martes, septiembre 30, 2008
sábado, septiembre 27, 2008
De produccidón británica y emitida por la BBC One, "Life on mars" es un interesante descubrimiento.
La serie cuenta la extraña historia del detective Sam Tyler, perteneciente a la policía de Manchester. Atropellado por un coche, Tyler despierta, sin un rasguño, aparentemente en el Manchester del año 1972.
En el episodio piloto, Tyler se debate entre la posibilidad de encontrarse en coma en un hospital del año 2006 o realmente haber viajado en el tiempo y encontrarse en su misma ciudadm treinta años atrás. Y lo hace mientras descubre evidencias que le llevan a comprender el modo de resolver el caso que le ocupaba antes del accidente, adelante en el tiempo.
Pero, y sin duda, lo más interesante que "Life on mars" ofrece, envuelto en el papel dorado de la comedia, es el choque cultural entre dos generaciones. Los refinados modos de Tyler chocan frontalmente con el espíritu de toda una época encarnada principalmente por su superior, el inspector Hunt, un absoluto y completo ejemplar de macho alfa sin romanizar.
Sin lugar a dudas, la ciudad de Manchester se ha convertido en un planeta distinto al que Tyler estaba acostumbrado a habitar.
Seguramente, Marte.
jueves, septiembre 25, 2008
miércoles, septiembre 24, 2008
THE WIRE... FINAL
En su final, la quinta temporada de The wire deja las cosas preparadas para volver a empezar. Sobre el tablero que con sus avenidas, callejones, despachos, bares y sotanos compone la ciudad de Baltimore los personajes se disponen a empezar una nueva partida.
Sólo los rostros han cambiado.
En la emocionante media hora final, uno puede intuir un nuevo Omar, un nuevo McNulty, un nuevo Buggs tramándose en los rostros de unos personajes a los que durante cinco temporadas hemos visto desarrollarse hasta llegar a ese punto de inicio.
Nada se ha perdido. La energía de la vida se ha transformado. Su circulo sin fin es un eterno retorno de lo mismo y sobre esa infinita ronda de cuerpos y almas, Baltimore, la jungla de cemento, barro y cristal se presenta como el mejor de los escenarios.
Distintos rostros, mismos roles.
El viaje desde las cochambrosas esquinas hasta el lujoso despacho del alcalde siempre puede volver a producirse.
Los individuos pasan, sobreviven, obtienen ventaja o salen perjudicados, se redimen o se pierden en el negro abismo de su mismidad, pero el ciego mecanismo que los devora permanece.
martes, septiembre 23, 2008
sábado, septiembre 20, 2008
Todo el mundo pierde algo que quiere o desea en The Yards. Nadie sonríe salvo al principio, cuando Leo Handler (Mark Wahlberg) regresa al hogar después de haber pasado una temporada en la cárcel. Pero las cosas enseguida si complican, siguiendo una especie de negro karma de la acción, como si ese estado de felicidad fuera un engañoso espejismo que no tarda en disiparse por obra de uno u otro de los personajes implicados en una trama que aparece poco a poco, conforme Leo Handler, de la mano de su amigo Willie Gutierrez (Joaquin Phoenix) se interna en el complicado mundo que rodea al ferrocarril metropolitano de Nueva York.
Buscando rehacer su vida, Handler estará a punto de perderla al encontrarse por casualidad en el centro de una peligrosa trama de complicadas intrigas y fraudulentos intereses en los que su propia familia se verá implicada como sujeto agente y paciente.
Aunque esté rodada en color, The Yards es una película en blanco y negro en la que las miradas, silencios y palabras justas no siempre dichas a tiempo se suceden mientras el destino va sucediendo inexorablemente a golpe de errores y aciertos de todos los personajes que la protagonizan.
Malas familias y malas calles.
Merece la pena verla.
jueves, septiembre 18, 2008
Mi proceso de transformación continúa avanzando inexorablemente.
Y la verdad es que la flamente victoria del Atlético de Madrid en Eindhoven me pareció más un partido del Real Madrid que otra cosa. Superioridad, tranquilidad, calma, control... Ni Pernía ni Pablo, porque no jugaron, ni Perea -que lo intentó- aparecieron para ponerme el corazón en un puño con su absoluta falta de talento para tratar el balón, su principal herramienta de trabajo... Todavía recuerdo con pavor el sorprendente "tirito" de Perea, sólo, en su propia área y contra su portería, que nos pudo haber eliminado de la Liga de Campeones ¡Inexplicable! Tuve que mirar a mis mayores, a mis mentores, para saber cómo actuar cuando un defensa de tu propio equipo remata contra tu propia portería, en un partido clave... Estaba en el campo, muy cerca del banquillo del Schalke y hasta los propios alemanes se llevaron las manos a la cabeza... ¡Pasmoso!
Todo aquello faltó en Eindhoven... Quizá algún susto cuando el equipo, al comienzo de la segunda parte, se hechó hacia atrás y le dió la oportunidad al PSV, un equipo de seminario, de probar puntería.
Por un momento, lo eché de menos.
Si ganamos la Liga de Campeones debe ser al modo atlético. Mediante el exceso, con goles de último minuto y noches de remontadas memorables que a punto están de estropear los propios futbolistas con inexplicables errores.
Y, por supuesto, sin besarse en los cambios. Esas son cosas del Madrid. Los jugadores del Atletico deben venir besados (y follados) de casa.
Reencuentros con lo importante, las cosas que más directamente tienen que ver con la vida que -nos guste o no- nos lleva (la gravedad del sindrome postvacacional definirá el grado de oscuridad o luminosidad de ese gusto), y con lo que no lo es tanto... aunque, yo pienso, como ese personaje de The wire condenado al fracaso, que todo importa.
En fin... Esa es otra historia. El asunto que provoca estas líneas tiene que ver con el reencuentro y particularizo en los debates políticos en los medios. Y como era de esperar nada sorprende a los tertulianos profesionales.
La crisis, el estallido de la burbuja inmobiliaria, era algo que estaba allí. Por supuesto, nadie hace mención al discurso dominante en favor de la locura, de la avaricia y otros cuantos pecados capitales. Simplemente, se recuperan viejos articulos esquinados, las palabras de personajes cuyo discurso nadie, por aquel entonces, cuando nos vendiamos los unos a los otros las cosas por diez mil veces su valor, tomaba en serio.
El cuarto poder es un poder y, como tal, no puede equivocarse.
Los mismos que jamás cuestionaron aquel estados de las cosas cuando funcionaba, ahora construyen un discurso a diez mil kilómetros de la sorpresa, centrado en el conocimiento absoluto de que lo está sucediendo era algo esperado.
Por encima de lo que en cada momento digan, necesitan legitimarse como opinadores profesionales.
La veracidad por encima de la verdad... suponiendo que ésta haya existido alguna vez y no sea uno de esos cuentos que a los adultos nos cuentan, o nos contamos, para por las noches poder conciliar el sueño.
El gran teatro del mundo jamás baja el telón.
Sobre sus tablas, el animal humano pone por obra la ilusión de que puede dejar de serlo, pero, en el fondo, emociones y necesidades más básicas nos mueven. Y sólo cuando, cada día, esas basicidad está satisfecha tenemos tiempo para construir una imagen mucho más decentes de nosotros mismos... que quizá hayamos mentido, que quizá hayamos robado, que quizá nos hayamos callado los inconvenientes de nuestra burbuja inmobiliaria sólo por ir a favor de la corriente.
martes, septiembre 16, 2008
Si tengo que adjetivar esta película de Michael Gondry, los calificativos no pueden significar menos que maravilloso y genial. "Be kind, rewind" ha entrado en mi proteico top ten de películas favoritas de siempre... compuesto por más de diez. Cuando me pregunten por mis películas favoritas, será mi obligación recordarla y, si menciono una lista de diez que no la incluya, será un imperdonable olvido... que no podré arreglar porque las diez que he citado son muy buenas también.
En fin, "Be kind, rewind" es la historia de dos maravillosos locos que, por excepcionales circunstancias, se obligan a sí mismos a rodar las películas que uno de ellos alquila en el pequeño video club donde trabaja. El termino será "suecar" y, sucesivamente, serán "suecadas" grandes clásicos del cine comercial de los 80 como "Cazafantasmas" o "Robocop".
Inesperadamente, el resultado será un éxito.
"Be kind, rewind" es un canto a la creatividad y a la libertad como estilo de vida, a la eterna adolescencia en la que la propia inconsciencia hace que todo sea posible. Los "losers" protagonistas se convierten en pioneros de sus propias locuras y arrastran a todo el barrio a la felicidad del generoso esfuerzo colectivo con el cine como agente catalizador.
De algún modo, los personajes que interpretan Jack Black y Mos Def recuerdan a esos recalcitrantes pioneros del cine mudo que se acercaban a la realidad a través del propio sueño y, en este sentido, lo que Gondry nos propone es la posibilidad de volver a empezar, de ser un pionero y crear una locura diferente en el lugar habitado por las ordinarias locuras de siempre. Hay un "algo" emocionante y enternecedor en la forma en que ambos viven su deseo y en el modo en que su entusiasmo termina arrastrando a todo su entorno a un estado alterado de conciencia en que la felicidad es posible en el suburbio.
"Be kind, rewind" es una película especial, llena de encanto, que encierra el dulce sabor del buen recuerdo de buenos amigos -que aún permanecen- escribiendo historias y rodándolas... mucho mejor que la magdalena de Proust, dónde va a parar.
Buenos tiempos aquellos los de "El jardin Zen".
lunes, septiembre 15, 2008
miércoles, septiembre 10, 2008
martes, septiembre 09, 2008
domingo, septiembre 07, 2008
En la secuencia de la fiesta en la aldea de Angel, el miembro mejicano del "Grupo Salvaje", el viejo Don Jose, seguramente un superviviente, probablemente un bandido como Bishop, en un momento de intimidad le dice al personaje que tan melancólicamente interpreta William Holden que todos (por ellos) soñamos con volver a ser niños de nuevo, incluso los peores de nosotros. Probablemente, los peores lo desean más que ninguno.
La visión de esta estupenda película de James Mangold me recuerda a esta frase. Sin duda porque hay algo de infantil en el esfuerzo ético de ceñirse a un código moral, en marcar los espacios, las acciones y las personas de blanco o de negro. Seguramente porque la ética nos dura tánto como la vida y sus circunstancias nos lo permiten.
Hay algo de infantil en la simple pureza de los héroes que se mantienen intactos frente a las tentaciones que el destino nos presenta cuando se empeza en alcanzarnos, una pureza que quizá conmueve a los malvados con la nostalgia por un paraiso abandonado y perdido. Muchas de las miradas que el pistolero asesino Russell Crowe dirije a Christian Bale, su guarda y carcelero por necesidades de una vida dura, rebosan de esa nostalgia y quizá de admiración.
No hay otra explicación posible para el estupendo final que adorna este estupendo western psicológico en cuyo territorio polvoriento el bien se confunde con el mal para producir el barro gris que cubre las almas de todos sus personajes.
Es la vividez del sueño lo que le ha despertado sobresaltado, con la boca abierta, como queriendo atrapar de un mordisco el corazón que se le escapaba del pecho.
La sensación de estar de nuevo allí,
sintiendo cómo aquel silencio le despedaza entero.
Presumir una condena a la eterna repetición de aquel presente que creía ya traspapelado, convertido en polvo de recuerdo, como la revelada condición de su propio infierno.