Filmada en 1960, "Kapó" es la segunda película del italiano Gillo Pontecorvo, uno de los grandes realizadores del cine político italiano junto seguramente Francesco Rosi.
Nos cuenta la terrible historia de Edith, una niña judía encerrada en el sistema de campos de concentración de la Alemania nazi y su progresivo proceso de endurecimiento y animalización que culmina con la protagonista convertida en kapó o guardiana de los otros prisioneros.
Pero "Kapó" no es una película redonda.
En realidad, son dos películas en una.
La primera que describe ese proceso de endurecimiento es magnífica, pero la segunda mucho más melodramática, lindando casi con el drama romántico, no lo es tanto.
Desde que aparecen los trabajadores rusos en el campo de concentración femenino la película adquiere un incómodo carácter retórico, manido, facilón que bruscamente contrasta con la sobrecogedora desnudez con que Pontecorvo describe el proceso de abyección que sufre el alma de Edith.
Y se me antoja que ese enamoramiento que viven Edith y Sasha es claramente imposible de acuerdo con la logica deshumanizadora que se instaura como pavorosa mecánica en esa primera parte.
Honestamente no creo que sea posible amar cuando la máxima preocupación debe ser quitarle media patata a tu compañero de barracón... Llamadme loco, pero no lo veo. No me lo creo.
Pero parece que el joven e inexperto Pontecorvo es incapaz de evitar caer en el melodrama, en la imposibilidad del amor desde la experiencia de ese sentimiento en lugar de hablar de la imposibilidad del amor desde la propia imposibilidad de experimentar ese sentimiento. Algo que creo que casa más con la atmósfera de un campo de concentración.
Y por ahí se me cae un poco esta "Kapó" convertida en un magnifico ejemplo de como el sentimentalismo, esa enfermedad tan burguesa, puede arruinar una buena historia.
Porque supongo que uno puede dormir mejor pensando que la belleza es posible hasta el mismisimo infierno, pero tiene pinta de que no.
Aceptable.
Nos cuenta la terrible historia de Edith, una niña judía encerrada en el sistema de campos de concentración de la Alemania nazi y su progresivo proceso de endurecimiento y animalización que culmina con la protagonista convertida en kapó o guardiana de los otros prisioneros.
Pero "Kapó" no es una película redonda.
En realidad, son dos películas en una.
La primera que describe ese proceso de endurecimiento es magnífica, pero la segunda mucho más melodramática, lindando casi con el drama romántico, no lo es tanto.
Desde que aparecen los trabajadores rusos en el campo de concentración femenino la película adquiere un incómodo carácter retórico, manido, facilón que bruscamente contrasta con la sobrecogedora desnudez con que Pontecorvo describe el proceso de abyección que sufre el alma de Edith.
Y se me antoja que ese enamoramiento que viven Edith y Sasha es claramente imposible de acuerdo con la logica deshumanizadora que se instaura como pavorosa mecánica en esa primera parte.
Honestamente no creo que sea posible amar cuando la máxima preocupación debe ser quitarle media patata a tu compañero de barracón... Llamadme loco, pero no lo veo. No me lo creo.
Pero parece que el joven e inexperto Pontecorvo es incapaz de evitar caer en el melodrama, en la imposibilidad del amor desde la experiencia de ese sentimiento en lugar de hablar de la imposibilidad del amor desde la propia imposibilidad de experimentar ese sentimiento. Algo que creo que casa más con la atmósfera de un campo de concentración.
Y por ahí se me cae un poco esta "Kapó" convertida en un magnifico ejemplo de como el sentimentalismo, esa enfermedad tan burguesa, puede arruinar una buena historia.
Porque supongo que uno puede dormir mejor pensando que la belleza es posible hasta el mismisimo infierno, pero tiene pinta de que no.
Aceptable.
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