiar, el lugar más próximo para los niños. Allí se produce el primer encuentro con el poder y el control y se aprende a limitar la propia expresividad del yo ante ellos.

Ese papel lo desempeña el padre en las sociedades patrilineales y el hermano de la madre en las matrilineales.

Con independencia de las diferencias, el sentido de la institución familiar es el mismo en todas partes: permitir la posibilidad de lo social.

Interesante.

jueves, agosto 06, 2009

"Olvido, s. Estado en que los malos cesan de luchar y los tristes reposan. Eterno basurero de la fama. Cámara fría de las más altas esperanzas.. Lugar donde los autores ambiciosos reencuentran sus obras sin orgullo, y a sus superiores sin envidia. Dormitorio desprovisto de reloj despertador."
(Diccionario del diablo, Ambrose Bierce)

ASTOR PIAZZOLA

Olvido...




miércoles, agosto 05, 2009

TOM WAITS

Anywhere i lay my head...




LA SOCIEDAD INDIVIDUALIZADA

De origen polaco, Zygmunt Bauman es un filósofo y sociólogo principalmente interesado en el análisis de la naturaleza de la sociedad avanzada de nuestro tiempo, una sociedad que tiene muchos nombres (terciaria, postindustrial, postmoderna, del conocimiento) pero no una clara definición seguramente por las dificultades de atrapar dentro de la jaula de la ciencia una naturaleza viva, cambiante, cambiable y proteica.

"La sociedad individualizada" recoge una serie de artículos y conferencia, agrupados por diferentes conceptos, pero todos unidos por esa preocupación por conocer la identidad verdadera del mundo en que vivimos.

Es extremadamente interesante su visión de una sociedad compuesta por individuos eternamente empeñados en un control de su presente que en muchos casos resulta imposible. Para Bauman la familia y el trabajo, las grandes instituciones que sustentaban la sociedad industrial con su persistencia en el tiempo (una familia y un trabajo para toda la vida) ya no existen en el mundo postindustrial para garantizar al individuo que participa en ellas de una cierta estabilidad.

Los individuos de esta sociedad que el llama "individualizada" deben estar preparados para vivir a lo largo de su vida varias relaciones personales y también para desempeñar varios trabajos. La principal consecuencia es la inestabilidad en la percepción del presente, una precariedad que hace que el individuo no pueda relacionarse de tú a tú con su presente. Lo inesperado siempre puede suceder y, en cualquier momento, todo puede cambiar.

Esta precariedad impide que el sujeto tenga no sólo control de su presente sino también de su futuro citando a Pierre Bordieu, el genial sociólogo francés.

El resultado es la devaluación de la idea del futuro y la sobrevaloración de un presente que, en semejante situación de precariedad, es lo único que los individuos tienen de una forma real y palmaria... cuando lo tienen.

Nadie quiere ni puede esperar.

Todo debe suceder en el aqui y en el ahora.

El ahorro deja su lugar al crédito a la satisfacción inmediata de todas las necesidades en el mundo del consumo... mientras se pueda hacer. Un consumo que no sólo se refiere a objetos sino también a cuerpos, trabajos y momentos.

En este sentido, Bauman construye un retrato para mi gusto ajustado del modo de ser propio de la sociedad de consumo en la que nos encontramos explicando su origen y su sentido y generando una visión compacta, sin fisuras de ese individuo a la búsqueda de nuevas y diferentes sensaciones.

Interesante.

martes, agosto 04, 2009

Si a alguien le quedaba alguna duda de la total politización de la justicia, al menos en las instancias en que se producen intersecciones con el poder político, los acontecimientos de esta semana no deberían dejar lugar a la duda. Primero, la extraña sentencia exculpatoria emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Valencia y posteriormente las desclaraciones de la vicepresidenta del gobierno en Costa Rica informando de próximas acciones de la Fiscal General del Estado.

Del mismo modo que el genial Ambrose Bierce define al cristiano como "el que sigue las enseñanzas de Cristo en la medida que no resulten incompatibles con una vida de pecado", quizá debiéramos empezar a definir nuestra democracia como el régimen que sigue lo dictaminado en nuestra constitución en la medida en que éstos no resulten incompatibles con los intereses de nuestros políticos.

Y lo peor es que, desde el mismo momento en que no hay una conciencia que haga labores de control, la cosa suele ir a peor... pero, mientras nuestra sociedad civil prepara la próxima temporada de fútbol o la temporada otoño-invierno de moda, nuestros políticos parecen conformarse con demostrar que el adversario es capaz de cometer los mismos delitos de los que se les acusa... o peores mientras se aferran desesperadamente a sus puestos de trabajo en las diferentes instituciones legislativas y ejecutivas de nuestro país, en una especie de eterno juego descalificante de Tom y Jerry.

Hay crisis y hace mucho frío fuera... si es que uno se queda fuera. Por lo que me atrevo a imaginar que esta crisis sacará lo más vil de nuestros políticos.

No es el momento de quedarse sin trabajo.
"Cristiano, s. El que cree que el Nuevo Testamento es un libro de inspiración divina que responde admirablemente a las necesidades espirituales de su vecino. El que sigue las enseñanzas de Cristo en la medida que no resulten incompatibles con una vida de pecado."
(Diccionario del diablo, Ambrose Bierce)

FOLLOW THE GREY BRICK ROAD...


THE WIRE

Welcome to Baltimore...



God! This is America man!
2046

De estructura compleja, "2046" es eminentemente una película sobre el desamor.

El mundo literario de Chou Mo wan (Tony Leung), su protagonista, se entrecruza con la realidad de su vida, una realidad que a su vez transita continuamente desde su pasado hasta su presente. Entre estas idas y venidas pronto vamos conociendo el misterio que le imposibilita para el amor, un misterio que curiosamente tiene que ver con el propio amor que Chou sintió por una mujer hace ya demasiado tiempo.

La clave para entender la complejidad de una personalidad dañina para cuantas mujeres se acercan a ella procede del mundo literario cuyas claves anclan sus raíces en la propia realidad desarraigada de Chou.

2046 es el número de una habitación donde vivió plenamente su amor. Se convierte en la metáfora de la habitación cerrada donde los amantes pueden dar rienda suelta a su pasión sin que el tiempo pase. El espacio privado de tiempo. Un eterno presente donde mientras dura los amantes viven el amor que sienten el uno por el otro.

Abrir la habitación supondrá permitir la entrada del tiempo y la posibilidad del cambio que este siempre trae consigo, un cambio que puede llevar al desamor... y tarde o temprano hay que hacerlo porque en realidad esa habitación cerrada es la metáfora de un momento en el tiempo convertido en eterno mientras dura.

Asi, y en el mundo literario de Chou, la habitación 2046 se convertirá en un misterioso lugar donde todos los amantes quieren regresar y del que, cuando llegan, jamás regresan. Todos los dias parte un no menos misterioso tren hacia ese extraño lugar que nadie conoce porque jamás ha regresado... seguramente porque jamás terminan de llegar.

La película comienza con la partida de uno de esos trenes con un único pasajero, un enloquecidamente enamorado japonés que en realidad es la máscara tras la que se esconde Chou... Y las secuencias que se desarrollan en ese tren son maravillosas. Para mi gusto son lo mejor de la película.

Plano a plano, las amo.



En realidad, en ese tren viaja el desamor de Chou en busca del imposible recuerdo, de la imposible recuperación de ese momento, pero tambien el amor, quienes corren en busca de ese momento y persiguen como sea entrar en esa habitación.

Cosa que descubrirá Chou cuando, casi sin quererlo, se enamore de Wang Jing Wen (Maggie Leung), la hija del propietario del hotel donde Chou vive, y esta le rechace al estar enamorada de otro.

Ella terminará convirtiéndose en la fascinante e imposible camarera androide que jamás contestará a su requerimiento de escapar juntos.

Chou comprenderá que los dos viajan en el tren y debido a su condición de estar en el mismo tren no son el destino el uno para el otro. Son otros quienes les esperan en la habitación 2046. Son otros el objeto de su respectivo deseo. Pero Chou hace tiempo que perdió el rumbo y quizá olvidado los motivos que le llevan a estar en ese tren o, lo que es lo mismo, en su habitación de hotel en Singapur...

Wong Kar Kwai convierte a todos sus personajes en viajeros que habitan trenes individuales que corren eternamente disparados hacia ese mitico y misterioso lugar llamado 2046 que, en realidad, quizá solo exista en su memoria de tiempos mejores, de amores perdidos o negligentemente echados a perder o en un futuro de amores que parecen posibles, siempre al alcance de la mano, pero que jamás terminan por dejar atraparse.

"2046" es una película hermosa y fascinante, romántica y melancólica, en la que el amor parece ser una momentánea explosión de luz cuyo brillo aún existe y guia los pasos de su protagonista aunque quizá, y como las estrellas, no exista ninguna realidad que sustente la existencia de ese brillo... mientras la vida sucede y pasa a su alrededor.

Los personajes se cruzan, se encuentran y se desencuentran pero jamás en el momento justo que les permita encontrarse subitamente recién llegados a 2046.

A rastras con el pasado o ilusionados por un futuro jamás terminan de ser el uno para el otro, jamás terminan de llegar a 2046.

Maravillosa.


domingo, agosto 02, 2009

VIDA Y DESTINO

A punto estuvo el régimen soviético de conseguir su objetivo de impedir la publicación de esta monumental obra literaria. En la década de los ochentas del pasado siglo, pasó el telón de acero convertido en un microfilm cuidadosamente fotografiado de un olvidado manuscrito por el físico disidente Andrei Sajarov. Posteriormente, y en Suiza, las fotografías fueron también cuidadosamente mecanografiadas y convertidas en el texto que nunca debió dejar de ser.

Y uno, cuando lee las más de mil páginas que componen esta inmensa obra épica, entiende el por qué de su prohibición... El propósito de "Vida y destino" es global. Su objetivo es contarnos desde Stalin y Hitler hasta el último de los soldados alemanes y rusos un momento crucial en el desarrollo del frente Este europeo y de la segunda guerra mundial en general: la derrota total del sexto ejército alemán en Stalingrado.

Su propósito es contarnos a través de decenas de personajes el esfuerzo de carne y sangre que supuso esta victoria, pero también relatarnos la monstruosidad del régimen al que se derrota y, lo que es más importante, la monstruosidad también del régimen vencedor encarnado en el estalinismo.

Y le principal atractivo del libro a mi entender es el punto de vista desde el que se hace, un punto de vista estrictamente humano, íntimo, emocional y profundo. Pese a su carácter total y monumental, el libro de Vassili Grossman está lleno de momentos conmovedores de enfrentamiento entre la pequeña y débil fuerza de voluntad del individuo frente a la todopoderosa capacidad de dominación de los regímenes totalitarios. Momentos en que determinados seres humanos se ven enfrentados a los crueles designios de un poder que en absoluto les tiene en cuenta como tales sino como piezas necesarias, que hay que usar, o defectuosas, que hay que retirar, dentro de una mecánica desalmada y calculadora.

La mayor parte de los personajes que aparecen en el libro de Grossman se encuentran solos ante la crueldad, la injusticia o el absurdo y luchan con desigual suerte por no verse aplastados, por mantener un cierto sentido y un determinado nivel de cordura.

Cuando el libro termina uno tiene la impresión de que, a pesar de haberse producido una victoria que llevará al Ejército Rojo hasta Berlin, hay una derrota general del ser humano, una especie de muerte global de la belleza de la que la guerra es una simple manifestación exterior, la punta del "iceberg" de algo mucho más terrible y oscuro: la aniquilación del ser humano.

Algunos de los personajes como el comisario Krímov o el científico Shtrum intentan mantener una integridad en contra de esa dinámica, pero terminan, de diferente manera, arrastrados por una fuerza que es superior a ellos y que encarna esta dinámica global de aniquilación. Ambos, personajes ejemplares en su presente y en su pasado, de repente, se convierten en impotentes víctimas de tramas de intereses palaciegos y espúreos. Ambos encarnan lo mejor de los ideales del estado soviético y, subitamente, terminan convertidos en parias obligados a traicionarse a si mismos, a pervertirse, por un sistema que no puede tolerarles en su pureza.

Mención especial merecen todos los capítulos dedicados a los campos de concentración, rebosantes de oscura belleza y en los que la presencia de esa dinámica anuladora y trituradora no necesita esconderse, resultando más que evidente la indefensión y debilidad del individuo ante instituciones dimanadas de un poder omnímodo y destinadas a dominarle, a anularle, cuando no a eliminarle fisicamente.

En general, es emocionante el modo en que algunos personajes mantienen su entereza, la capacidad de ser fieles a si mismos aun cuando fuerzas muy poderosas les empujan hacia el abismo y a uno no le queda más remedio que amarles en su granítica pureza. En este sentido, resultan muy emocionantes el modo en que Sofia Osipovna se dirige a la cámara de gas o la manera en que el comisario Krímov resiste los crueles interrogatorios en la prisión de Lubyanka. Todos resultan emocionantes en el espectáculo de la fortaleza con que enfrentan la propia debilidad de individuos sometidos a un poder omnímodo que les declara culpables.

Para Grossman, hay un derrotado y es el hombre.

Su critica al estalinismo no se realiza desde la política sino desde el máss puro humanismo filosófico.

Sobre el Stalingrado real, sobre la sangre de los héroes reales, el estalinismo edifica su propio Stalingrado con héroes a medida, adaptando el hecho real e incontrolable de la batalla a sus propias necesidades y convirtiéndolo en una pieza más dentro de su engranaje de intereses. Los comisarios políticos ajustician a los soldados, los héroes son depurados...

Así, la pequeña ciudad industrial a orillas del Don se convierte en el lugar donde un monstruo derrota a otro. Cambian las palabras y las banderas, pero las maneras desde el poder son las mismas... y aun así la mirada de poeta de Grosmann tiene tiempo para conmoverse con todas esas vidas pequeñas y hacer que nos emocionemos con todas sus pequeñas y grandes tragedias, como la de ese inolvidable soldado alemán que todas las noches cantaba opera desde su trinchera para recordarse y recordar que, además de toda aquella muerte y destrucción, también había en aquel mundo de barro y sangre un lugar para la belleza.

"Vida y destino" es un libro lleno de verdad y vida.

No es un libro cualquiera.
"Las canciones son sólo pequeñas cosas interesantes que pueden hacerse con el aire"
(Tom Waits)
"Es como lo que decía Einstein: si tiene un defecto y es irreparable, conviértelo en una característica. Si siempre quemas las crepes, ponlo en la pizarra: crepes quemadas, 99 centavos.
(Tom Waits)

CALABUCH

Es perfectamente posible sentir nostalgia por algo que jamás ha sucedido. Es más, y desde una determinada concepción del pasado, resulta bastante ajustado pensar que siempre se siente nostalgia por acontecimientos o momentos que jamás sucedieron... al menos, tal y como los recordamos. Después de todo, el pasado y la interpretación que hacemos de él sólo existe en función del presente que vivimos. Recordamos en función del presente, de lo que el momento actual nos plantea y exije... pero ésta es otra historia.

Dirigida por Luis García Berlanga en 1956, "Calabuch" nos cuenta la historia de un prestigioso científico norteamericano (Edmund Gwenn) quién, huyendo de los rigores y exigencias de su mundo moderno, termina en un pequeño pueblo de la costa mediterránea española llamado Calabuch. Allí, el científico encontrará una especie de utópica arcadia de hombres y mujeres, la magia de una comunidad que es también familia en la que el profesor Hamilton encontrará un lugar en el que encajar y descansar.

"Calabuch" tiene mucho que ver con "El hombre tranquilo" de John Ford. En ambas, sus protagonistas acaban en dos arcadias rebotados de un mundanal ruido que, como mínimo, les ha infringido el daño suficiente como para querer escapar buscando el cálido abrazo de una comunidad-familia en la que puedan reponerse de sus heridas. En ambas el sentimiento protagonista es la nostalgia por una comunidad de seres humanos en toda la extensión de la palabra sentida desde los rigores de un deshumanizado mundo moderno e industrial, un mundo donde imperan unos valores nuevos y es fácil perder el rumbo, dejar de escuchar esa voz que, como escribia Yeats, nos habla desde lo más profundo del corazón y que como una baliza nos marca el camino de regreso:

"Me levantaré y me pondré en marcha, y a Innisfree iré,
y una choza haré allí, de arcilla y espinos:
nueve surcos de habas tendré allí, un panal para la miel,
y viviré solo en el arrullo de los zumbidos.
Y tendré algo de paz allí, porque la paz viene goteando con calma,
goteando desde los velos de la mañana hasta allí donde canta el grillo;
allí la medianoche es una luz tenue, y el mediodía un brillo escarlata
y el atardecer pleno de alas de pardillo.
Me levantaré y me pondré en marcha, noche y día,
oigo el agua del lago chapotear levemente contra la orilla;
mientras permanezco quieto en la carretera o en el asfalto gris
la oigo en lo más profundo del corazón."
(La isla del lago de Innisfree, Yeats)

Si John Wayne regresa en el "El Hombre tranquilo" a un pueblo llamado Innisfree, el profesor Hamilton acaba en Calabuch, una suerte de Innisfree mediterráneo en el que encontrará la paz que busca.

Allí, donde los medios de comunicación apenas llegan, nadie reconocerá a Hamilton y todos le verán como realmente es aceptándole, sin dudar y sin dobleces, como miembro de una comunidad en la que todos sus miembros parecen expresarse de forma auténtica y directa, sin miedos ni hipocresías.

"Calabuch" reproduce esa idealizada nostalgia sentida hacia un lugar que sólo existe en el deseo, un lugar utópico y ucrónico en el que poder descansar de los rigores que nos imponen los espacios y los tiempos en los que por necesidad estamos inscritos y en el que los otros, que constantemente nos rodean, dejen de ser el infierno del que Sartre hablaba para pasar a convertirse en cielo.

Una obra menor de Luis García Berlanga llena de encanto, con grandes momentos y personajes como ese cabo de la guardia civil (Juan Calvo) que ordena a la flota norteamericana que no se mueva o ese torero (Jose Luis Ozores) preocupado por la salud fisica y estabilidad emocional de su toro.

Deliciosa.

sábado, agosto 01, 2009