sábado, noviembre 01, 2014

Las excusas y la sonrisa de Pedro Sanchez

Podrás tener una excusa para cada día, pero no una excusa para la suma de todos esos días.

Exactamente ésto es lo que pienso mientras veo un debate en Internet sobre el Ebola y, dentro de él, los patéticos esfuerzos del representante del PSOE para situarse al frente de la manifestación ciudadana en contra de la privatización de la sanidad.

Al final puedes arreglártelas para sobrevivir en el día tras día, pero las trayectorias están ahí, pesando siempre más que los concretos hechos y en ese sentido disfruto viendo como el resto de tertulianos, procedentes en su mayoría de organizaciones profesionales, zurran la badana del atildado y circunspecto representante de ese partido que no ha hecho otra cosa que opositar al puesto de capataz de la plantación en que el neoliberalismo quiere convertir a nuestras sociedades.

Y está muy bien que cuando ganen las elecciones quieran derogar la ley o leyes que respaldan el proceso privatizador en Madrid, pero los profesionales le recuerdan que esa ley existe entre otras cosas por la colaboración del propio PSOE as nivel nacional con su aprobación sucesiva de leyes que favorecían la irrupción de la sanidad privada; proceso que empieza en 1991 con la aprobación del Informe Abril Martorell.

Y entonces el encorbatado calla y calla porque no puede tener una excusa para la suma de todos esos días, sólo tiene excusas para cada día.

Y esto me lleva a una reflexión más general que tiene que ver con el enfoque que el nuevo PSOE del sonriente y juvenil Pedro Sanchez está dando a sus primeros movimientos de comunicación pública; una reflexión dentro de la encuesta que ya le sitúa dos puntos por debajo de Podemos y que tiene que ver con su imposibilidad de comprender la necesidad como mínimo de una imposible excusa para la suma de todos esos días que los profesionales de la sanidad le echan en cara en su concreto sector.

Seguramente, el problema del PSOE con sus electores en fuga no es un tema de medidas sino de credibilidad.

Seguramente ese votante en fuga SABE que una vez que consigan el poder no podrán fiarse de ellos.

Y contra eso el PSOE parece no tener nada más que la energía y la sonrisa que aporta el plastificado carisma de Pedro Sanchez, una copia ni siquiera perfecta de un joven político renovador de la oposición que no es la primera vez que vemos por estos lares.

Es evidente que el sistema político dimanado de la constitución de 1978 está agotado. Entre la espada y la pared, sus principales actores alternantes, PP y PSOE, sólo saben recurrir a mas de lo mismo porque... ¿a que no hay huevos sonriente Pedro para proponer derogar el articulo de la constitución que pone el equilibrio presupuestario sobre los intereses de los ciudadanos?

Sólo cosas pequeñas, tácticas, lo suficiente para poder sacar la patita y decir que son diferentes, mientras nuestra sociedad lleva el rumbo que lleva.

Confiando arteramente en que la desinformación, por fuera, y sentimientos como la negación, dentro de las personas, hagan el resto del trabajo que les permita convertirse en ese poli bueno al que agarrarse cuando llega el pavor de tener que enfrentar al poli malo.

Dentro de esa dinámica de dominación, el sonriente Pedro Sánchez quisiera ser el perfecto poli bueno para los desesperados votantes con sensibilidad de izquierdas.

¿Lo conseguirá?

Lo cierto es que hasta el momento lo han venido consiguiendo.

Y lo cierto es también que la izquierda mainstream solo puede permitirse lo táctico para precisamente no dejar de ese lugar mainstream y poder, como Felipe Gonzalez, tumbarse a tomar el sol en el yate del millonario magnate al que aconsejan.

Para lo estratégico, para la suma de todos esos días que culminan en este día de hoy, no tienen respuesta.

Es imposible que la tengan.

Solo buenas palabras, alguna que otra buena acción y sonrisas, muchas sonrisas.

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