Dirigida en 1966 por Hiroshi Teshigahara, "El rostro ajeno" es una película fascinante.
Basada en la novela de Kobo Abe del mismo nombre y con música del gran Toru Takemitsu, "El rostro ajeno" es un relato que se mueve entre el fantástico y lo experimental. Nos cuenta la historia de Okuyama, un ingeniero que queda completamente desfigurado por un accidente laboral.
Tras una fase de amargura y resentimiento en que se siente como un monstruo con el rostro vendado, Okuyama entra en contacto con un científico capaz de fabricarle un rostro que le permita volver a integrarse con los demás.
Okuyama vencerá las reticencias del científico quién teme los posibles efectos que puede tener ese nuevo rostro sobre la psicología del ingeniero. Asi, mientras que el científico teme que la máscara se apodere del paciente y lo transforme, Okuyama desea que ese apoderamiento suceda para poder así ser otro.
Ya vistiendo su nuevo rostro, Okuyama intentará tener una segunda vida, pero descubrirá que no es tan sencillo dejar de ser quién es.
Sin ser una película redonda, "El rostro ajeno" es una de esas obras fascinantes a las que incluso sientan bien las imperfecciones, especialmente esa trama paralela de la mujer desfigurada que sólo se entiende verdaderamente si uno ha leído la novela de Kobo Abe
Formalmente, "El rostro ajeno" es una película bastante heterodoxa recordando en todo momento a las novedades y experimentos de la nouvelle-vague francesa: imágenes cámara en mano que Godard rodara por todo Paris en "Al final de la escapada", pero también ese blanco y negro tan estilizado que Resnais conjugó para su "El año pasado en Marienbad" o la combinación de imagen fija e imagen en movimiento en diferentes momentos de la película.
En definitiva, Teshigahara pone en pie un estimulante cuento fantástico con implicaciones metafísicas para cuyo éxito sin duda contribuye la participación de dos grandes estrellas del cine japonés: Tatsuya Nakadai, el inolvidable señor Hidetora en la fantástica Ran que interpreta a Okuyama y la maravillosa Machiko Kyo, no menos inolvidable protagonista de grandes clásicos de Kenji Mizoguchi que interpreta a su mujer.
Muy recomendable.
Basada en la novela de Kobo Abe del mismo nombre y con música del gran Toru Takemitsu, "El rostro ajeno" es un relato que se mueve entre el fantástico y lo experimental. Nos cuenta la historia de Okuyama, un ingeniero que queda completamente desfigurado por un accidente laboral.
Tras una fase de amargura y resentimiento en que se siente como un monstruo con el rostro vendado, Okuyama entra en contacto con un científico capaz de fabricarle un rostro que le permita volver a integrarse con los demás.
Okuyama vencerá las reticencias del científico quién teme los posibles efectos que puede tener ese nuevo rostro sobre la psicología del ingeniero. Asi, mientras que el científico teme que la máscara se apodere del paciente y lo transforme, Okuyama desea que ese apoderamiento suceda para poder así ser otro.
Ya vistiendo su nuevo rostro, Okuyama intentará tener una segunda vida, pero descubrirá que no es tan sencillo dejar de ser quién es.
Sin ser una película redonda, "El rostro ajeno" es una de esas obras fascinantes a las que incluso sientan bien las imperfecciones, especialmente esa trama paralela de la mujer desfigurada que sólo se entiende verdaderamente si uno ha leído la novela de Kobo Abe
Formalmente, "El rostro ajeno" es una película bastante heterodoxa recordando en todo momento a las novedades y experimentos de la nouvelle-vague francesa: imágenes cámara en mano que Godard rodara por todo Paris en "Al final de la escapada", pero también ese blanco y negro tan estilizado que Resnais conjugó para su "El año pasado en Marienbad" o la combinación de imagen fija e imagen en movimiento en diferentes momentos de la película.
En definitiva, Teshigahara pone en pie un estimulante cuento fantástico con implicaciones metafísicas para cuyo éxito sin duda contribuye la participación de dos grandes estrellas del cine japonés: Tatsuya Nakadai, el inolvidable señor Hidetora en la fantástica Ran que interpreta a Okuyama y la maravillosa Machiko Kyo, no menos inolvidable protagonista de grandes clásicos de Kenji Mizoguchi que interpreta a su mujer.
Muy recomendable.