miércoles, enero 03, 2007

APUNTE

Otro argumento en contra de la pena de muerte -pienso- es que dignifica al criminal que la recibe asuma o no su destino. Y cuando escribo ésto estoy pensando en el Saddam Hussein con la mirada perdida, pero con la cara descubierta.

Menos mal que recordé a tiempo la imagen de aquel niño kurdo gaseado junto al cadaver de su madre, porque otra imagen, la del dictador intentando afrontar su propia muerte con dignidad estaba comenzando a secuestrarme. Pero la brutal frialdad del acto de administración de justicia siempre juega a favor del condenado. Porque, ante la pena de muerte y a la cálida luz de mi compasivo mirar personal, todos los condenados se transforman en víctimas.

2 comentarios:

  1. Llevas mucha razón,matar institucionalmente sigue siendo un acto aberrante,incluso es una manera de "dignificar" al reo o acabar convirtiéndolo en un mártir.
    Por más vueltas que le doy nunca me parece una solución.
    Un saludo y buen año...

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  2. Igualmente.

    Y sobre la pena de muerte añado más... Lo extremo del castigo se combina con su dilación en el tiempo. La causalidad se pierde cuando pasan meses y meses antes de la condena y ejecución. Pasan cosas, la gente cambia, el condenado se arrepiente o dice que se arrepiente. El resultado es un acto frio, que resulta brutal por lo extremo del castigo infringido y que siempre convierte a los monstruos en seres dignos de nuestra compasión.

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