AL ROJO VIVO (WHITE HEAT)
"Made it, ma. Top of the world", grita Cody Jarrett un segundo antes de inmolarse en un caos de fuego y destrucción.
Inolvidable.
"Al rojo vivo" es una de las mejores películas de "gangsters" de todos los tiempos e incluye - a mi entender- una de las mejores interpretaciones de toda la historia del cine. El Cody Jarrett que James Cagney construye es un prodigio de intensidad y fuerza, pero también de matices que van desde la más extrema crueldad hasta la más tremenda sensibilidad.
Si alguien quiere saber lo que es y significa una extrella cinematográfica que vea esta película y compruebe la capacidad profesional y emocional de Cagney para cargar con toda la película sobre sus espaldas. Atraído por su magnetismo, uno no puede dejar de mirarle, de preguntarse que hará el personaje en el siguiente minuto.
"Al rojo vivo" es una película de extrema violencia que cuenta la historia de un criminal psicópata con una particular fijación edípica en su madre. En ella confluyen la tradición del cine de gangsters de épocas anteriores -y de la que el propio Cagney es un más que acreditado representante- con el inicio del cine policiaco de los 50 y, dentro de él, del cine llamado "de robos" anticipándose a joyas como "La Jungla de asfalto" o "Atraco perfecto".
También hay componentes de cine negro, como la mujer fatal interpretada por Virginia Mayo, y documentales puesto que la película sucede en la calle e incluso hay un cierto tratamiento naturalista en el planteamiento de situaciones y personajes: la presentación de la mujer fatal roncando una siesta o el momento en que la bella Virginia Mayo escupe un chicle al suelo antes de besar a Cagney.
Y todo ello pasado por el talentoso tamiz de su director, el maestro Raoul Walsh. Junto con Ford y Hawks constituye la santisima trinidad del cine clásico americano.
En fin... Toda una obra maestra dirigida por el maestro Raoul Walsh con su habitual pulso brioso.
martes, agosto 07, 2007
SOBRE EL FUEGO
Leo los diarios de Jean Cocteau editados por la Universidad de Indiana. Es una edición antigua, de 1964, e incluye 16 dibujos del propio autor.
Es un libro muy recomendable, rebosante de fina inteligencia y también de extrema sensibilidad. Ambas son cualidades difíciles de encontrar por sí solas y mucho menos combinadas en una sola y misma persona.
Es mi lectura de diario, para ir y venir del trabajo.
Todos los días, en el paisaje gris del metro, encuentro entre sus páginas alguna joya como ésta:
"Y si me preguntas que es lo que me llevaría de una casa que estuviera ardiendo, tendría que responderte: el fuego."
La capacidad de regenerarse, de volver a empezar continuamente en un infinito -mientras el tiempo quiera- proceso circular de purificación.
No es una mala idea la del nomadismo espiritual... y enseguida recuerdo a Paul Bowles. Su estilizada figura se me aparece tras la de Cocteau en el jardín de los mil y un senderos que se bifurcan.
Leo los diarios de Jean Cocteau editados por la Universidad de Indiana. Es una edición antigua, de 1964, e incluye 16 dibujos del propio autor.
Es un libro muy recomendable, rebosante de fina inteligencia y también de extrema sensibilidad. Ambas son cualidades difíciles de encontrar por sí solas y mucho menos combinadas en una sola y misma persona.
Es mi lectura de diario, para ir y venir del trabajo.
Todos los días, en el paisaje gris del metro, encuentro entre sus páginas alguna joya como ésta:
"Y si me preguntas que es lo que me llevaría de una casa que estuviera ardiendo, tendría que responderte: el fuego."
La capacidad de regenerarse, de volver a empezar continuamente en un infinito -mientras el tiempo quiera- proceso circular de purificación.
No es una mala idea la del nomadismo espiritual... y enseguida recuerdo a Paul Bowles. Su estilizada figura se me aparece tras la de Cocteau en el jardín de los mil y un senderos que se bifurcan.
lunes, agosto 06, 2007
SOBRE LA ABSENTA
De un buen artículo sobre esta bebida rodeada de arte e historia, extraigo esta frase de Oscar Wilde que resume -a mi entender- bastante bien toda la poética -y tamb ién la retórica- que hay en torno a esta bebida alcohólica:
"Después del primer vaso, uno ve la cosas cómo le gustaría que fuesen. Después del segundo, una ve cosas que no existen. Finalmente uno acaba viendo las cosas tal como son, y eso es lo más horrible que puede ocurrir"
De un buen artículo sobre esta bebida rodeada de arte e historia, extraigo esta frase de Oscar Wilde que resume -a mi entender- bastante bien toda la poética -y tamb ién la retórica- que hay en torno a esta bebida alcohólica:
"Después del primer vaso, uno ve la cosas cómo le gustaría que fuesen. Después del segundo, una ve cosas que no existen. Finalmente uno acaba viendo las cosas tal como son, y eso es lo más horrible que puede ocurrir"
domingo, agosto 05, 2007
Suena "American Pie" de Don McLean como una magdalena de Proust que le rescata olvidados recuerdos en su memoria.
En un momento determinado, el taxista trastea con la radio buscando otra onda.
Enseguida, el pasajero le pide que no lo haga, por las comisuras de sus labios se derraman los fantasmas de viejas historias a cuya espalda había estado viviendo desde tiempo inmemorial y que creía perdidas para siempre.
Su sabor es sorprendentemente dulce.
En un momento determinado, el taxista trastea con la radio buscando otra onda.
Enseguida, el pasajero le pide que no lo haga, por las comisuras de sus labios se derraman los fantasmas de viejas historias a cuya espalda había estado viviendo desde tiempo inmemorial y que creía perdidas para siempre.
Su sabor es sorprendentemente dulce.
EL GUÍA DEL DESFILADERO
De una forma u otra, no siempre para bien, el espíritu de la serie B sigue presente en el mundo del cine actual y "El guía del esfiladero" es un buen ejemplo de esta permanencia.
Historias sencillas, personajes esquemáticos pero interesantes siempre por su carácter arquetípico y esencial (héroes, villanos, amadas, escuderos, maestros....), narración eficaz... Este relato de un hipotético conflicto entre indígenas norteamericanos y vikingos no pasará sin duda alguna a la historia del cine, pero estoy convencido que "El guía del desfiladero" será una película que muchos acabaremos teniendo en casa y que nos acabará resolviendo el ocio de cualquier par de horas perdidas.
No hay nada más en Pathfinder que la emergencia y lucha de un héroe por reestablecer un orden inicial y arcádico cuya existencia se ve comprometida por la llegada de unos terribles y brutales invasores. La misma historia que, con ligeras o importantes, variaciones venimos escuchando los humanos desde la larga noche de las cavernas.
El mito del héroe y su titánico esfuerzo por mantener un determinado orden de vida ante la injerencia -siempre agresiva- de agentes externos.
"El guía del desfiladero" se deja ver con cierto interés, aunque uno sabe que la voluntad del héroe terminará por prevalecer. En este sentido, resulta previsible, pero esa previsibilidad nos relaja y tranquiliza. No nos produce rechazo, como si cada cierto tiempo necesitáramos reunirnos para escuchar que el bien siempre termina prevaleciendo sobre el mal.
Después de todo, cada uno de nosotros somos el héroe y protagonista de nuestra propia vida.
Necesitamos escuchar y ver, por obra de otros, que nuestros esfuerzos serán recompensados y al final prevaleceremos.
De una forma u otra, no siempre para bien, el espíritu de la serie B sigue presente en el mundo del cine actual y "El guía del esfiladero" es un buen ejemplo de esta permanencia.
Historias sencillas, personajes esquemáticos pero interesantes siempre por su carácter arquetípico y esencial (héroes, villanos, amadas, escuderos, maestros....), narración eficaz... Este relato de un hipotético conflicto entre indígenas norteamericanos y vikingos no pasará sin duda alguna a la historia del cine, pero estoy convencido que "El guía del desfiladero" será una película que muchos acabaremos teniendo en casa y que nos acabará resolviendo el ocio de cualquier par de horas perdidas.
No hay nada más en Pathfinder que la emergencia y lucha de un héroe por reestablecer un orden inicial y arcádico cuya existencia se ve comprometida por la llegada de unos terribles y brutales invasores. La misma historia que, con ligeras o importantes, variaciones venimos escuchando los humanos desde la larga noche de las cavernas.
El mito del héroe y su titánico esfuerzo por mantener un determinado orden de vida ante la injerencia -siempre agresiva- de agentes externos.
"El guía del desfiladero" se deja ver con cierto interés, aunque uno sabe que la voluntad del héroe terminará por prevalecer. En este sentido, resulta previsible, pero esa previsibilidad nos relaja y tranquiliza. No nos produce rechazo, como si cada cierto tiempo necesitáramos reunirnos para escuchar que el bien siempre termina prevaleciendo sobre el mal.
Después de todo, cada uno de nosotros somos el héroe y protagonista de nuestra propia vida.
Necesitamos escuchar y ver, por obra de otros, que nuestros esfuerzos serán recompensados y al final prevaleceremos.
MÁS SOBRE E.T.A
Leo en El País una entrevista con Felipe González y por fín encuentro un poco de cordura sobre el tema de E.T.A.
"Y además, uno de los grandes dramas es que la mayor parte de los ruidos son vacíos. Es asombroso que haya tanto ruido con el problema de ETA cuando tenemos una amenaza más importante en esa materia. Yo he gobernado con cincuenta muertos de ETA, y Adolfo Suárez, con setenta y con ochenta. Y resulta que entonces parecía que ETA tenía menos importancia que la que hoy le atribuyen, cuando ahora está muy debilitada, aunque pueda matar, ¡eh!, que eso lo digo por propia experiencia, que en algún momento puede matar. Pero ETA está derrotada. Y la cuestión está clara: ¿por qué es más importante ETA ahora que está derrotada que hace veinticinco años, cuando secuestraba y mataba en la dimensión que todos hemos conocido? ¡Es que no es verdad, ETA, no es más importante ahora! ¡Es una manipulación política irresponsable! Pero aún es más ofensivo que haya gente que diga que es "un milagro" que se detenga a los terroristas de ETA. Porque yo que he estado en la sala de máquinas, igual que estuvo, por cierto, quien dice ahora esa barbaridad, sé que el mundo de los milagros pertenece a quienes se oponen a la educación para la ciudadanía. Lo que se está produciendo no es un milagro, sino el resultado de la eficacia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Esto es lo que me turba de nuestra situación política: que estamos viviendo de falsos problemas."
(Felipe González. Ex-presidente del gobierno)
El Partido Popular no está sabiendo ver esta realidad. No está haciendo otra cosa que convocar ante la sociedad española el fantasma de la ETA terrible, la de los 80, pero la realidad actual de ETA son las detenciones policiales y un par de bombas al paso del tour de Francia.... Y llevamos casi dos meses sin tregua. ¿A qué espera ETA para hacernos daño?
Nuestros políticos deberían renovar el imaginario donde se generan todos los discursos sobre esta banda de asesinos y en este sentido el PSOE empieza a llevar la delantera al PP.
Hay que preparar otros discursos, afrontar las nuevas realidades y en este sentido el PSOE empieza a realizar movimientos para colonizar nuevos significados y contextos.
Tengo que reconocerlo.
En el PSOE siempre han sido más astutos, con demagogia o sin ella siempre han sabido conectar mejor con la realidad de este país y por extensión han sacado un mayor beneficio del pobre panorama de nuestra clase política.
No olvidemos que Aznar sólo pudo acceder al poder tras 14 años de desgaste de Felipe González... Cuatro años más y las elecciones las hubiera ganado Chiquito de laCalzada.
Tengamos presente que Mariano Rajoy no está pudiendo con el más que evidente cartón piedra kenediano de Zapatero y oportunidades no han faltado y tampoco volverán a dejar de faltar de aquí hasta las elecciones.
Sólo queda Madrid... y ya nos hemos olvidado de Tamayo y Sáez, los diputados tránsfugas.
¡Qué curioso que, tras estas elecciones y con un panorama más definido y claro, no se haya producido ninguna crisis de conciencia entre nuestros parlamentarios autonómicos!
¡Qué curioso es que no haya tránsfugas cuando hay mayorías absolutas!
Leo en El País una entrevista con Felipe González y por fín encuentro un poco de cordura sobre el tema de E.T.A.
"Y además, uno de los grandes dramas es que la mayor parte de los ruidos son vacíos. Es asombroso que haya tanto ruido con el problema de ETA cuando tenemos una amenaza más importante en esa materia. Yo he gobernado con cincuenta muertos de ETA, y Adolfo Suárez, con setenta y con ochenta. Y resulta que entonces parecía que ETA tenía menos importancia que la que hoy le atribuyen, cuando ahora está muy debilitada, aunque pueda matar, ¡eh!, que eso lo digo por propia experiencia, que en algún momento puede matar. Pero ETA está derrotada. Y la cuestión está clara: ¿por qué es más importante ETA ahora que está derrotada que hace veinticinco años, cuando secuestraba y mataba en la dimensión que todos hemos conocido? ¡Es que no es verdad, ETA, no es más importante ahora! ¡Es una manipulación política irresponsable! Pero aún es más ofensivo que haya gente que diga que es "un milagro" que se detenga a los terroristas de ETA. Porque yo que he estado en la sala de máquinas, igual que estuvo, por cierto, quien dice ahora esa barbaridad, sé que el mundo de los milagros pertenece a quienes se oponen a la educación para la ciudadanía. Lo que se está produciendo no es un milagro, sino el resultado de la eficacia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Esto es lo que me turba de nuestra situación política: que estamos viviendo de falsos problemas."
(Felipe González. Ex-presidente del gobierno)
El Partido Popular no está sabiendo ver esta realidad. No está haciendo otra cosa que convocar ante la sociedad española el fantasma de la ETA terrible, la de los 80, pero la realidad actual de ETA son las detenciones policiales y un par de bombas al paso del tour de Francia.... Y llevamos casi dos meses sin tregua. ¿A qué espera ETA para hacernos daño?
Nuestros políticos deberían renovar el imaginario donde se generan todos los discursos sobre esta banda de asesinos y en este sentido el PSOE empieza a llevar la delantera al PP.
Hay que preparar otros discursos, afrontar las nuevas realidades y en este sentido el PSOE empieza a realizar movimientos para colonizar nuevos significados y contextos.
Tengo que reconocerlo.
En el PSOE siempre han sido más astutos, con demagogia o sin ella siempre han sabido conectar mejor con la realidad de este país y por extensión han sacado un mayor beneficio del pobre panorama de nuestra clase política.
No olvidemos que Aznar sólo pudo acceder al poder tras 14 años de desgaste de Felipe González... Cuatro años más y las elecciones las hubiera ganado Chiquito de laCalzada.
Tengamos presente que Mariano Rajoy no está pudiendo con el más que evidente cartón piedra kenediano de Zapatero y oportunidades no han faltado y tampoco volverán a dejar de faltar de aquí hasta las elecciones.
Sólo queda Madrid... y ya nos hemos olvidado de Tamayo y Sáez, los diputados tránsfugas.
¡Qué curioso que, tras estas elecciones y con un panorama más definido y claro, no se haya producido ninguna crisis de conciencia entre nuestros parlamentarios autonómicos!
¡Qué curioso es que no haya tránsfugas cuando hay mayorías absolutas!
sábado, agosto 04, 2007
HETERODOXIAS
Desde un punto de vista estrictamente social, la verdad está sobrevalorada.
La continua exigencia a los otros de una completa y absoluta sinceridad a veces esconde un espúreo afán dominante y controlador. La generación de un desequilibrio informativo basadO en la total transparencia y específicamente diseñado para atraparnos.
El que quiere dominar nos pretende completamente transparentes, totalmente entregados y accesibles, abarcables en un 100% a su mirada, disponibles como cosas pertenecientes a un propietario.
Ciertos lugares o momentos de opacidad nos hacen libres y en ciertas ocasiones o situaciones la mentira es vehículo tan bueno como cualquier otro para conseguirla.
Desde un punto de vista estrictamente social, la verdad está sobrevalorada.
La continua exigencia a los otros de una completa y absoluta sinceridad a veces esconde un espúreo afán dominante y controlador. La generación de un desequilibrio informativo basadO en la total transparencia y específicamente diseñado para atraparnos.
El que quiere dominar nos pretende completamente transparentes, totalmente entregados y accesibles, abarcables en un 100% a su mirada, disponibles como cosas pertenecientes a un propietario.
Ciertos lugares o momentos de opacidad nos hacen libres y en ciertas ocasiones o situaciones la mentira es vehículo tan bueno como cualquier otro para conseguirla.
miércoles, agosto 01, 2007
INGMAR BERGMAN (1918-2007)
"- Antonius Block: I want knowledge! Not faith, not assumptions, but knowledge. I want God to stretch out His hand, uncover His face and speak to me.
- Death: But He remains silent.
- Antonius Block: I call out to Him in the darkness. But it's as if no one was there.
- Death: Perhaps there isn't anyone.
- Antonius Block: Then life is a preposterous horror. No man can live faced with Death, knowing everything's nothingness.
- Death: Most people think neither of death nor nothingness.
- Antonius Block: But one day you stand at the edge of life and face darkness.
- Death: That day.
- Antonius Block: I understand what you mean. "
(El séptimo sello)
I
"La situación ideal de seguridad que el progreso aspira a alcanzar consiste, por el contrario, en que el mundo sea dominado por la razón... El acto en que eso ocurre es precisamente aquel en que, a la luz de la razón, lo peligroso se revela como absurdo y pierde asi, por tanto, su derecho a ser real."
II
"Todos los planteamientos a lo que van a parar es a decir que los conflictos son evitables. Mas si los conflictos hacen acto de presencia lo que importa es demostrar que son errores y que su repetición puede evitarse con los medios de la educación o la ilustración. Esos errores, se dice, hacen aparición únicamente porque aún no son de conocimiento general los factores de ese magno cálculo que tendrá como resultado que la población del globo terráqueo esté formada por una humanidad unitaria fundamentalmente buena y también fundamentalmente razonables y por ello fundamentalmente asegurada.
La fe en la fuerza de convicción de tales perspectivas es uno de los motivos que hacen que la ilustración tienda a sobrestimar las fuerzas que le son dadas."
(Ernst Jünger, El Trabajador)
"La situación ideal de seguridad que el progreso aspira a alcanzar consiste, por el contrario, en que el mundo sea dominado por la razón... El acto en que eso ocurre es precisamente aquel en que, a la luz de la razón, lo peligroso se revela como absurdo y pierde asi, por tanto, su derecho a ser real."
II
"Todos los planteamientos a lo que van a parar es a decir que los conflictos son evitables. Mas si los conflictos hacen acto de presencia lo que importa es demostrar que son errores y que su repetición puede evitarse con los medios de la educación o la ilustración. Esos errores, se dice, hacen aparición únicamente porque aún no son de conocimiento general los factores de ese magno cálculo que tendrá como resultado que la población del globo terráqueo esté formada por una humanidad unitaria fundamentalmente buena y también fundamentalmente razonables y por ello fundamentalmente asegurada.
La fe en la fuerza de convicción de tales perspectivas es uno de los motivos que hacen que la ilustración tienda a sobrestimar las fuerzas que le son dadas."
(Ernst Jünger, El Trabajador)
domingo, julio 29, 2007
sábado, julio 28, 2007
"¿Qué decir del cine sino que, al filo de su evolución y su progreso técnico, desde el film mudo al hablado, del color a la alta tecnología de los efectos especiales, la ilusión, en su sentido fuerte, se ha puesto en retirada? Es por medio de esta tecnología, de esta eficiencia cinematográfica, como la ilusión se retira. El cine actual desconoce la ilusión y la alusión: se encadena bajo un modelo hipertécnico, hipereficaz, hipervisible. Nada de blanco, nada de vacío, nada de elipse, nada de silencio, nada más que la televisión, con la que se confunde cada vez más, perdiendo la especificidad de sus imágenes; nos dirigimos hacia la alta definición, es decir a la perfección inútil de la imagen, que de golpe ya no es una imagen a fuerza de producirse en tiempo real. Cuanto más nos acercamos a la perfección de la imagen, más se pierde su poder de ilusión... "
(La ilusión cinematográfica perdida, Jean Baudrillard)
(La ilusión cinematográfica perdida, Jean Baudrillard)
GERÓNIMO
Una vez más, y como casi siempre, escribo desde la ignorancia.
Desconozco si dos talentos tan grandes del negocio del cine como John Millius y Walter Hill habían aunado sus virtudes antes o después de generar esta elegíaca historia sobre una derrota, pero lo cierto es que el resultado no termina de estar a la altura de lo que uno cabría esperar de una colaboración semejante.
Aunque encierra buenos momentos, Gerónimo se me antoja una película desigual, que parece nadar entre varias aguas sin decantarse definitivamente por ninguna y en la que, sobre todo, fallan los actores principales. Ni el blando Jason Patric ni el desdibujado Wes Studi tienen la fuerza suficiente como para dar entidad y trascendencia arquetípica a sus desencantados personajes.
Uno tiene la impresión de que ninguno de los dos ha sido capaz de captar la trágica dimensión poética de sus personajes limitándose a poner la cara y decir los diálogos con la corrección y cansada vaciedad de una "private dancer"... dancing for money. Sin duda alguna la película habría ganado mucho con un par de actores de mayor entidad que hubieran sido capaces de aportar ese indefinido e intenso extra emocional que precisamente les hace tener esa mayor entidad.
Los veteranos Robert Duvall y Gene Hackman hacen lo que pueden, pero la historia, centrada en encarnar el fin de toda una época en un determinado episodio histórico, no les permite demasiados alardes. Los protagonistas son ellos, el rebelde indio Gerónimo y el desencantado capitán de caballería Charles Gatewood, alcanzados por la historia en el fin de las Guerras Indias.
Ese final hace innecesario por supuesto a Gerónimo, pero también revela prescindible a aquel eternamente destinado a perseguirle por las praderas.
El siglo XX se acerca, ya no hay lugar para un cierto tipo de vida y ese es para mi el principal atractivo de esta película, un atractivo que se encarna en el discurso final que Gerónimo pronuncia ante los suyos en uno de los vagones del tren que les lleva a su confinamiento en la lejana Florida:
"¿Por qué el Dios Único permitió al Ojo-Blanco robarnos la tierra? ¿Por qué tenía que haber tántos de ellos? ¿Por qué tenía tántas armas, tántos caballos? Durante muchos años, el Dios Único hizo de mi un guerrero. Ningún arma, ninguna bala pudo matarme jamás. Ese era mi poder... Ahora mi tiempo ha terminado. Ahora, quizá, el tiempo de nuestro pueblo ha terminado."
Son otros tiempos que están gobernados por otros dioses. La propia derrota es la del Dios o el Espíritu que les inspira. Les hace ser lo que son y, en virtud de esa derrota, les convierte en un pasado que sucede en el presente.
Ambos, Gerónimo y Gatewood, son confinados en lejanos y apartados lugares. Cuánto más lejanos, más rápidamente llegerá el olvido.
Ambos encierran en su derrota la grandeza de reconocer el propio fin. No mueren dormidos.
Tienen el valor de reconocer y asumir su final.
Ya no son otra cosa que sombras al lento compás que marca un nuevo amanecer.
Los personajes de Peckinpah tienen también la capacidad de reconocer ese mismo final, pero su sadismo les lleva a pelear hasta el final, a provocar su propia muerte en una orgía de sangre y violencia mientras intentan infringir el mayor daño posible en las filas de los vencedores.
A diferencia de aquellos, Gerónimo y Gatewood, nacidos del talentoso imaginario de Milius, son masoquistas. Hay un momento en que dejan de resistirse y luchar. Bajan los brazos. Se rinden. De algún modo comprenden lo inevitable de la situación y aceptan con resignación la derrota muriendo en vida. Ponen su arquetípica figura contra el viento y se dejan golpear una y otra vez por los nuevos tiempos.
Resisten como viejas y desgastadas estatuas de dioses abandonados, pero jamás vencerán.
Frente al espíritu brutal y dionisiaco de Peckinpah, se erige la propuesta apolínea y racional de Milius. Gerónimo y Gatewood intuyen de alguna forma las razones de su derrota. Hay reflexión y una resignada aceptación de algo que por la propia reflexión se les aparece como inevitable.
Dos estilos diferentes de perder.
El mismo tipo de sombras.
Una vez más, y como casi siempre, escribo desde la ignorancia.
Desconozco si dos talentos tan grandes del negocio del cine como John Millius y Walter Hill habían aunado sus virtudes antes o después de generar esta elegíaca historia sobre una derrota, pero lo cierto es que el resultado no termina de estar a la altura de lo que uno cabría esperar de una colaboración semejante.
Aunque encierra buenos momentos, Gerónimo se me antoja una película desigual, que parece nadar entre varias aguas sin decantarse definitivamente por ninguna y en la que, sobre todo, fallan los actores principales. Ni el blando Jason Patric ni el desdibujado Wes Studi tienen la fuerza suficiente como para dar entidad y trascendencia arquetípica a sus desencantados personajes.
Uno tiene la impresión de que ninguno de los dos ha sido capaz de captar la trágica dimensión poética de sus personajes limitándose a poner la cara y decir los diálogos con la corrección y cansada vaciedad de una "private dancer"... dancing for money. Sin duda alguna la película habría ganado mucho con un par de actores de mayor entidad que hubieran sido capaces de aportar ese indefinido e intenso extra emocional que precisamente les hace tener esa mayor entidad.
Los veteranos Robert Duvall y Gene Hackman hacen lo que pueden, pero la historia, centrada en encarnar el fin de toda una época en un determinado episodio histórico, no les permite demasiados alardes. Los protagonistas son ellos, el rebelde indio Gerónimo y el desencantado capitán de caballería Charles Gatewood, alcanzados por la historia en el fin de las Guerras Indias.
Ese final hace innecesario por supuesto a Gerónimo, pero también revela prescindible a aquel eternamente destinado a perseguirle por las praderas.
El siglo XX se acerca, ya no hay lugar para un cierto tipo de vida y ese es para mi el principal atractivo de esta película, un atractivo que se encarna en el discurso final que Gerónimo pronuncia ante los suyos en uno de los vagones del tren que les lleva a su confinamiento en la lejana Florida:
"¿Por qué el Dios Único permitió al Ojo-Blanco robarnos la tierra? ¿Por qué tenía que haber tántos de ellos? ¿Por qué tenía tántas armas, tántos caballos? Durante muchos años, el Dios Único hizo de mi un guerrero. Ningún arma, ninguna bala pudo matarme jamás. Ese era mi poder... Ahora mi tiempo ha terminado. Ahora, quizá, el tiempo de nuestro pueblo ha terminado."
Son otros tiempos que están gobernados por otros dioses. La propia derrota es la del Dios o el Espíritu que les inspira. Les hace ser lo que son y, en virtud de esa derrota, les convierte en un pasado que sucede en el presente.
Ambos, Gerónimo y Gatewood, son confinados en lejanos y apartados lugares. Cuánto más lejanos, más rápidamente llegerá el olvido.
Ambos encierran en su derrota la grandeza de reconocer el propio fin. No mueren dormidos.
Tienen el valor de reconocer y asumir su final.
Ya no son otra cosa que sombras al lento compás que marca un nuevo amanecer.
Los personajes de Peckinpah tienen también la capacidad de reconocer ese mismo final, pero su sadismo les lleva a pelear hasta el final, a provocar su propia muerte en una orgía de sangre y violencia mientras intentan infringir el mayor daño posible en las filas de los vencedores.
A diferencia de aquellos, Gerónimo y Gatewood, nacidos del talentoso imaginario de Milius, son masoquistas. Hay un momento en que dejan de resistirse y luchar. Bajan los brazos. Se rinden. De algún modo comprenden lo inevitable de la situación y aceptan con resignación la derrota muriendo en vida. Ponen su arquetípica figura contra el viento y se dejan golpear una y otra vez por los nuevos tiempos.
Resisten como viejas y desgastadas estatuas de dioses abandonados, pero jamás vencerán.
Frente al espíritu brutal y dionisiaco de Peckinpah, se erige la propuesta apolínea y racional de Milius. Gerónimo y Gatewood intuyen de alguna forma las razones de su derrota. Hay reflexión y una resignada aceptación de algo que por la propia reflexión se les aparece como inevitable.
Dos estilos diferentes de perder.
El mismo tipo de sombras.
martes, julio 24, 2007
LA CONSPIRACIÓN DE LA REALIDAD
Martin Varsavsky propone en su web una encuesta sobre la autoría de los atentados de las torres gemelas.
Aunque la mayoría se decanta por Osama Bin Laden como autor, llama la atención a estas alturas de la película el 48% de sujetos que consideran seriamente (se supone) la posibilidad de otras responsabilidades. En concreto, un 36% apunta a la CIA, otro 6% a los servicios secretos israelíes y el restante 6% inscribe su opinión en un "inquietante" Otros que puede englobar desde la organización SPECTRA hasta la mismísima Isabel Pantoja.
No es la primera vez que la duda se cierne sobre acontecimientos en principio más que probados.
La Navaja de Ockham ha dejado funcionar en ese complicado mundo globalizado y moderno en el que el medio es ya algo más que el mensaje. La explicación más sencilla y plausible no tiene por qué ser la más cierta. Como si una intranquilidad metafísica derivada de la desconfianza ante lo que nuestros ojos ven y nuestros oídos escuchan nos llevara a dudar, a dar más lugar del necesario a lo extraordinario e increíble.
En el sentido psicoanalítico del término, estas dudas -creo- son un síntoma, una manifestación del esforzado trabajo de un algo oculto en el interior de nuestra consciencia, de la constante presencia de una duda y una desconfianza. Como si la realidad fuera una construcción que se intenta ofrecer a nuestros ojos y, en definitiva, a nuestra credulidad.
Para algunos poco importa que el propio Bin Laden reinvidicase los atentados... porque esa reivindicación puede ser parte de la conspiración, de la mentira que alguién está intentando hacer pasar como verdad.
Algo se esconde, algo se oculta y debemos desconfiar de nuestros sentidos. Debemos sospechar la constante existencia de intereses ocultos, de complicadas tramas. Como si en realidad todo fuera mentira y fueramos inconscientemente conscientes de la tramoya que sustenta el diario espectáculo de nuestra propia realidad.
El animal que todos llevamos dentro desconfía de una realidad que se nos ofrece como constructo cerrado y finito, un perfecto interfaz en el que todo tiene lugar y todo tiene su sentido. El convencional escenario donde se desarrolla nuestra vida como sujetos-objetos de un poder omnímodo construído sobre la debilidad de nuestro propio deseo.
Pero lo humano que queda en nosotros se rebela y una manifestación de esa rebelión es la loca adhesión a cualquiera de esos relatos imposibles.
La reivindicación del desorden, de la propia individualidad, de la impostura en el juicio, de la creencia en el absurdo como extremo acto de libertad.
La locura de ser uno mismo en un mundo donde la diferencia empieza a ser el más grave de los pecados.
Martin Varsavsky propone en su web una encuesta sobre la autoría de los atentados de las torres gemelas.
Aunque la mayoría se decanta por Osama Bin Laden como autor, llama la atención a estas alturas de la película el 48% de sujetos que consideran seriamente (se supone) la posibilidad de otras responsabilidades. En concreto, un 36% apunta a la CIA, otro 6% a los servicios secretos israelíes y el restante 6% inscribe su opinión en un "inquietante" Otros que puede englobar desde la organización SPECTRA hasta la mismísima Isabel Pantoja.
No es la primera vez que la duda se cierne sobre acontecimientos en principio más que probados.
La Navaja de Ockham ha dejado funcionar en ese complicado mundo globalizado y moderno en el que el medio es ya algo más que el mensaje. La explicación más sencilla y plausible no tiene por qué ser la más cierta. Como si una intranquilidad metafísica derivada de la desconfianza ante lo que nuestros ojos ven y nuestros oídos escuchan nos llevara a dudar, a dar más lugar del necesario a lo extraordinario e increíble.
En el sentido psicoanalítico del término, estas dudas -creo- son un síntoma, una manifestación del esforzado trabajo de un algo oculto en el interior de nuestra consciencia, de la constante presencia de una duda y una desconfianza. Como si la realidad fuera una construcción que se intenta ofrecer a nuestros ojos y, en definitiva, a nuestra credulidad.
Para algunos poco importa que el propio Bin Laden reinvidicase los atentados... porque esa reivindicación puede ser parte de la conspiración, de la mentira que alguién está intentando hacer pasar como verdad.
Algo se esconde, algo se oculta y debemos desconfiar de nuestros sentidos. Debemos sospechar la constante existencia de intereses ocultos, de complicadas tramas. Como si en realidad todo fuera mentira y fueramos inconscientemente conscientes de la tramoya que sustenta el diario espectáculo de nuestra propia realidad.
El animal que todos llevamos dentro desconfía de una realidad que se nos ofrece como constructo cerrado y finito, un perfecto interfaz en el que todo tiene lugar y todo tiene su sentido. El convencional escenario donde se desarrolla nuestra vida como sujetos-objetos de un poder omnímodo construído sobre la debilidad de nuestro propio deseo.
Pero lo humano que queda en nosotros se rebela y una manifestación de esa rebelión es la loca adhesión a cualquiera de esos relatos imposibles.
La reivindicación del desorden, de la propia individualidad, de la impostura en el juicio, de la creencia en el absurdo como extremo acto de libertad.
La locura de ser uno mismo en un mundo donde la diferencia empieza a ser el más grave de los pecados.
lunes, julio 23, 2007
MANTRA
No pensar en nada.
Desaparecer en el tiempo.
Dejarse llevar por la suave pleamar de circunstancias,
buscando aparecer en esta misma playa
como un pedazo de plástico arrojado sobre la arena.
Enredar el pensamiento en el vuelo de una gaviota.
Evitar la maldición de la consciencia.
Que el ser no empeore el estar
y de improviso todo duela
sintiéndose un extraño en la propia piel.
No pensar en nada.
No pensar en nada.
Desaparecer en el tiempo.
Dejarse llevar por la suave pleamar de circunstancias,
buscando aparecer en esta misma playa
como un pedazo de plástico arrojado sobre la arena.
Enredar el pensamiento en el vuelo de una gaviota.
Evitar la maldición de la consciencia.
Que el ser no empeore el estar
y de improviso todo duela
sintiéndose un extraño en la propia piel.
No pensar en nada.
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