Quizá lo parezca, pero tonto no es.
No es ninguna casualidad que en su escrito de solicitud de comparecencia en el Congreso aparezca la situación económica y política como principal argumento.
Según el último barómetro del CIS, realizado entre el 3 y el 10 de junio, el desempleo es el tema que más preocupa a los españoles (80.5 por ciento de los ciudadanos, frente al 82.4 % en mayo); seguido de la corrupción y el fraude, 32.5 % frente al 30.7 % de mayo; y los problemas económicos, 32.2 % en comparación con el 34.9 % del mes pasado.
Puede deducirse fácilmente que sumando paro y situación económica, es éste el tema que más preocupa a los españoles y no la corrupción. Asumiendo además que Rajoy no va a poder dar una versión creíble de su relación con el asunto Bárcenas porque sencillamente no existe, porque de haberla hace ya tiempo que este tema estaría resuelto, está claro que el Presidente y los asesores van a utilizar un viejo truco de la comunicación política que es convertir discursivamente la variable independiente en dependiente.
¿Cómo?
Aprovechando el discurso de buenos datos de paro para los meses de verano en que el gobierno estaba trabajando para ganar el mes de Agosto para unas tranquilas vacaciones, Rajoy seguirá una estrategia basada en un discurso esperanzador en lo económico.
Ojalá me equivoque pero, tal y como se plantea en el discurso de solicitud de comparecencia, la mayor parte del tiempo será ocupado por el presidente para hacer un discurso esperanzador que hará énfasis en continuar por esta senda a través del sacrificio y del esfuerzo. Posteriormente, hablará de la corrupción no para decir nada nuevo sino para repetir lo ya dicho y, lo que es más importante, para insertar el problema de la corrupción, dentro del contexto de esperanza económica para convertirlo en una innecesaria sombra, intentando convertir a la oposición en una sarta de interesados anti-patriotas sólo interesados en sacar el propio beneficio político.
Rajoy se reafirmará en su inocencia, apelará a la condición de presunto criminal de su ex-tesorero y no responderá a ninguna pregunta concreta.
Su estrategia será diluir cualquier ataque en ese discurso de esperanza que apela a manejar el problema que más preocupa a los españoles. Y ya si son realmente listos se dirigirá directamente a los españoles que están fuera del hemiciclo y no a sus representantes que sólo piensan en su propio interés y le acosan en la cámara.
Todo depende de él y de cómo genere ese contexto su discurso.
La oposición ya ha metido la pata en sus primeras declaraciones. Una vez conocida la comparecencia del presidente y después de clamar por su comparecencia, PSOE e IU se han despachado con declaraciones que, como mínimo, consideran superflua la misma comparecencia que han pedido. No mostrando el menor interés por lo que el presidente puda decir sino por exhibir su propia posición, lo cual contradice sus posiciones de comunicación iniciales.
La oposición seguiría metiendo la pata si no prepara respuestas en lo económico y centra toda su posición discursiva en el ataque y en la corrupción.
Rajoy es un superviviente nato y sabe que, aunque en intención de voto todo este guirigay le ha supuesto un coste considerable, todavía está por delante de un PSOE que aún no ha alcanzado la intención de voto alcanzada en las pasadas elecciones, la mayor de sus debacles electorales.
Rajoy sabe que sólo necesita empatar y empatar es conseguir como mínimo el respaldo de los suyos fuera del parlamento.
Tácticamente el desprecio de lo económico o cualquier actitud, palabra o gesto que pueda asemejarse durante el debate es el movimiento del rival que por antonomasia Rajoy espera. Si surge esa oportunidad, que desgraciadamente creo surgirá a tenor de las declaraciones que la oposición está haciendo, Rajoy empleará todos sus recursos para dar la batalla en esa grieta.
En realidad, la mayoría silenciosa es ese 80% de menciones que tiene el paro frente al 32,5% que tiene la corrupción, más del doble y, como digo, con los datos de intención de voto que se conocen, sería muy bueno conseguir convencer a los propios... La Razón y el ABC, Marhuenda y Edurne Uriarte, su escudera, harán el resto.
Por parte de la oposición sería un error de bulto despreciar el debate económico y caer en esa trampa que con toda seguridad Rajoy va a tender, dejándose llevar por las bajas pasiones que denotan sus últimas declaraciones.
No hay que subestimar a este Rajoy compareciente.
Si algo ha demostrado es que es todo un superviviente.
No es ninguna casualidad que en su escrito de solicitud de comparecencia en el Congreso aparezca la situación económica y política como principal argumento.
Según el último barómetro del CIS, realizado entre el 3 y el 10 de junio, el desempleo es el tema que más preocupa a los españoles (80.5 por ciento de los ciudadanos, frente al 82.4 % en mayo); seguido de la corrupción y el fraude, 32.5 % frente al 30.7 % de mayo; y los problemas económicos, 32.2 % en comparación con el 34.9 % del mes pasado.
Puede deducirse fácilmente que sumando paro y situación económica, es éste el tema que más preocupa a los españoles y no la corrupción. Asumiendo además que Rajoy no va a poder dar una versión creíble de su relación con el asunto Bárcenas porque sencillamente no existe, porque de haberla hace ya tiempo que este tema estaría resuelto, está claro que el Presidente y los asesores van a utilizar un viejo truco de la comunicación política que es convertir discursivamente la variable independiente en dependiente.
¿Cómo?
Aprovechando el discurso de buenos datos de paro para los meses de verano en que el gobierno estaba trabajando para ganar el mes de Agosto para unas tranquilas vacaciones, Rajoy seguirá una estrategia basada en un discurso esperanzador en lo económico.
Ojalá me equivoque pero, tal y como se plantea en el discurso de solicitud de comparecencia, la mayor parte del tiempo será ocupado por el presidente para hacer un discurso esperanzador que hará énfasis en continuar por esta senda a través del sacrificio y del esfuerzo. Posteriormente, hablará de la corrupción no para decir nada nuevo sino para repetir lo ya dicho y, lo que es más importante, para insertar el problema de la corrupción, dentro del contexto de esperanza económica para convertirlo en una innecesaria sombra, intentando convertir a la oposición en una sarta de interesados anti-patriotas sólo interesados en sacar el propio beneficio político.
Rajoy se reafirmará en su inocencia, apelará a la condición de presunto criminal de su ex-tesorero y no responderá a ninguna pregunta concreta.
Su estrategia será diluir cualquier ataque en ese discurso de esperanza que apela a manejar el problema que más preocupa a los españoles. Y ya si son realmente listos se dirigirá directamente a los españoles que están fuera del hemiciclo y no a sus representantes que sólo piensan en su propio interés y le acosan en la cámara.
Todo depende de él y de cómo genere ese contexto su discurso.
La oposición ya ha metido la pata en sus primeras declaraciones. Una vez conocida la comparecencia del presidente y después de clamar por su comparecencia, PSOE e IU se han despachado con declaraciones que, como mínimo, consideran superflua la misma comparecencia que han pedido. No mostrando el menor interés por lo que el presidente puda decir sino por exhibir su propia posición, lo cual contradice sus posiciones de comunicación iniciales.
La oposición seguiría metiendo la pata si no prepara respuestas en lo económico y centra toda su posición discursiva en el ataque y en la corrupción.
Rajoy es un superviviente nato y sabe que, aunque en intención de voto todo este guirigay le ha supuesto un coste considerable, todavía está por delante de un PSOE que aún no ha alcanzado la intención de voto alcanzada en las pasadas elecciones, la mayor de sus debacles electorales.
Rajoy sabe que sólo necesita empatar y empatar es conseguir como mínimo el respaldo de los suyos fuera del parlamento.
Tácticamente el desprecio de lo económico o cualquier actitud, palabra o gesto que pueda asemejarse durante el debate es el movimiento del rival que por antonomasia Rajoy espera. Si surge esa oportunidad, que desgraciadamente creo surgirá a tenor de las declaraciones que la oposición está haciendo, Rajoy empleará todos sus recursos para dar la batalla en esa grieta.
En realidad, la mayoría silenciosa es ese 80% de menciones que tiene el paro frente al 32,5% que tiene la corrupción, más del doble y, como digo, con los datos de intención de voto que se conocen, sería muy bueno conseguir convencer a los propios... La Razón y el ABC, Marhuenda y Edurne Uriarte, su escudera, harán el resto.
Por parte de la oposición sería un error de bulto despreciar el debate económico y caer en esa trampa que con toda seguridad Rajoy va a tender, dejándose llevar por las bajas pasiones que denotan sus últimas declaraciones.
No hay que subestimar a este Rajoy compareciente.
Si algo ha demostrado es que es todo un superviviente.