sábado, julio 16, 2011


KILL THE IRISHMAN

Basada por lo visto en hechos reales, "Kill the irishman" nos cuenta la historia de Danny Green, un gangster irlandés de los bajos fondos de Cleveland, que en la década de los setentas del siglo pasado protagonizó un largo enfrentamiento con la mafia italiana por el control de la ciudad. Green llegó a hacerse famoso por el número de intentos fallidos de asesinato que acumuló, incluyendo la voladura de su casa con dinamita y con él durmiendo en su interior.

Claramente deudora del talento de Scorsese para narrar este tipo de historias, "Kill the irishman" únicamente consigue llegar a ser entretenida en el mejor de sus momentos.

El acercamiento a una historia y a un personaje que sin duda tienen su interés resulta demasiado plano, demasiado superficial y fácil, apelando a lugares comunes en los que el cine de Scorsese ya ha estado y pareciendo conformarse con conseguir emularlos, con un carácter de copia que en absoluto beneficia a "Kill the irishman", película que termina pasando y siendo olvidada aun teniendo en su interior los elementos necesarios para construir un material que genere las necesarias resonancias que toda película ambiciosa, que no se conforme con ser un mero producto, debe suscitar en la mirada del espectador.

Jonathan Hensleigh, autor y guionista, comete el mayor de los pecados que un autor puede cometer: desaprovechar un buen material.

Lo mismo puede decirse de su protagonista, Ray Stevenson. Su lectura de Green resulta demasiado tímida, sin el necesario carisma que el personaje seguramente requiere. Stivenson no consigue transmitir a través de su personaje ninguna emoción física de violencia o peligro, en absoluto representa el macho alfa que Green debió ser, limitándose a llevar camisetas de tirantes, situarse en su marca y recitar las correspondientes líneas del guión.

No hay ninguna fisicidad telúrica en él. Cuando Stivenson entra en escena las cortinas que hay a su espalda o la lámpara de la mesa que tiene a su lado tienen mucho más atractivo que su desvaída presencia. No hablemos cuando se junta en un mismo plano con profesionales como Christopher Walken o Vincent D'onofrio... Joe Pesci, teñido de pelirrojo, habría resultado mucho más magnético y creíble que él.

Pasable.

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