viernes, agosto 22, 2014

Foley

Nadie puede confrontar a la modernidad sin ser destruido por ella. Entre otras cosas porque por definición la modernidad trae la razón consigo a donde quiera que vaya en el tiempo y en el espacio.

El resto de culturas y pueblos que habitan el mundo y que la globalización todavía no ha domesticado sólo se defienden de nosotros. Algunos lo hacen desde la barbarie como es el caso de Foley, mientras otros lo hacen desde la inteligencia.

La razón, la libertad, la democracia son las nuevas cruces tras de las que nos ocultamos, pero detrás de tantas buenas palabras funciona la misma realidad de siempre, el mismo entramado de intereses económicos imperialistas que a velocidad uniformemente acelerado está acabando con todo, incluso con nosotros, sus abanderados.

No podemos aceptar que seamos los malos de toda esta historia, pero lo cierto es que al final nunca terminamos de estar a la altura de nuestro discurso de igualdad y libertades porque con nosotros, los occidentales, siempre hay dinero de por medio y tras él llega nuestra fuerza.

En este aspecto, las cosas no han cambiado demasiado en los últimos cuatrocientos años.

Antes era la religión verdadera y ahora es la libertad auténtica y genuina de la democracia, pero no queremos verlo.

Como mínimo, la neurosis nos domina porque tan bárbara es la muerte de Foley como que cada día mueran de hambre millones de personas sin que los países ricos nos pongamos de acuerdo para resolverlo... Es igual de bárbaro o peor, pero a esas muertes que nos quedan lejos de tanto repetidas ya nos hemos acostumbrado.

Y al final, casi sin quererlo juzgamos a nuestras victimas por los peores de ellos, como el asesino de Foley, para tranquilidad de nuestra conciencia.

Por eso no deja de ser consolador que realidades tan terribles como la muerte de Foley nos sigan mostrando que estamos en lo cierto y que nosotros nunca haríamos eso y que en el fondo podemos pensar si queremos que todos ellos son unos bárbaros.

Mejor así.

La razón, nuestro monstruo favorito, nos asistirá siempre. Después de todo, somos sus más preciados engendros.

jueves, agosto 21, 2014

“A partir de 2001, Saddam Hussein vendió el petróleo de Irak en euros e invitó a los países de la OPEC a hacer lo propio, lo que de concretarse hubiera significado una aceleración en la caída del dólar. No es extraño que en este período se dé la invasión norteamericana en Irak. El precio de petróleo subió instantáneamente y con ello la demanda relativa de dólares. Como resultado, el tipo de cambio prácticamente no varía y oscila entre 2004 y 2006 alrededor de $1.24 por Euro. Es a partir de 2007, sin embargo, que el dólar de nuevo comienza a perder terreno frente al Euro. Es en esta coyuntura que amenaza de nuevo la guerra y esta vez contra Irán.
Mientras los países continúan vendiendo el petróleo en dólares, y los bancos centrales conservan y extiendan sus reservas internacionales en igual moneda, EEUU podrá manipular la demanda de su propia divisa. A pesar de su creciente deuda privada y pública, y a pesar del costo enorme de la guerra, la demanda de la divisa se pudo mantenerse estable. La demanda subió a partir del alza constante en el precio de petróleo que pasó entre 2002 y abril de 2008 de $20 dólares el barril a $120. La consecuencia fue una sextuplicación de la demanda de dólares por compra de petróleo. Lo anterior pudo evitar una devaluación aguda del dólar hasta en 2007.
Una brusca reducción en la demanda de la divisa estadounidense significaría una fuerte caída de su precio en el mercado de divisas. Lo anterior sucedería si los países productores de petróleo cotizarían el crudo en otra moneda. Esa fue una de las consideraciones estratégicas para emprender la guerra contra Irak. Hoy es uno de los argumentos para amenazar con una posible guerra a Irán. La amenaza de guerra crece cada vez que este país proceda, como lo hizo el 13 de julio de 2007, exigir la cancelación del crudo en otra moneda”.
“El descubrimiento más destacable de la investigación histórica y antropológica reciente es el siguiente: por lo general las relaciones sociales de los hombres engloban su economía. El hombre actúa, no tanto para mantener su interés individual de poseer bienes materiales, cuanto para garantizar su posición social, sus derechos sociales, sus conquistas sociales. No concede valor a los bienes materiales más que en la medida en que sirven a este fin. Ni el proceso de la producción ni el de la distribución están ligados a intereses económicos específicos, relativos a la posesión de bienes. Más bien cada etapa de ese proceso se articula sobre un determinado número de intereses sociales que garantizan, en definitiva, que cada etapa sea superada. Esos intereses son muy diferentes en una pequeña comunidad de cazadores o de pescadores y en una extensa sociedad despótica, pero, en todos los casos, el sistema económico será gestionado en función de móviles no económicos”.

miércoles, agosto 20, 2014

Guardianes de la Galaxia

Si se mira bien, y en cuanto a la historia que se nos relata, no hay nada diferente en esta "Guardianes de la Galaxia" de cualquier otro producto cinematográfico basada en la superpoblada cuadra del mundo del comic.

Hay uno o varios villanos que en su afan agresivo se producen con violencia contra un mundo o parte de él. Contra ese villano, se oponen uno o varios héroes, hiperbólicos portadores precisamente de lo mejor de ese mundo en riego.

Las cosas no han cambiado mucho desde Gilgamesh.

Las culturas se miran en el espejo de sus mitos y para la sociedad occidental de consumo el mundo del comic ha explotado este esquema con la misma personalidad masiva e industrial con la que ha explotado (y ecxplota) todas las demás cosas.

En este sentido, y cinematográficamente hablando, esta "Guardianes de la Galaxia" no se diferencia mucho en su estructura esencial de todo ese conjunto de películas que la industria cinematográfica produce como milmillonarias rosquillas: espectáculos planos y previsibles, basadas en un operístico esfuerzo de efecto especial y que pasan sin dejar demasiada huella en la mirada del espectador.

Y sin embargo, "Guardianes de la Galaxia" tiene un algo especial, la magia del perfecto simulacro que muchas de sus antecesoras han intentado ser sin acercarse tanto a conseguirlo.

Y sin duda buena parte del éxito no es lo que se cuenta que, como comento, no es realmente diferencial con respecto a otras historias y personajes del mundo Marvel. Lo verdaderamente importante es el modo en que se nos cuenta: siendo consciente de la propia levedad intrínseca como producto de entretenimiento, desde la explosiva ingenuidad y el desenfado.

Lo mejor de "Guardianes de la Galaxia" es que parece no tomarse en serio de modo que, se cuente lo que se nos cuente en la trama, una muy buen conseguida troncalidad de comedia empapa cada plano que se nos muestra.

Sin duda buena parte de ese mérito corresponde a su director, James Gunn, quién formado en el seno viscoso y verde de la productora neoyorquina Troma consigue trasladar ese desenfado de la serie Z, por el que Troma fue famosa en los ochentas y noventas del siglo pasado, a uno de los muy costosos blockbusters del año.

Así y sin excesos que no puedan ser accesibles a todos los públicos, excesos que también forman parte de la marca Troma, "Guardianes de la Galaxia" exhibe ese especial mirada contracultural convertida en una técnica, una manera de contar historias naif, que parte desde los personajes al efecto especial y que, sin hacerse trampas en el solitario, concibe lo que se cuenta como un mero e intrascendente entretenimiento.

Evitando el mal gusto tan propio y tan buscado por esa Serie Z, en "Guardianes de la Galaxia" está presente esa relación tan desenfadada con el material narrativo tan propia de Troma, desenfado que se extiende al modo en que se construyen los personajes y se desarrolla la historia, desenfado que llegue hasta el punto de momentos que lindan casi con la comedia musical como la secuencia primera tras el prólogo.

En resumidas cuentas. "Guardianes de la Galaxia" no es un producto cualquiera, funciona plenamente, de verdad.

Un magnífico ejemplo de las bondades del cine como espectáculo de entretenimiento y también de del cine como industria incorporando dentro de la corriente mainstream una determinada sensibilidad para procesar lo cultural.

No es que se cuente mejor, se cuenta desde una mirada diferente.

Imprescindible.

lunes, agosto 18, 2014

"A finales de los años cuarenta se puso en marcha un vasto proyecto en los Estados Unidos para aplicar las ideas del psicoanálisis a las masas. Centros de orientación psicológica se establecieron en cientos de ciudades. Fueron atendidos por psiquiatras cuyo trabajo era controlar las fuerzas ocultas dentro de las mentes de millones de estadounidenses comunes y corrientes. Al mismo tiempo, miles de asesores fueron capacitados para aplicar el psicoanálisis a la orientación del matrimonio, y trabajadores sociales fueron enviados a visitar las casas de la gente para formarles sobre la estructura psicológica de la vida familiar. Detrás de todo esto subyacía la idea fundamental de Anna Freud '-si se anima a la gente a cumplir con los patrones aceptados de la vida familiar y social, su ego se vería reforzada y serían capaces de controlar las fuerzas peligrosas dentro de ellos.

Pero fue sólo el comienzo de la subida al poder del psicoanálisis en Estados Unidos. Los psicoanalistas estaban a punto de entrar en un gran negocio con el uso de sus técnicas no sólo para crear ciudadanos modelo, sino también consumidores modelo. Edward Bernays había sido el primero en convencer a las empresas estadounidenses que podían vender productos conectando con los sentimientos inconscientes de la gente. Ahora un grupo de psicoanalistas retomó lo comenzado por Bernays para inventar toda una serie de técnicas con la finalidad de entrar y manejar la mente inconsciente del consumidor. Fueron dirigidos por Ernest Dichter. Dichter había practicado al lado de Freud en Viena, pero había llegado a Estados Unidos y había creado el Instituto para la Investigación de la Motivación en una antigua mansión al norte de Nueva York. "

El Pasado

Tiene un punto muy bergmaniano esta última película del iraní Asghar Farhadi.

Desde finales de la década de los sesentas del siglo pasado el cineasta sueco derivó a un cine pesimista y amargo en el que el paso del tiempo y el fracaso de las relaciones interpersonales siempre centradas en el asfixiante espacio cerrado de sus matrimonios configuraban una espacio discursivo entre nihilista y existencialista que dejaba traslucir la para él evidente imposibilidad de una comunicación satisfactoria entre seres humanos y, como inevitable consecuencia, la imposibilidad de esas mismas relaciones, convirtiendo lo sentimental en el terreno donde se juega ese siniestro juego de poder en el que lo sentimental sólo es la parte bonita que oculta los bastidores de ese juego siniestro.

Con "El Pasado" Farhadi se adentra en ese mismo territorio de geografía cambiante y compleja donde se conjugan esas limitaciones de lo humano para estar a la altura de su propio mito.

En un escenario coral de relaciones interpersonales irrumpe Ahmad que ha viajado desde Teherán a Paría para divorciarse de su mujer, Marie, magnífica Berenice Bejo.

La presencia del pacífico y tranquilo Ahmad será un insospechado factor desequilibrante de todo un sistema de relaciones que ha mantenido vinculados a una serie de personajes, padres,hijos, hermanos, amigos y empleados.

El orden de las cosas se muestra tan frágil como una hoja de papel cuando aquellos que participan en él vuelven a sentirlo y/o a pensarlo y esa fragilidad procede de la imposibilidad que los personajes tienen para contemplar con lucidez aquello que les rodea.

Los traumas, los miedos, los errores, las frustraciones agrupadas en un concepto llamado "Pasado", que siempre está presente, les imposibilita la paz y la felicidad que buscan, y desde la que intentan mirar un futuro, que pesa mucho menos que el pasado que no cesa de tirar de ellos hacia lo que realmente son.

Brillante.



viernes, agosto 15, 2014

Bernays es casi completamente desconocido hoy, pero su influencia en el siglo 20 es casi tan grande como la de su tío. Bernays fue la primera persona en tomar las ideas de Freud acerca de los seres humanos y utilizarlas para manipular a las masas. Mostró por primeras vez a las corporaciones estadounidenses cómo podrían hacer que la gente quisiera cosas que no necesitaba al vincular los bienes producidos en masa a sus deseos inconscientes.
 Como consecuencia de esto vendría una nueva idea política para el control de las masas. Satisfaciendo los deseos egoístas de la gente se hacía posible hacerlas felices y dóciles. Fue el comienzo del yo que todo lo consume, que ha llegado a dominar el mundo de hoy.
“Nuestras reflexiones sobre el orden de la sociedad—al igual que sobre el orden de la naturaleza están dominadas aún por la imagen newtoniana del poder masivo ejercido por una instancia soberana mediante la aplicación de una fuerza principal, de manera que hemos perdido la sensibilidad hacia todos los aspectos en los que los logros sociales y políticos dependen más del influjo que de la fuerza”.

miércoles, agosto 13, 2014

In the loop

Fantástico descubrimiento esta película británica, producida por la BBC en el año 2009.

"In the loop" nos cuenta la historia de la metedura de pata de Simon Foster, Ministro de la Corona para el Desarrollo Internacional, en un contexto de política internacional en el que los Estados Unidos están cocinando uno de sus ataques preventivos que antes, como dice la canción, sólo pertenecían a la URSS.

Con demasiado serrín en la cabeza como para pensar con la suficiente claridad, Foster se convertirá en territorio de disputa para un variopinto grupo de personajes cuyas actitudes, motivaciones y comportamientos componen un retablo ácido de la política en sus más altos niveles.

Uno de ellos será Marshall Tucker, responsable de comunicación del Primer Ministro Británico, maravillosamente interpretado por Peter Capaldi, quién intentará mantener la línea política del gabinete frente a los intentos de manipulación que unos y otros, interesados o no en la guerra, miembros todos de la administración americana, realizaran para convertir a Foster en mascaron de proa de su propia posición.

"In the loop" es otra muestra más de ese humor astuto, inteligente y ácido del que los británicos llevan haciendo gala desde siempre tanto en cine como en televisión.

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con unos diálogos tan brillantes que se convierten en vehículo para mostrar una visión de la política nada clemente, sino todo lo contrario. Una política en la que la verdad de los hechos es sólo un elemento más a combinar dentro de un escenario mayor definido por intereses y necesidades.

Personajes como Tucker son los encargados de velar por mantener a sangre y fuego de la paz de ese orden establecido.

Y convertido en un autentico guardián, Tucker hará lo que sea necesario para restablecer un orden que Foster en su estupidez ha subvertido.

"In the loop" es un bien conseguido espectáculo en el que fondo y forma se relacionan de una manera equilibrada, potenciándose el uno a la otra desde la mayor de las inteligencias.

La comedia convertida en una de las bellas artes.

Imprescindible.

Cosmópolis

“Para los humanistas del siglo xvi, la exigencia principal fue que nuestro pensamiento y nuestra conducta fueran razonables. Por una parte, esto significaba practicar la modestia ante la capacidad de uno mismo y desarrollar la autoconciencia en el momento de presentarse a los demás; es decir, todas esas cosas que Stephen Greenblatt llama la «autorremodelación renacentista». Por la otra, se exigía tolerancia ante la diversidad social, cultural e intelectual.

Era irrazonable condenar sin más a personas que tenían instituciones, costumbres o ideas distintas a las nuestras y tacharlas de heréticas, supersticiosas o bárbaras. Era preciso, antes bien, reconocer que nuestras prácticas podían parecer no menos extrañas a los demás y suspender el juicio no fuera que esas otras personas hubieran llegado a sus conclusiones a través de una reflexión sincera, lúcida y crítica de su propia experiencia. Sólo podemos juzgar las ideas o costumbres de otras gentes si conocemos no sólo a dónde han llegado, sino también (en el lenguaje de la década de los sesenta) «de dónde vienen».

La sana retórica exige que hablemos a la condición de nuestro auditorio; la sana comprensión humana exige que escuchemos a su condición con igual atención.

Después de 162o, a muchos europeos esta tolerancia intelectual y práctica les pareció estéril, permisiva y abierta a posibles abusos, y decidieron adoptar otros ideales, más estrictos, de racionalidad.

Para Descartes, el pensamiento racional no podía basarse en la tradición heredada. Los procedimientos empíricos, con base en la experiencia y no en la teoría, estaban, en su opinión, condenados al fracaso pues perpetuaban el folclore de una cultura y época dadas y descansaban en última instancia en la superstición, no en la razón… Así pues, siempre que fuera posible, lo más «racional» era empezar de cero e insistir en la certeza de la inferencia geométrica y la «logicidad» de las pruebas formales.

Sólo así podría encontrarse una solución definitiva para evitar tanto las querellas interminables de los teólogos dogmáticos como las incertidumbres y contradicciones implícitas en el escepticismo de Montaigne. Los ideales de la razón y la racionalidad característicos de la segunda fase de la modernidad fueron, así, intelectualmente perfeccionistas, moralmente vigorosos y humanamente inexorables. Independientemente de la clase de problemas a la que uno se enfrentara, había un procedimiento supuestamente único para alcanzar la solución correcta.

Ese procedimiento sólo se podía alcanzar eliminando lo accidental de un núcleo abstracto de conceptos «claros y distintos», necesarios para su solución. Pero, por desgracia, muy pocas cosas se prestaban plenamente en la vida humana al análisis lúcido y ordenado de la geometría de Euclides o de la física de Descartes”.

lunes, agosto 11, 2014

Il Divo

"Il Divo" es una película oscura y turbadora pero al mismo tiempo maravillosamente cristalina en su afán por ofrecernos un retrato del cuarto oscuro de la verdadera política.

Sin seguir una línea narrativa clara y específica, el italiano Paolo Sorrentino nos hace un retrato conceptual de ese misterio llamado Giulio Andreotti, un auténtico superviviente de la escabechina casi diaria que fue la política italiana en el último cuarto del siglo pasado.

Un fragmentado panorama multipartidista que las sucesivas elecciones nunca terminaban de resolver generaba una situación volátil en la que presidentes de gobierno y de la república iban y venían como consecuencia de una espuma cuántica en eterna efervescencia de alianzas y distancias.

Y por si todo ésto ya no fuese complicado de por sí, este panorama tan mutable devino poco a poco en superficie bajo cuya incesante marejada sucedía un oscuro y abisal fondo de intereses y corrupción en el que la Mafia se daba la mano con los intereses económicos y los geoestratégicos dentro de una dinámica propia de la todavía vigente Guerra Fría.

Dentro de este panorama que no hacía más que cobrarse victimas tanto mortales como simplemente profesionales, Andreotti fue un auténtico superviviente en el que la propia supervivencia por si sola ya le otorgaba una posición preeminente conociendo las verdaderas historias de todo.

Siempre he pensado que desde un punto de vista holístico, como intuición, la propia longeva supervivencia de Andreotti en un escenario tan peligroso y contaminado ya hacía de él culpable, pero esa es otra historia.

En cualquier caso, Sorrentino nos presenta un retrato satírico y un tanto inquietante de un Andreotti que merced a las talentosas capacidades camaleónicas de ese gran actor llamado Tony Servillio nos recuerda a ese ingrávido y casi transparente Nosferatu de Murnau. Un ser impenetrable y oscuro, casi una sombra que termina por resultar un sorprendente extraño incluso para sus más allegados.

Y este retrato se convierte en una brillante metáfora para explicar la política en las democracias de mercado occidentales.

La necesidad de mantener a toda costa un orden del que se extrae siempre un beneficio que resulta transparente para la ciudadanía. Unos extraen beneficios económicos y otros, como Andreotti, el beneficio de detentar una posición de poder desde la que hacer y deshacer, ocupando esa delicada posición de interfaz entre esa trama oculta de intereses que constituyen el poder real y esa superficie pública donde se desarrolla la política tal y como la conocemos.

Un nivel no puede existir sin el otro.

Y en este sentido "Il Divo" se convierte en el retrato del político perfecto, alguien para el que los intereses de la ciudadanía son una variable más y no precisamente de las más relevantes, porque lo importante siempre es el mantenimiento de un orden, de un status quo cuya existencia tiene prioridad sobre cualquier bella idea o sentimiento.

Brillante.

domingo, agosto 10, 2014

Boabdil y el PSOE

Resultan patéticos los esfuerzos que el PSOE realiza desde el punto de vista de comunicación pública para escapar a su responsabilidad en el fracaso de estos 36 años de régimen constitucional del 78 en los que ha gobernado más del 50% de los años.

Y digo yo que alguna responsabilidad tendrá en que las cosas estén como estén.

Pero no.

Con la cara más dura del mundo se postulan como los únicos que pueden revertir esta situación convirtiéndola en un asunto puramente electoral olvidando que si cuarenta años de gestión cuajan en el segundo país más desigual del europa no estamos hablando de legislaturas sino ya de pura historia económica, de tendencias estructurales a cuya imposición, siendo optimistas y otorgándoles el comodín de la duda, como tontos útiles han colaborado a instituir.

Pero no.

Se propugnan como únicos defensores y aglutinadores de una izquierda a la que han sido los primeros en traicionar (recordemos que es el PSOE quién trae la cultura del pelotazo y las ETT's) y, creyéndose sus propias mentiras, reivindican aquella frase de Guerra que defendían que la acción política del PSOE iba a dejar el país, desde un punto de vista social, que no lo iba a reconocer ni la madre que lo parió... pero lo cierto es que, a fecha de hoy, todos esos esfuerzos, bastantes de ellos ciertos, culminan desgraciadamente en estos datos económicos que construyen un panorama tercermundista de desigualdad.

Al final todos esos esfuerzos nos conducen a este escenario de desigualdad neoliberal que afecta cada vez más a las vidas de más y más personas.

Y la gente no es tonta.

No es posible tirar el corner y rematarlo, estar en misa y repicar.

Y el destino de los Partidos Socialistas del Sur de Europa es claro... Desaparecidos en Italia, en trance de desaparecer en Grecia, por debajo de Podemos en intención directa de voto en España.

No hay más ciego que el que no quiere ver.

La leyenda dice que Aixa, la madre de Boabdil el Chico, le dijo a su hijo al rendir la ciudad de Granada a los cristianos que lloraba como una mujer la perdida de aquello que no supo defender como hombre. Y algo parecido puede suceder al PSOE. Porque, tal y como están las cosas, la verdadera posición de izquierdas pasa por la confrontación política con un sistema que genera estas posiciones de desigualdad frente al egoísmo narcisista de defender una imagen irreal, cada vez menos cierta conforme la revolución neoliberal avanza y pasa el tiempo.

Cambiando de logo, cambiando de líder, incluso haciendo que este se deje barba y coleta no van a cambiar radicalmente las cosas por una sencilla razón: las consecuencias de la crisis empiezan a afectar las vidas de cada vez unas personas que detectan que hay una gran diferencia entre lo que les pasa y lo que se les cuenta.

Al final lo que queda del PSOE es esa imagen de un gordo Felipe Gonzalez fumándose un puro en la parte de atrás de su yate.


sábado, agosto 09, 2014

El Ebola y el Buen Pastor

Teniendo en cuenta que, a cambio de la vida eterna, la Iglesia Católica nos demanda que no abortemos o que no usemos un condón, llama la atención que en situaciones que afectan directamente a sus miembros estos siempre encuentren un punto de fuga por el que escapar a las que pudieran ser consecuencias negativas de seguir al pie de la letra su fe.

En este sentido, el Padre Pajares ha dado un magnífica y estupenda lección de lo que no debe ser un buen pastor aprovechando un privilegio, el de ser europeo, que no tienen las monjas africanas y aceptando ser evacuado para ser tratado de su infección de Ebola en Europa.

Cito textualmente del evangelio de Lucas:

"En aquel tiempo, dijo Jesús:
—Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
»Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
»Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
»Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre."

Un buen Pastor, un pastor con mayúsculas, no abandona a sus ovejas. Más bien comparte su destino con ellas tal y como han hecho otros muchos sacerdotes. Por ejemplo, el Padre Kolbe, el martir de Autchwitz, que enfermo de tuberculosis se ofreció a ocupar en lugar de otro hombre para ser represaliado en el campo de concentración.

No se que pensarían todos esos millones de africanos, que han muerto al contraer el SIDA tras practicar el sexo sin un condón que la Iglesia severamente ha estado decenios desaconsejando, con esta escapada del padre Pajares en busca de unos pocos años más de vida, como si la eterna todavía pudiese esperar.

Con su radicalización, la Iglesia Católica no pierde ocasión de hacer patente su posición moral con respecto a todos los temas controvertidos que afectan a nuestras sociedades y lo ha hecho, en bastantes ocasiones, sin tener en cuenta las consecuencias prácticas de vidas destrozadas que esa obediencia pueda tener. Y digo esto teniendo especialmente en mente el tema del aborto y, muy especificamente, el tema del SIDA en Africa... Pero si parece empeñada en dejar de pasar las oportunidades de predicar con el ejemplo, especialmente cuando el ejemplo realmente exige un verdadero sacrificio.

No digo que Pajares se condenase a sí mismo a morir, no quiero llegar tan lejos ni proporcionar un argumento para la crítica fácil, pero la repercusión pública de su contagio hubiera sido una ocasión perfecta para expresar un "o todos o ninguno" que le convertiría en algo más que un funcionario de la caridad, que haría de él en un auténtico hombre santo que cree en un Dios verdadero y que se aplica a sí mismo el esfuerzo que para los demás pide o exige.

Pero ya sabemos que la carne es débil, sobre todo la propia cuando hay hipocresía moral de por medio.

De llegar a sobrevivir, no se con qué cuajo Pajares va a pedir a una mujer que quiera abortar que no lo haga y asuma las consecuencias de sus actos por negativas que sean... por poner un ejemplo extremo e hipotético porque lo único cierto es que la hermana Chantal Pascaline, compañera del sacerdote incluso en la foto que acompaña este texto, ha fallecido esta madrugada en Liberia a causa del virus del ébola.

Pajares por ahora ha tenido más suerte.




miércoles, agosto 06, 2014

Phantom

Inmediatamente después de ese gran clásico titulado "Nosferatu", y en el mismo año 1922, el maestro F.W. Murnau rodó "Phantom".

Se trata de una drama psicológico de final edificante basado en la novela del mismo titulo de Gerhardt Hauptmann, un autor hoy olvidado pero muy considerado en su tiempo, hasta el punto de aparecer inmortalizado en los primeros minutos del metraje, algo que no era raro en el cine de la época.

La película es un largo flashback en el que Lorenz Lubota, interpretado por Alfred Abel, uno de los grandes actores alemanes de la epoca de Weimar, nos cuenta desde la tranquilidad de un presente acomodado un episodio crucial de su vida anterior que estuvo a punto de dar al traste con su vida.

La historia presenta a un Lubota soñador, idealista y con pretensiones de ser un escritor. Cruzando la calle, el carruaje que conduce la hija de una familia de la parte rica dela ciudad le atropella. Al recuperar el conocimiento, Lubota queda inmediatamente enamorado de la mujer que ha estado a punto de matarle.

A partir de entonces, Lubota entra en una especie de trance muy loco en el que demolerá todas las bases de su vida anterior.

No volverá a ver a la mujer, pero continuará persiguiendo su imagen convertida en el fantasma del amor loco que siente, buscando hacer alcanzable a la inalcanzable mujer, acechado por la constante visión de su rostro y del propio e irrefrenable deseo que siente.

Lubota perderá su trabajo, se endeudará, se arruinará en una vertiginosa cuesta abajo en el que se debatirá entre la locura y el remordimiento.

Hay que decir que, aunque la historia no es especificamente fantástica, el tratamiento desenfrenado y loco de la pasión que siente Lubota la emparenta con una suerte de posesión diabólica de belleza que el protagonista sufre en el momento en que recupera la consciencia y descubre el rostro de la mujer que ha estado a punto de matarle.

A partir de entonces, Lubota no atenderá a razones y se convertirá en un enloquecido enamorado que desesperadamente busca la realización de su deseo.

En este sentido, Murnau ofrece lo mejor de su espíritu poético en las escenas oníricas que como apariciones acechan a Lubota en su deambular como desenfrenado zombie de la pasión.

Por eso, bajo la apariencia de un melodrama edificante, en "Phantom" funciona una extraña e interesante historia de posesión diabólica en el que la belleza es el principal y fantasmal agente del mal que Lubota se infringe a sí mismo.

Muy interesante.

lunes, agosto 04, 2014

Un millón de maneras de morir en el Oeste

Lo confieso.

No soporto esa mascara sin arrugas que es el rostro de Seth McFarlane... como si en la cuarentena ya fuese carne experimentada de cirujano plástico.

En fin.

Pero ese es el comienzo porque, entrando en más detalles, personalmente, prefiero que otros lean sus líneas de guión e interpreten sus personajes, porque como actor McFarlane es intrascendente e insustancial.

Alguien debería decírselo.

Mientras tanto, y a su mayor gloria como consecuencia de la exitosa "Ted", McFarlane protagoniza "Un millón de maneras de morir en el Oeste". En ella, utiliza los estereotipos de unos de los géneros más cinematográficos como vehículo para su humor anecdótico, sin mensajes de alto nivel, pero siempre extremo y sobre temas controvertidos no desde lo político sino desde la moral y las buenas costumbres.

Y tiene cosas buenas "Un millón de maneras de morir en el Oeste"... El rollo de que la gente no sonría en las fotos, la prostituta recatada y su amigo border line (deliciosamente interpretados por Sarah Silverman y Giovani Ribisi), el inesperado homenaje a "Regreso al futuro", el cadáver del alcalde, los padres del personaje que interpreta MacFarlane... pero cuando llega la comedia romántica las luces de MacFarlane se apagan definitivamente... y eso que anda por ahí la estupenda Charlize Theron hecha toda una Tomboy.

Ni rastro queda El talentoso escritor de joyas de la animación como "Johnny Bravo" o "El laboratorio de Dexter" o "Padre de Familia"

Supongo que se trata de las esclavitudes que inevitablemente trae consigo el éxito comercial.

Intrascendente.


domingo, agosto 03, 2014

The monuments men

George Clooney tiene, para mi gusto, una interesante carrera como director.

No se si por sí mismo como persona o por si mismo, como marca, rodeándose adecuadamente de empleados de la imagen y la palabra escrita, la estrella llamada George Clooney ha firmado títulos como "Confesiones de una menta maravillosa" o "Buenas noches y buena suerte".

En cualquier caso, y siendo probablemente la más ambiciosa de todas como producción, esta "The monuments men" no está a la altura de películas anteriores de Clooney.

Lo primero que hay que decir es que la historia que se nos cuenta, la de un equipo especial de expertos destinado a salvar durante la Segunda Guerra Mundial el patrimonio artístico europeo de su particular holocausto, no está cómoda dentro de un cuerpo de dos horas. Parece necesitar más tiempo para extenderse y desarrollarse, para agarrar convenientemente en el interés del espectador porque "The Monuments Men" muestra arrolladoramente un incómodo espíritu de viaje organizado.

Si hoy es Martes, esto es Bélgica.

Si estamos en el minuto veintitres del metraje, estamos en Normadía y no tenemos demasiado tiempo para detenernos en la interacción entre los personajes porque nos espera Paris, antes de la liberación.

Y el principal resultado es una superficialidad que el propio Clooney como guionista intenta resolver colocando a lo largo de la narración una serie de escenas cargadas en mayor o menor medida de emocionalidad que en un momento determinado y merced a esa alma de tour operador de historias terminan acumulándose manera incómoda, generando en el espectador avezado la sensación de querer emocionarle a toda costa antes de que el viaje termine.

Pero el resultado es el contrario.

La superficialidad se impone.

Como todo viaje turístico manda la vision bidimensional de la fotografía y no la profundidad tridimensional que supone la implicación del viajero en todos los lugares por donde pasa.

Los personajes y las relaciones que se establecen entre ellos y el objeto de su misión carecen de la suficiente entidad, de la suficiente profundidad como para que lo emocional tenga sentido verdadero.

El resultado es un album de fotos que, pese a tener una cierta unicidad de sentido, resulta deslavazado y emocionalmente inconexo.

Pareciera en definitiva que "The monuments men" es el resultado de una de esas barbaridades frankensterianas consistentes en cortar una serie de seis capítulos para convertirla en una película de dos horas.

Porque uno tiene la sensación de que faltan cosas, hilazón dramática entre situaciones, vínculos entre personajes, tiempo para desarrollar emociones que finalmente se sienten en esa escena cumbre que Clooney nos muestra como caída del cielo en su viaje turístico hacia Berlín.

No hay pausa en "The monuments men" y el resultado es que la película no termina de enganchar, de funcionar en su apelación a una emocionalidad a la que en absoluto dedica el tiempo y la atención precisa para convocarla de la manera eficaz.

Lo mejor esa mirada nostálgica de Bill Murray en una navidad en las Ardenas.

Decepcionante.

miércoles, julio 30, 2014

Killing them softly

Tras la interesante, y un poco irritantemente ensimismada "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford", el neozelandes Andrew Dominik ha decidido saltar de las praderas del no demasiado Far West que una vez cabalgaran los hermanos James por la Nueva Orleans post-Katrina.

En sus paisajes deshabitados, como a punto de ser pintados por Edward Hopper, Dominik sitúa una historia escrita en la década de los setentas del siglo pasado en Boston por el periodista y escritor George V. Higgins.

Autor de "Los amigos de Eddie Coyle", una magnífica novela que llevó también magnificamente al cine Peter Yates, Higgins escribe "Cogan's trade", otra historia de rateros de poca monta que no nos cuenta ningún gran evento épico, algún gran atraco o un crimen perfecto, sino las esclavitudes y obligaciones de una vida complicada y difícil fuera de la ley.

En este caso, dos fracasados son reclutados por el dueño de una tintorrería para robar una timba de cartas. Parece el crimen perfecto, el golpe de su vida, pero las cosas se complicarán con la aparición de Jackie Cogan (Brad Pitt) en la ciudad.

Jackie es un asesino despiadado, pero también un buen profesional, una perfecta pieza del engranaje de una justicia que, si bien está al margen de la ley, sigue siendo tan ciega como su hermana gemela.

El poder ejecuta a través de Jackie su necesidad de ser respetado.

Y es ese mecanismo frío que Cogan ejecuta con la maestría de un virtuoso cirujano se contrapone de manera brillante con la presencia constante de la televisión anunciando a diestro y siniestro la esperanza que Obama en cierto momento representó.

En este sentido, la interminable cháchara de esperanza que envuelve como un hermoso celofán la pura mierda callejera que nos cuenta la historia se convierte en un interesante retrato metafórico de la realidad americana: buenas palabras por fuera, frío mecanismo de ejecución de intereses por dentro.

Esto me gusta mucho porque Cogan bien podría ser el hermano descarriado de uno de esos ejecutivos de Wall Street capaces de todo por una piscina mas.

Pero, y por si esto no fuera poco, aún queda la base literaria de la historia que se concreta en el tremendo talento de Higgins para definir personajes y generar diálogos precisos, llenos de sustancia que Dominik respeta con inteligencia.

Estos diálogos tan llenos de inteligencia e ironía enseguida emparentan a "Killing them softly" con ese cine de la violencia hablada que ya es marca distintiva de Quentin Tarantino quién sin duda se inspiró en otro gran autor de novela negra, en este caso de la Costa Oeste, Eduard Bunker quién incluso aparece en un pequeño papel en "Reservoir Dogs".

Y además hay grandes actores: Brad Pitt, James Gandolfini, Ray Liotta...  a los que se unen los para mí desconocidos Scott McNairi y Ben Mendehlson que dan vida a los dos rateros que originan todo el lio que Cogan debe arreglar.

El resultado es una película en blanco y negro aunque parezca que se ofrece en color.

Puro cine negro que resume su premisa en una frase que pronuncia el cínico Cogan cuando las buenas palabras y los conceptos hermosos van demasiado lejos: América no es un país, es un negocio... movido única y exclusivamente por el dinero.

Algo de cine político, y del bueno, tiene "Killing them softly".

Brillante.


domingo, julio 27, 2014

Hasta el último aliento

En su necesidad de existir, puesto que para organizar su vida colectiva el ser humano tiene que dotarse de un criterio para definir el comportamiento correcto, la ética genera un espacio de tensión.

Esta tensión surge del conflicto entre las exigencias del deber ser que impone la propia ética y las exigencias del ser impuestas por ese conjunto de influencias exteriores al individuo que llamamos "realidad".

"Hasta el último aliento" se basa en una novela del escritor negrocriminal francés José Giovanni, un autor que construye casi siempre personajes que experimentan siempre esa tensión entre el ser y el deber ser.

Personajes como Gu Minda, el protagonista de la historia, que resuelven su huída hacia delante desde la propia ética convirtiéndose ésta en la única fuente de sentido y cordura que les resta, abocados como están a la fatalidad de un destino que parece estar ya escrito para ellos.

De todo modo, tanto el cine como la literatura negra francesa dotan de un profundo contenido trágico a los personajes y las historias de la novela y el cine negro americano, que quizá más enfocados a lo sociológico olvidan la profundidad psicológica que el llamado género negro francés aporta,

Desde la más radical heterodoxia, Europa, a través de Francia, lleva hasta el último extremo la sublimación del anti-héroe convirtiendo a sus personajes de novelas y películas precisamente en éso, en héroes, en personajes que al borde del abismo todavía son capaces de gobernar sobre el animal que llevan dentro y tomar decisiones morales que priman la lógica del deber ser sobre la lógica del ser.

Y mostrando, por supuesto, el carácter destructivo que este comportamiento tiene porque siempre la destrucción de quién decide es la consecución necesaria de la adopción de semejante opción.

Como si en el fondo latiese algo que no estuviera del todo bien y la aparente resolución del problema de orden público que supone la detención o muerte del héroe criminal nos dejase insatisfechos, abocándonos a preguntas que interpelan al delito y convierten a ese delincuente, capaz de lo mejor, en una víctima de un mal funcionamiento social.

Y es entonces cuando desde lo psicológico se accede de nuevo a lo sociológico, a esa relación directa entre el delito y la injusticia del orden social.

El delito convertido en una manera de expresar un conflicto social, la existencia de contradicciones que se manifiestan en la incapacidad de hacer partícipes de la sociedad misma, tanto en lo material como en lo espiritual, a todos los miembros de esa sociedad.

No hay delito en las utopías.

En 1966, Jean Pierre Melville adaptó la novela de Giovanni con su habitual talento y en este sentido "Hasta el último aliento" es, para mi gusto, una de sus mejores películas.

A través de hermosas imágenes transparentes llenas de dureza, Melville nos cuenta el viaje a ninguna parte de Gu Minda, encarnado fantásticamente por el estólido Lino Ventura, Escapado de la cárcel y arruinado, Minda buscará una salida al cerco que se cierra sobre él, salida que sólo es posible tras un último atraco que le obligará a exponerse aún más.

Melville y Giovanni son dos maestros del lado oscuro.

La realidad es menos complicada si se piensa que los terroristas son unos asesinos irracionales y los criminales no siguen ningún código.

Obra maestra.



Interesantes entrevistas en el rodaje:






sábado, julio 26, 2014

AK

En 1985, mientras el maestro Akira Kurosawa rodaba "Ran", uno de los grandes títulos de su filmografía llena de grandes títulos, el documentalista y activista francés Chris Marker rodó este documental.

A sugerencia de Serge Silberman, uno de los productores de la película, Marker se desplazó a las estribaciones del Monte Fuji donde Kurosawa rodaba una de las secuencias más espectaculares de su película: el traidor asalto que los ejércitos de algunos de los hijos llevan a cabo contra la fortaleza del padre, Lord Hidetora.

Allí, Marker tiene la ocasión de captar el espíritu de un rodaje tan complejo como el de "Ran", la producción más cara y espectacular del cine japonés hasta aquel entonces.

El documental se estructura en torno a una serie de palabras (caballo, lluvia...) que expresan conceptos que, a su vez, buscan ofrecer una visión esencial del propio Kurosawa y tengo que decir que no estoy demasiado conforme con el resultado. Entre otras cosas porque queda fuera ese tremendo pesimismo existencialista tan en línea con el pensamiento naturalista europeo, que era tan propio de Kurosawa y del que la propia "Ran" es un magnífico y gran ejemplo.

No obstante, la visión del documental me resulta gratificante por todo lo que rodea a ese propósito esencial de Marker.

Puedo ver a ese Kurosawa tan detallista, siempre rodando en una sola toma con varias cámaras, planificando hasta el agotamiento con actores y técnicos cada una de esas tomas, moviéndose como un general por entre su tropa, ordenando o pidiendo, pero siempre apareciendo absorto y perdido seguramente en la idea de la toma que ya tenía en su cabeza y que pretendía llevar a la realidad en la mayor medida de lo posible.

El misterio del creador conjugando otro misterio, el de la propia creación.

La concentración máxima para generar un mundo.

Y como siempre ese talento de Marker para ver, encuadrar y generar imágenes que son todo menos nimias variantes clonadas de otras imágenes ya vistas.

Por no hablar de la espectacular banda sonora que ese otro genio llamado Toru Takemitsu compuso para el documental. El propio Takemitsu protagoniza uno de los mejores momentos del documental: paseando oscuro y sombrio, en la niebla, alrededor del fantasmal castillo, buscando inspiración.

Interesante.

viernes, julio 25, 2014

“Mientras Grecia y otros países enfrentan la crisis, la medicina en boga consiste simplemente en viejas medidas de austeridad y privatización, que simplemente dejarán más pobres y vulnerables a los países que las adopten. Este remedio fracasó en el Este de Asia, América Latina y en otros lugares, y fracasará también esta vez en Europa. De hecho ya ha fracasado en Irlanda, Letonia y Grecia.
Hay una alternativa: una estrategia de crecimiento económico apoyada por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional… El crecimiento por sí mismo aumenta los ingresos por impuestos y reduce la necesidad de gastos sociales, como pueden ser las prestaciones de desempleo. Además la confianza que esto engendra conduce aún a más crecimiento.
Lamentablemente, los mercados financieros y los economistas de derecha han entendido el problema exactamente al revés: ellos creen que la austeridad produce confianza, y que la confianza produce crecimiento. Pero la austeridad socava el crecimiento, empeorando la situación fiscal del gobierno, o al menos produciendo menos mejoras que las prometidas por los promotores de la austeridad. En ambos casos, se socava la confianza y una espiral descendente se pone en marcha.”
(La crisis ideológica del capitalismo occidental, Joseph Stiglitz)

miércoles, julio 23, 2014

August: Osage County

La verdad es que no me ha interesado demasiado "August".

Este drama familiar con el medio oeste como fondo no termina de ofrecerme una visión diferencial de la consabida disección de un concreto y disfuncional avatar de la sagrada institución familiar. Y quizá sabiendo esa falta de originalidad en el enfoque, Tracy Letts la autora y guionista opta por el volumen, por la acumulación de drama por pixel de imagen en un desesperado intento de buscar el cambio cualitativo desde la acumulación.

La desaparición de Beverly, el patriarca de la familia Weston, fugazmente interpretado por el genial Sam Shepard, convertirá a su mujer, Violet, interpretada com mucho talento por la siempre estupenda Meryl Streep, en la espoleta que hará detonar a la familia como si se tratase de una bomba.

Pero la obra ventila los mismos trapos sucios de casi siempre pareciendo incómodamente el clon de algo que ya hemos visto antes, un algo además desarrollado seguramente con mucho más talento para la captación del horror que puede llegar esconder el ser humano en esa convivencia forzada por la sangre que llamamos familia.

Todo me resulta demasiado previsible en "August" pese a que el magnífico reparto que encabeza Streep acompañada de actores tan interesantes como Chris Cooper, Ewan Mc Gregor Juliette Lewis o Margo Martindale hace un gran esfuerzo por hacer especial la misma historia de siempre.

En cuanto a Julia Roberts, quizá empalidecida al contacto de buenos actores, sin estar mal no consigue imprimir al personaje el necesario carisma que la narración demanda de él, resultando en ocasiones demasiado fría y distante frente a una Meryl Streep que la devora implacablemente.

Al final, queda la reflexión de que el "Salvame Deluxe" tiene muchas caras y una de ellas es esta "August" que opta por el sensacionalismo desde la nimiedad de su propuesta.

El cine plano de efectos especiales empieza a encontrar su homólogo en estos dramas de emociones tan especiales que todos los años completan la cuota de ese cine de calidad que con grandes actores pretende abordar un gran tema a la búsqueda de algún premio... porque, ya se sabe, los premios se dan por los temas serios.

Lo mejor: el show de Meryl Streep.

Decepcionante.


domingo, julio 20, 2014

Al final....

Al final, constantemente, todos los días, hay gente haciendo negocios y ganando dinero.
Y la democracia es posible mientras no interrumpa o dificulte esta fundamental labor de hacer negocios y ganar dinero... o mientras forme parte de ella como libertad para decidir qué comprar.
El más abyecto de los mundos se oculta tras la hermosa pantalla de la libertad que no es más que un fantasma cuya presencia se invoca cuando es necesaria

sábado, julio 19, 2014

Rififi

Jules Dassin pudo haber sido uno de los grandes directores del cine norteamericano, pero su pertenencia al Partido Comunista durante el macartismo hizo de él un apátrida que termino sus días no hace demasiado tiempo, en el año 2008 y en Atenas, a los 96 años de edad como viudo de ese prodigio de la naturaleza llamado Melina Mercuri.

Tampoco está nada mal.

Tras dirigir cuatro películas extraordinarias: Fuerza bruta (1947), La ciudad desnuda (1948), "Mercado de ladrones" (1949) y "Noche en la ciudad" (1950), Dassin no pudo regresar a los Estados Unidos convirtiéndose en uno de los perseguidos por el macartismo.

En esas cuatro películas Dassin acuñó una manera muy realista de contar historias, rodando en la calle siempre que podía y haciendo que individuos normales y corrientes protagonizasen unas historias asperas en las que lo que se necesitaba y lo que de verdad se quería siempre eran cosas distintas... Su cine no era político estrictamente hablando, pero seguramente lo era de manera indirecta, mostrando entre las líneas y grises de sus historias de cine negro la realidad injusta y desigual de unos Estados Unidos convertidos en el territorio donde cada día se representaba la ciega tragedia del capitalismo.

En cualquier caso, y tras cinco difíciles años de vagabundeo por Europa, "Rififi" es la primera de sus obras europeas.

Basada en un libro del mismo nombre, en "Rififi" se dan cita la tradición francesa del cine policiaco portada por el escritor Auguste le Breton, con la tradición norteamericana del cine negro que Dassin trae consigo.

En este sentido, y si uno ve cualquiera de las cuatro películas que Dassin rodó antes de su exilio y luego ve "Rififi" descubrirá que solo cambia la ciudad, Paris por Nueva York, porque el estilo realista, vibrante y directo de Dassin está ahí, poderoso e intacto en su inmensa capacidad para la expresión de emociones a través de las imágenes.

Ahora, esa ciudad desnuda es Paris y bajo su piel de asfalto la cámara de Dassin nos muestra el esfuerzo por la supervivencia de los que viven una vida difícil, al margen de la ley.

Y uno de ellos es Toni "Le Stephanois", maravillosamente encarnado por Jean Servais.

Recién salido de la cárcel, Toni intenta buscarse la vida y en su camino se cruzarán la ex que le abandonó y la posibilidad de robar una joyería.

Rodada sin música, la secuencia del robo de la joyería, es uno de los puntos atractivos fundamentales de "Rififi". En un alarde de genialidad, Dassin decidió prescindir de la música que Georges Auric compuso habiendo visto la secuencia con el propio sonido incidental que acompaña el atraco.

Extraordinario!

Pero yo me quedo con ese maravilloso final, muy similar al de otra obra maestra llamada "La jungla de asfalto", en el que Toni, perseguido por la muerte, consigue ganar el tiempo suficiente como para ganar una batalla importante en una guerra que ya estaba perdida de antemano.

Dura y sin concesiones, "Rififi" es una obra inolvidable maestra..


viernes, julio 18, 2014

Derribo

Siempre les pasan "cosas" a los enemigos de los Estados Unidos...

Sea verdad o mentira, el daño de imagen pública ya está hecho.

Por si la opinión pública le quedaba alguna duda de quienes son los malos en esta historia ucraniana... Por si no había tenido suficiente con las imágenes de la toma del parlamento en Kiev.... Ahora, con un par de días de antelación y sin la menor duda, se ponen los cadáveres de doscientos inocentes más sobre la mesa...

Por lo visto, el ejército ucraniano no tiene lanza misiles tierra-aire y no hay fotos de esos lanzamisiles el mismo día corriendo por alguna carretera ucraniana...

Y por supuesto, si han sido los prorrusos no se trata de un desafortunado error: es sin lugar a dudas un asesinato frío y calculado que justificará la adopción de cualquier medida para protegernos del perverso mal que representan.

Palestinos y rusos, sin duda, matan... Las victimas de los israelíes y ucranianos simplemente mueren.

La mayor ileza de nuestros enemigos pone en valor de manera proporcional la justicia de nuestra causa.

miércoles, julio 16, 2014

El verdadero padre de la propaganda

El verdadero creador de la propaganda fue un señor llamado Eduard Bernays, sobrino de Sigmund Freud, que durante la década de los veintes del siglo pasado utilizó el paradigma de su tío para ayudar a vender productos en el capitalismo de consumo incipiente.

Del trabajo de Bernays surge todo el entramado conceptual que tiene que ver con las relaciones públicas, la publicidad y la comunicación.

Fueron trabajos de Bernays, por ejemplo,  ayudar a hacer aceptable a la opinión pública norteamericana la participación del país en la Primera Guerra Mundial o conseguir hacer que fuera socialmente aceptable el que las mujeres fumaran.

Bernays no sólo se dedicó a persuadir para vender sino también aplicó sus talentos sentando las primeras bases de la comunicación política ayudando en la década de los cincuentas a políticos como Eisenhower a alcanzar el poder.

Fue en esta vertiente donde Bernays ganó una fortuna que le permitió llegar a ser centenario en la opulencia.

El término propaganda forma parte principal de uno de sus libros publicados en 1928 que se titula precisamente "Propaganda", pero lo interesante es el subtitulo: The public mind in the making. Traduciendo libremente: construyendo la opinión pública.

Gracias a Bernays, la manipulación inteligente de las masas forma parte del funcionamiento de las sociedades democráticas desde hace casi cien años y en este sentido Goebbels sólo fue un alumno aventajado que tuvo la oportunidad de llevar al extremo las ideas de Bernays.

Considerando este dato, decir que la propaganda tiene un origen en los regímenes totalitarios sólo puede deberse a la ignorancia o a la mala intención. Es el capitalismo quién crea la propaganda para en las esferas de lo económico y de lo político poder manipular a la opinión pública en el sentido de vender o de votar.

Los mecanismos de la propaganda son los mismos en las democracias que en los regímenes totalitarios, ambos se valen de sus artes persiguiendo el mismo final.

Una vez más el capitalismo se esconde detrás de los totalitarismos disimulando su culpa y presentándose como el mejor de los inocentes.

domingo, julio 13, 2014

PPdemos

La política hace extraños compañeros de cama, dijo el político británico Winston Churchill quién llegó a compartir cama con el soviético Stalin en las conferencias políticas que surgieron alrededor de la II Guerra Mundial.

Ahora, el PP plantea en opinión pública una extraña relación de cama con Podemos que básicamente consiste en decir que nunca se acostaría con él.

En realidad, también hay sexo ahí... metafóricamente hablando.

En realidad, está poniendo en valor a Podemos en dos direcciones: la de sus propios votantes y la de los votantes naturales de Podemos.

Pablo Iglesias siempre declaró que la intención de Podemos es global, como un movimiento ciudadano que abandera el descontento general con el sistema de una sociedad de desigualdad decreciente. En este sentido, el Partido Popular busca preservar su caladero de votos definiendo un perfil de podemos centrado en la incontestable procedencia extremo izquierdista de sus bases. Así, cuanto más a la derecha esté el posible votante más probabilidades habrá que se piense varias veces su voto en el contexto de su descontento.

Por otro lado, al Pàrtido Popular la beneficia una izquierda fragmentada, sobre todo en los votos que el PSOE puede perder por la izquierda debilitando aún más una situación de evidente debilidad y complicando su recuperación. En planteamientos de pura aritmética electoral, y en un contexto propio de perdida de votos. el que su principal contrincante no se recupere lo suficiente es el principal objetivo a conseguir.

La oportunidad existe y hay que aprovecharla, precisamente la política es éso.

Se trata de conseguir por cualquier medio una mayor distancia en voto respecto al segundo, distancia que siempre se traducirá en más diputados en el parlamento y una posibilidad más clara de gobernar como lista más votada.

Ahora mismo este es el escenario más probable frente a otro en el que la izquierda fragmentada consiga superar en votos al Partido Popular, una izquierda en la que su partido más importante tendría una incómoda posición para entenderse con una fuerza como Podemos e incluso con Izquierda Unida por su pasado institucional de gobierno.

Y en este escenario más probable hay una hoja de ruta en la que la primera fase es poner en valor a Podemos desde la crítica en medios y en la segunda será descalificar al ganador de las primarias en el PSOE, que será alguien sin experiencia y sobre el que será fácil construir un discurso basado en el miedo hacia los votantes conservadores: necesitamos experiencia y no experimentos.

A todo ésto hay que añadir una buena narrativa construida sobre la economía: algún resultado bueno, alguna interpretación positiva más o menos retorcida de algún resultado no tan bueno y unas cuantas mentiras y los periodistas adeptos harán el resto.

Entre locos peligrosos y jóvenes sin experiencia, sólo quedaría la solidez plasmática del PP como resto.

La posición del Partido Popular es buena.

Clama a quién quiera escucharle que no quiere follarse a Podemos, pero aquellos que nunca se acostarían con el PP definitivamente podrían intentar acostarse con Podemos vista la recomendación inversa que sus políticos están haciendo.

Y los que nunca se acostarían con Podemos pero se lo piensan ante la falta de sexo en su vida diaria definitivamente dejarán de hacerlo al comprobar que Podemos, sin condón, se acuesta con parejas con las que jamás pensarían hacerlo.

La campaña electoral ha empezado en serio.

Y pueden poder.

Israel y la utopía

Para tener una visión de la situación en que se encuentra el estado de Israel, siempre recomiendo la visión de "The gatekeepers".

Dirigido en 2012 por el israelí Dror Moreh, el documental repasa la historia del Shin Bet, el servicio de inteligencia y seguridad interna cuyo equivalente a nivel exterior es el Mossad.

Lo interesante del documental es que el repaso de esa historia es un repaso de la propia historia de Israel que se lleva a cabo a través del punto de vista de los últimos seis responsables del propio Shin Bet.

Y es interesante porque el resultado de la historia es la total y completa desmoralización de aquellos que en su momento fueron los responsables de ejercer la fuerza contra los enemigos interiores del estado. Porque fue y es el Shin Best el responsable de las intervenciones en Gaza y Cisjordania contra altos responsables de las diferentes organizaciones palestinas.

El diálogo no es una opción para estos responsables de la inteligencia interna, muchos de ellos responsables en su momento de actos de dudosa legalidad internacional. El dialogo es una necesidad reclamada por aquellos que desde las cloacas del estado de Israel han defendido sus intereses desde lo civil y desde lo militar.

La construcción del estado de Israel desde una posición de fuerza es inviable a medio y largo plazo.... y no es que lo digan los peligrosos comunistas, lo dicen los principales ejecutores de esa posición de fuerza.

Uno de las principales enfermedades de nuestro tiempo es que el neoliberalismo pase por realista frente a las utopías izquierdistas porque no hay nada más utópico que la sociedad que pretenden los arquitectos del neoliberalismo.

Parte de esa utopía es pensar que se puede controlar una población de siete millones de personas en explosión demográfica por la fuerza.

Those who kill

Lo peor de esta serie producida para la televisión por cable es la sensación de "ya haber estado antes en esta secuencia" que no me ha dejado tranquilo a lo largo y a lo ancho de sus diez capítulos.

Protagonistas conflictuados, psicólogos casi desequilibrados capaces de hacer perfiles deslumbrantes de la escena de un crimen, psicópatas complejos y barrocos... Nada nuevo bajo el sol de cualquier novela de Thomas Harris.

Simplemente y amparados en el concepto económico de la oportunidad dentro de la dinámica del coste marginal, los guionistas de "Those who kill" se han lanzado a escribir esta serie con la esperanza y el convencimiento de que las tragaderas del público para esta clase de asuntos no estén agotadas.

En cualquier caso, no es nada fácil contar la misma historia de manera que resulte interesante a quién ya la ha escuchado antes y los responsables de "Those who kill" dan buena prueba de ello.

Seguramente es tan difícil como ser verdaderamente original.

En general y como ya he escrito, la previsibilidad está presente de una manera incómoda y recurrente a lo largo de los diez capítulos de esta serie que no consigue disimular ser el frankenstein narrativo que es. Sólo los esfuerzos de un interesante reparto encabezado por la estupenda Chloe Sevigny, en otro tiempo musa del cine independiente norteamericano, consiguen arrancar un cierto interés a la historia.

La serie parece no haber sido concebida en un despacho sino en un quirófano donde, y en la mejor línea de Hannibal Lecter, líneas narrativas han sido arrancadas de otras historias para coser la una a la otra buscando una entidad corpórea sobre la base del grado más bajo de la innovación.

Incluso el cliffhanger resulta rutinario, generándome una suerte de, como decirlo, curiosidad administrativa. Me explico: si tres personas se meten armadas en una casa y suena un disparo, me pregunto inevitablemente quién será el muerto, pero sólo por unos instantes, sin demasiado interés del verdadero, ese que te hace decir "joder, no me dejéis así".

El resultado final es que podría no saber nunca lo que ha sucedido dentro de esa casa y cada vez que algo me recuerde a la serie seguir viviendo, sin necesariamente ponerme a buscar si hay o va a haber segunda temporada.

Es más: ni siquiera me he detenido un minuto a pensar una hipótesis.

"Those who kill" tiene un punto blando, asténico, casi helado, el pulso que suelen tener las copias carentes del impulso esencial que las haría únicas e irrepetibles.

Phillip K. Dick que es mucho mejor escritor que yo hablaría seguramente del obvio aliento de los clones o algo así.

Para su desgracia y en lo que a mi respecta ya existe "Hannibal".




sábado, julio 12, 2014

Pensar

No hay debate que genere nuevas ideas si no se hace desde la percepción de que lo que hay no nos sirve... y esa percepción puede empezar siendo ser una simple incomodidad, una pequeña reverberación que trastoca la proyección tridimensional de la realidad en la que nos encontramos inmersos.

No hay debate sin inquietud y para tener esa inquietud, hay que tener un punto de vista, una pensamiento que nos permita juzgar, valorar lo que se presenta como incontestablemente real ante nuestros ojos.

Por eso pensar es tan importante.

El pensar tiene mala prensa porque genera individuos susceptibles de tener diferentes puntos de vista, no necesariamente coincidentes con los del poder. No es otra cosa que una herramienta virtual, la más importante de todas las herramientas, la que nos ayuda a procesar una realidad objetiva que sin ella, y como dice Kant, se nos presentaría como un masivo y brutal tsunami de estimulos sensoriales que terminaría por sepultarnos en la parálisis.

Es un instrumento y como tal puede usarse bien o mal.

No tienes necesariamente que convertirte en un sanguinario soviético o en un despiadado ejecutivo de Wall Street como nos quieren presentar desde el totalitario pensamiento unico de estos regímenes totalitarios difusos que llamamos democracias.

Todos los caminos del pensar no llevan a ETA.

Puedes convertirte en un Vicente Ferrer o en algo peor (desde su punto de vista): alguien que puede llegar a ver esta libertad de la que tan orgullosos estamos mientras nos tomamos una pastilla para dormir como una máscara que oculta la espantosa efigie de ese monstruo que sólo quiere de nosotros que, sin pensar, en días de diario, estemos puntuales en nuestro puesto de trabajo y los fines de semana estemos sin falta a las diez de la mañana a las puertas del centro comercial.

Y, aunque esté equivocado y quizá sea mejor ser ese funcionario de la realidad que quieren hacer de nosotros, creo que la vida se pasa más entretenida y rápido teniendo un punto de vista y un pensar.

lunes, julio 07, 2014

El cuarto mandamiento

Dirigida en 1942, "El cuarto mandamiento" es el siguiente título que el genial y siempre controvertido Orson Welles dirigió tras "Ciudadano Kane", su arrolladora y magnífica aparición en la historia del cine.

"El cuarto mandamiento" también es el inicio de la caída en el malditismo de Welles quién con todo a su favor ya tuvo que ver cómo su versión de 131 minutos era cortada a una de 88 con la reescritura y rodaje por parte de la RKO de una escena final mucho más soportable que la que Welles había rodado.

Y si bien se nota que la versión de 88 minutos es unja ajustada y precisa condensación de la propuesta inicial de Welles, la película destila todo el talento que el director norteamericano tenía para contar historias con imágenes.

Si en "Ciudadano Kane" Welles contó con la sabiduría para fotografiar de Gregg Toland, algunos le llegan a considerar co-autor, en "El cuarto mandamiento" la responsabilidad de producir las imágenes recae sobre Stanley Cortez, otro grande de la fotografía con trabajos tan brillantes como "La noche del cazador".

Pero además está la voz en off de Welles narrando, el innovador y dinámico uso de las gruas y las dollys y, por encima de todo, la capacidad de Welles para manejar la profundidad de campo para componer planos de poderoso efecto dramático, que casi siempre hablan por sí solos.

La película se basa en una novela de Booth Tarkington, olvidado escritor de principios de siglo XX que ganó el premio Pulitzer en 1919 con este texto que el propio Welles adaptó para la radio con su Mercury Theatre.

La historia combina el melodrama romántico con la historia de dos familias que representan el ascenso y la decadencia dentro del poder económico: los Ambersons simbolizan el poder de una aristocracia basada en la tierra que entran en decadencia al mismo tiempo que crece el poder industrial de la familia Morgan centrado en la producción de automóviles.

Esto constituye el texto dentro del que sucede la historia de amor imposible entre Eugene Morgan (Joseph Cotten) e Isabel Amberson (Dolores Costello), primero Eugene es demasiado pobre y luego ya es demasiado tarde con la presencia de George (Tim Holt), el orgulloso y caprichoso hijo de Dolares que encarna lo peor de la decadencia de los Amberson.

Welles en estado puro y una buena historia.

Imprescindible.


domingo, julio 06, 2014

Hannah Arendt

Tras ser secuestrado por agentes del gobierno de Israel en Argentina, el 10 de abril de 1961 comenzó en Jerusalén el juicio contra Adolf Eichmann.

Miembro de las SS hitlerianas, Eichmann fue el principal responsable de que se llevara a cabo la solución final destinada a terminar de manera organizada con los judíos en los territorios ocupados por la Alemania nazi.

Desde su posición, Eichmann se encargó de organizar toda la parte material del envío de los judíos a los diferentes campos de concentración y desde esta posición se presentó en el juicio ante los ojos del mundo y especialmente ante los ojos de Hannah Arendt quién, habiendo convertido el entendimiento del totalitarismo en un elemento esencial de su obra, no podía perder la ocasión de asistir a aquel juicio.

De la experiencia de Arendt en aquel juicio, de su entendimiento de la posición de Eichmann pero también de la gestión que hizo el estado de Israel del propio juicio, surgió su libro "Eichmann en Jerusalén", un pasmoso y clarividente ensayo que, a mi entender y desde su total e incomprendida heterodoxia, es uno de los grandes libros de pensamiento del pasado Siglo XX.

En "Eichmann en Jerusalén", Arendt desarrolla su concepto de la banalidad del mal a partir de la presencia de un Eichmann que se presenta ante sus juzgadores como un eficaz funcionario que simplemente se limitaba a obedecer ordenes.

La banalidad del mal está precisamente en la suspensión que Eichmann hace de su capacidad de pensar, de juzgar las tareas que se le piden desde un punto de vista moral y de la sumisión del individuo, desde la obediencia más ciega, al mecanismo de un sistema cuya palabra es la ley y que convierte a los individuos en ciegas piezas de una maquinaria.

Para Arendt, la banalidad del mal es el lado oscuro y extremo de ese hombre organizacional, unidimensional del que habla Marcuse en su libro de 1954 como modo de ser propio de las sociedades industriales avanzadas y que Ernest Jünger glosó en "El Trabajador", su obra emblemática y fundamental.

Eichmann se muestra como lo que es: un eficaz funcionario que cumple de manera eficiente con lo que se le ordena, sin detenerse a pensar la bondad y la maldad de su tarea.

Y lo perverso del planteamiento extremadamente incómodo que Arendt pone sobre la mesa es que Eichmann no es otra cosa que el perfecto instrumento para que una política lleve a cabo sus propósitos utilizando la estructura de poder de un estado.

Eichmann no es un carismático y sanguinario malvado al que insertar en un relato del bien enfrentándose al mal sino un probo funcionario que no puede entender por qué se le juzga por haber hecho bien su trabajo.

De manera tácita, Arendt pone sobre la mesa la necesidad de la desobediencia civil contra los dictados de un estado. Frente al inmenso acto de valor que supone el hecho de que un individuo aislado se niegue a obedecer los dictados de una organización política, Arendt antepone la banalidad de los ciudadanos que, como Eichmann, simplemente se limitan a obedecer lo que se les manda sin plantearse si es algo bueno o malo.

No hay que ser nada especial para ser un monstruo, simplemente basta con hacer lo que todo el mundo hace: obedecer la ley.

En este sentido, el discurso de Hannah Arendt se vuelve inoportuno y peligroso porque todo estado busca ciudadanos que ciegamente le obedezcan. Y con independencia de la moralidad que implican sus actos, son héroes si su causa prevalece y villanos, como Eichmann, si su causa es derrotada.

Dirigida por Margarethe von Trotta, "Hannah Arendt" es una sorprendente película que lleva al cine una obra de pensamiento para construir un monumento en torno a la valentía intelectual de la mujer cuyo nombre la da título.

Un mensaje, por cierto, muy a contracorriente porque quizá una de las consecuencias de la II Guerra Mundial, del análisis frío y desinteresado del comportamiento de tipos como Eichmann, debiera haber sido la creación de mecanismos que garantizasen la objeción de conciencia frente a los dictados del estado. Pero semejante planteamiento es un imposible porque un estado, sea totalitario o democrático, siempre es un estado.

Al final, Eichmann no tenía necesariamente que ser anti-semita cumpliendo ciegamente los dictados de un estado anti-semita.

Lo que seguro fue es un probo y eficiente funcionario.

De visión obligatoria.


sábado, julio 05, 2014

The spoils of babylon

Cuando era un chaval y la Real Sociedad ganaba la liga de fútbol eran las series de dos rombos.

Se emitían por la única televisión posible, la española, que cuando emitía lo hacía de verdad y solían programarse a las diez de la noche los lunes, como para empezar la semana con fuerza.

Eran series como "Hombre rico, Hombre Pobre", "Capitanes y Reyes" o "Flamingo Road", grandes relatos televisivos que pretendían trascender, hacia la calidad, las tradicionales "soap opera", la versión norteamericana de los folletines latinoamericanos de toda la vida.

En ellas, sus personajes se debatían entre el deseo y el exceso, buscando forjarse un camino de ambición en un mundo en el que el infierno siempre terminaban siendo los otros.

Sexo, ambición, poder, dinero, lujuria... sus temas siempre procedían de hábiles escritores comerciales como Harold Robbins, Jacqueline Susan, Sidney Sheldon o Irving Wallace.

"The Spoils of Babylon" parodia con bastante gracia todo ese género que contó con gran predicamento popular en las sociedades capitalistas occidentales en las década de los setentas y principios de los ochentas del siglo pasado.

El yo deseante, en constante búsqueda de sí mismo y del dinero necesario para realizarse, pasó de ser un caso de diván de psiquiatra a convertirse en todo un icono cultural y aspiracional que oportunamente proporcionaba un soporte ideológico a un modo de hacer, y sobre todo de sentir las cosas: el del capitalismo de consumo.

La moralidad ya no es una solución, se convierte en como mínimo un handicap siendo casi siempre un problema que convierte a las personas en vulnerables.

Las bajas pasiones como espectáculo.

De aquellos polvos, vienen estos lodos.

Un Eric Jonrosh (Will Ferell) que recuerda al genial y orondo Orson Welles en el final de su vida presenta a su público "The Spoils of Babylon".

Se trata de una serie maldita que está basada en un bestseller del mismo nombre que el propio Jonrosh escribió.

La historia es larga.

Primero Jonrosh quiso llevarla al cine y el resultado fue una película de 24 horas de duración que el propio Jonrosh, incomprensiblemente, no pudo estrenar. Posteriormente y en la ruina más absoluta, el propio Jonrosh decide hacer una adaptación para la televisión reduciendo la película a seis capítulos de media hora de duración.

La serie nos cuenta el amor imposible de Cynthia Morehouse (Kristen Wiig) y su hermanastro Devon (Tobey Maguire), desde la pobreza hasta la riqueza y con el petróleo como fondo.

El resultado es atractivo moviéndose entre la bufonada y la parodia inteligente... y es lo suficientemente corto como para que no de tiempo al espectador a ir mas allá haciéndose preguntas de mayor enjundia.

Entretenido.