jueves, julio 28, 2016

Stranger Things

Los actores infantiles tienen algo en común con los actores profesionales.

En su libro "El tiempo de lo sagrado", el cineasta Pier Paolo Pasolini expresa, a mi entender, muy bien ese punto en común que, por añadidura, es su principal virtud.

Pasolini habla de la necesidad de darse por completo a sí mismos para interpretar. Los no profesionales por falta de técnica y oficio, los niños la falta de una madurez que les permita mediar entre ellos mismos y ese personaje.

El resultado siempre es pura potencia.

"Stranger things" lleva a la excelencia la pura potencia que ofrecen los actores infantiles que la protagonizan, especialmente Millie Bobby Brown que compone un inolvidable personaje, el de Eleven, cuya presencia abarca los ochos capítulos de la serie con el poderoso magnetismo de sus silencios y de su elocuente mirada.

Por supuesto, "Stranger Things" también es un magnífico cóctel construido con el espíritu del mejor cine comercial de los ochentas del siglo pasado.

Por un lado, el imaginario spilbergeriano en el que la poderosa voluntad mágica de la infancia, convertida en principio del deseo, es puesta siempre a prueba por el mundo de los adultos, convertido en el aguafiestas y castrador principio de la realidad. En esa pugna el cine producido por Amblin Enterteinment generó todo un universo en el que la infancia se convertía en una suerte de interpretante heroico del complejo y retorcido mundo de los adultos.

Por otro, el cine exploit de directores como John Carpenter, un cine protagonizado por esos monstruos que tan queridos son precisamente por ese mundo de los niños para constituir un relato en el que precisamente encarnan metafóricamente ese principio de realidad, de muerte, que sin comprenderlo del todo se aprende a temer como parte de un proceso de maduración que erosiona la propia infancia.

Todo esto está en "Stranger Things", una serie que con encantadora modestia se presenta como un magistral cuento de miedo en el que un grupo de niños deben enfrentar a un monstruo que es fruto de ese sueño de la razón, el único sueño al que los adultos pueden ya abandonarse.

Pero sobre todo, "Stranger Things" es la conmovedora historia de Eleven, con un pie en el mundo de los niños y el otro en el mundo de los adultos.

No te la puedes perder.

Brillante.

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