GRIS
martes, marzo 20, 2012
LA INVENCIÓN DE HUGO
De cuando en cuando el cine necesita recitarse como mito, recordar a quienes quizá lo hayan olvidado su propio relato, ése que habla de él como fábrica de sueños, metafísica emocional que justifica las imágenes que como fantasmas se aparecen en la pantalla blanca.
Es todo un género cinematográfico al que pertenecen grandes películas como "La noche americana", "Cinema paradiso", "La rosa púrpura de El Cairo" o "El estado de las cosas".
Desgraciadamente, es complicado que alguien algún día cite a "La invención de Hugo" entre ellas... aunque para gustos los colores.
Demasiado compleja y enrevesada, "La invención de Hugo" es una de esas películas con vocación sinfónica. Las líneas argumentales y los personajes se acumulan generando un universo abigarrado en el que el espectador tarde o temprano termina perdiendo el hilo de Ariadna de lo esencial y queda perdido en el laberinto de una historia que se convierte en demasiado compleja, cuando no caótica.
La historia de Meliés y el cine, la historia de Hugo y su padre, la historia del autómata, la propia historia del cine, la historia de la estación y de sus personajes... demasiadas historias enlatadas a presión en apenas una duración de dos horas, "tour de force" que fuerza al espectador a asistir a una especie de masificado espectáculo de turismo emocional en el que nada tiene la suficiente fuerza como para imprimir una huella y permanecer.
Pura acumulación que no termina de llegar a los lugares del sentir que aspira a alcanzar.
Espectáculo vacío que termina siendo un viaje a ninguna parte con el espíritu de Meliès de por medio.
Fallida.
De cuando en cuando el cine necesita recitarse como mito, recordar a quienes quizá lo hayan olvidado su propio relato, ése que habla de él como fábrica de sueños, metafísica emocional que justifica las imágenes que como fantasmas se aparecen en la pantalla blanca.
Es todo un género cinematográfico al que pertenecen grandes películas como "La noche americana", "Cinema paradiso", "La rosa púrpura de El Cairo" o "El estado de las cosas".
Desgraciadamente, es complicado que alguien algún día cite a "La invención de Hugo" entre ellas... aunque para gustos los colores.
Demasiado compleja y enrevesada, "La invención de Hugo" es una de esas películas con vocación sinfónica. Las líneas argumentales y los personajes se acumulan generando un universo abigarrado en el que el espectador tarde o temprano termina perdiendo el hilo de Ariadna de lo esencial y queda perdido en el laberinto de una historia que se convierte en demasiado compleja, cuando no caótica.
La historia de Meliés y el cine, la historia de Hugo y su padre, la historia del autómata, la propia historia del cine, la historia de la estación y de sus personajes... demasiadas historias enlatadas a presión en apenas una duración de dos horas, "tour de force" que fuerza al espectador a asistir a una especie de masificado espectáculo de turismo emocional en el que nada tiene la suficiente fuerza como para imprimir una huella y permanecer.
Pura acumulación que no termina de llegar a los lugares del sentir que aspira a alcanzar.
Espectáculo vacío que termina siendo un viaje a ninguna parte con el espíritu de Meliès de por medio.
Fallida.
"“se piensa que sólo puede considerarse real lo que puede medirse con un instrumento. Lo que puede decirse es que el estado actual de la física teórica implica que el espacio vacío tiene toda esa energía, y, por consiguiente, la
materia es como un pequeño rizo en este océano tremendo de energía, con cierta estabilidad relativa, y que es manifiesto. Por lo que yo sugiero que este orden implicado implica una realidad que va mucho más allá de lo que
llamamos materia. La materia misma no es más que un rizo sobre este fondo.”
(La totalidad y el orden implicado, David Bohm)
lunes, marzo 19, 2012
LE HAVRE
Me gusta el resumen de la crítica que el New York Times ha hecho de la película : "Un cuento de hadas elegante y sentimental sobre cómo debería ser el mundo, desde un sincero reconocimiento de lo que el mundo realmente es" (A. O. Scott: The New York Times).
Refleja muy bien mi propia idea.
¿Para qué volverlo a escribir si alguien ya lo ha escrito?
La nueva película del fines Aki Kaurismäki es un estupendo canto a la bondad como esencial modo de relación entre las personas.
Un inmigrante ilegal llamado Idrissa acaba en el puerto francés de Le Havre en su camino hacia Londres. Sus pasos se cruzan con los de Marcel Marx, un escritor bohemio que ejerce de limpiabotas. Marcel intentará ayudar a Idrissa y para ello contará con la colaboración de todo un variopinto grupo de vecinos que como Marcel residen en un entorno humilde, casi marginal, a las afueras de una ciudad que parece ignorarles del mismo modo que sólo tiene en cuenta a Idrissa para encarcelarle y devolverle a su país de origen.
Como en otras películas de Kaurismäki, hay algo edificante y puro en esos personajes aparentemente fracasados y desheredados de un mundo que parece haberlos vomitado a las tinieblas exteriores, un entereza moral nacida de su propio interior que les convierte en héroes intactos y puros, en contraste a lo que desde fuera parece una propia tragedia de fracaso y marginalidad.
Me viene a la mente un texto de Bataille que publiqué hace poco en el blog y que tenía que ver con la mística del clochard:
"El verdadero lujo y el potlatch profundo de nuestro tiempo se encuentran en el miserable, es decir, en el que se arroja al suelo y se margina. El lujo auténtico exige un completo desprecio de las riquezas, la adusta indiferencia de quien rehusa el trabajo y hace de su vida, de una parte, un esplendor infinitamente ruinoso y, de otra parte, un insulto callado a la mentira laboriosa de los ricos. Más allá de una explotación militar, de una mistificación religiosa y de una malversación capitalista, nadie en el futuro podría volver a encontrar el sentido de la riqueza, lo que presagia de explosivos, de pródigo y de desbordante, si carece del esplendor de los andrajosos y de la sombría provocación de la indiferencia. Finalmente, si queremos, la mentira consagra la exuberancia de la vida a la revolución."(La parte maldita, Georges Bataille)
Kaurismäki cree también en ese aparentemente abstracto esplendor de los andrajosos del que nos escribe Bataille y en Le Havre vuelve a ponerlo por obra cifrándolo en una extrema cultura de la solidaridad en la que el que apenas tiene algo lo comparte de una manera natural, sin mediaciones reflexivas de ningún tipo.
Porque para Kaurismäki, esa bohemia que reside en los arrabales de la ciudad es, a su trágica manera irónica de contarlo, una desesperanzada reserva espiritual portadora de unos valores eternos basados en la humanidad y la solidaridad.
El fracaso es la inevitable consecuencia de ser de otra manera, de la imposibilidad para desde la propia pureza cambiar siquiera para sobrevivir.
Y seguramente abrazar el fracaso en esas tinieblas grises de los arrabales que ya empezara a cantar Baudelaire encierra la grandeza de abrazar lo mejor de la humanidad.
Y todo sucediendo en un entorno de significado que bebe directamente en lo mejor del cine francés de la década de los treintas del siglo pasado e incluso de películas como "Casablanca" puesto que una parte de la estructura narrativa de la historia recuerda al planteamiento narrativo del clásico, especialmente la relación entre el inspector de policía y el protagonista.
Extraordinaria.
Me gusta el resumen de la crítica que el New York Times ha hecho de la película : "Un cuento de hadas elegante y sentimental sobre cómo debería ser el mundo, desde un sincero reconocimiento de lo que el mundo realmente es" (A. O. Scott: The New York Times).
Refleja muy bien mi propia idea.
¿Para qué volverlo a escribir si alguien ya lo ha escrito?
La nueva película del fines Aki Kaurismäki es un estupendo canto a la bondad como esencial modo de relación entre las personas.
Un inmigrante ilegal llamado Idrissa acaba en el puerto francés de Le Havre en su camino hacia Londres. Sus pasos se cruzan con los de Marcel Marx, un escritor bohemio que ejerce de limpiabotas. Marcel intentará ayudar a Idrissa y para ello contará con la colaboración de todo un variopinto grupo de vecinos que como Marcel residen en un entorno humilde, casi marginal, a las afueras de una ciudad que parece ignorarles del mismo modo que sólo tiene en cuenta a Idrissa para encarcelarle y devolverle a su país de origen.
Como en otras películas de Kaurismäki, hay algo edificante y puro en esos personajes aparentemente fracasados y desheredados de un mundo que parece haberlos vomitado a las tinieblas exteriores, un entereza moral nacida de su propio interior que les convierte en héroes intactos y puros, en contraste a lo que desde fuera parece una propia tragedia de fracaso y marginalidad.
Me viene a la mente un texto de Bataille que publiqué hace poco en el blog y que tenía que ver con la mística del clochard:
"El verdadero lujo y el potlatch profundo de nuestro tiempo se encuentran en el miserable, es decir, en el que se arroja al suelo y se margina. El lujo auténtico exige un completo desprecio de las riquezas, la adusta indiferencia de quien rehusa el trabajo y hace de su vida, de una parte, un esplendor infinitamente ruinoso y, de otra parte, un insulto callado a la mentira laboriosa de los ricos. Más allá de una explotación militar, de una mistificación religiosa y de una malversación capitalista, nadie en el futuro podría volver a encontrar el sentido de la riqueza, lo que presagia de explosivos, de pródigo y de desbordante, si carece del esplendor de los andrajosos y de la sombría provocación de la indiferencia. Finalmente, si queremos, la mentira consagra la exuberancia de la vida a la revolución."(La parte maldita, Georges Bataille)
Kaurismäki cree también en ese aparentemente abstracto esplendor de los andrajosos del que nos escribe Bataille y en Le Havre vuelve a ponerlo por obra cifrándolo en una extrema cultura de la solidaridad en la que el que apenas tiene algo lo comparte de una manera natural, sin mediaciones reflexivas de ningún tipo.
Porque para Kaurismäki, esa bohemia que reside en los arrabales de la ciudad es, a su trágica manera irónica de contarlo, una desesperanzada reserva espiritual portadora de unos valores eternos basados en la humanidad y la solidaridad.
El fracaso es la inevitable consecuencia de ser de otra manera, de la imposibilidad para desde la propia pureza cambiar siquiera para sobrevivir.
Y seguramente abrazar el fracaso en esas tinieblas grises de los arrabales que ya empezara a cantar Baudelaire encierra la grandeza de abrazar lo mejor de la humanidad.
Y todo sucediendo en un entorno de significado que bebe directamente en lo mejor del cine francés de la década de los treintas del siglo pasado e incluso de películas como "Casablanca" puesto que una parte de la estructura narrativa de la historia recuerda al planteamiento narrativo del clásico, especialmente la relación entre el inspector de policía y el protagonista.
Extraordinaria.
domingo, marzo 18, 2012
LA TERRA TREMA
Aunque ya había dirigido en 1943 "Ossesione", basada en la obra de James MacCain, "El cartero siempre llama dos veces", puede decirse que "La terra trema" es la obra con la que la figura de Luchino Visconti irrumpe en el panorama cinematográfico italiano y mundial.
Dirigida en 1948 por el maestro italiano, la película está basada en la obra del escritor italiano Giovanni Verga, "Los Malavoglia" y cuenta los esfuerzos por una familia de pescadores, encabezados por 'Ntoni el hijo mayor, por salir de la pobreza, esfuerzos que les llevarán a desafiar el orden establecido comprando una barca e intentando establecer un negocio por su cuenta, al margen de las estructuras opresoras que les explotan manteniéndoles constantemente en la pobreza.
"La terra trema" se inscribe además dentro del movimiento cinematográfico italiano llamado neorrealismo, caracterizado por un discurso social, cuando no político, que hace a los más desfavorecidos de la desgraciada situación de la Italia de la posguerra protagonistas de unas historias en su totalidad rodadas en exteriores y con una gran presencia de actores no profesionales. Y en este sentido la película de Visconti está considerada por la crítica como obra cumbre y representativa del movimiento, tanto por la calidad intrínseca de la obra como por llevar al extremo los presupuestos del movimiento: la película está rodada en su totalidad en un pueblo de pescadores de Sicilia, Aci Trezza, y protagonizada en su totalidad por actores no profesionales residentes en la localidad.
'Ntoni, el protagonista, intentará buscar una salida a la situación aparentemente sin solución que les ofrece una sociedad estamental e inmovilista en la que los pescadores son explotados por los comerciantes quienes apenas les pagan por el pescado lo suficiente para la propia subsistencia. 'Ntoni que ha viajado fuera del pueblo e incluso de la isla, por haber prestado servicio militar en la marina, ha tomado contacto con las ideas de los humillados y los ofendidos y, comprobando que la situación que afecta a su familia es una situación sin salida, decidirá arriesgarse y comprar una barca con el dinero que obtiene con la hipoteca de la casa.
Hasta ahí todo marchará bien.
Parece existir al final una posibilidad de escape para él y su familia pero el destino conspirará en su contra generando una situación desventajosa que acabará con sus esperanzas y con la unidad de la propia familia sumiéndola aún más en la pobreza.
Por encima de todo, y cuestiones políticas aparte, "La terra trema" es un terrible y trágico relato romántico sobre la desgracia que se cierne sobre aquellos que se atreven a desafiar el orden establecido, un orden que el propio Dios parece respaldar poniendo al destino en su contra.
La visión de 'Ntoni no se verá secundada ni por el resto de pescadores ni por el propio destino que acabarán fulminandole en un trágico final en el que 'Ntoni terminará perdiéndolo todo.
No recuerdo una película neorrealista que no tenga un componente trágico como consecuencia de la situación de sus protagonistas en el seno de una estructura social perversa y opresora y "La terra trema" no es una excepción. Y la intención política siempre está ahí. Se trata de llevar las cámaras a las calles y de hacer de los humillados y los ofendidos protagonistas de historias que contarían con el modo casi documental de narración como un valor añadido de verdad que redundaría en un efecto catárquico y catalizador más poderoso sobre el espectador.
Se trataba de invadir la blanca pantalla donde hasta entonces sólo había tenido lugar una ficción contribuyente a garantizar un orden establecido.
Se trataba de dar voz a las victimas de ese orden en ese territorio hasta entonces sólo ocupado por la fantasía y el deseo.
La política asociada al arte.
"La terra trema" es un magnífico ejemplo, hasta el punto de por sí misma resultar una fantástica historia, una absoluta obra maestra.
Aunque ya había dirigido en 1943 "Ossesione", basada en la obra de James MacCain, "El cartero siempre llama dos veces", puede decirse que "La terra trema" es la obra con la que la figura de Luchino Visconti irrumpe en el panorama cinematográfico italiano y mundial.
Dirigida en 1948 por el maestro italiano, la película está basada en la obra del escritor italiano Giovanni Verga, "Los Malavoglia" y cuenta los esfuerzos por una familia de pescadores, encabezados por 'Ntoni el hijo mayor, por salir de la pobreza, esfuerzos que les llevarán a desafiar el orden establecido comprando una barca e intentando establecer un negocio por su cuenta, al margen de las estructuras opresoras que les explotan manteniéndoles constantemente en la pobreza.
"La terra trema" se inscribe además dentro del movimiento cinematográfico italiano llamado neorrealismo, caracterizado por un discurso social, cuando no político, que hace a los más desfavorecidos de la desgraciada situación de la Italia de la posguerra protagonistas de unas historias en su totalidad rodadas en exteriores y con una gran presencia de actores no profesionales. Y en este sentido la película de Visconti está considerada por la crítica como obra cumbre y representativa del movimiento, tanto por la calidad intrínseca de la obra como por llevar al extremo los presupuestos del movimiento: la película está rodada en su totalidad en un pueblo de pescadores de Sicilia, Aci Trezza, y protagonizada en su totalidad por actores no profesionales residentes en la localidad.
'Ntoni, el protagonista, intentará buscar una salida a la situación aparentemente sin solución que les ofrece una sociedad estamental e inmovilista en la que los pescadores son explotados por los comerciantes quienes apenas les pagan por el pescado lo suficiente para la propia subsistencia. 'Ntoni que ha viajado fuera del pueblo e incluso de la isla, por haber prestado servicio militar en la marina, ha tomado contacto con las ideas de los humillados y los ofendidos y, comprobando que la situación que afecta a su familia es una situación sin salida, decidirá arriesgarse y comprar una barca con el dinero que obtiene con la hipoteca de la casa.
Hasta ahí todo marchará bien.
Parece existir al final una posibilidad de escape para él y su familia pero el destino conspirará en su contra generando una situación desventajosa que acabará con sus esperanzas y con la unidad de la propia familia sumiéndola aún más en la pobreza.
Por encima de todo, y cuestiones políticas aparte, "La terra trema" es un terrible y trágico relato romántico sobre la desgracia que se cierne sobre aquellos que se atreven a desafiar el orden establecido, un orden que el propio Dios parece respaldar poniendo al destino en su contra.
La visión de 'Ntoni no se verá secundada ni por el resto de pescadores ni por el propio destino que acabarán fulminandole en un trágico final en el que 'Ntoni terminará perdiéndolo todo.
No recuerdo una película neorrealista que no tenga un componente trágico como consecuencia de la situación de sus protagonistas en el seno de una estructura social perversa y opresora y "La terra trema" no es una excepción. Y la intención política siempre está ahí. Se trata de llevar las cámaras a las calles y de hacer de los humillados y los ofendidos protagonistas de historias que contarían con el modo casi documental de narración como un valor añadido de verdad que redundaría en un efecto catárquico y catalizador más poderoso sobre el espectador.
Se trataba de invadir la blanca pantalla donde hasta entonces sólo había tenido lugar una ficción contribuyente a garantizar un orden establecido.
Se trataba de dar voz a las victimas de ese orden en ese territorio hasta entonces sólo ocupado por la fantasía y el deseo.
La política asociada al arte.
"La terra trema" es un magnífico ejemplo, hasta el punto de por sí misma resultar una fantástica historia, una absoluta obra maestra.
Puedes ganar el VI Naciones de Rugby y no ganar el Grand Slam, pero, desde luego, si ganas el Grand Slam, el trofeo te pertenece porque para ganarlo tienes que vencer a todos y cada uno de los rivales, tienes que ganar todos y cada uno de los cinco partidos.
Y eso es lo que ha hecho Gales... Wales para los amigos.
Con un rugby directo, de ataque, basado en el incesante juego de delanteros, en la percusión constante de la defensa contraria en busca de la fisura, a la vieja usanza, sin pizarras, estrategias ni ostias en vinagre, confiando en sus propias posibilidades y en el inmenso talento de una generación de oro, Gales ha dominado de principio a fin el VI Naciones de rugby consiguiendo el tercer Grand Slam en 8 años.
Halfpenny, North, Phillips, Faletau, Cuthbert, ayudados como siempre por un buen par de Jones y Davies, como corresponde a todo equipo Galés que se precie, han ofrecido un magnífico espectáculo de buen rugby a pecho descubierto, sin trampa ni cartón, perfecta combinación de físico y talento.
Justos ganadores.
En el rugby no suele caber la menor duda sobre la mejor condición del ganador, pero siempre hay un respeto para el perdedor porque a veces la victoria es una cuestión de pulgadas.
En Gales el rugby es una religión y creo que es la buena.
Y eso es lo que ha hecho Gales... Wales para los amigos.
Con un rugby directo, de ataque, basado en el incesante juego de delanteros, en la percusión constante de la defensa contraria en busca de la fisura, a la vieja usanza, sin pizarras, estrategias ni ostias en vinagre, confiando en sus propias posibilidades y en el inmenso talento de una generación de oro, Gales ha dominado de principio a fin el VI Naciones de rugby consiguiendo el tercer Grand Slam en 8 años.
Halfpenny, North, Phillips, Faletau, Cuthbert, ayudados como siempre por un buen par de Jones y Davies, como corresponde a todo equipo Galés que se precie, han ofrecido un magnífico espectáculo de buen rugby a pecho descubierto, sin trampa ni cartón, perfecta combinación de físico y talento.
Justos ganadores.
En el rugby no suele caber la menor duda sobre la mejor condición del ganador, pero siempre hay un respeto para el perdedor porque a veces la victoria es una cuestión de pulgadas.
En Gales el rugby es una religión y creo que es la buena.
sábado, marzo 17, 2012
THE RUM DIARY
Basada en una novela del mismo nombre escrita por Hunter S. Thompson en sus años de juventud. "The rum diary" cuenta las andanzas de un periodista, Kemp, completo "alter ego" del escritor por el Puerto Rico a finales de la década de los cincuentas del siglo pasado.
La historia busca ser una crónica de ambiente de una realidad puertoriqueña bastante similar a la cubana por lo que se refiere al intrusivo contacto con el vecino yanqui, situación que se agrava por el hecho de que desde 1952 y tras una insurrección nacionalista a principio de la década, Puerto Rico obtuvo la condición de Estado Libre asociado. Este aspecto resolvía una situación iniciada en 1898 con la ocupación de la isla por parte de los norteamericanos con motivo de la guerra con España.
Hunter S. Thompson sitúa a su alter ego en esta situación cuasi colonial y lo pasea por la isla hasta llegar hasta el millonario y turbio Sanderson, metáfora del capitalismo agresivo norteamericano y su afán por devorar la isla y convertirla en un objeto más de consumo.
Para ello, y por su condición de periodista, intentará usarle como terminal mediática de este proceso haciendo comunicación favorable a las multinacionales.
Pero Kemp resultará incorruptible precisamente gracias a sus altos niveles de corrupción en otros aspectos que le llevarán a situarse al otro lado de la trinchera de batalla junto con un grupo de perdedores y estrafalarios amigos.
Curiosamente, "The rum diary" como película tiene el mismo defecto que encontré en la novela cuando la leí y ese defecto es una cierta debilidad o flojera que acompaña todo el transcurso de una narración que, teniendo potencialidad, no termina de traspasar, de llegar con la necesaria fuerza.
La propuesta es fascinante, llena de interés, pero no termina de presentar una personalidad, acusada, estructurada, pareciendo "The rum diary" más un ejercicio de novelista joven que una obra final. Y sin duda, de no necesitar su autor dinero, estoy seguro que habría permanecido en el olvido, donde estuvo hasta que en 1995, más de treinta años después de su escritura, Thompson decidiera publicarla.
Aún así, "The rum diary" no es un producto en absoluto desdeñable. Tiene sus puntos de interés aunque termina generando una cierta sensación de indiferencia, de flojera, que seguramente es justo uno de las emociones más opuestas a lo que la potencialidad de la historia supone debiera transferir.
La locura que se presume a la historia queda demasiado lejos, como enlatada dentro de una película de James Ivory.
Aceptable.
Basada en una novela del mismo nombre escrita por Hunter S. Thompson en sus años de juventud. "The rum diary" cuenta las andanzas de un periodista, Kemp, completo "alter ego" del escritor por el Puerto Rico a finales de la década de los cincuentas del siglo pasado.
La historia busca ser una crónica de ambiente de una realidad puertoriqueña bastante similar a la cubana por lo que se refiere al intrusivo contacto con el vecino yanqui, situación que se agrava por el hecho de que desde 1952 y tras una insurrección nacionalista a principio de la década, Puerto Rico obtuvo la condición de Estado Libre asociado. Este aspecto resolvía una situación iniciada en 1898 con la ocupación de la isla por parte de los norteamericanos con motivo de la guerra con España.
Hunter S. Thompson sitúa a su alter ego en esta situación cuasi colonial y lo pasea por la isla hasta llegar hasta el millonario y turbio Sanderson, metáfora del capitalismo agresivo norteamericano y su afán por devorar la isla y convertirla en un objeto más de consumo.
Para ello, y por su condición de periodista, intentará usarle como terminal mediática de este proceso haciendo comunicación favorable a las multinacionales.
Pero Kemp resultará incorruptible precisamente gracias a sus altos niveles de corrupción en otros aspectos que le llevarán a situarse al otro lado de la trinchera de batalla junto con un grupo de perdedores y estrafalarios amigos.
Curiosamente, "The rum diary" como película tiene el mismo defecto que encontré en la novela cuando la leí y ese defecto es una cierta debilidad o flojera que acompaña todo el transcurso de una narración que, teniendo potencialidad, no termina de traspasar, de llegar con la necesaria fuerza.
La propuesta es fascinante, llena de interés, pero no termina de presentar una personalidad, acusada, estructurada, pareciendo "The rum diary" más un ejercicio de novelista joven que una obra final. Y sin duda, de no necesitar su autor dinero, estoy seguro que habría permanecido en el olvido, donde estuvo hasta que en 1995, más de treinta años después de su escritura, Thompson decidiera publicarla.
Aún así, "The rum diary" no es un producto en absoluto desdeñable. Tiene sus puntos de interés aunque termina generando una cierta sensación de indiferencia, de flojera, que seguramente es justo uno de las emociones más opuestas a lo que la potencialidad de la historia supone debiera transferir.
La locura que se presume a la historia queda demasiado lejos, como enlatada dentro de una película de James Ivory.
Aceptable.
viernes, marzo 16, 2012
Era extraño.
Sus manos construían un muro, pero sólo tenía percepción física de lo que sucedía en cada instante, la concreta acción, el concreto movimiento.
No había nada más.
Enseguida el resultado de sus acciones se desvanecía de modo que el mismo vacío que encontraba por delante quedaba atrás.
No sabía nada más.
La procedencia de los materiales era insignificante como si sus propias manos los recreasen con la mera intención de necesitarlos, con el mero gesto de utilizarlos los convocase para, posteriormente, privados de ese contacto con la fisicidad generadora de su cuerpo, regresar a la misma nada de la que habían sido llamados.
Siempre sucedía así.
Y en algún momento y sin la intervención de alguna causa aparente terminaba por abrir los ojos, como si despertar formase parte del sueño.
Y la certeza de que nada quedaría de ese muro cuando despertase le acompañaba.
Su eterno presente era el responsable de la certeza de todas las cosas.
Al menos en aquel aspecto su realidad no se diferenciaba en nada de su sueño y como casi siempre aún no había amanecido.
jueves, marzo 15, 2012
"El drástico cambio en la imagen de la naturaleza de organismo a máquina, tuvo un fuerte efecto en la actitud de la
gente hacia el entorno natural. La visión orgánica del mundo de la Edad Media había implicado un sistema de valores
conducentes a un comportamiento ecológico. En palabras de Carolyn Merchant:
La imagen de la tierra como un organismo vivo, madre nutriente, sirvió como un freno cultural que restringió
las acciones de los seres humanos. Uno no está dispuesto a matar a la madre, ni a cavar en sus entrañas en
busca de oro, o mutilar su cuerpo... Mientras la tierra se considerara viva y sensible se consideraría una falla
del comportamiento ético humano realizar actos destructivos contra ella.
Estos frenos culturales desaparecieron con la mecanización de la ciencia. La visión cartesiana del universo como sistema mecánico proveyó un permiso “científico” para la manipulación y explotación de la naturaleza, que se ha hecho típica de la cultura occidental. De hecho, el mismo Descartes compartió la visión de Bacon de que el propósito de la ciencia era el dominio y control de la naturaleza, afirmando que el conocimiento científico podría usarse para “convertirnos en dueños y poseedores de la naturaleza”."
(El punto crucial, Fritjof Capra)
Estos frenos culturales desaparecieron con la mecanización de la ciencia. La visión cartesiana del universo como sistema mecánico proveyó un permiso “científico” para la manipulación y explotación de la naturaleza, que se ha hecho típica de la cultura occidental. De hecho, el mismo Descartes compartió la visión de Bacon de que el propósito de la ciencia era el dominio y control de la naturaleza, afirmando que el conocimiento científico podría usarse para “convertirnos en dueños y poseedores de la naturaleza”."
(El punto crucial, Fritjof Capra)
miércoles, marzo 14, 2012
"El islam tuvo, desde el principio, la posibilidad de oponerse violentamente al mundo en el que nació. La enseñanza de Mahoma se opone a la tribu, de cuyas tradiciones renegaba. La tribu amenazó con excluirlo, lo que equivalía a la muerte. Mahoma tuvo que romper el lazo tribal, V como una existencia sin este lazo no era entonces concebible, instituyó entre sus adeptos y él un lazo de otra naturaleza. Este fue el sentido de la Héjira, con la que da comienzo, de iure, la era musulmana. La huida de Mahoma de La Meca a Medina consagró la ruptura de los lazos de la sangre y el nacimiento de una nueva comunidad fundada sobre una fraternidad de elección, abierta a quien adoptara sus formas religiosas. El cristianismo comienza con el nacimiento individual de un dios redentor. El islam, con la venida al mundo de una comunidad, de un Estado de un género nuevo, que no tenía por fundamento ni la sangre ni el territorio. El islam difiere del cristianismo y del budismo en que llegó a ser, desde la Héjira, no una enseñanza difundida en el marco de una sociedad ya formada (comunidad de sangre o territorial), sino la institución de una sociedad fundada sobre una nueva enseñanza.
El principio era, en tal sentido, perfecto. No había equívoco o compromiso. El jefe religioso era al mismo tiempo el
legislador, el juez y el jefe del ejército. No se puede imaginar sociedad más rigurosamente unida. Sólo la voluntad estaba en el origen del contrato social (pero la voluntad no podía romperlo), lo que no sólo ofrecía la ventaja de asegurar la profunda unidad moral, sino la apertura del islam a una extensión indefinida. Se trataba de una admirable maquinaria. El orden militar sucedió a la anarquía de pueblos rivales y los recursos individuales, que dejaron de ser derrochados inútilmente, pasaron al servicio de la comunidad armada."
(La parte maldita, Georges Bataille)
(La parte maldita, Georges Bataille)
martes, marzo 13, 2012
"El fraude fiscal en España es enorme y se concentra en las grandes fortunas, en las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año y en la banca (responsables del 72% de todo el fraude fiscal) y que supera los 80.000 millones de euros. El problema no es que España no tenga fondos. Lo que ocurre es que el Estado no los recoge, y por lo tanto no puede crear empleo. Ahí está el problema silenciado en los mayores medios de difusión y persuasión del país, los mismos medios que continúan machacando con el sambenito de las rigideces del mercado laboral, culpabilizando a los sindicatos por el elevado desempleo. Y así vamos en un país que se autodefine de ser democrático."
(¿Por qué España tiene un desempleo tan elevado?, Vicenç Navarro)
(¿Por qué España tiene un desempleo tan elevado?, Vicenç Navarro)
"Escocia no tiene una línea deslumbrante, pero como ante Gales, se empeña hacer un rugby valiente y vistoso, en jugar a la mano, algo que el público agradece y las estadísticas no tanto. Quizás los escoceses sepan que su delantera, quitando a Gray, no puede hacer frente al pack irlandés incluso en ausencia de O'Connell. De hecho Gray, un jugador que crece desmesuradamente en cada partido y que queda ahora lejos de la promesa en formación de la última edición, sea el único jugador de clase mundial de este equipo escocés que, sin embargo, se muestra valiente contra un rival claramente superior."
(El verde y el azul o la felicidad absoluta, El rojo y el blanco)
Scotland, The Brave!
El rugby es el príncipe de los deportes
lunes, marzo 12, 2012
JUSTIFIED
Decididamente tengo que hacer una nueva hornacina en el panteón de las grandes series para colocar allí a "Justified".
La serie nos cuenta las andanzas de Raylan Givens, un marshall de las Estados Unidos, por su tierra natal de Kentucky, tierra a la que ha sido enviado por tener la pistola demasiado larga en el soleado Miami.
Pero lo más importante en "Justified" no son las intrigas criminales conclusivas que suceden en cada capítulo ni la narrativa que sucede de manera transversal a lo largo de los mismos, lo más importante es el modo en que se relacionan todos los personajes, el modo en que se hablan, en lo que dicen y en cómo lo dicen.
"Justified" rebosa inteligencia y gracia en todos y cada uno de los diálogos que los personajes pronuncian dirigiéndose los unos a los otros.
Una acertada mezcla de laconismo e ironía impregna cada palabra y cada frase convirtiendo "Justified" en un extraño y fascinante cruce entre una película de Harry el Sucio y otra de Lubitsch..., o mejor escrito, una de Tarantino desprovista de su zafiedad "low class" tendente siempre al gore y la violencia, como si nunca terminase de salir del mostrador de aquel video-club... como escribía, un extraño y fascinante cruce que no resulta en absoluto un aborto de la naturaleza.
Y luego, por supuesto, está el glorioso estado de Kentucky y sus gentes, aún más gloriosas... que quizá puedan parecer unos paletos, pero que en absoluto tienen un pelo de tontos.
Hay mucho tomate en Kentucky.
Soy fan.
Decididamente tengo que hacer una nueva hornacina en el panteón de las grandes series para colocar allí a "Justified".
La serie nos cuenta las andanzas de Raylan Givens, un marshall de las Estados Unidos, por su tierra natal de Kentucky, tierra a la que ha sido enviado por tener la pistola demasiado larga en el soleado Miami.
Pero lo más importante en "Justified" no son las intrigas criminales conclusivas que suceden en cada capítulo ni la narrativa que sucede de manera transversal a lo largo de los mismos, lo más importante es el modo en que se relacionan todos los personajes, el modo en que se hablan, en lo que dicen y en cómo lo dicen.
"Justified" rebosa inteligencia y gracia en todos y cada uno de los diálogos que los personajes pronuncian dirigiéndose los unos a los otros.
Una acertada mezcla de laconismo e ironía impregna cada palabra y cada frase convirtiendo "Justified" en un extraño y fascinante cruce entre una película de Harry el Sucio y otra de Lubitsch..., o mejor escrito, una de Tarantino desprovista de su zafiedad "low class" tendente siempre al gore y la violencia, como si nunca terminase de salir del mostrador de aquel video-club... como escribía, un extraño y fascinante cruce que no resulta en absoluto un aborto de la naturaleza.
Y luego, por supuesto, está el glorioso estado de Kentucky y sus gentes, aún más gloriosas... que quizá puedan parecer unos paletos, pero que en absoluto tienen un pelo de tontos.
Hay mucho tomate en Kentucky.
Soy fan.
LUCES ROJAS
Mucho más difícil que plantear una historia es plantear un desenlace que esté a la altura de las expectativas creadas.
En este sentido, Cecil B. de Mille, un director de la primera gran generación de directores de Hollywood, la que se desarrolló entre el mudo y el sonoro, decía que una película debía empezar con un terremoto y luego ir hacia arriba.
Y los desvanes de la historia del cine están llenos de películas que no están a la altura de la expectación que generan.
"Luces rojas" es la última de la lista.
Aunque no original su punto de partida tiene un cierto interés: un par de científicos interpretados por Cillian Murphy y Sigourney Weaver se dedican a desenmascarar fraudes generados en torno a lo paranormal y se ven obligados a enfrentar a Simon Silver (Robert de Niro), lo que parece ser su némesis, un legendario mentalista que regresa de su retiro para sorprender al mundo con sus sorprendentes habilidades.
Y hasta ahí puedo escribir.
Todo tiene una aceptable pinta envuelto en una atmósfera de misterio que de cuando en cuando resulta hasta inquietante, al modo en que es inquietante "El exorcista" o "La semilla del diablo", en base a lo que los ojos del protagonista creen ver en una realidad que, según se mire, resulta inofensiva o portadora de una desconocida amenaza que se esconde en las sombras de lo que no se deja ver y no puede ser visto.
Dicho esto hay que hacer la consideración posterior de no ser nada del otro mundo lo que al espectador se le muestra por haberlo visto y oído ya unas cuantas veces.
Pero desgraciadamente ese edificio de aplicada copia construida sin demasiado talento se viene abajo en su mitad final, cuando toda la inquietud de "boudoir" que se ha dibujado se resuelve en un planteamiento que en nada desmerece a cualquiera de los que podría hacer Paulo Coelho (y seguirá haciendo) y que, desde el punto de vista narrativo, contradice la dirección original de la película en lo que pretende ser un genial "twist" narrativo y se queda en un desconcertante bandazo que automáticamente coloca al espectador una inmensa y roja nariz de payaso.
Fallida.
Mucho más difícil que plantear una historia es plantear un desenlace que esté a la altura de las expectativas creadas.
En este sentido, Cecil B. de Mille, un director de la primera gran generación de directores de Hollywood, la que se desarrolló entre el mudo y el sonoro, decía que una película debía empezar con un terremoto y luego ir hacia arriba.
Y los desvanes de la historia del cine están llenos de películas que no están a la altura de la expectación que generan.
"Luces rojas" es la última de la lista.
Aunque no original su punto de partida tiene un cierto interés: un par de científicos interpretados por Cillian Murphy y Sigourney Weaver se dedican a desenmascarar fraudes generados en torno a lo paranormal y se ven obligados a enfrentar a Simon Silver (Robert de Niro), lo que parece ser su némesis, un legendario mentalista que regresa de su retiro para sorprender al mundo con sus sorprendentes habilidades.
Y hasta ahí puedo escribir.
Todo tiene una aceptable pinta envuelto en una atmósfera de misterio que de cuando en cuando resulta hasta inquietante, al modo en que es inquietante "El exorcista" o "La semilla del diablo", en base a lo que los ojos del protagonista creen ver en una realidad que, según se mire, resulta inofensiva o portadora de una desconocida amenaza que se esconde en las sombras de lo que no se deja ver y no puede ser visto.
Dicho esto hay que hacer la consideración posterior de no ser nada del otro mundo lo que al espectador se le muestra por haberlo visto y oído ya unas cuantas veces.
Pero desgraciadamente ese edificio de aplicada copia construida sin demasiado talento se viene abajo en su mitad final, cuando toda la inquietud de "boudoir" que se ha dibujado se resuelve en un planteamiento que en nada desmerece a cualquiera de los que podría hacer Paulo Coelho (y seguirá haciendo) y que, desde el punto de vista narrativo, contradice la dirección original de la película en lo que pretende ser un genial "twist" narrativo y se queda en un desconcertante bandazo que automáticamente coloca al espectador una inmensa y roja nariz de payaso.
Fallida.
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