BIG FISH
A su manera, el sentido también es una historia.
Es la historia de las historias, la que nos hace ser lo que somos y que, al mismo tiempo, hace que todo el resto de historias sean posibles.
Es lo que enlaza a las cosas y las sitúa como parte de un paisaje enlazándolas en una determinada configuración dotada de un significado o de una intención.
El ser humano por encima de todo es un agente productor de sentido y en ello subyace, impulsándolo, lo más esencial: lo que cada uno cree que es, que busca o que quiere. A partir de ese punto, la realidad se convierte en un espacio para buscar, para encontrar, para producir.
Como escribía Heidegger en ese inmenso y maravilloso "ladrillo" llamado "Ser y tiempo", el dasein, el ente que existe en un concreto espacio y tiempo está para "cuidarse de", para realizar un determinado trabajo, una determinada misión y el plano en el que está escrito ese tesoro, mientras se nos derrama el tiempo entre las manos, es ese sentido.
La potencialidad que creemos ser y que no podemos hacer otra cosa que desarrollar.
"Big Fish" es una hermosa fábula sobre la necesidad que el ser humano tiene de esas historias, de ese sentido capaz de transfigurar las cosas y convertirlas en hermosas.
Exactamente eso es lo que hace Edward, el protagonista de esta película que sin duda es una de las mejores películas de Tim Burton.
Ante la incomprensión de su hijo que sólo ve un charlatán pesado, Edward ha hecho de las historias su propia vida o de su propia vida una historia.
Esta línea argumental se complementa en este punto con la segunda, la de la complicada relación paterno-filial que ambos personajes arrastran y que culminará de una manera terriblemente hermosa porque participar del sentido que los otros quieren darle las cosas también es un acto de amor.
Especial.
sábado, diciembre 03, 2011
jueves, diciembre 01, 2011
La sensación es inequívoca.
El viento entra por la ventanilla abierta, le golpea el rostro con violencia.
Y la disfruta.
Es su estar el que avanza, chocando contra la
transparente red de resistencias
construida en su derredor por el hábito
con blanca materia de espacio y tiempo.
construida en su derredor por el hábito
con blanca materia de espacio y tiempo.
Muy pronto, quizá en la siguiente curva, por completo la habrá roto.
La realidad suele ser todo aquello que nos contradice...
Nadie habla del fracaso del gobierno conservador británico para sacar adelante su economía con medidas neoliberales de austeridad, de su particular choque contra la realidad...
Desde el comienzo de toda esta locura llamada crisis que también y por encima de todo es una conspiración contra la gente, Paul Krugman se ha empeñado casi siempre con éxito en detectar todas esas contradicciones hace un comentario en su blog al respecto:
"And yet what’s happening in Britain now is that depressed estimates of long-run potential are being used to justify more austerity, which will depress the economy even further in the short run, leading to further depression of long-run potential, leading to …
It really is just like a medieval doctor bleeding his patient, observing that the patient is getting sicker, not better, and deciding that this calls for even more bleeding."
(Leer más)
Nadie habla del fracaso del gobierno conservador británico para sacar adelante su economía con medidas neoliberales de austeridad, de su particular choque contra la realidad...
Desde el comienzo de toda esta locura llamada crisis que también y por encima de todo es una conspiración contra la gente, Paul Krugman se ha empeñado casi siempre con éxito en detectar todas esas contradicciones hace un comentario en su blog al respecto:
"And yet what’s happening in Britain now is that depressed estimates of long-run potential are being used to justify more austerity, which will depress the economy even further in the short run, leading to further depression of long-run potential, leading to …
It really is just like a medieval doctor bleeding his patient, observing that the patient is getting sicker, not better, and deciding that this calls for even more bleeding."
(Leer más)
miércoles, noviembre 30, 2011
martes, noviembre 29, 2011
Los datos siempre son los datos...
"En todas estas interpretaciones se ignora la escasa calidad democrática del sistema electoral español. Veamos los datos. El PP consiguió sólo el 30% del voto del censo electoral, es decir, de todos los españoles adultos que podían votar. Ello quiere decir que el 70% no le votó. No es cierto, por lo tanto, que el pueblo español que incluye, además de los votantes del PP, a los abstencionistas y a los votantes de otras opciones políticas, haya dado su apoyo al PP y a sus políticas de austeridad. La gran mayoría del pueblo español no votó al PP, ni apoya sus políticas. Es más, los datos tampoco confirman que haya habido un movimiento del pueblo español hacia la derecha. El voto del PP fue del 30,27% de todas las personas que podían votar, que fue sólo un 0,96% (repito, sólo un 0,96%) más del que consiguió en 2008 en las anteriores elecciones legislativas (un 29,31%). Es difícil sostener que ha habido un tsunami a favor del PP, la expresión utilizada en la mayoría de los medios. Continúa siendo un partido que, bajo un sistema proporcional que diera el mismo peso a todos los votos, sería minoritario. Su aumento acentuado de número de parlamentarios se debe primordialmente al colapso del PSOE, que pasó de representar el 32,19% del censo electoral al 19,49%, precisamente por haber hecho los recortes que ahora el PP quiere expandir. No es coherente argumentar que hay un mandato popular para realizar las políticas de austeridad del PP cuando el PSOE fue expulsado del Gobierno precisamente por llevar a cabo tales políticas."
(¿Dónde está el tsunami?, Vicenç Navarro)
La frase de McLuhan han evolucionado de "el medio es el mensaje" hasta "el medio nos da el mensaje"...
"En todas estas interpretaciones se ignora la escasa calidad democrática del sistema electoral español. Veamos los datos. El PP consiguió sólo el 30% del voto del censo electoral, es decir, de todos los españoles adultos que podían votar. Ello quiere decir que el 70% no le votó. No es cierto, por lo tanto, que el pueblo español que incluye, además de los votantes del PP, a los abstencionistas y a los votantes de otras opciones políticas, haya dado su apoyo al PP y a sus políticas de austeridad. La gran mayoría del pueblo español no votó al PP, ni apoya sus políticas. Es más, los datos tampoco confirman que haya habido un movimiento del pueblo español hacia la derecha. El voto del PP fue del 30,27% de todas las personas que podían votar, que fue sólo un 0,96% (repito, sólo un 0,96%) más del que consiguió en 2008 en las anteriores elecciones legislativas (un 29,31%). Es difícil sostener que ha habido un tsunami a favor del PP, la expresión utilizada en la mayoría de los medios. Continúa siendo un partido que, bajo un sistema proporcional que diera el mismo peso a todos los votos, sería minoritario. Su aumento acentuado de número de parlamentarios se debe primordialmente al colapso del PSOE, que pasó de representar el 32,19% del censo electoral al 19,49%, precisamente por haber hecho los recortes que ahora el PP quiere expandir. No es coherente argumentar que hay un mandato popular para realizar las políticas de austeridad del PP cuando el PSOE fue expulsado del Gobierno precisamente por llevar a cabo tales políticas."
(¿Dónde está el tsunami?, Vicenç Navarro)
La frase de McLuhan han evolucionado de "el medio es el mensaje" hasta "el medio nos da el mensaje"...
lunes, noviembre 28, 2011
Me gusta ver "True Grit".
Como ya he escrito alguna vez se trata de un relato inspirado en la épica de la escasez y del esfuerzo. Algo bastante desconocido en nuestros tiempos.
Escasez de todo, y especialmente de tiempo como dice en "off" la protagonista de la película casi al término de la misma.
El tiempo se nos escapa de entre las manos, como agua o como arena, de manera inevitable.
Y a veces pienso que si hay algo parecido a la verdad siempre se encuentra del lado de la escasez. Las cosas realmente importantes apenas nos suceden unas cuantas veces a lo largo de nuestras vidas... y por eso son importantes, porque no abundan y precisamente porque no abundan las echamos en falta, las valoramos y finalmente las queremos.
Curiosamente, en la abundancia, sucede lo contrario.
La enésima repetición de lo mismo nos estraga y no podemos valorar aquello que se nos ofrece una y otra vez.
Se trata de un espejismo.
Debajo de esta abundancia sigue existiendo la verdadera vida y la verdadera vida se caracteriza por la escasez. No es tan fácil encontrar un amigo de verdad o un lugar en el que realmente nos encontremos bien, cosas y personas de las que bajo ningún concepto prescindiríamos. Solo prescindimos y nos cansamos de los sucedáneos de las cosas que se nos dan en lugar de aquello que en realidad deberíamos tener.
Y lo difícil en esta vida es llegar a una de esas conclusiones definitivas en las que uno verdaderamente tiene claro lo que realmente quiere.
Y esos momentos también son escasos... pero con su sola presencia pueden llegar a justificar una vida.
El mercado lo sabe bien y replica ese mecanismo cada día amparándose en la necesidad que tenemos de sabernos justificados cada noche que regresamos a casa.
Igual que los vendedores de mágicos elixires, nos vende cada día el milagro de la justificación sin esfuerzo, sin escasez. Pero hay cosas que afortunadamente no pueden comprarse ni venderse, cosas que quizá necesitan toda una vida para suceder... pero no se puede hacer negocio con éso.
El sentido no se puede comprar ni vender.
El relato que se nos cuenta en "True Grit" ha necesitado de toda una vida para cuajarse, para cobrar sentido, para emocionarnos porque sabemos que la protagonista, como todos y cada uno de nosotros, tenemos sólo una bala y debemos escoger cuándo y cómo dispararla. Y a la luz de lo que la protagonista dice al final de la historia, que en definitiva es su historia, nos queda claro que valió la pena dispararla junto a Rooster Cogburn, en aquel ya perdido momento del tiempo.
Y es entonces cuando se produce la descarga poética.
Escuchamos el disparo y después el silencio.
Pero lo que permanece es el silencio recordándonos la verdadera fragilidad de nuestra condición.
Como ya he escrito alguna vez se trata de un relato inspirado en la épica de la escasez y del esfuerzo. Algo bastante desconocido en nuestros tiempos.
Escasez de todo, y especialmente de tiempo como dice en "off" la protagonista de la película casi al término de la misma.
El tiempo se nos escapa de entre las manos, como agua o como arena, de manera inevitable.
Y a veces pienso que si hay algo parecido a la verdad siempre se encuentra del lado de la escasez. Las cosas realmente importantes apenas nos suceden unas cuantas veces a lo largo de nuestras vidas... y por eso son importantes, porque no abundan y precisamente porque no abundan las echamos en falta, las valoramos y finalmente las queremos.
Curiosamente, en la abundancia, sucede lo contrario.
La enésima repetición de lo mismo nos estraga y no podemos valorar aquello que se nos ofrece una y otra vez.
Se trata de un espejismo.
Debajo de esta abundancia sigue existiendo la verdadera vida y la verdadera vida se caracteriza por la escasez. No es tan fácil encontrar un amigo de verdad o un lugar en el que realmente nos encontremos bien, cosas y personas de las que bajo ningún concepto prescindiríamos. Solo prescindimos y nos cansamos de los sucedáneos de las cosas que se nos dan en lugar de aquello que en realidad deberíamos tener.
Y lo difícil en esta vida es llegar a una de esas conclusiones definitivas en las que uno verdaderamente tiene claro lo que realmente quiere.
Y esos momentos también son escasos... pero con su sola presencia pueden llegar a justificar una vida.
El mercado lo sabe bien y replica ese mecanismo cada día amparándose en la necesidad que tenemos de sabernos justificados cada noche que regresamos a casa.
Igual que los vendedores de mágicos elixires, nos vende cada día el milagro de la justificación sin esfuerzo, sin escasez. Pero hay cosas que afortunadamente no pueden comprarse ni venderse, cosas que quizá necesitan toda una vida para suceder... pero no se puede hacer negocio con éso.
El sentido no se puede comprar ni vender.
El relato que se nos cuenta en "True Grit" ha necesitado de toda una vida para cuajarse, para cobrar sentido, para emocionarnos porque sabemos que la protagonista, como todos y cada uno de nosotros, tenemos sólo una bala y debemos escoger cuándo y cómo dispararla. Y a la luz de lo que la protagonista dice al final de la historia, que en definitiva es su historia, nos queda claro que valió la pena dispararla junto a Rooster Cogburn, en aquel ya perdido momento del tiempo.
Y es entonces cuando se produce la descarga poética.
Escuchamos el disparo y después el silencio.
Pero lo que permanece es el silencio recordándonos la verdadera fragilidad de nuestra condición.
"Compraban, con fondos de la sociedad, joyas, bolsos de Loewe, relojes, bolígrafos Montblanc, prendas de vestir en Armani, dispositivos electrónicos (ipods, libros electrónicos, ordenadores portátiles), accesorios de automóvil, mil euros de lotería cada año. Cargaban el alquiler de vehículos de lujo y circuitos de spa. Hacían viajes de placer con sus familias, a París, Nueva York, Johannesburgo y más destinos alojándose con gastos pagados en hoteles de cuatro y cinco estrellas. Se hospedaban en establecimientos de similar categoría, en la misma Comunidad Valenciana, acompañados de teóricas traductoras rumanas. Siempre por cuenta de Emarsa.
Fueron capaces de gastarse 92.443 euros en un año en asadores, marisquerías y restaurantes con estrellas michelín. Y aún así, en los 23.000 folios del sumario pueden encontrarse facturas de 7,5 euros de tabaco o de compras en el supermercado."
(Leer más)
No, no son socialistas.
El representante que colocaba alcaldes del PP, levantadores de alfombras y celosos guardianes de los caudales públicos, en las televisiones de derechas, ya puede hacer negocio colocando a socialistas en las televisiones de la izquierda también levantadores de alfombras y celosos guardianes de los caudales públicos.
Si coincidieran en el mismo espacio estallarían como la materia hipotéticamente haría de coincidir con la antimateria.
(Leer más)
No, no son socialistas.
El representante que colocaba alcaldes del PP, levantadores de alfombras y celosos guardianes de los caudales públicos, en las televisiones de derechas, ya puede hacer negocio colocando a socialistas en las televisiones de la izquierda también levantadores de alfombras y celosos guardianes de los caudales públicos.
Si coincidieran en el mismo espacio estallarían como la materia hipotéticamente haría de coincidir con la antimateria.
viernes, noviembre 25, 2011
BAD AS ME
Siete años después...
Se necesita tiempo para escuchar un disco de Tom Waits. Uno tiene que dejar pasar el tiempo y, lo que es más importante, que la música le atraviese como el viento atraviesa una arboleda.
No debe haber prisa jamás.
Los discos de Waits siempre son bipolares. Oscilan entre el vagabundo melancólico enamorado de la luna y de las chicas de Brooklyn cuyos corazones se resquebrajan todos los días y el diablo acelerado, chirriante, el duende salvaje que bien podría ser el Puck que le susurraba todos los planes a Neal Cassidy cómodamente sentado en su hombro.
En este sentido no hay sorpresas.
O te gusta o no te gusta ese encadenamiento sincopado de referentes del rythm'n'blues convenientemente cortado con raciones de la mejor literatura beatnik y aderezado con unas cuantas gotas de cabaret, circo y expresionismo alemán.
Siempre he pensado que los discos de Tom Waits son la banda sonora perfecta para prender fuego a todo aquello que uno odia entre entregados aullidos a la hermosa, redonda y refulgente luna. Y en este sentido "Bad as me" funciona. Da gusto ver como arde todo mientras Waits despliega su particular necronomicón escrito en un rollo de papel de water para hablarnos de Chicago, de adioses, de carreteras, de árboles, de hojas, de resplandores, de horizontes, de manchas de grasa, de cigarrillos, de calles atestadas, de calles vacías, de besos, de bares, de alcohol... No necesariamente en este orden.
Y la magia sigue funcionando.
Y de cuando en cuando, entre tanta patada a vacías latas por olvidados callejones, la magia de un encuentro. El encuentro con el otro Waits, el vagabundo sensible que es capaz de escribir un tema tan hermoso como New Years Eve de máginas resonancias mixtecas.
Y nadie que haya amado de verdad puede resistirse a una buena canción mixteca.
No se si "Bad as me" es mejor o peor. Ni siquiera me lo planteo. Solo quiero escucharlo una vez más, traicionándome y deteniéndome más de lo necesario en New Years Eve.
Lo bueno o lo malo es que cuando uno se hace mayor no sabe exactamente por qué se emociona cuando escucha una de estas canciones. Seguramente, y en el fondo, uno simplemente se alegra de seguir vivo después de todo lo que ha sucedido. O quizá por lo poco o mucho que uno piensa que queda... pero esa es otra historia.
Siete años después...
Se necesita tiempo para escuchar un disco de Tom Waits. Uno tiene que dejar pasar el tiempo y, lo que es más importante, que la música le atraviese como el viento atraviesa una arboleda.
No debe haber prisa jamás.
Los discos de Waits siempre son bipolares. Oscilan entre el vagabundo melancólico enamorado de la luna y de las chicas de Brooklyn cuyos corazones se resquebrajan todos los días y el diablo acelerado, chirriante, el duende salvaje que bien podría ser el Puck que le susurraba todos los planes a Neal Cassidy cómodamente sentado en su hombro.
En este sentido no hay sorpresas.
O te gusta o no te gusta ese encadenamiento sincopado de referentes del rythm'n'blues convenientemente cortado con raciones de la mejor literatura beatnik y aderezado con unas cuantas gotas de cabaret, circo y expresionismo alemán.
Siempre he pensado que los discos de Tom Waits son la banda sonora perfecta para prender fuego a todo aquello que uno odia entre entregados aullidos a la hermosa, redonda y refulgente luna. Y en este sentido "Bad as me" funciona. Da gusto ver como arde todo mientras Waits despliega su particular necronomicón escrito en un rollo de papel de water para hablarnos de Chicago, de adioses, de carreteras, de árboles, de hojas, de resplandores, de horizontes, de manchas de grasa, de cigarrillos, de calles atestadas, de calles vacías, de besos, de bares, de alcohol... No necesariamente en este orden.
Y la magia sigue funcionando.
Y de cuando en cuando, entre tanta patada a vacías latas por olvidados callejones, la magia de un encuentro. El encuentro con el otro Waits, el vagabundo sensible que es capaz de escribir un tema tan hermoso como New Years Eve de máginas resonancias mixtecas.
Y nadie que haya amado de verdad puede resistirse a una buena canción mixteca.
No se si "Bad as me" es mejor o peor. Ni siquiera me lo planteo. Solo quiero escucharlo una vez más, traicionándome y deteniéndome más de lo necesario en New Years Eve.
Lo bueno o lo malo es que cuando uno se hace mayor no sabe exactamente por qué se emociona cuando escucha una de estas canciones. Seguramente, y en el fondo, uno simplemente se alegra de seguir vivo después de todo lo que ha sucedido. O quizá por lo poco o mucho que uno piensa que queda... pero esa es otra historia.
jueves, noviembre 24, 2011
Todo lo que sucede, sucede por algo.
Siempre se dice y se dice porque es así...
Lo que pasa es que ese algo siempre está por llegar y mientras tanto todo es duda, sinsentido, cabo suelto, esperanza, confianza, apuesta. Pero cuando llega. Todo queda justificado.
Como he escrito en alguna que otra ocasión la vida es una cuestión de momentos y esos momentos, esos "algos" que nos van sucediendo son la fuente de sentido de todas las decisiones, acertadas o equivocadas, que hemos venido haciendo hasta llegar a ese instante en que todo queda aclarado.
Estamos siempre en movimiento y el sentido es algo que siempre nos espera más adelante.
El sentido verdadero, el que transforma, el que no se puede comprar en las tiendas es siempre el efecto de una acción continuada en el tiempo, de subir y de bajar, de estar aquí y allá y también, y como consecuencia de todo lo anterior, es repentino descubrimiento.
Jamás se trata de una causa.
Es "eso" indescriptible lo que un día cualquiera nos hace parar el coche, detenernos.
Tornados de hielo bajo la Antartida...
Vale!
Tal vez ese poeta mecánico, asesino de dioses, llamado Roy Batty pudo ver ataques a naves en llamas más allá de Orión o Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser, pero nosotros podemos ver tornados de hielo bajo la Antártida... Y tienen su punto.
En cualquier caso el viejo Batty sigue teniendo razón y también terminarán perdidos como lágrimas en la lluvia... Pero no importa... Disfrutemos de ellos mientras suceden.
Vale!
Tal vez ese poeta mecánico, asesino de dioses, llamado Roy Batty pudo ver ataques a naves en llamas más allá de Orión o Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser, pero nosotros podemos ver tornados de hielo bajo la Antártida... Y tienen su punto.
En cualquier caso el viejo Batty sigue teniendo razón y también terminarán perdidos como lágrimas en la lluvia... Pero no importa... Disfrutemos de ellos mientras suceden.
miércoles, noviembre 23, 2011
MEDUSA
Huesos hundiéndose
en medio de la noche,
arrastrando con su peso
jirones aventados de piel
desmelenados por el viento.
Confusión.
Crepitación de la carne.
Destello de sangre
y en cada episódico fulgor,
ahondando, el silencio.
No hay tiempo.
No hay tiempo.
Más allá,
en el otro lado del espejo,
se extiende
eterno y desnudo
ese helado momento
que, una vez sucedido,
jamás cesa.
martes, noviembre 22, 2011
MELANCHOLIA
Una vez más Lars von Trier lleva a sus argumentos y a los personajes que los viven al extremo.
En este caso, al extremo de los extremos, a un auténtico, horroroso y absoluto final del camino que, de manera contradictoria, el hermoso planeta Melancholia trae consigo desde la profundidad del espacio.
Alguna vez he escrito sobre el ser humano concibiéndolo como una criatura precaria necesitada de ficciones, ficciones que jueguen el papel de cielo y velo protector de los abismos que por todas partes le rodean. Y en este sentido, "Melancholia" es un devastador relato sobre la devastación más absoluta.
La rotunda realidad de ese planeta azul acercándose a la Tierra implica la imposibilidad de encontrar un refugio no sólo físico sino también, y lo que es más importante, simbólico para sus protagonistas. Todos han de enfrentarse a la inevitabilidad de un acontecimiento terminal y definitivo y cada uno lo hace a su manera en la soledad de una repentina y absoluta falta de sentido que de repente convierte en irrelevante pérdida todo aquello que todavía se tiene.
En "Melancholia", el final simbólico precede al final físico y curiosamente el dolor es mayor cuando sucede el primero, convirtiendo la materia y sus consecuencias en lo que son, en un puro trámite que sólo cobra sentido con el propio sentido que se le da.
Por eso Justine es capaz de soportarlo y construir esa cueva mágica donde su hermana y su hijo se refugian. No desea nada y nada por tanto puede en realidad perder. Habiéndo lamentado ya todo y no teniendo nada ya que lamentar pues se ha despojado de todo lo que realmente poseía en ese doloroso e incomprensible, en un principio, proceso de ascesis autodestructiva que protagoniza en la primera parte de la película.
De entre todos sólo ella es quién tiene tiempo suficiente para construir una última ficción absolutamente épica en su eficacia mientras dura.
Se ha preparado como ninguno para recibir a Melancholia dentro de esa maravillosa cueva mágica. Es más... quizá nació preparada.
Obra maestra total.
Una vez más Lars von Trier lleva a sus argumentos y a los personajes que los viven al extremo.
En este caso, al extremo de los extremos, a un auténtico, horroroso y absoluto final del camino que, de manera contradictoria, el hermoso planeta Melancholia trae consigo desde la profundidad del espacio.
Alguna vez he escrito sobre el ser humano concibiéndolo como una criatura precaria necesitada de ficciones, ficciones que jueguen el papel de cielo y velo protector de los abismos que por todas partes le rodean. Y en este sentido, "Melancholia" es un devastador relato sobre la devastación más absoluta.
La rotunda realidad de ese planeta azul acercándose a la Tierra implica la imposibilidad de encontrar un refugio no sólo físico sino también, y lo que es más importante, simbólico para sus protagonistas. Todos han de enfrentarse a la inevitabilidad de un acontecimiento terminal y definitivo y cada uno lo hace a su manera en la soledad de una repentina y absoluta falta de sentido que de repente convierte en irrelevante pérdida todo aquello que todavía se tiene.
En "Melancholia", el final simbólico precede al final físico y curiosamente el dolor es mayor cuando sucede el primero, convirtiendo la materia y sus consecuencias en lo que son, en un puro trámite que sólo cobra sentido con el propio sentido que se le da.
Por eso Justine es capaz de soportarlo y construir esa cueva mágica donde su hermana y su hijo se refugian. No desea nada y nada por tanto puede en realidad perder. Habiéndo lamentado ya todo y no teniendo nada ya que lamentar pues se ha despojado de todo lo que realmente poseía en ese doloroso e incomprensible, en un principio, proceso de ascesis autodestructiva que protagoniza en la primera parte de la película.
De entre todos sólo ella es quién tiene tiempo suficiente para construir una última ficción absolutamente épica en su eficacia mientras dura.
Se ha preparado como ninguno para recibir a Melancholia dentro de esa maravillosa cueva mágica. Es más... quizá nació preparada.
Obra maestra total.
lunes, noviembre 21, 2011
Ya hemos cambiado de gobierno.
Se suponía que esa era una de las cosas que los mercados demandaban a este país para tranquilizarse. De hecho, uno de esos pomposos neoliberales que alababa la racionalidad del pueblo español del mismo modo que alaba la racionalidad de los concurrentes al mercado, se atrevía a aseverar que lo más seguro era que mañana (por hoy) los mercados recibieran la llegada del nuevo y deseado lider con una bajada nada menos de 100 puntos de nuestro diferencial de deuda.
Pues bien... Nada de eso ha sucedido.
Nuestro diferencial supera los 460 puntos básicos y ahora llega la enésima mentira: los mercados no han tenido en cuenta el nuevo gobierno porque ya lo daban por hecho...
"Los inversores, que ya daban por descontado el cambio de color en las elecciones del 20N, dejaban al diferencial del bono español con respecto a su equivalente alemán en los mismos niveles del viernes. "
(El mundo)
Se suponía que esa era una de las cosas que los mercados demandaban a este país para tranquilizarse. De hecho, uno de esos pomposos neoliberales que alababa la racionalidad del pueblo español del mismo modo que alaba la racionalidad de los concurrentes al mercado, se atrevía a aseverar que lo más seguro era que mañana (por hoy) los mercados recibieran la llegada del nuevo y deseado lider con una bajada nada menos de 100 puntos de nuestro diferencial de deuda.
Pues bien... Nada de eso ha sucedido.
Nuestro diferencial supera los 460 puntos básicos y ahora llega la enésima mentira: los mercados no han tenido en cuenta el nuevo gobierno porque ya lo daban por hecho...
"Los inversores, que ya daban por descontado el cambio de color en las elecciones del 20N, dejaban al diferencial del bono español con respecto a su equivalente alemán en los mismos niveles del viernes. "
(El mundo)
... mentira acompañada del enésimo informe apocalíptico.
Alguien debería llevar la cuenta de todas las contradicciones para descubrir que mientras no hay acuerdo en los argumentos, si existe un planteamiento monolítico en cuanto a lo que se pide: recortes y más recortes. Los argumentos van variando y siempre hay una buena razón que fundamenta lo que sucede.
Tenemos nuevo gobierno y el diferencial de la deuda no ha cambiado.
El escenario de shock se mantiene mientras los piratas aguardan relamiéndose ante la perspectiva del botín, los espacios del estado del bienestar que el estado, presionado por todas partes, libere. Y desde luego la operación les ha salido redonda:
- especulación y enrequecimiento
- deuda tapada por los estados
- endeudamiento de los estados
- reclamo de aseo en las cuentas a los estados por parte precisamente de aquellos cuya deuda taparon los estados
- elección del modo más traumático de ajuste que prácticamente se basa en una variable: la rapidez del ajuste en el tiempo
- y esta rapidez ha conducido al show de informes, diferenciales y riesgos en que ahora vivimos
- un show cuyo único objetivo es cuadrar un circulo infame: de un solo golpe enriquecerse y desmantelar en lo que se pueda el estado del bienestar para poder enriquecerse más.
Está claro que el ataque es definitivo y con todo.
Tener que tapar ese agujero virtual especulativo que ocasionó la crisis que aun ahora vivimos fue el golpe que no necesitaban las maltrechas arcas de unos estados endeudados como lo estaban las familias. Y sin embargo a él acudieron cumpliendo con su sagrada misión de garantizar el bien común y seguramente contando con la lealtad de unos mercados que, en cuanto cayeron en su trampa, no tardaron ni un segundo en traicionarles.
Se pueden hacer mejor o peor las cosas, pero ni Brown, ni Cameron, ni Papandreu, ni Zapatero, ni Rajoy, ni Sarkozy tienen la verdadera culpa. En todo caso, y principalmente, si de algo son culpables es de haber aceptado sin rechistar el papel de Lee Harvey Oswald en este oscuro complot contra la gente.
Porque no habrá calma hasta que se consiga lo que en realidad se busca.
Y, siento decírtelo, tu voto no cuenta.
Y, siento decírtelo, tu voto no cuenta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)