sábado, enero 02, 2010

LOS OLVIDADOS

Dirigida en 1950 por Luis Buñuel, "Los Olvidados" es una de las películas importantes de la etapa mejicana del director aragonés.

"Los olvidados" es una película fascinante que se mueve en dos niveles. Uno primero y superficial que es la crónica, aparentemente realista, de la difícil y desesperanzada vida en los estratos más bajos de la sociedad mejicana. A este nivel, la película nos muestra los demonios de la miseria de una forma directa, casi apoderándose de los estilemas del documental y lo hace de una forma natural y directa, todavía impactante sesenta años y después mostrando, si es que ya cabe alguna duda, el talento de Buñuel para contar historias-

Pero lo más increíble de la película es la existencia de un segundo nivel que actúa con las formas y maneras del inconsciente freudiano que constantemente aparece y desaparece en la superficie del relato. Ese segundo nivel es la presentación del deseo como agente catalizador de las conductas de la práctica totalidad de los personajes.

Ese oscuro desear también está presente entre los que apenas nada tienen y Buñuel pone un interés especial en mostrarlo. No sólo en el par de brillantes escenas oníricas que la película muestra sino a través de miradas, palabras y silencios.

Se dice que, en contra de su apariencia, "Los olvidados" no es una película realista. No olvidemos que 1950 era el momento del cine neorrealista y su obsesión de bajar del cielo de los estudios a la realidad palpable y terrestre de una Europa destrozada por la guerra y podría pensarse que "Los Olvidados" es la respuesta que el cine mejicano da a esa tendencia que se extiende de forma global por todas las cinematografías globales. Y quizá en su intención lo fuera, pero la genial mirada de Buñuel transforma esa intención en un acto cinematográfico que resulta más rico e interesante. Porque "Los Olvidados" es, a mi entender, una lúcida y brillante reflexión sobre aquello que todos llamamos realidad, una reflexión que la revela como una superficie incapaz de explicarse por sí misma. Todos los actos detectable y mensurables como conductas que son tienen su inicio en una mirada, en un silencio, en una palabra donde se agitan emociones inexplicables.

El robo del cuchillo con mango plata que El Jaibo hace en la herrería donde trabaja Pedro es un buen ejemplo. Parece un impulso por el que El Jaibo se deja llevar casi sin pensarlo, un impulso que será decisivo en la culminación del relato y que afectará de forma irrevocable al destino de muchos de ellos.

No sabemos muy bien por qué El Jaibo se hace con el cuchillo. La lógica superficial del argumento que "Los olvidados" nos cuenta no lo hace necesario... Y sin embargo sucede. Simplemente lo coge y se lo mete en el bolsillo. Se deja llevar por su instinto, como siempre ha hecho a lo largo de la historia, convirtiéndose en una metáfora del deseo sin límites que todo lo destruye (hasta a si mismo), que de algún modo debe ser controlado y que, en realidad, sólo puede ser aplacado con la muerte.

De todo modo, esa realidad que tan descarnadamente Buñuel nos muestra no es una causa, sino un efecto tras el que se encuentra una huidiza verdad que siempre se esconde tras la alargada sombra protagónica de sus consecuencias.

No es de extrañar que, dentro de su etapa mejicana, Buñuel se sintiera tan a gusto dentro de géneros como el folletín o el melodrama, géneros donde de forma al mismo tiempo exacerbada y evidente el deseo esta sobrerepresentado como agente explicador de las conductas y motivaciones de los personajes.

Para el genial aragonés había mucha verdad en ello, una verdad que quiere poner de manifiesto en un terreno aparentemente tan hostil como el territorio donde sucede "Los Olvidados".

Obra maestra.













Una larga entrevista con David Simon, creador de "The wire"... Pincha aquí

Traduzco la introducción por su fanático interés:

"David Simon es responsable de uno de los más grandes hitos de la narración de historias del pasado siglo: las cinco temporadas de la serie de televisión The Wire. Si te suena exagerado es que aún no has visto la serie. The wire es una intrincada red de carácter, motivación, agudeza, acción, resonancias y emoción como jamás se ha visto antes en televisión, una red cuyos iguales son las grandes novelas del final del siglo 19, época en que las novelas tenían habitualmente alcance y envergadura.
Más exageraciones, pero es inevitable. Tanto yo como la mayoría de sus fans tenemos la misma relación con The Wire que los cristianos con Jesucristo o los yonquis con la droga. Básicamente nos encontramos ante el jodido Dios en persona. Quizás me estoy pasando con las exageraciones, pero a que me estás entendiendo?"

Yo le entiendo perfectamente... y lo que más siento es no poder ver ya The wire por primera vez.
SMOG

Hit the ground running...

















AÑO NUEVO/AÑO VIEJO

En una fecha como la de hoy viene a mi memoria el recuerdo de una olvidada película de 1978 llamada "Caravanas".

Basada en una novela del olvidado escritor de best seller James A. Michener, "Caravanas" nos cuenta la peripecia de un empleado de la embajada de los Estados Unidos en el Irán del Sha, interpretado por el olvidado Michael Sarrazin, quién debe internarse en lo más profundo de las montañas de Persia en busca de la hija de un senador norteamericano, interpretada por la olvidada Jennifer O'Neill.

He olvidado también las razones, pero el caso es que esta mujer forma parte de la caravana de un líder tribal, interpretado por el no tan olvidado Anthony Quinn, en un papel a la medida de su inmenso talento para el exceso.

Como no podía ser de otra forma las autoridades iraníes persiguen y hostigan a la caravana buscando recuperar a su manera a la hija del senador y en un momento determinado Zulfigar, que así se llama al personaje que interpreta Anthony Quinn, llama al funcionario y le muestra un inmenso valle. Mientras se lo enseña le pregunta qué es lo que hay, si ve algo. No recuerdo qué es lo que responde el funcionario, pero sí recuerdo la respuesta de Zulfigar... Por ese valle discurre una frontera.

Vi "Caravanas" hace mucho tiempo.... en uno de esos cines de programa doble en que acabaron convirtiéndose los cines de barrio que tuvieron primero su razón de ser como un circuito secundario de distribución al que más tarde llegaban las películas de la Gran Vía. Más tarde, y buscando una imposible supervivencia parecida a aquella por la que luchaban los nómadas como Zulfigar, terminaron siendo cine estudios que años más tarde acabaron convertidos en sucursales bancarias, bingos, salones de banquetes o grandes almacenes... pero ésta es otra historia... El caso es que vi "Caravanas" hace mucho tiempo y esa secuencia permanece grabada en mi memoria con las inevitables consecuencias deformantes que acarrea el paso del tiempo, que no sólo afecta al físico de las personas sino también a sus recuerdos que terminan deformados por el uso, por las situaciones que los invocan y los hacen necesarios.

Situaciones como ésta en la que en el eterno continuo del tiempo se traza una frontera que separa un año de otro, una frontera que como Zulfigar no veo.

El paisaje no ha cambiado.
















"Las canciones son sólo contenedores emocionales de cosas abstractas. Nadie sabe realmente lo que son... Es como tallar diamantes o cazar osos o bajar de un árbol. A veces, es como el ping-pong. Otras veces es como operar un flamenco. Cada canción es diferente. Algunas son como piscinas vacías, y tú tienes que ser el agua".
(Tom Waits)

viernes, enero 01, 2010

INOLVIDABLE

Rumble fish...




Patterson the Cop: Someone ought to get you off the streets.
The Motorcycle Boy: Somebody ought to put the fish in the river.


GYÖRGY LIGETI

Atmospheres...






















SAM PECKINPAH

El 28 de diciembre de 1984 se cumplieron 25 años de la muerte de Sam Peckinpah, el poeta de la violencia.

Rescato un texto de la maravillosa biografía que David Weddle escribió sobre uno de mis directores favoritos, "If they move, kill'em!". El texto es una declaración del propio Peckinpah a propósito del personaje que protagoniza "Perros de paja" y resume la heterodoxa posición de Peckinpah con respecto a la violencia en el ser humano.

Por ser año nuevo los traduciré...

"El no sabe quién es, de qué va. Todos tendemos a intelectualizar las razones que nos llevan a hacer las cosas, pero son puramente nuestros instintos animales los que constantemente nos llevan a hacerlas. David descubre esos instintos en él y los rechaza, le ponen increíblemente enfermo, pero, y al mismo tiempo, tiene los suficientes redaños como para levantarse y hacer lo que tiene que hacer... No es un cobarde. Ser pacífico es de hombres. De hecho, es la forma mas hermosa de masculinidad. Pero si un tipo viene hacia ti y te corta una mano, no le ofreces la otra. No si lo que más te gusta en el mundo es tocar el piano. No lo haces. No estoy diciendo que la violencia es lo que hace a los hombres ser lo que son. Lo único que digo es que, cuando el momento de la violencia llega, no puedes huir de él. La reconoces como una parte de ti, y una parte de los otros, y te quedas a enfrentar la situación. Si corres, estás muerto... o deberías estarlo."

La contradicción entre racionalidad y animalidad siempre está presente en Peckinpah, un cineasta que como ningún otro comprende al ser humano en toda su complejidad mostrándolo tal y como es, no proyectando una imagen del modo en que debiera ser, siempre en conflicto y siendo la principal victima de ese conflicto.
No es agradable ni para moralistas bien pensantes la visión de Peckinpah, pero ayuda bastante a entender lo que sucede en las calles y en los telediarios.




jueves, diciembre 31, 2009

KAKA DE LUXE

El hospital... Alguno ya tiene el alta.

















Ha muerto Iván Zulueta y, ahora mismo, recuerdo que lo mejor que se podía decir en los ochentas de "Arrebato", su magnífica obra cumbre, es que no parecía española.

Por encima de sus problemas con las drogas, la figura de Zulueta es la reivindicación de un personaje imposible en este país, la del creador libre y sólo fiel a sí mismo en un país que constantemente pide ponerse las cadenas de las dos españas (siempre con minúscula). Un miembro más de ese territorio leve y frágil que es la república de la tercera españa (la buena) que, y parafraseando al poeta Blas de Otero, vive siempre con el corazón helado.

Coherente con su esencia, "Arrebato" sigue ahí, al margen pero vigente con su contenido provocador y brillante que es una continúa y estimulante fuente de ideas y discursos sobre el ser humano y la relación con las imágenes que produce.

Mezcla de formatos, mezcla de géneros, reflexión poética y semiótica sobre la verdadera naturaleza de las imágenes... Han pasado casi treinta años y, para "Arrebato" sigue siendo hoy.

La inquietud que transmite es eterna.
















MAL DÍA PARA PESCAR

Durante una época de mi vida leí mucho a Onetti, casi todo y nunca demasiado. Me acompañó durante la adolescencia con su romántico pesimismo ante el sinsentido de la vida, que era el sinsentido de Santa María, su especial región, el kantiano a priori espacio-temporal donde sucedían todas sus historias, largas y cortas, en las que, curiosamente, todo estaba escrito.

Los días pasan y unos escritores reemplazan a otros en el tiempo del lector, pero los importantes siempre permanecen en el recuerdo como viejos amores... Conrad, Sheppard, Greene, Dostoyevsky, Capote, Scott Fitzgerald, García Márquez... y Onetti, por supuesto.

"Mal día para pescar" se basa en uno de sus cuentos cortos. En ella dos estafadores llegan a Santa María dispuestos a organizar un combate amañado de lucha libre entre el campeón del mundo Jacob van Oppen (Jouko Ahola) y algún valiente local. El Príncipe Orsini (Gary Piquer), manager de van Oppen y organizador, se encargará como siempre que la victoria de su luchador se produzca, pero en Santa María las cosas no le resultarán tan fáciles.

Y es una película correcta, pero incapaz de transmitir en toda su intensidad lo descarnado de la situación que la historia plantea.

"Mal día para pescar" resulta demasiado fría y confía demasiado en las capacidades de Gary Piquer como actor, que son limitadas y en absoluto le colocan en disposición de cargar con la película a sus espaldas. Su interpretación resulta demasiado débil y transparente, plana y sin matices, siempre en el mismo registro "yo soy Orsini" y como confiando demasiado en la apariencia física a la hora de componer un personaje que exige más trabajo y verdad en su constante ejercicio de la mentira.

La película se resiente porque descansa sobre un Orsini sin carne ni sangre, que no siempre resulta creíble en su confusión de interpretación con figuración y que siempre resulta patético incluso cuando le miran aquellos a los que quiere engañar.

No basta con parecerse al personaje para interpretarlo. Hay que entenderlo. Vivirlo. Y el Orsini al que Piquer presta voz y apariencia con corrección, pero sin talento, carece del magnetismo que merece y que es necesario para que la historia prenda verdaderamente porque a través de él, en la interacción, suceden los restantes personajes.

Aceptable.


lunes, diciembre 28, 2009

¿Alguna duda?


Son los rostros, los gestos, las miradas los que traspasan...
SILVIO RODRIGUEZ

Casiopea...



domingo, diciembre 27, 2009

















LITTLE DEE

Toda una delicia.

Ternura, inteligencia, humor... No soy un ávido lector de comics, pero "Little Dee" tiene la capacidad de atraparme.

Creada en 2004 por Chris Baldwin y publicada únicamente online, "Little Dee"reproduce en internet el formato de tira cómica tan propio de la prensa norteamericana para contarnos las peripecias de la pequeña Dee y de sus amigos animales Ted (un oso), Vachel (un buitre) y Blake (un perro).

Ted encuentra a Dee perdida en el bosque y junto con sus amigos Vachel y Blake asumirá la doble tarea de cuidar a la niña y devolverla junto a sus padres. Esta situación permite a su autor, Chris Baldwin, hacer gala de un raro y precioso sentido del humor, basado en la empatía, la inteligencia y la sensibilidad, que casi siempre resulta brillante y que busca la sonrisa con su precisa finura muy alejada de la desconsiderada brutalidad del trazo grueso.

En "Little Dee" coinciden la blancura del relato infantil con la carga moral de la fábula para generar una arcadia donde nada malo puede suceder, un pequeño teatro de los sueños donde el misterio de lo humano se pone en valor encarnado por tres animales y su esfuerzo por hacerse cargo de la traviesa Dee.

Imprescindible.


KIKO VENENO

El lince Ramón...



STREET KINGS

Ya casi al final de la historia, el detective Ton Ludlow (Keanu Reeves) le pregunta a su amigo el capitán Jack Wander (Forest Whitaker) por el verdadero sentido de lo que el considera la esencia de su trabajo como policía. Le pregunta qué ha sido de aquella vieja idea de que los chicos buenos meten en la cárcel a los malos. La contestación de Wander es rotunda y clara. Le contesta que todos ellos son malos.

Ésta es la esencia que en todo momento muestra "Street kings", la esencia del gran James Ellroy, escritor y guionista de este "thriller" policial en el que casi todos los personajes, buenos y malos, son miembros del departamento de policía de la ciudad de Los Ángeles.

El descarnado pesimismo de Ellroy está ahí y es prácticamente lo único diferencial que ofrece esta vibrante historia de policías corruptos que dirige David Ayer, el guionista de Training Day.

"Street Kings" no ofrece nada nuevo pero lo ofrece con corrección y esa mirada oscura de Ellroy sobre las personas y las cosas confiere a la historia la personalidad justa como para que no resulte del todo rutinaria e insustancial, un ladrillo más en el muro del "thriller" sobre policías corruptos.

Las tribulaciones del detective Tom Ludlow intentando desentrañar el intrincado ovillo en el que él mismo se encuentra metido hasta el cuello resultan entretenidas y con la estolidez propia de los últimos héroes de acción del cine norteamericano Ludlow es encarnado con corrección por la estrella Keanu Reeves quién lleva sin ningún problema el peso de la película sobre sus espaldas... que no es demasiado grande como digo.

Entretenida.

sábado, diciembre 26, 2009

LOU REED

September song...




ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO

... Y venga a buscarte y te devuelva al lugar donde debes estar.

A veces, no siempre, hay grandes películas que tienen un gran titulo que las resume y éste es el caso de esta historia que combina de forma magistral el "thriller" con el drama psicológico y familiar.

Andy y Hank son dos hermanos que, por diferentes circunstancias que tienen que ver con errores personales en el modo de vivir, se ven obligados a conspirar para robar la joyería de sus padres. Las cosas no saldrán de acuerdo con lo previsto y el fracaso del golpe hará salir a la luz los trapos sucios de la familia Hanson.

"Antes que el diablo sepa que has muerto" es una película oscura y terrible cuyos personajes se encuentran al borde del principio -cuando no cayendo-, una historia sobre la desesperación y el fracaso que el veterano Lumet dirige con su habitual pulso descarnado para el drama.

En torno al incidente del atraco, se construye una espiral narrativa que, de forma ordenada y sin despistar al espectador, va avanzando y retrocediendo en el tiempo mostrando cada vez más rango del desolado panorama que pretende describir. Y en este sentido, la película resulta atractiva en el modo puzzle en que se presenta al espectador.

Poco a poco vamos conociendo las raíces de la desesperación que lleva a los dos hermanos a planear el robo a la joyería de sus padres, raíces que se clavan en un baldío terreno de sueños rotos y evidentes fracasos personales de cuya alargada sombra ambos intentan escapar. Poco a poco vamos conociendo el asfixiante entramado de envidias y reproches sobre el que ambos hermanos edifican una relación que es puesta a prueba por el fracaso del robo... Y con maneras shakesperianas todo revienta en mil pedazos.

Imprescindible.

jueves, diciembre 24, 2009

KIKO VENENO

Superhéroes de barrio...





No dejes que el coste de la vida te atrape... Vuela, vuela, vuela tú no dejes de volar, vuela por la mañana, vuela hasta Portugal....







AVATAR

No sería justo con "Avatar" si dijera lo que me pide el cuerpo, que por detrás del circense espectáculo tecnológico de Avatar apenas hay nada que la sustente. Lo cual es cierto, pero no sería entender la verdadera esencia de esta película que es precisamente el modo espectacular en que cuenta y en este sentido "Avatar" es un arrolladora presencia visual que secuestra la mirada del espectador de principio a fin... pero sólo eso.
En este sentido, y aunque parezca ridículo, "Avatar" guarda un cierto parecido con "Spanish Movie" porque lo mejor que se puede decir de ella es también lo peor, porque "Avatar" se olvida pronto. El soporte argumental es demasiado esquemático y endeble, su alma es demasiado leve como para permanecer el suficiente tiempo en la retina del espectador e impresionarle con algo más que la propia retórica superficial de las imágenes. Así, "Avatar" se me aparece como una enorme, carísima y espectacular demo de una nueva tecnología, de un nuevo modo de contar historias que, paradójicamente, vehiculiza una narración endeble e insustancial. Algo parecido a aquella película de 1952 llamada "Esto es cinerama", documental en el que se nos mostraba las virtudes de ese formato brutal para la época que ampliaba la experiencia del espectador en una pantalla envolvente de 146 grados y que anticipaba al IMAX y en el que todo lo que se contaba aparecía porque permitía mostrar las espectaculares posibilidades de la nueva tecnología.
El protagonismo no lo tiene la historia sino la tecnología y en este sentido, y dentro de la filmografía de James Cameron que, como Robert Zemeckis, se caracteriza por el alto componente tecnológico que tienen sus trabajos, "Avatar" es con mucho la película donde el desequilibrio entre lo tecnológico y lo narrativo, en favor del primero, es mayor... y, personalmente, creo que se nota para mal.
"Avatar" deja demasiado frío y además, otra cosa que me incomoda, visualmente se parece demasiado a un videojuego sellando la dependencia de este tipo de cine, y del cine como tal, con respecto a la nueva forma de ocio predominante en nuestro tiempo. Y eso tampoco me gusta. Porque por el exceso de tecnología el cine está perdiendo identidad en un desesperado intento por recuperar el terreno perdido como negocio. Y ese no creo que sea el camino porque la diferencia nunca ha estado en la forma, en el modo de contar historias, sino en el fondo, en lo que se cuenta, en las historias.
La única capacidad de interacción que tiene el cine es la de poder llegar a tocar el corazón del espectador haciéndose inolvidable.
A lo largo de su historia, las tecnologías han pasado, pero la única capacidad de trascendencia del séptimo arte ha estado en la potencia de sus historias. Confiar en lo tecnológico ha sido, es y será construir las casa por el tejado, aunque y como he dicho al principio de todo, "Avatar" resulte una casa espectacular.

Impactante.