domingo, marzo 22, 2015

Andalucía

No tengo la menor duda de que Andalucía es una de las principales víctimas del régimen bipartidista del 78.

Después de 35 años de gobierno de un partido que se llama de izquierdas que, a su vez, ha gobernado la totalidad del país un total de 21 años desde 1979, un 60% del total, resulta increíble que no exista un debate público sobre el 34% de paro que se extiende al 59% en los jóvenes (datos del IV trimestre de la EPA).

Y llama la atención que desde la propia Andalucía no se pidan cuentas, que no se haya tocado un pelo a las estructuras socio-económicas de la comunidad aspecto que haya culminado con las dos siniestras guindas de la elección de la Duquesa de Alba, el terrateniente entre los terratenientes, en hija adoptiva de Andalucía y con el escándalo bochornoso de los ERES.

Pero lo cierto es que los andaluces siempre han tenido que elegir entre el PSOE y la derecha, entre susto o muerte y digo ésto en sentido literal porque en el golpe de estado del 36 esa misma derecha hizo una limpieza etnica por todos los campos de Andalucía... Y los pueblos tienen siempre buena memoria sobre este tipo de cosas.

Por eso, en ninguna parte como en Andalucía ha funcionado aquella llamada de atención ante el doberman de la derecha que tantos réditos diera en todo el país al PSOE de Gonzalez y Guerra.

Como en Venezuela, las clases populares prefieren lo malo conocido a lo peor por conocer.

Así, y sin apenas mejorar la posición relativa de Andalucía, con respecto a los principales indicadores socio-económicos en 35 años el PSOE ha venido ganando las elecciones una detrás de otra. Eso sí, la Andalucía de ahora no es la misma que la de hace 35 años, pero seguro que el PP puede decir lo mismo en Galicia.

Hoy son las elecciones autonómicas, pero las cosas han cambiado.

El bipartidismo se ha roto. Hay otras opciones. Ya no hay excusas.

Ojalá al final del día de hoy nos llevemos todos una buena sorpresa, sobre todo ellos, los que lo han tenido a placer durante 35 años.


"Vivimos una época brutal, gobernada por cínicos que comercian con la muerte, que son esbirros de la muerte, con una humanidad adoctrinada, infeliz, un rebaño absurdo cuya mayor alegría es comprar, comprarlo todo. Me gustaría decirle a la gente que hay muchas cosas en la vida que no tienen precio, cosas mínimas, milagrosas, que ya casi nadie ve. Yo, por ejemplo, en Alemania durante la guerra, sabía que podía morir de un momento a otro y pensaba: ¿qué cosas echaría de menos si me muriera? No poder comer más castañas con los amigos frente al fuego, no volver a ver la lluvia. Estas son las grandes cosas de la vida: comer castañas, escuchar el rumor de la lluvia, el silencio de la nieve que cae. Estas son las cosas por las que te sabe mal morir. Lo demás, no sé: ¿una mujer? sí, pero también se hace vieja, también muere, o simplemente se va. Todo lo humano decae. En cambio, la nieve no envejece, el olor de la lluvia no miente, los olivos no se van. Son cosas que están ahí, dispuestas siempre a iluminar la niebla que somos. "

Tonino Guerra

Winter Sleep

De algún modo, el turco Nuri Bilge Ceylan ha tomado el relevo que dejó el griego Theo Angelopoulos en el cine europeo.

Ceylan filma películas densas y caudalosas, hechas para ser escuchadas con atención por un público que cada vez está menos acostumbrado a la experiencia del cine como arte. como propuesta de contenido trascendental y a este respecto no tengo la menor duda de que Ceylan tiene el talento para contar con imágenes lo que se ve, pero también lo que no se ve, que a veces tiene una presencia más poderosa y ensordecedora que aquello que aparentamente se cuenta.

Ya lo hizo con la fascinante "Erase una vez en Anatolia" y vuelve a hacerlo de manera ampliada con esta magistral "Winter Sleep".

Si tuviera que resumir el inmenso talento de Ceylan en pocas palabras hablaría del carácter absorbente y experiencial de sus películas, de su poderoso encanto basado en el interés que tiene todo lo que se dice y también todo lo que se ve.

Las imágenes que Ceylan crea son poderosas pero también lo es el texto, lo que se dice, lo que se dialoga, que en el caso de esta "Winter Sleeps" en algunos momentos manifiesta la excelente sustancia de lo teatral en el mejor sentido de la palabra.

Es difícil describir de qué van las películas de Ceylan, parecen más viajes sobre una realidad convincente que el turco construye con su inmenso talento para producir desde la reflexión poética fragmentos de una elocuente realidad que encierra una verdad cuyo radio de influencia atañe al propio espectador cerrando el círculo y arrastrándole a una absorbente experiencia de la historia que se le cuenta.

Nada más y nada menos

En el caso de "Winter Sleep" la historia se sitúa en un perdido lugar de la Turquía rural. Allí, Aydin, el protagonista de la película, es una especie de terrateniente local que vive con su joven mujer y su hermana.

A lo largo de más de tres horas, Ceylan nos cuenta con hermosa caligrafía precisa el complejo entramado de relaciones que existen entre ambos, relaciones que hablan de la complejidad del vivir, de la complejidad de las relaciones humanas, de la dificultad de ser humano siempre enfrentado al tiempo a la propia imperfección y a los errores  que siempre acarrea.

Espectacular.

Ceylan consigue que esa pequeña y perdida parte de Turquia se convierta en metáfora que expresa el mundo y la vida en todas sus contradicciones.

Algo muy serio.

Imprescindible.

sábado, marzo 21, 2015

Transcendence

No recuerdo ahora mismo ninguna historia en el que el uso futuro del conocimiento y la ciencia tenga un carácter positivo.

Seguro que las hay, pero ahora nos las recuerdo. Pero no deja de tener gracia que nuestra sociedad occidental uno de cuyos fundamentos esenciales es la modernidad basada en el impulso de la razón, la ciencia y el conocimiento en contraposición a las fuerzas oscuras y medievales de la religión albergue poderosas sospechas hacia su misma esencia.

Como si en el fondo, una parte de nosotros nunca se hubiese creído del todo los fundamentos de esa propia modernidad y el arte, la narrativa, un elemento esencial de la legitimidad del orden anterior, hubiese venido llevando una firme labor de resistencia.

Pero esa es otra historia.

Lo cierto es que Transcendence es un relato nada original que hunde sus raíces en ese limo del cuestionamiento del conocimiento científico cuando este se aproxima a sus últimas consecuencias de sus propias propuestas.

En este sentido, Will Caster (Johnny Deep) el hombre de ciencia que la protagoniza reproduce el arquetipo, llamemosle así, de científico loco cuyos esfuerzos por realizar todas las posibilidades de su proyecto le colocan más allá de una línea que define lo sagrado de lo profano, lo aceptable de lo que no lo es.

Dedicándose el relato a mostrar los desastres de una guerra que Caster inicia contra lo humano concebida esta cualidad como algo que siempre se sitúa por encima de lo científico y racional, algo que siempre sufre cuando lo científico rompe unas reglas del juego que por otra parte nunca están demasiado bien definidas, pero que siempre son sobrepasadas por lo científico en su afán precisamente de servir a lo humano.

En definitiva, "Transcendence" reproduce la tragedia del saber cuando éste sabe demasiado, tanto que se prefiere saber un poco menos.

Dentro de este contexto, se sitúa "Transcedence" sin aportar nada nuevo bien es cierto, pero también sabiendo mantener el interés a la hora de relatar la enésima versión de la misma historia de siempre.

El resultado es una historia que se mueve entre lo entretenido y lo previsible de la copia, una historia a la que quizá le perjudique un planteamiento de blockbuster que si bien es más perdonable a la nueva entrega de los Vengadores o de Iron Man, al puro cine industrial, es un poco menos perdonable para una película que, aún siendo industrial, parece proponerse objetivos más serios, objetivos dictados por su temática concebida esta como el elemento diferencial esencial de la película como producto.

Así, "Transcendence" juega un juego peligroso basado en desafiar las expectativas del espectador, un juego que por supuesto pierde porque, como la tarántula del cuento, no puede dejar de ser un producto.

Aceptable.


lunes, marzo 16, 2015

Chávez y el olvido

No se recuerda seguramente porque no interesa.

Y lo que no se recuerda es que la primera aparición pública de Chávez en Venezuela fue diferente y espectacular. Sencillamente se negó a obedecer la orden de disparar a la gente que se manifestaba en las calles porque no tenía nada que comer.

En este sentido, Chavez fue un militar a la portuguesa, capaz de rechazar obedecer una orden injusta, posicionado en contra de la banalidad del mal que convierte la obediencia en un fin.

Aquella desobediencia le supuso una estancia en la cárcel en la que Chávez maduró su pensamiento y acabó planteando su proyecto bolivariano.

Y recuerdo este hecho histórico, que sucedió, que fue real, para ponerlo en relación con esa pretendida oposición democrática venezolana porque todos esos tipos que tienen su fotito entre rejas son herederos directos de aquellos gobernantes a quienes no les temblaba el pulso si había que dar la orden de disparar a la gente.

Por eso y porque Chavez dio entidad política a todas aquellas personas a las que se disparaba sin piedad, la oposición venezolana jamás ha podido hacerse con el poder en Venezuela.

Los que estaban al otro lado del cañón de las ametralladoras siguen teniendo buena memoria.

Por eso prefieren estar vivos a no tener papel para limpiarse el culo en los estantes de los supermercados

Por eso esos luchadores de la libertad están tardando casi veinte años en hacerse con el poder, un poder al que miran con el sentido de la propiedad con el que miran las tetas siliconadas de sus mujeres y a los caballos pura sangre con los que juegan al polo.

Ellos conciben la democracia como su derecho a todo, incluso a dar un golpe de estado.

Y saben que lo único que tendrán que hacer para mantener ese poder cuando finalmente lo consigan por rendición del número suficiente de desmemoriados es decir a todo que sí a los americanos, justo lo que Chavez no hizo.

Y los que todavía no les votan aunque el país se caiga a pedazos, lo saben.

Es una crueldad vil e inmensa convertir a la oposición venezolana en luchadora de la libertad. Puedo aceptar que sean luchadores de su libertad, pero en absoluto de la libertad de los demás. Les viene en su exclusivo ADN de casta.

Es una crueldad vil e inmensa... una más de las crueldades que hoy en día se ejercen contra la gente.

De eso y de gente que se muere de hambre vamos sobrados, aunque de lo que verdaderamente vamos sobrados en este mundo decadente que cada día se devora a sí mismo es de vileza.

Y no hay construcción de vileza que se precie sin su correspondiente ración de olvido, en este caso el olvido de lo bueno de Chavez pero también el olvido de lo malo de los actuales opositores al chavismo.

Así, sin matices, es más fácil construir el maniqueo relato de buenos y malos que cada día da explicación de las desgracias de este mundo, un relato con el que puede comprarse en el supermercado, sin demasiado esfuerzo, la mítica condición de estar informado.

Imputaciones y política

Por muchas vueltas que se de al tema, ningún político puede ser imputado.

Después de todo, un imputado no es otra cosa que una persona a la que se le atribuye la participación o comisión de un delito y lo que es inaceptable desde el punto de vista de la responsabilidad política es que las actividades de un político le coloquen en la situación de que existan indicios de los que se deduzca una hipotética participación en la comisión de un delito.

A mi entender este es el tema: un político ni puede ni debe estar cerca del delito, lo suficiente como para que exista la posibilidad de ser imputado.

Y lo terrible es que en este país hay la suficiente corrupción como para que nuestro umbral de hábito haya quedado muy por delante de este evidente concepto. .

La suficiente corrupción también como para que el propio sistema de casta política haya desactivado el propio concepto de imputación convirtiéndolo en poco más que un trámite de lo más normal.

Como contaba Paul Bowles en su maravilloso cuento "Te en el Sahara" en el que unas niñas, poco a poco, duna a duna, acaban perdidas en el desierto buscando el mejor lugar desde el que tomar el te, la sociedad española hace ya mucho tiempo que en este tema ha rebasado la raya y se encuentra muy lejos de lo que es honesto.

Porque no, no es normal que las acciones de un representante de la ciudadanía le lleven a la proximidad de ser sospechoso de la comisión de un delito.

Las cosas están así de viles.



domingo, marzo 15, 2015

Kingsman

El cine industrial continúa explotando el filón del comic y la novela gráfica. "The Secret Service" de Mark Millar es el nuevo hito y el resultado es un producto entretenido con algunos aspectos diferenciales que sin duda le apartan de lo mainstream, muy seguramente aportados por su director guionista Mathew Vaughn responsable de la fenomenal y divertida "Kick- Ass"

"Kingsman" cuenta la aventura iniciatica de un joven descarriado conducido por al buen camino por el ejemplo y las acciones de Harry Hart (Colin Firth) un misterioso sastre en realidad perteneciente a una organización secreta y privada de espías, en la línea british de James Bond.

Sobre una estructura muy convencional de descubrimiento que el héroe hace de su condición de tal, "Kingsman" no ofrece nada demasiado sorprendente, resultando todo lo adecuadamente previsible que reclama el formato de cine industrial.

Uno ya sabe lo que va a pasar en "Kingsman" desde el minuto uno, sobre todo si ha visto las películas del agente 007, pero Vaughn se las arregla para añadir al viaje puntos de interés que tienen que ver con el modo tan pop y destroyer con que resuelve algunas escenas de violencia pero también con un sentido del humor muy bizarro que no tiene miedo en hacer de la violencia un espectáculo delirante, lindante con el exploit.

Todos estos aspectos brillaban por su presencia en "Kick-ass", para mi gusto su mejor película hasta el momento, y añaden ámbitos de cierta sorpresa que combaten la sensación de sumaria previsibilidad que, como ya he comentado, flota en el ambiente.

No es mala idea la de escoger directores con miradas diferentes que confieren al producto cinematográfico, que por definición nace para recordar al espectador otros productos que consumió con placer, un cierto aspecto diferencial que busca eludir el incómodo perfume de la copia sin más.

Pero no hay nada más.

Uno olvida "Kingsman" un segundo después de que se enciendan las luces de la sala.

Entretenida.

sábado, marzo 14, 2015

The Honourable Woman

Lo mejor de "The Honourable Woman" es que reproduce bastante bien esa atmósfera entre melancólica y fatalista que impregna lo mejor de la obra de John Le Carré.

Sabiéndolo o sin saberlo todos sus personajes acaban pagando un precio por jugar al peligroso juego de la inteligencia y la contra-inteligencia en la Guerra Fría, precio que se convierte en debilidad y debilidad que más tarde o más temprano incrementa ese precio.

"The Honourable Woman" reproduce este esquema fatal trasladandolo a esa picadora de carne que es la Palestina de los territorios ocupados y de Israel.

La protagonista es Nessa Stein, ejecutiva de etnia judía que gestiona un negocio familiar multinacional de venta de armas y que se propone abandonar el papel asignado dentro del juego de intereses internacionales que se juega en el conflicto árabe-israelí para convertirse en una presencia disruptora.

Su compañía se propone introducir a Palestina en el siglo XXI cableandola con fibra óptica y preparándola para la nueva generación de la sociedad de la información.

Dentro de este contexto, la serie nos muestra en ocho capítulos el modo en que los diferentes intereses creados convocados en torno a ese avispero procesan la aparición de la compañía Stein y el modo en que tan generosa iniciativa es deglutida convenientemente utilizando el propio pasado de los Stein.

La honorable mujer que da nombre a la serie se convertirá en una incauta caperucita que se internará en lo más profundo del bosque de los lobos.

Moviéndose con elegancia entre diferentes momentos temporales, mostrando siempre una precisa planificación y una cuidada composición de la mayoría de esos planos, "The Honourable Woman" es un producto de calidad, interesante hasta el final, que se las arregla para mantener el interés del espectador dentro de una sorprendente trama en la que lo que parece verdadero termina siendo lo más falso de todo.

Una historia en la que además los Estados Unidos son el malo de la película por lo que le auguro a "The Honourable Woman" una escasa difusión y el olvido, aunque se trate para mi gusto de una de las mejores series de televisión que he visto este año.

Pero ya era hora que un valiente pusiese sobre la mesa ese lado oscuro y criminal de los Estados Unidos.

Lo que nos devuelve a la pregunta que encabeza cada capítulo de la serie: Who do you trust? En quién confiar.

Una pregunta que con toda seguridad arrancaría el atisbo de una sonrisa en el hierático rostro de George Smiley.

Magnifica Maggie Gyllenhaal por cierto.

Muy recomendable.

lunes, marzo 09, 2015

Magnífica entrevista a un tipo muy cabal...

"ése es el cambio sociológico más importante: la incapacidad del capitalismo global contemporáneo de gestionar esa enorme masa de personas que han quedado completamente perdidas."

"Claro que se puede fracasar, claro que nos pueden engañar, claro que Pablo Iglesias se puede convertir en un nuevo Felipe González. ¿Qué es lo que queremos? Garantías. Pues las garantías pertenecen a otro orden de la realidad, pertenecen a las matemáticas, no a la política."

"Eso ha sido el neoliberalismo, devastación sociológica, donde esa supuesta sociedad civil, esas redes de afinidad han quedado destruidas. Sin esas condiciones sociales no vamos a construir movimientos sociales. Es un proceso mucho más lento, que no sabemos muy bien cómo se produce, sin el cual no vamos a poder iniciar una política democratizadora. "

"El 23F fue un golpe exitoso. Lo que se vivió en España no fue, como se dice, una socialdemocracia cansada, sino un neoliberalismo vigoroso, que hizo una transición de la socialdemocracia al neoliberalismo. Fue el instrumento a través del cual se pudo implementar un programa que Alianza Popular (AP) no hubiera podido imponer. AP no hubiese podido hacer la reconversión industrial que hizo el PSOE ni en sueños, hubiese estallado España en llamas. Se votó con miedo. La clave es que en España la estrategia del shock también funcionó."

Leer

domingo, marzo 08, 2015

Fort Saganne

Para hacer su gran superproducción hasta el momento, el cine francés escogió "Fort Saganne", una novela del guionista y escritor Louis Gardel que narra las peripecias de un oficial de extracción humilde en el aristocrático y clasista ejército francés con el Sahara como escenario.

Filmada en 1984 y protagonizada por Gerard Depardieu, Catherine Deneuve, Phillipe Noiret y Sophie Marceau, Fort Saganne me entusiasma en su primera hora y media donde brillan tanto el esfuerzo de Saganne por medrar en una estructura jerárquica y conservadora, donde el humilde origen del protagonista es un lastre como el Sahara, territorio duro y hermoso, magníficamente filmado, donde Saganne desplegará hasta el límite su voluntad por ascender y ganarte una posición a fuerza de brutales esfuerzos y enormes golpes de heroísmo.

Hasta aquí "Fort Saganne" es un sorprendente descubrimiento dentro del género de aventuras coloniales que descubre un territorio diferente, no presentado en el cine de manera frecuente, que resulta enormemente fascinante, pero todo se tuerce en la siguiente hora final donde la película parece necesitar a gritos mucho más tiempo para desplegar una serie de eventos que se muestran de manera atropellada, acumulada y sucesiva.

Todo se tuerce con la aparición de Catherine Deneuve con su habitual hieratismo en la expresión.

A partir de entonces, la película se cae un poco, buscando contarnos demasiadas cosas en demasiado poco tiempo: la consolidación del ascenso de Saganne y la aparición de la I Guerra Mundial para convertirle definitivamente en un héroe de Francia.

El espectador asiste a un corta y pega de secuencias en el que la historia pierde bastante de su encanto, bastantes de ellas innecesarias si se tiene en cuenta que el personaje de Saganne ya ha sido convenientemente desarrollado en esa magnifica primera hora y media.

Y es una lastima que no se metiera la tijera porque uno llega un poco confundido al magnífico y melancólico final en el que el nombre de Saganne es lentamente borrado por las arenas del desierto en el lugar donde el protagonista forjó su leyenda.

Lo que queda del esfuerzo y voluntad de un hombre.

Resumiendo, "Fort Saganne" es una de esas películas desiguales que desaprovechan una buena historia. No obstante, merece la pena ver esa magnífica primera hora y media que convierte en inolvidables las aventuras de Saganne por un lado y otro del inmenso Sahara.

Una pena.

Desigual y desaprovechada.

sábado, marzo 07, 2015

Exodo

De origen europeo y judío de nacimiento, Otto Preminger es junto por ejemplo Stanley Kramer es uno de los grandes pioneros del cine independiente norteamericano.

Exactamente cuando independiente significaba ir por libre dentro de una industria controlada por las cinco grandes majors (Fox, Warner, Columbia, Metro y Paramount), que protagonizaron un sistema de estudios que precisamente en la década de los cincuentas y sesentas entraría en una crisis de la que jamás se recuperaría.

Los tiempos habían cambiado y estos productores independientes introdujeron ese mundo nuevo en las pantallas de los cines manejando siempre temas que implicaban un cierto grado de controversia (racismo, sexo, homosexualidad, corrupción política) muchos de ellos manejados desde el blanco y negro, alejándose para difererenciarse como producto de un planteamiento industrial, más estándar y menos controvertido.

Y dicho ésto, "Exodo" es una película de larga duración, casi cuatro horas, protagonizada por actores conocidos y con un coste superior a los tres millones de dólares de la época.... pero se trata de una producción del propio Preminger, es decir, independiente dentro de los estándares de la época.

Esto es algo curioso teniendo en cuenta lo que entendemos actualmente por cine independiente, especialmente en lo que tiene que ver con el presupuesto, pero es así. "Exodo" está producida por el propio Preminger y buena prueba de su independencia es que encargase el guión al gran Dalton Trumbo, uno de los grandes perseguidos por el macartismo, permitiéndole figurar en los créditos con su nombre.

Los huevos de Preminger eran enormes: tres millones de dólares sobre la mesa y el nombre de Trumbo en los créditos para tratar un tema, el nacimiento del estado de Israel, que en absoluto tenía las connotaciones que ahora tiene, pero que sin duda alguna empezaba a tenerla.

En este sentido, y basándose en la novela de Leon Uris que enlazaba el éxodo en contra de la voluntad de las Naciones Unidas de los judios a Palestina y el consiguiente nacimiento del estado de Israel, la película, atendiendo a su planteamiento de superproducción, buscar abordar de manera total ese proceso mostrando todos los actores principales: ingleses, judíos más o menos pacíficos y árabes; las relaciones entre ellos motivadas por esa voluntad irrefrenable por parte de los hebreos de regresar a la tierra de sus antepasados.

En cualquier caso, y como película, "Exodo" no está para mi gusto entre lo mejor de Preminger resultando en ciertos momentos demasiado pesada, centrándose demasiado en la relación romántica entre los personajes de Newman y Saint y obviando el conflicto entre padre y tío del personaje Newman que tiene más peso en la novela de Uris y que muestra la interesante fractura que siempre se produce entre los que creen que la violencia es la mejor manera de conseguir las cosas y los que no.

Así, "Exodo" carece de esa intensa sustancia que otorgaba un peso específico a la novela, un peso que la película no tiene, llevando su foco a las peripecias de Newman y Saint para dar peso a la relación romántica, línea narrativa que sólo era una línea más en la inmensa novela de Uris.

No obstante, y si uno obvia algunos descarados planteamientos maniqueos en favor de la causa judía, como ese vergonzoso ex-nazi que instruye militarmente a los árabes, "Exodo" es una película razonablemente interesante.

“In my view, there is absolutely no doubt that the increase of inequality in the United States contributed to the nation’s financial instability. The reason is simple: one consequence of increasing inequality was virtual stagnation of the purchasing power of the lower and middle classes in the United States, which inevitably made it more likely that modest house holds would take on debt, especially since unscrupulous banks and financial intermediaries, freed from regulation and eager to earn good yields on the enormous savings injected into the system by the well- to- do, offered credit on increasingly generous terms.

In support of this thesis, it is important to note the considerable transfer of US national income— on the order of 15 points— from the poorest 90 percent to the richest 10 percent since 1980. Specifically, if we consider the total growth of the US economy in the thirty years prior to the crisis, that is, from 1977 to 2007, we find that the richest 10 percent appropriated three- quarters of the growth. The richest 1 percent alone absorbed nearly 60 percent of the total increase of US national income in this period. Hence for the bottom 90 percent, the rate of income growth was less than 0.5 percent per year. These figures are incontestable, and they are striking: whatever one thinks about the fundamental legitimacy of income inequality, the numbers deserve close scrutiny. It is hard to imagine an economy and society that can continue functioning indefinitely with such extreme divergence between social groups”.

lunes, marzo 02, 2015

Una cosa es que el gobierno de Maduro esté fracasando y otra muy distinta que Venezuela no sea una democracia ni haya libertad de prensa.
Lo digo porque es agotadora la cantidad de españolitos desinformados que te recitan lo primero que publica El Mundo o El Pais.
No me extraña que, con todo lo que ha llovido, el PP todavía esté a punto de ganar las elecciones.
No habrá cambio político sin el trabajo individual de generar un criterio que todos y cada uno de nosotros tenemos que realizar en nuestro interior, pero desde luego es agotador y uno entiende perfectamente que nos tomen por tontos.
Nos las tragamos dobladas porque qué diremos cuando Maduro pierda unas elecciones que a este paso lo hará muy pronto... Yo lo se: nada.... Estaremos a otra historia, despotricando contra otro "malo", "the bad of the hour", pero siempre tragandonosla doblada.

domingo, marzo 01, 2015

Birdman

Tiene dos cosas muy buenas "Birdman", dos cosas cuya combinación hace imposible que la opinión del espectador sea mala porque cubren los dos aspectos esenciales de todo acto de comunicación y que cubren la forma y el fondo, el continente y el contenido.

En cuanto al fondo, está el texto que es potente y completo, podríamos adjetivarlo como teatral entendiendo este signifricado como algo dramático, sustancial, interesante en su temática, en los diferentes temas que trata, pero también en el modo en que se presenta, el modo en que los diferents personajes se expresan y lo expresan.

En cuanto a la forma, está la manera en que se cuenta, con una cámara aerea que flota alrededor de los personajes y detrás de ellos, encontrándolos y siguiendo, penetrando con ellos en el espacio y en el tiempo, obviando una puesta en escena que de pistas al espectador sobre lo que va a suceder.

Así, todo resulta sorprendente y lo que sorprende resulta interesante en un tour de force narrativo que alimenta sin decepcionar la mirada del espectador que va encontrando personajes, situaciones, temas, intereses... porque aunque "Birdman" nos cuenta las duda de una actor de cine industrial que quiere probarse en el elitista mundo teatral también es muchas más cosas, cosas que presenta con acierto y talento un texto muy rico, que utiliza la volatilidad de su protagonista como gatillo para presentar un paseo por lo divino y lo humano de la humana condición.

Un paseo que se mueve entre la realidad y la ficción, pero también saltando mágicamente de un momento a otro dentro de la realidad, merced a esa cámara aérea cuyo único propósito es no perder el hilo de la historia que nos cuenta, una historia muy deudora en sus planteamientos más generales y estratégicos de ese clásico del italiano Fellini llamado "Ocho y medio".

La crisis y la duda, sus efectos sobre el estado de ánimo están ahí, como punto de partida. La fragilidad del creador en busca de reconstruir la zona de confortabilidad y la descripción de ese viaje sin rumbo por su entorno más inmediato compuesto de personajes que también dudan y buscan, una viaje que sólo se convierte en búsqueda una vez que se produce el encuentro.

Los orígenes de "Birdman" están ahí, convertidos en punto de partida para generar algo distinto y valioso en sí mismo, porque la película es un afinado concierto de precisamente de todo un desconcierto de personajes, voluntades, intereses, afinidades que expresa temáticas como el fracaso y el éxito, el amor y el desamor, el arte y la industria, el cine y el teatro, la culpa y el arrepentimiento, el eterno presente y el paso del tiempo... Casi nada.

Y "Birdman" es un proyecto que necesita de auténticos actores para funcionar como mecanismo narrativo, actores que puedan soportar el cuerpo a cuerpo con el abismo negro del objetivo que les enfoca, que literalmente les persigue como un paparazzi de Via Veneto buscando el menor brillo de verdad en un difícil primer plano que es casi constante. Todos están esplendidos empezando por el tradicionalmente histrónico Michael Keaton y terminando por Edward Norton, Naomi Watts.

Deben de estarlo.

La distancia tan corta que les propone "Birdman" es todo un reto.

Sólo dos pegas.

Por un lado, ese final excesivo convertido en una especie de lazito rosa que se le pone a una historia que en absoluto necesita y, por otro, la clamorosa ausencia del blanco y negro en una historia que en todo momento lo pide a grites.

En fin, nadie es perfecto.

Y "Birdman" no lo es, pero se acerca bastante.

Buena.




sábado, febrero 28, 2015

El francotirador

Estoy de acuerdo con Richard Corliss, crítico de cine de la revista "Time": "American Sniper" es el mejor trabajo de Eastwood desde "Gran Torino" rodada en 2008.

Se trata de una película sólida y compacta que narra con tranquila fluidez la historia de Chris Kyle, un Navy Seal que fue héroe en una guerra no demasiado honrosa.

Politicamente no soy demasiado empático con las peripecias de Kyle convertido en mi mirada en el francotirador protagonista de aquella loca película de propaganda que aparecía en "Malditos bastardos" de Tarantino y que protagonizaba un soldado alemán convertido en héroe de guerra tras matar a centenares de soldados americanos desde un campanario.

No obstante, creo entender el interés de Eastwood por la historia de Kyle.

Su obsesión por reivindicar la entereza moral de su generación y anteriores que aparece de manera clara desde "Banderas de nuestros padres" está presente en "American Sniper"

Al comienzo de la película Eastwood dibuja a Kyle como parte de una tradición de hombres y nujeres que estaban hechos de otra pasta, una pasta que les permitia anteponer el sacrificio al placer y cuyos valores se habían desmoronado contaminados por los de un capitalismo de consumo que convierte a los individuos en protagonistas del propio placercapaces de posponer el placer inmediato ante el sacrificiocapaces de sacrificarse.

Así, y ante la incomprensión de su entorno, Kyle puede sentir el mismo deseo de alistarse y proteger a su país que sintieron los veteranos de las guerras de sus padres y abuelos convirtiéndose en un modelo de conducta difícil de comprender para la sensibilidad de nuestros días, expresada siempre de manera chirriante e incómoda por su mujer.

Pero Eastwood no se queda ahí.

También quiere mostrar el coste que supone ese sacrificio huyendo de cualquier expresión idealizada y hagiográfica para mostrar a un Kyle aislado, emocionalmente incompetente, enredado en la telaraña que tejen los demonios de la guerra aún estando a miles de kilómetros de distancia.

Eastwood se centra en el misterio de las personas que como Kyle representan una manera de ser que, aún siendo la base del carácter que dio lugar a los Estados Unidos, representan hoy en día una manera de ver las cosas que está fuera de la manera apropiada de ver las cosas Y lo hace sin importarle lo más mínimo la bondad o maldad de la guerra en que Kyle participa porque para la gente como Kyle el pacto social no se ha roto y lo que los políticos designan como el mal en realidad lo es, No hay trampa ni cartón, tampoco intereses inconfesables, sólo una amenaza de los malos contra los buenos, unos malos a los que hay que enfrentar donde quiera que se encuentren.

En este sentido, Kyle se convierte en el retrato de toda esa infantería que soportó los intereses norteamericanos desde mediados del siglo pasado, sustentados en sus decisiones por la radical defensa de lo excepcionalidad de lo americano, una excepcionalidad que ellos mismos encarnan con su estilo de vida y su voluntad de defenderlo llevando esa defensa hasta las últimas consecuencias si ello fuese preciso.

Todo muy disparado al corazón de una determinada manera de concebir lo americano.

En cualquier caso, y aunque me repugne todo lo que hay detrás, tengo que reconocer que "American Sniper" es un ajustado retrato humanizado de uno de esos monstruos producidos por la razón del estilo de vida norteamericano, un monstruo enfrentado al coste y a las consecuencias de su decisión, aspecto que sin duda es el que más interesa a Eastwood precisamente para poner en valor una determinada manera de ser..

Buena.

viernes, febrero 27, 2015

Eichmann en Berlín

La pregunta verdaderamente importante es si en Grecia hay realmente una situación de emergencia humanitaria.

Todo lo demás viene de la respuesta que desde la honestidad intelectual intentemos dar a esa pregunta.

Y si la respuesta es afirmativa sin duda entenderíamos entonces el éxito electoral de Syriza materializando la necesidad profunda sentida por un pueblo de encontrar una alternativa para la gestión de la economía del país.

Pero sin duda también entenderíamos la posición de aquellos que se obstinan en la austeridad... Bueno... Seguramente seguiríamos sin entenderles, pero sin duda comprenderíamos que para ellos hay aspectos más importantes que las personas y las vidas humanas.

Y para los que piensan como yo hay un claro y perverso desplazamiento del centro del problema de lo que debiera ser esencial a lo que tendría que aparecerse como accesorio ante la visión de lo esencial, un desplazamiento que banaliza el mal.

En este tema nos encontramos con burócratas obsesionados con realizar su trabajo de cuadrar cuentas, burócratas que no tienen en cuenta sus consecuencias.

Esta banalidad del mal la describe maravillosamente Hannah Arendt en "Eichmann en Jerusalen", uno de los libros capitales del siglo XX para mi gusto y lo es porque describe uno de los grandes riesgos que asumen nuestras sociedades complejas: la lógica de lo burocrático, del sistema por encima de cualquier otra lógica, especialmente sus ineficiencias.

Al final, Eichmann sólo quería ser eficiente, ascender en la organización, contribuir cumpliendo las ordenes sin plantearse la bondad o maldad de las mismas. Lo menos relevante es que los trenes fueran llenos de judíos, lo importante es que hubiera un tren cuando se necesitaba y que este trasladase a tiempo su carga a los campos de concentración.

Ahora estamos en una situación parecida.

Lo importante es que cuadren las cuentas, lo que está detrás de esos números no es tan relevante y por supuesto no tenemos imágenes para juzgar.

Las imágenes que protagonizan el debate no son de sufrimientos y de carestías.

Las calles de Grecia son el secreto mejor guardado de nuestros medios de comunicación.

El mal sigue siendo mal pero se banaliza, se disfraza de eficiencia, de responsabilidad, de justicia, de la necesidad de cumplir con el propio deber sin importar las consecuencias, pero las consecuencias existen, importan.

Lo terrible de Eichmann es su incapacidad para reconocer las consecuencias de sus acciones, su esperanza psicótica en encontrar comprensión degradando todo un genocidio a la mera condición de acto administrativo, de procedimiento basado en ordenes justificadas y soportadas por la legalidad del régimen jurídico del Reich.

Y Eichmann ahora está en Berlín.

Chavez y Monedero

En un entorno hostil. no puedes cometer errores.

Y Venezuela está en un entorno hostil.

Este es el destino de aquellos que intentan hacer las cosas de otra manera en un mundo encaminado a mostrar que sólo hay una manera de hacerlas: la de los negocios.

No poder hacer negocios es lo que te pone la etiqueta de malo-malote en este mundo global.

Pasamos por encima de las vergüenzas de Arabia Saudita, Méjico o Guinea Ecuatorial precisamente porque se puede hacer negocios con ellos, pero escrutamos al milímetro las de Venezuela porque su punto de vista es otro y los negocios no son lo primero... al menos, no en los términos en que según los dictados de esa globalidad debieran serlo.

Ya puedes olvidarte de que la moralidad sea el criterio.

La moralidad se ha convertido en una táctica más dentro de una estrategia orientada a sustentar la locura de un crecimiento y enriquecimiento eternos y perpetuos dentro de un planeta finito con recursos limitados.

La táctica de las tácticas en sociedades que procesan el mundo a través de los medios de comunicación, unos medios que procesan lo importante desde relatos en que el bien se enfrenta al mal en una eterna lucha en pos de la justicia.

Este es el terreno de juego simbólico, un terreno decisivo para utilizar la opinión pública como un grupo de presión que en un proceso agónico de radicalidad se conduce por caminos de condena e indignación ante imágenes que se ponen ante ellos precisamente para ser indignantes.

Siempre me pregunto que pensaríamos de la II Guerra Mundial si sólo tuvieramos la oportunidad de valorarla a través de una imagen descontextualizada, la de un joven hitleriano disparando a un tanque americano su lanzagranadas antes de ser literalmente pulverizado por un ráfaga de ametralladora de nueve milimetros.

Pero así funciona nuestro mundo.

Los conflictos se resuelven encontrando la imagen más incontestable para construir en torno a ella un discurso que refiere a una realidad.

Así pasó en Ucrania donde los únicos muertos que hemos visto es el de unos opositores siendo disparados en la cabeza por francotiradores de la policía desde el parlamento. Poco importaba que dentro de ese parlamento hubiese un presidente democráticamente elegido y que en el exterior hubiese una amalgama de aventureros que no desentonarían en el mas cruel de los campos de concentración.

Lo importante era la imagen y la imagen se obtuvo y se colocó.

Así son las cosas.

Y en este terreno de juego los papeles de buenos y malos se asignan como etiquetas según otros intereses, más materiales y espurios.

Y dentro de ese juego los malos lo tienen crudo porque la verdad no importa. Es una cuestión de relatos, de narrativas sustentadas por imágenes poderosas que te convierten en el puro mal que hay que destruir, ya sea inventando, ya sea acentuando los puntos débiles y las vergüenzas que todo lo que tiene que ver con lo humano lógicamente tiene.

Y dentro de ese juego los malos no pueden cometer el menor de los errores, generar puntos de fuga basados en la verdad que sustente de manera firme las ya firmes de por sí telarañas de exageraciones, mentiras, confusiones y falsedades.

Porque cometer errores significa ponerle las cosas más fáciles a tus enemigos, que están por todas partes, envolviendo en lamentos por la democracia y las libertades perdidas la verdadera pena ante el lucro cesante por todos los negocios que se han dejado de hacer desde que Chavez está en el poder.

Y el régimen bolivariano de Venezuela ha puesto fáciles las cosas.

Ha cometido, a mi entender, dos errores: desaprovechar las posibilidades que el petroleo puede ofrecer para generar una economía más diversificada, estructurada  y moderna y el hiperliderazgo, la imposibilidad del régimen de mirar más allá de Chavez.

La combinación de estos dos errores están derrumbando poco a poco el trabajo de Chávez, haciendo que esas vergüenzas sean cada vez más ciertas y permitiendo generar una masa crítica mayor de materia prima desde la que generar los precisos actos de comunicación que muestran que el régimen bolivariano es un horror o que sencillamente le muestran mucho peor de lo peor que ya es.

La economía se viene abajo ahora que el petroleo está demasiado barato y todo lo demás no lo es menos en manos de un Maduro, intentando ocupar un vacío imposible de ocupar.

Juan Carlos Monedero fue nueve años consejero aulico de Chávez y su único desencuentro fué precisamente a propósito del futuro de la revolución bolivariano. En el año 2009, irritó al líder político que ya estaba enfermo enfrentándole a la imposibilidad de prolongar su liderazgo más allá de lo que la biología puede permitir.

Y precisamente el régimen bolivariano está pagando el precio de intentar el imposible de trasladar el carisma a las instituciones, de convertir a Maduro de una suerte de San Pedro ungido por el propio Jesucristo antes de entrar en los cielos.

El que quiera más detalles puede consultar más detalles en este blog, pero escribo esto en favor de Monedero y de lo que representa, algo que admiro todavía pese a sus errores de comunicación en la gestión de sus finanzas con la hacienda española.

No son ningunos piernas.

Tienen visión estratégica.

Pueden dirigir un país.

Son valientes.

Se enfrentarán a Merkel igual que se enfrentaron con Chávez.

Otra cosa es que te guste hacia dónde quieren llevar el país, a un lugar donde tendrás que ser un poco menos rico para que otros puedan ser un poco menos pobres.

Porque el capitalismo ya no da para más.

Ya no es como antes en que por el hecho de ser europeo uno podía disfrutar de ciertos privilegios.

Esta crisis que no es tal y que es mucho más que una estafa tiene que ver con ello.

jueves, febrero 26, 2015

Mentiras y rescates

Hasta cierto punto tiene su lógica que un gobierno que ha tenido que mentir tanto para sobrevivir convierta a una mentira en el mayor logro de su legislatura.

Y esto fue lo que hizo Mariano Rajoy, una vez más, en el debate del Estado de la Nación diciendo que no haber pedido el rescate fue una de sus principales victorias.

Te invito lector a que tengas curiosidad torera y hagas algunas búsquedas de internet. Por ejemplo: "rescate a España" o "imposibilidad de rescatar a España".

Con toda seguridad encontrarás noticias que te hablarán de la imposibilidad de rescatar a un país como España, la cuarta economía de la zona Euro, en los mismos términos que Grecia, Irlanda o Portugal.

Para muestra tres botones:

- Un rescate a España costaría 650.000 millones y es imposible
- Es imposible rescatar a España
- Expertos creen que sería imposible rescatar a España en caso de quiebra

En pocas palabras, Europa no es tan rica como para asumir la quiebra de una economía de un billón de euros de PIB.

Así que Rajoy incluye como uno de sus mayores logro el haber evitado que algo imposible sucediera.

Y esa es su nueva y odiosa terrible mentira.

La única opción posible para rescatar a España, que lo necesitaba, fueron las intervenciones parciales en aspectos esenciales de nuestra economía y de ahí vienen los 20.000 millones que nos llegaron para la banca, un dinero que nos llegó en los mismos términos y condiciones en que llegó el dinero a Grecia, Portugal e Irlanda: con la exigencia de contrapartidas y control, aspectos que por otra parte están escritos en el propio memorandum de rescate a España (porque no tiene otro nombre).

La única diferencia es cualitativa y esa diferencia de grado ha bastado a los estrategas de la mentira del PP para convertir una diferencia de grado en una diferencia de esencia.

Y hay que decir que esta mentira es mucho más fácil de sostener que otras como por ejemplo la de no conocer la situación real de la economía española al entrar en el gobierno, pero no deja de ser una mentira.

Al fin y al cabo. un hombre pequeño que esté gordo puede no ser tan gordo como un hombre el doble de grande... porque éso si que es estar gordo. pesar doscientos kilos y medir un metro noventa.

En el fondo, piensan así desde las comparaciones de trileros desesperados

Pero las cosas no se quedan aquí.

Esta mentira viene acompañada por otra más pequeña, pero más ruin consistente en convertir las imposiciones de memorandum en medidas propias, hechas desde el convencimiento y la necesidad interna como por ejemplo pasar de rechazar subir el IVA a subirlo en el plazo de dos semanas.

Es decir: no me voy porque me eches, me voy porque me quiero ir. El hecho de que me estés acompañando hasta la puerta no quiere decir nada. Es una mera coincidencia.

En resumidas cuentas: no te dejes engañar.

España fue rescatada, solo que tuvo el rescate que podía tener dada la dimensión de su economia: el de su parte más esencial. el sector financiero.

Ya le hubiera gustado a Alemania podernos comprar como ha comprado a Grecia, Portugal e Irlanda.

El Buscavidas

No voy a descubrir "El Buscavidas" ahora.

Dirigida en 1961 por Robert Rossen es uno de los grandes clásicos que nos ha legado la última gran época del cine en blanco y negro, época en la que la escala de grises quedó para diferenciar en el cine norteamericano las películas más serias, grandes dramas con pretensiones de profundidad artística de los productos más industriales, destinados de manera más clara al entretenimiento.

Nos cuenta la historia de "Fast" Eddie Felson, magníficamente encarnado por Paul Newman y su esfuerzo por derrotar a "Minnesota Fats", inolvidable Jackie Gleason, sobre el tapete verde donde se desarrolla el juego del billar americano y demostrar que es el mejor jugador del circuito.

En ese proceso, Felson sufrirá una transformación personal y este para mi es el gran tema de la película.

Porque "El Buscavidas" es por encima de todo una historia iniciática que, a través del viaje personal y emocional de Felson, nos cuenta la necesidad de la forja de un carácter como requisito inevitable para afirmar la presencia de uno en la tierra.

Después de todo, lo que separa a Minnesota Fats de Felson no es el talento para jugar al billar sino precisamente el carácter, la capacidad de mantener la cabeza fria, de procesar las situaciones, de dominar los defectos y maximizar las virtudes.

En este sentido, la primera partida que juegan sienta las bases de este planteamiento porque mientras Felson aplasta a Fats, éste se dedica a esperar su oportunidad manteniendose intacto, empezando por su impecable apariencia física, mientras Felson se desmorona poco a poco dejándolo todo en manos de su incuestionable talento para jugar al billar... algo que desde el primer momento el propio Fats reconoce en un par de silenciosos primeros planos que Gleason borda.

Y el carácter no es otra cosa que el lento poso que sobre cada uno de nosotros deja el duro trabajo de vivir.

Todos los que están en esa sala de billar durante esa primera partida en la que Felson desafía a Fats parecen saberlo, empezando por el siniestro Bert Gordon, espectacular George C. Scott que sabe que Fats terminará ganando a Felson, aunque este sea mejor jugador.

Así, "El Buscavidas" es un texto nihilista en el que la solaridad alegre del talento que Felson exhibe no tiene nada que hacer en su inconsciencia autosuficiente, llena de juventud, ante la experiencia del que está especialmente entrenado para reconocer el eterno retorno de las mismas debilidades que nos hacen humanos y que ha aprendido a manejarse en un entorno de supervivencia más proceloso y complejo en el que ser el mejor depende de otras muchas más variables, variables que pueden ser resumidas en ese concepto llamado "carácter" que a Fats le sobre y que le basta para ganar a Felson.

Es necesario que esa alegría inconsciente de Felson se oscurezca con el dolor y la pérdida, consecuencia inevitable del paso del tiempo y del vivir, para que su talento como jugador adquiera su verdadera dimensión.

Y "El Buscavidas" no hace otra cosa que narrarnos ese duro proceso iniciático, basado en el dolor, que vuelve compacto el estar de Felson, haciéndole verdaderamente invulnerable y por lo tanto acreedor del triunfo, dela victoria en un mundo en el que el hombre es un lobo para el hombre.

De todo modo, la historia presenta de manera metafórica la vida como un diario esfuerzo de lucha por la supervivencia y los elementos que operan en el interior de ese esfuerzo para hacer que merezca la pena, convirtiéndose en un relato iniciático que sustenta la base ideologica del sueño americano y su visión individualista del ser humano.

Los débiles son los que no pueden endurecerse y por tanto los que quedan atrás.

Y lo que es peor, los débiles son los que necesitan a los demás, enmascarando esa debilidad con sentimientos como el amor, Sarah Packard, la mujer que se enamora de Felson, o la amistad, Charlie Burns, el amigo que acompaña a Felson a su lucha con Fats.

Felson es capaz de endurecerse, de sobrevivir a la debilidad que encierran esos sentimientos, y precisamente por eso es capaz de demostrar de facto su potencialidad para ser el mejor, pero el precio que deberá pagar es elevado y es entonces cuando el personaje de Minnesota Fats alcanza su verdadera dimensión en su silencioso mirar a Felson: él ya ha pasado por ahí, su radical perdida valiosa habrá sido otra, pero no puede detenerse y ser débil porque la lucha continúa.

Como diría Shakespeare, todos han ganado ese día para continuar luchando al día siguiente y ese es a mi entender la idea que subyace en ese melancólico final en el que todos parecen volver a sus rutinas, pero también a una especie de solitario aislamiento individual que sobrecoge, cuando Felson abandona el local, maldito para siempre.

Extraordinaria.

domingo, febrero 22, 2015

El siglo de las luces

Es cierto que una de las grandes preocupaciones de Alejo Carpentier al escribir "El siglo de las luces" fue arrancar la revolución francesa de su Europa natal y mostrar su germinal traslación a latinoamérica, y en concreto al Caribe, buscando presentar los primeros pasos de una idea en un territorio que muy pronto la hará suya imprimiendo en ella un sello propio caracterizado por la liberación de un pueblo respecto de otro.

No en vano el propio Carpentier siempre contó que el concepto "independencia" sólo adquiere dimensión política merced a las revoluciones independentistas de la burguesía criolla contra la dominación española.

Este es el contexto original de "El siglo de las luces", novela publicada en 1962.

A través de las andanzas de un tal Victor Hughes, personaje real encargado por la Asamblea Revolucionaria de esparcir la idea por el Caribe, Carpentier narra los primeros pasos de la idea que convenientemente madurada dió lugar a los procesos de independencia que sucedieron durante todo el siglo XIX en el continente americano.

Pero "El siglo de las luces" es mucho más que éso.

De manera indirecta, nos cuenta el lento pero inevitable proceso en que la revolución pierde su inocencia esencial, el lento proceso de estructuración que convierte a los revolucionarios en agentes de un poder que debe pactar con la realidad para poder continuar existiendo,

La belleza de la idea salpicada y manchada por el barro de las obligaciones y necesidades del día a día.

En definitiva, una pérdida de la inocencia en un viaje hacia una madurez no tan afortunada que el propio personaje de Victor Hughes simboliza convirtiéndose prácticamente en un hombre a una guillotina pegada.

En "El siglo de las luces" Carpentier reproduce la eterna polémica de la ciencia política entre carisma y burocracia, entre revolución y gestión de esa revolución en el tiempo; proceso que como todos los que implican una negociación con la realidad entendiendo "realidad" como todo aquello que ejerce una fuerza contraria similar o mayor a la que nosotros intentamos ejercer sobre las cosas siempre resulta frustrante. cuando no transformador en el sentido de un progresivo abandono de aquello que uno fue para encontrar lo que uno en realidad es.

Y hay un cierto escepticismo en el modo en que Carpentier contempla el trabajo del tiempo sobre la labor del revolucionario.

No en vano la novela termina en el 2 de mayo madrileño, con las clases populares saliendo a oponerse a las tropas napoleónicas resultado de esa revolución francesa, cerrando con amarga decepción lo que fue un circulo iniciado con la mayor de las ilusiones.

Planteando al lector las mismas incertidumbres de las que Carlos, uno de los protagonistas, no puede desembarazarse intentando comprender el misterio del destino trágico de sus idealistas hermana y primo en una revolución en contra de los revolucionarios.

Seguramente victimas de su incapacidad para envejecer, para perder el carisma y aceptar como el desgraciado Victor Hughes los desmanes del paso del tiempo sobre su espíritu revolucionario y como si el tiempo fuese el principal movimiento contrarevolucionario de todos.

En este sentido, nadie como Carpentier ha narrado la épica efimera y trágica, la insoportable y traicionera levedad del ser revolucionario, su tremenda fragilidad ante los rigores del tiempo, en textos tan maravillosos como "El siglo de las luces" o "La Consagración de la Primavera".

Convirtiendo la posición del revolucionario en una tremenda impostura romántica contra el orden material de la existencia, situaciones injustas de dominación, pero también contra lo inmaterial cifrado en el paso del tiempo y los efectos que este tiene sobre la propia naturaleza humana

En 1992 el cineasta cubano Huimberto Solás llevó a la televisión el texto de Carpentierr en una serie de cuatro horas de duración con mayoría de capital francés.

La versión que he visto es un refrito para el cine de dos horas de duración que muestra las clásicas lagunas que tienen este tipo de productos, casi siempre inviables desde un punto de vista narrativo.

No obstante, lo más elemental del espíritu de "El siglo de las luces"está ahí

La tragedia de sus personajes está ahí, apareciendo y desapareciendo, enfrentándoles en el tiempo a unos propios límites donde paradojicamente les ha llevado la valiente e instintiva persecución de lo mejor de sí mismos como seres humanos.

La revolución como pequeños saltos hacia delante en lo humano condenados al fracaso pero que nunca caen en saco roto, siempre dejan una huella sobre una realidad en parte transformada, el punto de partida para el siguiente salto.

La revolución como proceso agonístico sometido en el tiempo a las inevitables tensiones entre realidad y deseo.

Carpentier da una nueva dimensión a la complejidad contradictoria del ser humano.

Merece la pena ver "El siglo de las Luces" aunque, y a mi entender, el cine está en deuda todavía con este maravilloso texto.