lunes, abril 22, 2013

Como todo los regímenes nuestra partitocracia tiene su retórica y esa manera peculiar de comunicar las cosas afecta, como no podía ser de otra forma, a un aspecto esencial del régimen: la sucesión.

Y escribo esto al respecto de todo lo que tiene que ver con la presentación de Eduardo Madina como posible candidato a la sucesión de Rubalcaba como líder del PSOE.

La escenografía es casi wagneriana.

El lider vive apartado, a lo suyo, ignorando su esencial condición de guía de las masas desconcertadas. Son otros los que reconocen su carisma. Son otros los que se acercan a él y le piden que considere presentarse.

Un verdadero lider no se ofrece a liderar. Se le pide que se presente.

El portador del don es el último en enterarse de algo que para los otros resulta evidente por sí mismo. En la naturalidad con la que el talento se relaciona consigo mismo sólo hay lugar para una ascética normalidad que sólo los demás perciben como excepcional.

Por eso al líder, al verdadero elegido, hay que ir a buscarlo, pero, y aun así, no pierde los papeles al ser encontrado. Los oropeles de este mundo de cosas y necesidades no le atraen. El líder no pierde la calma. Se mantiene distante, alaba y valora las cualidades de esa institución que, increíblemente, ha pensado en él para liderar.

Se presenta modesto: el partido es lo primero y se están haciendo las cosas como deben ser hechas.

Hay que esperar: primero el contenido y luego la persona.

No pierde los papeles.

Su reino no es de este mundo.

Deslumbrantes relámpagos de lo que podría ser el mejor de los futuros estallan en su cabeza, pero si todo el mundo se lo pide e incondicionalmente acepta sin discusiones su liderazgo aceptará.

Por encima de todo la seriedad y la responsabilidad, la gran promesa como actitud.

Fundido a negro y final.



domingo, abril 21, 2013

"Todos odian el poder que sufren. Por eso, yo odio con particular vehemencia el poder de hoy, 1975. Es un poder que manipula los cuerpos de un modo horrible, no tiene nada que envidiar a la manipulación de Himmler o Hitler. Los manipula transformando sus conciencias, en el peor modo, instituyendo nuevos valores que son alienantes y falsos: los valores del consumo, que culminan lo que Marx llamó genocidio de las culturas vivientes, reales, precedentes. Por ejemplo, ha destruido Roma. Los romanos no existen más. Un joven romano no existe más, es un cadáver. El cadáver de sí mismo que aún vive biológicamente y está en un estado de desconcierto entre los antiguos valores de su cultura popular romana y los nuevos valores pequeño-burgueses, valores consumistas que le han sido impuestos. Entonces, este tipo de cambio ha difundido entre los italianos la ideología del hedonismo consumista, que es, a su manera, estúpidamente laica y racional, miope, estrecha. Esta ideología toca a todos los italianos, intelectuales incluidos. Yo también, en cierto sentido, sin querer participo en esta ideología, porque yo también estoy feliz de tener un automóvil o de apretar un botón y tener calefacción. Yo también, en cierto sentido, tiendo a los bienes superfluos. Sólo que yo me salvo de todo esto a través de la cultura, etc. En esto, soy un privilegiado. Pero la enorme masa de los italianos ha caído en este mecanismo. Han caído los valores y han sido sustituidos por otros. Han caído los modelos de conducta y han sido sustituidos por otros. Esta sustitución no era el deseo de la gente de abajo, sino que ha sido impuesta por el poder consumista, es decir la gran industria italiana multinacional y también la nacional, hecha de pseudo-industriales, que querían que los italianos consuman ciertos bienes de una cierta manera. Y para consumirlos, debían crear otro modelo humano. Un viejo campesino, tradicionalista y religioso, no consumía la comida chatarra anunciada en la TV. Había que encontrar un modo de que la consumiera. En verdad, los productores fuerzan a los consumidores a comer mierda. El caldo Knapp, etc... Dan cosas adulteradas, malas... los quesos robiola, los quesitos para bebés... son todas cosas horribles que son mierda. "
(Pier Paolo Pasolini)
CARAMEL

En un salón belleza de un barrio popular de la ciudad de Beirut se dan cita los destinos de cinco mujeres en cuyas circunstancias vitales la historia de esta hermosa e inolvidable "Caramel" se centra.

La sensibilidad, elegancia y delicadeza con que Nadine Labaki, su directora e intérprete de uno de esos cinco papeles principales, nos cuenta esta historia coral son el principal atractivo de "Caramel", una historia luminosa y emocionante que decide poner por delante lo bueno frente a los mil y un problemas que esas cinco mujeres han de enfrentar.

Y como comento hay mucha sensibilidad y delicadeza en la mirada que Labaki dedica a esas mujeres, victimas de una sociedad patriarcal y machista, victimas del conflicto entre valores tradicionales y occidentales y, por último, victimas del propio hecho de vivir, de la continuada puesta en riesgo de los sueños e ilusiones en el difícil vivir de cada día, aspecto que nos iguala a todos con independencia de la condición y posición.

Constantemente la narración va de las circunstancias personales de cada personaje a ese lugar común que es el salón de belleza, lugar donde reside el grupo y la comunidad, lugar de consuelo y refuerzo del que las mujeres salen con las fuerzas renovadas o, al menos, confortadas, no sabiéndose incomprendidas y solas frente a sus circunstancias.

Y en este sentido, Caramel no es una película que el que escribe no haya visto antes pero la magia particular e increíble de esta película es el encanto con que Labaki nos cuenta esta conmovedora historia de mujeres al borde siempre de un ataque de desesperanza.

Mención especial la maravillosa y evocadora partitura del compositor libanés Khaled Mouzanar, sin duda una esencial colaboradora en el envolvente efecto mágico de realidad que la película, como si se tratase de un hechizo de magia blanca, trae consigo.

A destacar también, el hecho de que, salvo la propia Labaki, ninguna de las actrices protagonistas sea, en realidad una actriz profesional lo que me recuerda algunas palabras de Pasolini sobre la magia de la interpretación no profesional, el tremendo efecto de realidad que supone la pura y directa reacción de la carne y la sangre, algo que en parte el método del ruso Stanislavski intento sistematizar a principios del siglo pasado.

En general tiene mucho mérito el trabajo de Labaki, un trabajo que le ha llevado a producir una película extraordinaria, una película que una vez más nos muestra que las cosas pequeñas en realidad no lo son tanto, una película de esas que no se olvidan fácilmente y que se convierten en un lugar espiritual al que de cuando en cuando apetece regresar... y eso también es arte.

Me alegro de haber visto "Caramel".

Extraordinaria.

sábado, abril 20, 2013

Cuando le interesa, la derecha duda y discute; cuando no le interesa, porque gana, calla...
"En Venezuela no hay espacio para el fraude desde 1998. La nueva Constitución, el voto electrónico, las auditorías, el control antes, durante y después del proceso electoral elimina la posibilidad de alterar la voluntad popular expresada en las urnas. Caben irregularidades, como siempre, nunca torcer el sentido del voto. La trasparencia es el símbolo de Venezuela de la V República. Eso lo saben partidos políticos, sindicatos e instituciones que piden al Consejo Nacional Electoral (CNE) su acción fiscalizadora para garantizar el escrutinio. Nadie, en su sano juicio, se plantearía descalificar los resultados del CNE. Recordemos que las primarias de la oposición para proclamar como su candidato a Henrique Capriles contaron con el concurso del CNE, a petición expresa de la MUD."
(Leer más)

miércoles, abril 17, 2013

THE FLIGHT

La última película de Robert Zemeckis es una de esas películas que me gustaría que terminasen de otra manera.

"The flight" me entusiasma hasta los veinte últimos minutos, cuando el personaje protagonista deja de ser el icono del abandono que es para transfigurarse en una especie de martir sacrificado en el altar de la verdad y de las buenas costumbres. Durante toda la película el que les escribe asiste pasmado a un brillante ensayo visual sobre la mentira como elemento esencial de la construcción de la verdad que se transmite en el espacio público de lo social, un ensayo que de repente se quiebra para mostrar que en su interior sólo había una asmática e isquémica historia de arrepentimiento de cartón piedra.

Una pena

Hay que decir también que "The flight" no es especialmente innovadora pero, en su modestia, se limita a poner por obra ese cuento bárbaro sobre la apariencia y el modo en que se construye, desde la falsedad y el mecanismo, sin que exista la menor preocupación por una presunta conexión con un fondo profundo de sentido.

Todo se ha vuelto tan ligero que ni siquiera es necesario cargar con el posible peso de trascendencia que puede implicar una verdad esencial. Es mucho mejor representar la verdad. Las virtudes públicas esconden un teatro de vicios privados que no es necesario interrumpir con la molestia de la autenticidad.

Asi,  lo mejor de "The Flight" es la manera en que este héroe que interpreta con corrección Denzel Washington esconde su abyección. Su manera de resultar verosimil dice, a quién quiera escuchar, mucho sobre el modo en que se desarrolla la diaria ceremonia de la representación pública en nuestras sociedades. El objetivo ya no es una posible verdad sino una más cierta verosimilitud conseguida de manera artificial, bien por la química legal e ilegal, como le sucede al protagonista, bien por las artes de la mercadotecnia y la comunicación.

Y hubiera estado muy bien que el protagonista se hubiese salido con la suya y tras engañar a todos una vez más se hubiese retirado a su habitación a seguir emborrachándose, pero lo edificante se impone, escenificando  un manido discurso de arrepentimiento que inevitablemente resulta menos auténtico que la escenificación de la gran comedia de la falsedad que había sido la película hasta ese momento.

Este es el gran problema de "The Flight", que no se atreve a llevar hasta las últimas consecuencias su propuesta pasando de ser un interesante ensayo sobre nuestro modo de vivir lo público y lo privado a convertirse en otro ladrillo más en el muro de esas historias ejemplares que suenan a hueco.

Una lástima... y estoy convencido de que la primra historia en que se basa este proyecto terminaba de otra manera.

Estupenda hasta casi el final.


martes, abril 16, 2013

"Todos los grupos de observación internacional en Venezuela expresaron este 15 de abril sus conclusiones sobre las elecciones presidenciales: han sido elecciones limpias, transparentes, fiables, en conclusión, expresión veraz de la voluntad popular. Todos los grupos han coincidido. Observaciones internacionales donde están ex Presidentes de los tribunales electorales de América Latina. Incluidos los de países donde se desarrollan sistema políticos bien diferentes, como Colombia o México. Capriles quiere desconocer estas declaraciones colectivas prestigiosas, y se ha apoyado en individualidades (un eurodiputado del PP que lleva diez años haciendo las mismas declaraciones), o en un par de gobiernos que suelen pecar de los mismos excesos. Qué curioso, los de los dos países que reconocieron como Presidente al golpista Carmona en abril de 2002. El gobierno español de Aznar (hoy de su delfín, Mariano Rajoy) y los Estados Unidos de la doctrina Monroe (da igual que el inquilino de la Casa Blanca sea Bush o sea Obama).
 Capriles ha desconocido la victoria de Nicolás Maduro, quien le ha sacado los votos que le sacó Aznar a Felipe González o Felipe Calderón a Andrés Manuel López Obrador. Por supuesto, más de los que le sacó Bush a Al Gore. Pero a Capriles le ha dado lo mismo y ha llamado a sus huestes a la insurrección."
(Leer más)

lunes, abril 15, 2013

Marchan a la par:
el latir del corazón
y el atardecer
Otro acto de crueldad...
La gente, cuando firmaba una hipoteca, sabía lo que firmaba... Vamos a aceptarlo. Pues claro que sí. Sabían lo que firmaban porque tenían una vida detrás respaldándoles,una vida que se basaba en una fuente de ingresos proporcionada por un trabajo.
Y si algo queda claro del proceso de destrucción de empleo que nuestro país está padeciendo es que se trata de algo estructural, es decir, la gente quiere trabajar pero no hay trabajo. La gente que pierde su puesto de trabajo simplemente se queda fuera del ciclo de la vida social.
Consume sus ahorros, consume el paro y queda fuera y, al quedar fuera, termina por no poder hacer frente a las obligaciones de las que, antes cuando tenía una vida, se comprometió.
El sistema a través de sus terminales humanas no admite el menor error. Niega la raíz global y estructural de esa desgracia. Ignora el hecho de que haya victimas e ignora a éstas. Prefiere tratarlas con los viejos esquemas de la opulencia, cuando había oportunidades para casi todos y el incumplimiento de las obligaciones siempre era más probable de ser adjudicada a defectos y errores individuales. Y esta es la crueldad.
Prefiere que las personas carguen con las consecuencias antes de reconocer una culpa general y por lo tanto verse obligado a arbitrar otro tipo de soluciones más justas.
El sistema y sus terminales humanas se niegan a reconocer que hay una responsabilidad que vaya más allá de lo personal en las vidas de las gentes... pero, y por contra, se obsesiona hasta la crueldad en exigir la responsabilidad personal a los individuos.
Hay instancias que jamás se equivocan.
Hay intereses más importantes en juego que el bienestar de las personas... por ejemplo la infalibilidad del régimen y en este sentido los desheredados de esta crisis tienen mucho de ofrenda quemada en el altar de la respetabilidad de una república obsesionada en mantener posición y apariencias.
No es ya que engañen... es que empiezan a matar.
La deuda de buena fe no puede ser la norma, sólo la excepción.
Nadie siente caer
la gota en la clepsidra,
sólo el que la espera.

domingo, abril 14, 2013

No se trata de compartirlo... Simplemente tiene que ver con entenderlo.
Hay algo profundamente podrido y corrupto en la posición de algunos hacia el escrache.
Puro totalitarismo. Y no del de antes, sino del nuevo, el de ahora, sin uniformes y con libertad total para hacer lo que todo el mundo hace. Más allá ya no hay garantías. La heterodoxia siempre se paga y el precio siempre está en función de lo lejos que se vaya... pero siempre se cobra.
Con la boca llena de buenas palabras se persigue, por lo civil y por lo penal, toda discrepancia que afecte a lo esencial de toda esta mierda. Y los escraches lo hacen.
Con valentía dan testimonio de una injusticia, de los límites de un sistema que se muestra insolentemente auto explicativo y plenipotenciario....
No son ninguna broma.
Hablan del conflicto y la escasez en la tierra de la paz y la abundancia.
Deben ser reducidos, desactivados, laminados.
Y todo vale.
Y los formales, que siempre son crueles y sin escrúpulos, se delatan.
Cualquier cosa con tal de conseguir la tranquilidad de cada día. Incluso no entender lo perfectamente comprensible: que hay gente en el límite y que tienen derecho a perder los papeles.
La crueldad de no hacer el menor esfuerzo por entender los escraches.
No digo compartirlos que para algunos quizá sea demasiado.

viernes, abril 12, 2013

Cualquier cosa con tal de conseguir la tranquilidad,
o como mínimo la sensación de tenerla.
Pueden llover cadáveres,
correr ríos de sangre y hiel.
No importa.
Meter a golpes un cuadrado
dentro de la forma de un triángulo puede valer.
Todo se puede ignorar.
Negar.
Incluso a palos se puede devolver
a un miserable al silencio de su rincón.
El bien mayor de poder conseguir la tranquilidad prima.
Lo justifica todo:
razonar lo irrazonable,
deducir lo indeducible,
evitar cualquier tipo de relación crítica con el juicio propio,
esconderse tras el pensamiento para justificar un interés
hasta hacer de la necesidad hipócrita virtud de cartón piedra
Que se equivoquen los otros.
Que se mueran los otros.
Después de todo, un hombre necesita la paz del hogar
para poder contar las cosas que tiene,
y, si nada le falta, poder quizá disfrutar
las bondades de su reino
un instante antes de caer arrebatado por un sueño
que le dejará abandonado,
a los pies de un nuevo día incierto.

lunes, abril 08, 2013

LO IMPOSIBLE

Uffff!

No se qué sería de mí si tuviera que ver un programa doble compuesto por Los Miserables y ésta emocionante Lo Imposible... Seguramente me desangraría por el lacrimal... Lo veo...

En cualquier caso, y evitando los personalismos, Lo imposible pone en imágenes la asombrosa historial real de una familia española que, con ayuda de la suerte, consiguió sobrevivir al terrible tsunami del 26 de diciembre de 2004.

Por encima de todo, Lo imposible es un emocionante relato sobre la suerte en un entorno narrativo que tiene ciertos puntos en común con las películas de desastres, aunque trascendiéndolos y situándose en el esfuerzo de los personajes por sobrevivir y, psoteriormente, en encontrarse, lo que sitúa la historia en un dificil nivel meramente emocional, un delgado filo sobre el que la película se mueve asombrosamente con eficacia y talento.

En este sentido, Lo imposible es una de esas películas que engrosan la memoria sentimental del espectador, que dejan verdaderamente huella en su mirar y sin duda es éste uno de los principales atractivos y triunfos..

Por otro lado emociona también ver los créditos del final de la película y comprobar que profesionales de este país asolado por los canallas pueden responsabilizarse de un producto que denota una impecable factura internacional.

En este país hay talento... y todavía no se por qué hemos consentido que lo dirijan los peores de nosotros.

Emocionante.


sábado, abril 06, 2013

Pacientemente,
posados sobre la lámpara
o enredados en las cortinas,
esperan los olvidos
su momento de ser recordados.
Como gatos de mirada azul
ronronean invisibles e inciertos
mientras juegan despreocupadamente
con el ovillo del tiempo.
Noam Chomsky sobre La Carta Magna y La Carta del Bosque, el 15M de la Edad Media...

"La significación de la carta que la acompañaba, la Carta del Bosque, no es menos honda y acaso sea hoy incluso más relevante, tal como ha explorado en detalle Peter Linebaugh en su estimulante historia, ricamente documentada, de la Carta Magna y su posterior trayectoria. La Carta del Bosque exigía la protección de los bienes comunales de poderes exteriores. Los bienes comunales eran fuente de sustento de la población general: su combustible, sus alimentos, sus materiales de construcción, todo lo que era esencial para la vida. El bosque no era la selva primitiva. Había sido cuidadosamente desarrollado a lo largo de las generaciones, mantenido en común, con sus riquezas a disposición de todos, y preservado para las futuras generaciones: prácticas que se encuentran hoy primordialmente en sociedades tradicionales que se hallan amenazadas a lo largo y ancho del mundo.
La Carta del Bosque imponía límites a la privatización. Los mitos de Robin Hood captan la esencia de sus preocupaciones (y no resulta en nada sorprendente que la popular serie televisiva de los años 50, Las aventuras de Robin Hood, fuera anónimamente escrita por guionistas de Hollywood represaliados en la lista negra por sus convicciones de izquierda). Ya para el siglo XVII, con todo, esta Carta había caído victima del ascenso de la economía mercantil y las prácticas y la moralidad capitalistas.
Perdida para los bienes comunales la protección del cuidado y uso cooperativos, los derechos de la gente del común se vieron restringidos a lo que no podía privatizarse, una categoría que continúa menguando hasta su práctica invisibilidad."
(Leer más)

jueves, abril 04, 2013

Algo le dice que no es tan sencillo llegar a toda esa vida que vibra allá afuera.
Imagina que no basta con levantarse y echar a andar,
que la puerta de su casa no separa realmente un exterior de un interior.
Allí, en el umbral, se prolonga una perversa continuidad que quizá sólo existe para él,
su nueva y segunda sombra,
su personal e intransferible laberinto del que hace ya tiempo que abandonó la esperanza de escapar.
A veces imagina que es como un cepo que le atrapa… pero se equivoca.
Si así fuese sería demasiado fácil.
Sólo tendría que arrancarse a mordiscos la parte atrapada y escapar.
Un juego de niños.

miércoles, abril 03, 2013

LA CENA

Respetando la unidad de espacio, y no tanto la unidad de tiempo, La Cena transcurre en el interior del imaginario restaurante romano Arturo Al Portico.

Allí durante una noche coinciden una serie de personajes en torno al acto social que significa un servicio de restaurante... Propietarios, camareros, cocineros, clientes... Y cada uno de ellos se presenta en esa cena con una historia que la cámara de Scola espía con lepidóptera delicadeza volando de un lugar a otro del interior del restaurante.

La cena es una de esas películas entrañables construida sobre personajes e historias, todas ellas diversas sucediendo al mismo tiempo con motivo de esa situación que da titulo a la película. Cada espacio, cada mesa del restaurante es ocupado por un personaje o una serie de personajes que interpretan con el instrumento de sus propias palabras la melodía de su propio carácter, de su propia historia y en este sentido La Cena me suena a delicioso concierto barroco de magistral armonía y contrapunto.

No en vano, uno de los momentos cumbres de la película... el único momento en que todos los integrantes de esa cena se unen, tiene que ver con la interpretación maravillosa de un concierto de Mozart para flauta, arpa y orquesta... y no lo hace por nada sino por presentarlos en esa esencial armonía humana que comparten, y que tiene que ver con la capacidad de ser conmovidos por la belleza, sobre el especial contrapunto que representa cada una de sus mejores o peores circunstancias.



Y parece que el propósito de Scola, en la mejor línea del escritor y guionista Cesare Zavattini -uno de los principales nombres de la rama humanista del neorrealismo- es presentar un retrato del hombre más como buen salvaje que como alimaña peligrosa para sus semejantes, que es la sensibilidad imperante en este infierno en la tierra que los neoliberales están construyendo.

El resultado final de La Cena es una agradable y cálida sensación de humanidad en que la elegancia y la inteligencia hacen de cada uno de esos personajes seres entrañables que merecen ser amados por lo que son y pese a sus tropezones y defectos.

Y en este sentido el maravilloso profesor que interpreta el siempre maravilloso Vittorio Gassmann, en su penúltima aparición en las pantallas, se convierte en una suerte de entrañable maestro de ceremonias en favor de la paz, la tranquilidad y el encuentro que culmina en un maravilloso final de sobremesa que muchos confundimos con el cielo.

Obra maestra.


lunes, abril 01, 2013

¿La maldición de Bin Laden o incómodos testigos?

"Un total de 25 fueron los miembros de los Navy Seals que acabaron con la vida del mayor enemigo de EEUU hasta entonces, Osama bin Laden, aquel 2 de mayo de hace ahora dos años. De aquellos 25 hombres, hoy sólo quedan vivos dos, tras la muerte el pasado jueves del marine Brett D. Shadle en un choque fortuito con su paracaídas, según publica el diario italiano 'Corriere della Sera'."

Leer más...

domingo, marzo 31, 2013

Reconozco que no me gusta nada ver a la Plataforma de los Afectados por las Hipotecas pululando por las diferentes cadenas de televisión.
Humildemente creo que se equivocan.
Es una batalla perdida.
Pienso que subestiman el valor de socialización simbólica que esos medios desempeñan de cara mantener el status-quo.
Como se descuiden acabarán fagocitándoles, relegándoles a una trinchera u otra dentro de un orden establecido del discurso mediático de representación de la política y de la democracia.
Periodistas responsables propietarios de discursos cabales que no comprenden la desesperación... ni tienen la menos voluntad de hacerlo.
Se equivocan.
La calle es su territorio.
Lejos, muy lejos de toda esa mierda cortesana del interés creado.
Sus razones no serán atendidas.
Allí nadie está interesado en saber, ni mucho menos en escuchar.
Se trata de hacer honor a la posición que se ocupa y desde la que se habla.
El objetivo es etiquetar. Clasificar. Marcar como de derechas, de izquierdas, batasuno, demócrata... etiquetas que matan, que fosilizan dentro de un orden bastardo de discurso que hace ya mucho tiempo que perdió toda referencia, toda proporcionalidad, toda relación sana entre lo que en verdad es y lo que cree ser.
No se atenderán sus razones... solo serán codificadas y despachadas para ser colocadas en el lugar correspondiente dentro del gran almacén de lo simbólico.
Harían muy bien en medir sus apariciones, incluso en ser tacaños con ellas.
Ayer los sentaron junto a un concejal del Partido Popular acosado por los abertzales...
Qué será lo siguiente...
Todos les comprenden, respetan su causa, pero no pierden la oportunidad de lanzar una sombra de duda, una mancha.
Expuestos a esa trituradora de realidad son más vulnerables
La máquina productora de discursos no descansa, trabaja para desactivar toda verdadera palabra.
Se equivocan si esperan interlocutores dignos y responsables.

sábado, marzo 30, 2013

Pesa la mañana como el plomo,
a discreción grisea y empapa
el abandonado desorden de tu piel,
mientras recuerdas la alegría con nostalgia,
como si fuese un ajeno otro
el que la hubiera sentido entre sus brazos
hace ya demasiado tiempo,
en otra galaxia lejana de poderoso sol.
Y, aunque nunca es lo suficientemente pronto,
tienes la ineludible impresión de que en el fondo
siempre es ya demasiado tarde para casi todo.
Con los ojos aún cerrados
intentas encontrar en el armario
algún sueño presentable con que vestir
la delgadez hambrienta de tu cuerpo.
No quieres salir una vez más a la calle 
como ese Dios,
que parece no existir para nadie,
te trajo al mundo:
descalzo y desnudo,
con una leve tendencia inevitable
hacia lo incierto.

viernes, marzo 29, 2013

LINCOLN

Tiene más en común este Lincoln de Spielberg con el thriller político que ha generado joyas como Tempestad sobre Washington o The Contender o Siete días de Mayo que con el biopic, la biografía cinematográfica al uso.

La película nos muestra la lucha que Abraham Lincoln mantuvo con el Congreso de los Estados Unidos para introducir una decimotercera enmienda a la constitución que declarase ilegal todo tipo de esclavitud y servidumbre involuntaria en todo el territorio de la Unión.

En esta lucha Lincoln pone toda la carne en el asador y no es de extrañar que lo hiciera puesto que, como el propio Lincoln comenta en algún momento, no tiene ningún sentido ganar una guerra y permitir al mismo tiempo que sobrevivan legislaciones estatales en favor de la esclavitud, legislaciones que quizá pudieran tornar baldío mucho del sacrificio realizado.

No señor... La guerra también debía librarse en el terreno legislativo.

Asi, lo que esta película nos muestra es ese pulso que Lincoln, como poder ejecutivo, mantuvo con el poder legislativo de su país, una lucha en la que, suponemos, se vió obligado a adoptar una actitud pragmática en la que el fin justifica los medios. El presidente soborna, miente, dice medias verdades, cuando no puede conseguir lo que quiere por las buenas y en este sentido parece que la principal preocupación de guionistas y director es, a propósito de este incidente histórico, poner precisamente por obra la trastienda de la alta política, una trastienda que se concibe inevitablemente pragmática y en la que la moralidad de los medios no es tan relevante como la moralidad del fin que se pretende conseguir.

Y todo sucede en el primer trimestre de 1865, el último año de la vida del decimosexto presidente de los Estados Unidos, ámbito temporal en el que se aprobaría esta enmienda, se pondría fin a la guerra y la vida del propio Lincoln también tendría fin.

Tres meses que conmovieron a los Estados Unidos.

En cualquier caso, no cabe la menor duda de que la película se centra más en esa situación que en el propio presidente, sin dejar por ello de presentar algunas pinceladas de su carácter y vida personal, pero, y en general, el personaje cuyo nombre sirve de titulo a la película es más un cebo para atraer la atención del espectador que el verdadero asunto que no es otro que la maquinaria que Lincoln puso en marcha para conseguir, por lo civil o por lo penal, que un Congreso en principio no muy favorable terminase por aprobar esa enmienda.

Resumiendo... a grandes males, grandes remedios... Y en este sentido, esta Lincoln me produce alguna duda inquieta porque no se si es la película que Dick Chaney querría ver. Pero lo cierto es que esas cloacas de la política forman parte de la misma desde los griegos entre otras cosas porque, dado que nunca ha habido un acuerdo entre todos los humanos sobre lo que es bueno, la política siempre ha tenido ese inconfesable componente oscuro de lucha entre voluntades en la que la consecución de ese fin último que se persigue con ella obliga a no descartar las tácticas por su moralidad... pero supongo que ese es otro debate.

Como producto cinematográfico, Lincoln es un thriller absorbente que incluye algunos momentos espesos en que la trama resulta excesivamente complicada, especialmente cuando se expone el contexto legal y político en que se desenvuelve la historia y que impiden que la película sea del todo redonda. En algún momento, algún diálogo que pronuncia algún personaje huele literalmente a nota a pie de página, además redactada en términos demasiado eruditos, como para que sea entendida por profesionales y uno, con tanta palomita en la boca, se despista un poco, pero, y pese a todo, el balance es positivo.

Steven Spielberg en plena madurez consigue en general controlar el caballo de una trama que encierra el claro riesgo de terminar por resultar aburrida. Se las arregla con su habitual talento para contar y para emocionar consiguiendo que la historia sea seguida sin demasiados problemas y con una cierta tensión hasta un final que, como digo, ya se conoce.

Esperaba otro tipo de película porque Lincoln es un personaje con mucho recorrido, un depresivo de diagnóstico clínico que sin embargo fue capaz de cargarse a sus espaldas el futuro de una nación, pero está claro que Spielberg opta por dar vida a la estatua antes que al hombre.

Todavía espero esa película introspectiva sobre Lincoln, pero, a falta de lo deseable, ésta tiene su punto. Como escribe y canta el gran Stephen Stills: if you can't be with the one you love, Honey love the one you're with

Entretenida.