miércoles, octubre 08, 2008

GENERATION KILL


"El hijo del hombre se marcha a la guerra para ganar una corona de oro; Su bandera, roja como la sangre, ondea a lo lejos... ¿Quién le seguirá los pasos?"

No se por qué pero al terminar de ver "Generation Kill" recuerdo esta canción que Peachey Carnehan, uno de los dos inolvidables protagonistas de "El hombre que pudo reinar", cantaba casi al final del texto y de sus días, convertido en un mendigo más de las calles de Calcuta.

Sin duda alguna, lo mejor que me ofrece "Generation Kill" es el retrato de ese músculo que, repondiendo a la pregunta de Carnehan, siguen la bandera roja que ondea a los lejos y van a la guerra.

Meros y simples peones que van desplegándose en el tablero de la estrategia como parte de decisiones tácticas que se les escapan, obedeciendo una orden detrás de otra y viendose reducidos a la mera condición inhumana de instrumentos sometidos a mil y una reglas que, de forma contradictoria, convierten el campo de batalla en un lugar civilizado.

Teniendo que esperar, teniendo que desplazarse, mientras la guerra parece siempre estar sucediendo en alguna otra parte, delante de su marcha, con un enemigo que es más una ficción construida en los mapas del alto mando que una realidad oponiéndose a su paso.

Hay mucho nihilismo y desesperación en unos profesionales que descubren poco a poco que la guerra para la que han sido entrenados nada tiene que ver con la que están luchando, en la que constantemente mueren inocentes y en la que ellos mismos se ven sometidos a decisiones absurdas, cuando no peligrosas, de unos superiores que fundamentalmente están cualificados para hacerse obedecer.

Y es que, por encima de la guerra, se impone sobre ellos, con todos sus defectos, la dinámica de dominación que supone su propio ejército como organización piramidal, requiriendo de ellos orden, disciplina y respeto por unas normas que a veces entran en conflicto con la realidad que les impone las exigencias del combate.

Y es que, de pronto, el mayor enemigo puede ser el propio oficial superior.

Del mismo modo que en The Wire, sus protagonistas son parte integrante de una dinámica global que siempre termina imponiendo sobre ellos la marca de su ciega ley, una marca que tiene como principal consecuencia una silenciosa sensación de amargura por un trabajo que no ha sido hecho como ellos hubieran querido hacerlo. Tanto en los policias de "The Wire" como en los soldados de "Generation Kill" se revelan como individuos alienados por un sistema del que forman parte y que los utiliza de una forma desconsiderada. De alguna forma, ambos se sienten decepcionados, instrumentalizados por una lógica subyacente que es mucho más real que las leyes que flotan en la superficie y por las inocentemente han intentado rejirse, una lógica en la que el más poderoso impone sus intereses sobre el más débil y en la que hacer lo correcto puede revelarse como una idea no tan buena.

Hay un interés en Burns y Simon por mostrar el funcionamiento al desnudo de nuestra sociedad através del comportamiento de algunas de sus instituciones. Lo hicieron de manera global en "The Wire" convirtiendo la ciudad de Baltimore en el escenario de una suerte de gran teatro del mundo y vuelven a hacerlo en "Generation Kill" centrándose exclusivamente en una institución como el ejército norteamericano.

La guerra es más bien una excusa, una ocasión para que la institución del ejército salga a la luz y pueda ser vista según los planteamientos de Burns y Simon, como un lugar en el que se desarrolla casi un conflicto de clase en el que unos son explotados por otros en todos los sentidos, con unas normas instrumentales y finales como coartada... unas normas que sirven en tanto en cuanto no entran en colisión con las verdaderas reglas del juego.

martes, octubre 07, 2008

El titulo de la obra será: "Fragmentos de Crónicas de motel de Sam Shepard recitados por los oficinistas de la sección catastral del ministerio de Fomento que en realidad son los locos del hospicio de Charenton interpretando el Marat/Sade... una vez más".
Se desvanece suavemente sobre la canción de Charlie Rich.
Es su especial manera de aullar a la luna...
sin que la luna lo sepa.

lunes, octubre 06, 2008















THE KILLING

Del cine de Stanley Kubrick siempre me quedo con sus primeras películas, las de blanco y negro: "Lolita", "Senderos de Gloria", "Teléfono rojo volamos hacia Moscú" y, por supuesto, "The Killing", que quizá sea mi favorita entre las favoritas.

Ante el resto, las de color, quizá con la excepción de "Espartaco" (de la que, por cierto, Kubrick siempre renegó), siempre pienso que les sobra alrededor de media hora por la mitad, como si nadie se hubiera atrevido a contradecir al genio en el esplendor pleno de su expresión.

"The killing" cuenta en apenas noventa minutos de continuo ir y venir en el tiempo narrativo el robo de la recaudación de un hipódromo por parte de una banda de perdedores a la caza desesperada de una última oportunidad.

En general la trama es lineal, pero avanza como a trompicones. Lo contado siempre se mueve hacia delante en el tiempo, pero Kubrick se permite construir con el guión una estructura que avanza o retrocede en un complejo contexto de progresión.

El resultado, magníficamente aderezado por unos magníficos diálogos escritos por ese angel oscuro de la novela negra llamado Jim Thompson, no resulta confuso sino interesante.


Maurice: You have my sympathies, then. You have not yet learned that in this life you have to be like everyone else - the perfect mediocrity; no better, no worse. Individuality's a monster and it must be strangled in it's cradle to make our friends feel confident. You know, I've often thought that the gangster and the artist are the same in the eyes of the masses. They are admired and hero-worshipped, but there is always present underlying wish to see them destroyed at the peak of their glory


El espectador asiste en primera fila a la meticulosa urdimbre de una trama cuyos autores suponen un plan perfecto.

Ante los ojos del espectador y con una gélida frialdad de película de Jean Pierre Melville, las piezas comienzan a encajar como un perfecto mecanismo de relojería. En este sentido, The Killing es como un tren que puntualmente llega a todas las paradas definidas en su ruta y el mérito de Kubrick y de Thompson es conseguir que todos queramos subirnos en él.

Y todo hasta que interviene la adversa suerte bajo la forma de una maleta defectuosa, imposible de cerrar, como si el lento y dificultoso trabajo de construcción de ese perfecto plan pudiera ser borrado por un simple segundo de fatídico descuido, como si la perfección fuera un imposible trabajo de ficción constantemente amenazado por una realidad llena de peligrosas casualidades, coincidencias e imprevistos.

Una maleta que se abre y un taxi que no se detiene son suficientes para convertir al gangster en un romántico que no sólo lucha contra su destino sino contra un desorden establecido de las cosas que siempre termina por impedir que impere el pequeño orden de su éxito el tiempo suficiente como para escapar con el botín.

Contra la perfección moderna de la teoría, del plan perfecto, siempre se opone el inesperado nihilismo postmoderno de las circunstancias, de las excepciones, de los detalles, de los imprevistos, que a todos nos iguala en el humano fracaso.

domingo, octubre 05, 2008

INOLVIDABLE

Love actually...El sueño de Colin se hace realidad
¡Jaba-Jaba!

Lo recordaba perfectamente.
La última vez que anotó una sorpresa en su cuaderno de sorpresas
sus ojos no necesitaron parpadear para reconocerla.
Simplemente estaba allí,
atrayendo toda su atención
con el poderoso magnetismo de su estar.












NO TEAM FOR OLD MEN

Hoy más que nunca.

El equipo salió hexagoleado del Nou Camp cuando se encontraba en un gran momento en la Liga y en Europa.

Inexplicable.

Incomprensible.

De pronto, el equipo pareció un claro aspirante al descenso a Segunda B. Sin orden ni concierto, resultó un juguete a merced de un Barcelona que le clavó sus afilados colmillos en el cuello una y otra vez.

Este también es el Atlético, propietario de un dionisiaco espíritu que le hace ser capaz de lo mejor y de lo peor. Y lo peor estaba haciéndose esperar desde hacía ya bastante tiempo... para tratarse del Atlético. En las sucesivas victorias locales y europeas, la energía negativa estaba acumulándose, como en un desastre sísmico y terminó por salir ayer, ante el F.C. Barcelona... con una intensidad cercana al diez en la escala Richter.

Lo habíamos olvidado, pero también estaba ahí, debajo de la superficie Hyde, esperando el mejor momento para hacer una de sus descargas Jeckyll que están en la base de esa relación de amor-odio que se llama sentimiento atlético.

Sin laterales y con un centro del campo en el que no todos deberían tener las mismas posibilidades de jugar... Márquez rematando sólo en el área al primer palo, un penalty sobre un jugador de Barcelona que se está saliendo del área y un gol de falta mientras el portero coloca la barrera... Con un entrenador que decide marcar en zona en los saques de esquina y no colocar a nadie en los postes. Y todo en diez minutos. Incluído el gol de Maxi que le supuso una lesión muscular.

No hay palabras.

One step up, two steps back
RESIDENT EVIL 3

Nada nuevo ni sorprendente sucede en esta tercera entrega de la saga nacida directamente de los video juegos. Tampoco lo esperaba.
La película es una nueva vuelta, la tercera, a las claves de la saga. Todos los personajes, todas las situaciones, se comportan y suceden de acuerdo con lo esperado.
No creo que tuviera mucho éxito en la taquilla.
Y lo curioso es que la sucesión de hambrientos zombies, que por cierto parecen haber cometido todos el mismo error de comerse a su dentista, me dió que pensar.
Hay algo en ellos que tiene claramente que ver con la deconstrucción de lo humano, la extrema animalización que, pasando por la muerte, les convierte en una horda indiferenciada de seres que vagan por el mundo satisfaciendo la necesidad básica de alimentarse.
Seguramente, en toda su fealdad, son una imagen poética de una parte de nosotros mismos o de aquello en lo que podemos convertirnos cuando nos amputamos determinadas cualidades y aspectos que nos hacen auténticamente humanos y nos convertimos en máquinas que compulsivamente trabajan o compulsivamente desean perdidos en el laberinto de pasillos de este gran supermercado que es la sociedad de consumo.
¿Nunca has andado con un zombi?
INOLVIDABLE

Local hero... Going home

sábado, octubre 04, 2008

BABYLON


Como máximo resulta entretenida esta intriga cyberpunk protagonizada por el "duro" Vin Diesel en un desastroso futuro victima del caliento global.

Trazas de argumentos interesantes destellan en algún momento de su no demasiado excesivo metraje para terminar desaparecidas en la vanalidad de una historia que enseguida termina entrando dentro de lo marcado por el estereotipo del género al que se adscribe.

De todos modos, resulta curioso el modo en que nuestra sociedad se imagina su futuro.

Nunca es un lugar agradable.

Y parece mentira, con la cantidad de comodidades y cosas que tenemos...

Seguramente, la humanidad, en conjunto, nunca ha alcanzado un estado de bienestar como el que ahora disfruta y sin embargo no somos capaces de imaginarnos un futuro donde la escasez y el desorden en mayor o menor medida no dejen de estar presentes.

Como si en el fondo e inconscientemente todos supiéramos que hay algo en la realidad que disfrutamos y consumimos que no está bien y nuestras ensoñaciones del futuro se convirtieran en síntoma por el que, a nivel social, esa disonancia se manifiesta.

"Formulará la hipótesis de que el sentido se reprime, de que no podemos decir ni aún pensar lo verdadero, porque una represión social nos prohibe de manera permanente el acceso a la verdad sobre nuestra situación y sobre el conjunto del sistema. La constante represión del habla social, de aquello no dicho dentro de los grupos, provendría así, en un último análisis, de la represión permanente del sentido en nuestra sociedad"

(Grupos, Organizaciones e Instituciones, Georges Lapassade)

Un sentido mercamente intrumental y funcional, basado en el mantenimiento de la supervivencia del sistema, quizá esté ocultando la realidad de otros sentidos que siguen existiendo como un perfume que nos inquieta y que sólo pueden manifestarse como síntomas en terminales exteriores como el argumento de un soporte de ocio.

ALABAMA3

Hello.... I'm Johnny Cash



















PERSEPOLIS

No es una película redonda.

Persépolis en algunos momentos se me hace aburrida, pero, y en general, me gusta. Seguramente por la familia de la protagonista, el tio Anouche o la abuela. Personajes que me recuerdan a otros personajes que, hace ya bastante tiempo (me hago cada vez más incierto y mayor), salieron al paso de mi adolescencia. Saltaron de entre las páginas de "La consagración de la primavera" de Alejo Carpentier... Otro maravilloso libro olvidado que cuenta la ejemplar historia de todos aquellos que hicieron el infructuoso esfuerzo de la revolución.

Siempre me fascinó su integridad y esta misma actitud es la que destilan esos personajes finamente dibujados en sepia.

Después de todo, el periplo vital de Marjane es un largo viaje hacia la integridad en el que el ejemplo que constantemente le brindan, en vivo y como memoria, tanto su abuela como su tio Anouche, es una luz permanentemente encendida en la ventana del encuentro.

Y es ahí, donde la película termina, cuando la vida de Marjane empieza.

El más o menos largo viaje hacia esa integridad, las equivocaciones y las luchas internas suelen ser los más aspectos más interesantes de una biografía. Todo lo demás siempre son consecuencias que encuentran su sentido en esa compacta masa crítica de personalidad finalmente cuajada.

Y sin integridad nunca hay personalidad, solo cliché.

Recuerdo ahora mismo, mientras escribo, que la autobiografía del genial director cinematográfico Akira Kurosawa termina en 1950, con "Rashomon". Kurosawa vivió 40 años más, pero, y sin embargo, todos esos años, por alguna razón, carecen de interés para él.

Seguramente porque están ahí en otros libros, en la prensa, pero la clave para entenderlos. La forja de una personalidad que es consecuencia del eterno impulso de ser... no sólo existir, Kurosawa nos la proporciona en su autobiografía.

La verdadera respuesta al mayor o menor enigma que su existencia del genio japonés puede suponer para estudiosos o admiradores no está en otro lugar.

El esfuerzo por llegar a ser con la integridad como herramienta.

Las únicas revoluciones con alguna posibilidad de triunfar son las propias.

"Persépolis" nos habla de éso.
DRY MARTINI

No hay duda.
El concepto Dry Martini es una hipocresía más en el olimpo de hipocresías sajonas. En realidad, no es otra cosa que una forma de beber ginebra sola y a granel sin decirlo claramente.
Los mejores dry martinis son los que encierran el corazón de la ginebra (Bombay, por supuesto) con el espiritu que ligeramente aportan el martini y la rodaja de limón.
Y se dónde sirven los mejores dry martinis de Madrid, ideales para terminar una semana en la jungla de asfalto. Pero no lo voy a decir. Quiero estar tranquilo y solo, con mi libro de filosofia francesa de postguerra y mis amigos.
Me sobra el resto del mundo.
Una noche de dry martinis es la gran prueba del dipsómano.

jueves, octubre 02, 2008

http://www.elpuebloenelquenuncapasanada.com/

Espectacular!
GENERATION KILL

Producida por la HBO, "Generation Kill" es el nuevo proyecto en el que David Simon y Ed Burns, los creadores de "The Wire", han volcado su inmenso talento para contar historias y debo decir que el resultado final está a la altura de lo que uno pudiera llegar a esperar... lo cual es decir mucho porque como todo el mundo sabe eld eseo y la esperanza no tienen límites.
En cualquier caso, "Generation Kill" cuenta la historia de un pelotón de reconocimiento de los marines durante la pasada guerra de Irak. Un viaje en humvee por las profundidades de una guerra en la que por encima de un enemigo casi siempre invisible va dibujandose un retrato fascinante de ese músculo que son los militares profesionales norteamericanos y su manera de entender y hacer la guerra.
"Generation Kill" no es "The wire", y quizá esa siempre sea una odiosa comparación que debiera evitarse porque seguramente casi nada podrá igualar a la saga de Baltimore, pero está llena de interés.
Simon y Burns vuelven a crear personajes atractivos, llenos de bondad, de maldad, de estupidez, de inteligencia, de sensibilidad, de brutalidad, ... seres humanos en definitiva, expresándose en un entorno que les exige lo mejor de sí mismos y de alguna forma les somete a un lento aprendizaje de la decepción que les supone combatir una guerra que en absoluto está a la altura de lo que esperan.
De alguna forma me recuerda a "A walk in the sun", la maravillosa pelicula de Lewis Milestone centrada en un pelotón de marines en una misión de reconocimiento en el frente italiano durante la segunda guerra mundial, aunque sin el evidente discurso antibelicista.
"Generation Kill" permanece lejos de la valoración, limitándose a acompañar a los marines en lo que casi siempre parece un extraño paseo bajo el sol en primera línea de combate contra el absurdo.
Las conclusiones corren de mi cuenta.

Si lo piensas no es difícil volverse cada vez más incierto.
Después de todo, se trata de la principal consecuencia
de una prolongada exposición al tiempo.
Desvanecerse poco a poco,
lentamente,
hasta por completo desaparecer.

Como si la vida
fuera un efímero y milagroso instante
de orden y equilibrio
sucediendo sobre una inmensa superficie
de constante y desordenada eternidad.

No hace falta recurrir a la ficción de un dios
para que uno se sienta sobrecogido y pequeño,
basta con escucharse la propia incertidumbre
latiendo, como una bomba de relojería, dentro,
muy adentro.

miércoles, octubre 01, 2008















Estuvo enorme Fernando Sánchez Dragó anoche en el debate televisivo que todos los martes ofrece Telemadrid a sus fieles.

Se atrevió a citar a Oswald Splenger y a su "Decadencia de Occidente" como fundamento de un discurso que pretendía no fuera superficial. Craso error, porque casi todo es superficial en el medio, incluso los sesudos tertulianos que sonrieron nerviosamente con la mención, como si de pronto alguien hubiera cambiado el guión sin avisarles y hubieran perdido el pie y tuvieran miedo de perecer ahogados en las profundidades que, con razón o sin ella, Dragó amenazaba con sumergirles.

Todo lo que no sea encontrar razones para culpar a Zapatero o a Rajoy se les escapaba... se les escapa... Por éso están ahí.

It's all in the game, pero Dragó se salió de las marcas para, posteriormente, recordar al sesudo economista "yalosabiamostodo" de turno que, de ser cierto ese conocimiento, cómo era posible que se hubiera permitido que las cosas llegaran al extremo al que habían llegado. Si tantos lo sabían, cómo era que nadie había hecho nada para evitarlo; como era que no recordaba libros ni titulares ni discursos...

Mas sonrisas nerviosas y silencio.
Y enseguida todos regresaron a la tranquilidad de sus confortables marcas de siempre.
Tal y como están las cosas apelar a lo cultural, con razón o sin ella, empieza a convertirse en una heterodoxa impostura.
Mmmmmmm..... Me gusta!

martes, septiembre 30, 2008

The crystal method

Boomp3.com
TROPIC THUNDER
Si lo miro bien, no deja de tener su gracia.
Juntar a Tom Cruise, Nick Nolte, Jack Black, Steve Coogan, Mathew McConaughey, Robert Downey jr, al propio Ben Stiller y a unas cuantas estrellas más en episódicos cameos, reunir un montón de dinero y producir esta bufa astracanada llena de chistes privados sobre el mundo del cine, en la que la historia es lo de menos y lo de más son las situaciones, los chascarrillos, los momentos de trazo grueso en los que la industria del cine deja de ser transparente vehículo de entretenimiento y se permite convertirse en objeto de la mirada de los espectadores.
Tiene su gracia y de hecho me reí unas cuantas veces con las payasadas de Jack Black o con el inmenso talento de Robert Downwey Jr. (¿Qué hubiera sido de su carrera de haber ganado el oscar por Chaplin?) o con otro inmenso talento como el de Tom Cruise para el sorprendente disfraz (lleva casi veinte años interpretando a un heterosexual). Pasé un buen rato. No se si los dry martinis que como tesoros llevaba en el cuerpo ayudaron, pero estoy convencido de que Tropic Thunder será una película de culto dentro de un par de años años... si ya no lo es.
Lo mismo que Zoolander.
Get some!
Se abraza desesperadamente a él,
le aprieta con fuerza,
como buscando extraer de su distancia
y por la fuerza
el zumo de los sentimientos que busca.