Basada en la obra teatral del mismo nombre escrita por Larry Kramer, "The Normal Heart" es una película de la HBO para televisión que nos cuenta la desgarradora y autobiográfica experiencia de Kramer enfrentado a los estragos que el SIDA.
"The Normal Heart" se centra en el periodo que va de 1981 a 1984, más o menos el tiempo que tuvo que emplear la comunidad médica para generar un posicionamiento común con respecto a la enfermedad.
En ese periodo de tiempo, la enfermedad campó a sus anchas afectando a la comunidad gay de Nueva York de la que Kramer convertido en su alter ego Ned Weeks (magníficamente interpretado por Mark Ruffalo) formó parte.
La historia nos muestra los esfuerzos por organizarse de la propia comunidad gay para defenderse de la enfermedad así como las sucesivas muertes de alguno de sus miembros, centrándose especialmente en la pareja del propio Weeks, pero el punto central es el enfrentamiento entre dos maneras de entender esa lucha: la del propio Weeks, que busca un perfil alto y el enfrentamiento directo con una sociedad asustada y discriminante que les da la espalda y el del resto de compañeros, centrados en un perfil más bajo, buscando no hacer demasiadas olas y, asumiendo las inevitables razones de ese rechazo, priorizando lo posible frente a lo probable y corporeizandolo en una manera de luchar que pasa por aceptar un statu quo que les relega a una condición secundaria, siguiendo unas reglas de juego que Weeks rechaza.
El autor no ha buscado una crónica puntual del momento sino una crónica emocional, siguiendo los acontecimientos desde su propia y experiencia y punto de vista, sin duda alguna buscando convocar sus demonios y mostrarlos en un esfuerzo por mostrarse en su manera de ser, quizá buscando algún tipo de explicación ante aquellos que le desaprobaron... Seguramente, sigue sin estar de acuerdo con aquel perfil bajo que sus compañeros quisieron seguir, sin duda una postura razonable teniendo en cuenta que poco se podía hacer ante una enfermedad que estaba aún por concretar.
En este sentido, Kramer no hace demasiado por explicar la postura conservadora que adoptaron sus compañeros, mezclándola con los habituales (y ciertos) discursos de discriminación, haciéndolos pasar por, como mínimo, timoratos y olvidando que por mucha ayuda que hubieran recibido las muertes no hubieran podido ser evitadas ya que, entre 1981 y 1984, la causa ni siquiera estaba identificada.
Por el contrario, y ante la contención de sus compañeros, Kramer/Weeks se presenta ante el espectador en una tremenda y constante Cabalgata de las Walikirias de emocionalidad en la que su sentir ante los terribles acontecimientos que ha de vivir es lo único que importa y cuenta, pareciendo toda la obra un nuevo intento de discutir que el incorregible Kramer/Weeks lanza a quien quiera escucharle.
No me queda claro que el tiempo haya ayudado a Kramer a entender la posición de sus compañeros reducidos a lo único que podían ser en aquel momento: coadyuvantes en el dolor y circunstancialmente enterradores de aquellos infortunados que el virus se llevaba por delante.
Y me parece que se esconden grandes historias en los silencios de muchos de esos compañeros que discrepan con la manera de hacer de Kramer empeñado en una revolución imposible en lo más profundo de la conservadora era Reagan, una revolución con el objetivo imposible de salvar las vidas de los afectados.
Así, "The Normal Heart" se me presenta como la historia de una enrabietada impotencia, procesada constructivamente por algunos y destructivamente por otros, frente a un destino inevitable que en forma de enfermedad mortal e incurable se cernió sobre la comunidad gay neoyorquina.
En cualquier caso, "The normal heart" es una película apasionante, llena de fuerza y emocionante como pocas.
La siempre desgarrada perspectiva de las victimas.
Absolutamente recomendable.
"The Normal Heart" se centra en el periodo que va de 1981 a 1984, más o menos el tiempo que tuvo que emplear la comunidad médica para generar un posicionamiento común con respecto a la enfermedad.
En ese periodo de tiempo, la enfermedad campó a sus anchas afectando a la comunidad gay de Nueva York de la que Kramer convertido en su alter ego Ned Weeks (magníficamente interpretado por Mark Ruffalo) formó parte.
La historia nos muestra los esfuerzos por organizarse de la propia comunidad gay para defenderse de la enfermedad así como las sucesivas muertes de alguno de sus miembros, centrándose especialmente en la pareja del propio Weeks, pero el punto central es el enfrentamiento entre dos maneras de entender esa lucha: la del propio Weeks, que busca un perfil alto y el enfrentamiento directo con una sociedad asustada y discriminante que les da la espalda y el del resto de compañeros, centrados en un perfil más bajo, buscando no hacer demasiadas olas y, asumiendo las inevitables razones de ese rechazo, priorizando lo posible frente a lo probable y corporeizandolo en una manera de luchar que pasa por aceptar un statu quo que les relega a una condición secundaria, siguiendo unas reglas de juego que Weeks rechaza.
El autor no ha buscado una crónica puntual del momento sino una crónica emocional, siguiendo los acontecimientos desde su propia y experiencia y punto de vista, sin duda alguna buscando convocar sus demonios y mostrarlos en un esfuerzo por mostrarse en su manera de ser, quizá buscando algún tipo de explicación ante aquellos que le desaprobaron... Seguramente, sigue sin estar de acuerdo con aquel perfil bajo que sus compañeros quisieron seguir, sin duda una postura razonable teniendo en cuenta que poco se podía hacer ante una enfermedad que estaba aún por concretar.
En este sentido, Kramer no hace demasiado por explicar la postura conservadora que adoptaron sus compañeros, mezclándola con los habituales (y ciertos) discursos de discriminación, haciéndolos pasar por, como mínimo, timoratos y olvidando que por mucha ayuda que hubieran recibido las muertes no hubieran podido ser evitadas ya que, entre 1981 y 1984, la causa ni siquiera estaba identificada.
Por el contrario, y ante la contención de sus compañeros, Kramer/Weeks se presenta ante el espectador en una tremenda y constante Cabalgata de las Walikirias de emocionalidad en la que su sentir ante los terribles acontecimientos que ha de vivir es lo único que importa y cuenta, pareciendo toda la obra un nuevo intento de discutir que el incorregible Kramer/Weeks lanza a quien quiera escucharle.
No me queda claro que el tiempo haya ayudado a Kramer a entender la posición de sus compañeros reducidos a lo único que podían ser en aquel momento: coadyuvantes en el dolor y circunstancialmente enterradores de aquellos infortunados que el virus se llevaba por delante.
Y me parece que se esconden grandes historias en los silencios de muchos de esos compañeros que discrepan con la manera de hacer de Kramer empeñado en una revolución imposible en lo más profundo de la conservadora era Reagan, una revolución con el objetivo imposible de salvar las vidas de los afectados.
Así, "The Normal Heart" se me presenta como la historia de una enrabietada impotencia, procesada constructivamente por algunos y destructivamente por otros, frente a un destino inevitable que en forma de enfermedad mortal e incurable se cernió sobre la comunidad gay neoyorquina.
En cualquier caso, "The normal heart" es una película apasionante, llena de fuerza y emocionante como pocas.
La siempre desgarrada perspectiva de las victimas.
Absolutamente recomendable.